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NI SANTA, NI ANDRÉS
Una profesora extranjera me dijo, Carlos, mira a tu alrededor, hay mil cosas
más interesantes que contar. Me fui a la piscina de la escuela y allí me
encontré a un grupo de niños que se estaban bañando en una alberca que
estaba siendo vaciada. Los niños, poco a poco se iban quedando sin agua. Los
pioneros y el profesor, que eran del pueblito textil que estaba cerca, cada tarde
pedían permiso a esta escuela, formada mayormente por extranjeros, para
poder dar sus clases de natación ya que en su pueblito no había ni un carajo.
No querían tener nada que ver con la obra. Aquello me sorprendió, me parecía
que nadie rechazaba así un crédito de agradecimiento. Había que tener mucho
miedo a perder el puesto de trabajo para hacer una cosa así.
Para un país que está inmerso en la miseria y que apenas producía unas cinco
películas al año, la mayoría subvencionadas por el estado, era una locura
hacer eso.
Esta situación nacida de la soberbia obtusa del presidente del ICAIC fue mi
primer choque con el sistema. Además de demostrarme que esa gente no
sabía nada de cine. Desaprovechar una película y obligarnos a borrar los
créditos donde los mencionábamos después de habernos ayudado, era una
situación inverosímil. Para nosotros a un nivel práctico era imposible borrar los
créditos ya que implicaba volver al laboratorio en Francia y gastar una cantidad
de plata que no había.
A los pocos días, Isabel Prendes me llamó a su oficina para pedirme que me
portara bien, que fuera discreto y que aceptara la decisión: El instituto de cine
no quería aparecer en los créditos de agradecimiento. Me sentí un apestado.
Enseguida le escribí al director del instituto, que había tomado una decisión sin
ni siquiera haber visto la película.
voy a intentar hacer lo posible por cumplir con su petición, aunque como
usted comprenderá es algo que no depende solo de mí. Es un proceso
complicado y costoso que solo podremos intentar hacer en las copias
futuras de la película. Usted sabrá que no tengo como borrarlos en las
copias ya existentes (35mm, Dcp, Blue Ray, Dvd, Beta Hd).
Atentamente.
Carlos Lechuga
PD: Por respeto y educación envío copia de la presente carta a los vicepresidentes y
directivos del ICAIC que estuvieron presentes durante la proyección de mi película
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Este correo fue copiado y enviado a: Benigno Iglesias, Ramón Samada, Isabel
Prendes, Pablo Pacheco, Manolo Pérez, Susana Molina y Roberto Smith.
Todo el tiempo sentí que usted era una portavoz, que no me brindó otra
explicación que no fuera que había “encuentros de criterio” respecto a
Melaza.
es producción.
Atentamente,
C. L.
PD: Por respeto y educación envió copia de la presente carta a los vicepresidentes y
directivos del ICAIC que estuvieron presentes durante la proyección de Melaza el
pasado martes 20 de noviembre en el séptimo piso del instituto.
Luego nos enteramos, por un amigo que estuvo presente, que hubo una
reunión en el instituto donde Omar González trató de comprar a uno de los
jurados cubanos del apartado de Ópera Prima del Festival de Cine. A lo mejor
esto no ocurrió. No sé. Lo importante era que estaban tratando de invisibilizar
mi primera película.
La película se demoró luego un año en ser exhibida (unos pocos días) en una
salita de uno de los cines menos frecuentado de la capital. Más allá de si era o
no una buena película, lo cierto es que, para un país en crisis, una película que
no le había costado nada al gobierno y que para colmo había viajado el mundo
ganando premios y prestigio, era una locura no ponerla.
culturales contra los artistas. Bromeando digo que gracias a Omar González es
que existe Santa y Andrés. Gracias a este pequeño maltrato poco a poco fui
saliendo de la burbuja donde había vivido.
Empecé a investigar por lo que más cerca tenía: Reinaldo Arenas. Había visto
dos documentales: Conducta Impropia de Néstor Almendros y Orlando Jiménez
Leal y Seres Extravagantes de Manuel Zayas. Luego investigué sobre la vida
de René Ariza, Eddy Campa, Carlos Victoria, Esteban Luis Cárdenas, etcétera.
Todos estos testimonios eran algo nuevo para mí y entraban en conflicto con la
idílica educación que me habían dado de niño.
Al llegar me encontré a Delfín, con una boina rota, barriendo afuera del cuartico
en donde vivía. El poeta estaba sorprendido, asustado, primero pensó que yo
era un gusano de Miami y luego que era un enviado de la seguridad del estado.
Le dije que venía a pasar un tiempo con él. Delfín me entró a su casita, un
lugar pequeño sin agua ni refrigerador, donde había unos pocos libros, me
recalcó que ya no quería leer más, y que solo tenía una vieja computadora
donde veía películas.
En el trayecto en taxi hacia el campo, el poeta me dejó claro que no quería ser
grabado ni hablar de nada serio del pasado. Yo acepté. No quería
aprovecharme de él. Le pedí poder tirarle fotos y aceptó de mala gana.
De regreso a Delfín, lo vi tan nervioso por mi visita, que decidí dejarlo en paz.
Prefería mantener su amistad y no aprovecharme de él. Le dejé algo de dinero,
le pedí disculpas de antemano y me fui de vuelta a La Habana.
Más allá del poco agrado que profesaban en mi tierra por Melaza, afuera le
seguía yendo regularmente bien y empecé a viajar con la película.
Juan al principio estaba curioso. Una vez más alguien creía que yo era de la
seguridad del estado. Luego se fue relajando. Me enseñó sus cuadros
inmensos en donde el Che penetraba a Fidel y este a Raúl y así. Sentí mucho
odio de su persona hacia todo lo que tuviera que ver con la Cuba
revolucionaria. Comimos. Me regaló muchos libros y me contó varias historias
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sobre las evidencias de que Delfín y Coco eran “segurosos”. Muchos años
después mantuvimos contacto y recibí en mi casa en La Habana a uno de los
sobrinos de su mujer, que venía con un libro de él.
Tengo muy buenos recuerdos de este hombre que al fin y al cabo le estaba
abriendo su vida y las puertas de su casa a un completo desconocido que aún
vivía en la isla. Cosa que a él no le hacia ninguna gracia.
Luego Claudia viajó sola a Miami y conoció a los escritores Luis de La Paz y
José Abreu, que me ayudaron mucho en la investigación y luego me recibieron
con mucho cariño.
Delfín se puso tan nervioso que el celular que tenía para hablar conmigo lo
perdió o lo vendió. No sé. Todas las cartas que yo le mandaba a Facebook él
no me las respondía, y al mismo tiempo yo no me animaba a ir a verlo porque
un “seguroso” me había dejado en claro que yo no podía entrar a Holguín. Pero
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Pase lo que pase, en el futuro, siempre voy a defender a Delfín. Una de las
cosas más lindas que me ha pasado en la vida es compartir tiempo con él. A
Delfín le han pasado muchas cosas malas y eso hace que, a veces, salga con
algún tipo de comentario o comportamiento que descoloca. A mí me da igual.
C. L.
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Ese mismo día la página española HuelvaYa.es publicaba una nota muy
parecida a la de Cubadebate, donde además se incluía la sinopsis del guion:
“Santa y Delfín nos sitúa en el año 19922 en Cuba. Delfín es un escritor
cincuentón que años atrás fue considerado un homosexual con problemas
ideológicos. Santa es una campesina de solo treinta años de edad que está
encargada de vigilarlo. Santa y Delfín son completamente opuestos; no se
supone que simpaticen, pero lo que ellos no saben es que tienen muchas
cosas en común y muy pocas que los diferencian”.
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La fecha aparecida en esta noticia es errada, se sitúa el filme en 1983.
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Hacer una película en cualquier parte del mundo es algo muy, pero que
muy difícil. Hay algunos países de la región, países en desarrollo, que a
pesar de no ser grandes potencias económicas han creado las leyes o
los espacios para proteger el cine nacional y a los cineastas. Estos
incentivos a veces aparecen en forma de fondos nacionales para la
producción, los concursos y apoyos.
Pero no solo esto. Si uno decide buscar por uno mismo los fondos
apelando a otros medios, buscando fondos en concursos extranjeros,
pidiéndole el dinero a algún amigo, o la colaboración a alguna empresa;
aun teniendo la suerte de conseguir el financiamiento de la película, el
realizador independiente del patio se puede encontrar después otros
obstáculos. Como que no te den el permiso de filmación. O cuando está
hecha la película no te la pongan en los cines. Y estas negativas no
tienen nada que ver con el valor estético del filme. Es absurdo que estas
cosas pasen en un país donde, al año, no se hacen más de diez
películas. Hay que cuidar un poco más el cine nacional.
Todos lo hemos dicho mil veces: ¿qué es peor, una película cubana que
no está en sintonía con el parecer de las altas esferas, o una película
ajena a la realidad nacional que incentive el colonialismo, etcétera?
La escritura es una forma de rebelión. Pero tiene que ser leída, sino se
corta la comunicación.
No se puede olvidar, pero sobre todo para no repetir los mismos errores.
Sobre todo, que vieran que todos somos lo mismo. Que sin pedirlo
estamos en este mundo y sin mucha opción todos nos vamos a ir de él.
Que las ideologías férreas, el odio, la violencia, la intolerancia nos
separan y nos dejan peor parados.
Que solo tenemos una oportunidad, una vida, para disfrutar y compartir.
Que hay que tenderle una mano al otro. Que el ser humano por
naturaleza es sensible y que, a pesar de los golpes de la vida, uno no
debe endurecerse.
Hay que alejar la dureza, la aspereza, el silencio. Hay que expresarse sin
temer. Hay que entregarse al cariño y permitirnos ser mejores seres
humanos.
Que vean que el día a día está hecho de los encuentros entre las
personas, en la calle, en la lucha por la vida.
Que hay que crear lazos sin esperar a que alguien o algo nos dejen. Que
hay que ser justo y evitar las injusticias.
Las dos películas que he hecho y los guiones que escribo para futuros
proyectos tienen en común que son historias sobre personas dolidas, no
realizadas, angustiadas o insatisfechas por alguna razón. Pero siempre,
de la mano de otro, encuentran una luz al fin del túnel.
proceso similar del que había sido víctima su ópera prima, Melaza.
Smith dijo que como buen “cederista” que era, la película no le había
parecido buena. Smith coincidió en que en los primeros años de la revolución
había gente que había sido víctima de errores y excesos, pero que en la
película se exageraba bastante.
Roberto enfatizó que esta era una película que habría que “arropar”,
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Fernando Pérez habló muy bien y dijo que, por supuesto, había que
poner la película. Regino Oliver estaba muy emocionado y dijo que la película
lo había sobrecogido. Juan Carlos Tabío, con su gracia y guapería habitual, le
preguntó directamente a Roberto Smith: ¿Roberto qué vas a hacer? Nosotros
sabemos que hay que poner la película, pero tú, ¿Qué vas a hacer Roberto? A
lo que Roberto le dijo que por supuesto que sí, que la película iba.
Roberto dijo: “El ICAIC por supuesto, por supuesto, por supuesto que
respalda que la película esté en el festival, (tres veces repitió por supuesto), tal
como el festival decidió a través de sus seleccionadores.
yo voy a exigir una discusión, con otra proyección, pero hay que naturalizar
esto, restarle importancia, no hay que hacer un gran lío.
En ese momento y sabiendo las cosas malas que podían pasar, Mijaíl
Rodríguez propone que todos saquen una carta pública en caso de que algo
malo pase (esta carta nunca vio la luz).
Les envío este mensaje porque siento que si ustedes fueron convocados para
participar en un debate sobre la posibilidad de exhibición de la película también
tienen el derecho a saber cuál ha sido la decisión final.
Este mensaje solo ha sido enviado a los compañeros que estuvieron el pasado
24 de octubre con nosotros.
Yo creo que la película intenta hablar de otras cosas y de algo puntual que la
revolución hizo mal y que les costó la carrera a muchos artistas y que nos costó
a nosotros, entre otras cosas, privarnos de la obra de esos artistas.
Seguramente el filme tiene defectos, pero creo que Santa y Andrés como lo
dice su nombre, también es la historia de dos personas. Dos cubanos que
piensan distinto, pero aun así se encuentran… Es una historia de unión, que
habla de la libertad de pensamiento, de la posibilidad de diálogo y el perdón.
Esto, para el 2016 que vivimos, no creo que sea un tema a censurar.
Más allá de los gustos personales, las subjetividades, los que nos diferencia…
todos ustedes apoyaron que la película fuera exhibida. Todos optamos por el
NO a la censura.
¿Qué sería del mundo si todos tuviéramos los mismos gustos y las mismas
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ideas?
Desde el primer pase, la directiva del ICAIC sabe que estoy en toda disposición
a dialogar y que estamos dispuestos a hacer lo que sea necesario para ayudar
a que la película se ponga.
Como en Santa… algunas cosas nos separan, pero son más las que nos
unen…
Lechuga se refirió a que esto era primera vez que pasaba, Alicia… y
P.M. se habían exhibido. También habló del mal funcionamiento del ICAIC que
conocía que la película había sido editada a pocos pasos de ahí y ellos ni se
habían interesado en ver un primer corte.
Andrés y al mismo tiempo retomar un diálogo con el ministro de cultura que los
había dejado a un lado desde hacía meses.
