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UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMON

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS


ADMINISTRACION DE EMPRESAS
COCHABAMBA – BOLIVIA

Preguntas de clase 3

ESTUDIANTE: SULLCA ALEMBERT YAKKOV

MATERIA : Mercadotecnia 2

DOCENTE : Lic. Navia Gustavo

GRUPO : 02

Cochabamba – Bolivia
1. ¿Cuál ha sido la biblioteca más antigua creada por el ser humano? ¿Cuál es el
valor que tiene una biblioteca? Biblioteca de Alejandría

Quizás no podamos saber cuál es la biblioteca más antigua del mundo, pero sí cuál es
la más antigua que ha seguido en funcionamiento hasta la actualidad, se trata de la
biblioteca de al-Qarawiyyin, en Fez, Marruecos. Fue fundada en 859 por Fátima El-
Fihriya. Fátima era la hija de un rico comerciante, decidió invertir la herencia que su
padre le legó en la creación de una biblioteca y una madrasa, una escuela que acabó
convirtiéndose en una universidad.

Al-Qarawiyyin, pues, es la biblioteca en funcionamiento más antigua de la que se tiene


registro. Contiene una valiosa colección de manuscritos que van desde una copia de la
Muqadimmah, la famosa obra medieval del historiador andalusí Ibn Jaldún, hasta un
Corán del siglo IX. Algunos de estos libros no estaban bien conservados en el antiguo
edificio y habían sido dañados por la humedad.

La reciente restauración ha ido a cargo de la arquitecta Aziza Chaouni, que ha logrado


un sano equilibrio entre el respeto por el edificio original y la usabilidad del espacio,
con el fin de que vuelva a ser un centro social y cultural en el que se pueda trabajar
con comodidad. Se han conservado los aspectos históricos y emblemáticos de la
biblioteca, pero introduciendo paneles solares o sistemas sostenibles de recolección de
agua para el riego para mantener los edificios.

Todo un logro que una biblioteca se haya mantenido en funcionamiento


ininterrumpido a lo largo de nada menos que 1158 años.
Una de las bibliotecas más antiguas del mundo, con más de 1000 años de historia, por
fin se encuentra abierta al público en la ciudad de Fez, en Marruecos, África, después
de una jornada de cuatro años de restauración.

Hasta hace poco para acceder a ella se tenía que solicitar un permiso y era
exclusivamente para trabajos de investigación. Solo en 1940, durante el protectorado
francés, este recinto abrió sus puertas a las personas que no praticaban el islam.
La biblioteca Qarawiyyin forma parte del complejo educativo que fue creado en el año
859 d.C. y lo fundó Fátima Al-Fihri, una culta y acaudalada mujer que heredó una
gran fortuna de su padre, Muhammad Al-Fihri, que era un rico mercader. Este
complejo incluía la universidad, la biblioteca y una mezquita. El objetivo principal de
este proyecto era ayudar a los jóvenes de Marruecos que querían formarse.
Esta biblioteca alberga manuscritos de hasta 12 siglos de antigüedad y por sus salas
pasaron ilustres alumnos como el filósofo Ibn’ Arabí en el siglo XII y el historiador
Ibn Jaldún en el siglo XIV. Los escritos más importantes que resguarda son textos del
Corán escritos en el siglo IX y una de las colecciones más antiguas del hadiz islámico,
que son los primeros relatos de la vida y las palabras del profeta Mahoma.

Este lugar llegó a ser uno de los centros académicos y culturales más importantes del
mediterráneo, al grado de que con el tiempo se ganó el patrocinio de poderosos
sultanes. Su decadencia comenzó hasta inicios del siglo XX, ya que las familias ricas
del país preferían enviar a sus hijos a estudiar a París o Londres.
En la actualidad este centro educativo busca recuprar su prestigio y abre sus puertas
para que el mundo conozca sus escritos religiosos, literarios e históricos que ha
albergado por tanto tiempo.

Tanto los marroquíes como los visitantes extranjeros ahora podrán vislumbrar, por
primera vez, algunos de los manuscritos únicos, así como disfrutar de la arquitectura
de la biblioteca Qarawiyyin, que incluye una serie de patios con fuentes que son una
verdadera maravilla

Las bibliotecas son lugares mágicos, casi milagrosos. Estanterías y más estanterías
llenas de libros o, lo que es lo mismo, llenas de conocimientos, de historias, de
reflexiones. Las bibliotecas privadas nacen por eso que sentimos muchos lectores, que
los libros nos protegen, que son nuestros amigos, que queremos más y que no
queremos deshacernos de ellos tras haberlos leído. Cada uno acumula libros de
acuerdo con su espacio y sus posibilidades. Si eres rico, quizá un día tu biblioteca
aparezca en una lista como esta.
Las bibliotecas públicas son otra cosa, casi una rareza histórica: espacios que
permanecen ajenos al capitalismo, que permiten a quien quiera hacerse socio y tomar
prestados libros de forma gratuita, sin tener que dar nada a cambio. Los humanos
llevamos muchos siglos, incluso desde antes de la invención de la imprenta, guardando
con mimo y amor textos escritos. Estas son algunas de las bibliotecas más antigus del
mundo, públicas y privadas.

1. Biblioteca Al-qarawiyyin (Fez, Marruecos)

En el año 859 d.C., Fátima al-Fihri, una mujer que había heredado una fortuna de su
padre, fundó en Fez la primera universidad del mundo, aún en funcionamiento, a la
que en el siglo XIV se le añadió una biblioteca. Entrar en ella fue hasta hace no mucho
casi imposible: solo se permitió la entrada a no musulmanes en 1940 y, aun así, hacía
falta un permiso especial del Ministerio de Asuntos Islámicos. En 2017, tras una
reforma, reabrió buscando ser más moderna y menos opaca. Entre sus muros hay unos
30.000 volúmenes de obras (unos 4.000 manuscritos) de entre los siglos IX y XX.
Mucho texto religioso y joyas para investigadores.

