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Preguntas de clase 3
MATERIA : Mercadotecnia 2
GRUPO : 02
Cochabamba – Bolivia
1. ¿Cuál ha sido la biblioteca más antigua creada por el ser humano? ¿Cuál es el
valor que tiene una biblioteca? Biblioteca de Alejandría
Quizás no podamos saber cuál es la biblioteca más antigua del mundo, pero sí cuál es
la más antigua que ha seguido en funcionamiento hasta la actualidad, se trata de la
biblioteca de al-Qarawiyyin, en Fez, Marruecos. Fue fundada en 859 por Fátima El-
Fihriya. Fátima era la hija de un rico comerciante, decidió invertir la herencia que su
padre le legó en la creación de una biblioteca y una madrasa, una escuela que acabó
convirtiéndose en una universidad.
Hasta hace poco para acceder a ella se tenía que solicitar un permiso y era
exclusivamente para trabajos de investigación. Solo en 1940, durante el protectorado
francés, este recinto abrió sus puertas a las personas que no praticaban el islam.
La biblioteca Qarawiyyin forma parte del complejo educativo que fue creado en el año
859 d.C. y lo fundó Fátima Al-Fihri, una culta y acaudalada mujer que heredó una
gran fortuna de su padre, Muhammad Al-Fihri, que era un rico mercader. Este
complejo incluía la universidad, la biblioteca y una mezquita. El objetivo principal de
este proyecto era ayudar a los jóvenes de Marruecos que querían formarse.
Esta biblioteca alberga manuscritos de hasta 12 siglos de antigüedad y por sus salas
pasaron ilustres alumnos como el filósofo Ibn’ Arabí en el siglo XII y el historiador
Ibn Jaldún en el siglo XIV. Los escritos más importantes que resguarda son textos del
Corán escritos en el siglo IX y una de las colecciones más antiguas del hadiz islámico,
que son los primeros relatos de la vida y las palabras del profeta Mahoma.
Este lugar llegó a ser uno de los centros académicos y culturales más importantes del
mediterráneo, al grado de que con el tiempo se ganó el patrocinio de poderosos
sultanes. Su decadencia comenzó hasta inicios del siglo XX, ya que las familias ricas
del país preferían enviar a sus hijos a estudiar a París o Londres.
En la actualidad este centro educativo busca recuprar su prestigio y abre sus puertas
para que el mundo conozca sus escritos religiosos, literarios e históricos que ha
albergado por tanto tiempo.
Tanto los marroquíes como los visitantes extranjeros ahora podrán vislumbrar, por
primera vez, algunos de los manuscritos únicos, así como disfrutar de la arquitectura
de la biblioteca Qarawiyyin, que incluye una serie de patios con fuentes que son una
verdadera maravilla
Las bibliotecas son lugares mágicos, casi milagrosos. Estanterías y más estanterías
llenas de libros o, lo que es lo mismo, llenas de conocimientos, de historias, de
reflexiones. Las bibliotecas privadas nacen por eso que sentimos muchos lectores, que
los libros nos protegen, que son nuestros amigos, que queremos más y que no
queremos deshacernos de ellos tras haberlos leído. Cada uno acumula libros de
acuerdo con su espacio y sus posibilidades. Si eres rico, quizá un día tu biblioteca
aparezca en una lista como esta.
Las bibliotecas públicas son otra cosa, casi una rareza histórica: espacios que
permanecen ajenos al capitalismo, que permiten a quien quiera hacerse socio y tomar
prestados libros de forma gratuita, sin tener que dar nada a cambio. Los humanos
llevamos muchos siglos, incluso desde antes de la invención de la imprenta, guardando
con mimo y amor textos escritos. Estas son algunas de las bibliotecas más antigus del
mundo, públicas y privadas.
En el año 859 d.C., Fátima al-Fihri, una mujer que había heredado una fortuna de su
padre, fundó en Fez la primera universidad del mundo, aún en funcionamiento, a la
que en el siglo XIV se le añadió una biblioteca. Entrar en ella fue hasta hace no mucho
casi imposible: solo se permitió la entrada a no musulmanes en 1940 y, aun así, hacía
falta un permiso especial del Ministerio de Asuntos Islámicos. En 2017, tras una
reforma, reabrió buscando ser más moderna y menos opaca. Entre sus muros hay unos
30.000 volúmenes de obras (unos 4.000 manuscritos) de entre los siglos IX y XX.
