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Estudio Meta-Analítico de Características Diferenciales Entre Maltratadores y no


Maltratadores: El Caso de la Psicopatología y el Consumo de Alcohol o Drogas

Article  in  Psykhe (Santiago) · January 2004

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1 author:

Victoria Aurora Ferrer-Pérez


University of the Balearic Islands
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eficacia (FEM2011-25142) View project

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Psykhe
ISSN: 0717-0297
psykhe@uc.cl
Pontificia Universidad Católica de Chile
Chile

Ferrer, Victoria; Bosch, Esperanza; García, Esther; Gili, Margalida


Estudio Meta-Analítico de Características Diferenciales Entre Maltratadores y no Maltratadores: El
Caso de la Psicopatología y el Consumo de Alcohol o Drogas
Psykhe, vol. 13, núm. 1, mayo, 2004, pp. 141-156
Pontificia Universidad Católica de Chile
Santiago, Chile

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=96713112

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PSYKHE Copyright 2004 by Psykhe
2004,Vol
.13,Nº1,141-156 ISSN 0717-0297

Estudio Meta-Analítico de Características Diferenciales

Entre Maltratadores y no Maltratadores:El Caso de


1
la Psicopatología y el Consumo de Alcohol o Drogas

Meta-Analytic Study of Differential Characteristics Between

Batterers and Non-Batterers:The Case of Psychopathology and

Consumption of Alcohol and Drugs

Victoria Ferrer, Esperanza Bosch, Esther García, M. Antonia Manassero y Margalida Gili

Universitat de les I
lles Balears

Úl
timamente l
a viol
encia doméstica ha pasado a ser considerada como un verdadero problema social
. Entre l
as

cuestiones que han generado mayor interés está l


a caracterización de l
os agresores, es decir, tratar de del
imitar l
as

características que dif


erencian a mal
tratadores de no mal
tratadores. Este interés ha dado l
u gar a gran cantidad de

l
iteratura cuyas concl
u siones parecen provisional
es y en ocasiones conf
u sas.

Elobjetivo de este trabaj


o es real
izar una revisión meta-
anal
ítica de l
a l
iteratura que compara a mal
tratadores y no

mal
tratadores en cuanto a psicopatol
ogía y consumo de al
coholy drogas. Los resul
tados obtenidos indican que, en

general
, hay dif
erencias signif
icativas aunque l
imitadas en cuanto a su magnitud entre unos y otros en cuanto a

estas variables. Se discuten l


as impl
icaciones y l
imitaciones de estos resultados.

Domestic viol
ence has been regarded as an important socialproblem during the l
ast years. One ofthe questions

that have generated more interest is the perpetrator prof


ile, that is the f
eatures that dif
ferentiate mal
e batterers

f
rom mal
e non-
b atterers. A raising amount ofl
iterature exists on this matter, al
though concl
u sions seem yet to

be provisional
.

This piece ofresearch of


fers a meta-
anal
ytic review about the l
iterature that compares mal
e batterers and non-

batterers in psychopathol
ogy and use ofal
coholand drugs. These meta-
anal
y tic f
indings of
fer support f
or the

existence ofl
imited dif
ferences between mal
e batterers and non-
b atterers in these variables. The impl
ications and

l
imitations ofthese results are discussed.

La “Declaración sobre la eliminación de la vio- so a la f


u erza f
ísica o al chantaj
e emocional;amena-

lencia contra la mujer”, aprobada por la Asamblea zas de recurso a la f


u erza f
ísica, incluida la violencia

General de Naciones Unidas (


Res. A.G. 48/
104, ONU, sexual, en la f
amilia o en el hogar. En este concepto

1994)constituye el primer instrumento internacional se incluyen el maltrato inf


antil, el incesto, el maltrato

de derechos humanos que aborda de f


orma explícita de mujeres y los abusos sexuales o de otro tipo con-

la violencia de género o violencia contra las muje- tra cualquier persona que conviva baj
o el mismo te-

res. Ésta incluye entre sus dif


erentes f
ormas la de- cho”(
p. 54).

nominada “violencia doméstica o violencia en la f


a- Todas estas f
ormas de violencia son indudable-

milia”que, según la Comisión Europea (


1 998), pue- mente importantes y susceptibles de ser estudia-

de def
inirse como “toda f
orma de violencia f
ísica, das. Sin embargo, sucomplej
idad hace recomenda-

sexual o psicológica que pone en peligro la seguri- ble analizarlas no como una sola, sino que a cada

dad o el bienestar de un miembro de la f


amilia;recur- una de ellas como a un problema en sí mismo. Y, de

entre ellas, este trabaj


o se centra en el denominado

Victoria Ferrer, Esperanza Bosch, Esther García, M. Antonia “maltrato de muj


eres”, es decir, la “violencia ej
ercida

Manassero y Margal
ida Gil
i, Facul
tad de Psicol
ogía. contra las mujeres por suparej
a (
o ex-parej
a)”(
p.
La correspondencia rel
ativa a este artículo deberá ser en-
38). Tal y como señala un reciente inf
orme de la Or-
viada a l
as autoras:Ctra. Val
ldemossa km. 7.5. 07071,
ganización Mundial de la Salud (
OMS)(
Heise &
Pal
ma de Mal
lorca. Fono:971-
17-
34-
80. Fax:971-
17-

31-90. E-
mail
:victoria.f
errer@ uib.es García-
Moreno, 2003),ésta es una de las f
ormas más

Este trabaj
o se real
izó en elmarco de un proyecto de comunes de violencia contra las mujeres e incluye
1

investigación f
inanciado por elPrograma Sectorialde
las agresiones f
ísicas, el maltrato psíquico, las rela-
Promoción GeneraldelConocimiento de l
a Dirección
ciones sexuales f
orzadas uotras f
ormas de coacción
Generalde Enseñanza Superior e I
nvestigación Científ
ica

delMinisterio de Educación y Cultura (


PB98-0122). sexual y diversos comportamientos dominantes
142 FERRER, BOSCH, GARCÍ
A, MANASSERO Y GILI

(como el aislamiento del entorno social, la vigilancia Echeburúa & Corral, 1994) se observan tasas de en-

o la restricción en el acceso a la información, la asis- fermedad mental (excluyendo alcoholismo) más re-

tencia o los recursos económicos) inflingidos por el ducidas que oscilarían entre el 5% y el 7% de los

marido o pareja (o ex pareja) masculina sobre la mu- hombres violentos con sus parejas.

jer. De igual forma, y desde los más clásicos hasta

Uno de los ejes en los que se ha centrado la los más recientes, son muchos los trabajos que rela-

investigación acerca de esta forma de violencia con- cionan alcohol y maltrato de mujeres, aunque los

tra las mujeres ha sido determinar el perfil del datos aportados en ellos varían, sugiriéndose que

maltratador, tratando de identificar aquellas de sus entre un 25% y un 85% de maltratadores podrían

características que se consideran causantes y/o encontrarse bajo los efectos del alcohol cuando co-

moduladoras del abuso y susceptibles de cambio y/ meten el maltrato, que en torno al 50% de maltrata-

o atención terapéutica, con objeto de desarrollar tan- dores tendrían problemas de abuso de alcohol, o

to programas de tratamiento como acciones preven- que la incidencia de maltrato entre consumidores de

tivas para paliar y, finalmente, erradicar este proble- alcohol estaría entre el 50% y el 70% (Alberdi &

ma. Matas, 2002; Bland & Orn, 1986; Conner & Ackerley,

En este sentido, algunos de los primeros traba- 1994; Fagan, Stewart & Hansen, 1983; Fernández-

jos publicados sobre el tema en revistas científicas Montalvo & Echeburúa, 1997; Gelles, 1972; Kaufman

en torno a 1960 (como el de Schultz, 1960, o el de & Straus, 1987; Lindquist, 1984; McKenry, J
ulian &

Snell, Rosenwald & Robey, 1964, entre otros) sugi- Gavazzi, 1995; Roberts, 1988; Rosembaum & O’
Leary,

rieron que el maltrato de mujeres era producto de un 1981; Roy, 1977; Stith & Farley, 1993; Telch &

trastorno psicológico que podía estar presente en la Lindquist, 1984; Van Hasselt, Morrison & Bellack,

mujer víctima y/o en su maltratador (Roberts, 1985).

W illiams, Lawrence & Raphael, 1998). En el caso de los drogas, el número de trabajos

En el caso de las mujeres maltratadas, esta hipó- disponibles es menor y sugieren que la tasa de inci-

tesis ha sido descartada y, desde los trabajos de dencia de este problema entre los hombres violen-

Eleonore W alker (1984) en los que define el “síndro- tos oscilaría entre un 10% y un 35% y (Bergman &

me de mujer maltratada”, hasta la revisión que hace Brismar, 1993; Fagan, Stewart & Hansen, 1983;

el DSM-IV (APA, 1995) de la definición del “síndro- Roberts, 1988).

me por estrés post-traumático”, reconocen que los Recientes revisiones de la literatura sobre el tema,

trastornos psicológicos que pueden presentar las como la de Gortner, Gollan y Jacobson (1997) o el

mujeres que han padecido malos tratos por parte de informe de la OMS antes citado (Heise & García-

su pareja (o ex-pareja) son básicamente consecuen- Moreno, 2003), llaman la atención sobre las

cia (pero no causa) de la situación vivida. inconsistencias de estos resultados, considerando

En cambio, en el caso de los maltratadores las que un análisis detallado de los datos ofrecidos in-

cosas no están tan claras, ni en cuanto a la prevalen- dica que, no sólo la presencia de maltrato no va in-

cia de trastornos psicopatológicos ni en cuanto a la defectiblemente unida a la presencia de estos tras-

posible relación que se establece entre éstos y la tornos psicopatológicos o de consumo de alcohol o

ocurrencia del maltrato. drogas, sino que son mayoría los maltratadores que

Por lo que se refiere a prevalencia de trastornos, no presentan ninguno de ellos y que las discrepan-

son muchos los trabajos que a lo largo del tiempo cias entre las cifras obtenidas por diferentes traba-

han observado una elevada tasa de depresión jos podrían estar relacionadas con limitaciones

(Bersani, Chen, Pendleton & Denton, 1992; Bland & metodológicas (como sesgos en la selección de las

Orn, 1986; Faulk, 1974; Gayford, 1975; Hamberger & muestras, grupos de control inadecuados, etc.) y

Hastings, 1986; Pan, Neidig & O’


Leary, 1994) y de con la consideración de los maltratadores como un

trastornos de personalidad (Bernar & Bernard, 1984; grupo único y no diferenciado. Como consecuencia

Faulk, 1974; Hamberger & Hastings, 1986), especial- de todo ello, concluyen que estas variables no per-

mente, del llamado trastorno de personalidad anti- mitirían diferenciar consistentemente a maltratado-

social (Bland & Orn, 1986), en este colectivo, llegan- res de no maltratadores, por lo que, aunque puedan

do incluso a sugerirse que la mitad o más de los ser consideradas como factores asociados o rela-

hombres violentos con sus parejas presentarían al- cionados con la presencia del maltrato, no constitui-

guno de estos trastornos. Sin embargo, en otros tra- rían factores de riesgo definitivos ni predictores de

bajos (Medina, 1994; Sarasúa, Zu b i z a r r e t a , su existencia.


MALTRATADORES Y CONSUMO DE ALCOHOL 143

Nos hallaríamos pues ante una cierta discrepan- PSI


CODOC99, M E DLI
NE , CI
NDOC, GE NDE R- I
NN y

TESEO)
.
cia entre aquellos trabajos cuyos resultados indican
A pesarde la existencia de amenazas a la validez, der
iva-
de manera clara que la presencia de trastornos psi-
das de la imposibilidad de localizartodos los estudios sobr
e

copatológicos y/o el consumo de alcohol y drogas cualquierpr


oblema de investigación, la amplitud de fuentes

es mayoritaria y diferencia a maltratadores y no mal- utilizadas supone una ayuda par


a super
arestas dificultades

(
Cooper
, 1984;Sánchez & Ato, 1989).
tratadores, y aquellos otros cuyos resultados susci-
Una vez localizados los tr
abajos, se aplicar
on los cr
ite-
tan algunas dudas al respecto. Evidentemente, esta
r
ios fijados en cuanto a tempor
alidad (
trabajos hechos públi-

discrepancia no sólo es importante por sí misma, cos en el per


íodo compr
endido entr
e 1988y1998, ambos

sino que tiene consecuencias en el análisis mismo inclusive)


, idioma (
español o inglés)
, r
equisitos estadí
sticos

(
trabajos que incluyer
an los datos necesar
ios par
a r
ealizarlos
del maltrato de mujeres ya que genera dudas sobre
cálculos r
equer
idos)y tipo de violencia (
ejer
cida porel hom-
el modo de integrar estas variables en los modelos
br
e hacia su par
eja o ex par
eja femenina)
.Se seleccionar
on

explicativos sobre el tema. asíun total de 35 tr


abajos pr
ocedentes de 34 ar
tículos dife-

Pues bien, cuando se dispone de trabajos dise- r


entes.Estos ar
tículos están mar
cados con un aster
isco en la

lista de r
efer
encias.
ñados para probar hipótesis similares que obtienen

resultados no coincidentes, como ocurre en este


Codif
icaciónSistemática de los Estudios
caso, cabe hacer una revisión narrativa de los resul-

tados, determinando “a ojo” en qué medida coinci-


De acuer
do con las r
ecomendaciones al uso (
Lipsey, 1994;

den o no, o hacer una revisión mediante procedi- Sánchez & Ato, 1989), se definier
on y analizar
on las car
ac-

mientos cuantitativos, dentro de los que se incluye ter


ísticas sustantivas (
car
acter
ísticas sociodemográficas de

los integrantes de las muestr


as y, en el grupo de maltr
atado-
el meta-análisis. Como señala Gómez-Benito (1987),
r
es, el tipo y car
acter
ísticas del maltr
ato i n f l i gi d o )
,
el meta-análisis es una perspectiva de análisis que
metodológicas (
númer
o de autor
es/
as, univer
sidad o centr
o

emplea técnicas de medición y análisis estadísticos al que per


tenecen, tipo de diseño de investigación, lugar

y que permite integrar o combinar estadísticamente dónde se r


ecogier
on los datos, pr
ocedencia de la muestr
a,

tipo de par
ticipación, númer
o de grupos en los que se divide
los resultados de estudios independientes anterio-
la muestr
a y númer
o de hombr
es que integran cada grupo)y
res sobre un tema para determinar qué muestran y
extr
ínsecas (
año de publicación, fuente, géner
o de los/
as au-

cómo se relacionan con las características de esos tor


es/
as, mar
co teór
ico e hipótesis de par
tida)par
a los estu-

estudios. dios seleccionados.

