En la magia en general es importante la destreza de las manos, y sobre todo,
cómo usamos el cerebro para crear, dar pistas falsas, distraer o entretener. En la Cartomagia hay que añadir las matemáticas. Las cartas, aunque puedan separarse, suelen presentarse al principio como un grupo de 52 en la ba- raja llamada francesa, y 40,48, o 52 en la española, sin contar los Comodines. Es evidente por tanto que el número de cartas empleadas, las posiciones de cada una respecto a las otras, o los grupos numéricos en que las dividimos, son de gran importancia y pueden usarse para distintos efectos. Hay variados ejemplos de magia con cartas basados en principios matemáticos, que suelen ser muy efectivos y sorprendentes, siempre que seamos capaces de hacer pasar desapercibido el principio empleado y el hecho de que aquello ocurre porque hay una cierta relación numérica o de posición entre los naipes. Si no conseguimos ocultarlo, podremos hacer un efecto más o menos curioso que nadie sepa porqué ocurre, pero será más un acertijo que un hecho mágico. Yo uso con frecuencia estos principios de colocación, posición, o matemáticos y por ello he dedicado bastante tiempo a la presentación y ocultación de los mismos. El hecho básico a tener en cuenta es que hay dos maneras de emplearlos: 1. La primera es mediante ciertas manipulaciones, colocaciones, o cuentas que hace abiertamente el mago o, tras las instrucciones correspondientes, uno o más espectadores. En este caso, lo que hay que hacer olvidar es que se tra