2. Biblioteca del monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí (Monte Sinaí, Egipto)

Esta biblioteca, considerada la más antigua del mundo en funcionamiento continuo,


alberga 3.500 valiosísimos volúmenes en varias lenguas y la segunda mayor colección
de códices y manuscritos antiguos (la primera la tiene el Vaticano). Tiene la Biblia
original más completa conservada (en el Codex Sinaiticus, del 345 d. C.). Hace no
mucho se empezaron a estudiar unos palimpsestos (manuscritos en los que se ha
borrado el texto original para escribir algo nuevo encima) y las primeras palabras,
algunas en lenguas muertas, han ido saliendo a la luz. Es posible visitar el monasterio,
pero no la biblioteca.

3. Tripitaka Coreana (Gyeongsang, Corea del Sur)

Alojada en el templo de Haeinsa, la Tripitaka Coreana es la colección más completa de


textos budistas. No imagines libros “normales”: los textos están grabados en 81.258
bloques de madera y datan del siglo XIII (aunque el trabajo empezó ya en 1011). Todo
en la parte del templo en la que está la colección (tres pabellones) está pensado para
mantener unas condiciones de humedad, ventilación y temperatura óptimas para su
conservación. Por todo esto, no es posible visitarla (sí el templo), aunque hay algunas
ventanas por las que asomarse y adivinar algo de lo que hay en el interior.

4. Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca


Fundada en 1254 por Alfonso X El Sabio, es la biblioteca universitaria más antigua de
Europa, aunque en realidad no fue lo que entendemos ahora por biblioteca hasta años
más tarde. En el siglo XV ya se habla bastante de ella y en el XVI era conocida y
reconocida. Se sabe, por ejemplo, que en 1471 tenía 201 obras (parecen pocas, pero
recordemos que la imprenta se inventó en 1453), y que no fue instalada donde está
ahora, en la planta alta del claustro universitario, hasta 1509. En 1611 la colección
incluía 879 obras, aún pocas, pero en el siglo XVIII los fondos de la biblioteca se
multiplicaron. La sala principal es todo lo que imaginas: estanterías de madera en dos
pisos con adornos barrocos llenas de libros antiguos y algunas esferas armilares ante
las que suspirar.

5. Biblioteca Malatestiana (Cesena, Italia)

En 1454 en Cesena pasó algo revolucionario: se fundó la primera biblioteca pública de


Europa, abierta a todas las personas. Casi seis siglos después, es un tesoro porque se
mantiene casi intacta, por lo que es un gran ejemplo de biblioteca monástica medieval.
La biblioteca fue desde sus comienzos dual: aunque la iniciativa fue de orden
religioso, de los franciscanos, que ejercieron además como custodios, la propiedad era
pública, de la Administración Comunal. Se cree que se conserva tan bien, con los
libros aún encadenados a las estanterías, gracias a esa responsabilidad compartida. Es
posible visitarla con visita guiada.

6. Biblioteca de la catedral de Wells (Somerset, Reino Unido)

También de mediados del siglo XV es la biblioteca de la catedral de Wells y también


sus libros se mantienen encadenados a las estanterías (eran algo muy preciado en la
época), aunque solo desde el siglo XVII. Son todo libros, unos 2800 volúmenes,
publicados antes de 1800. Entre sus obras más preciadas están un ejemplar impreso en
1472 en Venecia de la Historia natural de Plinio el Viejo o uno de De humani corporis
fabrica de Versalio, impreso en 1550. A veces hacen visitas guiadas, así que si vas
intenta enterarte con antelación.

7. Biblioteca Apostólica Vaticana (Ciudad del Vaticano)

En 1448 el papa Nicolás V reunió 350 códices y fundó la Biblioteca Apostólica


Vaticana (aunque oficialmente la fundación ocurrió más tarde, en 1475, ya de la mano
del papa Sixto IV). En 1481, con más de 3500 manuscritos, era la biblioteca más
grande del mundo occidental. Está en el edificio en el que está ahora desde 1587. En la
actualidad, es un gigante con unos 75.000 códices y más de un millón de libros
impresos, entre los que se encuentran unos 8.500 incunables. Desafortunadamente, la
visita está limitada a investigadores.

8. Biblioteca Saraswathi Mahal (Thanjavur, India)

Empezó como Biblioteca Real para los reyes de Thanjavur, es decir, en algún
momento entre 1535 y 1675, y desde entonces su colección se ha ido ampliando.
Contiene una amplia y rara colección de manuscritos en hoja de palma y papel en
tamil, sánscrito, hindi y otras lenguas. Se encuentra en el palacio de Thanjavur, pero
fuera, y está abierta al público. No obstante, se recomienda ir con visita guiada para
saber qué estás viendo, moverte mejor por la biblioteca y aprender también sobre su
arquitectura.

9. Biblioteca Laurenciana (Florencia, Italia)

Imagina que eres una persona con mucho poder (el papa) en la primera mitad del siglo
XVI y quieres una biblioteca nueva en Florencia en la que guardar la colección de
códices de tu familia (los Médicis). ¿A quién se lo encargarías? Por supuesto, a Miguel
Ángel. Esto es lo que hizo en 1524 el papa Clemente VII. El artista trabajó algo menos
de diez años en el proyecto (hubo interrupciones como la invasión de las tropas de
Carlos I de España) y en 1534 se fue a Roma a pintar la Capilla Sixtina. La biblioteca
la acabaron otros arquitectos, Ammannati y Vasieri. La biblioteca, en la basílica de
San Lorenzo de los Médicis, contiene unos 11.000 manuscritos y es una joya
arquitectónica (la sala de lectura y la escalinata son los diseños de Miguel Ángel) que
plasma muy bien lo que fueron el siglo XV y el XVI. Está abierta por las mañanas de
lunes a viernes.

10. Biblioteca de Tianyi (Ningbo, China)

Fundada en 1561 por Fan Qin, político de la dinastía Ming, es la biblioteca más
antigua de China. Qin era un bibliófilo y llegó a acumular en su biblioteca más de
70.000 volúmenes antiguos, aunque con el paso de los siglos la colección fue
menguando. Ahora han conseguido recuperar muchos y andan ya por los 80.000
ejemplares. El pabellón Tianyi, de arquitectura tradicional, está construido además con
materiales no inflamables, ya que a Qin le preocupaba mucho que el fuego pudiese
destruir su colección. Puedes visitar el sitio y aprender mucho sobre restauración y
escritura china, además de pasear por los jardines en los que está el pabellón.