Con las var


iables definidas, se elabor
ó un manual de co-
En este caso se llevó a cabo una revisión meta-
dificación detallado.Dado que en algunos casos la codifica-
análitica cuyo objetivo era estudiar las diferencias
ción r
equir
ió adoptardecisiones complejas, se r
ealizó un

entre maltratadores (en casos de maltrato de muje- estudio de la fiabilidad del pr


oceso par
a contr
astarla adecua-

res) y no maltratadores en cuanto a características ción de tales decisiones.Par


a ello dos investigador
as codifi-

car
on de modo independiente una muestr
a de los estudios
psicopatológicas. En relación con ellas, y desde la
seleccionados (
2 5% del total)
.Como pr
omedio, el grado de
perspectiva teórica feminista en la que nos encua-
acuer
do alcanzado se situó en tor
no al 80% en todas las

dramos, se formularon tres hipótesis en el sentido var


iables codificadas, lo que supone mantener
se dentr
o de

de que en los trabajos sobre el tema no se observa- los lí


mites r
ecomendables (
Orwin, 1994)
.Cuando habí
a

inconsistencias entr
e codificador
as, éstas se r
esolvier
on por
rían diferencias relevantes entre maltratadores y no
consenso, y cuando habí
a er
ror
es en el manual de codifica-
maltratadores en cuanto a presencia de trastornos
ción, se cor
rigier
on.

de personalidad, otra psicopatología, consumo de Una de las decisiones más complejas tuvo que vercon la

alcohol o drogas. selección de grupos de compar


ación.Así
, 13 tr
abajos com-

par
aban maltr
atador
es y no maltr
atador
es y el r
esto compa-

r
aba tr
es, cuatr
o o cinco grupos (
1 4, 7 y 1 tr
abajos r
especti-
Método vamente)
.

Dada esta diver


sidad y las dificultades que de ella podí
an

der
ivar
se, se tomó la decisión de escogerdos grupos (
uno de
Búsqueda de la Literatura
maltr
atador
es y otr
o de no maltr
atador
es)en cada estudio y

de consider
arúnicamente los datos de estos dos grupos.Puesto
En función del objetivo planteado, la población de estu-
que, como r
emar
can Sugar
man y Fr
ankel (
1 996), el uso de
dio estaba constituida porel mater
ial cientí
fico que compar
a
grupos de compar
ación inapr
opiados puede suponeruna gra-
car
acter
ísticas de maltr
atador
es (
en casos de maltr
ato de
ve quiebr
a par
a los r
esultados, se puso especial cuidado en
mujer
es)y no maltr
atador
es.Según las r
ecomendaciones al
establecerlos cr
iter
ios de selección.Concr
etamente, se tu-
uso (
Cooper
, 1984;Gómez-Benito, 1987;Sánchez & Ato,
vier
on en consider
ación los grupos siguientes:a)cuando ha-
1989), par
a localizartr
abajos sobr
e este tema se emplear
on

a dos grupos de no maltr
atador
es difer
enciados según satis-
fuentes infor
males (
resúmenes de actas y congresos y pági-
facción mar
ital, se consider
aron sólo los no maltr
atador
es
nas web)
, pr
imar
ias (
bibliografí
as per
sonales, í
ndices de r
e-
con distr
é s mar
ital pues los instr
umentos de difer
enciación
vistas y búsqueda ascendente)y secundar
ias (
bases de datos
habitualmente usados también miden nivel de acuer
do, de
como “Vi o l e n c e and Ab u s e Ab s t racts”, PSYCI
NFO,
144 FERRER, BOSCH, GARCÍA, MANASSERO Y GILI

modo que era menos probable que los individuos sin distrés otros estudios meta-analíticos de temática similar (como el

marital emplearan estrategias (incluyendo estrategias vio- de Sugarman & Frankel, 1996), se empleó la siguiente estra-

lentas) de solución de problemas maritales, b) cuando se tegia analítica para evaluar las hipótesis propuestas:

diferenciaba a violentos moderados y severos, se considera- En primer lugar se combinaron los estudios y se obtuvo

ron sólo los datos de los “moderados” pues el tipo y cantidad un índice de la magnitud del efecto global estimado conjunta-

de comportamientos descritos como criterios de inclusión mente para un grupo de estudios, el estimador TE medio

era similar a las definiciones de violencia doméstica al uso, c) global (d.) propuesto por Hedges (1981, 1982) y el interva-

cuando se diferenciaba entre maltratadores en tratamiento y lo de confianza asociado con él.

maltratadores “no declarados” (individuos de población ge- En cuanto a la magnitud de esas diferencias, dado que no

neral considerados como maltratadores en función de sus se dispone de estándares, se tomó como referencia la suge-

puntuaciones en una escala), se consideraron sólo los datos rencia de Cohen (1988) considerando como pequeña una

de estos últimos pues el hecho de aceptar y/o iniciar un diferencia media tipificada de 0.20, como media una de 0.50

tratamiento puede suponer claras diferencias con quienes no y como grande una de 0.80. A este criterio se añadió el de

reconocen la existencia de problema, d) cuando se diferen- Feingold (1994) quien propuso que una diferencia media

ciaba a los maltratadores según “persiste” o “cesó” la vio- tipificada entre 0.15 y 0.19 puede considerarse pequeña y

lencia, se consideró sólo el grupo “persiste la violencia” que una diferencia menor a 0.15 como prescindible o práctica-

incluía a quienes hubieran cometido al menos un acto de mente igual a 0.

violencia cada año que duró el estudio, e) cuando se diferen- Cuando la magnitud de la diferencia podía considerarse

ciaba maltratadores emocionales y físicos y emocionales, se como grande se consideró oportuno profundizar en el análi-

consideró sólo este último grupo dado el contenido de los sis de los resultados obtenidos, procediendo a evaluar la ho-

ítems empleados para establecer la diferencia, f) Cuando se mogeneidad para averiguar si los TE de los diferentes estu-

incluía a maltratadores con y sin abuso de alcohol y maltra- dios podían o no ser considerados como procedentes de una

tadores no declarados se consideró sólo este último grupo misma población y, en caso necesario, subdividir esos estu-

para homogeneizarlo con otros grupos seleccionados, y g) se dios en base a las variables mediadoras y realizar un meta-

excluyeron aquellos grupos de individuos encarcelados y/o análisis separado en función de esa subdivisión (Gómez-Be-

convictos de otros delitos. Cabe añadir, por último, que el nito, 1987). Para analizar la homogeneidad se empleó la

autoinforme más usualmente empleado para diferenciar a prueba propuesta por Hedges (1982) y Rosenthal y Rubin

los llamados maltratadores no declarados era el “Conflict (1982).

Tactic Scales” (CTS; Straus, 1979).

Resultados

Medida de los Resultados


El análisis descriptivo de las características

Dado que los diversos estudios proporcionaban varios


sustantivas, metodológicas y extrínsecas de los tra-
resultados de interés para nuestro análisis, se consideró ade-
bajos analizados ha sido abordado en un trabajo
cuado acogerse a la postura más flexible, como la denominan
previo (Ferrer, Bosch, García, Manassero & Gili, 2003).
Sánchez y Ato (1989), e introducir por separado aquellos

datos que se aportaban en cada caso. A modo de resumen, cabe señalar que la principal

Para cuantificar los resultados de los estudios en una


característica sustantiva de estos estudios es que
misma escala se empleó el tamaño del efecto (TE) que,
en la práctica totalidad de trabajos no experimenta-
como señalan Strube y Hartman (1984), indica la intensidad
les se realizó una primera aproximación telefónica en
de la relación, partiendo de la base de que un resultado signi-

ficativo a nivel estadístico no necesariamente será significa- la que se administraron instrumentos para clasificar

tivo a nivel conceptual, y que, según Green y Hall (1984),


a los individuos y asignarlos a uno u otro grupo. En
constituye la medida más informativa del resultado de una
más del 80% de trabajos se empleó el “Conflict Tactic
investigación.
Scale” (CTS; Straus, 1979) o alguna de sus versio-
De entre los métodos para estimar el TE, se decidió

calcular la diferencia media tipificada (d) de Cohen (1969, nes y/o revisiones para diferenciar a maltratadores

1977) pues se trata de uno de los índices del TE más emplea-


de no maltratadores, o a tipos de maltratadores y en
dos (Hedges & Olkin, 1985; Sánchez & Ato, 1989) y permi-
el 46% de trabajos se emplearon pruebas como el
te determinar el efecto experimental resultante de la com-
“Short Marital Adjustement Test” (SMAT; Locke y
paración entre dos grupos. Para muestras pequeñas (n < 20)

se aplicó la corrección sugerida por Hedges (1981). En aque- Wallace, 1959) y/o el “Dyadic Adjustement Scale”

llos casos en los que la diferencia de medias era no significa-


(DAS; Spanier, 1976) para diferenciar grupos según
tiva y se omitían algunos o incluso todos los datos numéricos
nivel de satisfacción marital.
se optó por realizar las oportunas transformaciones, según
En cuanto a características metodológicas, cabe
indicaciones recopiladas por Sánchez y Ato (1989, pp. 637-

640) o por el procedimiento conservador de estimar el TE señalar que la media de autores por artículo fue de

como igual a 0, como sugieren, entre otros Bettencourt y


1.69 (d.
t. =1.02) y la media de autoras de 1.17 (d.
t. =
Miller (1996), según se proporcionaran o no datos estadísti-
0.86), siendo la media de autores significativamente
cos.
superior a la de autoras (p< 0.05). La mayoría de
Una vez realizadas estas operaciones se transformaron

los resultados de los estudios independientes seleccionados trabajos seleccionados habían sido realizados por

en una métrica común (cuyos resultados pueden consultarse


personas vinculadas a una universidad, especial-
en el Anexo A.1). A continuación, tomando como referencia
mente de Estados Unidos (82.9%), con un diseño no
MALTRATADORES Y CONSUMO DE ALCOHOL 145

experimental (94.3%), recogiendo los datos en el se presentan (ver Tabla 1) resultados relativos a 13

entorno de la universidad de procedencia (40%), trastornos de personalidad diferentes (incluyendo

captando a los individuos mediante anuncios (en síntomas de trauma, trastorno de personalidad

prensa, radio, lugares de reunión, etc.) (65.7%), paranoide, esquizoide, esquizotípico, antisocial, lí-

incentivando económicamente la participación mite, histriónico, narcisista, por evitación, por de-

(62.9%) y comparando tres ó más grupos (62.9%). El pendencia, obsesivo-compulsivo, agresivo, y depre-

tamaño medio de las muestras en los grupos de mal- sivo), básicamente coincidentes con los evaluados

tratadores fue de 80.38 hombres (d.t. = 124.97, ran- por el “Millon Clinical Multiaxial Inventory” (MCMI)

go:21-813) y en los grupos de no maltratadores de que, en sus diferentes versiones, es uno de los ins-

76.28 hombres (d.t. = 77.25, rango:18-386). trumentos (junto con el MMPI) más empleados para

Y, finalmente, en cuanto a características extrín- evaluar la presencia de trastornos de personalidad

secas, cabe señalar, en primer lugar que, en cuanto (y también de psicopatología) en los trabajos anali-

al año de publicación, el número de trabajos selec- zados.

cionados variaba de unos años a otros. El total de El análisis produjo un TE medio global (d.) que,

trabajos seleccionados había sido publicado en re- dado el modelo de análisis propuesto, indica que los

vistas especializadas (en el 37.1% de casos en revis- maltratadores presentan estos trastornos (excepto

tas especializadas en el estudio de la violencia). La en el caso del trastorno de personalidad histriónico

mayoría de trabajos partía de un marco teórico psi- y del obsesivo compulsivo) en mayor medida que

copatológico (31.5% de ellos). Y el número medio de los no maltratadores.