Mucho texto religioso y joyas para investigadores.
2. Biblioteca del monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí (Monte Sinaí, Egipto)
Empezó como Biblioteca Real para los reyes de Thanjavur, es decir, en algún
momento entre 1535 y 1675, y desde entonces su colección se ha ido ampliando.
Contiene una amplia y rara colección de manuscritos en hoja de palma y papel en
tamil, sánscrito, hindi y otras lenguas. Se encuentra en el palacio de Thanjavur, pero
fuera, y está abierta al público. No obstante, se recomienda ir con visita guiada para
saber qué estás viendo, moverte mejor por la biblioteca y aprender también sobre su
arquitectura.
Imagina que eres una persona con mucho poder (el papa) en la primera mitad del siglo
XVI y quieres una biblioteca nueva en Florencia en la que guardar la colección de
códices de tu familia (los Médicis). ¿A quién se lo encargarías? Por supuesto, a Miguel
Ángel. Esto es lo que hizo en 1524 el papa Clemente VII. El artista trabajó algo menos
de diez años en el proyecto (hubo interrupciones como la invasión de las tropas de
Carlos I de España) y en 1534 se fue a Roma a pintar la Capilla Sixtina. La biblioteca
la acabaron otros arquitectos, Ammannati y Vasieri. La biblioteca, en la basílica de
San Lorenzo de los Médicis, contiene unos 11.000 manuscritos y es una joya
arquitectónica (la sala de lectura y la escalinata son los diseños de Miguel Ángel) que
plasma muy bien lo que fueron el siglo XV y el XVI. Está abierta por las mañanas de
lunes a viernes.
Fundada en 1561 por Fan Qin, político de la dinastía Ming, es la biblioteca más
antigua de China. Qin era un bibliófilo y llegó a acumular en su biblioteca más de
70.000 volúmenes antiguos, aunque con el paso de los siglos la colección fue
menguando. Ahora han conseguido recuperar muchos y andan ya por los 80.000
ejemplares. El pabellón Tianyi, de arquitectura tradicional, está construido además con
materiales no inflamables, ya que a Qin le preocupaba mucho que el fuego pudiese
destruir su colección. Puedes visitar el sitio y aprender mucho sobre restauración y
escritura china, además de pasear por los jardines en los que está el pabellón.
Es impresionante por muchas razones, pero todas se convierten en una sola en cuanto
entras en su sala principal, la Sala Larga (the Long Room): construida entre 1712 y
1732, mide 65 metros y en sus estanterías, que tuvieron que ser elevadas conforme
crecía la colección (hubo que elevar también el techo), están 200.000 de los libros más
antiguos de la biblioteca. Aunque esta sala es del siglo XVIII, la biblioteca se fundó
antes, en 1592, cuando se fundó el Trinity College. Es también donde se guarda el
Libro de Kells, un manuscrito de alrededor del año 800 realizado por monjes celtas. Si
la biblioteca te recuerda mucho a los archivos Jedi que viste en el Episodio II: El
ataque de los clones de la saga de La guerra de las galaxias, no vas muy
desencaminado: en Lucasfilm lo negaron, pero el Trinity College estuvo pensando en
demandar a George Lucas, aunque al final no lo hicieron.
Por cada 1 € invertido al año en las bibliotecas de Navarra, estas retornan entre 3,49 €
y 4,66 € a través de sus servicios.
Este estudio ha calculado el valor económico de las bibliotecas por dos métodos
distintos, con resultados considerados como valores mínimos y máximos. En ambos
casos, se ofrecen evidencias sólidas de la rentabilidad de las bibliotecas.
El valor de los servicios utilizados durante un año, con precios análogos análogos del
mercado, asciende a 61,7 millones de euros. Deducidos los gastos, 17,7 millones, el
beneficio neto que generan es de 44,1 millones de euros anuales.
Los usuarios realizan una estimación algo superior si le ponen un precio hipotético al
uso que hacen de las bibliotecas; con la aportación estimada de las bibliotecas a la
investigación, el valor llega a los 82,3 millones de euros al año.
