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Algunos tópicos acerca de la masculinidad.

Dr. Gabriel García Salyano. EAPSEC A. C.✼

La sexualidad de las personas es resultado de un proceso histórico y social, cuyo


significado es diferente de una época a otra, de una región a otra, de una cultura a otra e
incluso dentro de una misma cultura, pero en general se ha tomado como punto de
partida las diferencias biológicas y físicas entre mujeres y hombres, para construir
desigualdades que dan lugar a una supuesta superioridad de los hombres y lo masculino
sobre las mujeres y lo femenino.

El que nazcamos con genitales masculinos condiciona que vayamos siendo


formados de una manera diferenciada con respecto a las mujeres.

En nuestra sociedad el nacimiento de un varón (sobre todo si es el primero) por lo


general es un acontecimiento más “feliz” y “afortunado” que el nacimiento de una niña, ya
que esto representa, para empezar, la continuación de la estirpe, que el apellido paterno
no se pierda, es decir ha nacido el heredero del nombre y posesiones del padre.

Los niños van siendo formados en la idea de que son superiores a las niñas y que
las mujeres están obligadas a servir a los hombres, empezando por su madre y sus
hermanas.

En la familia y en otros espacios sociales (la escuela, las iglesias, en la calle, a


través de la televisión, la radio, historietas, revistas, etc.), se va enseñando
cotidianamente a los niños que hay cosas que “son de hombres” y otras que “son de
mujeres”, desde ropas, colores, juegos, actitudes, trabajos, sentimientos, conductas, etc.

Así sucede que en el hogar a los niños se les viste de azul y se les corta el pelo;
juegan con carritos, canicas, juguetes que simulan armas, imitan lo que ven por televisión
y juegan a matar, imitan lo que ven en casa y aprenden a ejercer violencia, juegan sobre
todo para ver quien gana, quien es mejor, sus juegos son al aire libre o en la calle. Les
enseñamos que no deben demostrar miedo, dolor, afecto, emociones “eminentemente
femeninas”, no deben llorar, ni quejarse y mucho menos rajarse “ni que fueran viejas”, “no
sea puto”, es decir deben ser rudos y duros.

A los hombres desde niños se nos enseña a competir y a identificar la derrota con
debilidad y por lo tanto con lo femenino. “vieja el último”.

Desde niños aprendemos que los hombres trabajan y su ámbito es el público y las
mujeres se quedan en la casa, en lo privado, haciendo las labores “propias del hogar” y
“propias de su sexo”, por lo cual se nos va preparando para enfrentar al mundo y
conquistarlo, ya que “el mundo es de los audaces” y “sólo el más fuerte sobrevive”, por
ello a los niños se les envía en mayor proporción a la escuela y alcanzan mayor grado de
estudio que las mujeres, “pues van a ser responsables de una familia”.

Por supuesto que lo anterior es una falacia, sino no hubiera tantas mujeres que
mantienen a su familia, y no existiría la figura del “padre ausente”.


Equipo de Apoyo en Salud y Educación Comunitaria, Francisco León # 76.
De tal manera que los hombres trabajamos de choferes y las mujeres lavan
pañales; los hombres son albañiles y las mujeres recamareras; los hombres son
boxeadores y las mujeres educadoras en jardín de infantes; los hombres van a chaporrear
y las mujeres hacen tortillas; los hombres son policías y las mujeres barren las calles; los
hombres son presidentes y mandan, en tanto que las “primeras damas” reparten
despensas del DIF, es decir se produce una especialización laboral por sexo. Cierto que
ha habido cambios en este sentido, pero aún así se mantiene una diferenciación sexual
del trabajo.

También desde niños aprendemos que son las mujeres las responsables de la
crianza de hijos e hijas, son ellas las que “por su naturaleza”, “por que así las hizo dios” se
encargan de engendrar, parir, amamantar, alimentar, limpiar, cuidar durante la salud y la
enfermedad, ayudar en las tareas escolares, asistir a las juntas de “padres” de familia.

Igualmente desde pequeños los hombres aprendemos a mandar a las mujeres y a


los otros hombres que consideramos débiles, y aquí hay algo fundamental, mandamos
sobre lo que consideramos nuestro y sobre nuestra propiedad ejercemos nuestro poder.