11. Biblioteca Palafoxiana (Puebla, México)

La Biblioteca Palafoxiana, fundada en 1647, fue la primera biblioteca pública de


América. Se creó gracias a la donación del obispo Juan de Palafox y Mendoza, que no
vivió para ver la gran sala central y lo más impresionante de la biblioteca: se construyó
en 1773, con sus tres hileras de estanterías y sus 43 metros de longitud, con sus
muebles poblanos y esa sensación de paz y solemnidad que permanece intacta. Puede
visitarse porque, faltaría más, sigue siendo pública.

12. Biblioteca del Trinity College (Dublín, Irlanda)

Es impresionante por muchas razones, pero todas se convierten en una sola en cuanto
entras en su sala principal, la Sala Larga (the Long Room): construida entre 1712 y
1732, mide 65 metros y en sus estanterías, que tuvieron que ser elevadas conforme
crecía la colección (hubo que elevar también el techo), están 200.000 de los libros más
antiguos de la biblioteca. Aunque esta sala es del siglo XVIII, la biblioteca se fundó
antes, en 1592, cuando se fundó el Trinity College. Es también donde se guarda el
Libro de Kells, un manuscrito de alrededor del año 800 realizado por monjes celtas. Si
la biblioteca te recuerda mucho a los archivos Jedi que viste en el Episodio II: El
ataque de los clones de la saga de La guerra de las galaxias, no vas muy
desencaminado: en Lucasfilm lo negaron, pero el Trinity College estuvo pensando en
demandar a George Lucas, aunque al final no lo hicieron.

Las bibliotecas se presentan como una excelente inversión. No solamente si se


comparan en términos económicos sus costes y sus beneficios, también si se examina
su impacto positivo en el bienestar de las personas y de la sociedad .

Por cada 1 € invertido al año en las bibliotecas de Navarra, estas retornan entre 3,49 €
y 4,66 € a través de sus servicios.

Este estudio ha calculado el valor económico de las bibliotecas por dos métodos
distintos, con resultados considerados como valores mínimos y máximos. En ambos
casos, se ofrecen evidencias sólidas de la rentabilidad de las bibliotecas.
El valor de los servicios utilizados durante un año, con precios análogos análogos del
mercado, asciende a 61,7 millones de euros. Deducidos los gastos, 17,7 millones, el
beneficio neto que generan es de 44,1 millones de euros anuales.
Los usuarios realizan una estimación algo superior si le ponen un precio hipotético al
uso que hacen de las bibliotecas; con la aportación estimada de las bibliotecas a la
investigación, el valor llega a los 82,3 millones de euros al año.

Las bibliotecas tienen relevancia más allá de su papel como servicio cultural: también
son consideradas un recurso educativo y de desarrollo social de primer orden, algo en
lo que coinciden tanto el sector de población que no las usa, como las personas
usuarias.

Entre sus funciones, destaca de forma significativa el ‘Garantizar la igualdad de


oportunidades en el acceso a la información y el conocimiento´, que obtiene una
valoración media de 8,8 entre el conjunto de la población y se destaca como la función
más importante entre los usuarios de las bibliotecas públicas.

Consideradas imprescindibles para la educación superior y la investigación, tienen una


importante incidencia en la calidad general de las universidades y otros ámbitos
profesionales.
El estudio está basado en fuentes estadísticas y en más de 5.200 encuestas entre la
población y los usuarios de bibliotecas de Navarra. En su realización han colaborado
profesionales, instituciones y empresas navarras y de ámbito estatal.

Promovido por el Consejo de Cooperación Bibliotecaria, este estudio se suma a los ya


realizados en España y otros países para cuantificar de manera coherente el valor
económico de las bibliotecas y evaluar las bibliotecas desde la perspectiva de la
ciudadanía.
Las bibliotecas prestan, de manera generalizada, sus servicios de forma gratuita, sin
que medie, al menos directamente, un precio que el usuario deba de abonar al usarlos.
La ausencia de un referente dinerario concreto, en el marco de una sociedad de
mercado, hace que los ciudadanos no tengan una idea clara de cuál es el valor de las
bibliotecas, qué aportan a la vida económica de la comunidad, qué beneficios generan
a quienes las usan y para el conjunto de la sociedad.
El trabajo desarrollado parte de una iniciativa del Consejo de Cooperación
Bibliotecaria, en 2013, para promover el estudio y difusión del impacto
socioeconómico de las bibliotecas en la sociedad. Los estudios realizados desde hace
unos quince años en otros países y las primeras experiencias en España mostraban que
es posible una nueva manera de evaluar las bibliotecas, más cercana y adaptada a las
transformaciones de las últimas décadas.

Instituciones públicas y privadas, bibliotecas, empresas y profesionales han colaborado


para el desarrollo de este estudio, que ha contado además con la participación de más
de 5.200 personas a partir de los 14 años, residentes en Navarra, que han respondido a
las distintas encuestas realizadas expresamente para el estudio. Se basa además en la
explotación de fuentes estadísticas oficiales y otra documentación secundaria. En el
apartado 6. Cómo se ha hecho este estudio puede consultar más información sobre el
tema.
El Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín (Colombia) ha llevado a cabo un
estudio sobre el valor de sus bibliotecas. Querían estimar con él la importancia de las
bibliotecas públicas para la ciudadanía, además de demostrar los beneficios que se
derivan de ellas para garantizar desde la inversión pública hasta sus impactos y
sostenibilidad en el tiempo.
Reconocer el valor económico y social de las bibliotecas públicas desde una medición
objetiva e integradora es de gran relevancia porque permite comprender el grado de
importancia y apropiación que la ciudadanía le concede a las bibliotecas como: centros
de acceso a la información y el conocimiento; seña de identidad colectiva; espacios de
encuentro e integración social que promueven el arte y la cultura; y una fuente de
posibilidades de actividades económicas debido a los bienes y servicios que se derivan
en torno de ellas.
Como las bibliotecas satisfacen necesidades individuales y colectivas y mejoran la
sensación de bienestar de la ciudadanía.
La escritura y los instrumentos que se utilizaron en el siglo I se exhiben en Casa del
Lector en una muestra virtual y de objetos. Acercar la única biblioteca de la
Antigüedad clásica que ha llegado a nuestros días es el objetivo de La villa de los
papiros, una exposición que recrea con objetos y de manera virtual lo que fue la
localidad de Herculano, en Italia. Allí se descubrió en el siglo XVIII la biblioteca
clásica que se logró preservar por la erupción del Vesubio en el año 79. Entre los
objetos que se muestran se encuentra un papiro de casi cuatro metros que por primera
vez se exhibe fuera de las instalaciones de la Biblioteca Nacional de Nápoles.

