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Campo cultural y democratizacion en Argentina* Oscar Landi 1. Entre ta herencia autoritaria ¥ la oportunidad democrética Los sistemas politicos democraticos que actuaimente se van generando en el Cono Sur de América Latina, juego del ciclo de golpes de Estado que inauguré el derroca- miento del gobierno constitucional brasilefio en 1964, tienen inmediatos efectos sobre el campo cultural que no pueden ser s6lo atribuidos a una determinada politica cultural. El levantamiento de censuras estatales sobre la creacion artistica, la pérdida de vigencia de “listas ne- gras” de artistas y cientificos a los que se les impedia el gjercicio de su labor en instituciones y medios de difu- sién estatales, los fenémenos de “destape” y de reinfor- macion de la sociedad, son inherentes a la naturaleza de la propia transicién politica, a la salida de los regimenes autoritarios. Existe un gran primer momento caracterizado por el retiro de cierta intervenci6n estatal en el campo cultural. * ate trabajo es gare de mi estudio sore politcas culturales en ia de= noeratizaign de Argentina, que realizar en ei Cento de Estudios de Estado y Sociedad de Buenos Aires, con el apoyo del International Development Rex ‘earch Center de Canad. 145 146 POLITICAS CULTURALES EN AMERICA LATINA Esta situacin reconoce variaciones nacionales significa tivas, dependientes de las diferencias histérico-politicas de estos palses entre si, Pero tal cuestion no afecta la dis- tincién inicial que queremos establecer entre los efectos provenientes dei cambio del régimen politico y las polit cas pablicas especificas que se comienzan a imp en el campo cultural, Estas politicas culturales no son derivadas de cambios de gobiernos, sino que estan as0- ciadas a las transformaciones globales de un cambio de régimen politico. En una segunda fase, comienzan a salir a la superficie de la escena piiblica cuestiones relacionadas con el como, debe intervenir positivamente et Estado en el campo cul- tural. Esta es una interrogante que rara vez encuentra lugar destacado en el temario piblico, que debe abrirse paso compitiendo con urgencias econémicas y sociales heredadas por la democracia, y enfrentando algunos in- tereses poco afectos a transformar en temas piiblicos cuestiones que afectan su operatoria comercial ¢ indus- trial, particularmente en el 4rea de los medios de comunica- cion. Y, generalmente, descubriendo que e! levantamien- to de la censura no es un proceso tan rapido y lineal, ésta queda sin embargo en los habitos de la produccién cul- tural, en el dafio inferido por Ia represion en los indivi- duos, asi como reaparece 0 se hace evidente cuando en los medios de difusidn privados no tiene campo libre el clima de polémica y de ideas presente 0 querido por la sociedad. Como debe intervenir pues el Estado en el campo cultural en un régimen democratico? 1La pregunta tiene una primera —y en nuestros endeu- dados y dependientes paises casi obvia— limitacién: la crisis econémica, es decir, la inflacion y el déficit del presupuesto estatal. Las funciones de apoyo, promocién: y mecenazgo del Estado estan recortadas desde su inicio. La escasez de recursos suele ser ¢! piso propio desde el cual comenzar a formular la cuestién. CAMPO CULTURAL Y¥ DEMOCRATIZACION ut EN ARGENTINA El cuadro es conocido. Aqui queremos sefialar otros tipos de problemas con los que hoy tropezaria el opti- mismo del planificador modernizador o desarrollista de los aftos cincuenta o sesenta, o la preocupacién funda- mental por los contenidos doctrinarios de la cultura, propia de diferentes Opticas marxistas. Se abre una zona de problemas referida a las caracteristicas del aparato estatal heredado y a las transformaciones que en el seno de las culturas politicas presentan estos paises, respecto a la percepcion de tas relaciones entre el Estado y la so- ciedad, respecto a los ciclos politicos previos a los golpes de Estado a los que nos hemos referido. Considerando el caso de Argentina en la actualidad, po- driamos puntualizar estas cuestiones del siguiente modo: a) Largos afios de intervencién estatal, en términos de censura y persecucién, orientada a la desarticulaci6n del campo intelectual del ciclo politico anterior, han creado una razonable aprensiOn en este campo, basada en la aso- ciaci6n entre la intervencién estatal y la pretensin del gobierno militar del llamado Proceso de Reorganizacion Nacional (1976-1983) de regular los contenidos de la produccion cultural y del flujo informativo. El Estado esté lejos de ser un anhelado centro otorgador de senti- do a la cotidianidad, al trabajo y a la creacion artistica y cientifica. 4d) Desde el punto de vista de su estructura interna, la administraci6n publica presenta una herencia caracteriza- da por la feudalizacion de sus instancias. BI caso de los ‘organismos estatales con competencia sobre los medios de comunicacion es claro. La Secretaria de Informacion Publica (sip), la Secretaria de Comunicaciones (SECOM), el Comité Federal de Radiodifusion (COMFER) y otros ‘organismos menores tienen un conjunto de atribuciones superpuestas y logicas propias de funcionamiento y deci- sion. Lo cual no solo dificulta la gestion del Estado en cuanto a su posible eficiencia y claridad, sino también constituye un espontaneo generador de conflictos por 148. POLITICAS CULTURALES EN AMERICA LATINA atribuciones dentro del propio seno del gobierno. La ad- ministracion piiblica heredada tiene una estructura simi- lar a las capas geol6gicas y no est4 conformada central- mente por las exigencias de su relacion con la sociedad civil, sino que es un disefio derivado de la larga inestabi- lidad politica en el pais, la entrada y salida permanentes de funcionarios y de politicos en su seno, la dstribucion de atribuciones como elemento negociable entre burocra- cias civiles y militares (en transacciones que a veces no tenian nada que ver con las comunicaciones) y la. divi- sién de todo el aparato estatal entre la marina, la