Desde ese instante, para algunos de los trabajadores del festival y otros
creadores, Lechuga y Calviño eran vistos como “el enemigo”. Lo mejor era
tenerlos lejos.
Abel:
Más allá de los gustos personales, las subjetividades, los que nos
diferencia… todos ellos apoyaron que la película fuera exhibida. Todos
optamos por el NO a la censura. Al finalizar la reunión el propio Roberto,
que estuvo también presente en la proyección y el debate posterior con
los cineastas, dijo que más allá de su opinión personal sobre la película,
a él le correspondía, como representante de la institución, informar al
Ministerio de Cultura que la película iba a estar en el festival de cine,
además Roberto insistió en que “por supuesto, el ICAIC respaldaba que
la película estuviera en el festival”.
Quiero decirle que me parece triste que algo como esto suceda en Cuba
en el 2016.
Me parece que esta decisión atenta más que contra mí, mi película y mi
equipo, atenta contra el cine y la cultura cubana, contra el propio ICAIC y
también contra Cuba. Esto no le debería pasar a ninguna película ni obra
de arte… pero mucho menos a una película cubana, esta película no es
la mirada de un director extranjero sobre Cuba, esta película está hecha
aquí, por profesionales cubanos, que viven y quieren lo mejor para
Cuba, y han decidido hacer cine en este país.
Ayer me decía Roberto que esta era una decisión dolorosa, pero que
había pasado antes. Yo la verdad no recuerdo que haya pasado nunca,
incluso en el caso de Alicia…, la película se pasó en el Festival de Cine,
de hecho, me parece que también se llegó a mostrar. Realmente me
parece un sinsentido censurar una obra que trata de buscar paz en los
años y en las situaciones de censura del pasado.
Todo lo que sea “curar” y buscar la paz debe ser recibido de otra
manera. Hay que cuidar más a los artistas.
C. L.
Tras varios días sin tener una respuesta del ministro de Cultura, o al menos un
acuse de recibo de su parte, el director de Santa y Andrés recibe una llamada
telefónica matutina. Lo llamaban del Ministerio del Interior, sin especificar
quién, para hacerle una visita y tratar el tema de la película. Lechuga aceptó y
pasó a darles su dirección particular porque los agentes del MININT conocían
su teléfono, pero no su lugar de residencia. Evidentemente del ICAIC o del
MINCULT, al no tener como contener lo que se avecinaba, tuvieron que llamar
a la policía política para contener las posibles repercusiones negativas de la
censura y las chapucerías de ellos mismos. Mientras Lechuga y Calviño
jugaban limpio, los dirigentes culturales los lanzaban al foso de los leones.
Al día de hoy, (finales del 2021), Lechuga sabe que a la policía de civil
no se le abre la puerta si no viene con una citación. Durante todo el año 2020,
por las amistades con que se reunía y por la gente que se quedaba en su casa,
Lechuga y su madre sufrieron el tener una patrulla de policía afuera de la casa,
teléfonos pinchados y preguntas de la policía secreta en todo el barrio con
respecto al realizador y sus amistades. Hoy, Lechuga sabe que a la seguridad
del estado no se le habla, no se le convence, no se le cuenta nada. En una
relación con policías entrenados para reprimir, que ni siquiera tienen un nombre
real, el ciudadano tiene todas las de perder. Pero tuvo que pasar varios años
para que el creador entendiera eso.
Comienza el juego del policía bueno y malo. Esta vez el malo es “el
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Sin haber tenido el tiempo para haber visto Santa y Andrés hasta el final,
el coronel salió del aula para decirle a Carlos Lechuga que le diera la copia del
filme. Él se había negado ya en tres oportunidades, pero esta vez dijo que se
quedaran con ella. El coronel lo llevó hasta su auto para trasladarlo hasta su
casa. En el camino habló de la juventud de Lechuga, de “la vida por delante”,
mencionó a diversos artistas reconocidos que colaboraban, según él, con la
Seguridad del Estado. Luego se quejó largamente de que en la actualidad
todas las películas eran “de maricones” y lo dejó en la misma puerta de su
casa.
Por varios días el director de Santa y Andrés vio pasar por su casa ese
auto del coronel. La primera vez que lo había visto le había parecido un hombre
alto y fuerte. Con el tiempo se dio cuenta de que era en realidad bastante
bajito. El miedo lo había sobredimensionado en su cabeza.
El día que Kiki Álvarez visitó a la pareja para ver el filme llegó también
sin avisar una prima de Lechuga. Claudia Calviño, que estaba fuera de la casa,
entró y contó aterrorizada que fuera de la casa había un agente encubierto,
como en Santa y Andrés. El pánico los dominó a todos que salieron del lugar,
se montaron en diferentes autos y se fueron, para tratar de despistar.
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¿Quién es esta mujer que atraviesa un recorrido tan largo con una silla
en la mano? ¿De dónde viene, a dónde va? No lo sabemos, pero querer
conocerla es lo que conduce el itinerario dramático de esta película.
Santa es frontal y Andrés es sinuoso: ella tiene una verdad que defender
y él un secreto que ocultar; pero al principio es ella la que esta tensa e
incómoda con la situación, mientras que él, acostumbrado a este tipo de
visitas, se muestra más relajado.
Por eso todo depende de la silla con que carguemos para sentarnos a
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Por eso al final, cuando uno escucha “El colibrí y la flor” sobre los
créditos, yo no pude dejar de sentir que esa flor era Cuba…
Y tú la flor”.
Noticias, Diario de Cuba, el periódico digital 14y Medio, creado por la CIA
para Yoani Sánchez, y la revista “independiente” Cuba Posible.
“El arte es una forma del respeto; pero cuando se le exagera, es una
falta de respeto”.
Les dejo con este comentario publicado por Yailin Sánchez Wong en su
perfil de Facebook, para que tengan una visión más certera de por
dónde “andan los tiros”.
Los que me conocen saben que soy un patriota, vivo en Cuba y trabajo
en Cuba. Este señor, no sé si es un seudónimo o si existe de verdad, no
me conoce. Ni tampoco conoce muchas cosas sobre el arte en Cuba.
Como una bola de nieve cuesta abajo poco a poco fue creciendo el
ambiente de que algo grande se estaba preparando. En los comentarios de
este último post de Lechuga en Facebook, una serie de desconocidos, que
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Entre las amenazas se podía leer: “Lechuga sal para la calle que nadie
te va a matar como en la época de Batista”… “No tengas miedo que aquí no
desaparecemos gente”… “Vergüenza debe sentir tu familia de ti”. Así mismo en
los mensajes internos de Messenger llegaron una serie de amenazas: “Le
vamos a mostrar a Claudia tus fotos con tipos clavados, con jovencitas
menores de edad”.
Comienza la proyección.
Para Lechuga esta experiencia, más allá de los nervios, fue bien
satisfactoria. La sentía como una galleta directo al rostro de todos estos
burócratas que sin saber cómo ni cuándo había aparecido una película (no era
un texto, no era una foto, ni una pintura) hecha con todas las de la ley
enjuiciando la relación del estado con la cultura. Para el director, nada más por
ese momento, todo había valido la pena.
A Lechuga le pareció curioso que la única persona que había ido con
los censores en la mañana que había reído y disfrutado (una joven
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También dijo que él había visto películas con temas polémicos, pero en
las otras había miradas, vías que ayudaban a aguantar ese resentimiento. Y en
esta no veía eso. Continuó diciendo que a él lo había salvado creer en los
principios de la revolución. Esta película lo había dejado con un sabor amargo,
de dolor. No veía luz en esta obra. La película lo dejó pensando y recordó que
en 1983 ya estas cuestiones estaban superadas. No ve la posibilidad de una
salida. No hay resquicio para la luz. Además, mencionó el derecho que tenía el
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Kiki se refirió a que difería del análisis que hacía Barnet y lee su texto,
el de Santa y la silla. Dice que la voluntad política es la que decide cómo
posicionarse. Recuerda la reacción con Suite Habana que también era una
película dura. Menciona que Carlos Padrón el actor mandó a todos sus
contactos de correo un mail con extractos de ideas extremistas contra el cine
independiente. Que decían: “Una pelea cubana contra estos demonios”. Cosa
grave ya que Carlos Padrón era el presidente de la asociación de artes
escénicas de la UNEAC.
Para Kiki lo que ha pasado con la película es una crisis bien grande, es
un problema de política cultural y de voluntad política.
Fernando Pérez
Amigos:
Mi aplauso conmovido.
cubano que tomen sus criterios como una verdad incuestionable. Para
pensar están ellos, el pueblo no tiene que pasar ese trabajo. Ruego que
alguno de los compañeros que ha recibido este correo, lo lea ante todos
los reunidos.
Rebeca Chávez después de leer estas cartas defendió la película y dijo que
ella no había hecho la revolución para ahora ser acorralada de esta manera.
Regino Oliver comenzó diciendo que creía que había que hablar de
muchas cosas. La película lo había tocado a fondo. Había que defenderla,
porque merecía existir esa historia. Él siempre iba a abogar por un cine que
tocara los temas y los problemas de la realidad. Todos habían coincidido en la
primera reunión en que la película debía ser exhibida y que el público sacara
sus propias conclusiones. Si la película no se exhibe habrá un daño a la
sociedad. Para él el ICAIC en esta se había equivocado. Luego mencionó que
es verdad que Carlos se había equivocado en sus entrevistas, pero que
después había sido comprensivo y había quitado el cartel del inicio.
Luego Luciano Castillo habló de los tres errores del cine cubano: PM;
Alicia… y Regreso a Ítaca. Luciano pidió que no se cometiera un cuarto error.
Iván Giroud le dijo que con Regreso… se había rectificado invitando al director
a ser jurado al año siguiente en el Festival de La Habana. Luciano dijo que este
error era peor que todos y que era regalarle una película al enemigo.
Daranas le dice que lo respeta mucho, pero que cree que en esta se está
equivocando.
Magda González dice que la película le parece útil y que hay que
ponerla. Menciona la crisis de la guerrita de los emails del 2007 y que eso
demostró que la herida todavía estaba abierta. Dijo que la película era útil para
provocar un debate sobre estas cosas. Que Santa representaba a la revolución
y que las lágrimas purificaban.
María Elena cree que Andrés culpa a Fidel y que eso le dolió. Vio al
pueblo en un esquema muy estrecho de representación. Ella no logra ver en el
filme la otra cara de la revolución. En ese momento Calviño la interrumpe y le
dice que no está de acuerdo con ella y que Lechuga en todas las entrevistas es
realista, incluso que se refiere a sus estudios gratis en la isla que no le han
costado un centavo.
Abel Prieto expresó que eso era algo inadmisible y que se comunicaría
con la Seguridad porque algo como eso no podía suceder. Entonces habló de
su amigo Carlos Victoria y de cómo el imperialismo le “había jodido la salud” en
una operación quirúrgica mal hecha. Dijo también que lo narrado por Lechuga
tenía muchos errores, que era una historia incierta y que en algún momento
habría que revelar todas las cosas tal y como habían sucedido en el pasado.
Abel dijo que Lechuga no había entendido que los agentes estaban para
cuidarlo y que debía reunirse con ellos y hacer un pase de la película para los
militares y factores a los que él hacía quedar tan mal en la película. Se forma
un careo y los cineastas le dicen que no, que si la película no se había
mostrado a los críticos ni al pueblo en general que por qué había que ir a un
teatro de las FAR.
El ministro de cultura respondió que sí, que estaba muy cansado a causa
del ejercicio militar “Bastión” en el que participaba desde hacía varios días.
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En una pared habanera apareció una frase enigmática: “Se fue”. Era
obra del artista del grafiti conocido como El Sexto, que fue entonces golpeado,
apresado y amenazado con un proceso judicial que podía condenarlo incluso a
la pena de muerte. Al ser reseñada la noticia sobre este suceso en la prensa
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–Ellos están ungidos con el don de saber lo que nos conviene: Falso. Si
algo saben, es lo que les conviene a ellos. La sociedad cubana no es un
párvulo inocente que se va con el primer engañabobos. (Y si lo fuera,
habría que ver quién la convirtió en eso).
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Hay que recordar que nadie en la isla había visto la película. Cada texto,
frase o interpretación podía ser leída por cualquiera como válida. El mismo
estado que no había permitido que se viera la película, empezaba a hablar de
ella, inventando lecturas y tramas sin importarle la repercusión que esto podía
tener en la vida de los jóvenes creadores (y en el peor momento: la muerte de
Fidel Castro).
Falla el autor del texto en todas sus interpretaciones. Con sus simplistas
y cuestionables argumentos, no alcanza a comprender que la
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No somos mansitos
Creo que los extremos casi siempre son malos, el papel del arte en la
sociedad no puede concentrarse solo en el enjuiciamiento, el ejercicio de
la crítica debe ser capaz de captar la multiplicidad de mensajes de una
época o contexto; lo contrario es polarización y caricatura del deber ser.
La obra, los valores estéticos, la fuerza del argumento y el momento de
la creación refractan maneras de pensar, de sentir y reflejan la
cosmovisión de la realidad de la que formamos parte. A veces el
mensaje no cumple con su encargo y se empantana en una ensenada
de subjetividades sociales que deben descifrarlo, asumirlo y multiplicarlo;
para que este cumpla su cometido.