La muestra, organizada por Casa del Lector, pretende responder a dos cuestiones:
cómo era la lectura en la antigua Roma y cómo las excavaciones arqueológicas que se
realizaron en el siglo XVIII dieron un nuevo impulso a la historia cultural de Europa.
En ella se pueden contemplar reconstrucciones virtuales de las estancias de La villa de
los papiros, realizadas para la exposición por el equipo de informáticos y arqueólogos
del Museo de Arqueología Virtual de Herculano y los diferentes instrumentos que se
utilizaban para la escritura y la lectura. Uno de los aspectos más espectaculares de la
exposición es el poder contemplar cómo era la biblioteca de la ciudad con la
exhibición de papiros auténticos con datos obtenidos de las últimas excavaciones
arqueológicas realizadas en Herculano. Para explicar el paso del rollo de papiro al
códice se ha conseguido trasladar desde Nápoles tablillas de escritura, pinturas de
Pompeya con escenas de escritura, tinteros, estilos y una bulla de oro, el amuleto que
los estudiantes romanos llevaban colgado del cuello. Lo de leer no era nada fácil
debido al tamaño de los papiros, según se refleja en los documentos, y para ello
utilizaban a un esclavo, en las casas de los romanos pudientes, que lo hacía en voz alta.
Para leer un rollo de papiro se cogía el rollo con la mano derecha y se desenrollaba con
la izquierda, que sostenía la parte leída. Al finalizar, el rollo quedaba en esa mano.

Hay un espacio de la muestra, que se podrá contemplar desde mañana hasta el 23 de


abril de 2014, dedicado a la escritura pública como los diplomas militares, leyes,
reglamentos de espectáculos de gladiadores, sellos, inscripciones electorales, grafitos o
estelas funerarias. Los organizadores han utilizado al filósofo Epicuro como hilo
conductor de La villa de los papiros debido a que a él pertenecía la biblioteca
encontrada en Herculano. Algunas de las frases de su pensamiento tales como: “Vana
es la palabra del filósofo que no remedia ningún sufrimiento del hombre. Porque así
como no es útil la medicina si no suprime las enfermedades del cuerpo, así tampoco la
filosofía si no suprime las enfermedades del alma” figuran en las paredes de las salas
como ejemplo de lo que predicaba con sus palabras.

Otra de las piezas interesantes de la muestra es la máquina de madera creada por el


padre escolapio Antonio Piaggio para poder abrir los papiros. Hasta la creación de esta
pieza todos los papiros que se trataron de abrir quedaron hechos trizas debido al estado
en el que se encontraban. Lo más antiguo y lo más avanzado de la tecnología
comparten un pequeño espacio. Junto al papiro de cuatro metros de longitud hay otra
mesa en la que moviendo los dedos se puede leer lo que hay escrito en él.

El trabajo editorial que realizó Carlos III en Nápoles queda reflejado en la bibliografía
sobre la Stamperia Reale de los ocho volúmenes de Le antichità di Ercolano esposte
(1795-1992), la obra que hizo posible el neoclásico en toda Europa con la difusión de
los descubrimientos de las ciudades vesubianas. Y los libros de los viajeros más
destacados de Europa.
La muestra finaliza con el fresco Terencio Neo y su mujer, una de las imágenes más
conocidas de Pompeya, una pieza costumbrista que ha sido objeto de todo tipo de
estudios de orden estético, social y político y que resume de manera sencilla lo que fue
el mundo de los libros y de la lectura privada en el siglo I. Ambos personajes tienen en
sus manos los dos formatos para la escritura más comunes en la época: el rollo de
papiro y las tablillas de cera.

La exposición se completa con diferentes talleres relacionados con la lectura y la


escritura y un ciclo de cine que tiene como protagonista la ciudad de Napolés. Se
exhibirán diez películas en la que se combinan clásicos con otras recién estrenadas. La
programación se inaugura con Le mani sulla città, de Francesco Rosi (1963), y se
clausura con Passione, de John Turturro (2010).
El gran escritor argentino Jorge Luis Borges, uno de mis autores predilectos, escribió:
“Siempre imaginé que el Paraíso será algún tipo de Biblioteca”. También lo
imaginamos así, la atracción que crean los estantes repletos de libros, la combinación
de ejemplares viejos y nuevos, la fascinación por las sorpresas qué descubrir en ellos,
el aroma a cuero de las encuadernaciones o a papel amarillento que guarda en sí
mismo el tiempo, el registro del conocimiento de la historia del hombre, la
imaginación acumulada entre las páginas, el saber que el pacer de la lectura puede
durar una eternidad…

Pero ¿cómo comenzó esta fascinación por acumular y ordenar libros; por conservar la
historia y el conocimiento? ¿cuál es la historia de las bibliotecas y dónde se ubicó la
primera?

A diferencia de lo que se cree, no fue la Biblioteca de Alejandría la primera biblioteca,


aunque si fue la más grande de la antigüedad.

Se tiene registro que el primer edificio dedicado a almacenar papiros y tabletas de


piedra que fungían como archivos de lectura, fue mandado a construir expresamente
para este propósito por el rey asirio Asurbanipal, en el siglo VII A.C, quien ordenó
edificarla en la ciudad de Nínive, cerca del río Tigris, a unos kilómetros de la actual
ciudad de Mosul, en Irak.
Fue un espacio en el que ordenó encontrar tabletas de arcilla con registros de todos los
campos de conocimiento de la época. Estas tablillas eran rescatadas y restauradas por
escribas especializados (y muy bien pagados en la época) que además, en caso de que
las tablillas fueran ilegibles, tenían la obligación de investigar y hacer la aclaración
pertinente.
Se calcula (no hay registro fiable de ello) que esta biblioteca de Asurbanipal contó
hasta con mil 500 tabletas de arcilla, cada una con ochenta y hasta 200 líneas de texto.