referencias bibliográficas era de 44.31 (d.t. = 18.92, En cuanto a la magnitud de esa diferencia, y en

rango:15-90). base a los criterios fijados, puede decirse que los TE

Por lo que se refiere propiamente al análisis plan- medios globales son pequeños (d. = 0.20) en 2 de los

teado como objetivo para este trabajo cabe decir trastornos evaluados (trastorno de personalidad his-

que la hipótesis relativa a trastornos de personali- triónico y por dependencia), medios (0.20 < d. >0.80)

dad fue evaluada a partir de 51 efectos contenidos en 9 casos (síntomas de trauma, trastorno de perso-

en un total de 8 estudios diferentes. Concretamente, nalidad paranoide, esquizoide, antisocial, límite, nar-

Tabla 1

Resumen del tamaño del efecto medio para trastornos de la personalidad

Variable Media k Test de

d. ±95% CI homogeneidad
a

Síntomas de trauma 0.72 ±0.03 1 -

Trastorno de personalidad paranoide 0.73 ±0.01 4 2.13

Trastorno de personalidad esquizoide 0.29 ±0.01 4 19.84*

Trastorno de personalidad esquizotípico 0.91 ±0.02 4 5.92

Trastorno de personalidad antisocial 0.58 ±0 7 28.53*

Trastorno de personalidad límite (borderline) 0.75 ±0.01 5 12.44*

Trastorno de personalidad histriónico -0.04 ±0.02 4 41.18*

Trastorno de personalidad narcisista 0.35 ±0.01 5 14.37*

Trastorno de personalidad por evitación 0.53 ±0.01 4 19.35*

Trastorno de personalidad por dependencia 0.19 ±0.01 4 32.21*

Trastorno de personalidad obsesivo compulsivo -0.24 ±0.02 3 2.50

T. P. pasivo-agresivo (negativista en DSM-IV) 0.60 ±0.01 5 7.62

Trastorno de personalidad depresivo 0.99 ±0.04 1 -

a
Tamaños del efecto positivos indican que la variable es presentada en mayor medida por los maltratadores que por los no

maltratadores.Tamaños del efecto negativos indican que la variable es presentada en mayor medida por los no maltratadores

que por los maltratadores.

k:Número de estudios.

*p< 0.
05,los tamaños del efecto son heterogéneos.
146 FERRER,
BOSCH,
GARCÍ
A,M ANASSERO Y GI
LI

ci
sis
ta,porevi
taci
ón,obsesi
vo-compul
sivo ypasi
- Encuant
oaotr
apsi
copat
o l
o gí
a,9est
udiosque

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vo)ygrandes(
d.=0.
80)enl
os2r
est
ant
es cont
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ect
o sf
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uarl
a

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ornodeper
sonal
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o t
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b l
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rast
o r
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d e-

nei
dadesnos
igni
ficat
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Q(3)=5.
92,p <0.
05)par
a presi
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rast
o r
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tími
co,depresi
ó nmayor,de-

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rast
ornodeper
sonal
idadesqui
zot
ípi
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ó npsi
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rast
o r
n obipolar
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p omaní
a,an-

cal
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arl
opar
aeltr
ast
ornodeper
sonal
idaddepresi
- s
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o bia,t
rast
o r
n oobsesi
vo-cumpul
sivo,des-

vo(
q uef
u eeval
uadoenuns
o l
oest
udi
o),porl
oque ordenporest
réspost
-tr
a umát
ico,hi
steri
a,t
rast
o r
n o

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esul
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der
aralTE pors
o mat
izaci
ó n,hi
p ocondrí
a,t
rast
o r
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aal
i-

medi
ogl
obalobt
eni
docomoí
ndi
cer
epresent
ati
vode ment
aci
ón,par
anoi
a,desordendepensami
ent
o,des-

l
osest
udi
osi
ncl
uidospar
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uarest
ost
rast
ornos. ordendel
usi
o nal
,desvi
aci
ó npsi
copát
ica,esqui
zo-

Port
ant
o,l
osr
esul
tadosobt
eni
doscorr
o boran f
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a,pensami
ent
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cóti
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cast
eni
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s

par
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ment
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mer
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esi
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o r
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ada,most
ran- noaf
ect
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coti
cis
mo)y paral
aausenci
ade

doque,aunquel
osmal
trat
adorespresent
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ras- diagnóst
icopsi
copat
o l
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co.Comoyas
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ó

t
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sonal
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trat
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o r
mente,est
o st
rast
o r
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ca-

magni
tuddel
adi
fer
enci
aent
reamboscol
ect
ivoses ment
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o seval
uadospori
nst
rument
o scomoel

l
imi
tadapar
alamayorí
adet
rast
ornoseval
uados. M CM IoelM M PI
.

Tabl
a2

Resumen del tamaño del efecto medio para psicopatología (excepto trastornos de personalidad)

Var
iabl
e Medi
a k Testde

d.±95% CI homogenei
d ad
a

Depresi
ó n(
Trast
o r
n odis
tími
co) 0.
37±0 10 37.
65*

Depresi
ó nmayor 0.
83±0.
03 2 0.
19

Depresi
ó npsi
cóti
ca 0.
32±0.
05 1 -

Tr
ast
ornobi
pol
ar 1.
09±0.
03 2 0.
41

Hi
pomaní
a 0.
60±0.
03 2 0.
28

Ansi
edad 0.
55±0.
01 5 2.
15

Fobi
a 0.
26 ±0.
03 1 -

Tr
a s
tornoobsesi
vo-compul
sivo 0.
34 ±0.
03 1 -

Desordenporest
réspost
-tr
a umát
ico 0.
49±0.
04 1 -

Hi
ster
ia 0.
16 ±0.
03 2 1.
47

Tr
a s
tornopors
o mat
izaci
ó n 0.
25±0.
03 1 -

Hi
pocondrí
a 0.
04 ±0.
10 1 -

Tr
a s
tornosdel
aal
iment
aci
ó n -
0.90±0.
01 1 -

Par
anoi
a 0.
40±0.
02 2 2.
16

Desordendepensami
ent
o 0.
90±0.
03 2 0.
80

Desordendel
usi
o nal 0.
91 ±0.
03 2 2.
42

Desvi
aci
ó npsi
copát
ica 0.
72±0.
11 1 -

Es
q ui
zofr
eni
a 0.
49±0.
10 1 -

Pensami
ent
opsi
cóti
co 0±0.
05 1 -

Psi
cast
enia 0.
13±0.
10 1 -

Ps
icosi
snoaf
ect
iva 0.
29±0.
01 1 -

Ps
icot
ici
smo 0.
47±0.
03 1 -

Ausenci
adediagnóst
icos 0.
29±0.
01 1 -

a
Tamaños del efecto positivos indican que la variable es presentada en mayor medida por los maltratadores que por los no

maltratadores. Tamaños del efecto negativos indican que la variable es presentada en mayor medida por los no maltratadores

que por los maltratadores.

k: Número de estudios.

*p< 0.05, los tamaños del efecto son heterogéneos.


M ALTRATADORESY CONSUM O DEALCOHOL 147

El análi
sisprodujounTE medioglobal (
d.)que, medi
osglobaless
o npequeños(
d.=0.
20)encuat
ro

dadoel modelodeanáli
sispropuest
o,i
ndi
caquelos de lost
ras
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h i
ster
ia,hi
pocondrí
a,

malt
rat
adorespresent
anlosdivers
o st
ras
tornospsi
- pensami
ent
opsi
cót
icoypsi
cas
teni
a),medi
os(
0 .
20<

copat
o lógi
cosevaluados(
e xceptoenel cas
odelos d.>0.
80)en14cas
o s(
tras
tornodi
stí
mico,depresi
ón

t
ras
tornosdeali
ment
aci
ó n)en mayormedida que psi
cót
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a,ansi
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a,t
ras
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losnomalt
rat
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v o-
c ompulsi
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rast
orno por est
rés post
-

Encuant
oa la magni
tuddeesa di
fer
enci
a,yen t
raumát
ico,pors
o mat
izaci
ón,par
anoi
a,desvi
aci
ón

bas
ea loscr
iter
iosf
ijados,puededeci
rsequelosTE psi
copát
ica,esquizofr
e nia,psi
cosi
sno af
e ct
iva,

Tabla 3

Resumen del tamaño del efecto medio para las variables relativas a consumo de alcohol y drogas

Var
iable Medi
a k Testde

d.±95% CI
a
homogenei
d ad

Fr
e cuenci
a deconsumoalcohol 0±0.
03 2 0

Abuso/dependenci
a de alcohol 0.
57±0 9 18.
26*

Cant
idaddealcohol consumi
d o

Cant
idaddevi
noconsumi
d o 0±0.
05 1 -

Cant
idaddecerveza consumi
d a 0.
16±0.
05 1 -

Cant
idaddewhi
skyconsumi
d o 0.
43 ±0.
05 1 -

Razonespar
a beber

Relaj
ars
e 0.
11±0.
05 1 -

Sersoci
able 0.
14±0.
5 1 -

Porquelosami
gosbeben -
0.12±0.
05 1 -

Par
a olvi
dar
lot
odo 0.
02±0.
05 1 -

Par
a celebr
arocas
ionesespeci
ales 0.
27±0.
05 1 -

Olvi
d arpreocupaci
o nes 0.
01±0.
05 1 -

Porqueeseducadohacerlo 0.
06±0.
05 1 -

Par
a ani
mar
se 0.
32±0.
05 1 -

Cuandoest
o yt
ensoonervi
o s
o 0.
01±0.
05 1 -

Par
a ali
viareldolorenla vi
da 0.
31±0.
05 1 -

Cont
ext
oenques
ebebe

Enuna comi
d a dedía laborable 0.
53 ±0.
05 1 -

Enelt
rabaj
o 0.
76±0.
05 1 -

Congent
edespuésdel t
rabaj
o 0.
20±0.
05 1 -

Encas
a despuésdel t
rabaj
o 0.
56±0.
05 1 -

Encas
a mi
ent
rasj
u gaba conlos/
asni
ños/
as 0.
45±0.
05 1 -

Enf
iest
as 0.
24±0.
05 1 -

Cuandomevi
sit
anami
gos/
as 0.
25±0.
05 1 -

Enel r
e s
taurant
eoel bar 0.
03 ±0.
05 1 -

Encas
a s
o lo 0.
30±0.
05 1 -

Enact
ivi
d adesr
e creat
ivas 0.
32±0.
05 1 -

Fr
e cuenci
a deconsumodedrogas 0±0.
08 1 -

Abuso/dependenci
a dedrogas 0.
51±0 5 15.
70*

a
Tamaños del efecto positivos indican que la variable es presentada en mayor medida por los maltratadores que por los no

maltratadores.Tamaños del efecto negativos indican que la variable es presentada en mayor medida por los no maltratadores

que por los maltratadores.

k:Número de estudios.

*p< 0.
05,los tamaños del efecto son heterogéneos.
148 FERRER,
BOSCH,
GARCÍ
A,M ANASSERO Y GI
LI

psi
cot
ici
smo yausenci
adedi
agnóst
icos)ygrandes ben,paraolvi
d arl
otodouolvi
d arpreocupaci
o nes,

(d.=0.
80)enl
os5r
est
ant
es(depresi
ónmayor
,tr
ast
or- porqueeseducadoopornervi
o sot
ensi
ó n)yci
er-

nobipolar
,desordendepensami
ento,desorden t
o scont
ext
o senl
o sques
ebebe (congent
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del
usi
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rast
ornosdel
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iment
aci
ón).Enest
os puésdelt
rabaj
o ,enelrest
aurant
eoenelbar)
; ys
o n

úl
timos,elt
estdehomogenei
dadesnos
igni
ficat
ivo medios(0.
20<d. >0.
80)enabuso/dependenci
ade

(Q(1)=0.
19,p<0.
05;Q(1)=0.
41,
p<0.
05;Q(1)=0.
80, al
coholy drogas,cant
idaddewhi
skyconsumi
d o,

p<0.
05yQ(1)=2.
42,p<0.
05r
espect
ivament
e)porl
o ci
ert
asr
a zonesparabeber(paracel
ebrarocasi
o nes

quer
esul
taadecuadoconsi
der
aralTE medi
ogl
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mar
seopar
aal
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ndi
cer
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d a)yci
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o scont
ext
o sdebebida(enunacomi
d a

est
udi
osi
ncl
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isi
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apsi
copat
o- endíal
aborable,enelt
rabaj
o ,encasadespuésdel

l
ogí
a. t
rabaj
o ,encasaj
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os/
asni
ños/
as,enf
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Port
ant
o ,est
o sr
e s
u l
tadoscorr
o boranparci
al- t
as,cuando mevi
sit
anami
gos/
as,encasas
o l
o ,en

ment
elas
e gundahi
p ótesi
sformul
ada,most
rando act
ivi
d adesr
e creat
ivas)
.No s
eobti
eneunt
amaño

que,aunquel
o smal
trat
adorespresent
anmáspsi
co- delef
ect
omediogl
o bal(d.)grande(d. =0.
80)par
a

pat
o l
o gí
aquel
o snomal
trat
adores,lamagni
tudde ni
ngunadel
asvari
ablesr
e l
ati
vasaconsumodeal
-

l
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enci
aent
reamboscol
ect
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imi
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l
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rast
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ípues,est
o sr
e s
u l
tadoscorr
o boranparci
al-

Final
ment
e,l
ahi
pót
esi
srel
ati
vaaconsumodeal
- ment
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ahi
pót
esi
sformul
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randoque,

coholydrogasf
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ect
oscon- aunquel
o smal
trat
adorespresent
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t
eni
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udi
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e- pendenci
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coholydrogasquel
o snomal
trat
a-

t
ament
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a3),s
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amagni
tuddel
adif
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aent
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f
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coholydrogas,yacant
i- l
ect
ivosesl
imi
tada.

