Es sorprendente el poco peso que ha tenido el tema ambiental en los debates
electorales, aun contando con un bloque específico sobre medio ambiente y desarrollo sostenible durante el debate técnico. Es tan incoherente que sea así en un país con urgentes e importantes problemas ambientales, además de ser uno de los más débiles ante el cambio climático. Ponerles atención a las preocupaciones por el medio ambiente nos concierne a todos. Si se trata de gobernabilidad, recordemos que cerca del 70% de los conflictos son de naturaleza socioambiental, como la contaminación del agua y del aire, y el manejo de residuos (particularmente de plásticos) son de preocupación cotidiana y requieren de acciones inmediatas. La lista de problemas es extensa, pero si buscamos propuestas precisas de cómo enfrentarlas, es pequeño. El próximo gobierno debe reconocer que los temas ambientales son también oportunidades para el país en materia económica. Es importante que los avances logrados no se vean truncados sino más bien sean mejorados y reforzados. En el Perú de los últimos 50 años hemos desarrollado una institucionalidad y conciencia ciudadana importante, sumado a ello un orgullo nacional por nuestro patrimonio que hay que alimentar y posicionar. Un Estado responsable en el siglo XXI no puede ignorar los temas ambientales. Nuestros deseos socioeconómicos deben ir de la mano con nuestro derecho de vivir en un Perú saludable, sostenible y equitativo, donde los derechos estén por encima de los privilegios, así poseer las condiciones para defender y subir los avances en un entorno democrático.