Sin embargo, como ocurre cuando hay una conquista, lo primero que se destruye es el
conocimiento y la historia del pueblo conquistado, con el afán también de destruir su
identidad y en el año 612 A.C, la ciudad de Nínive y la biblioteca fueron destruidas.

Otro registro que se tiene es que ya en el año 330 A.C, se establece la que fue la
primera Biblioteca Pública en la ciudad griega y capital del conocimiento occidental:
Atenas.

Justo en ese mismo año se funda también la que fue la más grande biblioteca del
mundo antiguo, en la ciudad egipcia de Alejandría. Esta biblioteca fue fundada por
Ptolomeo I Sóter, y ampliada por su hijo Ptolomeo II Filadelfo, llegando a albergar
hasta 900, 000 manuscritos, en su mayoría, provenientes de las grandes culturas de la
época y el conocimiento de sus filósofos, estudiosos e historiadores. Las obras eras de
Grecia, Persia, India, Palestina, África y otras culturas, aunque predominaba la
literatura griega y helenística, quienes eran además los que más producían.
Se estima que en la biblioteca llegaron a existir el siguiente número de libros, rollos y
papiros:
– 200,000 volúmenes en la época de Ptolomeo I
– 400,000 en la época de Ptolomeo II
– 700,000 en el año 48 a.C. con Julio Cesar.
– 900,000 cuando Marco Antonio ofreció 200.000 volúmenes a Cleopatra, traídos de
la Biblioteca de Pérgamo.

Esta biblioteca sufrió varios intentos de ser destruida por los diferentes pueblos que
conquistaron Egipto: la primera en el año 48 a.C. incendiada por las tropas de Julio
César. Aunque se cree que ahí el daño no fue mayúsculo. El fin de esta biblioteca en
realidad, se sitúa en un momento indeterminado del siglo III o del siglo IV d.C., quizá
en 273 d.C, cuando el emperador Aureliano tomó y saqueó Alejandría, o cuando
Diocleciano hizo lo propio en 297.

Afortunadamente desde la década de los 90 del siglo XX, la UNESCO comenzó un


proyecto mayúsculo por rescatar y recrear la mítica Biblioteca de Alejandría y el 16 de
octubre de 2002, inauguró la Nueva Biblioteca de Alejandría rememorando y haciendo
un homenaje a la original.
en el complejo palaciego de la ciudad de Alejandría durante el período helenístico del
Antiguo Egipto, la biblioteca formaba parte de una institución de investigación
conocida como Museion, que estaba dedicada a las musas, las nueve diosas de las
artes. Poco después de su fundación, se abrió una segunda biblioteca análoga a la
principal, aunque más pequeña. 3 Estas bibliotecas crecieron tanto que, durante el
reinado de Ptolomeo III Evergetes, se creó una dependencia de las mismas en el
Serapeum de Alejandría. Además de servir como una demostración del poder de los
gobernantes ptolemaicos, desempeñó un papel importante en el desarrollo de
Alejandría como sucesora de Atenas como centro promotor de la cultura griega.

También existen referencias de que la comunidad de la biblioteca y el Museion


también habría contado temporalmente con otras numerosas figuras que contribuyeron
decisivamente al conocimiento, como Arquímedes y Euclides. A pesar de la creencia
moderna generalizada de que la biblioteca fue incendiada y destruida de forma
catastrófica en su apogeo, en realidad fue decayendo gradualmente a lo largo de varios
siglos, en un proceso que se inició con la purga de intelectuales de Alejandría en el año
145 a. La biblioteca, o parte de su fondo, fue incendiada accidentalmente por Julio
César en el año 48 a. y la profusa producción académica de Dídimo de Alejandría de
esa época indica que tuvo acceso a al menos parte de los recursos de la biblioteca.

no se tiene conocimiento de intelectuales vinculados a ella. la ciudad de Alejandría


sufrió disturbios que probablemente destruyeron lo que quedaba de la biblioteca, si es
que todavía existía, pero la del Serapeum pudo haber sobrevivido más tiempo, tal vez
hasta el año 391 d. La Biblioteca de Alejandría fue más que un repositorio de obras, y
durante siglos constituyó un destacado centro de actividad intelectual. Su influencia se
hizo sentir en todo el mundo helénico, no solo a través de la puesta en valor del
conocimiento escrito, que condujo a la creación de otras bibliotecas inspiradas en ella
y a la proliferación de manuscritos, sino también a través de la labor de sus eruditos en
numerosas áreas del conocimiento.

Las teorías y modelos desarrollados por la comunidad de la biblioteca continuaron


influyendo en la ciencia, la literatura y la filosofía hasta por lo menos el Renacimiento.
Su legado ha tenido efectos que llegan hasta nuestros días, y puede considerarse un
arquetipo de la biblioteca universal, del ideal de la conservación del conocimiento y de
la fragilidad de ese conocimiento. La Biblioteca y el Museion han contribuido a
distanciar a la ciencia de corrientes específicas de pensamiento y, sobre todo, a
demostrar que la investigación académica puede contribuir a resolver los problemas
prácticos y a las necesidades materiales de las sociedades y los gobiernos.
La Biblioteca de Alejandría no fue la primera de su tipo,52 ya que formaba parte de
una larga tradición de bibliotecas que existía tanto en la Antigua Grecia como en el
Oriente Próximo. 7 Varios reinos e imperios posteriores del antiguo Oriente Próximo
desarrollaron políticas de colección de obras. 7 También existió una gran biblioteca en
Babilonia durante el reinado de Nabucodonosor II ,8 y en Grecia se afirmaba que el
tirano ateniense Pisístrato fundó la primera gran biblioteca pública en el siglo vi a. ,10
y fue a partir de esa herencia de bibliotecas griegas y del Oriente Próximo de donde
surgió la idea de una biblioteca en Alejandría.

