S Gandarias Seminario 2

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Santiago Gandarias CG 2 Grupo 2

El Historicismo y la Geografía

En las últimas décadas decimonónicas se producen en Europa cambios a nivel científico y


filosófico, que cuestionan el paradigma positivista y el naturalismo.
La Geografía como ciencia( recién institucionalizada o en vías de serlo), no pudo escapar a
esta dinámica, por lo que surgieron posturas que primaron el cambio en los enfoques de la
disciplina.

Las posiciones antipositivista

Surgen entre fines del siglo XIX y las dos primeras décadas del XX posiciones que se
enfrentan al modelo positivista. Emerge la postura de Dilthey, sostenido en el dualismo
kantiano, naturaleza - historia. “La división entre naturaleza e historia dió lugar a dos
sistemas de ciencias diferenciadas igualmente válidas: las ciencias de la naturaleza y las
ciencias humanas o del espíritu” ( Capel, 1983,p. 314). Con objetos de estudio y métodos
diferentes y por lo tanto, con características propias de cada disciplina.
Referido a las ciencias humanas, se construye una nueva perspectiva, en el que el objeto
de investigación no es externo a quién lo estudia, sino que objeto e investigador se
encuentran dentro de la misma realidad que se pretende conocer. La realidad humana
puede abordarse desde diversas vertientes, pero la característica fundamental “de la
realidad humana es su historicidad, la existencia de un desarrollo histórico en el que los
individuos y grupos sociales actúan movidos por una intencionalidad y aceptando unos
valores. ( Capel, 1983, p. 315). Surge el Historicismo como antagonista del Positivismo. Y si
bien a lo largo del siglo XIX la propuesta histórica imbuyó a prácticamente todas las
ciencias, es a finales del siglo, donde surge con una postura determinante.
Ningún accionar humano puede escapar de la influencia de la historia, y la realidad social es
consecuencia directa del acontecer histórico. Esta postura es defendida por Dilthey, que a
su vez afirmó que la realidad social, como creación del hombre debe ser el objeto de las
ciencias humanas, abordado desde un punto de vista histórico. Por lo tanto se establece,
que en función del historicismo, las ciencias humanas presentan una condición de
carácter individual. Esto permite apreciar la diferencia existente entre las dos concepciones
científicas, la singularidad será la característica de las ciencias humanas, mientras que el
carácter reglado, uniforme y repetible será la condición de las ciencias naturales.
“La introducción del desarrollo histórico como elemento esencial en la realidad social de
algo implica,...la aparición de lo particular, y de lo singular como objetivo del conocimiento
científico” (Capel, 1983, p. 316).
Casi finalizado el siglo XIX, Windelband profundiza las posiciones kantianas (naturaleza e
historia) al respecto y clasifica a las ciencias en dos grupos: las nomotéticas y las
idiográficas. Las ciencias naturales donde prima la búsqueda de las leyes, lo constante y
permanente son las nomotéticas, mientras que las ciencias humanas son las idiográficas.
Igualmente asegura que algunos objetos pueden ser estudiados indistintamente tanto por
una perspectiva científica como por la otra.
Rickert profundizó los conceptos sobre esa doble perspectiva, y lo consideró como una
posibilidad cierta, planteando que una realidad puede ser comprendida desde un punto de
vista “generalizante”, buscando regularidades entre los objetos o desde la perspectiva “
individualizante” intentando encontrar las singulares ( característica de la ciencias
idiográficas), sin descartar “que una realidad física o cultural puede ser objeto de las dos
perspectivas, ya que se trata de dos métodos, de dos formas de aproximación”
(Capel,1983,p. 318).
El carácter idiográfico de la Geografía
La dualidad entre ciencias naturales y humanas, colocó a la Geografía en un cruce de
caminos. Volcarse decididamente por una de las opciones podría poner en riesgo la unidad
de la disciplina que podría dividirse en varias vertientes. “ Frente al dualismo disgregante y
amenazador, la geografía regional se configuró como la vía más segura para la
supervivencia de la ciencia” (Capel, 1983,p.318). La conjunción de la Geografía tradicional
con los aportes del historicismo, allanaron el camino para imprimirle el carácter idiográfica
que la disciplina necesitaba para configurar su base epistemológica.
La figura de Alfred Hettner surge primariamente destacándose por sus trabajos sobre
geografía regional, y demostrando su creciente preocupación por las dificultades teóricas
que mostraba la ciencia. Parte de sus desvelos estaban en procurar desarrollar una base
teórica que consiguiera mantener unida a la Geografía frente a los peligros secesionistas
del dualismo científico. Por lo que se empeña en demostrar que frente a los conceptos
existentes de geografía general y regional o corológica, y en función de los cambios
científicos que se estaban desarrollando, se debía de dotar a la ciencia del enfoque
corológico, “ aquel que permite describir e interpretar los caracteres diferentes de la
superficie terrestre y justificar la validez epistemológica de este enfoque, así como el
cronológico e histórico, como distinto del sistémico” (Capel, 1983,p. 320).
A partir de este viraje en la concepción del trabajo del geógrafo, los estudios deben
enfocarse en las particularidades que presentan las diferentes regiones.
Procura analizar las distribuciones espaciales de los diferentes fenómenos, que le otorgan
un carácter particular a los territorios. Aquí los fenómenos físicos y los humanos aparecen
interrelacionados, conformando el objeto de estudio de la geografía, sin que uno prime
sobre el otro, a diferencia de las concepciones deterministas. Esta mancomunión de lo
natural con lo humano le permite a Hettner desentenderse del dualismo, y pregonar la
nueva perspectiva geográfica, que presenta a la ciencia con un perfíl que no es natural pero
tampoco humana, sino las dos cosas a la vez.
Basándose en el enfoque corológico pudo de alguna manera fusionar a la geografía general
con la regional, desdibujando los límites existentes entre ellas.
Considera que el quedarse sólo con los conocimientos que aportan las regiones, hace
perder la idea de conjunto , (además tampoco se sabe a ciencia cierta cuál es la unidad de
estudio que se ha de tener), pero asegura Hettner “ que la geografía general sin el
conocimiento de las regiones de ningún modo puede cumplir la misión de la geografía y con
facilidad se sitúa fuera del ámbito de la disciplina”. (1983,p. 323). Considera la importancia
de las partes para comprender el todo.
De esta manera Hettner colocó a la Geografía en una posición dualista, y logró su cometido
de poner a salvo de la tan temida dispersión. “ Al describir realidades individuales,
fenómenos simples o de grupos de fenómenos, la geografía es una ciencia idiográfica, al
clasificar fenómenos en categorías y deducir leyes se convierte en nomotética” (Capel,
1983,p.326).