Debo confesar que es la primera vez que veo en nuestro cine una
alusión irrespetuosa, burlesca y directa a nuestro Fidel. Además de
asumirla como una visión abiertamente reduccionista, considero que es
poco retribuyente hacia el legado de este hombre como político,
intelectual y abierto defensor del cine y sus más auténticos valores.
Prefiero sumar, por ello el convite a mejorar cada día. La alerta para no
repetirnos en el error debiera cuidar no dar espacio a la desidia, el
revisionismo y al diálogo de sordos. Lenin también dijo alguna vez, que
la verdad siempre es relativa, nunca absoluta. No somos “mansitos”,
pero sí incondicionales, sobre todo a lo que signifique el resguardo de la
historia y la memoria. Por suerte para todos, nuestra vanguardia ha
encontrado siempre el mejor camino para conjugar rebeldía,
provocación, iconoclasia, libertad… con Revolución.
Hay una cuestión que era bien grave para el matrimonio Lechuga-
Calviño. En un momento en que los ánimos estaban bastante caldeados y el
miedo se respiraba en el aire por la muerte de Fidel Castro que llevó a que
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1 de diciembre 2016
Atentamente
C. L.
Roberto: Acabo de leer en el medio de los días de luto por la muerte de Fidel,
tu respuesta a OnCuba. Eres libre de escribir lo que quieras, responderles a los
que quieras, yo guardo silencio, ahora, por respeto a mi persona te convido a
que modules tu escritura y te revises. No quiero que Santa y Andrés y mi
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Ofendido Doblemente
C. L.
Primero Roberto, creo que, si usted va a dar su criterio sobre la película, debió
haber dicho “es nuestro entender” o es “la opinión de la dirección del ICAIC” y
no plantear esos criterios a modo de juicio final sobre algo que entendemos
todos son apreciaciones y lecturas personales. Nadie discute el derecho de la
institución a decidir los que se pone o no en los cines de la institución, nadie
discute tampoco sobre los principios de la institución; lo que sí es discutible son
las apreciaciones y las lecturas que se han dado, lo que se discute es la línea
que ha decidido trazar sobre lo que está fuera o dentro de esos principios, que
EN MI OPINION no es correcta.
Segundo creo que podía haber utilizado palabras más cuidadosas para
referirse a la película, usando incluso algunas de las que usted mismo utilizó en
la primera y segunda reunión que tuvimos, donde mencionó la calidad artística
de la película y el valor que le daba a la unión y a la reconciliación, incluso le
recuerdo sus propias palabras el 24 de octubre frente a todos los cineastas
(palabras que no repetí en la reunión con el ministro para no causar más
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problemas), donde usted dijo “por supuesto, por supuesto, que la decisión del
ICAIC es apoyar la película”.
Finalmente Roberto creo que si su intención era rebatir un texto que no fue
escrito por mí, QUE HASTA EL DÍA DE HOY me he cuidado de dar entrevistas,
o criterios públicos para no afectar primero el Festival y ahora además al duelo
que vive nuestro país; usted debía tener al menos el mismo cuidado en escribir
estas palabras que lejos de rebatir el artículo, lo único que logra es enturbiar y
ensombrecer más la situación que existe con la película.
C. L
Del Llano: no he visto este filme. Sabes que fui otro más de los que se
opuso a las acciones combativas por un filme como Alicia… [Se refiere
al filme Alicia en el pueblo de las maravillas]. Entre otras cosas, porque
jamás una película puede tumbar a un gobierno. Y ya sabemos que a
este no han tenido forma de destruirlo por más que lo han intentado.
Mas creo muy relevante que OnCuba se dedique, exactamente en una
tarde de un día como el de ayer, a pedirte este texto y a publicarlo, la
muestra del desenfoque cada vez más nítido de sus editores, para un
medio hecho desde La Habana y sobre Cuba, y que cada día parece
facturado solo en Miami.
que relacionó al abuelo de Raúl Roa en el debate con Martí sobre el libro
A Pie y Descalzo. Martí, que levantaba a los cubanos para volver a la
manigua redentora, estaba convencido que se publicaban estas
memorias de la guerra en el momento más inapropiado para la
Revolución.
Qué instante tan terrible como este, con tanta gusanera revuelta y brutal
que nos desprecia, para responder a la invitación de estos editores. Te
lo digo yo que también soy de aquí, y que en la madrugada del día del
deceso, rechacé una invitación de uno de ellos para contar nuestra
experiencia con Fidel. Y mi respuesta, que hago pública, es que hiciera
ella lo que le tocaba como deber, que yo haría el mío, lo que ahora mi
pasión y razón me llamaban: Defenderlo de tanta ignominia.
Yo, que contigo viví varias batallas de los ochenta y los noventa, sé de tu
rebeldía innata y de que jamás comulgarás ni con el tufo del
anexionismo. Pero tengo la suprema duda de que sea útil este debate, y
más aún, sospecho que los editores puedan ser un día de esos censores
que hoy detestas.
Dean Luis Reyes desconoce que las instituciones, junto a los creadores,
han realizado una extraordinaria obra de educación, de formación de
artistas, de fomento de las industrias culturales, de expansión de los
servicios, de impulso a la experimentación y de un arte crítico y
comprometido, de defensa de la diversidad cultural. La creación artística
y literaria, en permanente expansión, y la rica, diversa y creciente
programación cultural, son en gran parte resultado de la gestión
institucional, todavía insatisfactoria y hasta deficiente, pero
perfectamente visible. Ese acumulado sostiene con creces el derecho
indiscutible de la Revolución a defenderse y el derecho de la institución a
decidir, consagrado y ampliamente razonado en “Palabras a los
intelectuales”.
Abel Prieto intentó saber dónde estaban todas las copias de la película y
Lechuga le advirtió que eso ya estaba “en el aire”, no había manera de borrarla,
había copias en Francia, en Colombia. Abel continuó y empezó a preguntar
cómo Lechuga y Claudia viajaban, por qué organismo.
En esta cita el ministro atacó la gestión del presidente del ICAIC, Roberto
Smith. Se refirió a él como incompetente y mentiroso y se quejó de no tener a
nadie más a quien poner en ese cargo.
Lechuga dijo que no, que no iba a hacer eso porque los que habían
vinculado la muerte del líder con su filme habían sido ellos a partir del artículo
publicado por Del Llano, ni siquiera por la película misma. Afirmó que no
deseaba que le produjeran su próximo filme, sino que cesaran el ataque contra
Santa y Andrés y su persona.
Al día siguiente Abel Prieto se reunió con los cineastas Kiki Alvárez y
Arturo Arango donde se debatió una propuesta de sustituir al presidente del
ICAIC, Roberto Smith por el presidente del Festival del Nuevo Cine
Latinoamericano, Iván Giroud.
Sentí que ir al Festival a mostrar mi película sería una hipocresía, como cuando
yo veía a cineastas internacionales fotografiándose con Chávez mientras yo
era perseguido. Me dio miedo convertirme en esa nefasta figura del artista que
apoya al represor, una figura muy frecuente en nuestros países y que le ha
hecho muchísimo daño a nuestros pueblos. Pero los propios cineastas cubanos
me pidieron que no sacara mi película de la programación, pues el festival es
una de las pocas ventanas que le quedan a la Isla para ver hacia el mundo
exterior, y decidí hacerles caso. A fin de cuentas yo no vivo en Cuba y lo único
que puedo hacer es aquello que ayude a quienes residen allí.
“Es una lástima por el público cubano que quería ver la película. Pero
bueno, al final toda Cuba vio Secuestro Express y también está
prohibida. El arte siempre llega a quien tiene que llegar”, reflexiona
Jakubowicz.
Muchas personas creían que los realizadores debían retirar sus películas
en apoyo a la censura de Santa y Andrés, como mismo haría Lechuga con
Generación mucho después cuando la obra de Aparicio y Fraguela Sueños al
Pairo fue censurada en la Muestra de Jóvenes Realizadores. Lo que pasa es
que nadie se brindó y ni el mismo Lechuga trabajó en ese camino para que
ocurriera. “No querían afectar al Festival”. Una vez más el estado antes que el
ser humano. Para la pareja de Claudia y Carlos les era bien duro ir a ver las
películas a los cines, sin que se proyectara la de ellos.
No importó que se supiera que esa frase no estaba en el guion y que fue
parte de la improvisación del actor en medio de la profunda emoción que
despertó en él el rodaje de esta dura escena. Luego de la muerte de Fidel
Castro cualquier contraposición con su figura era considerada, más que nunca,
una gran herejía.
Vista con los ojos del americano promedio que asiste al Egyptian, Santa
y Andrés pierde, inevitablemente, parte de su encanto. ¿Quién podrá
entender, sin haber leído antes un tratado sobre las UMAP, la razón por
la que el protagonista vive en una espantosa cabaña en el medio de la
nada? Andrés, en Los Ángeles, podía ser tomado por un ecologista, un
socialista o un ermitaño, nunca por un miembro de la resistencia. El Foro
por la Paz, que es el motivo por el que el escritor se encuentra bajo la
escolta de Santa, tiene poca resonancia en un público de locas divinas
que regresaban de una marcha multitudinaria en contra de Donald
Trump. ¿Cómo podía irrumpir en un Foro por la Paz este descamisado
que cocinaba mermelada en un anafe de leña?
Entonces, el actor cubano Raúl Ávila, que estaba sentado al lado mío,
me sopló en la oreja este comentario: ¿Un acto de repudio con cuatro
gatos? ¿No pudieron encontrar entre los asistentes al Foro un puñado de
chivatos que engrosaran las filas de los tiradores de huevos? ¿Está tan
ajeno Carlos Lechuga al espectáculo de las turbas que toman a diario las
calles de su ciudad? La escena del acto de repudio, que me conmovió en
La Habana, me dejó frío en Los Ángeles. La película falla en recrear la
magnitud de la violencia para un público global, no familiarizado con el
acontecer cubano e incapaz de suplir extras y rellenar elipsis.
El resto del tiempo que estuvo en Guadalajara Lechuga se sintió evitado por la
delegación cubana, como si su sola presencia fuera una maldición. Atacado por
todos los costados y con necesidad de cambiar de aires el director decide irse
de México sin esperar los resultados del certamen.
NUEVA YORK.– El Havana Film Festival New York informó que el filme
cubano Santa y Andrés, de Carlos Lechuga, fue sacado de las películas
que compiten por el premio Havana Star Prize, que cada año otorga la
organización del evento, debido a la publicidad “altamente politizada”.
2017 fue también el año del final del matrimonio entre Claudia Calviño y
Carlos Lechuga. Juntos habían vivido momentos terribles, intromisiones a toda
hora, vigilancia policial, chismes de todo tipo. En varias oportunidades los
agentes de la Seguridad del Estado habían asociado al director con historias de
aventuras con otras mujeres, como en Punta del Este, cuando alguien propagó
el rumor de que Lechuga compartía su cama con dos amantes italianas. Una
relación tiene que ser de hierro para sobrevivir tantos ataques. Hasta el día de
103
hoy Lechuga y Calviño trabajan juntos, pero cada uno ha hecho su vida
separado del otro.
Tal vez los casos más actuales son los de Quiero hacer una película
(2018) de Yimit Ramírez y Sueños al pairo (2020) de José Luis Aparicio Ferrera
y Fernando Fraguela Fosado, vetadas por la Muestra Joven ICAIC, surgida en
2001 con el objetivo de exhibir y evaluar las obras de los realizadores más
jóvenes. Este último caso hizo que muchos cineastas participantes en la
Muestra retiraran sus obras ante la prohibición de participar para el documental
de Aparicio y Fraguela. Hasta el día de hoy se desconoce la suerte de este
104
evento.
EL GUION
106
SANTA Y ANDRÉS
(v22)
DE
CARLOS LECHUGA
No ©: 2222-2015
107
2. EXT. PRADERA–AMANECER
Santa atraviesa la pradera con la silla a cuestas rumbo a la montaña.
APARECE UN CARTEL: Santiago de Cuba, 1988.
3. EXT. MONTAÑA–DIA
Una montaña empinada, cubierta de vegetación y con un trillo que sube y se
abre camino entre las plantas.
Santa, con la silla al hombro, va subiendo la loma. Tiene la frente sudada y
respira por la boca con fuerza. Se cambia la silla de brazo.
En el camino se cruza con UN HOMBRE COJO (50), con muletas, que viene
bajando.
ANDRÉS
No, la verdad es que no.
Andrés observa la silla de ella con curiosidad.
SANTA
El foro por la paz…
ANDRÉS
(Irónico) ¿Otro foro?
SANTA
(Asintiendo) Cerca de aquí…Hay invitados
importantes… Prensa extranjera…
Andrés la interrumpe…
ANDRÉS
¿Entonces?
SANTA
Nada… Que yo voy a estar aquí…
ANDRÉS
¿Aquí?
Santa asiente.
ANDRÉS
¿Y yo?
SANTA
También… En tres días no puedes salir de aquí.
Andrés asiente y no deja de mirarla.
SANTA
Te voy a “acompañar” hasta que se acabe el
evento…
ANDRÉS
¿Y Jesús? ¿Por qué no vino?
SANTA
Está en tareas más importantes…
Andrés se queda detenido con los dos cubos de agua en las manos.
ANDRÉS
¿Qué se supone que haga ahora?
SANTA
Nada… Lo mismo que haces todos los días…
Santa da unos pasos, se sienta en la silla y mira con fijeza a Andrés.