De tal manera que conforme vamos creciendo se va desarrollando en nosotros un


concepto de lo que es “ser un hombre de verdad”:

Fuertes, trabajadores, fríos, poderosos, protectores, responsables, seguros,


activos, ordenados, inteligentes, listos, racionales, ganadores, valientes, independientes,
honrados, cumplidores, abastecedores, astutos, leales, agresivos, galantes,
conquistadores, caballerosos, violentos, duros, enfrentamos los retos y corremos riesgos
faltaba más, no nos dejamos llevar por las emociones, tenemos dominio, poder, sabiduría,
somos libres, somos lideres, somos los que aportamos el dinero y además es nuestro
dinero, lo que decimos y hacemos siempre es importante, no andamos metidos en
chismes ni argüendes “eso es cosa de viejas”, nosotros hacemos mejor las cosas que las
mujeres, somos heterosexuales y muy machos, sexualmente tenemos la iniciativa y no
hay quien nos gane, siempre estamos listos para el sexo y la hora de tenerlo acabamos
rápido, podemos decir groserías, fumar y tomar cuanto queramos, en fin somos como
aquel “ranchero enamorado que era borracho, parrandero y jugador” que “por aquellos
campos no dejaba ni una flor“.

Pero además algunas de las características mencionadas anteriormente, son más


bien mitos o falacias, algunos ejemplos:

✰ Abastecedores y cumplidores: algo bastante dudoso ante la existencia de millones de


mujeres que con sus hij@s son abandonadas a su suerte y convertidas en jefas de
familia. Se habla que la cuarta parte de los hogares mexicanos son encabezados por una
mujer.

✰ Responsables: por lo menos en términos de la crianza de l@s hij@s los hombres por lo
general nos desatendemos y cuando algo pasa con ell@s es que “la mujer no supo
educar bien a sus hijos”.

Esta masculinidad o forma de entender lo que es ser hombre, es a la cual nos


debemos sujetar los varones so pena de ser considerados “afeminados”. De tal forma que
los hombres estamos en perpetua competencia —alguien dice que guerreamos y que la
guerra es una invención masculina— con otros hombres y tenemos la obligación social de
asumir, actuar o fingir estas características de ser hombre, tengan o no que ver con
nuestros deseos y aunque nos deje una sensación de vacío.

La masculinidad tradicional no permite que los hombres vivamos y gocemos la


paternidad, la exigencia de ser importante, de tener poder y estatus obliga a pasar más
tiempo en el trabajo y alejarse del hogar, la familia y l@s hij@s, además que no se nos
enseña a cultivar las habilidades emocionales para criar, cuidar y amar a nuestr@s hij@s,
ya que los hombres debemos ser duros como un roble y fríos como una piedra .

La sexualidad masculina

Los hombres desarrollamos y vivimos nuestra sexualidad teniendo como eje


nuestros genitales, nuestro pene, ya que ese órgano es lo que nos “hace hombres”, por
ello cuando ocurre nuestra adolescencia también se inician los “torneos” para competir
con otros para ver quien tiene el pene más grande, quien orina más lejos, quien eyacula
más rápido, quien es el primero en tener relaciones sexuales. Cómo hay que demostrar
hombría es común la mentira, inventando encuentros sexuales en los que el vigor sexual
del susodicho lo hacen parecer un super hombre o mejor dicho un semental de feria. Hay
quien considera a la mentira como consustancial al hombre.

Los jóvenes van aprendiendo que la mejor relación sexual es aquella en la que
ellos disfrutan y terminan pronto, sin importar el disfrute de su pareja.

Esta sexualidad centrada en el pene y en la satisfacción masculina, produce


también el efecto de que separemos el placer sexual de los sentimientos, es decir que lo
importante es descargar la tensión sexual, es demostrar a la pareja y a nosotros mismos
que sí funcionamos, que sí somos hombres, es la confirmación de nuestra masculinidad,
independientemente de si sentimos afecto o no por la otra persona.

La masculinidad y la salud de los hombres.