Espiritualismo y contingentismo
En Francia la geografía humana se posiciona a partir del desarrollo de la labor de los
geógrafos del final del siglo XIX, donde se pueden destacar Reclus y Vidal de la Blache,
fundamentalmente este segundo, que se erige como la figura preponderante de este
período.
El pensamiento vidaliano discurre del romanticismo de Ritter, al positivismo evolucionista
alemán, para culminar creando una posición personal determinada por la filosofía
espiritualista francesa y sobre todo por Boutroux.
Derivado del pensamiento de Boutroux, se puede dividir a la ciencia en dos grupos
fundamentales, el primero compuesto por la lógica, la matemática y la física, y el segundo
formado por las ciencias biológicas, las psicológicas y las sociales. En los primeros prima lo
constante y regular, mientras que en el segundo pretende evaluar a los seres vivos en
relación con su historia y tienen por característica fundamental la contingencia.
Este corpus de concepciones antipositivistas, espiritualistas e historicistas, será el que
motive a Vidal a darle su impronta particular a su geografía y que se sintetiza en su famosa
frase, citada por Capel “todo lo que refiere al hombre está afectado por la contingencia”
(Capel,1983,p. 331).
Aplicar los principios de la Filosofía de la contingencia a la geografía, propicia la elaboración
de una postura teórica consistente, para enfrentar a la consolidada doctrina ratzeliana del
Determinismo geográfico. Reincorporar al pensamiento geográfico el principio de la libertad
humana, marcará un hito, puesto que ya los hombres no serían seres determinados por el
medio en su desarrollo, sino seres libres que valiéndose de las posibilidades que ofrece la
naturaleza, reaccionan, y en función de sus capacidades y tomando decisiones plenamente
conscientes actúan. El poder del hombre ha de imponerse para dominar los obstáculos que
opone la naturaleza.