14 Alejandro y sus sucesores también creían que su proyecto de conquista de otros


territorios y pueblos implicaba comprender su cultura y su lengua, a través del estudio
de sus textos. 15 De este doble objetivo surgirían bibliotecas universales, que contarían
con textos de diversas disciplinas y que provendrían de distintos idiomas. 1920 Por
estas razones, todos los grandes centros urbanos helénicos contarían con una biblioteca
real,152122 y los territorios bajo el control de los sucesores de Alejandro fueron
testigos del nacimiento de algunas de las bibliotecas más ricas de la antigüedad. Sin
embargo la Biblioteca de Alejandría era única debido a la magnitud de las ambiciones
de la dinastía ptolemaica,24 pues a diferencia de sus predecesores y contemporáneos,
los monarcas ptolemaicos pretendían ser depositarios de todo el conocimiento
humano.

27 Con el tiempo, la Biblioteca contribuirá decisivamente a hacer de Alejandría el


principal centro intelectual del mundo helénico.

Planificación

Aunque esta biblioteca fue una de las más grandes e importantes del mundo antiguo,
las fuentes de información sobre ella son escasas y a veces contradictorias,29 y gran
parte de lo que se ha escrito sobre ella mezcla leyendas y hechos históricos. ,1931 en la
que se afirma que fue fundada en la ciudad de Alejandría durante el reinado de
Ptolomeo I Sóter , y que fue planificada inicialmente por Demetrio de Falero, un
estudioso de Aristóteles exiliado de Atenas que había buscado refugio en la corte
ptolemaica de Alejandría. 318 Sin embargo esta carta es considerablemente posterior a
ese período y contiene información que actualmente se sabe que es inexacta o muy
discutida,31 como la afirmación de que la Septuaginta se elaboró en la biblioteca.
Busto de Ptolomeo II Filadelfo, que se cree que fue el que estableció la Biblioteca
como tal, aunque los planes para llevarla a cabo pueden haber sido desarrollados por
su padre, Ptolomeo I Sóter.
Otras fuentes afirman que la Biblioteca fue creada bajo el reinado de su hijo, Ptolomeo
II Filadelfo, que reinó entre 283 y 246 a. 134 Para entonces, Demetrio de Falero había
caído en desgracia ante la corte ptolemaica y no habría podido desempeñar ningún
papel en el establecimiento de la Biblioteca como institución,1 si bien los historiadores
consideran que es muy probable que desempeñara un papel importante en el acopio de
los primeros textos que pasarían a formar parte de los fondos de la biblioteca.
Independientemente del período exacto de su creación, parece relativamente claro que
Aristóteles y su Liceo de Atenas, que albergaba la escuela peripatética, ejercieron una
gran influencia en la organización de la biblioteca y de las demás instituciones
intelectuales de la corte ptolemaica de Alejandría, sin duda debido a la influencia de
Demetrio de Falero,37 pero también al hecho de que Ptolomeo II fue educado por
Estratón de Lámpsaco, miembro de la escuela peripatética y posteriormente director
del Liceo,38 además de que Aristóteles había sido el tutor del joven Alejandro Magno
y la creación de una institución inspirada en el Liceo aristotélico ofrecería a la dinastía
ptolemaica una oportunidad adicional para justificar sus pretensiones como sucesores
de Alejandro. 39 Se sabe que la biblioteca se construyó en el Brucheion, el complejo
palaciego de Alejandría, al estilo del Liceo.

414 Se desconoce el diseño exacto de la biblioteca, pero se ha propuesto que la


Biblioteca de Pérgamo, construida unas décadas después, habría replicado su
arquitectura. 42 Fuentes antiguas describen la Biblioteca de Alejandría con columnas
griegas, paseos, una dependencia colectiva para comer, una sala de lectura, salas de
reuniones, jardines y aulas,43 un modelo que la aproximaría a un campus universitario
moderno. Mapa de la antigua Alejandría. Aunque se sabe poco sobre la estructura de la
biblioteca, del Museion se conservan más testimonios y se sabe que era una institución
de investigación, aunque oficialmente era una institución religiosa administrada por un
sacerdote nombrado por el rey, del mismo modo que los sacerdotes administraban
otros templos.

47 Además de conservar obras del pasado en la biblioteca, el Museion también acogió


a numerosos eruditos, poetas, filósofos e investigadores internacionales17 que, según
el geógrafo griego Estrabón en el siglo i a.

Organización y expansión inicial

Los gobernantes ptolemaicos pretendían que la biblioteca reuniera el conocimiento de


«todos los pueblos de la tierra»54 y se esforzaron por ampliar su fondo mediante una
política agresiva y bien financiada de compra de documentos. Posiblemente al menos
parte de las obras del Liceo de Aristóteles fue adquirida por la Biblioteca de
Alejandría. 51 Esta política requería viajar a los mercados de libros de Rodas y
Atenas,55 y es posible que la biblioteca adquiriera toda o al menos parte de la
colección de obras del Liceo de Aristóteles. 5636 La biblioteca se centró
particularmente en la adquisición de manuscritos de los poemas homéricos, que
constituían la base de la educación griega y que eran reverenciados por encima de
todos los demás poemas,51 y finalmente consiguió adquirir numerosos manuscritos de
estos poemas, que estaban marcados individualmente con etiquetas que indicaban sus
orígenes.

1357 Según el historiador bizantino Juan Tzetzes se contrataron traductores


extranjeros que hablaban muy bien el griego para traducir los textos vendidos o
prestados a la biblioteca por gobiernos extranjeros. 16 Según Galeno, un decreto de
Ptolomeo II dispuso que todo libro que se encontrara en un navío que atracara en
Alejandría debía ser llevado a la biblioteca, donde sería copiado por los escribas
oficiales. 25820 Las copias se entregaban a los propietarios y los textos originales se
conservaban en la biblioteca, con la anotación «de las naves». Junto a la actividad de
coleccionar, custodiar y reproducir textos Antiguos, el Museo donde se alojaba la
biblioteca también se dedicaba a servir como lugar de puesta en común para eruditos
plurinacionales, poetas, filósofos e investigadores, quienes, según el geógrafo griego
Estrabón, disponían de generosos salarios, comida y alojamiento gratuitos, y estaban
exentos del pago de impuestos.