Las bibliotecas tienen relevancia más allá de su papel como servicio cultural: también
son consideradas un recurso educativo y de desarrollo social de primer orden, algo en
lo que coinciden tanto el sector de población que no las usa, como las personas
usuarias.
La muestra, organizada por Casa del Lector, pretende responder a dos cuestiones:
cómo era la lectura en la antigua Roma y cómo las excavaciones arqueológicas que se
realizaron en el siglo XVIII dieron un nuevo impulso a la historia cultural de Europa.
En ella se pueden contemplar reconstrucciones virtuales de las estancias de La villa de
los papiros, realizadas para la exposición por el equipo de informáticos y arqueólogos
del Museo de Arqueología Virtual de Herculano y los diferentes instrumentos que se
utilizaban para la escritura y la lectura. Uno de los aspectos más espectaculares de la
exposición es el poder contemplar cómo era la biblioteca de la ciudad con la
exhibición de papiros auténticos con datos obtenidos de las últimas excavaciones
arqueológicas realizadas en Herculano. Para explicar el paso del rollo de papiro al
códice se ha conseguido trasladar desde Nápoles tablillas de escritura, pinturas de
Pompeya con escenas de escritura, tinteros, estilos y una bulla de oro, el amuleto que
los estudiantes romanos llevaban colgado del cuello. Lo de leer no era nada fácil
debido al tamaño de los papiros, según se refleja en los documentos, y para ello
utilizaban a un esclavo, en las casas de los romanos pudientes, que lo hacía en voz alta.
Para leer un rollo de papiro se cogía el rollo con la mano derecha y se desenrollaba con
la izquierda, que sostenía la parte leída. Al finalizar, el rollo quedaba en esa mano.
El trabajo editorial que realizó Carlos III en Nápoles queda reflejado en la bibliografía
sobre la Stamperia Reale de los ocho volúmenes de Le antichità di Ercolano esposte
(1795-1992), la obra que hizo posible el neoclásico en toda Europa con la difusión de
los descubrimientos de las ciudades vesubianas. Y los libros de los viajeros más
destacados de Europa.
La muestra finaliza con el fresco Terencio Neo y su mujer, una de las imágenes más
conocidas de Pompeya, una pieza costumbrista que ha sido objeto de todo tipo de
estudios de orden estético, social y político y que resume de manera sencilla lo que fue
el mundo de los libros y de la lectura privada en el siglo I. Ambos personajes tienen en
sus manos los dos formatos para la escritura más comunes en la época: el rollo de
papiro y las tablillas de cera.
Pero ¿cómo comenzó esta fascinación por acumular y ordenar libros; por conservar la
historia y el conocimiento? ¿cuál es la historia de las bibliotecas y dónde se ubicó la
primera?
Sin embargo, como ocurre cuando hay una conquista, lo primero que se destruye es el
conocimiento y la historia del pueblo conquistado, con el afán también de destruir su
identidad y en el año 612 A.C, la ciudad de Nínive y la biblioteca fueron destruidas.
Otro registro que se tiene es que ya en el año 330 A.C, se establece la que fue la
primera Biblioteca Pública en la ciudad griega y capital del conocimiento occidental:
Atenas.
Justo en ese mismo año se funda también la que fue la más grande biblioteca del
mundo antiguo, en la ciudad egipcia de Alejandría. Esta biblioteca fue fundada por
Ptolomeo I Sóter, y ampliada por su hijo Ptolomeo II Filadelfo, llegando a albergar
hasta 900, 000 manuscritos, en su mayoría, provenientes de las grandes culturas de la
época y el conocimiento de sus filósofos, estudiosos e historiadores. Las obras eras de
Grecia, Persia, India, Palestina, África y otras culturas, aunque predominaba la
literatura griega y helenística, quienes eran además los que más producían.
Se estima que en la biblioteca llegaron a existir el siguiente número de libros, rollos y
papiros:
– 200,000 volúmenes en la época de Ptolomeo I
– 400,000 en la época de Ptolomeo II
– 700,000 en el año 48 a.C. con Julio Cesar.
– 900,000 cuando Marco Antonio ofreció 200.000 volúmenes a Cleopatra, traídos de
la Biblioteca de Pérgamo.
