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Frederick Taylor (1856-1915) fue el autor del primer estudio científico acerca del
«trabajo», y pionero en la investigación del diseño de procesos. Sin embargo, las
técnicas de gestión de proyectos no se fusionaron en un sistema único y coherente
hasta principios de los años cincuenta. El eje central de un esfuerzo de semejante
complejidad era el desarrollo del misil Polaris por parte del Departamento de
Defensa estadounidense. Todo el conjunto de técnicas, incluyendo la metodología de
gráficos desarrollada por Henry Gantt para gestionar la logística del ejército, era
esencial para manejar la complejidad de programar y distribuir trabajo entre un
grupo de especialistas.
Las nuevas técnicas de gestión de proyectos, como aquellas utilizadas para crear
programas multifuncionales, gestionar recursos compartidos y alinear carteras de
proyectos, junto con el uso generalizado de ordenadores personales y la creciente
sofisticación y disponibilidad de herramientas de software de gestión de proyectos, han
mejorado la eficacia de la metodología para abordar una serie de problemas que
presentan los proyectos.
La «declaración del objetivo del proyecto» establece el alcance, el programa y los recursos
de un proyecto. Todas las POS deberían incluir dichos parámetros. Los resultados deseados
se expresan en la parte de alcance de la POS. El alcance del proyecto Moonshot de la Nasa
era «llevar a un hombre a la luna y conseguir que vuelva a salvo». Si se hubiera omitido
algo (por ejemplo, la parte de conseguir que vuelva a salvo), el proyecto hubiera logrado el
resultado definido (llevar a un hombre a la luna), pero difícilmente se habría considerado
exitoso. Para ser eficientes, la declaración del alcance debe recoger la esencia del resultado
exitoso que se desea.
Los miembros que integran los equipos para los proyectos suelen protestar por dos razones:
hay demasiadas reuniones y es difícil tomar decisiones. Ambas quejas indican que los
procedimientos operativos están mal definidos. Los proyectos estarán bien definidos
cuando los procedimientos operativos tiendan a ser eficaces y la moral de los miembros del
equipo esté alta. Dichos proyectos se caracterizan por estar «bien dirigidos». El paso
«planificar la estructura del proyecto» define cómo trabajará el equipo del proyecto; el
consenso influye directamente en el éxito de un proyecto.
Una cuestión central para la mayoría de los proyectos es saber cuándo se terminarán. El
paso «crear el programa» utiliza un proceso sistemático con el fin de generar un programa
predecible y creíble para el proyecto. Dicho proceso facilita una gestión eficaz reseñando
las decisiones y tácticas específicas con respecto a las tareas, la secuencia de las mismas y
el tiempo requerido para lograr los objetivos del proyecto.
Un programa se crea a partir de dos elementos: las relaciones lógicas entre las tareas (es
decir, dependencias) y las estimaciones de tiempo para cada tarea. Cuando se sitúan en un
cronograma, estas dos porciones de datos se convierten en el programa del proyecto.
Lo que piden normalmente los directores de proyectos frustrados es que les adjudiquen
más recursos. Sin embargo, incluso con recursos adicionales, el problema persiste; añadir
simplemente recursos no suele mejorar el resultado del proyecto. Lo que en realidad
necesitan los directores de proyecto es analizar sistemáticamente sus requisitos en cuanto a
recursos.
La gestión eficaz de recursos, que se basa en un análisis comparativo de los mismos, es un
elemento clave para el éxito de un proyecto. Aunque la mayoría de las numerosas
herramientas que existen para analizar y gestionar los recursos no resultan rentables para
los proyectos más pequeños, existen otros métodos más informales que son prácticamente
igual de útiles y su coste es mucho menor.
2.4. Optimizar los equilibrios compensatorios
La razón principal para poner en práctica la gestión de proyectos es generar mejores datos
para la toma de decisiones. Sin embargo, dichos datos suelen ofrecer opciones difíciles de
elegir. En la buena gestión de proyectos, casi siempre es necesario renunciar a algo que se
desea mucho para alcanzar un resultado óptimo. El paso «optimizar los equilibrios
compensatorios» formaliza y legitima el proceso de toma de decisiones.
Todos los proyectos entrañan un riesgo. Sin embargo, el personal que trabaja en los
proyectos desconoce en gran medida el riesgo. El paso «elaborar un plan de gestión del
riesgo» contempla los riesgos del proyecto y la necesidad de gestionarlos.
Un plan de gestión del riesgo debe considerarse coherente tanto con el optimismo latente
como con el tiempo disponible.
El plan que se presenta más adelante tiene dos componentes:
• Evaluación del riesgo.
• Gestión del riesgo.
La evaluación del riesgo consiste en emplear unos minutos para generar ideas acerca de los
riesgos que pueden acompañar a un proyecto. Los miembros del equipo eligen de manera
informal los dos o tres riesgos principales que representan la mayor amenaza para el
proyecto y elaboran un plan para gestionarlos.
Estar al corriente del proyecto una vez que éste empieza es un reto mucho mayor que
elaborar el plan inicial del proyecto. El paso «recoger información sobre la situación»
centra la atención del director de proyecto y del equipo en las áreas que proporcionan la
mejor información acerca de la evolución del proyecto. Como resultado, con una buena
información, el director del proyecto y el equipo pueden tomar mejores decisiones para
adaptarse a los cambios dinámicos que se producen en todos los proyectos.