Primeros tiempos

Las actividades y los fondos de la Biblioteca de Alejandría no se limitaban a una


escuela filosófica, de pensamiento o religión en particular y los eruditos que
estudiaban en ella gozaban de una considerable libertad académica. 61 A diferencia
del Museion, que estaba dirigido por un sacerdote, al frente de la biblioteca estaba un
erudito que actuaba como bibliotecario y tutor del heredero del rey. Dado que en la
actualidad se cree que Demetrio de Falero no trabajó de forma directa en la biblioteca,
su primer bibliotecario del que existe constancia fue Zenódoto de Éfeso, que vivió
entre c.
6468 Dado que los fondos de la Biblioteca de Alejandría parece que se organizaron en
orden alfabético desde los primeros años, por la primera letra del nombre del autor, es
muy probable que Zenódoto los organizara de esta manera. 64 Sin embargo su sistema
de organización solo utilizaba la primera letra de cada palabra,64 y los registros
históricos indican que no fue hasta el siglo ii cuando este método también consideró
las demás letras de los vocablos.

Uno de los papiros de Oxirrinco, que contiene un texto de Calímaco

En esa época es probable que la biblioteca ofreciera sus servicios a Euclides, que había
llegado a Alejandría por invitación de Demetrio de Falero y que estaba en proceso de
completar su mayor obra, los Elementos. 7070 Estaban divididos en secciones, cada
una de las cuales contenía referencias a autores de un determinado género de texto. 61
70 Su división básica era entre autores de poesía y prosa y cada sección se dividía en
subsecciones que listaba autores en orden alfabético,70 y los registros de los autores
incluían sus nombres, los de sus padres, sus lugares de nacimiento y otra breve
información biográfica, como los apellidos con los que se les conocía, seguidos de
listas de sus obras conocidas. 71 La información sobre autores prolíficos como
Esquilo, Eurípides, Sófocles y Teofrasto debe haber sido muy extensa, con múltiples
columnas de texto.

71 Este trabajo de selección, categorización y organización de los clásicos griegos ha


influido desde entonces no solo en la estructura con la que se conocen estas obras, sino
también en innumerables obras publicadas posteriormente. Después de la muerte o el
retiro de Zenódoto, Ptolomeo II nombró como segundo bibliotecario y tutor de su hijo,
el futuro Ptolomeo III Evergetes,7475 a Apolonio de Rodas, aparentemente un
discípulo de Calímaco75 y natural de Alejandría. 77 Se convirtió en un personaje de
gran influencia en los siglos siguientes, que sirvió como modelo de autores como
Virgilio o Valerio Flaco. 67 Durante su mandato probablemente convivió con el
matemático e inventor Arquímedes, que pasó algunos años en Egipto y que existen
constancia de que realizó investigaciones en la biblioteca.

76 Según dos biografías tardías, Apolonio de Rodas finalmente renunció a su puesto


de bibliotecario y se exilió voluntariamente en la isla de Rodas,77 tras la hostil
recepción que recibió en Alejandría su Argonáuticas, especialmente por parte de
Calímaco. 78 Sin embargo algunos autores consideran más probable que la dimisión
de Apolonio fuera en realidad causada por la ascensión al trono de Ptolomeo III en el
año 246 a.

Funcionamiento posterior y expansión


81 Eratóstenes fue el primer erudito en aplicar las matemáticas a la geografía y la
cartografía,82 y en su tratado Sobre la medida de la Tierra calculó la circunferencia de
nuestro planeta con gran precisión para la época, con una diferencia de tan solo unos
pocos cientos de kilómetros. 9125 Esta historia ilustra la vehemencia de la política
ptolemaica de adquisición de obras,55 además del poder de Alejandría en la época,
debido sobre todo al puerto que habían construido y que acogía el comercio de Oriente
y Occidente,92 y que pronto se convirtió en un centro internacional de comercio y en
el principal productor de papiros y manuscritos. 51 Sin embargo, los escritos de la
época señalan que la biblioteca del Serapeum era mucho más pequeña.

Apogeo

Ruinas del Serapeum, donde la Biblioteca de Alejandría trasladó parte de sus fondos.
Aristófanes de Bizancio se convirtió en el cuarto director de la biblioteca alrededor del
año 200 a. 9596 Según una leyenda del escritor romano Vitruvio, Aristófanes fue uno
de los siete jueces nombrados para un concurso de poesía organizado por Ptolomeo III.
9597 El rey le exigió que lo probara y Aristófanes buscó en la biblioteca los textos que
los autores habían plagiado, localizándolos de memoria,9597 por lo que gracias a su
impresionante memoria y diligencia, Ptolomeo III lo nombró bibliotecario.

Su mandato está considerado como el inicio de una fase más madura en la historia de
la Biblioteca de Alejandría. 8998 Durante esta etapa la crítica literaria alcanzó su
punto álgido y llegó a dominar la producción académica de la biblioteca. 99
Aristófanes editó textos poéticos e introdujo la división de los poemas, que
anteriormente estaban escritos en prosa, en líneas separadas en la página. 100 También
inventó los signos diacríticos para el alfabeto griego,89101 escribió importantes obras
sobre lexicografía67 e introdujo una serie de señas para la crítica textual.

102 Escribió la introducción de muchas obras, algunas de las cuales sobrevivieron


parcialmente a través de versiones reescritas. 104 A principios del siglo ii a. , varios
miembros de la biblioteca se dedicaron al estudio de la medicina. 86 A Zeuxis de
Tarento se le atribuyen comentarios sobre los Tratados hipocráticos y trabajó
activamente para conseguir textos médicos para el fondo de la biblioteca, y un erudito
llamado Ptolomeo Epithetes escribió un tratado sobre las heridas en los poemas
homéricos, un tema que se inscribe en el marco tanto de la filología tradicional y la
medicina.
86 En esa época y tras la batalla de Rafia en 217 a. 105 Los gobernantes ptolemaicos
también comenzaron a hacer énfasis en la faceta egipcia de su nación más que en la
griega,105 por lo que muchos eruditos griegos comenzaron a abandonar Alejandría en
busca de países más seguros y de mecenas más generosos. Aristarco de Samotracia fue
el sexto bibliotecario y también tutor de los hijos de Ptolomeo VI Filométor. 75 Se
ganó la reputación de ser posiblemente el más grande de todos los eruditos antiguos, y
escribió no solo poemas de estilo clásico y obras en prosa, sino también hipomnemata
completos, es decir, comentarios extensos e independientes sobre otras obras .