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coholconsumi
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abeberycon-

t
ext
oenelques
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iabl
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ca- Discusión
ment
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tirdemedi
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. Porot
rapar
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di
sponí
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osr
elat
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esbá- A part
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o sr
e s
u l
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uirque,

s
icament
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) yl
adependen- ent
érmi
nosgeneral
es,yunavezr
e vi
sadacuant
ita-

ci
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esbás
icament
edemedi
dascomoelDI
S ) t
ivament
elal
iterat
uraquecomparamal
trat
adoresy

deal
coholy drogas.Sinembar
g o,dadoqueambos nomal
trat
adorespuedeaf
irmars
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e-

pat
ronesdeconsumo t
ieneni
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,1996;Becoña,1996)y yorí
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o s

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oDSM-
IV (APA,1995)consi
der
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trat
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ant
rast
o r
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idad

yl
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acomo uncont
inuo,s
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oti
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iabl
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o sno

Caber
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ali
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udi
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trat
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o sr
e s
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-

t
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s
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tanci
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s,cocaí
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c.)
. ci
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imi
tada,si
endoesasdif
erenci
as

Elanál
isi
sprodujounTE mediogl
o bal(d.)que, pequeñasomediasparal
amayorí
adel
asvari
ables

dadoelmodel
odeanál
isi
spropuest
o,i
ndi
caquel
os est
udiadasy grandess
ó l
oenunamí
nimapropor-

mal
trat
adorespresent
anen mayormedidaquel
o s ci
ó ndeel
las.

no mal
trat
adoresabuso/dependenci
adeal
coholy Tr
a sest
apri
meraapreci
aci
ó ngeneral
, esnece-

drogas,consumodecervezaywhi
sky,razonespara s
a r
ior
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e r
iedemat
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oness
o brel
osr
e-

beber(exceptoelcasodequel
o sami
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u l
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ext
o senl
o sques
ebebe.Porotr
apart
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o s Enpri
merl
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oques
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rast
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-

r
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erenci
asent
ream- nosdepers
o nal
idad,s
ehanobservadodif
erenci
as

bosgruposencuant
o af
recuenci
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e,esas

al
coholodrogasycant
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erenci
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ehanobservadoencuant
oal
apresen-

Encuant
oal
amagni
tuddeesadif
erenci
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adeltr
a s
tornodepers
o nal
idadesqui
zotí
p i
co,de-

baseal
oscr
iter
iosf
ijados,puededeci
rsequel
osTE f
ini
doenelDSM -
IV (APA,1995)comocar
act
eri
za-

mediosgl
o bal
ess
o npequeños(d.=0.
20)encant
i- dopormal
est
ari
ntensoydéf
ici
tsenl
asr
e l
aci
o nes

daddecervezaconsumi
d a,ci
ert
asr
a zonesparabe- pers
o nal
es,pordis
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ionescogni
tivaso percep-

ber(r
e l
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e rs
o ci
able,porquel
o sami
gosbe- t
ivasyporexcent
rici
d adesdelcomport
ami
ent
o ,y
MALTRATADORES Y CONSUMO DE ALCOHOL 149

cuya presencia suele ir ligada a ansiedad, depresión un 3% de la población general presenta trastornos

u otros estados de ánimo disfóricos. Y, por otra, se de personalidad (variando según el tipo) y entre un

han detectado diferencias de gran magnitud en la 5% y un 12% de la población general masculina pre-

presencia de trastorno depresivo de personalidad, senta depresión (APA, 1995); y se sabe que entre un

definido por Millon (1998) como caracterizado por 20% y un 50% de mujeres de la población mundial

un comportamiento observable abatido, un compor- son maltratadas por sus maridos o exmaridos

tamiento interpersonal indefenso, que busca por tan- (Heyzer, 2000). Obviamente, si (todos) los maltrata-

to la protección de los demás, un estilo cognitivo dores fueran enfermos mentales, entonces habría que

pesimista, y un estado de ánimo melancólico y pro- concluir que los datos epidemiológicos están equi-

clive a la aparición de depresiones en sus diferentes vocados, lo cual parece un argumento contraintuiti-

formas clínicas. vo.

El limitado número de estudios que analizan es- Similares valoraciones podrían hacerse para el

tas variables (sólo uno en el caso del trastorno de- resto de trastornos psicopatológicos estudiados e

presivo de la personalidad), lleva a sugerir la necesi- incluidos en esta revisión.

dad de seguir profundizando en el tema antes de En definitiva, esta revisión meta-analítica, para la

extraer conclusiones definitivas. Sin embargo, sí cabe que además de los mecanismos de control al uso se

recordar, como hace el DSM-IV (APA, 1995), la ne- han establecido criterios rigurosos de selección de

cesidad de no confundir la presencia de ciertos ras- los grupos a comparar, sugiere que los trastornos de

gos de personalidad o de ciertos síntomas aislados personalidad u otra psicopatología, aunque presen-

con un trastorno propiamente dicho. De hecho, pa- tes en ciertos maltratadores, no constituirían caracte-

rece probable, a la vista de los resultados obteni- rísticas distintivas de este colectivo, y, por tanto, no

dos, que en el caso de los maltratadores se esté sería posible considerarlas como factores de riesgo o

magnificando la importancia real de los trastornos predictores propiamente dichos, sino tan sólo como

de personalidad y se estén tomado ciertos rasgos factores asociados en un cierto número de casos.

de personalidad (como el pobre control de los im- En cuanto a consumo de alcohol y drogas, los

pulsos, temperamento explosivo, la no conciencia resultados de este meta-análisis indican que el abu-

de problema, expectativas irreales sobre las conse- so/dependencia de estas sustancias es mayor entre

cuencias de sus actos, etc.) como indicadores de los maltratadores, aunque las diferencias obtenidas

personalidad antisocial, cuando podrían ser más bien son de magnitud media. Este resultado iría pues en

rasgos de personalidad acentuados (Echeburúa & consonancia con los obtenidos en aquella parte de

Fernández-Montalvo, 1998). Algo similar podría de- la literatura sobre el tema que indica que, aunque el

cirse para la presencia de cierta sintomatología de- maltrato de mujeres no va necesariamente vincula-

presiva que no debería ser confundida con la pre- do al abuso/dependencia de sustancias, sí existe

sencia de una depresión propiamente dicha. relación entre ambos. Sin embargo, como ya señala-

Por otra parte, autores como Tolman y Bennett ron en su día Kaufman y Straus (1987), los procesos

(1990) sugieren que los maltratadores con proble- que subyacen a esa relación aún hoy en día perma-

mas psicológicos constituyen una amplia propor- necen poco claros. Abundando en esta idea, se ha

ción de los identificados y en tratamiento que son, sugerido que el alcohol o las drogas no siempre tie-

por otra parte, quienes suelen formar parte de las nen efectos directos sobre la probabilidad de mal-

muestras estudiadas, al tiempo que los trastornos tratar, pero pueden interactuar o potenciar otros fac-

que presentan son en ocasiones reactivos a sus pro- tores de riesgo (Gelles, 1993; Stith & Farley, 1993), y

pios problemas (separaciones, problemas legales, que su posible efecto desinhibidor podría estar mo-

etc.). Es decir, según este argumento los maltrata- dulado por factores cognitivos, actitudinales o cul-

dores con trastornos mentales estarían sobre-repre- turales (Gortner, Gollan & Jacobson, 1997; Heise &

sentados en los estudios al ser más accesibles y García-Moreno, 2003). Se hace pues necesario se-

estar en un momento de mayor susceptibilidad a la guir profundizando en esta cuestión.

presencia de ciertos trastornos. Para finalizar, cabe hacer algunos comentarios

Finalmente, y además de todo lo dicho, cabe re- sobre las limitaciones de este estudio (y, por tanto

cordar que, más allá de esta revisión, los datos de sus resultados). En primer lugar, reiterar que es-

epidemiológicos proporcionan evidencia indirecta tos resultados deben ser tomados con precaución

de que el maltrato no va indefectiblemente ligado al pues han sido obtenidos a partir de un número redu-

trastorno mental. Así, se sabe que entre un 0.5% y cido de estudios.


150 FERRER, BOSCH, GARCÍA, MANASSERO Y GILI

Un sesgo importante (en todo estudio meta-analí- (*)Aldarondo,E.& Sugarman,D.B.(1996).Riskmaker analysis

of the cessation and persistence of wife assault.Journal of


tico) surge de las dificultades para acceder a todos
Consulting and Clinical Psychology,64(5),1010-1019.
los estudios sobre un tema. Un mecanismo para mini-
American Psychiatry Association (APA)
.(1995)
.DSM-
IV.

mizar este sesgo ha sido, como ya se comentó, revisar M anual diagnóstico y estadí
stico de los trastornos men-

el mayor número de fuentes posible. Sin embargo, y a tales.Barcelona:M asson.

Aragón,C.M .G.& M iquel,M .(1996).Alcoholismo.En A.


pesar de ello, se ha constatado la imposibilidad de
Belloch,B.Sandí
n & F.Ramos (Eds.
),M anual de psico-
acceder a estudios no publicados. Esto puede cons-
patología,Vol.I(pp.465-492).M adrid:M cGraw-
Hill.

tituir una importante dificultad pues cabría la posibili- (*)Babcock,J.


,W altz,J.
,Jacobson,N.S.& Gottman,J.

dad de que tales trabajos contradijeran el patrón de ( 1993). Po we r and vi o l e n c e : The relation be t we e n

communication p a t t e r n s , p o we r discrepancies and


resultados de los publicados. En consecuencia, se
domestic violence.Journal ofConsulting and Clinical
consideró importante determinar si el sesgo de publi-
Psychology,61(1)
,40-
50.

cación podría invalidar en este caso los resultados (*) Barbour,K.A.


,Eckhardt,C.I
.,Davidson,G.C.&

obtenidos y, como sugieren Gómez-Benito (1987) y Kassinove,H.(1998).The experience and expression of

a n ge r in m a r i t a l l y vi o l e n t and maritally discordant


Sánchez y Ato (1989), se procedió a estimar la inci-
nonviolent.Behavior Therapy,29(2)
,173-
191.
dencia del sesgo de publicación sobre la integración
(*)Barnett,O.W .& Hamberger,L.K.(1992).The assessment

de los resultados mediante el análisis de la tolerancia of maritally violent men on the California Psychological

de un estudio meta-analítico a resultados nulos. Se I


nventory.Violence & Victims,7(1),15-22.

(*)Barnett,O.W .
,Fagan,R.W .& Booker,J.M .(1991).
determinó que deberían estar almacenados en las edi-
Hostility and stress as mediators of aggression in violent
toriales de las revistas un total de 33 artículos para
men.Journal ofFamily Violence,6(3),217-241.

invalidar los resultados obtenidos, es decir, debería (*) Barnett,O.W .


,M artí
nez,T.E.& Bluestein,B.W .

haber quedado descartado un número similar al de (1995)


.Jealousy and romantic attachment in maritally

violent and nonviolent men.Journal ofI


nterpersonal
estudios publicados. Dado que parece improbable
Violence,10,473-486.
pensar que pueda haber tantos trabajos no publica-
(*)Beasley,R.& Stoltenberg,C.D.(1992)
.Personality

dos como publicados sobre un mismo tema y en un c ha r a c t e r i s t i c s o f m a l e s p o u s e a bu s e r s .Prof


essional

mismo período, cabe pensar que el sesgo de publica- Psychology:Research & Practice,23(4),310-317.

Becoña,E.(1996).Drogodependencias.En A.Belloch,B.
ción no constituye una amenaza importante para los
Sandí
n & F.Ramos (Eds.
),M anual de psicopatología,
resultados en este caso.
Vol.I(pp.493-530).M adrid:M cGraw-
Hill.

Por otra parte, como señalan Sugarman y Frankel Bergman,B.& Brismar,B.(1993).Assaultants and victims:

(1996) una limitación importante para cualquier es- A comparative study of male wife-
beaters and battered

males.Journal ofAddictive Diseases,12,1-10.


tudio meta-analítico proviene del hecho que las in-
Bernar,J.& Bernard,M .(1984).The abusive male seeking
vestigaciones primarias accesibles no siempre con-
treatment:Jekyll and Hyde.Family Relations,33,543-

tienen la información estadística necesaria para esti- 547.

mar los tamaños del efecto. Como ya se comentó, en Bersani,C.A.