Esta biblioteca sufrió varios intentos de ser destruida por los diferentes pueblos que
conquistaron Egipto: la primera en el año 48 a.C. incendiada por las tropas de Julio
César. Aunque se cree que ahí el daño no fue mayúsculo. El fin de esta biblioteca en
realidad, se sitúa en un momento indeterminado del siglo III o del siglo IV d.C., quizá
en 273 d.C, cuando el emperador Aureliano tomó y saqueó Alejandría, o cuando
Diocleciano hizo lo propio en 297.
Planificación
Aunque esta biblioteca fue una de las más grandes e importantes del mundo antiguo,
las fuentes de información sobre ella son escasas y a veces contradictorias,29 y gran
parte de lo que se ha escrito sobre ella mezcla leyendas y hechos históricos. ,1931 en la
que se afirma que fue fundada en la ciudad de Alejandría durante el reinado de
Ptolomeo I Sóter , y que fue planificada inicialmente por Demetrio de Falero, un
estudioso de Aristóteles exiliado de Atenas que había buscado refugio en la corte
ptolemaica de Alejandría. 318 Sin embargo esta carta es considerablemente posterior a
ese período y contiene información que actualmente se sabe que es inexacta o muy
discutida,31 como la afirmación de que la Septuaginta se elaboró en la biblioteca.
Busto de Ptolomeo II Filadelfo, que se cree que fue el que estableció la Biblioteca
como tal, aunque los planes para llevarla a cabo pueden haber sido desarrollados por
su padre, Ptolomeo I Sóter.
Otras fuentes afirman que la Biblioteca fue creada bajo el reinado de su hijo, Ptolomeo
II Filadelfo, que reinó entre 283 y 246 a. 134 Para entonces, Demetrio de Falero había
caído en desgracia ante la corte ptolemaica y no habría podido desempeñar ningún
papel en el establecimiento de la Biblioteca como institución,1 si bien los historiadores
consideran que es muy probable que desempeñara un papel importante en el acopio de
los primeros textos que pasarían a formar parte de los fondos de la biblioteca.
Independientemente del período exacto de su creación, parece relativamente claro que
Aristóteles y su Liceo de Atenas, que albergaba la escuela peripatética, ejercieron una
gran influencia en la organización de la biblioteca y de las demás instituciones
intelectuales de la corte ptolemaica de Alejandría, sin duda debido a la influencia de
Demetrio de Falero,37 pero también al hecho de que Ptolomeo II fue educado por
Estratón de Lámpsaco, miembro de la escuela peripatética y posteriormente director
del Liceo,38 además de que Aristóteles había sido el tutor del joven Alejandro Magno
y la creación de una institución inspirada en el Liceo aristotélico ofrecería a la dinastía
ptolemaica una oportunidad adicional para justificar sus pretensiones como sucesores
de Alejandro. 39 Se sabe que la biblioteca se construyó en el Brucheion, el complejo
palaciego de Alejandría, al estilo del Liceo.
Primeros tiempos
En esa época es probable que la biblioteca ofreciera sus servicios a Euclides, que había
llegado a Alejandría por invitación de Demetrio de Falero y que estaba en proceso de
completar su mayor obra, los Elementos. 7070 Estaban divididos en secciones, cada
una de las cuales contenía referencias a autores de un determinado género de texto. 61
70 Su división básica era entre autores de poesía y prosa y cada sección se dividía en
subsecciones que listaba autores en orden alfabético,70 y los registros de los autores
incluían sus nombres, los de sus padres, sus lugares de nacimiento y otra breve
información biográfica, como los apellidos con los que se les conocía, seguidos de
listas de sus obras conocidas. 71 La información sobre autores prolíficos como
Esquilo, Eurípides, Sófocles y Teofrasto debe haber sido muy extensa, con múltiples
columnas de texto.
Apogeo
Ruinas del Serapeum, donde la Biblioteca de Alejandría trasladó parte de sus fondos.
Aristófanes de Bizancio se convirtió en el cuarto director de la biblioteca alrededor del
año 200 a. 9596 Según una leyenda del escritor romano Vitruvio, Aristófanes fue uno
de los siete jueces nombrados para un concurso de poesía organizado por Ptolomeo III.
9597 El rey le exigió que lo probara y Aristófanes buscó en la biblioteca los textos que
los autores habían plagiado, localizándolos de memoria,9597 por lo que gracias a su
impresionante memoria y diligencia, Ptolomeo III lo nombró bibliotecario.