10867 Ptolomeo también expulsó de Alejandría a otros eruditos extranjeros.

Las expulsiones de Ptolomeo VIII

La expulsión de los eruditos alejandrinos por parte de Ptolomeo VIII fue parte de un
proceso más amplio de persecución de la clase dominante alejandrina,109 y causó una
diáspora de la erudición helenística. 42 Los estudiosos de la Biblioteca de Alejandría,
y sus estudiantes, continuaron investigando y escribiendo tratados, pero la mayoría ya
no están vinculados a la Biblioteca,110 sino que se dispersaron primero por el
Mediterráneo oriental y posteriormente también por el Mediterráneo occidental.
114 Enfrentados a los constantes disturbios sociales y otros problemas políticos y
económicos, los últimos gobernantes ptolemaicos no dedicaron la misma atención al
Museion que sus predecesores. 114 El prestigio tanto de la biblioteca como de su
bibliotecario disminuyó. 114 Distintos gobernantes ptolemaicos posteriores utilizaron
el puesto de bibliotecario como recompensa política para sus partidarios más leales.
114 El puesto de máximo responsable de la biblioteca perdió tanto de su antiguo
prestigio que incluso los autores de la época dejaron de registrar los nombres y
mandatos de sus ocupantes.

El incendio de Julio César

, afirmaba que el incendio iniciado por César destruyó cuarenta mil obras de la
Biblioteca de Alejandría. 62118 El platonista ecléctico Plutarco escribió en Vida de
César «Cuando el enemigo intentaba cortar su comunicación por mar, se vio obligado
a evitar ese peligro prendiendo fuego a sus propias naves, las cuales, después de
quemar los muelles, se propagaron desde allí y destruyeron la gran biblioteca». 119121
Algunos especialistas han interpretado este texto de Dion Casio como una indicación
de que el incendio no destruyó realmente toda la biblioteca, sino probablemente solo
un almacén situado cerca de los muelles, que según Galeno se utilizaba para depositar
rollos de papiro,122123 probablemente hasta que se catalogaran y se añadieran a los
fondos de la biblioteca. 124 De hecho, esto es lo que en general se desprende de las
fuentes cronológicamente más cercanas al incendio,125 y en cualquier caso fuera cual
fuese la devastación que hubiera causado parece claro que la biblioteca no fue
completamente destruida.

115123 El geógrafo Estrabón hace mención a su presencia en la biblioteca entre los


años 25 y 20 a. Según Plutarco, se decía que Marco Antonio le regaló a Cleopatra los
doscientos mil volúmenes de la Biblioteca de Pérgamo para la Biblioteca de
Alejandría. , se rumoreaba que Marco Antonio había obsequiado a Cleopatra con los
doscientos mil volúmenes que componían la Biblioteca de Pérgamo, que se
incorporaron a los fondos de la Biblioteca de Alejandría. Watts consideran que la
donación de Marco Antonio pudo ser un medio para reponer los fondos de la
biblioteca tras los daños causados por el incendio de César, que había ocurrido unos
quince años antes.

115 En cualquier caso, autores contemporáneos como Lionel Casson sostienen que
incluso si la historia fuera inventada, no habría sido creíble a menos que la biblioteca
siguiera existiendo. Otra prueba de la existencia de la biblioteca después del año 48 a.
127128 Partes de los comentarios de Dídimo se han conservado en citas posteriores y
estos pasajes son una de las fuentes más importantes de información de los
historiadores contemporáneos sobre las obras de antiguos eruditos de la Biblioteca de
Alejandría. 127 Casson afirma que la prodigiosa producción de Dídimo «habría sido
imposible sin al menos una gran parte de los recursos de la biblioteca a su
disposición».

Documento romano sobre Tiberio Claudio Balbilo, que menciona la existencia de la


biblioteca en esa época .

Teorías sobre su destrucción

Finalmente, todo indica que una sucesión de episodios violentos a lo largo del siglo iii
pondría fin a la ya de por sí deteriorada biblioteca. 137 Es posible que esta institución
y su biblioteca hayan sobrevivido durante algún tiempo, pero ciertamente con
precariedad y sin motivar a nuevos e importantes investigadores a unirse a ellas.
Durante los combates las tropas romanas destruyeron completamente el distrito de
Brucheion, en el que se encontraba la biblioteca,1141342 y, si es que el Museion y la
biblioteca todavía existían por entonces, es casi seguro que fueron destruidos durante
el ataque.

El Serapeum

El Serapeum seguía siendo un importante lugar de peregrinación para los paganos, y


su biblioteca era probablemente la mayor colección de libros de la ciudad de
Alejandría. 145 Además de poseer la biblioteca más grande de la ciudad, el Serapeum
seguía siendo un templo en pleno funcionamiento y contaba con aulas para que los
filósofos impartieran clases. 148 La hipótesis de que la Biblioteca de Alejandría fuera
destruida en ese momento ha tenido cierto crédito entre los historiadores del
pasado,149 pero en la actualidad se considera poco factible, ya que ninguno de los
relatos de la destrucción del Serapeum menciona nada acerca de una biblioteca y
fuentes escritas anteriores a su destrucción hablan de su colección de libros en tiempo
pasado, lo que indica que probablemente no contaba con ninguna colección
significativa de manuscritos en el momento de su destrucción.

La escuela de Téon e Hipatia

Watts, Teón probablemente era el director de una escuela llamada «Museion», que se
denominó así por el Museion helenístico del que formaba parte la Biblioteca de
Alejandría, pero el nombre era la única conexión que tendría con ella.

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