Luego de la movilidad que adquirió el teatro experimental en el siglo XX desde
comienzos, mediados y finales de dicho siglo surgió también un tipo de quehacer teatral orientado a búsquedas receptivas y proyectuales desde la construcción de una teatrologia experimental basada en una dramaturgia post- experimental colectiva con pocos actores con una concepción reducida pero militante del llamado equipo de trabajo y a partir de una productividad alternativa. Este fenómeno ha requerido en el tiempo y el espacio de producción, pensamiento, teoría, interpretación y muestra de resultados que han tenido lugar desde una disciplina de grupo con creadores y técnicos que han pensado nuevas experiencias a propósitos del código dramatúrgico, su formato y nuevas búsquedas escénicas desde la dirección, la actuación, el espacio escénico, los efectos sonoros, poli vocales desde la interpretación actoral y danzaría hasta las nuevas y experimentales visiones sobre el vestuario, el maquillaje y la construcción de un espectador que siga los propósitos de este tipo racional y productor de búsquedas escénicas que se acercan a una nueva filosofía practica de la nueva teatralidad. Toda esta experiencia basada en la alteridad, nuevas actitudes epistémicas escénicas, se reconoce en cardinales, neo -experimentales sobre todo de acercamiento dialógico al espectador, que a tal punto dicho espectador es un colaborador más de las nuevas acciones y cardinales de la teatrologia experimental o post-experimental. El proceso de constitución de las teatrologias neuro experimentales convoca a sujetos transgresores cercanos a una investigación productora de nuevas visiones teatrologicas basadas como ya hemos dicho en un acercamiento del texto teatral mixto que sugiere nuevas direcciones del espectáculo teatral. Y aquí se producen las fusiones para construir un espectáculo integral o integrador de formas corporales, vocales, espaciales, musicales, coreográficas, sintetizadas en lo que es la practica teatrologica de núcleos, experiencias y cardinales de trabajo en la época alto-moderna de finales de siglo XX y comienzos de siglo XXI. Este tipo de convicción se fundamenta en nuevos archivos de cuerpos, poses, movimientos, espacios y experiencias radicales que reconstruyen el concepto de representación, convirtiéndolo en una suma de espacios significantes de la cultura.