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Centro y Periferia – Antonio Monasterio Ensamble

Reseña
Por Benjamín Olivares Díaz

Centro y Periferia es un álbum musical nominado a los premios pulsar 2020 en la categoría

de “mejor artista de jazz fusión”, que posee obras del compositor Antonio Monasterio e

interpretadas por su ensamble, junto a quienes fue nominado a artista del año en la misma

edición de pulsar. El disco es un trabajo mayoritariamente de la región de Valparaíso, siendo

la productora, en materias de ingeniería de audio, grabación, mezcla, master y marketing,

el sello “Mescalina”. Este disco nace desde una visión musical compuesta por diversos

elementos estéticos contemplados por Monasterio. Su paso por la Pontifica Universidad

Católica de Valparaíso (PUCV) debió ser un determinante en el aprendizaje de músicas

latinoamericanas, contrapuestas a la tradición escrita europea, estas dos influencias tienen

una viva presencia en sus trabajos, pero destacan aún más el espacio a la improvisación,

las músicas de tradición oriental y sus complejas atmosferas rítmicas.

Sin embargo, las influencias de los interpretes participantes de la grabación son de suma

importancia. Tal como indica Monasterio en su entrevista en “Radio IMUS” (2018), su viaje

a Europa con su posterior desvío a Turquía y los estudios de aerófonos de origen búlgaro

por parte del interprete Tomás Carrasco, dieron origen a todo el proyecto que hoy en día se

contempla de forma fonográfica. La participación del guitarrista clásico Moa Edmunds y el

guitarrista eléctrico Nicolás Reyes, también juegan un rol importante en la materialización

del sonido de Centro y Periferia. Es importante destacar que todos los interpretes ya

nombrados son exalumnos de la PUCV, por lo que habitaron los mismos espacios durante

varios años y, a pesar de pertenecer a circuitos musicales distintos, sus experiencias

lograron converger de manera exitosa.


Con respecto a la música en sí, es posible apreciar una vasta cantidad de elementos

provenientes de distintas culturas y corrientes estéticas del mundo. Se pueden apreciar

técnicas extendidas que juegan con lo ambient, secciones rítmico-armónicas a modo de

vamp o loop que dan espacio a improvisaciones melódicas; la instrumentación y elección

tímbrica se desenvuelve con una libertad cuidadosa, haciendo uso de arreglos que dejan

entrever la influencia académica. La forma de las músicas varía, en algunos casos es

posible llegar a escuchar canciones con secciones que van de la A a la F.

Es la alternancia lo que hace interesante a este disco, una constante de dualismos ya sea

entre lo escrito y lo improvisado, entre lo tradicional y lo moderno, entre lo occidental y lo

oriental, entre Centro y Periferia.

A modo de reseña y para adentrarnos en los conceptos extra-musicales que dan vida a

Centro y Periferia, analizaremos a nivel sonoro distintos elementos que se pueden

desprender de las canciones: “Puerto Ácido”, “Camino a la Planta” y “Azules Makinarias”

que, para nuestra fortuna, son las tres canciones con transcripciones oficiales para guitarra,

a la venta desde el portal de internet del sello Mescalina. Intentaremos mencionar los

componentes transversales a nivel técnico o teórico musical y también a nivel de mezcla,

para crear relaciones con los conceptos que convergen a estas tres composiciones. Pero,

por la extensión de cada track, cabe añadir que no se hará un profundo análisis netamente

musical de cada uno, si no, esbozos que recalquen piezas fundamentales pertinentes para

el entendimiento general de estos, y de esta forma dar espacio a más nociones que se

pueden desprender del disco.

“Puerto Ácido” es el tercer track del álbum. Considero que es uno de los tracks con más

peso del proyecto ya que, según una mirada analítica parecida a la de S. Frith presentada

en “Hacia una estética de la música popular” (1987), es aquí en donde encontramos la

mayor fuente de autenticidad representada en la obra, en donde es posible ver como se

construye la identidad de cada integrante del ensamble. Es lógico que el título da el


concepto principal, una idea sobre la que pensar al momento de digerir la música, una guía,

y en este caso se refiere a Valparaíso, lugar en el que justamente cada interprete habitó y

desarrolló experiencias, conexiones humanas. Según palabras de Gabriela Sandoval sobre

este track que se alojan como prefacio a la partitura oficial (2020), podemos entender la

cantidad de dualismos que atañen a Valparaíso, un lugar en donde se contraponen distintas

experiencias, en un momento prima la contemplación y en otro la bohemia, acciones que

parecen ser determinadas por el espacio en donde se está. Es por esto que este track,

además de construir una identidad a nivel de banda, también responde al concepto del

álbum en general.

En cuanto a lo musical, “Puerto Ácido” está en la tonalidad de Do menor, pero no se puede

hablar con total firmeza sobre a cuál metro responde en general, según mi percepción,

siento que es un track que deambula por sensaciones ternarias, pero que en definitiva no

es algo constante. Los pulsos mutan, respiran, funcionan de manera orgánica y responden

al llamado de frases, no es necesario hacer un análisis matemático para poder cantar o

tararear las melodías que transitan por esta canción, solo con enfocarse en frases es

suficiente.

Sin embargo, esto no debe quitarle importancia al énfasis que se producen sobre las

modulaciones métricas, polimetrías y polirrítmias, que otorgan distintas sensaciones a

melodías concretas. Este aspecto teórico es aplicado a cada track del álbum.

La instrumentación se construye de manera dosificada, desde una guitarra solista hasta la

inclusión de todo el ensamble truncándose melodías. Se hace un fuerte énfasis en el

contraste de zonas de mayor densidad instrumental y fortaleza dinámica con partes de

mayor descanso, como podemos apreciar desde el minuto 04:04 hasta el 04:30. [ejemplo

musical].

Por último, la forma responde a una colección de motivos que parecen ser construidos

desde el Groove y pasa por una sección de solos.


“Camino a la Planta” (sexto track), según palabras de Monasterio en la transcripción para

guitarra oficial, indica que es una canción que responde a un imaginario de su infancia que

nace a partir de experiencias personales en el Sur, por lo que se aleja de la espacialidad

porteña de Valparaíso. La Planta, representa el lugar en donde trabajó su padre por más

de veinte años, una fábrica maderera y que un día, cuando el bosque dejó de pertenecerle

al Sur y sus habitantes, lo echaron. Tener estas nociones en cuenta sobre la canción, nos

permite tener más perspectiva sobre los elementos que se desarrollan en la obra. También

es posible desprender un mensaje político, una crítica al sistema de acumulación de

riquezas, que antepone la propiedad de las tierras por sobre el bienestar de sus habitantes.

Sobre lo musical, esta canción sigue una estructura parecida a los demás tracks, su

tonalidad es Do menor y nuevamente el metro parece respirar.

En este caso se acopla el Oud, instrumento árabe interpretado por Monasterio, desde el

minuto 00:39. [ejemplo musical].

Un aspecto interesante que destacar es la modulación métrica que se genera en este caso

para la sección de solos, en donde se comienza a percibir lo que desde un inicio es la

subdivisión de corchea, como una negra, lo que genera una sensación de pulso acelerado.

Esto se presencia desde el minuto 01:23 hasta 01:51. [ejemplo musical].

Un lugar en donde convergen polimetrías y modulaciones métricas es desde el minuto

05:15 hasta el final, en donde se manipulan las figuras rítmicas para cambiar las

sensaciones de pulso. [ejemplo musical].

Para finalizar, “Azules Makinarias” es el primer track del disco y aquel que presenta el

espacio principal, Valparaíso. Siendo estas “makinarias”, el símbolo que representa el

límite, ¿de qué? De los dualismos que dan combustible a este proyecto, de la calma y la

ansiedad, el dentro y el afuera, del centro y la periferia… esto en palabras de Antonio

Monasterio en el prefacio de la partitura oficial de la obra.


