José Miguel Barreto Cod 2165982

La importancia de las series de Bowen en la clasificación de las rocas

ígneas

Norman L. Bowen estableció las denominadas series de Bowen para describir el

orden de cristalización de los silicatos en el proceso de enfriamiento de los
magmas de tipo basáltico en el interior de la Tierra. La primera relación
encontrada en su teoría respecto a las rocas ígneas es que los magmas de tipo
basáltico, es decir ricas en basalto, se convierten en rocas ígneas mediante el
proceso de cristalización que explican sus secuencias. Tal proceso obedece a los
dos elementos que se mencionan como determinantes en la transformación en
mención, es decir, la termodinámica de la cristalización y la composición del
magma que se cristaliza.

Las series de Bowen, por tanto, son fundamentales para la clasificación de las
rocas ígneas dado que permiten entender el orden en que se cristalizan los
silicatos de las que serán rocas ígneas de acuerdo con un factor fundamental que
es la temperatura. De acuerdo a la disminución de dicho elemento, Bowen
establece las tres series en las que el enfriamiento del magma produce minerales
ferromagnesianos (serie discontinua), plagioclasas (serie continua) y silicatos no
ferromagnesianos. Ello da paso a la clasificación de las rocas ígneas por
cristalización fraccionada.

Las series de Bowen muestran, por tanto, que no todos los minerales se cristalizan
a la misma temperatura y, por ende, tampoco al mismo tiempo. Por ejemplo, si la
roca ígnea se produce en un proceso de enfriamiento lento se obtienen grandes
rocas a las que se denomina plutónicas, mientras que si el enfriamiento es rápido
se producen rocas volcánicas. Los minerales que aparecen en la descripción
gráfica de las series (olivino, anfíbol, piroxeno, biotita, cuarzo, feldespato)
componen muchas rocas ígneas, y, por tanto, gran parte de la superficie terrestre,
y que las rocas ígneas cubren el 95% de la parte superior de la corteza terrestre.