Su mandato está considerado como el inicio de una fase más madura en la historia de
la Biblioteca de Alejandría. 8998 Durante esta etapa la crítica literaria alcanzó su
punto álgido y llegó a dominar la producción académica de la biblioteca. 99
Aristófanes editó textos poéticos e introdujo la división de los poemas, que
anteriormente estaban escritos en prosa, en líneas separadas en la página. 100 También
inventó los signos diacríticos para el alfabeto griego,89101 escribió importantes obras
sobre lexicografía67 e introdujo una serie de señas para la crítica textual.
La expulsión de los eruditos alejandrinos por parte de Ptolomeo VIII fue parte de un
proceso más amplio de persecución de la clase dominante alejandrina,109 y causó una
diáspora de la erudición helenística. 42 Los estudiosos de la Biblioteca de Alejandría,
y sus estudiantes, continuaron investigando y escribiendo tratados, pero la mayoría ya
no están vinculados a la Biblioteca,110 sino que se dispersaron primero por el
Mediterráneo oriental y posteriormente también por el Mediterráneo occidental.
114 Enfrentados a los constantes disturbios sociales y otros problemas políticos y
económicos, los últimos gobernantes ptolemaicos no dedicaron la misma atención al
Museion que sus predecesores. 114 El prestigio tanto de la biblioteca como de su
bibliotecario disminuyó. 114 Distintos gobernantes ptolemaicos posteriores utilizaron
el puesto de bibliotecario como recompensa política para sus partidarios más leales.
114 El puesto de máximo responsable de la biblioteca perdió tanto de su antiguo
prestigio que incluso los autores de la época dejaron de registrar los nombres y
mandatos de sus ocupantes.
, afirmaba que el incendio iniciado por César destruyó cuarenta mil obras de la
Biblioteca de Alejandría. 62118 El platonista ecléctico Plutarco escribió en Vida de
César «Cuando el enemigo intentaba cortar su comunicación por mar, se vio obligado
a evitar ese peligro prendiendo fuego a sus propias naves, las cuales, después de
quemar los muelles, se propagaron desde allí y destruyeron la gran biblioteca». 119121
Algunos especialistas han interpretado este texto de Dion Casio como una indicación
de que el incendio no destruyó realmente toda la biblioteca, sino probablemente solo
un almacén situado cerca de los muelles, que según Galeno se utilizaba para depositar
rollos de papiro,122123 probablemente hasta que se catalogaran y se añadieran a los
fondos de la biblioteca. 124 De hecho, esto es lo que en general se desprende de las
fuentes cronológicamente más cercanas al incendio,125 y en cualquier caso fuera cual
fuese la devastación que hubiera causado parece claro que la biblioteca no fue
completamente destruida.
115 En cualquier caso, autores contemporáneos como Lionel Casson sostienen que
incluso si la historia fuera inventada, no habría sido creíble a menos que la biblioteca
siguiera existiendo. Otra prueba de la existencia de la biblioteca después del año 48 a.
127128 Partes de los comentarios de Dídimo se han conservado en citas posteriores y
estos pasajes son una de las fuentes más importantes de información de los
historiadores contemporáneos sobre las obras de antiguos eruditos de la Biblioteca de
Alejandría. 127 Casson afirma que la prodigiosa producción de Dídimo «habría sido
imposible sin al menos una gran parte de los recursos de la biblioteca a su
disposición».
Finalmente, todo indica que una sucesión de episodios violentos a lo largo del siglo iii
pondría fin a la ya de por sí deteriorada biblioteca. 137 Es posible que esta institución
y su biblioteca hayan sobrevivido durante algún tiempo, pero ciertamente con
precariedad y sin motivar a nuevos e importantes investigadores a unirse a ellas.
Durante los combates las tropas romanas destruyeron completamente el distrito de
Brucheion, en el que se encontraba la biblioteca,1141342 y, si es que el Museion y la
biblioteca todavía existían por entonces, es casi seguro que fueron destruidos durante
el ataque.
El Serapeum
Watts, Teón probablemente era el director de una escuela llamada «Museion», que se
denominó así por el Museion helenístico del que formaba parte la Biblioteca de
Alejandría, pero el nombre era la única conexión que tendría con ella.