La manera en que comúnmente los hombres vivimos y expresamos nuestra


masculinidad tiene graves costos a nuestra salud.

Algun@s autor@s plantean que los hombres vivimos una sexualidad mutilada,
centrada en la genitalidad y en la penetración como práctica erótica privilegiada
cosificando el cuerpo de sus parejas sexuales, pero además en la constante demostración
de hombría.

Esta demostración de hombría hace que los hombres cotidianamente enfrentemos


la vida corriendo riesgos, muchas veces de manera irresponsable, aunque en ello nos
juguemos la vida y la de las personas cercanas a nosotros, pareciera que asumimos
plenamente las frases de “la vida no vale nada” y “para morir nacemos”, pero partiendo de
una sensación de que somos muy fuertes y no nos va a pasar nada, es decir nos
sentimos “Juan Camaney”.

Pero vayamos viendo los efectos que está manera de ser hombres tiene sobre
nuestra salud.
Se dice que los hombres somos más fuertes que las mujeres, pero...

Si bien nacemos más hombres, lo real también es que morimos en mayor cantidad
desde el embarazo, después del nacimiento y a lo largo de toda la vida.

Las tasas de mortalidad masculina son más altas que las femeninas en todos los
grupos de edad, excepto en el de 1 a 4 años. En 1991 por cada 100,000 mujeres morían
415, en tanto que por cada 100,000 hombres morían 545, lo que significa que mueren
32% más hombres que mujeres.1

En nuestro país la esperanza de vida era de:

En 1930, de 36 años para los hombres y de 37.5 años para las mujeres, es decir + 1.5
años más2.

En 1980, de 62 años para los hombres y de 68.5 para las mujeres, es decir + 6.5 años
más3.

En 1994 la esperanza de vida fue de 71.6 años en general4, pero al separarla entre
hombres y mujeres, se mantiene una diferencia de más de 5 años a favor de las mujeres.

Hasta los 44 años el número de hombres y mujeres es casi igual, pero a partir de los 45
años las mujeres representan el 51.2% y para los 75 años representan el 57.9%
respectivamente para esos grupos de edad.5

Hay más viudas que viudos.

¿Pero de qué morimos los hombres?

Las primeras 5 causas de muerte6 de hombres en 1991 eran:

1. Accidentes, principalmente por vehículos de motor.


2. Enfermedades del corazón, una vida de constante angustia.
3. Tumores malignos. De pulmón (nos hechamos un cigarrito) y de próstata (a mi nadie
me mete el dedo, no sea que me guste).
4. Cirrosis y otras enfermedades del hígado (una copita compadre y pues una no es
ninguna).
5. Homicidios y lesiones infligidas intencionalmente por otras personas

Para el año 1991, 1 de cada 10 muertes fue por accidentes, 36% de ellos debido a
vehículos de motor. La edad promedio de las personas fallecidas fue de 29 años. Los
hombres representaban el 87% de las muertes violentas7.

1
México, panorama general de salud, artículo basado en el informe de la OPS de 1994.
2
Algunos números, De Keiser, B. Mimeo. Sin fecha
3
Idem.
4
20 años de Salud en México, Frenk Julio, Nexos Virtual, Enero 9 2001.
5
México, panorama general de salud...
6
Idem.
7
Idem.
La violencia pública es de hombres contra otros hombres, los hombres somos las
principales víctimas, pero también los victimarios en los asaltos y asesinatos fuera del
hogar, así como de los conflictos militares y sociales8.

La primera causa de muerte de hombres son los accidentes, entre las mujeres es
el octavo lugar.

En algunos estados de la república el homicidio es la primera o segunda causa de


muerte entre la población de 15 a 44 años.

Ahora además el SIDA se ha convertido en la tercera causa de muerte entre la


población masculina de 15 a 44 años9.

Como para suicidarse, ¿no cree?

De cada 4 intentos de suicidios, 3 son por mujeres.


De cada 4 suicidios consumados, 3 de los difuntos son hombres 10. Nosotros no
nos andamos con cuentos. De acuerdo a una nota de prensa11 de enero a abril de este
año en la ciudad de México se registraron 135 suicidios, de estos 106 fueron hombres y
29 mujeres.

