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LAS VACUNAS EN EL SISTEMA INMUNOLOGICO

Las vacunas dan la información necesaria al organismo para combatir la


infección y evitar, de esta manera, hospitalizaciones y muertes
prematuras, nos protegen contra enfermedades mortales, por lo tanto,
salvan la vida, especialmente a los niños. Estas ayudan a
nuestro sistema inmunológico a desarrollar protección contra el virus
sin la necesidad de contraer la enfermedad. Los diferentes tipos de
vacunas existentes han sido desarrolladas con el único objetivo de
protegernos.  
Según la OMS lo que hacen las vacunas es engañar al organismo y
concretamente al sistema inmunológico, haciéndole pensar que está siendo
atacado por un agente infeccioso y obligándole a defenderse. El
microorganismo inoculado con la vacuna está muerto o muy debilitado
(atenuado), por lo que no reviste ningún peligro para el niño; pero es
suficiente para que su sistema inmune reaccione generando anticuerpos
contra él y con ellos adquiriendo una memoria inmunitaria que le permitirá
reconocer ese microorganismo concreto y eliminarlo. La vacuna es un
líquido que contiene el germen causante de la infección, cuando el
organismo entra en contacto con el organismo, produce unos anticuerpos
o defensas que quedan almacenados en el sistema inmune para proteger
al organismo de contactos futuros con el mismo germen.
Los efectos secundarios que se conocen son de una importancia mucho
menor comparados con las graves consecuencias de las enfermedades que
previenen. En general, las vacunas son bien toleradas y no presentan
efectos adversos más allá de lo que es el dolor en la zona del pinchazo o
reacciones locales leves como enrojecimiento e hinchazón, como
cualquier otra medicina, pueden existir reacciones alérgicas graves a la
propia vacuna o a algunos de sus componentes.

Cesar Camilo Coba Cuevas

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