110
SANTA
Imagínate que yo no estoy aquí…
Andrés, cargando los cubos, observa que su perra sigue a Santa y se echa a
sus pies.
Santa lo mira y toca a la perra como si fuera de ella.
Andrés se molesta, no sabe qué hacer, respira hondo lleno de impotencia…
ANDRÉS
¡Lydia!
SANTA
Déjala. No molesta…
Andrés se queda parado, contrariado, da dos pasos adelante, se detiene,
piensa y rechista.
Andrés mira a Santa, que mueve su pie con desespero, deseando que pase el
tiempo rápido.
Andrés trata de ignorarla y sigue su camino hasta el tanque donde vierte los
dos cubos de agua.
Santa observa una vieja cicatriz que Andrés tiene en la espalda.
Andrés la mira y le sostiene la mirada. Santa, nerviosa, mira al suelo.
4.
ANDRÉS
¿De dos o de cuatro?
ANCIANA
Del chico… Vine a pedirlo fiado…
ANDRÉS
Llévate el grande que ustedes son muchos…
Andrés le entrega un pomo de frutas en conservas.
ANCIANA
Me extrañó que no bajaras…
Andrés señala con la vista a Santa, que está a lo lejos.
ANDRÉS
(Bajito) Me la mandaron por lo del “Foro”…. Las
sesiones están teniendo lugar muy cerca de
aquí…
La anciana, con disimulo, mira a Santa.
ANDRÉS
(Bajito) Vino a vigilarme… Tú sabes que yo soy
un peligro…
La anciana niega con la cabeza y sonríe nerviosa. Santa los mira y trata de
escuchar.
ANCIANA
Bueno me voy que no quiero molestar…
Andrés señala el pomo de conservas que tiene la anciana.
ANDRÉS
Esta vez me quedó rico, rico…
ANCIANA
Ahora se lo voy a dar a los muchachos…
La anciana se pega el pomo al cuerpo.
ANCIANA
Hasta más ver… Muchas gracias…
ANDRÉS
(Bajito) Si no me ves en varios días ya sabes
porque es…
ANCIANA
Hasta luego...
113
SANTA
Hasta luego...
Al irse la anciana mira a Santa con curiosidad y sigue su camino.
Santa lo observa con atención.
como una visera, y mira al cielo. Santa está muy sudada debajo de los brazos.
El sol la está achicharrando.
Santa está sentada en su silla, en una nueva posición, un poco más alejada de
la cabaña, tratando de recibir la única sombra que da uno de los pocos árboles
que hay.
Santa mueve el pie con desespero y se reacomoda en la silla un poco
incómoda ya. Estira los pies y los gira uno a uno.
En esta esquina, Santa tiene una visión de la cabaña de 45 grados y no logra
ver todo lo que pasa. Santa observa como Andrés camina a un lado y al otro y
es cubierto por la cabaña.
Santa no ve bien lo que pasa y ve como aparece un humo en el aire. Santa se
encorva y se levanta y ahora es que logra ver a Andrés, agachado, tratando de
prender la leña.
CORTE A:
Es la hora del almuerzo. Santa saca de su mochila un pozuelo, lo destapa y se
pone a comer el almuerzo que trajo de su casa.
Andrés se sirve en un plato plástico y se sienta en la entrada de la cabaña a
comer. Los dos comen alejados y en silencio. Están comiendo lo mismo:
boniato, arroz y chicharos.
La perra va de un lado al otro esperando a ver quién le da algo. Santa es la que
le da un boniato a la perra. Andrés la mira y Santa baja la mirada.
CORTE A:
LA CANCIÓN SIGUE SONANDO.
El café está listo en el colador artesanal.
Dentro de la cabaña, Andrés busca en su despensa el azúcar… El pomo está
vacío. No le queda. Busca entre otros cartuchos y nada… Andrés, pensativo,
se da un buche de café y sirve un poco de café en otra taza.
Santa mira a Andrés, que la mira y apaga finalmente la grabadora.
Santa se relaja aliviada, al fin un poco de silencio…
Andrés se acerca hasta la esquina donde está Santa y le lleva el café.
Santa, extrañada por la actitud de él, se repone en su silla.
ANDRÉS
Está amargo porque me quedé sin azúcar…
Santa observa el café con deseos.
ANDRÉS
Para que no se quede dormida.
115
SANTA
No quiero.
ANDRÉS
No la voy a envenenar.
SANTA
¡Qué no! Gracias.
Andrés mira a todos lados, no sabe dónde poner la taza. Se agacha y le coloca
la taza de café a los pies.
ANDRÉS
Bueno, se la dejó ahí por si luego se embulla.
Tenga cuidado la perra no se lo tome…
Andrés se detiene en las sandalias viejas de Santa. No tiene los pies bien
cuidados. Santa recoge los dedos para sí y observa a Andrés a sus pies.
Andrés la mira, se levanta y da dos pasos para irse, pero luego se vuelve.
ANDRES
¿Cree que pueda bajar a la bodega a buscarme
el azúcar? si no la saco hoy la voy a perder…
Santa se para de la silla y estira las piernas mientras niega con la cabeza.
SANTA
Eso no va a poder ser…
ANDRÉS
Si usted va…yo le prometo que no voy a
moverme de donde estoy parado…
SANTA
Yo no me puedo mover de aquí.
ANDRÉS
¿Y si vamos juntos?
Santa se queda dudando ¿Qué es lo peor que puede pasar? Pero enseguida
cambia de idea.
SANTA
No insistas…
Una nube pasa y deja todo a la sombra.
Santa agarra la silla y la vuelve a llevar más cerca, frente por frente a la
cabaña.
Santa le da la espalda a Andrés y este la sigue.
ANDRÉS
(Más sentido) Es que sin azúcar tampoco puedo
hacer mis dulces… que es de lo que vivo…
116
ANDRÉS
(Mirando la silla) La puede dejar. No se la van a
robar.
SANTA
Hay una posta en la carretera…
ANDRÉS
No se preocupe, que yo no voy a salir…
Santa, seria, carga su silla y se la lleva. Le da las espaldas y se va con su silla.
JESÚS (45), buen mozo, con pantalón verde olivo y pullover rojo está
guardando los carteles de la actividad y las pancartas. Jesús trata de meter en
un espacio muy pequeño una paloma blanca hecha de polietileno.
En los carteles se lee: “Bienvenidos al 5to Foro…”, “El pueblo unido jamás será
vencido”… Jesús, cansado, las guarda.
Santa lo observa con deseos, Jesús no se ha percatado que ella está ahí.
Santa se acerca y le toca el hombro, Jesús brinca del susto.
JESÚS
¡Muchacha!
Santa se ríe como una niña chiquita.
JESÚS
¿Y entonces?
Jesús, sin mirarla, sigue organizando los carteles y las pancartas y dobla las
banderolas.
SANTA
Bien…
JESÚS
¿No intento nada?
Santa niega. Jesús la mira con cariño y sonríe.
JESÚS
Tienes que estar atenta.
SANTA
Todo el tiempo lo tuve en la mira.
Jesús saca un pañuelo y se lo pasa por la frente con esmero. Santa lo mira y
siente deseos hacia él.
JESÚS
Para ser tu primera vez lo estás haciendo de
maravilla…
SANTA
(Orgullosa) Gracias…
Jesús le da la espalda y sigue organizando las cosas.
Una de las casas tiene en la puerta una pegatina que reza: “Fidel esta es tu
casa”.
Santa regresa cargando con su silla y se adentra en la casa.
La luz blanca y fría ilumina la cabaña de Andrés. El tubo de luz fría. La mano
de Andrés que con fuerza aprieta un mocho de lápiz y escribe con fuerza sobre
un pedazo de papel.
A un lado está el paquete de nylon que estaba en la letrina, donde vemos unas
cuarenta páginas ya escritas.
Andrés emborrona y agarra la parte de atrás de unos talonarios de papel
amarillento, para seguir escribiendo. Tacha. Hace una flecha de un párrafo a
otro.
Está creando.
cuelga al hombro.
ANDRÉS
Siéntese…
Santa, empapada, se sienta encorvada en el banquito y mientras se seca no
deja de mirar hacia afuera.
ANDRÉS
No es tan cómodo como su silla, pero
funciona…
Santa, mojada, lo mira como diciendo: “No tiene gracia”.
Andrés se queda de pie.
SANTA
Esto va a ser pa largo…
ANDRÉS
No lo creo…
En silencio, observan el aguacero.
CORTE A:
La lluvia cae con fuerza.
Están solos rodeados por el agua y la selva.
Andrés, ya no sabe qué hacer, con nerviosismo, pasa sus manos por el
pantalón.
Santa lo mira y sin saber qué decir mira al otro lado.
TRUENA Y CAE OTRO RAYO.
La perra se mete entre los pies de Santa para ser acariciada. Este hecho
provoca la sonrisa de los dos y se relaja un poco el ambiente.
ANDRÉS
Qué descarada… ¿Lydia que tú haces ahí?
Santa acaricia a la perra.
ANDRÉS
Empújela porque, si no, no la va a dejar
tranquila…
SANTA
Lydia… Lyyyyyyddddiaaaaaa….
La perrita levanta las orejas al escuchar su nombre.
ANDRÉS
Cobarde que es…
Andrés le pide a Santa la toalla que tiene sobre sus piernas.
124
ANDRÉS
Deme, que está cargando eso por gusto.
Santa le devuelve la toalla a Andrés, que la cuelga en una percha para que se
seque.
SANTA
Tan pronto escampe salgo…
ANDRÉS
Da igual… afuera que dentro… tenemos que
estar aquí ¿No?
Santa se cubre el cuerpo con su bolso mojado. Andrés agarra una vieja camisa
y seca el piso en las partes que está mojado.
Santa aprovecha que Andrés está de espaldas para ver ahora, de cerca, lo
poco que hay en la casa: la ropa de ANDRÉS, sus zapatos viejos, el saco con
pomos, el camastro. Todo está gris y deteriorado.
Santa observa unas chancletas plásticas negras gastadas por un lado y
zurcidas, tiradas en una esquina. En una repisa ve un peine sin dientes y sobre
la cama ve que la almohada no es más que un pantalón doblado.
Santa observa las yerbas que cuelgan de las paredes.
SANTA
¿Eso es albahaca?
ANDRES
Sí… Y Boniato… Guayaba… Azucena… Para
remedios y cocimientos…
Santa se queda mirando la única foto que hay en la pared. Es una foto en
blanco y negro de hace varios años atrás, donde Andrés, joven, fuerte y en
bañador, posa con CINCO AMIGOS en la playa. Son: Esteban Luis (negro
flaco), Carlos V (narizón de bigote), Guillermo (con cara de loco), René
(Pelirrojo rizado) y Eddy (mulato bajito)
Andrés observa a Santa mirando y va hasta la foto, la descuelga y la pone boca
abajo.
ANDRÉS
No siempre fui así…
SANTA
¿Así cómo?
ANDRÉS
Viejo y feo…
Santa no se ríe.
ANDRÉS
¿Por cierto… quieres un ron?
125
SANTA
No gracias…
ANDRÉS
El tiempo está bueno para un ron.
SANTA
No lo creo…
ANDRÉS
Mejor, igual si bebo todo se fastidia…
La perra se acerca a lamer a Andrés, tiene hambre.
ANDRÉS
Bueno… Entonces voy a preparar el almuerzo.
Andrés sale al techito que cubre la cocina. Santa saca de su mochila un pomo
sin tapa con su comida. Pero la comida se ha empapado en el aguacero.
Andrés la observa. Santa no sabe qué hacer, su almuerzo está incomible.
ANDRÉS
No te preocupes, que hay comida para todos.
Santa deja la mochila y el pomo con su comida a un lado.
SANTA
No, No, No gracias.
ANDRÉS
No pasa nada, donde comen dos, comen tres…
SANTA
(Negando) Yo ni tengo hambre…
Andrés, bajo el techito, pone dos pedazos de metal alrededor de la leña, para
que el agua de lluvia que salpica no la apague.
Santa saca su reloj y lo mira con incomodidad. Empieza a mover el pie con
desespero.
CORTE A:
La lluvia cae con fuerza.
Andrés sirve tres platos de boniato y ensalada. Dos para ellos y uno para la
perra. Entra y le alcanza el plato a Santa.
SANTA
(Cogiendo el plato) No hacía falta…
Él se sienta en el suelo a comer. Santa se demora en comer. Andrés come
primero y con muchas ganas. Santa, entonces, comienza a comer.
Santa señala el lugar donde antes estaba la grabadora.
126
SANTA
¿Y el equipo de música?
Andrés baja la cabeza.
ANDRÉS
Lo boté…
Santa sabe que le está mintiendo, (antes vio al mudo con la grabadora).
SANTA
¿Por qué?
ANDRÉS
Cuando a mí me da por algo…
Andrés come con voracidad.
SANTA
¿Qué canción era esa que sonaba ayer?
ANDRÉS
Ah, esa es una cancioncita que me gusta
mucho…
Santa se queda contrariada, él no le quiere decir mucho…
SANTA
¿Y anoche cuando me fui qué hizo?
ANDRÉS
Nada, dormir temprano… antes tenía un
televisor… pero… en fin… Ahora siempre me
acuesto temprano…
SANTA
Ni salió… Ni recibió visitas…
ANDRÉS
No…
Santa come con la boca abierta. Andrés come y la mira.
