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14 nos dice:
“Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y
levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.”
7. Oremos al Señor:
estaban allí, por eso podía saber todas las cosas, Jesús
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podía saber todas las cosas también, ¿ve? Porque en el
otro cuerpo se puede saber todo.
96. Ahora vea que lo mismo, lo mismo Dios lo está
día es, que cada vez que viene algo de parte de Dios,
y vemos que es la Palabra, y usted y yo teníamos una
idea diferente a eso, echamos a un lado lo que no es
la Palabra y nos quedamos con la Palabra; eso es lo
mismo que dice el Hermano Branham, dice: “Quédese
con la Palabra,” y él dice que tenemos que buscar lo
que es correcto y quedarnos con lo que es correcto, por
lo tanto, echamos a un lado lo que no es correcto.
103. Ahora vea usted que estamos en un tiempo en
ahí en la parte Este del Edén, todas las cositas que hay
ahí, todas las cositas que tenemos que ver y de las que
tenemos que participar.
127. Bueno, sabemos que estamos comiendo del Árbol
algo... porque tenemos que ver todo lo que hay ahí. Mire,
hemos entrado de regreso al Edén, al Huerto del Edén, y
ha amanecido, ahora es que nosotros estamos viendo las
cosas que hay ahí dentro, ahora es que nosotros estamos
viendo, y como ha sido un nuevo amanecer, ha sido por
la mañana. “¡Oh, pero mira esto estaba aquí también,
mira esto también.” ¿Ve? Entonces estamos más bien
despertando a la realidad de un nuevo mundo, de una
nueva dispensación, de un nuevo lugar y de nuevas cosas
que no estaban fuera del Edén, sino en el Huerto del
Edén, en el Este; fuera no estaban esas cosas.
129. Por lo tanto, entonces esperamos que el Señor nos
ayude a ver todas las cosas que hay ahí en el Huerto del
Edén y cómo recibir el beneficio de ellas, porque todas
son para nosotros, y era ahí en el Huerto del Edén, en
la parte Este, donde único había vida eterna. Cuando
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fueron sacados de ahí, fue que entonces pudieron morir,
mientras estuvieran allí dentro se agarraban del Árbol
de la Vida, seguían viviendo eternamente; imagínese,
viviendo eternamente como pecadores, pero Dios tenía
que arreglar eso para después decir: “Ahora vengo.”
130. Mire, vamos a terminar aquí porque sino les digo