,Chen,H.T.
,Pendleton,B.F.& Denton,R.

(1992)
.Personality traits of convicted male batterers.
este caso se han resuelto algunas dificultades me-
Journal ofFamily Violence,7(2),123-134.
diante estimaciones. Sin embargo, debieron ser eli-
Bettencourt,B.A.& M iller,N.(1996).Gender differences

minados hasta un total de seis trabajos que no in- i n a ggr e s s i o n a s a f u n c t i o n o f p r o vo c a t i o n :A m e t a -

cluían datos suficientes para realizar estos cálculos. analysis.Psychological Bulletin,119(3),422-447.

Bland,R.& Orn,H.(1986).Family violence and psychiatric


Finalmente, una última implicación de los resulta-
disorders.Canadian Journal ofPsychiatry,6,129-137.
dos obtenidos es la necesidad de seguir profundizan-
(*)Boyle,D.J
.& Vivian,D.(1996).Generalized vs.spouse-

do en el tema, realizando más trabajo meta-analítico en specific a n ge r /


ho s t i l i t y a n d men’
s vi o l e n c e a ga i n s t

el ámbito de la violencia y el maltrato de mujeres con intimates.Violence & Victims,11(4),293-318.

(*)Caesar,P.L.(1988).Exposure to violence in the families-


objeto de acumular conocimientos que permitan un
of-
origen among wife-
abusers and maritally nonviolent
análisis más profundo de la información disponible y,
men.Violence & Victims,3(1),49-63.

en base a ella, el diseño de acciones certeras tendentes Cohen,J.(1969).Statistical poweranalysis f


orbehavioral

a la prevención y erradicación de este problema. sciences.New York:Academic Press.

Cohen,J.(1977).Statistical poweranalysis f
orbehavioral

sciences.New York:Academic Press.

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orbehavioral

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MALTRATADORES Y CONSUMO DE ALCOHOL 153

ANEXOS

Tabla A.1

Trastornos de la personalidad. Resumen de los tamaños del efecto, de los tamaños de la muestra y de las

escalas usadas para evaluar cada variable en cada estudio

Autores y año d N Escalas

Síntomas de trauma:Dutton (1995) 0.72 176 TSC

Trastorno de personalidad paranoide:

Hamberger y Hastings (1991) 0.55 89 MCMI-I

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.97 48 MCMI-II

Sugihara y W arner (1998) 0.85 105 MCMI-III

Else et al. (1993) 0.51 42 MMPI-PDS

Trastorno de personalidad esquizoide:

Hamberger y Hastings (1991) -0.02 89 MCMI-I

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.05 48 MCMI-II

Sugihara y W arner (1998) 0.87 105 MCMI-III

Else et al. (1993) -0.23 42 MMPI-PDS

Trastorno de personalidad esquizotípico:

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.82 48 MCMI-II

Beasley y Stoltenberg (1992) 1.09 84 “

Sugihara y W arner (1998) 1.14 105 MCVMI-III

Else et al. (1993) 0.26 42 MMPI-PDS

Trastorno de personalidad antisocial:

Hamberger y Hastings (1991) 0.16 89 MCMI-I

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 1.57 48 MCMI-II

Beasley y Stoltenberg (1992) 1.35 84 “

Sugihara y W arner (1998) 0.30 105 MCMI-III

Hanson et al. (1997) 0.41 701 APA

Danielson et al. (1998) 0.65 480 DIS

Else et al. (1993) 1.26 42 MMPI-PDS

Trastorno de personalidad límite (borderline):

Hamberger y Hastings (1991) 0.32 89 MCMI-I

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 1.30 48 MCMI-II

Beasley y Stoltenberg (1992) 1.23 84 “

Sugihara y W arner (1998) 0.49 105 MCMI-III

Else et al. (1993) 0.89 42 MMPI-PDS

Trastorno de personalidad histriónico:

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.88 48 MCMI-II

Beasley y Stoltenberg (1992) 0.30 84 “

Sugihara y W arner (1998) -1.18 105 MCMI-III

Else et al. (1993) 0.55 42 MMPI-PDS

Trastorno de personalidad narcisista:

Hamberger y Hastings (1991) 0.38 89 MCMI-I

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.87 48 MCMI-II

Beasley y Stoltenberg (1992) 0.71 84 “

Sugihara y W arner (1998) -0.24 105 MCMI-III

Else et al. (1993) 0.43 42 MMPI-PDS

Trastorno de personalidad por evitación:

Hamberger y Hastings (1991) -0.08 89 MCMI-I

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.80 48 MCMI-II

Sugihara y W arner (1998) 1.21 105 MCMI-III

Else et al. (1993) 0.10 42 MMPI-PDS


154 FERRER, BOSCH, GARCÍA, MANASSERO Y GILI

Trastorno de personalidad por dependencia:

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) -0.62 48 MCMI-II

Beasley y Stoltenberg (1992) -0.39 84 “

Sugihara y Warner (1998) 1.02 105 MCMI-III

Else et al. (1993) 0.27 42 MMPI-PDS

Trastorno de personalidad obsesivo compulsivo:

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) -0.16 48 MCMI-II

Sugihara y Warner (1998) -0.43 105 MCMI-III

Else et al. (1993) 0.15 42 MMPI-PDS

T. p. pasivo-agresivo (negativista en DSM-IV):

Hamberger y Hastings (1991) 0.41 89 MCMI-I

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 1.41 48 MCMI-II

Beasley y Stoltenberg (1992) 0.69 84 “

Sugihara y Warner (1998) 0.51 105 MCMI-III

Else et al. (1993) 0.23 42 MMPI-PDS

T. person. depresivo: Sugihara y Warner (1998) 0.99 105 MCMI-III

TSC: Trauma Symptom Cheklist (Briere & Runtz, 1989); APA: Criterios APA (1987); DIS: Diagnostic Interview Schedule

(Robin et al.
, 1981); BSS: BriefSymptom Scale (Derogatis, 1993); M M PI-
PDS: M innesota M ultiphasic Personality Inventory

(revisión de M orey, W augh & Blashf


ields, 1985); M CM I: M illon Clinical M ultiaxial Inventory M CM I-
I (M illon, 1977);

M CM I-
II (M illon, 1987); M CM I-
III (M illon, M illon & Davis, 1994).

Tabla A.2

Psicopatología (excepto trastornos de personalidad). Resumen de los tamaños del efecto, de los tamaños de

la muestra y de las escalas usadas para evaluar cada variable en cada estudio

Autores y año d N Escalas

Depresión (Trastorno distímico):

Boyle y Vivian (1996) 1.35 118 BDI

Hanson et al. (1997) 0.35 701 “

Else et al. (1993) 0.51 42 “

Else et al. (1993) 0.14 42 MMPI

Julian y McKenry (1993) 0.55 92 CES-D

Gavazzi, Julian y McKenry (1996) 0.37 152 BSS

Hamberger y Hastings (1991) 0.26 89 MCMI-I

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.38 48 MCMI-II

Sugihara y Warner (1998) 0.82 105 MCMI-III

Danielson et al. (1998) 0.11 480 DIS

Depresión mayor:

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.94 48 MCMI-II

Sugihara y Warner (1998) 0.78 105 MCMI-III

Depresión psicótica:

Hamberger y Hastings (1991) 0.32 89 MCMI-I

Trastorno bipolar:

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.94 48 MCMI-II

Sugihara y Warner (1998) 1.18 105 MCMI-III

Hipomanía:

Hamberger y Hastings (1991) 0.53 89 MCMI-I

Else et al. (1993) 0.74 42 MMPI

Ansiedad:

Gavazzi, Julian y McKenry (1996) 0.42 152 BSS


MALTRATADORES Y CONSUMO DE ALCOHOL 155

Tabla A.2 (continuación)

Hamberger y Hastings (1991) 0.38 89 MCMI-I

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.39 48 MCMI-II

Sugihara y Warner (1998) 0.64 105 MCMI-III

Danielson et al. (1998) 0.62 480 DIS

Fobia: Gavazzi, Julian y McKenry (1996) 0.26 152 BSS

T. obs.-comp.: Gavazzi, Julian y McKenry (1996) 0.34 152 BSS

D. estrés post-traumát.: Sugihara y Warner (1998) 0.49 105 MCMI-III

Histeria:

Hamberger y Hastings (1991) 0.32 89 MCMI-I

Else et al. (1993) -0.15 42 MMPI

T. somatización: Gavazzi, Julian McKenry (1996) 0.25 152 BSS

Hipocondría: Else et al. (1993) 0.04 42 MMPI

T. alimentación: Danielson et al. (1998) -0.90 480 DIS

Paranoia:

Gavazzi, Julian y McKenry (1996) 0.52 152 BSS

Else et al. (1993) -0.01 42 MMPI

Desorden de pensamiento:

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.69 48 MCMI-II

Sugihara y Warner (1998) 1 105 MCMI-III

Desorden delusional:

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.57 48 MCMI-II

Sugihara y Warner (1998) 1.13 105 MCMI-III

Desviación psicopática: Else et al. (1993) 0.72 42 MMPI

Esquizofrenia: Else et al. (1993) 0.49 42 MMPI

Pens. psicótico: Hamberger y Hastings (1991) 0 89 MCMI-I

Psicastenia: Else et al. (1993) 0.13 42 MMPI

Psicosis no afectiva: Danielson et al. (1998) 0.29 480 DIS

Psicoticismo: Gavazzi, Julian y McKenry (1996) 0.47 152 BSS

Ausencia de diagnósticos: Danielson et al. (1998) 0.29 480 DIS

BDI: Beck Depression Inventory (Beck et al., 1961); CES-D: Center for Epidemiologic Studies Depression Scale (Radloff,

1970); DIS: Diagnostic Interview Schedule (Robin et al., 1981); BSS: Brief Symptom Scale (Derogatis, 1993); MMPI:

Minnesota Multiphasic Personality Inventory (Hathaway & McKinley, 1941); MCMI: Millon Clinical Multiaxial Inventory

MCMI-I (Millon, 1977); MCMI-II (Millon, 1987); MCMI-III (Millon, Millon & Davis, 1994).

Tabla A.3.

Variables relativas a consumo de alcohol y drogas. Resumen de los tamaños del efecto, de los tamaños de la

muestra y de las escalas usadas para evaluar cada variable en cada estudio

Autores y año d N Instrumentos evaluación

Frecuencia de consumo alcohol:

Barbour et al. (1998) 0 54 Medida ad hoc

Fagan, Barnett y Patton (1988) 0 85 QFI (general)

Abuso/dependencia de alcohol:

Dinwiddie (1992) 0.82 380 DIS

Julian y McKenry (1993) 0.33 92 SMAST

Margolin, John y Foo (1998) 0.46 102 II

Leonard y Roberts (1998) 0.85 135 ADS

Hanson et al. (1997) 0.34 701 SMAST

Else et al. (1993) 0.51 42 SMAST


156 FERRER, BOSCH, GARCÍA, MANASSERO Y GILI

Tabla A.3 (continuación)

Hamberger y Hastings (1991) 0.65 89 MCMI

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 1.29 48 MCMI-II

Sugihara y Warner (1998) 0.66 105 MCMI-III

Cantidad de alcohol consumido:

Cantidad de vino consumido:

Fagan, Barnett y Patton (1988) 0 85 QFI

Cantidad de cerveza consumida:

Fagan, Barnett y Patton (1988) 0.16 85 “

Cantidad de whysky consumido:

Fagan, Barnett y Patton (1988) 0.43 85 “

Razones para beber: Fagan, Barnett y Patton (1988) 0.11 85 Medida ad hoc

Relajarse 0.14

Ser sociable -0.12

Porque los amigos beben 0.02

Para olvidarlo todo 0.27

Para celebrar ocasiones especiales 0.01

Olvidar preocupaciones 0.06

Porque es educado hacerlo 0.32

Para animarse 0.01

Cuando estoy tenso o nervioso 0.31

Para aliviar el dolor en la vida

Contexto de bebida: Leonard y Roberts (1998) 85 Medida ad hoc

En una comida de día laborable 0.53

En el trabajo 0.76

Con gente después del trabajo 0.20

En casa después del trabajo 0.56

En casa mientras jugaba con los/as niños/as 0.45

En fiestas 0.24

Cuando me visitan amigos/as 0.25

En el restaurante o el bar 0.03

En casa solo 0.30

En actividades recreativas 0.32

Frecuencia de consumo de drogas:

Barbour et al. (1998) 0 54 Medida ad hoc

Abuso/dependencia de drogas:

Hamberger y Hastings (1991) 0.53 89 MCMI-I

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 1.51 48 MCMI-II

Sugihara y Warner (1998) 0.29 105 MCMI-III

Danielson, et al. (1998) 0.58 480 DIS

Dinwiddie (1992) 0.27 380 “

DIS: Diagnostic Interview Schedule (Robins et al., 1981); ADS: Alcohol Dependence Scale (Skinner y Wallace,

1959); SMAST: Michigan Alcohol Screening Test (Selzer, 1971); II: Impairment Index (Armor et al., 1976); MCMI:

Millon Clinical Multiaxial Inventory MCMI-I (Millon, 1977); MCMI-II (Millon, 1987); MCMI-III (Millon, Millon y

Davis, 1994); QFI: Quantity Frecuency Index (Cahalan et al., 1970).