La lluvia cae con fuerza afuera y el viento mueve las copas de los árboles. La
perra levanta las orejitas en atención y mira afuera.
Andrés y Santa comen en silencio.
ANDRÉS
Yo antes la había visto a usted…
SANTA
(Extrañada) ¿Dónde?
ANDRÉS
En las actividades del Santiaguero ausente…
127
SANTA
¿En la casa de la cultura?
ANDRÉS
Desde afuera… Con un niño que estaba
llorando y armando un lío…
SANTA
(Molesta) Tú eres escritor ¿no?
Andrés come y no le responde, como si no hablaran con él.
SANTA
(Con ganas de joder) Yo a veces leo, pero de ti
no he leído nada.
Santa espera una respuesta, Andrés traga y le responde sin mirarla.
ANDRÉS
Hace mucho que dejé de escribir…
SANTA
¿Qué escribía?
ANDRÉS
Narrativa. Pero hace mucho que dejé de
escribir… Ahora vivo fluyendo con la vida…
Santa sigue comiendo y lo mira.
Santa se queda curiosa. Andrés come y mira hacia afuera el agua caer…
Santa sigue comiendo.
SANTA
(Haciéndose la que no lo sabe) ¿Por qué
dejaste de escribir?
Andrés, incómodo, se mueve nervioso, mira la lluvia caer y habla con cadencia.
ANDRÉS
Ah, yo pensé que si usted estaba aquí era
porque sabía…
SANTA
¿Qué?
ANDRÉS
Que yo había escrito un libro que no gustó.
SANTA
(Sabiéndolo) Un libro “gusano”…
ANDRÉS
Era un libro de fábulas…
128
ANDRÉS
El señor Andrés Díaz, mayor de edad y cuyas
demás generales se han señalado, se venía
dedicando desde hace un tiempo a escribir
literatura, tales como relatos, novelas, cuyo
punto de vista y enfoque se basaban en el más
amplio diversionismo ideológico y propaganda
contrarrevolucionaria escrita. Este material
literario carente de valor artístico, escrito en
contra de los intereses de nuestro pueblo, de
nuestros mártires y de nuestro comandante en
jefe, fue tratado de enviar fuera de nuestro
país…
SANTA
¡Aaah! trataste de sacarlo afuera…
Andrés la mira con rabia. De repente, la perra le empieza a LADRAR a la
puerta. Andrés y Santa, sorprendidos, miran a la puerta y descubren a El Mudo
que, empapado en agua, está parado fuera de la casa.
El mudo da un paso adentro, pero al ver a Santa, se sorprende y un poco
temeroso, no sabe si acabar de entrar o irse. Andrés se levanta de un tirón y
corre a entrarlo.
ANDRÉS
(Llamándolo con las manos) Pasa.
Andrés lo toca para hacerlo pasar y el mudo, acomplejado, se zafa.
El mudo entra y la perra, molesta, se le tira. El mudo, de una patada, la aleja.
Santa se levanta.
SANTA
¿Y este?
ANDRÉS
Este es sobrino mío. No oye. Tampoco habla.
Santa mira al mudo con preocupación y se vuelve a sentar.
El mudo está extrañado, no sabe qué hace Santa allí.
Andrés, nervioso, lo conduce hasta la cama, para que se siente en el colchón.
El mudo se sienta y se seca unas gotas de agua con la sabana.
ANDRÉS
¿Tienes hambre?
Andrés se acerca al mudo y gesticula con fuerzas.
ANDRÉS
¿Te dieron comida en tu casa?
El mudo mira a Santa y con gestos le pregunta a Andrés quién es.
130
ANDRÉS
Ella es una amiga de confianza…
Santa asiente, sin entender bien por qué Andrés ha mentido.
El mudo hace un gesto con la mano en la barriga, tiene mucha hambre.
ANDRÉS
Te sirvo… Ahí quedó comida…
Andrés prepara algo y… Santa y el mudo se miran.
SANTA
¿Qué hace él aquí? ¿Qué quiere?
ANDRÉS
El viene a cada rato y yo le doy su platico de
comida… el pobre… en su casa no lo cuidan
bien…
SANTA
¿Él es nuevo en la zona?
ANDRÉS
Se mudó hace par de meses…
El mudo, sentado en la cama, observa a Santa con fijeza. Santa lo mira con
desconfianza.
SANTA
¿Dónde vive?
ANDRÉS
En “La Romana”. El solar…
SANTA
¿Cómo se llama?
ANDRÉS
Todos le decimos el mudo…
Andrés le sirve al mudo un plato de comida.
El mudo comienza a comer y no le quita los ojos de arriba a Santa.
Andrés, nervioso, no sabe qué hacer y se pone a servir dos vasos de ron.
ANDRÉS
Bueno, ahora ya sí es hora del traguito…
Santa niega con la cabeza.
SANTA
Yo no, gracias…
131
ANDRÉS
Bueno, más para mí…
Andrés bebe y se sienta.
El mudo come y mira a Santa.
Santa cambia la mirada y mira a Andrés, que un poco temeroso la mira.
Los tres quedan sentados, EN SILENCIO. Se crea una tensión incómoda.
Por la puerta se ve que afuera ya ha escampado del todo. Santa se levanta, es
hora de irse.
SANTA
Es hora de irme yendo…
Andrés se levanta, le alcanza la mochila y la despide.
ANDRÉS
No me dejes nada aquí….
SANTA
Hasta mañana…
ANDRÉS
Bueno…Hasta mañana.
Santa sale de la cabaña. Andrés la sigue con la mirada.
ANDRÉS
¿No quieres llevarte un dulce?
SANTA
No hace falta…
JESÚS
¿Quieres una merienda?
SANTA
No. Necesito hablar contigo. A solas.
Las trabajadoras se ríen burlonas y Santa logra ver que se pasan entre ellas
una perga de cartón. Jesús retiene la risa, saca su pañuelo y se lo pasa por la
cabeza asintiendo.
Santa camina rumbo a la oficina con el cartel: “Consejo Popular” y Jesús la
sigue.
SANTA
¿Qué te tomaste?
Andrés está muy borracho y medio inconsciente. Santa busca con que cubrirle
la herida. Santa agarra una toalla y le cubre la herida a Andrés.
SANTA
¡Levántate! ¿Andrés? Trata de levantarte que
tienes que ir a un médico… ¿Andrés?
Andrés no le responde. Santa trata de cargarlo pero, ella sola no puede, pesa
mucho.
SANTA
¡Ayúdame! Ponte en pie…
Santa lo pone en pie, pero luego caen los dos. La perra, juguetona, le va arriba
a Santa, que tiene que alejarla con la mano.
SANTA
¡Ahora no Lydia!
Santa lo suelta, desiste de cargarlo ella sola.
SANTA
Si no te levantas te vas a morir…
Santa trata de levantarlo y no puede. Santa se queda detenida. Mira a todos
lados. No sabe qué hacer.
SANTA
Si no te levantas voy a llamar a la policía…
Santa no sabe qué hacer, se da con el puño en la cabeza.
CORTE A:
Santa regresa corriendo por el camino y es seguida por DOS VECINOS,
mayores, que vienen sin camisa y LA ANCIANA VECINA que a veces le
compra dulces a Andrés.
SANTA
¡Ahí! Dale que está muy mal herido. Cárgalo…
Todos entran a la cabaña. Los hombres agarran a Andrés y lo cargan. La
vecina le agarra la cabeza.
VECINA
Cuidado con la cabeza…
Sacan el cuerpo de la cabaña. Santa va detrás de todos.
SANTA
Ay, Patricia ¿Cómo estás?
Las dos mujeres se funden en un abrazo.
ENFERMERA
Hacía rato no te veíamos…
SANTA
Cuatro años.
La enfermera la mira con pena.
ENFERMERA
¿Te podemos ayudar en algo?
SANTA
¿Por qué lo dice?
ENFERMERA
Este ya ha estado aquí una pila de veces… Por
borracheras… Broncas…
La enfermera hace un gesto con la mano.
ENFERMERA
Cosas de pájaro… ¿Qué tú haces cargando con
eso?
SANTA
Cosas del trabajo. Del CDR.
PACIENTE OFF
¡Enfermera!
ENFERMERA
Ahora viro… déjame ver que quiere José que
siempre está jodiendo… Ya estoy cansada de ir
de allá pa acá…
La enfermera deja la hoja clínica de Andrés sobre el mueble y se va.
Santa observa la hoja clínica.
Santa ve que la han dejado sola y nadie la ve. Santa agarra la hoja clínica y se
pone a hojearla.
Santa lee en un momento: “Depresión aguda, no responde a los
tratamientos…”
Santa ojea un poco más y lee: “El médico interno del reclusorio…”
Y luego más abajo lee: “…presenta un estado de ánimo muy elevado,
expansivo y/o irritable”
Y luego más abajo lee: “Ha recibido de 6 a 12 tratamientos de terapia electro…”
SANTA
Tendré que informarlo como me lo imagino…
Andrés la mira.
ANDRÉS
A ver ¿Y no puede ser que yo me haya querido
matar?
SANTA
La gente como usted no se mata.
ANDRÉS
¿Qué quiere decir eso?
Andrés la mira y Santa calla.
Santa lo mira y se queda callada. Andrés se trata de levantar.
ANDRÉS
Tengo que ir al baño.
SANTA
Espere, que llamo a la enfermera… ¡Enfermera!
No hay ninguna enfermera por ningún lado.
SANTA
¡Enfermera!
La enfermera no responde. Santa se levanta y se asoma a la puerta para
llamarla de nuevo.
142
SANTA
¡Enfermera!
ANDRÉS
Tengo que ir ya.
SANTA
Espere.
Santa sale un momento al pasillo. En la entrada, las sillas de las enfermeras
están vacías.
SANTA
¡Enfermera!
El pasillo está vacío. A Santa entonces no le queda otra opción que regresar
adentro y ayudar a Andrés y llevarlo al baño.
SANTA
Bueno, venga apóyese que lo llevo…
ANDRÉS
No niña, que no hace falta, yo espero…
SANTA
Dele, que las enfermeras todas están
almorzando…
Santa lo agarra. Andrés primero se niega, pero acaba aceptando. Andrés se
apoya en Santa con cuidado. Por primera vez Andrés y Santa están bien cerca.
Andrés tira su brazo sobre su hombro. Se relaja. Santa siente la piel de Andrés.
Santa ahora queda cerca de la cara de Andrés. Lo mira con detenimiento
entonces ayuda a Andrés y lo lleva hasta el baño. Santa lo entra al bañito de la
habitación. Andrés se sienta en la taza y orina. Santa lo mira. Andrés la mira y
se escucha EL SONIDO DE ORINA caer.
Santa vira el rostro.
SANTA
Lo espero afuera… Me avisa…
Andrés asiente y sigue ORINANDO. Santa, afuera del baño, vira el rostro.
ANDRÉS OFF
Ya…
Santa regresa adentro y se encuentra a Andrés, de pie, lavándose las manos.
Santa le pone el hombro. Andrés se apoya y la mira.
SANTA
Tenemos que hacer la denuncia…
ANDRÉS
¿Qué tú quieres que te cuente? Que el mudito
es muy acomplejado y por eso me entró a
143
golpes…
SANTA
Fue eso ¿Verdad?
ANDRÉS
¿Y no pudo haber sido que tu visita me puso
nervioso y me emborraché y me caí…?
Santa lo mira pensativa.
SANTA
Yo sé que él no es tu sobrino na…
Andrés la mira con desgano y siguen caminando rumbo a la cama.
ANDRES
Nada… El mudito es muy acomplejado… Ayer
cuando se encontró contigo se acomplejó…
Santa no entiende.
SANTA
¿Por qué?
ANDRES
Porque pensaba que yo te había dicho que él
era homosexual. Él no quiere que nadie se
entere…Por su familia… Por el barrio…
¿Sabes?
Santa lo mira atenta y lo logra acostar en la cama.
ANDRÉS
Bueno después que nos acabáramos la botella,
logré que se fuera…Y me quedé tranquilo en la
casa, medio tomado… Pero sobre las cinco de
la mañana, el regresó muy descompuesto,
borracho y yo no entendía lo que trataba de
decir, manoteando.
Andrés se ríe
ANDRÉS
¡Imagínate, mudo! Traté de calmarlo, pero de
nada sirvió… me entró a botellazos… Y yo
tomado no pude contra él.
Andrés se ríe y Santa lo mira con mala cara.
ANDRÉS
Yo creo que el mudo es un poco
esquizofrénico…
Andrés sonríe.
144
SANTA
¿Pero usted está loco? Así mismo lo mata…
Andrés sigue sonriendo.
ANDRÉS
No seas exagerada.
La enfermera interrumpe y entra con el almuerzo en una bandeja.
Coloca la bandeja en la mesa portable y la acerca.
ENFERMERA
Hoy no hay almuerzo para el acompañante.
¿Quieres que te mande a buscar algo Santa?
SANTA
No, no importa, Patricia gracias.
Andrés las observa con dudas, no sabe de qué se conocen ellas dos.
Andrés se incorpora con trabajo sobre la cama y come.
La enfermera sale y los deja solos.
Andrés come y mira a Santa con pena.
ANDRÉS
¿No trajiste tu almuerzo?
SANTA
Sí, pero con el corre-corre se me quedó allá
arriba en tu casa…
Santa se mece en su sillón de acompañante.
Andrés deja la mitad de la bandeja de comida y se la alcanza a Santa.
ANDRÉS
Ya no quiero más… Coge.
SANTA
No, yo no quiero comer…
ANDRÉS
Come niña… Que no está tan manoseada…
SANTA
No gracias, de verdad…
Andrés vuelve a agarrar la bandeja de comida y se la termina de comer.
CORTE A:
Pasa el rato. Santa y Andrés se cambian de posición en sus asientos y camas
respectivamente. Él se duerme, ella le observa la venda, el ombligo, sus
145
piernas, su entrepierna.
El reloj marca las 5 de la tarde.
Andrés está acostado, con la mirada fija en la ventana. Santa, sentada a su
lado, lo observa.
SANTA
¿Quién lo va a cuidar esta noche?
ANDRÉS
Mandé a la enfermera a que llamara a mi
hermano…
Santa cambia la mirada y se pone seria.
SANTA
¿Su hermano?
ANDRÉS
Sí, mi hermano Lázaro.
Santa niega y mira a otro lado.
SANTA
¿Tú crees que venga?
Andrés asiente convencido.
ANDRÉS
Claro.
SANTA
¿Te duele mucho?
ANDRÉS
Esto es una bobería…
Andrés mira a Santa, que mueve el pie con desespero.
ANDRÉS
Yo no me voy a mover de aquí…
SANTA
Yo no tengo que estar en ningún otro lado de
todas formas…
ANDRÉS
¿Qué? ¿No te espera nadie en casa?
SANTA
Eso a usted no le importa.
ANDRES
¿No tienes que recoger al niño en la escuela?
146
SANTA
No tire más piedra que no le voy a decir na de
mí.
ANDRÉS
¿Y Jesús? ¿No es tu noviecito?
SANTA
Deje la falta de respeto. Ese hombre está
casado.
ANDRÉS
¿Y qué?
SANTA
Nada. Además ese es una cantimplora, ha
pasado ya por toda la granja.
ANDRÉS
No te lo tomes a mal, pero por la manera en que
te vistes, la primera vez que te vi yo pensé que
tú eras invertida. Una marimacha.
SANTA
Deje la falta de respeto.
ANDRÉS
Para tener un hombre tienes que arreglarte más.
SANTA
No. ¿Para qué? Para tener que cargar con un
borracho o uno que me pegue, o que ande
detrás de otras… mejor sola que mal
acompañada. En este pueblo no quedan
hombres buenos.
ANDRÉS
¿No quieres estar acompañada?
SANTA
¿Quién le dijo que yo necesitaba compañía?
Andrés se empieza a reír. Santa está seria.
ANDRÉS
Con la gente no se puede ser tan intolerante…
tan intransigente…
SANTA
Ah… la anestesia le ha hecho daño.
Santa lo mira con escepticismo… Andrés se ríe.
La enfermera Patricia entra con un pomito con café para Santa y se lo entrega.
147
ENFERMERA
Un poco de café…
SANTA
Gracias, mamita…
La enfermera Patricia observa el televisor apagado y lo vuelve a prender…
Santa y Andrés se miran risueños.
Santa le devuelve el pomito a la enfermera.
SANTA
Estaba riquísimo…
ENFERMERA
Sigo mi camino…
La enfermera se va y los mira con curiosidad.
Andrés mira a Santa con dudas.
ANDRÉS
¿De dónde la conoces tan bien?
SANTA
(Mintiéndole) Es vecina mía…
ANDRÉS
Mi hermano…
SANTA
Ese no va a venir.
ANDRÉS
Claro que si va a venir, niña…
Santa lo mira con cara de: “Despierta, no va a venir”.
SANTA
(Recogiendo sus cosas) Yo usted no confiaría
tanto…
Santa ha dicho algo que no debía y Andrés la mira extrañado.
ANDRÉS
¿Qué quieres decir?
SANTA
Nada… No me haga caso… (Rechistando)
Bueno. Vengo a buscarte a la hora de almuerzo.
ANDRÉS
Igual yo estoy fuerte… No me hace falta nadie…
SANTA
Para mí es parte del seguimiento.
ANDRÉS
Ya no. Ya mañana no. Tu vigilancia era solo por
tres días… Ya mañana se acaba ¿No es cierto?
Santa se queda seria y no le responde. Andrés la mira risueño.
ANDRÉS
Váyase a comer que ha estado todo el día en
ayuna…
Santa asiente.
SANTA
Mejórese. No se meta en problemas… Nos
vemos por ahí… O no.
ANDRÉS
Oiga…
Andrés le estira la mano. Santa le mira la mano.
ANDRÉS
Me salvó la vida. Gracias…
Santa le da la mano y se va a ir, pero Andrés le sostiene la mano. Santa lo mira
y se suelta. Se va y cierra la puerta.
149
ENFERMERA
Santa no tiene familia.
ANDRÉS
¿Y el niño?
La enfermera mira a Andrés con malicia.
ENFERMERA
¿Por qué quiere saber?
ANDRÉS
Por saber…
ENFERMERA
Pregúntele a ella.
La enfermera se va a ir, pero regresa.
ENFERMERA
Mejor no. No le pregunte. Que ella ya ha sufrido
demasiado. Estése tranquilo es lo que tiene que
hacer… Y no estar buscando más problemas…
¿Oyó…?
La enfermera se va. Andrés se queda pensativo.
TOCAN A UNA PUERTA CON FUERZA.
CORTE A:
JESÚS
¿Nada más?
SANTA
No…
JESÚS
Eso está raro…
SANTA
¿Por qué?
JESÚS
No sé… qué casualidad…
SANTA
¿Quieres qué averigüe?
JESÚS
No… Olvídalo. El foro fue todo un éxito…
Mandaron felicitaciones y todo del alto mando…
SANTA
Eso es lo importante…
JESÚS
Dale vamos…
SANTA
¿Qué hora es?
JESÚS
Ya hay que incorporarse al trabajo normal…
SANTA
¿Y Andrés?
JESÚS
Olvídate de eso… Ya no hace falta que sigas
yendo… Ya el foro acabó…
Santa se queda pensativa.
SANTA
Pasa y te sientas mientras me visto…
JESÚS
No, gracias de verdad… Pero apúrate dale que
te voy a dar botella…
Santa decepcionada se adentra y deja la puerta abierta.
CORTE A:
153
TRABAJADORA 1
(Susurrando)
Shhh. Ahí viene la chivata.
Santa se acerca con su bandeja y se sienta en la mesa a comer.
Las dos trabajadoras siguen comiendo, pero esta vez en silencio.
Santa juega con la comida porque no está muy hambrienta…
Santa mira el reloj que cuelga en la pared. Son las 12 del día.
Santa se queda pensativa.
ANDRÉS
¿Te mandaron a vigilarme más tiempo?
Santa niega con la cabeza.
ANDRÉS
Ya le dije que yo no tengo nada que esconder…
Andrés la observa con recelos.
ANDRÉS
Ah, es una misión secreta, que no puedes decir
nada…
SANTA
Oiga acepte la ayuda y ya.
ANDRÉS
¡En qué candela me he metido!
SANTA
En candela me voy a meter yo si me agarran
aquí con usted… Vamos rápido…
Santa y Andrés se alejan caminando juntos y se adentran en la selva.
Parado en una esquina, El Mudo, muy serio, los observa.
SANTA
Voy a ver lo que es.
ANDRÉS
Deja eso niña…
Santa se acerca con cuidado y lo abre. El saco está lleno de plátanos, boniatos
y jabas de frijoles y una gallina viva.
SANTA
Comida.
ANDRÉS
No sé qué hace eso aquí…
SANTA
¿De verdad que no? ¿Qué raro?
ANDRÉS
Ah… me lo debe haber dejado la vecina…
SANTA
¿La vecina?
ANDRÉS
Isabel…
Andrés mira hacia el monte a ver si ve a alguien. Santa agarra el saco y lo
mete para adentro de la cabaña.
SANTA
(Sospechando) Bueno al parecer tiene
admiradores por aquí…
Santa está en el medio de la cabaña de Andrés. Todo a su alrededor es un
reguero de sangre, ropa manchada, vidrios rotos… Cuando Andrés entra y lo
observa todo desorganizado, se cansa y se apoya para sentarse en un
banquito.
ANDRÉS
Bueno…
SANTA
Tremendo reguero…
ANDRÉS
Yo poco a poco lo organizo… Muchas gracias
por todo Santa…
Santa asiente y sale para irse.
SANTA
Bueno…
Santa se va a ir y ve que Andrés, pasa mucho trabajo para agacharse y
recoger…
157
SANTA
Bueno igual si te ayudo y me quedo una hora
más no va a pasar nada…
ANDRÉS
Vete tranquila… que yo ahora con tranquilidad…
Santa lo observa todo y deja su mochila a un lado. Santa empieza a recoger el
reguero del suelo. Andrés la observa.
ANDRÉS
¿Qué haces? No, muchacha no…
SANTA
No me cuesta…
Santa se pone a limpiar y organizar. Recoge los vidrios. Andrés la observa con
dudas.
ANDRÉS
¿Qué es lo que tú quieres Santa?
Andrés la mira retándola…
ANDRÉS
Ya yo te dije todo… Tú sabes que yo no estoy
en nada…
SANTA
Yo solo quiero ayudar…
Santa se va a ir, agarra su mochila, pero luego de dar dos pasos, se arrepiente
y regresa decidida.
SANTA
¿Sabe? Usted es un poco malagradecido…
Andrés se queda pensativo mirándola.
SANTA
Óigame ni porque le salvé la vida…
ANDRÉS
No es eso, es que hay cosas que no se deben
hacer así…
SANTA
Usted no se puede ni agachar… Déjeme
ayudarlo con esto y luego me voy…
Santa, en silencio, arregla y tiende la cama con una sábana limpia que coge a
un lado.
SANTA
Acuéstese mientras… dele que tiene que hacer
158
reposo…
Andrés se tira en el camastro.
ANDRÉS
¿Qué crees que vas a encontrar aquí, ¿eh?
SANTA
No era que no tenía nada que esconder… que
no estaba en nada… Ahora no sufra.
Santa, sin hacerle caso, sale y mete unas sábanas manchadas de sangre en
un tanque de agua. Ahora es él el que vigila. Desde la cama no le pierde pie ni
pisada a los movimientos de Santa. Preocupado, se vira y fija su mirada en la
letrina.
Santa lava y cuelga las sabanas en las tendederas a coger el sol.
CORTE A:
Santa regresa y observa la cabaña más arreglada ya. Andrés, se sienta sobre
la cama, la mira.
SANTA
¿Qué es lo que falta?
ANDRÉS
Ya… Ya todo está perfecto.
Santa no le presta atención, ahora observa los dos pomos vacíos que quedan
en el mueble.
SANTA
El azúcar para los dulces…
ANDRÉS
Mira Santa que no hace falta…
SANTA
Claro que sí… Si de eso es de lo que usted
vive… ¿Estará abierta la bodega ahora?
Andrés se lleva la mano a la cabeza y asiente.
ANDRÉS
Coge la libreta ahí en el mueble…
Santa se va. Andrés la observa alejarse e irse. Con trabajo se sienta en la
cama y mete la mano bajo la cama y agarra la caja de regalo. Andrés la abre y
revisa a ver si tiene todo lo suyo ahí.
SANTA
¿Por qué nunca te fuiste?
ANDRÉS
¿Por qué irme si este es mi país?
SANTA
¿No tienes a tus amigos allá?
Andrés la mira.
ANDRÉS
¿Y?
SANTA
La gente dice que no te fuiste para seguir
escribiendo basuras de la revolución desde
adentro…
Andrés la mira con fijeza.
ANDRÉS
¿Chica esto es un interrogatorio?
SANTA
No se moleste… le pregunto para conocerlo
más…
ANDRÉS
No me fui por mi madre…
Santa se detiene y lo mira…
ANDRÉS
Mi madre estaba muy solita y yo era lo que ella
más quería en esta vida… Por eso me quedé
para cuidarla hasta sus últimos días.
SANTA
¿Y de verdad dejó de escribir?
ANDRÉS
Si esto un interrogatorio prefiero hacerlo en la
estación.
SANTA
No sea así… Solo estamos conversando…
ANDRÉS
Por supuesto que dejé de escribir…
Andrés mira la foto con fijeza.
ANDRÉS
Además, después de todo lo que yo he pasado
sería un loco o un subnormal si siguiera
161
ANDRÉS
Qué loca tú estás.
Santa se pone seria.
SANTA
No me digas loca que eso no me gusta…
ANDRÉS
Perdóname… No era serio… ¿Tú cantas?
SANTA
Me la aprendí de una escuchada…
ANDRÉS
Te la aprendiste de varias escuchadas…
cántamela dale…
Santa sonríe y niega…
SANTA
¿Por qué no tenía otras canciones?
Andrés, apurado, niega con la cabeza.
ANDRÉS
Boberías mías…
SANTA
Ahora sin música sí está jodido…
Andrés, desconfiado, la mira.
ANDRÉS
No me has contado mucho de ti… ¿Qué es lo
que tú haces cuando no estás vigilando…?
SANTA
Yo trabajo en la granja “Segundo Frente”… Ya
llevo doce años ahí…
Andrés asiente y la mira…
SANTA
Y antes ayudaba a mi mamá en el comedor del
MINAGRI… Hasta que ella murió y nada, nos
dejó solitos allí en la casa…
ANDRÉS
¿Nos?
SANTA
Me. Me dejó.
Andrés insiste.
164
ANDRÉS
¿Y no tienes a nadie?
SANTA
Sí mi hermana… Y su esposo… pero es un
poco soquete, por eso nunca lo cuento… Están
en La Habana.
Andrés se queda pensativo y la mira con pena.
ANDRÉS
¿Y no tuviste hijo? No quieres tener hijo…
Santa lo mira y baja la cabeza.
SANTA
Todavía estoy joven para pensar en eso.
Andrés cambia el tema.
ANDRÉS
Tu jefe, Jesús, no debe aprobar que
confraternices con el enemigo…
SANTA
No, pero yo hago lo que me da la gana.
ANDRÉS
¿Por qué no te arreglas más? ¿No te pintas?
Arréglate las manos, el pelo… Así no vas a
conseguir marido…
SANTA
Así he conseguido cantidad de cosas…
ANDRÉS
Ven, ayúdame a hacer los dulces, que llevo días
sin ganar un peso… Vamos…
Santa sigue a Andrés para adentro.
Andrés abre un saco que está lleno de los pomos de cristal, que tienen un
precio puesto.
Santa ayuda a sacar los pomos.
ANDRÉS
Colócalos ahí, que ahora vamos a ir a buscar
toronjas…
Andrés registra el paquete de azúcar.
SANTA
¿Alcanza?
165
ANDRÉS
Sí, por suerte trajiste bastante…
CORTE A:
ANDRÉS
Oye, se te ve todo.
Santa, con cuidado, va de una rama a la otra agarrando las toronjas.
SANTA
No mire.
Agarra los frutos y se los lanza con cuidado a Andrés, que trata de agarrarlos,
pero la mayoría caen en el suelo.
ANDRÉS
Suave.
Andrés, con cautela, observa a lo lejos unos matorrales. Andrés observa a un
hombre que lo mira y se va. Andrés va a alcanzarlo, pero ya es tarde. Andrés
sigue debajo del árbol.
Caen otras toronjas.
Andrés no se agacha a recogerlas.
ANDRÉS
Las del piso los coges tú porque me duele
agacharme…
Santa agarra las toronjas y comienza un nuevo tema de conversación.
SANTA
Si tanto misterio. ¿Qué fue lo que le pasó a
usted?
Santa comienza a recoger las toronjas y Andrés, con el pie se las acerca…
ANDRÉS
Cuando publicaron el libro, a un funcionario de
cultura no le gustó la visión que yo daba de
Cuba.
SANTA
¿Y te metieron preso?
Andrés la calma con la mano.
ANDRÉS
Empezaron destruyendo mi libro…
convirtiéndolo en pulpa… los pocos ejemplares
que ya estaban en librerías y bibliotecas fueron
168
retirados…
Andrés la mira, Santa se percata que le está mirando el culo.
SANTA
¿Qué mira?
Andrés cambia la mirada y no le hace caso.
ANDRÉS
Entiende que esto pasaba y nadie te avisaba ni
te decía qué estaba pasando contigo. Cuando
me planté delante del consejo de cultura a pedir
explicaciones…
SANTA
¿Qué te dijeron?
ANDRES
¿Qué me dijeron? Nada…
Andrés se saca una bolsa de un bolsillo y se la da a Santa, que empieza a
llenar la bolsa de toronjas.
ANDRÉS
Nadie me dio la cara… fui sacado a empujones,
como un enemigo de la patria… de la noche al
día me había convertido en un paria. En un
leproso.
Andrés camina de un lado al otro como un loco.
ANDRÉS
Por el simple hecho de pedir explicaciones, me
botaron de la editorial y perdí la casa donde me
estaba quedando… Ya que era un medio
básico…
animal…
ANDRÉS
Imagínate que algunos juicios tienen peritos...
pues a mí me pusieron un perito llamado
Joaquín Rodríguez Matos, nunca se me
olvidará… para explicar, qué era lo que yo
quería decir en mi libro… decir cuáles eran mis
intenciones…
SANTA
¿Y entonces?
ANDRÉS
Nada, diciendo que si la “vaca” en tal cuento era
una parodia de Fidel… O que si el cangrejo del
título era Cuba… Locuras… Locuras…
ANDRÉS
Ese libro lo era todo para mí. Mi entrada triunfal
a la literatura cubana. Y me lo quitaron.
SANTA
No es fácil.
ANDRÉS
Un libro es como un niño. Y el mío me lo habían
quitado. No es nada fácil.
ANDRÉS
Y ya cumplí mi sentencia… No sé por qué me
siguen jodiendo… Cada día lucho por olvidar, no
es fácil. Que uno igual que uno te impida la vida
y diga para acá no pasas. No te vas a poder
desarrollar.
Andrés se queda mirando al suelo.
SANTA
Hasta luego y cuídese…
ANDRÉS
Gracias.
Andrés la ve irse y luego se queda mirando el saco de comida.
SANTA
Chao, pa la próxima te traigo pa la limpieza.
Andrés asiente. La ve irse por el camino.
Andrés se apura y se seca y entra a la letrina.
ANDRÉS
Muchas gracias por el saco de comida.
HERMANO
(Señalando las toronjas) Veo que no te
alcanzó…
Andrés sonríe mirando para los árboles frutales…
ANDRÉS
Tú sabes que yo siempre me cuelo…
HERMANO
¿Tú estás saludable?
Andrés asiente emocionado porque su hermano le pregunta.
ANDRÉS
Estoy bien… Muy bien…
HERMANO
Me alegro…
ANDRÉS
Bueno ahora me han puesto una vigilancia 24
por 24…
HERMANO
¿Quién era esa?
ANDRÉS
Una novia que me han puesto 24 por 24.
Andrés trata de mirar tras el hermano, entre los matorrales, a una casita que
hay a lo lejos donde hay DOS NIÑOS jugando…
ANDRÉS
¿Y los muchachos? ¿Y Nora?
HERMANO
Bien. Todo el mundo bien.
ANDRÉS
Hace rato que no los veo…
HERMANO
Están bien.
ANDRÉS
¿No puedo saludarlos?
HERMANO
Están ocupados.
ANDRÉS
Porque no pasas una de estas noches por
174
El mudo mete la mano debajo del colchón y saca una caja de cigarro.
ANDRÉS
No hay más nada. Dulces y cigarros.
El mudo mira los dulces hechos y levanta los hombros, le da igual. Prende un
cigarro y saca de la caja de debajo de la cama las fotos de mujeres y se pone a
verlas.
Andrés niega con la cabeza y recoge todos sus papeles y sale de la cabaña.
El mudo se para a verlo con cara de preocupación.
Andrés regresa con las manos vacías. El mudo se acerca con cuidado, Andrés
lo mira con miedo. El mudo como un niño que acaricia a un animal suavemente
le pasa la manito a Andrés por alrededor de la herida.
Andrés le va a dar un beso en la boca y el mudo vira la cara y se zafa el
pantalón.
Andrés lo empieza a masturbar y huele el cuello del mudo, que vira la cara para
no mirarlo. Andrés le huele el cuello, el torso, las axilas.
El mudo lo lleva a la cama con suavidad y Andrés se vira de espaldas y se baja
su pantalón.
El mudo deja a Andrés esperando de espaldas y va hasta un mueble donde
saca una botella de aceite y se moja los dedos y la pinga y va para donde esta
Andrés.
Andrés mira a las mujeres desnudas en las fotos y les tira el pantalón que sirve
como almohada para taparlas.
SANTA
No es lo mismo estar preso por robarse una
grabadora que por “gusano”…
El mudo asiente y levanta los hombros como si no le importase y HABLA algo
inentendible…. El mudo vira la cara y trata de pasar. Santa no lo deja pasar y
le agarra la cara.
SANTA
No te quiero volver a ver más por allá… porque
si no, voy a contarles a todos que eres tremendo
maricón… Y que para colmo te gustan los
viejos…
El mudo, con un manotazo se suelta. La bolsa con los dulces cae al suelo. Se
rompen los pomos y los cascos de toronja se desparraman.
El mudo trata de recogerlo, pero de nada sirve, da un golpe en la pared
GRITANDO ALGO INENTENDIBLE y escupe al suelo.
Santa amenaza al mudo por última vez.
SANTA
Ya estas advertido. Tú no sabes quién soy yo…
Te puedo hacer la vida imposible… Ir a hablar
con el jefe de sector…
Santa le vuelve a agarrar la mano y se saca un carnet del partido del bolsillo y
se lo enseña al mudo.
SANTA
Aléjate de Andrés… Mira… Lee ahí… Ya estás
advertido…Vas a ir preso por
contrarrevolución… Preso…
El mudo la mira con odio y se suelta. Santa le retiene la mirada y le acerca el
dedo a la cara. El mudo le da un manotazo al dedo. Santa se arregla la ropa y
se aleja con mucho nerviosismo. El mudo la mira con odio y preocupación y se
agacha a recoger los dulces.
La puerta de la casa tiene una pegatina que reza: “Fidel esta es tu casa”.
De repente es sorprendida y asustada por Jesús, que viene del pasillo lateral y
se le aparece por un costado.
SANTA
¡Ay, cojones!
Jesús la mira con seriedad.
JESÚS
¿Te asusté?
Santa, nerviosa, lo mira y se apoya en una pared a arreglarse un zapato.
SANTA
No…
JESÚS
¿Dónde estabas?
SANTA
En casa de una amiga…
JESÚS
¿Una amiga?
SANTA
Una amiga de mi hermana…
Santa, nerviosa, cree que la han descubierto y lo mira.
SANTA
(Mirando al pasillo) ¿Y tú?
JESÚS
¿Nerviosa?
SANTA
No ¿Qué dices?
Santa abre la puerta.
SANTA
(Tratando de entrar) ¿Qué haces aquí?
¿Quieres entrar?
Jesús observa el maquillaje y el pelo de Santa.
JESÚS
Últimamente estás muy rara…
SANTA
¿Rara? No.
181
JESÚS
¿Santa tu confías en mí?
SANTA
¿Qué pasa Jesús?
JESÚS
¿Si estuvieras en algo raro me lo dirías?
SANTA
¿Pero qué pasó?
JESÚS
A la oficina ha llegado una queja contra tu
persona.
SANTA
¿Cómo que una queja? ¿De quién?
JESÚS
Es un anónimo. Diciendo que tú sigues
frecuentando a Andrés Díaz y que te has hecho
amiga de él…
Santa se queda callada y baja la cabeza.
SANTA
Eso no es verdad…
JESÚS
Al parecer no… Te vieron saliendo del hospital
con él…. Y luego rondando por su casa.
SANTA
¿Quién dice?
JESÚS
Santa… Yo no me quiero ni imaginar en lo que
tú andes… Porque todo se ve mal en mi
cabeza…
SANTA
Jesús, por favor…
JESÚS
Santa… Ese tipo por cualquier lado que lo mires
está mal. Ideológicamente está mal.
Sexualmente está mal. Santa yo que iba a dejar
todo por ti… Pinga… Yo no quiero ni
imaginarme…
Santa se le tira arriba y lo abraza. Jesús la separa de su cuerpo.
SANTA
No es lo que tú piensas…
182
JESÚS
Necesito que me cuentes y me digas la
verdad…
Santa se queda seria, pensativa. Jesús la mira esperando una explicación.
SANTA
No es lo que tú te crees…
Santa se mueve de un lado al otro justificándose.
SANTA
(Mintiendo) Yo no confiaba en él… Por lo que
me di al atrevimiento de seguir visitándolo, para
sacarle algún tipo de información…
JESÚS
¿Pero Santa tú estás loca?
SANTA
Tú mismo me dijiste que él estaba en algo… y
por eso intenté comprobarlo….
JESÚS
Sí, pero esas cosas no se hacen así… ¿Le
sacaste alguna información?
Santa niega con la cabeza.
JESÚS
¿Ves? Eso no se hace así…
SANTA
¿Jesús? Acuérdate por qué tú me escogiste pa
esta tarea… Yo soy intachable.
Jesús, sin creerle, asiente con gravedad. Santa mira adentro y lo mira.
SANTA
Pasa dale…
Santa mira la puerta y observa a Jesús…
JESÚS
No sé si sea buena idea… Estoy sucio de todo
el día… Tengo que darme tremendo baño…
SANTA
Yo te baño.
CORTE A:
SANTA
(Con retintín) Ahora ellos son “habaneros”…
ANDRÉS
No, pero yo de ropa estoy bien… Yo no te
puedo aceptar eso….
SANTA
Ay, Andrés, por favor.
Santa le lanza la bolsa por el aire. Andrés la agarra y se queda sorprendido, sin
saber qué hacer.
SANTA
Ve a cambiarte dale… para ver cómo te
queda…
CORTE A:
Santa está sentada en una silla.
Andrés sale vestido como si fuera otra persona.
Por la vestimenta Andrés se parece a Jesús.
Santa sonríe y le señala a un lado para que camine.
SANTA
Camina para allá…
Andrés, con muy mala cara, modela de un lado al otro.
ANDRÉS
A mí me va más la ropa más sencilla…
SANTA
No hables de lo que pica el pollo… Te queda
perfecto…
Los dos se quedan en silencio.
SANTA
¿Qué pensabas hacer hoy? ¿Vas a ir a vender?
ANDRÉS
No, estoy un poco deprimido… y cuando estoy
así lo que me gusta es ir a la cascada…
Santa entra y se sienta en el camastro. Se tira para atrás.
SANTA
Además… Traje una botellita…
Santa saca del bolso una botella y se la enseña a Andrés.
186
SANTA
¿Puedo ir?
Andrés la mira, mira la botella, y se queda callado por unos segundos.
ANDRÉS
Yo no soy el dueño de la cascada.
SANTA
Total, aquí no hay nadie…
Los dos beben ron sentados en las rocas.
ANDRÉS
Métete…
SANTA
No, ahora no…
ANDRÉS
Métete que esta riquísima…
Santa se tira y salpica agua.
SANTA
¡Pingaaaaa! ¡Cojonnnessss!
Santa, como una niña chiquita, comienza a salpicar agua y lo moja a él en la
roca.
ANDRÉS
¡El coño de tu madre! No, no, no…
Santa le echa agua en la cabeza a él. Andrés se levanta.
ANDRÉS
Esa salvajada no… Qué va… Yo no sé nadar.
Santa lo mira y nada hasta debajo de la cascada… Andrés se mete
suavemente con el vaso de ron en la mano.
Santa nada y lo alcanza, quedando uno frente al otro con el agua al pecho.
Andrés le pasa el vaso de ron. Santa se da un trago.
Santa estira el brazo y de la roca agarra la caja de cigarros, prende un cigarro y
se queda callada. Andrés se pone de pie, la observa.
CORTE A:
Santa y Andrés descansan, medios desnudos, boca arriba tirados sobre unas
grandes rocas.
Sus cuerpos se ven brillosos, dorados, bonitos…
Andrés se queda mirando al cielo.
SANTA
¿Qué piensas?
ANDRÉS
En cosas del pasado… En los viejos amigos…
Santa lo mira y se acerca un poco…
188
Se ríen.
Santa lo mira de arriba abajo.
SANTA
¿Tú nunca has estado con una mujer?
Andrés asqueado niega con la cabeza.
SANTA
A lo mejor te gusta.
ANDRÉS
Na… yo le tengo aversión al órgano sexual
femenino. Para mí un bollo es como una
puñalada en el grajo.
Los dos se ríen con mucha fuerza.
Santa se pone seria.
SANTA
A lo mejor no te has encontrado la mujer
correcta, una que te encamine y te ayude…
Andrés la mira extrañado.
ANDRÉS
A mí solo me gustan los hombres…
SANTA
¿Has tenido muchos machos tú?
ANDRÉS
¿Y tú?
SANTA
No.
ANDRÉS
Te creo.
Santa le lanza la lata a Andrés. Los dos se ríen con fuerza.
ANDRÉS
No, mentira, es raro. Una mujer bonita como tú
podrías tener a cualquiera…
Santa, sonrojada, lo mira feliz por el cumplido y baja la vista.
SANTA
En el pueblo no me interesa nadie… Yo creo
que voy a acabar como mi madre, sola… Que
después que estuvo con mi padre no aguantó
una compañía en su cama más nunca…
189
LOS CAMIONEROS miran con odio a Santa. El camionero canoso baja la vista
apenado, y trata de irse, pero un CAMIONERO VIEJO lo retiene.
Andrés se queda pensativo y baja la vista.
Santa termina de cantar y le tira el micrófono por la cabeza al CAMIONERO
CANOSO, que baja la vista, apenado.
Santa sale corriendo. Andrés corre tras ella.
ANDRÉS
¿Me registraste? Santa… No has entendido
nada…
Andrés sonríe con ironía.
SANTA
¿De qué tú te ríes?
Santa, apenada, comienza a vestirse y se toca el pelo para arreglárselo.
SANTA
¿De qué tú te ríes?
Andrés se pone serio y la mira.
ANDRÉS
A ver… Déjame cuidarte yo esta vez…
Andrés llega al baño aledaño y prende la luz. Entonces regresa y apaga la luz
del cuarto. Todo queda en penumbras a no ser por la luz que sale del lavabo.
Andrés agarra una sábana y acurruca a Santa en la cama… Santa se deja
querer…
ANDRÉS
Ahora vas a poder descansar…
SANTA
Sí, pero acuéstate a mi lado…
Andrés duda por un segundo, pero al final se acuesta a su lado y la abraza.
Santa se relaja. Andrés le mira la nuca y cierra los ojos.
SANTA
Eso no puede ser verdad… No se me puede
haber pasado…
JESÚS
Pues sí.
SANTA
Es que yo llevo días ahí… él ya no escribe… a
mí no se me escaparía eso…
JESÚS
¿Entonces no sabías del libro?
SANTA
No. ¿Cómo iba a saber?
Santa se queda pensativa.
JESÚS
Pues le vamos a caer mañana…Y te voy a
querer allí a mi lado.
SANTA
¿Mañana?
JESÚS
Temprano donde siempre. ¿Qué pasa?
SANTA
(Disimulando) Nada… Perfecto.
Santa observa la mano de Jesús que cae en el muslo de ella.
JESÚS
Es bueno que sigas del lado de nosotros…
SANTA
Siempre…
JESÚS
(Amenazante) No puedo llegar a la cabaña y
encontrarme algo ahí que te incrimine…
Santa se acerca a Jesús.
SANTA
¿Tú estás loco? Yo soy una revolucionaria…
JESÚS
(Dudando) Mejor para todos.
Santa, preocupada, trata de esbozar una sonrisa…
198
JESÚS
Ahí viene el hermano…
Santa observa a El hermano de Andrés con fijeza. Jesús observa a Santa con
sospechas.
JESÚS
Venimos en nombre del pueblo revolucionario…
ANDRÉS
Bienvenidos…
JESÚS
Ha habido una denuncia en su contra…
Manténgase calmado, a un lado, y déjenos
realizar el operativo…
ANDRÉS
Por supuesto…
El grupo de PERSONAS, encabezado por EL JEFE DEL SECTOR, sin pedir
permiso, entra y empieza a registrar todo. Andrés los observa y con una
sonrisa en los labios los deja pasar.
ANDRÉS
Pasen.
Jesús se acerca.
JESÚS
Quédese ahí tranquilo sin interferir…
ANDRÉS
Como usted diga…
El grupo comienza a desordenar y virar al revés la cabaña de Andrés. Andrés
mira a Santa, que apenada lo mira. La perra, agitada, los mira a todos entrar y
salir y LADRA.
Andrés la sostiene. El Hermano de Andrés, con el palo, pasa por al lado de su
hermano y ni lo saluda.
ANDRÉS
Haz lo que tengas que hacer hermano… Yo te
entiendo…
HERMANO
Cállate.
Los hombres viran el colchón al revés y lo pican con un cuchillo. La guata cae
al suelo. Debajo de la cama registran y ya no hay nada. Tiran a un lado el saco
con las conservas y todos los pomos se rompen.
HOMBRE 1
Nada…
JESÚS
Busquen en la cocinita y en la letrina…
El Hermano de Andrés, con el palo, vuelve a salir y comienza a romper la
letrina. No encuentra nada en la letrina. Jesús observa a todos los hombres
que se miran entre sí y levantan los hombros. No han encontrado nada. Jesús
202
se acerca a Andrés.
JESÚS
¿Dónde tienes el libro?
ANDRÉS
¿Qué libro?
JESÚS
¡No te hagas!
ANDRÉS
De verdad, no sé de qué hablan…
JESUS
La autobiografía que estás haciendo…
Jesús mira a Santa sospechando. Ella con disimulo levanta los hombros y baja
la vista… Jesús se acerca a Andrés…
JESUS
¿Alguien te dijo que veníamos? ¿Te preparaste
verdad?
ANDRÉS
No sé de lo que habla… Yo no he escrito una
palabra hace años…
Andrés señala y mira a Santa.
ANDRÉS
Pregúntele a ella… que ha estado aquí
vigilando… Yo no escribo, ni ando en nada
raro…
Jesús mira a Santa, que no sabe qué hacer y baja la vista.
JESÚS
Sí, con ella ya hablaremos aparte.
Santa baja la vista, sabe que ha caído en desgracia.
Andrés levanta los hombros.
JESÚS
Bueno, si no va a colaborar, usted se lo buscó…
Jesús hace una seña con la mano y reúne a todos.
JESÚS
Este no colabora. Vamos a dejarle bien claro
que la revolución es intocable…
Jesús, los trabajadores y los compañeros, como una manada de animales, con
globos de agua en la mano, comienzan a GRITAR consignas.
203
JESÚS
¡Viva la revolución! ¡Abajo la gusanera!
COMPAÑERA 1
¡Abajo la gusanera!
Varias manos agarran los globos con fuerza. Jesús le da un globo a Santa y la
mira para que tire.
JESÚS
Hoy tú eres la que más vas a tirar…
Todos comienzan a tirar globos contra la cabaña… Andrés observa como
Santa, con los ojos aguados, le lanza un globo.
JESÚS
Coge otro y tira.
Santa agarra otro y lo tira. Andrés comienza a cubrirse y se adentra… Uno de
los hombres agarra una brocha y comienza a pintar la cabaña con carteles:
“Gusano” “Lumpen”… Otro empuja las débiles paredes, con la intención de
destruir la choza. LA MUJER, vestida de militar, se acerca y saca a Andrés del
brazo para afuera.
MUJER
¡Para afuera! Ahora no te escondas…
Andrés se resiste y la mujer lo inmoviliza en el suelo. Andrés comienza a
golpear a la mujer…
JESÚS
Vamos que le está dando…
Santa se asombra… Jesús va a separarlos, pero aprovecha y golpea a Andrés
también, en un enredo, para que no se den cuenta… Santa, con los ojos
aguados, observa a Andrés tirado en el suelo, con la mujer militar arriba y tres
hombres tratando de separarlos. Andrés comienza en un ataque de nervios a
golpear a todos y a GRITAR COMO UN MUDO. La perra empieza a morder a
los trabajadores que golpean a Andrés.
Jesús agarra a la perra por el pescuezo y se la lleva monte adentro. Santa trata
de metérsele en el medio.
SANTA
La perra no. No tiene la culpa…
JESÚS
(Retándola) Tú no sabes en lo que tú te has
metido…
Jesús empuja a Santa y sigue monte adentro apretando a la perra que se
ahoga. La perra CHILLA y CHILLA y luego se calla. Andrés llora en el suelo,
cubierto por una masa de personas.
ANDRÉS
¡Mi perra!
204
Jesús regresa solo del monte. Andrés llora y cierra los ojos inmovilizado en el
suelo por el pueblo.
FADE A NEGRO:
COMENTARISTA DE TV OFF
…Este Carnaval nos va a recordar a todos los
cubanos, los puntales esenciales de nuestra
idiosincrasia. Los cubanos somos solidarios…
En la pantalla aparecen unos muñecones cabezones hechos de cartón. Santa
apaga el televisor.
El sol se pone. Las PERSONAS le pasan por al lado con pergas de cerveza y
pollo frito. La gente ríe y baila con chabacanería.
Santa está un poco desesperada por encontrarlo. Santa cree que lo ha visto…
Pero la persona vira la cara y es otro hombre que se le parece que sonríe con
chabacanería.
Santa sigue buscando y ve a otro que se parece a Andrés… Corre, tropieza
con gente y llega y cuando lo vira por el hombro. Se da cuenta que no es él.
Santa se empieza a desesperar y mira a ambos lados.
CORTE A:
En el medio de la carretera hay un puesto de venta de croquetas y hay puesta
una MUSICA SALSA BIEN ALTA.
CIENTOS DE HABITANTES bailan y beben ron. Santa camina por el borde de
la carretera, muy cerca del mar.
De repente, ve a alguien muy parecido a Andrés. Es el verdadero Andrés que
está a lo lejos con una mochila.
Santa va a buscarlo. MUCHAS PERSONAS caminan en contra… Andrés se
confunde entre la gente. Santa está más cerca, se para en puntillas para verlo.
Andrés mira a ambos lados y la ve. Santa le dice adiós con la mano. Andrés se
inquieta un poco, la ha visto. Santa lo saluda y Andrés apura el paso. Santa se
extraña, algo raro está pasando.
La gente comienza a separar a Santa y Andrés. El tumulto los va alejando
cada vez más a uno del otro. Santa camina y ve a Andrés, que está
metiéndose entre la gente alejándose…
Santa lo sigue y ve que Andrés se aleja de la gente y coge por un camino.
Santa comienza a correr.
Santa llega a una callejuela que ya está más vacía. Mira a ambos lados y no ve
a Andrés. Santa corre y se mete por una callejuela.
Santa llega a una reja y observa tras la reja, pegado a la costa a Andrés. Pero
se da cuenta de algo… Andrés mira impaciente al mar… El mar está al frente.
A lo lejos hay un gran barco madre. Santa lo mira y mira lo que Andrés mira y
se preocupa. Santa observa el barco grande a lo lejos. Andrés observa una
lancha rápida (cigarreta), que a toda velocidad se acerca a la costa.
Andrés se manda a correr.
Santa se da cuenta de todo, Andrés está huyendo…
Santa corre tras el…
SANTA
¡Andrés! No hagas esto…
Andrés corre y corre. Santa brinca una cerca con trabajo y lo sigue por la costa.
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