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a dimensión económica en sentido formal,1 es decir, como procesos de producción y reproducción de Capital, integrados y trasnacionales.

Esta dimensión se apoya y se hace operativa desde una dimensión política, que refiere el proyecto de ordenamiento de los diversos niveles de la comunidad humana (desde lo personal, vivencial y local, hasta los
ordenamientos institucionales nacionales e internacionales y sus diversas normas) en torno de una servidumbre hacia la generación de Capital. Lo anterior es posible si se forja una entrega tácita y/o abierta de la subjetividad humana a tales dimensiones: se trata de la dimensión ideológica, que refiere la formulación, asimilación e internalización de un
constructo cultural que nos dice que la vida humana sólo es posible al interior de las pautas de crecimiento del Capital.

La habitual y hegemónica reduce la aldea a un componente económico-formal, y la entiende como un mercado-mundo.

Esta colaboración-competencia y este derribar-muros-yaplanar-mundo, es indicio de un “suficiente movimiento de bienes e información entre los continentes” que construye un mercado globalizado. 4

diversas amenazas globales. La primera alerta fue, quizás, el lanzamiento de la primera bomba atómica en Hiroshima

el cálculo individualista de utilidad y obtención de ganancias) se trasmuta en amenaza global

el planeta como si fuera un eterno lugar para su explotación. Esta catástrofe es palpable hoy día con los irreversibles fenómenos de calentamiento global, el cambio climático, la degradación ecológica, y la agresividad de agentes patógenos desatados en contra del ser humano (como el Covid 19), por efecto de la acción humana bajo pautas de rentabilidad.

El mercado-mundo conduce al suicidio colectivo, al ecocidio, y a una sociedad sin esperanza

El del agotamiento de los recursos naturales, resultado de una sobreexplotación depredadora y destructora de aquello que nos sustenta en la existencia , y basado en una cosmovisión que comprende la tierra como depósito muerto e inerte , disponible para ser explotado. El de la nosustentabilidad del planeta: este ya perdió capacidad de recuperación y regulación de su biomasa, desestructurando su capacidad de sostener la vida humana; el fenómeno es responsabilidad de una forma social orientada por el lucro y pautas de extracción depredadora e hiperconsum o. Aquí se hacen presentes modos de vida donde unos pocos sustentan sus privilegios en el uso y abuso de los muchos y de la naturaleza, generando un cataclismo social de indiferencia ante el dolor y guerras crecientes: se trata del nudo de la injusticia social mundial o crisis de la convivencia humana, que provoca el desmoronamiento de las posibilidades de la convivencia humana e incapacita para hacer frente a tales nudos.

sucesivos ciclos sistémicos de acumulación de Capital

suponer el papel entusiasta de los individuos en el logro del bien común a través de su afán de lucro. En realidad, este punto es, precisamente, el problema

Se trata, como quedó indicado arriba, de procesos de producción de capital, integrados y transnacionales. Es un núcleo formal, desarrollo del principio de intercambio de mercado, que poco a poco empieza a concebirse como mercado autoregulado, y a difuminarse por todas las dimensiones de la existencia. De entre los muchos tipos de relaciones posibles y necesarias para el habitar humano, las relaciones mercantiles abarcan y subsumen todas las relaciones

“ataques organizados contra las instituciones y bienes públicos, siempre después de acontecimientos de carácter catastrófico, declarándolos al mismo tiempo atractivas oportunidades de mercado”

Es su dimensión ideológica: la formulación, asimilación e internalización de un constructo cultural que indica que la vida humana sólo es posible al interior de las pautas de crecimiento del Capital

Esta universalización de lo que supuestamente “la gente imagina” es, en realidad, un producto del mercadeo de la empresa trasnacional, donde todo es competencia, donde el bien común se materializa y expresa en dinero, y donde la realización humana se produce al interior de las relaciones mercantiles.

}el consenso se elabora desde la cotidianidad inculcada de la competencia. Se trata de un proceso de mercantilización: “el proceso de transformar en cosas o servicios comprables -es decir, en mercancías- lo que antes eran entretenimientos públicos, actividades vecinales o el rol de los amigos”.21

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En tal sentido, posibilitan la sujeción de las conciencias, y buscan (y logran) que la sociedad articule sus relaciones entre sus miembros y entre estos y su entorno desde el valor de la mercancía y la ganancia, haciendo de este valor la forma expresiva más alta de humanidad. El constructo así logra

pensamiento categórico e imperioso que se impone como si fuera naturaleza- genera diversas
invisibilizaciones y ceguer

los limites no-económicos del sistema: el hecho de que aquello que lo sostiene es el ser humano y
la naturaleza, que es justo lo que destruye con su frenética actividad. Invisibiliza también la gente
y la naturaleza que vive al interior del sistema: sólo deja aparecer, o los más productivos, o un
reality maquillado de felicidad. Invisibiliza su aspecto ideológico manipulado, presentándose como
si fuera la verdadera naturaleza humana

r, se desarrolla sobre la muerte silenciosa y silenciada del entorno planetario y humano. Se


incapacita al ser humano para la esperanza, la crítica y la convivencia, y lo conduce al suicidio
colectivo.2en tanto que al abandonar lo que no sea rentable o productivo en términos de capital o
reconvertirlo hacia algo rentable, genera la compulsión de cada ser humano y sus instituciones,
por una competitividad y eficiencia que se sostiene destruyendo su base de vida misma.

la naturaleza no es la vida concreta y medioambienta, sino valores mercantiles, y los que se


oponen a dichos valores

mercantiles (defendiendo derechos humanos y medioambientales) son vistos como enemigos, y


condenados en consecuencia. S

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