¿Y si nos echamos un traguito para los nervios?

82% de la población masculina ingiere cotidianamente bebidas alcohólicas contra 44% de


la población femenina.

El alcohol interviene en el 60% de los accidentes de tránsito.


en el 57% de los suicidios.
en el 57% de las detenciones policiacas.

Si juntamos las muertes por:

Accidentes Podemos afirmar que el alcoholismo


Homicidios En las cuales interviene el alcohol, es la primera causa de muerte entre
Cirrosis los hombres.

Pero el alcoholismo no es propio de la “naturaleza masculina”, sino podríamos


catalogarlo como una epidemia inducida, en la que los varones aprenden que a través de
la alcoholización pueden vivir situaciones de riesgo que los legitiman como hombres,
aunque en el proceso puedan encontrar la propia muerte12.

8
Baste hacer una revisión de la nota roja de cualquier diario.
9
20 años de salud en Mexico, Frenk, J.
10
Algunos números, De Keiser, B.
11
La Jornada 17 de mayo 2001.
12
Salud sexual: ventajas de la responsabilidad compartida. Figueroa, J. Letra S, diciembre 7 de
2000
Muchos accidentes y homicidios son resultado de una exposición intencional a
situaciones de riesgo, legitimada por un modelo de masculinidad que presenta como lo
máximo al “héroe” que cuenta las historias y situaciones en las que ha salido victorioso. A
lo anterior algunos autores le llaman “negligencia suicida”, en la que se aprende a usar y
abusar del cuerpo, minimizando el cuidado del mismo e incluso considerando cualquier
atención hacia él como muestra de fragilidad y debilidad13.

¿Y la vida sexual?

Esta baja percepción de riesgo también se manifiesta en la vida sexual, a pesar de


toda la información sobre las infecciones de transmisión sexual y el SIDA, la utilización de
medidas de protección entre los hombres es muy baja, dado que se considera que
cuidarse es poco masculino y exigen tener relaciones sexuales desprotegidas como
afirmación de su autoridad.

 Se estima que por lo menos la tercera parte de los jóvenes de entre 18 a 25 años con
vida sexual activa no usan condón14.
 Para 1998, el 82% del total de casos acumulados y registrados de jóvenes infectados
con VIH eran hombres.
 En México los hombres usan en promedio 1-2 condones al año.
 Para muchos hombres es un orgullo el tener múltiples parejas sexuales, práctica
aceptada y promovida socialmente desde la adolescencia.
 Algunos hombres consideran como factor de riesgo el “tipo de mujer” con la que tiene
encuentros sexuales, pero no se consideran a sí mismos como un riesgo hacia otras
personas. No necesitan cuidarse de “su mujer”, pero no piensan si ella se debe cuidar
de ellos.
 Los hombres aprenden a ejercer su sexualidad sin necesidad de darle seguimiento a
las consecuencias de la misma. Se habla de una sexualidad irresponsable, no en
términos moralizantes, sino porque los varones se acostumbran a no responder por lo
que ocurre con su sexualidad, porque se asume que las consecuencias de la práctica
sexual masculina no ocurren en su cuerpo.

¿Hogar dulce hogar?

Si la violencia pública la ejercen los hombres principalmente hacia otros hombres


la violencia privada la ejecutan sobre las mujeres y los hijos e hijas en la casa.

 50% de los padres mexicanos ejercen la violencia en el hogar.


 Para 7 de cada 10 hombres castigar es parte de la educación de l@s hij@s.
 Sólo dedican 25% del tiempo dedicado por las madres al cuidado de l@s hij@s15.
 Muchos hombres piensan que mostrar cariño o apoyo a sus seres queridos les resta
autoridad y hombría.

Por lo anteriormente expuesto se puede concluir que la forma en que se ejerce la


masculinidad es un riesgo a la salud no sólo de los hombres, sino también de las mujeres
y de los niños y niñas.

13
Salud sexual, Figueroa, J
14
En cifras. De los jóvenes y algo más, Letra S, Diciembre 3 de 1998.
15
Datos tomados de “Los padres mexicanos”, López Castañeda, M., Letra S, julio 1 de 1999

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