El dualismo como amenaza divisionista


La división que presenta el dualismo entre ciencia humana y natural, a la que también se
enfrentó Hettner, y que pudo producir la desintegración de la geografía y su posible
desaparición, conspiró para que Vidal, procurando defender una posición unitaria de la
ciencia, también se esforzará para diferenciarla de otras disciplinas que podían tener
objetos de estudio comunes a los de la geografía (más allá de los diferentes enfoques
particulares) “Vidal acentuó los aspectos físicos, y no dudó en situar a la disciplina dentro
del conjunto de las ciencias naturales, a las que sin lugar a dudas está vinculada, aunque
señalando…que dentro de ellas ocupa un lugar aparte” (Capel, 1983, p.334).
Este posicionamiento le permitió a la geografía extenderse por otras disciplinas ajenas a
ella, pero con puntos de contacto.
Ante el peligro de la división, el regionalismo de Vidal, fue la solución francesa al asunto.
Pero en una época en que en Francia los recuerdos de la derrota de la guerra ante Prusia
estaban frescos, la importante función que cumplía la enseñanza de la geografía en las
escuelas, con el fin entre varios, de reforzar el sentimiento nacional, el potenciar los temas
de región, podrían considerarse políticamente incorrectas. Además se podría haber caído
en un “atomismo geográfico”. Pero primó el concepto geográfico que venía en ascenso, el
de la Geografía Regional, la que terminó consolidándose.
La influencia de Hettner en Vidal es notoria. Por lo que éste, tampoco concebía que
existiera una antinomia para el desarrollo de la disciplina entre los conceptos de geografía
general y regional (Capel, 1983, p.340). El concepto de la suma de las partes constituye la
visión global se sintetiza en la siguiente frase “la explicación sólo incumbe, pues a la Tierra
tomada en su conjunto, subordinado a ello la geografía regional: que los estudios locales
cuando se inspiran en este principio de generalidad superior, adquieren un sentido, un
alcance que rebasan muy ampliamente el caso particular que consideran” (Capel, 1983,
p.341).
La noción del “medio”, se distingue en el pensamiento vidaliano, que lo presenta como algo
complejo conformado por la naturaleza inanimada y los seres vivos, donde se imbrica al
hombre y sus actividades.
El hombre ahora se posiciona frente al medio con un rol esta vez,”activo y pasivo, fuente de
transformación y sujeto de influencias” (Capel,1983,p.342).
El paisaje como objeto de estudio
Desde el comienzo del siglo XIX, el paisaje era un objeto de estudio trascendente para los
geógrafos. Pero cuando se transfiere este concepto al de región, se constata que cada una
de éstas se encuentra representada por un paisaje determinado, consecuencia de la
diferenciación espacial particular de cada región. “La insistencia en el paisaje permitía
identificar un objeto específico para la ciencia geográfica, diferenciándola claramente…de
las diferentes disciplinas que contribuyen también al estudio de la superficie terrestre”
(Capel, 1983,p.345)
El paisaje alemán
Schlüter considera al paisaje como el objeto de la geografía, apartándose de los conceptos
de Hettner que planteaba que ese objeto, era el estudio de las relaciones hombre-medio.
La obra de Schlüter tuvo gran influencia en la geografía humana. La concepción paisajista
ganó numerosos adeptos, aunque debe reconocerse que siempre estuvo relacionada de
una manera u otra con la tendencia corológica.
Passarge fue influenciado por los métodos geomorfológicos para la descripción de los
paisajes culturales. Demostró interés por los elementos particulares que conforman el
paisaje, como pueden ser. el clima, agua, tierra, plantas y fenómenos culturales, y la forma
que se ordenan en el espacio constituyendo unidades de diferente jerarquía.
Waibel, en su obra la preocupación por el paisaje pasa sobre todo en el concepto de
paisajes económicos. Planteando que cualquier área habitada presenta un orden
económico particular.
En la línea del paisaje cultural se puede destacar Schmieder, cuyo objeto de estudio es la
transformación de los paisajes en función de la actividad humana.
El paisaje francés
Indudablemente influenciado por la enorme figura de Vidal de la Blache, se destaca Jean
Brunhes. Según este geógrafo galo la Geografía humana se fundamenta en dos principios
básicos, el de actividad y el de conexión. El primero afirma que “ los hechos geográficos,
físicos o humanos, son hechos en perpetua transformación y deben ser estudiados como
tales… El segundo …los hechos de la realidad geográfica están íntimamente relacionados
entre sí y deben estudiarse en sus múltiples conexiones” (Capel, 1983,p.352).
Para Brunhes, la labor del geógrafo es analizar la actividad humana sobre la naturaleza, sin
separarla en su estudio de la Geografía Física.
También se puede considerar a Max Sorre, que estudió el paisaje desde el punto de vista de
la geografía ecológica francesa, y que presenta en sus concepciones una raíz ratzeliana.
Referencia bibliográfica
Capel, H. (1983). Filosofía y Ciencia en la Geografía Contemporánea. Ed. Barcanova

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