PSYKHE Copyright 2004 by Psykhe
2004,Vol
.13,Nº1,141-156 ISSN 0717-0297

Estudio Meta-Analítico de Características Diferenciales

Entre Maltratadores y no Maltratadores:El Caso de


1
la Psicopatología y el Consumo de Alcohol o Drogas

Meta-Analytic Study of Differential Characteristics Between

Batterers and Non-Batterers:The Case of Psychopathology and

Consumption of Alcohol and Drugs

Victoria Ferrer, Esperanza Bosch, Esther García, M. Antonia Manassero y Margalida Gili

Universitat de les I
lles Balears

Úl
timamente l
a viol
encia doméstica ha pasado a ser considerada como un verdadero problema social
. Entre l
as

cuestiones que han generado mayor interés está l


a caracterización de l
os agresores, es decir, tratar de del
imitar l
as

características que dif


erencian a mal
tratadores de no mal
tratadores. Este interés ha dado l
u gar a gran cantidad de

l
iteratura cuyas concl
u siones parecen provisional
es y en ocasiones conf
u sas.

Elobjetivo de este trabaj


o es real
izar una revisión meta-
anal
ítica de l
a l
iteratura que compara a mal
tratadores y no

mal
tratadores en cuanto a psicopatol
ogía y consumo de al
coholy drogas. Los resul
tados obtenidos indican que, en

general
, hay dif
erencias signif
icativas aunque l
imitadas en cuanto a su magnitud entre unos y otros en cuanto a

estas variables. Se discuten l


as impl
icaciones y l
imitaciones de estos resultados.

Domestic viol
ence has been regarded as an important socialproblem during the l
ast years. One ofthe questions

that have generated more interest is the perpetrator prof


ile, that is the f
eatures that dif
ferentiate mal
e batterers

f
rom mal
e non-
b atterers. A raising amount ofl
iterature exists on this matter, al
though concl
u sions seem yet to

be provisional
.

This piece ofresearch of


fers a meta-
anal
ytic review about the l
iterature that compares mal
e batterers and non-

batterers in psychopathol
ogy and use ofal
coholand drugs. These meta-
anal
y tic f
indings of
fer support f
or the

existence ofl
imited dif
ferences between mal
e batterers and non-
b atterers in these variables. The impl
ications and

l
imitations ofthese results are discussed.

La “Declaración sobre la eliminación de la vio- so a la f


u erza f
ísica o al chantaj
e emocional;amena-

lencia contra la mujer”, aprobada por la Asamblea zas de recurso a la f


u erza f
ísica, incluida la violencia

General de Naciones Unidas (


Res. A.G. 48/
104, ONU, sexual, en la f
amilia o en el hogar. En este concepto

1994)constituye el primer instrumento internacional se incluyen el maltrato inf


antil, el incesto, el maltrato

de derechos humanos que aborda de f


orma explícita de mujeres y los abusos sexuales o de otro tipo con-

la violencia de género o violencia contra las muje- tra cualquier persona que conviva baj
o el mismo te-

res. Ésta incluye entre sus dif


erentes f
ormas la de- cho”(
p. 54).

nominada “violencia doméstica o violencia en la f


a- Todas estas f
ormas de violencia son indudable-

milia”que, según la Comisión Europea (


1 998), pue- mente importantes y susceptibles de ser estudia-

de def
inirse como “toda f
orma de violencia f
ísica, das. Sin embargo, sucomplej
idad hace recomenda-

sexual o psicológica que pone en peligro la seguri- ble analizarlas no como una sola, sino que a cada

dad o el bienestar de un miembro de la f


amilia;recur- una de ellas como a un problema en sí mismo. Y, de

entre ellas, este trabaj


o se centra en el denominado

Victoria Ferrer, Esperanza Bosch, Esther García, M. Antonia “maltrato de muj


eres”, es decir, la “violencia ej
ercida

Manassero y Margal
ida Gil
i, Facul
tad de Psicol
ogía. contra las mujeres por suparej
a (
o ex-parej
a)”(
p.
La correspondencia rel
ativa a este artículo deberá ser en-
38). Tal y como señala un reciente inf
orme de la Or-
viada a l
as autoras:Ctra. Val
ldemossa km. 7.5. 07071,
ganización Mundial de la Salud (
OMS)(
Heise &
Pal
ma de Mal
lorca. Fono:971-
17-
34-
80. Fax:971-
17-

31-90. E-
mail
:victoria.f
errer@ uib.es García-
Moreno, 2003),ésta es una de las f
ormas más

Este trabaj
o se real
izó en elmarco de un proyecto de comunes de violencia contra las mujeres e incluye
1

investigación f
inanciado por elPrograma Sectorialde
las agresiones f
ísicas, el maltrato psíquico, las rela-
Promoción GeneraldelConocimiento de l
a Dirección
ciones sexuales f
orzadas uotras f
ormas de coacción
Generalde Enseñanza Superior e I
nvestigación Científ
ica

delMinisterio de Educación y Cultura (


PB98-0122). sexual y diversos comportamientos dominantes
142 FERRER, BOSCH, GARCÍ
A, MANASSERO Y GILI

(como el aislamiento del entorno social, la vigilancia Echeburúa & Corral, 1994) se observan tasas de en-

o la restricción en el acceso a la información, la asis- fermedad mental (excluyendo alcoholismo) más re-

tencia o los recursos económicos) inflingidos por el ducidas que oscilarían entre el 5% y el 7% de los

marido o pareja (o ex pareja) masculina sobre la mu- hombres violentos con sus parejas.

jer. De igual forma, y desde los más clásicos hasta

Uno de los ejes en los que se ha centrado la los más recientes, son muchos los trabajos que rela-

investigación acerca de esta forma de violencia con- cionan alcohol y maltrato de mujeres, aunque los

tra las mujeres ha sido determinar el perfil del datos aportados en ellos varían, sugiriéndose que

maltratador, tratando de identificar aquellas de sus entre un 25% y un 85% de maltratadores podrían

características que se consideran causantes y/o encontrarse bajo los efectos del alcohol cuando co-

moduladoras del abuso y susceptibles de cambio y/ meten el maltrato, que en torno al 50% de maltrata-

o atención terapéutica, con objeto de desarrollar tan- dores tendrían problemas de abuso de alcohol, o

to programas de tratamiento como acciones preven- que la incidencia de maltrato entre consumidores de

tivas para paliar y, finalmente, erradicar este proble- alcohol estaría entre el 50% y el 70% (Alberdi &

ma. Matas, 2002; Bland & Orn, 1986; Conner & Ackerley,

En este sentido, algunos de los primeros traba- 1994; Fagan, Stewart & Hansen, 1983; Fernández-

jos publicados sobre el tema en revistas científicas Montalvo & Echeburúa, 1997; Gelles, 1972; Kaufman

en torno a 1960 (como el de Schultz, 1960, o el de & Straus, 1987; Lindquist, 1984; McKenry, J
ulian &

Snell, Rosenwald & Robey, 1964, entre otros) sugi- Gavazzi, 1995; Roberts, 1988; Rosembaum & O’
Leary,

rieron que el maltrato de mujeres era producto de un 1981; Roy, 1977; Stith & Farley, 1993; Telch &

trastorno psicológico que podía estar presente en la Lindquist, 1984; Van Hasselt, Morrison & Bellack,

mujer víctima y/o en su maltratador (Roberts, 1985).

W illiams, Lawrence & Raphael, 1998). En el caso de los drogas, el número de trabajos

En el caso de las mujeres maltratadas, esta hipó- disponibles es menor y sugieren que la tasa de inci-

tesis ha sido descartada y, desde los trabajos de dencia de este problema entre los hombres violen-

Eleonore W alker (1984) en los que define el “síndro- tos oscilaría entre un 10% y un 35% y (Bergman &

me de mujer maltratada”, hasta la revisión que hace Brismar, 1993; Fagan, Stewart & Hansen, 1983;

el DSM-IV (APA, 1995) de la definición del “síndro- Roberts, 1988).

me por estrés post-traumático”, reconocen que los Recientes revisiones de la literatura sobre el tema,

trastornos psicológicos que pueden presentar las como la de Gortner, Gollan y Jacobson (1997) o el

mujeres que han padecido malos tratos por parte de informe de la OMS antes citado (Heise & García-

su pareja (o ex-pareja) son básicamente consecuen- Moreno, 2003), llaman la atención sobre las

cia (pero no causa) de la situación vivida. inconsistencias de estos resultados, considerando

En cambio, en el caso de los maltratadores las que un análisis detallado de los datos ofrecidos in-

cosas no están tan claras, ni en cuanto a la prevalen- dica que, no sólo la presencia de maltrato no va in-

cia de trastornos psicopatológicos ni en cuanto a la defectiblemente unida a la presencia de estos tras-

posible relación que se establece entre éstos y la tornos psicopatológicos o de consumo de alcohol o

ocurrencia del maltrato. drogas, sino que son mayoría los maltratadores que

Por lo que se refiere a prevalencia de trastornos, no presentan ninguno de ellos y que las discrepan-

son muchos los trabajos que a lo largo del tiempo cias entre las cifras obtenidas por diferentes traba-

han observado una elevada tasa de depresión jos podrían estar relacionadas con limitaciones

(Bersani, Chen, Pendleton & Denton, 1992; Bland & metodológicas (como sesgos en la selección de las

Orn, 1986; Faulk, 1974; Gayford, 1975; Hamberger & muestras, grupos de control inadecuados, etc.) y

Hastings, 1986; Pan, Neidig & O’


Leary, 1994) y de con la consideración de los maltratadores como un

trastornos de personalidad (Bernar & Bernard, 1984; grupo único y no diferenciado. Como consecuencia

Faulk, 1974; Hamberger & Hastings, 1986), especial- de todo ello, concluyen que estas variables no per-

mente, del llamado trastorno de personalidad anti- mitirían diferenciar consistentemente a maltratado-

social (Bland & Orn, 1986), en este colectivo, llegan- res de no maltratadores, por lo que, aunque puedan

do incluso a sugerirse que la mitad o más de los ser consideradas como factores asociados o rela-

hombres violentos con sus parejas presentarían al- cionados con la presencia del maltrato, no constitui-

guno de estos trastornos. Sin embargo, en otros tra- rían factores de riesgo definitivos ni predictores de

bajos (Medina, 1994; Sarasúa, Zu b i z a r r e t a , su existencia.


MALTRATADORES Y CONSUMO DE ALCOHOL 143

Nos hallaríamos pues ante una cierta discrepan- PSI


CODOC99, M E DLI
NE , CI
NDOC, GE NDE R- I
NN y

TESEO)
.
cia entre aquellos trabajos cuyos resultados indican
A pesarde la existencia de amenazas a la validez, der
iva-
de manera clara que la presencia de trastornos psi-
das de la imposibilidad de localizartodos los estudios sobr
e

copatológicos y/o el consumo de alcohol y drogas cualquierpr


oblema de investigación, la amplitud de fuentes

es mayoritaria y diferencia a maltratadores y no mal- utilizadas supone una ayuda par


a super
arestas dificultades

(
Cooper
, 1984;Sánchez & Ato, 1989).
tratadores, y aquellos otros cuyos resultados susci-
Una vez localizados los tr
abajos, se aplicar
on los cr
ite-
tan algunas dudas al respecto. Evidentemente, esta
r
ios fijados en cuanto a tempor
alidad (
trabajos hechos públi-

discrepancia no sólo es importante por sí misma, cos en el per


íodo compr
endido entr
e 1988y1998, ambos

sino que tiene consecuencias en el análisis mismo inclusive)


, idioma (
español o inglés)
, r
equisitos estadí
sticos

(
trabajos que incluyer
an los datos necesar
ios par
a r
ealizarlos
del maltrato de mujeres ya que genera dudas sobre
cálculos r
equer
idos)y tipo de violencia (
ejer
cida porel hom-
el modo de integrar estas variables en los modelos
br
e hacia su par
eja o ex par
eja femenina)
.Se seleccionar
on

explicativos sobre el tema. asíun total de 35 tr


abajos pr
ocedentes de 34 ar
tículos dife-

Pues bien, cuando se dispone de trabajos dise- r


entes.Estos ar
tículos están mar
cados con un aster
isco en la

lista de r
efer
encias.
ñados para probar hipótesis similares que obtienen

resultados no coincidentes, como ocurre en este


Codif
icaciónSistemática de los Estudios
caso, cabe hacer una revisión narrativa de los resul-

tados, determinando “a ojo” en qué medida coinci-


De acuer
do con las r
ecomendaciones al uso (
Lipsey, 1994;

den o no, o hacer una revisión mediante procedi- Sánchez & Ato, 1989), se definier
on y analizar
on las car
ac-

mientos cuantitativos, dentro de los que se incluye ter


ísticas sustantivas (
car
acter
ísticas sociodemográficas de

los integrantes de las muestr


as y, en el grupo de maltr
atado-
el meta-análisis. Como señala Gómez-Benito (1987),
r
es, el tipo y car
acter
ísticas del maltr
ato i n f l i gi d o )
,
el meta-análisis es una perspectiva de análisis que
metodológicas (
númer
o de autor
es/
as, univer
sidad o centr
o

emplea técnicas de medición y análisis estadísticos al que per


tenecen, tipo de diseño de investigación, lugar

y que permite integrar o combinar estadísticamente dónde se r


ecogier
on los datos, pr
ocedencia de la muestr
a,

tipo de par
ticipación, númer
o de grupos en los que se divide
los resultados de estudios independientes anterio-
la muestr
a y númer
o de hombr
es que integran cada grupo)y
res sobre un tema para determinar qué muestran y
extr
ínsecas (
año de publicación, fuente, géner
o de los/
as au-

cómo se relacionan con las características de esos tor


es/
as, mar
co teór
ico e hipótesis de par
tida)par
a los estu-

estudios. dios seleccionados.

Con las var


iables definidas, se elabor
ó un manual de co-
En este caso se llevó a cabo una revisión meta-
dificación detallado.Dado que en algunos casos la codifica-
análitica cuyo objetivo era estudiar las diferencias
ción r
equir
ió adoptardecisiones complejas, se r
ealizó un

entre maltratadores (en casos de maltrato de muje- estudio de la fiabilidad del pr


oceso par
a contr
astarla adecua-

res) y no maltratadores en cuanto a características ción de tales decisiones.Par


a ello dos investigador
as codifi-

car
on de modo independiente una muestr
a de los estudios
psicopatológicas. En relación con ellas, y desde la
seleccionados (
2 5% del total)
.Como pr
omedio, el grado de
perspectiva teórica feminista en la que nos encua-
acuer
do alcanzado se situó en tor
no al 80% en todas las

dramos, se formularon tres hipótesis en el sentido var


iables codificadas, lo que supone mantener
se dentr
o de

de que en los trabajos sobre el tema no se observa- los lí


mites r
ecomendables (
Orwin, 1994)
.Cuando habí
a

inconsistencias entr
e codificador
as, éstas se r
esolvier
on por
rían diferencias relevantes entre maltratadores y no
consenso, y cuando habí
a er
ror
es en el manual de codifica-
maltratadores en cuanto a presencia de trastornos
ción, se cor
rigier
on.

de personalidad, otra psicopatología, consumo de Una de las decisiones más complejas tuvo que vercon la

alcohol o drogas. selección de grupos de compar


ación.Así
, 13 tr
abajos com-

par
aban maltr
atador
es y no maltr
atador
es y el r
esto compa-

r
aba tr
es, cuatr
o o cinco grupos (
1 4, 7 y 1 tr
abajos r
especti-
Método vamente)
.

Dada esta diver


sidad y las dificultades que de ella podí
an

der
ivar
se, se tomó la decisión de escogerdos grupos (
uno de
Búsqueda de la Literatura
maltr
atador
es y otr
o de no maltr
atador
es)en cada estudio y

de consider
arúnicamente los datos de estos dos grupos.Puesto
En función del objetivo planteado, la población de estu-
que, como r
emar
can Sugar
man y Fr
ankel (
1 996), el uso de
dio estaba constituida porel mater
ial cientí
fico que compar
a
grupos de compar
ación inapr
opiados puede suponeruna gra-
car
acter
ísticas de maltr
atador
es (
en casos de maltr
ato de
ve quiebr
a par
a los r
esultados, se puso especial cuidado en
mujer
es)y no maltr
atador
es.Según las r
ecomendaciones al
establecerlos cr
iter
ios de selección.Concr
etamente, se tu-
uso (
Cooper
, 1984;Gómez-Benito, 1987;Sánchez & Ato,
vier
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como “Vi o l e n c e and Ab u s e Ab s t racts”, PSYCI
NFO,
144 FERRER, BOSCH, GARCÍA, MANASSERO Y GILI

modo que era menos probable que los individuos sin distrés otros estudios meta-analíticos de temática similar (como el

marital emplearan estrategias (incluyendo estrategias vio- de Sugarman & Frankel, 1996), se empleó la siguiente estra-

lentas) de solución de problemas maritales, b) cuando se tegia analítica para evaluar las hipótesis propuestas:

diferenciaba a violentos moderados y severos, se considera- En primer lugar se combinaron los estudios y se obtuvo

ron sólo los datos de los “moderados” pues el tipo y cantidad un índice de la magnitud del efecto global estimado conjunta-

de comportamientos descritos como criterios de inclusión mente para un grupo de estudios, el estimador TE medio

era similar a las definiciones de violencia doméstica al uso, c) global (d.) propuesto por Hedges (1981, 1982) y el interva-

cuando se diferenciaba entre maltratadores en tratamiento y lo de confianza asociado con él.

maltratadores “no declarados” (individuos de población ge- En cuanto a la magnitud de esas diferencias, dado que no

neral considerados como maltratadores en función de sus se dispone de estándares, se tomó como referencia la suge-

puntuaciones en una escala), se consideraron sólo los datos rencia de Cohen (1988) considerando como pequeña una

de estos últimos pues el hecho de aceptar y/o iniciar un diferencia media tipificada de 0.20, como media una de 0.50

tratamiento puede suponer claras diferencias con quienes no y como grande una de 0.80. A este criterio se añadió el de

reconocen la existencia de problema, d) cuando se diferen- Feingold (1994) quien propuso que una diferencia media

ciaba a los maltratadores según “persiste” o “cesó” la vio- tipificada entre 0.15 y 0.19 puede considerarse pequeña y

lencia, se consideró sólo el grupo “persiste la violencia” que una diferencia menor a 0.15 como prescindible o práctica-

incluía a quienes hubieran cometido al menos un acto de mente igual a 0.

violencia cada año que duró el estudio, e) cuando se diferen- Cuando la magnitud de la diferencia podía considerarse

ciaba maltratadores emocionales y físicos y emocionales, se como grande se consideró oportuno profundizar en el análi-

consideró sólo este último grupo dado el contenido de los sis de los resultados obtenidos, procediendo a evaluar la ho-

ítems empleados para establecer la diferencia, f) Cuando se mogeneidad para averiguar si los TE de los diferentes estu-

incluía a maltratadores con y sin abuso de alcohol y maltra- dios podían o no ser considerados como procedentes de una

tadores no declarados se consideró sólo este último grupo misma población y, en caso necesario, subdividir esos estu-

para homogeneizarlo con otros grupos seleccionados, y g) se dios en base a las variables mediadoras y realizar un meta-

excluyeron aquellos grupos de individuos encarcelados y/o análisis separado en función de esa subdivisión (Gómez-Be-

convictos de otros delitos. Cabe añadir, por último, que el nito, 1987). Para analizar la homogeneidad se empleó la

autoinforme más usualmente empleado para diferenciar a prueba propuesta por Hedges (1982) y Rosenthal y Rubin

los llamados maltratadores no declarados era el “Conflict (1982).

Tactic Scales” (CTS; Straus, 1979).

Resultados

Medida de los Resultados


El análisis descriptivo de las características

Dado que los diversos estudios proporcionaban varios


sustantivas, metodológicas y extrínsecas de los tra-
resultados de interés para nuestro análisis, se consideró ade-
bajos analizados ha sido abordado en un trabajo
cuado acogerse a la postura más flexible, como la denominan
previo (Ferrer, Bosch, García, Manassero & Gili, 2003).
Sánchez y Ato (1989), e introducir por separado aquellos

datos que se aportaban en cada caso. A modo de resumen, cabe señalar que la principal

Para cuantificar los resultados de los estudios en una


característica sustantiva de estos estudios es que
misma escala se empleó el tamaño del efecto (TE) que,
en la práctica totalidad de trabajos no experimenta-
como señalan Strube y Hartman (1984), indica la intensidad
les se realizó una primera aproximación telefónica en
de la relación, partiendo de la base de que un resultado signi-

ficativo a nivel estadístico no necesariamente será significa- la que se administraron instrumentos para clasificar

tivo a nivel conceptual, y que, según Green y Hall (1984),


a los individuos y asignarlos a uno u otro grupo. En
constituye la medida más informativa del resultado de una
más del 80% de trabajos se empleó el “Conflict Tactic
investigación.
Scale” (CTS; Straus, 1979) o alguna de sus versio-
De entre los métodos para estimar el TE, se decidió

calcular la diferencia media tipificada (d) de Cohen (1969, nes y/o revisiones para diferenciar a maltratadores

1977) pues se trata de uno de los índices del TE más emplea-


de no maltratadores, o a tipos de maltratadores y en
dos (Hedges & Olkin, 1985; Sánchez & Ato, 1989) y permi-
el 46% de trabajos se emplearon pruebas como el
te determinar el efecto experimental resultante de la com-
“Short Marital Adjustement Test” (SMAT; Locke y
paración entre dos grupos. Para muestras pequeñas (n < 20)

se aplicó la corrección sugerida por Hedges (1981). En aque- Wallace, 1959) y/o el “Dyadic Adjustement Scale”

llos casos en los que la diferencia de medias era no significa-


(DAS; Spanier, 1976) para diferenciar grupos según
tiva y se omitían algunos o incluso todos los datos numéricos
nivel de satisfacción marital.
se optó por realizar las oportunas transformaciones, según
En cuanto a características metodológicas, cabe
indicaciones recopiladas por Sánchez y Ato (1989, pp. 637-

640) o por el procedimiento conservador de estimar el TE señalar que la media de autores por artículo fue de

como igual a 0, como sugieren, entre otros Bettencourt y


1.69 (d.
t. =1.02) y la media de autoras de 1.17 (d.
t. =
Miller (1996), según se proporcionaran o no datos estadísti-
0.86), siendo la media de autores significativamente
cos.
superior a la de autoras (p< 0.05). La mayoría de
Una vez realizadas estas operaciones se transformaron

los resultados de los estudios independientes seleccionados trabajos seleccionados habían sido realizados por

en una métrica común (cuyos resultados pueden consultarse


personas vinculadas a una universidad, especial-
en el Anexo A.1). A continuación, tomando como referencia
mente de Estados Unidos (82.9%), con un diseño no
MALTRATADORES Y CONSUMO DE ALCOHOL 145

experimental (94.3%), recogiendo los datos en el se presentan (ver Tabla 1) resultados relativos a 13

entorno de la universidad de procedencia (40%), trastornos de personalidad diferentes (incluyendo

captando a los individuos mediante anuncios (en síntomas de trauma, trastorno de personalidad

prensa, radio, lugares de reunión, etc.) (65.7%), paranoide, esquizoide, esquizotípico, antisocial, lí-

incentivando económicamente la participación mite, histriónico, narcisista, por evitación, por de-

(62.9%) y comparando tres ó más grupos (62.9%). El pendencia, obsesivo-compulsivo, agresivo, y depre-

tamaño medio de las muestras en los grupos de mal- sivo), básicamente coincidentes con los evaluados

tratadores fue de 80.38 hombres (d.t. = 124.97, ran- por el “Millon Clinical Multiaxial Inventory” (MCMI)

go:21-813) y en los grupos de no maltratadores de que, en sus diferentes versiones, es uno de los ins-

76.28 hombres (d.t. = 77.25, rango:18-386). trumentos (junto con el MMPI) más empleados para

Y, finalmente, en cuanto a características extrín- evaluar la presencia de trastornos de personalidad

secas, cabe señalar, en primer lugar que, en cuanto (y también de psicopatología) en los trabajos anali-

al año de publicación, el número de trabajos selec- zados.

cionados variaba de unos años a otros. El total de El análisis produjo un TE medio global (d.) que,

trabajos seleccionados había sido publicado en re- dado el modelo de análisis propuesto, indica que los

vistas especializadas (en el 37.1% de casos en revis- maltratadores presentan estos trastornos (excepto

tas especializadas en el estudio de la violencia). La en el caso del trastorno de personalidad histriónico

mayoría de trabajos partía de un marco teórico psi- y del obsesivo compulsivo) en mayor medida que

copatológico (31.5% de ellos). Y el número medio de los no maltratadores.

referencias bibliográficas era de 44.31 (d.t. = 18.92, En cuanto a la magnitud de esa diferencia, y en

rango:15-90). base a los criterios fijados, puede decirse que los TE

Por lo que se refiere propiamente al análisis plan- medios globales son pequeños (d. = 0.20) en 2 de los

teado como objetivo para este trabajo cabe decir trastornos evaluados (trastorno de personalidad his-

que la hipótesis relativa a trastornos de personali- triónico y por dependencia), medios (0.20 < d. >0.80)

dad fue evaluada a partir de 51 efectos contenidos en 9 casos (síntomas de trauma, trastorno de perso-

en un total de 8 estudios diferentes. Concretamente, nalidad paranoide, esquizoide, antisocial, límite, nar-

Tabla 1

Resumen del tamaño del efecto medio para trastornos de la personalidad

Variable Media k Test de

d. ±95% CI homogeneidad
a

Síntomas de trauma 0.72 ±0.03 1 -

Trastorno de personalidad paranoide 0.73 ±0.01 4 2.13

Trastorno de personalidad esquizoide 0.29 ±0.01 4 19.84*

Trastorno de personalidad esquizotípico 0.91 ±0.02 4 5.92

Trastorno de personalidad antisocial 0.58 ±0 7 28.53*

Trastorno de personalidad límite (borderline) 0.75 ±0.01 5 12.44*

Trastorno de personalidad histriónico -0.04 ±0.02 4 41.18*

Trastorno de personalidad narcisista 0.35 ±0.01 5 14.37*

Trastorno de personalidad por evitación 0.53 ±0.01 4 19.35*

Trastorno de personalidad por dependencia 0.19 ±0.01 4 32.21*

Trastorno de personalidad obsesivo compulsivo -0.24 ±0.02 3 2.50

T. P. pasivo-agresivo (negativista en DSM-IV) 0.60 ±0.01 5 7.62

Trastorno de personalidad depresivo 0.99 ±0.04 1 -

a
Tamaños del efecto positivos indican que la variable es presentada en mayor medida por los maltratadores que por los no

maltratadores.Tamaños del efecto negativos indican que la variable es presentada en mayor medida por los no maltratadores

que por los maltratadores.

k:Número de estudios.

*p< 0.
05,los tamaños del efecto son heterogéneos.
146 FERRER,
BOSCH,
GARCÍ
A,M ANASSERO Y GI
LI

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sis
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.

Tabl
a2

Resumen del tamaño del efecto medio para psicopatología (excepto trastornos de personalidad)

Var
iabl
e Medi
a k Testde

d.±95% CI homogenei
d ad
a

Depresi
ó n(
Trast
o r
n odis
tími
co) 0.
37±0 10 37.
65*

Depresi
ó nmayor 0.
83±0.
03 2 0.
19

Depresi
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32±0.
05 1 -

Tr
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09±0.
03 2 0.
41

Hi
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a 0.
60±0.
03 2 0.
28

Ansi
edad 0.
55±0.
01 5 2.
15

Fobi
a 0.
26 ±0.
03 1 -

Tr
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tornoobsesi
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34 ±0.
03 1 -

Desordenporest
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04 1 -

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16 ±0.
03 2 1.
47

Tr
a s
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25±0.
03 1 -

Hi
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a 0.
04 ±0.
10 1 -

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0.90±0.
01 1 -

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02 2 2.
16

Desordendepensami
ent
o 0.
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03 2 0.
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Desordendel
usi
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91 ±0.
03 2 2.
42

Desvi
aci
ó npsi
copát
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72±0.
11 1 -

Es
q ui
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a 0.
49±0.
10 1 -

Pensami
ent
opsi
cóti
co 0±0.
05 1 -

Psi
cast
enia 0.
13±0.
10 1 -

Ps
icosi
snoaf
ect
iva 0.
29±0.
01 1 -

Ps
icot
ici
smo 0.
47±0.
03 1 -

Ausenci
adediagnóst
icos 0.
29±0.
01 1 -

a
Tamaños del efecto positivos indican que la variable es presentada en mayor medida por los maltratadores que por los no

maltratadores. Tamaños del efecto negativos indican que la variable es presentada en mayor medida por los no maltratadores

que por los maltratadores.

k: Número de estudios.

*p< 0.05, los tamaños del efecto son heterogéneos.


M ALTRATADORESY CONSUM O DEALCOHOL 147

El análi
sisprodujounTE medioglobal (
d.)que, medi
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copát
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cosi
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Tabla 3

Resumen del tamaño del efecto medio para las variables relativas a consumo de alcohol y drogas

Var
iable Medi
a k Testde

d.±95% CI
a
homogenei
d ad

Fr
e cuenci
a deconsumoalcohol 0±0.
03 2 0

Abuso/dependenci
a de alcohol 0.
57±0 9 18.
26*

Cant
idaddealcohol consumi
d o

Cant
idaddevi
noconsumi
d o 0±0.
05 1 -

Cant
idaddecerveza consumi
d a 0.
16±0.
05 1 -

Cant
idaddewhi
skyconsumi
d o 0.
43 ±0.
05 1 -

Razonespar
a beber

Relaj
ars
e 0.
11±0.
05 1 -

Sersoci
able 0.
14±0.
5 1 -

Porquelosami
gosbeben -
0.12±0.
05 1 -

Par
a olvi
dar
lot
odo 0.
02±0.
05 1 -

Par
a celebr
arocas
ionesespeci
ales 0.
27±0.
05 1 -

Olvi
d arpreocupaci
o nes 0.
01±0.
05 1 -

Porqueeseducadohacerlo 0.
06±0.
05 1 -

Par
a ani
mar
se 0.
32±0.
05 1 -

Cuandoest
o yt
ensoonervi
o s
o 0.
01±0.
05 1 -

Par
a ali
viareldolorenla vi
da 0.
31±0.
05 1 -

Cont
ext
oenques
ebebe

Enuna comi
d a dedía laborable 0.
53 ±0.
05 1 -

Enelt
rabaj
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76±0.
05 1 -

Congent
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rabaj
o 0.
20±0.
05 1 -

Encas
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rabaj
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56±0.
05 1 -

Encas
a mi
ent
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45±0.
05 1 -

Enf
iest
as 0.
24±0.
05 1 -

Cuandomevi
sit
anami
gos/
as 0.
25±0.
05 1 -

Enel r
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taurant
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03 ±0.
05 1 -

Encas
a s
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30±0.
05 1 -

Enact
ivi
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e creat
ivas 0.
32±0.
05 1 -

Fr
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a deconsumodedrogas 0±0.
08 1 -

Abuso/dependenci
a dedrogas 0.
51±0 5 15.
70*

a
Tamaños del efecto positivos indican que la variable es presentada en mayor medida por los maltratadores que por los no

maltratadores.Tamaños del efecto negativos indican que la variable es presentada en mayor medida por los no maltratadores

que por los maltratadores.

k:Número de estudios.

*p< 0.
05,los tamaños del efecto son heterogéneos.
148 FERRER,
BOSCH,
GARCÍ
A,M ANASSERO Y GI
LI

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MALTRATADORES Y CONSUMO DE ALCOHOL 149

cuya presencia suele ir ligada a ansiedad, depresión un 3% de la población general presenta trastornos

u otros estados de ánimo disfóricos. Y, por otra, se de personalidad (variando según el tipo) y entre un

han detectado diferencias de gran magnitud en la 5% y un 12% de la población general masculina pre-

presencia de trastorno depresivo de personalidad, senta depresión (APA, 1995); y se sabe que entre un

definido por Millon (1998) como caracterizado por 20% y un 50% de mujeres de la población mundial

un comportamiento observable abatido, un compor- son maltratadas por sus maridos o exmaridos

tamiento interpersonal indefenso, que busca por tan- (Heyzer, 2000). Obviamente, si (todos) los maltrata-

to la protección de los demás, un estilo cognitivo dores fueran enfermos mentales, entonces habría que

pesimista, y un estado de ánimo melancólico y pro- concluir que los datos epidemiológicos están equi-

clive a la aparición de depresiones en sus diferentes vocados, lo cual parece un argumento contraintuiti-

formas clínicas. vo.

El limitado número de estudios que analizan es- Similares valoraciones podrían hacerse para el

tas variables (sólo uno en el caso del trastorno de- resto de trastornos psicopatológicos estudiados e

presivo de la personalidad), lleva a sugerir la necesi- incluidos en esta revisión.

dad de seguir profundizando en el tema antes de En definitiva, esta revisión meta-analítica, para la

extraer conclusiones definitivas. Sin embargo, sí cabe que además de los mecanismos de control al uso se

recordar, como hace el DSM-IV (APA, 1995), la ne- han establecido criterios rigurosos de selección de

cesidad de no confundir la presencia de ciertos ras- los grupos a comparar, sugiere que los trastornos de

gos de personalidad o de ciertos síntomas aislados personalidad u otra psicopatología, aunque presen-

con un trastorno propiamente dicho. De hecho, pa- tes en ciertos maltratadores, no constituirían caracte-

rece probable, a la vista de los resultados obteni- rísticas distintivas de este colectivo, y, por tanto, no

dos, que en el caso de los maltratadores se esté sería posible considerarlas como factores de riesgo o

magnificando la importancia real de los trastornos predictores propiamente dichos, sino tan sólo como

de personalidad y se estén tomado ciertos rasgos factores asociados en un cierto número de casos.

de personalidad (como el pobre control de los im- En cuanto a consumo de alcohol y drogas, los

pulsos, temperamento explosivo, la no conciencia resultados de este meta-análisis indican que el abu-

de problema, expectativas irreales sobre las conse- so/dependencia de estas sustancias es mayor entre

cuencias de sus actos, etc.) como indicadores de los maltratadores, aunque las diferencias obtenidas

personalidad antisocial, cuando podrían ser más bien son de magnitud media. Este resultado iría pues en

rasgos de personalidad acentuados (Echeburúa & consonancia con los obtenidos en aquella parte de

Fernández-Montalvo, 1998). Algo similar podría de- la literatura sobre el tema que indica que, aunque el

cirse para la presencia de cierta sintomatología de- maltrato de mujeres no va necesariamente vincula-

presiva que no debería ser confundida con la pre- do al abuso/dependencia de sustancias, sí existe

sencia de una depresión propiamente dicha. relación entre ambos. Sin embargo, como ya señala-

Por otra parte, autores como Tolman y Bennett ron en su día Kaufman y Straus (1987), los procesos

(1990) sugieren que los maltratadores con proble- que subyacen a esa relación aún hoy en día perma-

mas psicológicos constituyen una amplia propor- necen poco claros. Abundando en esta idea, se ha

ción de los identificados y en tratamiento que son, sugerido que el alcohol o las drogas no siempre tie-

por otra parte, quienes suelen formar parte de las nen efectos directos sobre la probabilidad de mal-

muestras estudiadas, al tiempo que los trastornos tratar, pero pueden interactuar o potenciar otros fac-

que presentan son en ocasiones reactivos a sus pro- tores de riesgo (Gelles, 1993; Stith & Farley, 1993), y

pios problemas (separaciones, problemas legales, que su posible efecto desinhibidor podría estar mo-

etc.). Es decir, según este argumento los maltrata- dulado por factores cognitivos, actitudinales o cul-

dores con trastornos mentales estarían sobre-repre- turales (Gortner, Gollan & Jacobson, 1997; Heise &

sentados en los estudios al ser más accesibles y García-Moreno, 2003). Se hace pues necesario se-

estar en un momento de mayor susceptibilidad a la guir profundizando en esta cuestión.

presencia de ciertos trastornos. Para finalizar, cabe hacer algunos comentarios

Finalmente, y además de todo lo dicho, cabe re- sobre las limitaciones de este estudio (y, por tanto

cordar que, más allá de esta revisión, los datos de sus resultados). En primer lugar, reiterar que es-

epidemiológicos proporcionan evidencia indirecta tos resultados deben ser tomados con precaución

de que el maltrato no va indefectiblemente ligado al pues han sido obtenidos a partir de un número redu-

trastorno mental. Así, se sabe que entre un 0.5% y cido de estudios.


150 FERRER, BOSCH, GARCÍA, MANASSERO Y GILI

Un sesgo importante (en todo estudio meta-analí- (*)Aldarondo,E.& Sugarman,D.B.(1996).Riskmaker analysis

of the cessation and persistence of wife assault.Journal of


tico) surge de las dificultades para acceder a todos
Consulting and Clinical Psychology,64(5),1010-1019.
los estudios sobre un tema. Un mecanismo para mini-
American Psychiatry Association (APA)
.(1995)
.DSM-
IV.

mizar este sesgo ha sido, como ya se comentó, revisar M anual diagnóstico y estadí
stico de los trastornos men-

el mayor número de fuentes posible. Sin embargo, y a tales.Barcelona:M asson.

Aragón,C.M .G.& M iquel,M .(1996).Alcoholismo.En A.


pesar de ello, se ha constatado la imposibilidad de
Belloch,B.Sandí
n & F.Ramos (Eds.
),M anual de psico-
acceder a estudios no publicados. Esto puede cons-
patología,Vol.I(pp.465-492).M adrid:M cGraw-
Hill.

tituir una importante dificultad pues cabría la posibili- (*)Babcock,J.


,W altz,J.
,Jacobson,N.S.& Gottman,J.

dad de que tales trabajos contradijeran el patrón de ( 1993). Po we r and vi o l e n c e : The relation be t we e n

communication p a t t e r n s , p o we r discrepancies and


resultados de los publicados. En consecuencia, se
domestic violence.Journal ofConsulting and Clinical
consideró importante determinar si el sesgo de publi-
Psychology,61(1)
,40-
50.

cación podría invalidar en este caso los resultados (*) Barbour,K.A.


,Eckhardt,C.I
.,Davidson,G.C.&

obtenidos y, como sugieren Gómez-Benito (1987) y Kassinove,H.(1998).The experience and expression of

a n ge r in m a r i t a l l y vi o l e n t and maritally discordant


Sánchez y Ato (1989), se procedió a estimar la inci-
nonviolent.Behavior Therapy,29(2)
,173-
191.
dencia del sesgo de publicación sobre la integración
(*)Barnett,O.W .& Hamberger,L.K.(1992).The assessment

de los resultados mediante el análisis de la tolerancia of maritally violent men on the California Psychological

de un estudio meta-analítico a resultados nulos. