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El 10 de diciembre del anterior 2019 rememoramos la abdicación del rey

Eduardo VIII de Inglaterra. Este rey abdicó a los 11 meses de haber


heredado la corona. Esta renuncia al trono se debió a que Eduardo VIII

estaba enamorado de una mujer casada. Para no causar daños al prestigio


de la corona británica, abdicó antes de casarse con Wallis Simpson.

Edward no lo sabía, pero estaba salvando mucho más que la imagen de la


corona.

El hijo de Jorge V de Inglaterra, Edward, pasó de ser reconocido como Rey


Eduardo VIII a ser Duque de Windsor. Ya en calidad de este ducado, hizo

con su esposa una visita a la Alemania nazi, donde se fotografió con la


cúpula nazi, incluso se le tomaron imágenes con el brazo alzado.

Pese a que se desconozca qué hubiera pasado con exactitud si el hijo de


Jorge V hubiera seguido reinando en Inglaterra tras tener relaciones

cercanas con la cúpula nazi, quedan para las ucronías las teorías de una
Alemania con un rey-títere en el Reino Unido, lo que podría haber
cambiado el transcurso de la historia.

La relación -indirecta- de España con los submarinos alemanes

El 17 de septiembre de 1939 el “lobo gris” del mar U-29 hunde un

portaaviones británico en el mar de Irlanda. El origen de estos submarinos


alemanes  bautizados con el nombre del animal salvaje tiene una historia

que pasa por España.


Wilhem Canaris, marinero militar alemán, servía en el crucero Dresde, en

Isla de Pascua, al comienzo de la I G.M. a batalla de las Malvinas le hizo


prisionero de los chilenos en 1915. Esto le permitió aprender castellano,

obtener un pasaporte falso y huir para regresar a la patria germana. Una


vez allí, su buen español permitió su envío a la embajada de Alemania en

Madrid. durante esta estancia en la Península, conoció a Horacio


Echevarrieta, dueño de unos astilleros desde los que mandaba

provisiones al imperio alemán. 

La Résistance  que liberó París

El 19 de agosto de 1944 tres mil policías parisinos entraron en la

Prefectura de Policía y disparan contra los alemanes. Fue el primer paso


de la liberación de una París ocupada por los nazis durante 4 años.

12 días antes, Hitler había ordenado volar la capital francesa por los aires,
pues los alemanes sabían que no aguantarían mucho más ocupando la
ciudad, y preferían destruirla antes que entregarla a los enemigos. Perder
París supondría dar esperanzas a la Europa que vivía aterrada. Pero de

esto solo querían encargarse los franceses, pues los Aliados consideraban
un derroche y riesgo innecesarios la recuperación parisina.

Lo que los Aliados querían para Francia era dejarla bajo control del
Gobierno Militar Aliado para los Territorios Ocupados. Sin embargo, los

franceses tampoco querían  estar bajo control de los aliados.

Pesadilla en Varsovia
La Alemania nazi comenzó su expansión por Europa con la conquista de

Polonia a partir del 1 de septiembre de 1939. Este fue el detonante de la


Segunda Guerra Mundial. Una semana después comenzó el asalto a la

capital, el “París del norte”.  Polonia quedó encerrada entre el Tercer Reich
al oeste y la URSS al este, pues los líderes de ambas potencias habían

pactado un reparto de las tierras.

La resistencia polaca fue castigada por las SS germanas, que ordenaron

incluso ejecuciones públicas. Cientos de miles de civiles fueron asesinados


por los nazis. Casi un 27% de la población de la capital era judía: más de

350.000 personas. on la invasión, los nazis les expropiaron tierras y


empresas. Incluso establecieron un sistema de castas por el cual los judíos

pertenecían a la clase más baja. Entre octubre y noviembre del año


siguiente, las fuerzas hitlerianas levantaron un gueto en el que se estima

que obligaron a malvivir a cerca de medio millón de personas.

En 1942 se dio el visto bueno al Endlosung: el Holocausto. En verano de

ese año perdieron la vida en manos de los nazis unos 300.000 de los
judíos del gueto.

Los tres jinetes azotan Dresde

El 13 de febrero de 1945 la ciudad alemana de Dresde sufrió una


auténtica pesadilla. Los tres jinetes del apocalipsis asolaron la ciudad

montados en bandadas de aviones británicos. 

El primer ataque llegó en forma de 244 pilotos a bordo de Lancasters que

se cobraron víctimas como el Patrimonio de Dresde, catedral gótica en la


que cuerpos de reyes y príncipes sajones descansaban desde hacía siglos.

En 15 minutos pasó todo: más de 200 aviones habían bombardeado todo.


Llegó entonces una calma.

30 minutos de calma después, las autoridades alemanas comunicaron a


sus ciudadanos que lo peor había pasado. Los ciudadanos empezaron a

salir y vieron cómo su Dresde estaba completamente destrozada. Pero fue


entonces cuando el segundo jinete llegó en forma de 544 bombarderos

que lanzaron un segundo ataque a la localidad. El número de víctimas


humanas de esta segunda oleada fue aún mayor. El zoológico se convirtió

en un auténtico infierno.

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