aero- ndutica y el ejército desde 1976. ©) El gobierno militar ha dejado en el seno del Estado un conjunto de radios y canales de television, en una tuacién marcadamente deficitaria (entre otras cosas debi- do a la particularidad de la operatoria comercial ¢ indus- trial que expondremos en seguida). d) La emergencia de un nuevo régimen politico que no. corrige o mejora al anterior, supone una dificil situacion en la cual se presentan tanto las inercias no deseadas de Ja estructura administrativa heredada como las exigen- cias de autonom{a sistémica del régimen respecto a las problematicas y demandas de la sociedad civil. Esto es, ‘el régimen debe obtener una cuota necesaria de autono- mia de procedimientos que lo doten de gobernabilidad sobre la sociedad, Problema estructural de las relaciones sociedad civil-Estado que se mantiene como permanente tension y cuyo curso no es ajeno, por supuesto, a las po- liticas coneretas ‘que se confrontan en sw concepcion sobre la participacion popular en la democracia. Esta necesaria mirada sobre si mismo que el Estado debe realizar en la implementacion de politicas pitblicas, incluida la cultural, se da en umclima de ideas poco propi- cio para la reposicién de concepciones de ta planificacion cen las que las seguridades cientificas 0 ideologicas de los funcionarios intente transformar aspectos del funciona- miento de la sociedad y alcanzar metas sin atravesar los CAMPO CULTURAL ¥ DEMOCRATIZACION 49 EN ARGENTINA. complejos caminos de las transacciones, la concertacion social y un conjunto de arreglos en el proceso de inter- cambio politico propio del tono contractual de estas tran- siciones a la democracia. Por otra parte, en las culturas politicas prevalecientes en la sociedad, las grandes doctri- nas no son la forma principal de existencia de las ideolo- gias, sino las nociones, tdcticas y estrategias del sentido comian presentes en una poblacién que da muestras tanto de participacién piblica (actos politicos, porcentajes de afiliados a los partidos politicos, de votantes en las elec- ciones, definicion de la plaza piblica —particularmente Ja Plaza de Mayo de Buenos Aires—como gran escenario hist6rico), como de mantener una fuerte desconfianza en cl juego de las estructuras politicas formales, que espera cosas bastante distintas de la politica, que tantas veces le prometié refundar al pais al ritmo del péndulo entre go- biernos civiles y militares. En estas circunstancias, un sector dela industria cultu- ral, el compuesto por las editoriales, la cinematografia, el teatro, etcétera, se relaciona con el Estado en una aproxi- macién basada en demandas crediticias, impositivas y de fomento que alivien su critica situacién industrial y co- mercial. Su éxito ha sido escaso y desigual: el Instituto Nacional de Cinematografia ha generado un apoyo fi- nantiero a los productores que, si bien no es espectacular, + Bias puncualizaciones Sobre los limits del Estado atienden princpal- mente a su forma operatoria y de ent‘lazamicitos con la indusita cultural y os movimientosculturales de eeacibn voluntariao espontanes por parte de ‘udividuos y sectores sociales. No se inscribe tanto ea une sana tradiion critica de las funciones devaseadoras que sobre lapariipaciony las culturas populares hes tenido Estates como el mexicano o la concentrada industria cultural eletrénica de fos pases centrale. Su hilo se remonta ls partculai- ‘iad histrca que tavo ia temprana industri cultural ex Argentine imprenta, slo, et) y las earactersticaspoltico-clturales de movimientos populaces como el irigoyenismo y ei peronismo, que impide pensar un core tajante mtr cultura popalar, por un lado, e industria cultural y Bxado por otto. La nuestra es una historia de eruces, de siatonias y contradicciones que ‘omprometian simuitineamente a la industris, al Estado y a la producsén Stara deste de los mowinuentes soxiles: 130” POLITICAS CULTURALES EN AMERICA LATINA sin embargo ha permitido cierta reactivacion de Ia in- dustria del cine nacional, que en 1983 estaba casi paraliza- da, En cambio la actividad teatral atraviesa una profunda crisis, abandonada a su suerte en medio de la recesién eco- némica, Paradéjica sitwacién de una actividad que en la liltima etapa del gobierno militar gener6 uno de los movi- ‘mientos culturales antiautoritarios mas importantes, el de ‘Teatro Abierto, y que provey al gobierno constitucional parte de su personal en el Area cultural (secretario de Cul- tura incluido). El otro sector, el de los medios de comunicacién, tiene otra forma de relacién con el gobierno. Se puede encon- trar en sus posturas sefialamientos parecidos a algunos de Jos que acabamos de hacer sobre el Estado y la politica cultural: superposicién burocratica, déficit financiero de Ja red de medios en manos del Estado, etcétera. Se tiende a entablar asi una contradiccién a nuestro juicio falsa- mente planteada como el centro de la cuestion cultural: Estado ys. mercado, y viceversa. Contradiccion que pro- pende a cristalizar el neoliberalismo y ciertos principios nacional-estatistas retomados de las tradiciones politicas populares en Argentina sin una conveniente revision y ac- tualizacion, Esta contradicei6n es fuertemente planteada por las aso- ciaciones de medios privados en términos de la exigencia de privatizacion de los medios en manos del Estado, el bre acceso de los medios graficos al circuito electronico (particularmente a television) y su autonomfa decisoria enel manejo de la informacion. Luego de la primera fase de instauracién del regimen democratico, los sectores pri- vados de los medios fueron configurando una fuerte ofensiva antiestatista que cuenta a su favor con la debili- dad institucional que atin contiene nuestro sistema de partidos politicos. 