La canción, nuevamente en Do menor, inicia con una guitarra sola poseedora de un timbre

metálico. Se introducen instrumentos por medio de efectos sonoros electrónicos o que

parecen ser producto de postproducción y también técnicas extendidas, que crean una

reminiscencia al movimiento de las “makinarias” y el mar. Esto es apreciable en el minuto

00:31. [ejemplo musical].

Es también importante mencionar que hasta el minuto 01:35 dura la introducción, que posee

un metro de 4/4 para establecer un discurso claro sobre el concepto del álbum, luego de

esto comienzan las alternancias de pulsos.

Algo a destacar sobre estas alternancias entre metros irregulares (como 7/8 u 11/16), es

que no parece ser necesario hacer cálculos matemáticos para poder cantar, sobre esto es

pertinente recordar las nociones que presentan Alba González y Jordi Roquer sobre ritmos

y sensaciones de metros compuestos en “Amalgama vs. aksak. Sobre la conceptualización

del ritmo asimétrico en la música popular urbana” (2016). Y es que, si nos predisponemos

a escuchar las distintas obras de Centro y Periferia desde una mirada aksak, es decir, sin

contar cada subdivisión y enfocarse en alternancia entre pulsos largos y cortos, podremos

sumarnos a las claves rítmicas de manera más natural.

Para finalizar, la forma se corresponde con los ejemplos anteriormente expuestos,

poseyendo frases largas y dispuestas al desarrollo, sumado a solos, en este caso de

guitarra, ney (instrumento aerófono de Oriente Medio) y batería.

A modo de cierre, es posible decir que los tracks poseen una mezcla y masterización que

suman a las ideas compositivas y conceptuales, ayuda a que se sienta como una música

orgánica, como si cada instrumento fuese grabado en vivo y los efectos sonoros

electrónicos no interfieren con esta estética, incluso ayudan a darle más fortaleza al álbum

en su totalidad. Sobre el soundbox, cada elemento se siente dentro de un lugar standard,

el uso del campo estéreo es aprovechado de manera inteligente y se toman decisiones de


transiciones entre izquierda y derecha dependiendo del contexto, que se alimentan del

contraste que existe en el concepto de Centro y Periferia.

La identidad construida desde este disco revela que la figura de Antonio Monasterio, como

compositor, está siempre mirando hacia adelante y atrás, hacia experiencias personales y

ajenas, son los contrastes entre dos espacios, cuerpos u objetos los que definen su forma

de armar este trabajo.


Bibliografía

Frith, S. (2001). “Estética de la música popular”, en Las culturas musicales: lecturas de


etnomusicología (Francisco Cruces coord.) págs. 413-436. Madrid: Trotta.

González, A y Roquer, J. (2016). Amalgama vs. aksak. Sobre la conceptualización del ritmo
asimétrico en la música popular urbana. El oído pensante, Vol. 4, nº2.
http://ppct.caicyt.gov.ar/index.php/oidopensante

Monasterio, A. (2018). Azules Makinarias [Canción]. En Centro y Periferia. Mescalina.

Monasterio, A. (2018). Camino a la Planta [Canción]. En Centro y Periferia. Mescalina.

Monasterio, A. (2018). Puerto Ácido [Canción]. En Centro y Periferia. Mescalina.

Monasterio, A. (mayo, 2020). Azules Makinarias [partitura para guitarra sola]. Mescalina.

Monasterio, A. (mayo, 2020). Camino a la Planta [partitura para guitarra sola]. Mescalina.

Monasterio, A. (junio, 2020). Puerto Ácido [partitura para guitarra sola]. Mescalina.

Radio IMUS. (2018). Antonio Monasterio #RadioIMUS2018. [Archivo de Video]. Youtube.


https://www.youtube.com/watch?v=a71_X4KMBL0&t=113s&ab_channel=RadioIMUS

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