1 Bn io de 1983, a raz de su critica a as nictaivas paslamenaras de legis- Indore de peti e'gobixno, para aprobar ana ey de detecho a eps, > CAMPO CULTURAL Y DEMOCRATIZACION ast EN ARGENTINA Los legitimos derechos del sector privado y una serie de puntualizaciones correctas sobre las falencias del Estado en el manejo del sistema de medios encubren, dejando fuera del foco de anélisis, su forma propia de operativo en Io que hace a la produccién y comercializacion de programas e informacién. Visto de este lado, el cuadro cambia, el fuerte tono antiestatista de sus principios cede aso a una sittacion en la quese pueden detectar una serie de ventajosas relaciones con eslabones y empresas del Es- tado. Alhacer ingresar en el analisis esta zona, la relacion enttre los medios, productoras de programas yagencias de publicidad privadas se torna mas ambivalente, mas ajus- tada a la légica de los negocics. La ideologia funciona ‘como una suerte de programa méximo que expresaen voz alta ciertas demandas y calla el sigiloso operativo diario del sector privado. La penumbra en que quedan estas transacciones hacen generaimente inaplicable gran parte de los principios con- tenidos en las leyes de radiodifusion de tono antimonopé- lico o de defensa de la produccién nacional (Muraro, He- riberto, 1985). ‘Vayamos a algunos ejemplos. En Argentina, la pro- duccién y comercializacién de los espacios de radiodifu- sién tienen particularidades que le otorgan una escasa transparencia, La inexistencia de una estructura estatal de produccién de programas y la dependencia respecto de los avisos comerciales fue llevando a que la comercializa- cin de los espacios se efectuara de la siguiente manera: 1 Ia luz pilin Ia Comisin Empresria de Medios de Commicacion Inde Dendlenss,compucsa por: aan (Asocicion Argentina de Editors de Revi), doima (Acosiasion de Dearie dl lterior dea Replies), aznen (Asociacién de Eritores de Dias dee cided de Buenos Airs), ara (Asoccion de Radiog- fusoras Privadas Argentinas), ata (AsociaciOn de Telorrediodifusoras Ar- _gentinas)- Esta conjuncion antiestatsta recaoce algunas grits interna por el Aominio de certs mereaos y clientes. Sendo quik u ssior mis deteiorado of de las radios pevades, quo salvo un pequstio nimero de sSidas empress, "eps una eumdd ed erados provinces y reds seme ons 182 POLITICAS CULTURALES EN AMERICA LATINA. las emisoras ‘‘venden” (mas exactamente, alquilan) sus espacios, de acuerdo con una tarifa prestablecida por la misma estacién, directamemte a los anunciantes, 0 a las respectivas agencias de publicidad que los representan.? ‘Tales tarifas son acompafiadas generalmente por por- centajes de rebajas en los costos de los espacios con los que fa emisora beneficia al anunciante o a la agencia por iertos motivos: rapido pago de las facturas respectivas, voliimenes de compra de espacio, eteftera. Estas practicas tienen por lo menos dos efectos distor- sionantes. Por un lado, el anunciante, agencia o produc- tor de programas mas poderoso, paga precios menores a los establecidos. El pequefio anunciante, sin poder de presion, paga un precio sobrevaluado. Simultaneamente, se expandié durante el gobierno militar reciente la figura del llamado “‘bolsero” en la jerga del negocio, esto es, el intermediario que compra una gran cantidad de espacios y los revende de diferente manera (las relaciones entre los ir terventores militares de algunas radios y canales con los intermediarios fueron muy estrechas, como el lector pue- de suponer rapidamente). Por otra parte, ia publicidad indirecta, aquella que aparece mezclada con los temas que tratan los programas (las marcas comerciales que se filtran en la imagen del te- levisor fuera de la tanda formal publicitaria, la irradia- ibn de ciertos discos, etc.) es, en no pocos casos, una fuente de ingresos de mayor volumen que los obtenidos por la publicidad explicita. ‘Todos estos procedimientos dan mucha elasticidad ala relacién entre los costos de explotacion de los medios y sus ingresos. ¥ es un poderoso mecanismo de transferen- ccias de ingresos del Estado hacia sectores privados, mu- ‘chos de los cuales presentan, a través de sus organizacio- ‘nes corporativas, un discurso neoliberal que cuestiona el 2 Em esta desripcion seguiremos al elato de Soret Noguer ens libro Ro- lodifsian om la frgotin, 1988. nai eehetahensen CAMPO CULTURAL Y DEMOCRATIZACION 153 EN ARGENTINA déficit de la empresa publica atribuyéndolo a su caracter estatal, ineficacia, etcétera.* Disociado de la red productiva y de comercializacion, una radio o un canal de television puede llegar a ser solo tuna boca de expendio de programas y noticias, ysu cardc- ter estatal agotarse en la propiedad dela infraestructura y em el pago de los sueldos del personal. El ingreso de esta problematica en el andlisis, colabora decisivamente a disolver las opciones construidas por la confrontacién doctrinaria —poco atenta a la operacién actual real de los medios— entre el liberalismo y cierto pensamiento nacional-estatista con més inercia que répi- dos reflejos para reflexionar sobre la crisis del Estado, los nuevos problemas tecnolégicos e industriales, etoétera. ‘Una de las proposiciones que intentamos hacer en este trabajo es la de recolocar estos problemas en otro terre- no, en el de /a democratizacién del Estado, en fos proce- 0s y formas de hacer politica y tomar decisiones, a través de ios cuales se constituyen —pluraimente— los sectores populares en actores poltticos. Siguiendo con el ejemplo del sistema de medios de co- municacién, ditiamos quela opcién entre estatismo o pri- vatizacién de los medios no se resuelve en una discusion centrada en el porcentaje de medios que debe quedar en ‘manos del Estado y el que debe quedar en manos priva- das, El sistema nacional de telerradiodifusion no puede set sino mixto y, antes que una cuestion de porcentajes, el tema se presenta en térmings de como posibilitar legal y financieramente el ingreso a las licencias de explotacion de las ondas (totalmente subutilizadas en Argentina res- pecto a la cantidad de espacios obtenidos en las conven- ciones internacionales) por las organizaciones intermedias (Sindicatos, universidades), municipios, etcétera. Tam- 4 Adem de este mecaniame de transferencia de ingresos, el Estado sigue siendo el mayor avisador en ls mediosprvadosy fuente fundamental eles ‘Botsia que Gros hacen (9 0) cecal 154 POLITICAS CULTURALES EN AMERICA LATINA. bién en como el sector estatal de medios pasa a ser re- gulado por entes estatales no gubernamentales, de repre- sentacion politica y comunitaria. Oa través de qué meca- nismos el parlamento tiene funciones de control sobre el destino y distribucién de ta publicidad oficial en los me- dios privados. Hablamos de procesos destinados a posibilitar la plura- lidad de voces, y que en el plano de la industria cultural yla creacién voluntaria de los individuos y los movimientos so- Ciales, impide que la politica cultural sea confundida con algo asi como el gobierno politico de fa cultura, con un dirigismo que intente remplazar administrativamente la creatividad, que opte entre corrientes estéticas o de ideas, de al forma que ponga en cuestion el pluralismo politico 0 el Tespeto por las diferencias étnicas, sexuales, regionales y generacionales presentes en el pais, La intervencion de un Estado democratico supone, en el campo cultural, abrir es- pacios para iniciativas, crear nuevos puentes entre artistas y pilblico, y tratar de que no sean posiciones fijas, dar apoyo econémico y crear instancias de consagracién, Pero que las decisiones finales recaigan en los propios productores y profesionales de la cultura, Liegamos asi a un punto muy importante de estas tran- siciones desde situaciones autoritarias, en el marco de agudas dificultades econdmicas y con la franca declina- cién de las culturas politicas tefidas por las. concep- ciones generales de la modernizacién, el desarrollismo y Jas alternativas marxistas de los afios sesenta y setenta, Las confrontaciones principales en el plano del campo cultural no se dan en términos doctrinarios y sobre me- tas generales sino en pequefas y grandes batallas y tran- sacciones sobre ia distribucién y formato de los circuitos de produccién cultural y comunicativa, Las discusiones rondan menos la zona de los “‘conte- nidos’” de la cultura » mds el problema de las oportuni- dades y formas de participacién de las diferentes voces de la Sociedad. Creemos que estas afirmaciones pueden CAMPO CULTURAL ¥ DEMOCRATIZACION 455 EN ARGENTINA ser refrendadas tanto por la observacién de los hechos como por el ascenso de valores contractuales y de inter- cambio politico, en el sentido comin politico més exten- dido en la poblacién. Peto las batatias por los circuitos reinstala la tensién, inherente a la construccién de la democracia, entre el pluralismo y el minimo de normas y valores que regule a la sociedad como tn todo; enire la defensa de la libertad individual y el reconocimiento de las funciones éticas det Estado. En la redefinici6n democratica de las funciones del Es- tado, la transaccion institucional es la forma principal de procesarse el sistema, peto no como tina sumatoria de acuerdos en la que es indistinta la posicién de poder eco- némica, social, politica, cultural de sus protagonistas. Nos referimos a la tension permanente entre la legitimi- dad de las diferencias que abre el pluralismo politico y la intervenci6n del Estado en orden a la justicia social. En nuestro €as0, a la oportunidad cultural y comunicativa como wn derecho social. ‘Luego de los afios vividos, Ia democracia redefine las, relaciones entre el Estado y la sociedad. En el plano cul- tural, ello supone un retiro del Estado respecio de los controles y censuras que ejercia bajo el gobierno militar, pero también su necesaria transformaci6n e intervencin en lo que hace el estimulo y apoyo de las iniciativas cul- turales y los sectores de la industria cultural nacional en. desigual competencia con la gran industria cultural e in- formativa internacional. No pensamos en dirigismos au- toritarios, ni en estatismos arcaicos, pero tampoco en- tendemos a la expansiin de la pluralidad de voces en la democracia como una ampliacin de clientelas de los consumos culturales. Mas profundamente el problema abierto en estas transiciones es si la democratizacion politica ira acompafiada 0 no por nuevos principios de organizacién del campo cultural, que a nuestro entender 156 POLITICAS CULTURALES EN AMERICA LATINA. deberia ubicar al vasto y heterogéneo espectro de fa cul- tura popular como su polo dindmico. En los primeros dos atios de redemocratizacién politi- ca del pais, se ha ido generando un conjunto de planes culturales municipales, provinciales y nacionales. Y en este campo, como dice el dicho popular: en la carreta las cargas se acomodan andando. Su consideracién no nos sittia frente a textos definitivos, mAs bien son bases de discusi6n y de confrontacion permanente con la realidad de un pais que se fue transformando subterréneamerite en el silencio de! autoritarismo, y que en gran medida desconocemos. En las paginas que siguen realizaremos algunas consideraciones sobre el Plan Nacional de Cul- tura (1984-1989), texto que no escapa al género que aca- bamos de describir. AL, Los dilemas det Plan Nacional de Cuttura a) Entre los principios y un Estado feudalizado En diciembre de 1984 la Secretaria de Cultura de la Na- cin dio a conocer el Plan Nacional de Cultura (1984- 1989). En sus fundamentos mas generales, el plan entien- de por cultura “los modos de vida de las personas, sus maneras de ser, los instrumentos que fabrica, los conoci- mientos que conquista, los simbolos con que se expresa, Tas pautas de conducta y los valores que lo orientan” (Plan Nacional de Cultura, PNC, p. 7). Esta ptica —afin a una interpretacién antropoldgica de la cultura— se es- pecifica con la formulacion de algunos principios: el des- cubrimiento y 1a defensa de la pluralidad de identidades dela libertad conquistada por todo el pueblo en los comi- cios de octubre de 1983; la contribucién dela cultura ala descentralizacién del poder; una mejor distribucién de os bienes culturales y el protagonismo activo de sus habi- esse P i Meosie indiestore sani (CAMPO CULTURAL ¥ DEMOCRATIZACION, 1st EN ARGENTINA. tantes como ingredientes de la democratizacién del pais; el concepto de ‘‘cultura nacional”’ como superador dela. disyuntiva entre cultura ‘‘superior’’ y cultura “popular” yde la que se mantiene en algunos ambitos en términos de cultura “‘localista’’ y cultura ‘‘europeista””. El plan define el Derecho a la Cultura como uno de los. Derechos Humanos, afirmando que el Estado debe pro- veer para que su libre eercicio esté asegurado para rodos Jos habitantes de la nacion. Lo que supone que la cultura es promovida por la secreiaria, pero no determinada por ella. Estas definiciones basicas abren paso al plan. Pero antes de analizar sus propuestas cabe reparat en un aspecto fundamental: diagnostica insuficientemente la herencia de Jargos afios de autoritarismo en los que prevalecieron la censura, el silencio, la mentira, el elitismo, la frivolidad, Ja uniformidad ideoldgica, el terror y la desnacionaliza- cidn; términos todos ellos que el plan agrupa en un parra~ fo dando por sentado lo que es necesario explicitar, no para reiterar lo que ya se ha dicho al respecto, sino para entrar en la discusion fundamental acerca de la construc- ign del piso de la democracia, sistema que no prolongao mejora al anterior, sino que es esencialmente disconti- ‘nuo respecto del Proceso de Reorganizacion Nacional inauugurado en 1976. Esta ausencia de diagndstico es muy notoria en un aspecto central: zeuAl es la herencia bu- rocritica que debe enfrentar el nuevo gobierno? La Se- cretaria de Cultura de la Naci6n es una instancia que ha tenido diversas inscripciones dentro de la estructura del Estado, dependiendo de pujas burocriticas y tcticas politicas, cargando sintométicamente las incomodidades que el campo cultural transfiere reiteradamente a los sis- temas politicos. YY bien, ahora la secretaria esté en la érbita del Ministe- rio de Educacién y Justicia y se ha restructurado por dentro de manera que ‘‘jerarquiza las areas tematicas y posibilita que la politica cultural sea cteada y dirigida por ‘genuinos representantes de la cultura’? (PNG, p. 11). Ade- 158 POLITICAS CULTURALES EN AMERICA LATINA mas ha ampliado notoriamente su alcance con fa incor- poracién en su seno de Argentina Televisora Color (arc). Sin embargo, es una isla dentro del feudalizado aparato administrativo del Estado, ademas de haber perdido la categoria de par de Educacién que tuvo en otras épocas. ‘Con una escuela cuyo cruce fundamental sigue siendo la imprenta, los medios de comunicacién condicionados y/o controlados por intereses comerciales y una accion cultural cuyo centro de gravedad es el espectaculo, se hace dificil cumplir los postulados generales enunciados que, efectivamenie, estan presentes, de diversas maneras yenmés de una combinacién, en las culturas politicas do- minantes en el pueblo. ero vayamos por partes. Es inevitable partir de ciertas, premisas y loable construir iniciativas a pesar de las restricciones queellas imponen, pero siestose hace sin re- nunciar al planteo de una vision global que capte el entre- Iazamiento que en |a realidad se da entre los medios, laes~ cuela y la produccién artistica, que asuma en definitiva que hay siempre cierta necesaria sintonia 0 disfuncion entre los objetivos propuestos y las caracteristicas de las {instituciones que se los plantean. Quién proyecta, desde donde, con qué recursos, son en principio preguntas so- brentendidas, suftidas y evitadas en el plan, pero bastan- te evidentes para todos. El plan no entra en ciertas cuestiones respetando las, exigencias del sistema burocratico en el que esta inscrito, pero recoge de manera bastante exhaustiva las mas diver~ sas demandas planteadas desde el campo intelectual al Estado. Las restricciones de! sistema entran en coalicion con las reivindicaciones de la cultura, arriesgando trans- formar en palabra vacia todo lo bueno que el plan recoge de los reclamos de la sociedad. ‘La reforma del Estado argentino es una condicién de posibilidad de la efectiva institucionalizacion democrati- ‘ca del pais, y el rea cultural no-éscapa a esta exigencia. CAMPO CULTURAL Y DEMOCRATIZACION 159 EN ARGENTINA +b) De ta oposicién al gobierno El levantamiento de una serie de restricciones y dela cen- sura ala creacion cultural, y la presencia de un tono gene- ral federalista son dos coordenadas importantes del plan. Ambos aspectos son de dificil concrecién, aun dentro de Ia actual institucionalizacion democratica del pais. Pueden levantarse las censuras del Estado en la misma medida en que se acentian dentro de los medios privados. No todas las instancias de nuestro feudalizado Estado en- tienden de igual manera los principios generales, Asi como Ia centralizacién portefia esta cristalizada por la disposicion de la infraestructura técnica de los me- dios de comunicacién y las tarifas de ENTEL, un vistazo a Ia magra estructura de la misma Secretaria de Cultura de- muestra, por otra parte, que casi el 90% de sus dominios estan localizados en la capital federal, incluida su area cualitativamente mas poderosa: ATC. Pero ambas definiciones dan pie a politicas de avances graduales en estos pianos, llevando nitidamente la delan- tera el levantamiento de los controles que atentaban con- tra la libertad de expresion. Las direcciones nacionales de Antropologia y Folklo- re, de Artes Visuales, de Museos, de Musica y de Teatro y Danza plantean sus objetivos recogiendo un conjunto amplio de reivindicaciones especificas contenidas en los programas electorales de los partidos que nuclearon la més amplia mayoria del pueblo. La disonancia entre los recursos econémicos e institu- cionales de la seeretaria y la larga suma de objetivos de las direceiones nacionales se hace evidente, pero destaque- mos por ahora el significado positivo de esta carga de de- mandas asumidas por el plan. 5 Empresa Naciont! de Telecomunicaciones. 160 POLITICAS CULTURALES EN AMERICA LATINA. El texto esta marcado por una serie de verbos que le otorgan un clima de accion: conservar, contribuir, enti quecer, estimular, establecer, alentar, proteger, actual zar, implementar, coordinar, continuar, difundir, plani- ficar. . ‘Cada una de las areas que cubren las direcciones na- cionales merece un detenido analisis particular que est fuera del alcance de estas lineas. Digamos en términos ge- nerales que el plan muestra los complejos cruces que a esta altura de los tiempos tiene una politica cultural. Pon- ‘amos el caso de [a utilizacion de modernas tecnologias. En diversos tramos se plantean objetivos como los de crear bancos de datos, el registro en audio de lenguas y musica indigenas (que esperamos no termine siendo un simple recordatorio y se combine con politicas de otras ‘reas destinadas a su sobrevivencia), crear centros de do- cumentacién y grabar cintas de video magnéticas. ‘También el plan demuestra los cruces de la creacion cultural con los aspectos industriales, tema de vieja data en Argentina, dada su temprana industria grafica y el de- satrollo de la radio y el cine. En este rubro los casos de las industrias del cine y del libro son ejemplificadores del de- terioro generalizado de la industria cultural nacional. Por ‘esta via el plan se interna en demandas arancelarias, cre- diticias ¢ impositivas que requieren de un tratamiento preferencial y sintonias no planteadas con la politica eco- némica y la de la Secretaria de Planificacion que, un mes después de la aparicién det plan, presentd, a través det Presidente de la nacién, sus Lineamiientos de una estrate- gia de crecimiento econdmico, 1985-1989. Finalmente, cabe destacar la elaboracién de un conjun- to de leyes de proteccién y fomento de la actividad cultu- ral y de diversas actividades comerciales ¢ industriales comprometidas en ellas. En este aspecto se retoma una vieja tradicion de la cultura nacional, que ha contado en otros momentus con un tejido legal de proteceion y de fo- ‘mento que el autoritarismo y los intereses ligados a él fue- CAMPO CULTURAL ¥ DEMOCRATIZACION 161 EN ARGENTINA : ron debilitando, suprimiendo 0 convirtiendo en letra muerta. EI plan enuncia Ja elaboracion de leyes como las de Proteccién del Patrimonio Arqueol6gico, de Promocién del Artesano y de las Artesanias, de Fomento a las Artes Visuales, del Libro, de Defensa del Patrimonio Cultural y Nacional, del Disco, del Masico, del Teatro, de creacién del Ballet Nacional, de Cinematografia, del Doblaje para la Televisién, asi como la sancion de medidas que permi- tan al pobrisimo Fondo Nacional de las Artes recuperar fondos para sus actividades. ©) La perplejidad frente a la television Dejemos en este aspecto hablar al plan con sus propias palabras. Desde la incorporacién de ATC a la Secretaria Nacional de Cultura, en mayo de 1983, el canal fue orien- tado por los sigitientes objetivos generales: En primer lugar, buscar la via de superar la actual contradiccién que significa, para uu canal estatal y cul- tural, la obligatoriedad de financiarse tinicamente con el aporte de sus avisadores comerciales y, al mismo tiem- po, responder a los considerandos del decreto que coloca a ATC en el area de la Secretaria de Cultura y con ef ‘compromiso de asistir al Ministerio de Cultura y Justicia ‘en todos los aspectos relacionados con la cultura nacio- ‘nal, su promocion y difusi6n, para ampliar la participacion, def pueblo en su produccién y disfrute y, ademas, lograr que este medio masivo de difusion se integre a los planes nacionales de cultura para asegurar su promocién. En segundo lugar, mientras subsista la mencionada ‘contradiccion, y a pesar de la circunstancia adversa que se origina en el hecho de ser ATC una televisora netamen- te comercial, intentar que su programacién alcance las siguientes metas parciales: re POLITICAS CULTURALES EN AMERICA LATINA a) Eliminar los programas de caracter grosero, alienan- tes y que estén en contradiccién con la ideologia demo- crética que nuestro pueblo eligié. ‘b) Ofrecer programas de la mayor calidad artistica po- sible, de informacion imparcial y veraz, y de busqueda para lograr, ademas de estos objetivos, el interés de los avisadores. En tereer lugar, se intenta, y ya se esta logrando par- ‘cialmente, ser via de comunicacién ¢ informacion per: manente con todas las provincias. Programas ereados ‘con tal fin ya estén en cl aire y otros se estan gestando. Proximamente la placa identificatoria de L$82 Canal 7 dita: ATC en todo el pais. Nuestro objetivo es, en reali- dad, no sélo que ATC esté en todo el pais, sino que en al- ‘gtin momento todo el pais esté en ATC. [ATC es un recurso nuevo con que cuenta la secretaria, pero heredado de otra zona del Estado, estructurado bajo el gobierno militar y dominado por la logica comer- cial. En su seno se combinaron las peores cosas del Esta- do y del mercado: la represion y los negociados. Como diria el economista, ef ‘“fascismo de mercado” en una de sus mas prodigiosas sintesis. El primer paso de la secretaria y otras instancias del ‘gobierno constitucional fue cancelar algunos programas de audiencia masiva, quiza percibidos como ‘‘groseros”” © “alienantes””. Se instala asi un malentendido (no de ‘aquellos que permiten seguir viviendo): lo culturoso ver- ‘sus lo masivo, no muy bien distinguido de lo popular. ‘A lo largo de 1984 ATC se enfrenta clogiablemente a consolidados habitos de consumo difundidos por televi sion, y por momentos también se vuelve indigesta y abu- ‘rida; la tensiOn que la atraviesa es resistente y su “‘solu- ‘cin’ parece llegar pronto: debe sumergirse en la logica comercial, pues sus dividendos permitiran crear otro ca- nal definidamente cultural (tal como se informa en oca- sin de la presentacién del Plan Nacional). Hacer algo que se valora como no deseable para fi- CAMPO CULTURAL ¥ DEMOCRATIZACION 163 EN ARGENTINA nanciar algo si querido ¢s un método que apareci6 de manera desafortunada dos veces en esta gestion cultural: cuando se plante6 que la exhibicién de peliculas califica- das como pornograficas debia elevar los precios de las entradas para poder recaudar fondos que financien otros tipos de peliculas y, ahora, con ATC. ‘Con ATC la secretarfa entré en un terreno muy vasto respecto del cual el plan no toma la palabra. Se incorpord a ese mosaico de organismos de los cuales dependen los medios: COMFER, SIP, Secretaria de Comunicaciones, etcé- tera. ¥ si bien tiene intenciones federalistas, el centralismo portenio esta, en el disetio de la red de microondas, en una situacion similar a la de los ferrocartiles heredados de la fase agroexportadora del pais: las tarifas que ENTEL cobra por la cantidad de recepiores permite que mandar un men- saje de Buenos Aires al interior sea mucho més barato que hacerlo del interior a Buenos Aires. El problema no es menor: la instauracién de un nuevo ‘orden comunicativo e informative nacional quizé tiene hoy la misma importancia relativa que los debates y de- eblones sobre ef sistema educativo de fines del siglo pa- sado. d) La cultura popular en cuestion La definicién de un area de Accién Popular dentro de la secretaria es sin dudas un acierto. La afirmacion del plan: “La cultura es fruto y semilla, producto de una so- ciedad y generadora de su cambios; por eso cabe conside- rar Ia pobreza, la desposesion y el abandono del pueblo como enemigos de su crecimiento cultural’? (PNC, p. 10), ¢s significativa. Pero su implementacion en tanto politica publica merece una consideracion especial. Deje- mos nuevamente hablar al plan. En sus objetivos genera- les para la accion popular a la siguiente esfera de trabajo: ‘ sro pleco pra rea ina | 168 POLITICAS CULTURALES EN AMERICA LATINA ficacién asume muy poco el cardcter conflictivo dela for- macién de un nuevo campo cultural en Ja democracia. En una de las pocas repercusiones periodisticas que hasta ahora el PNC ha tenido, se sefiala con acierto lo si- ‘guiente: Quedan por aclarar nebutosas. Si las Ediciones Cultura- les Argentinas pueden editar no s6lo sin capital, sino sin ‘enfrentar el monopolio del best-seller; si el Fondo Nacio- nal de las Artes caminara y promovers sin fondos; si vale la pena que el Estado se juegue en el ruedo comercial dela pantalla chica; silos museos seguirén siéndolo sin restau- rar sus coleeciones eincrementar el patrimonio; siteatros oficiales pueden continuar pendientes de disponibitida- des ominosas; si el cine nacional puede ser sin friccionar los monopolios de distribuciin y exhibicin. Muchisimas dudas hacen fila india y entre ellas hay una que pocos se streven a mencionar: a infraestuctura administrativa que por tradicién einercia trabaja con una mentalidad que no corresponde ala de a democracia en hondura y dinamis- mo (Jorge M. Couselo, Clarin, 11-1-85). Este es un problema de fondo que contribuye a que en la superficie del texto del plan haya ciertas afirmaciones forza- ddas o demasiado obvias. Como las del rubro que se propone en el mediano plazo “‘consolidar las acciones del corto pla- 20”. O el mentado asunto de los animadores culturales, pa- rael que se propone detectarlos en el corto plazo, capacitar al mayor nimero posible, y finalmente, en el largo plazo realizar un encuentro latinoamericano de animadores. El Plan Nacional de Cultura es una mezcla de silencios “ealistas’” sobre una serie de condicionamientos y restricciones que sufre la Secretaria de Cultura, con la ex- posicion de ias més diversas y justas demandas prove- nientes del campo y de la industria cultural. Mezcia que en la superficie del texto puede servir tanto para rellenar sus vacios como para restarle credibilidad. CAMPO CULTURAL Y DEMOCRATIZACION 199 EN ARGENTINA ‘Confesamos que nuestra intencién de mantenernos en el andlisis del texto del plan nos ha obligado a un méto- do no del todo convincente de ubicar las cosas: resaltar lo positivo y criticar lo negativo, casi como sino hubiera una problematica de base que le da sentido general. La provisionalidad de todo texto sobre politica cultural, 1a variedad de experiencias realizadas en los primeros tra- mos de la democratizacién politica (federales, municipales, provinciales) y la futura discusién y sancién de un conjun- to de leyes que concierne a la reorganizacion del campo cultural, nos colocan ante una situacidn abierta, no deli- neada por clivajes partidarios nitidos o confrontaciones doctrinarias. Por cierto, en estas circunstancias, fuertes intereses industriales y comerciales —por ejemplo del rea de me- dios— presionan sobre el Estado exigiendo una serie de medidas en su beneficio. ¥ en esto la fragilidad del siste- ma de partidos politicos argentino pesa a su favor. Pero también ¢s real que la consolidacion de la democratiza- cién institucional abre el campo de oportunidades a las iniciativas y la participacion que resitée permanente- mente la cuestion de la politica cultural. M1. Politicas culturales y culturas politicas La valoracién del régimen demoerético como un “bien de autoridad’’, como el referente legitimo en el que se definen las reglas para dirimir los conflictos y las dife- rencias entre los sectores sociales es un hecho de cultura politica. Decir que en los conflictos politicos esta en juego el sentido del orden que prevalece en la sociedad fen un momento dado, remite a las relaciones que se enta- blan entre el sistema politico y el ambito sociocultural. La accion politica aparece entonces en un complejo cru- ce de practicas significantes: discurso, arte popular, SS 170 POLITICAS CULTURALES EN AMERICA LATINA transmision de creencias, tradiciones, flujos informati- os, ensefianza escolar, etcétera. En las fases de transicién politica como las que atra- vviesan varios paises del Cono Sur de América Latina, las telaciones entre politica y practicas culturales guardan una relacion cualitativa, tanto en los procesos de gesta- ci6n de nuevos principios de organizacion del campo cultural (como constelacién de instancias especializadas Por la division social del trabajo: escuela, medios, etc.) ‘como en lo que hace a la misma constitucion de los acto- res politicos. Son fases de adquisicién de la ciudadania politica como sistema de valores, ejes politicos de indivi duaci6n, internalizacion de derechos y obligaciones, defi- nicion de expectativas, de lo posible y lo imposible, de as pautas de reciprocidad vigentes en la accion social. En Argentina, el colapso del gobierno del Proceso de Reorganizacién Nacional abrié paso a la expansion de Ia idea de la legtimidad de las diferencias. Pero no s6lo en cuanto a la vigencia de las instituciones del pluralismo politico, como por ejemplo el Parkamento o el sistema de partidos, sino también en un plano menos perceptible, mas dificultoso, con tiempos més largos de evolucién: el que podemos liamar la sociabilidad de los argentinos. Los temas de la cotidianidad, de las relaciones interper- sonales y familiares remiten’a escenas donde también = a veces preponderantemente— se juega la posibili- dad de profundizar y consolidar nuestra democracia. ‘La supresi6n autoritaria de las diferencias o su mane- jo arbitrario en funcién de una autolegitimidad que el gobierno militar se otorgé para definir quién se encon- traba dentro o fuera de los intereses del pais, privilegia- ba la homogeneidad y colocaba toda diferencia en el campo de la sospecha, por lo menos. Por ello, los temas. referidos a la legitimidad de la accion y autonomia del ‘otro son propios del enfrentamiento con concepciones autoritarias de las relaciones interpersonales. Es un tema propio de la apertura politica, que se renueva frente a las CAMPO CULTURAL Y DEMOCRATIZACION a EN ARGENTINA amenazas potenciales al sistema democrético, pero-que también exige precisiones y desarrollos. El respeto por la autonomfa del otro, la legitimidad de Ja alteridad, tiene para nosotros un fundamento en el cuestionamiento de tas concepciones ontolégicas que privilegian a determinadas instancias de la sociedad y de la politica como el sujeto, como la substancia, como aquello esencial que da sentido y sostén a toda la vida nacional. Frente a tales sujetos solo cabe asociarse, reco nocerse como parte de ellos o situarse en los margenes, ‘en su exterior, quedar a merced del discurso del poder ‘que nos constituiré como algo extrafio a la esencia na- ‘cional por él encarnada o en la clave amigo-enemigo. Sin embargo, el respeto por la alteridad no puede si tuarse sélo en el plano de la intersubjetividad. La exis- tencia exclusiva de una relacion entre dos individuos solo puede pensarse en términos de fusion o de descone- xi6n total entre ellos. En el reconocimiento mutuo fun- ‘ciona un tercer elemento que permite el intercambio: las reglas que sostienen las relaciones interpersonales, sus instituciones. Este tercer elemento es propio de la intersubjetividad, de manera bastante explicita en etapas fundacionales de sistemas politicos donde las referencias a las institu- ciones aparecen de las més diversas formas o de manera impllcita, sobrentendida, no verbalizada, imperceptible, dentro de los sistemas consolidados, hegeménicos. Por ello, y ste es el punto al que queremos llegar, la democracia no es slo una cuestion de los tipos de men- sajes que los medios 0 la actividad cuitural produce. Por cierto que esto es importante, pero lo es de manera mas decisiva ain la topologia de la intersubjetividad que cellos sostienen: la formas de hacer politica, las caracte- isticas de los actores politicos que esta formando, la trama de la accidn social que promucven. 2 En cierto sentido se podria decit: dime como es la co- municacion politica y te diré cmo son sus actores. 172 POLITICAS CULTURALES EN AMERICA LATINA ‘Y vale Ia pena detenernos un poco més en este ejemplo. La comunicacién politica en Argentina esta atravesada Por una tension propia de un tipo de pais como el nues- ‘to, en cuanto que su infraestructura tecnol6gica esta li- gada y subordinada a circuitos informativos que suelen no pasar por la television y la ‘‘informacion publica”? en general. Nos referimos a la informacion articulada en los ‘ancos de datos que permite la telematica, la fusion de las ‘comunicaciones con la informatica. El flujo, caudal y cali- dad informativa que poseen en estos momentos los bancos de memoria en poder de los grandes centros financieros sobre nuestro pais, son incomparablemente superiores a Jos que posee nuestra propia administracién publica. ¥ esto instaura un desequilibrio profundo de poder. ¥ ya no estamos hablando s6lo del control del flujo informativo internacional por un puflado de agencias de noticias mo- nopélicas. Por este lado vemos el destumbrante espectaculo del papel de la telematica en la formaci6n del poder y la de- cision en el mundo actual. Por otro lado, en el campo de Ia produccién del sentido de ia accion politica, allf don- de operan las palabras, la pluralidad de cédigos, los con- tratos de significacin entre las personas, los malos en- tendidos como inevitables bisagras de la comunicacion y la coexistencia, el pais mira hacia atras, hacia sus pro- blemas irresueltos en cuanto a la constitucion de un sis- tema politico estable. Pero tanto los centros digitales que regulan el flujo in- formativo en el mundo, como nuestras formas de interlo~ cucién politica, nos muestran que una cultura democrdtica no depende s6lo del tipo de mensajes que emiten los me- dios; éstos no tienen un significado auténomo de las posi- cionalidades sociales y de autoridad desde las que se los emite y recibe. El cambio de orientacién de cualquier politica cultural no es s6lo un remplazo de libretos sino que ‘compromete cuestiones como Ia de la participacién popu- lar en la comunicacion, la escuela y Ia creacién artistica. CAMPO CULTURAL Y DEMOCRATIZACION EN ARGENTINA Bibliografia Barbero, José Martin, Lo gue intento pensar, mimeo SSRC, 1985, Brunner, José Joaquin, Pollticas culturales para la democra- cia, FLACSO, Chile, 1985 Noguer, Jorge, Radiodifusién en la Argentina, Editorial Bien ‘Comin, Argentina, 1985. Muraro, Heriberto, Las leyes de radio y televisién en la Ar- ‘entina y los medias como sistema, mimeo, CEDES, 1985. Pasquini, José M., Notas sobre el Estado y la informacién, mimeo, CEDES, 1985.

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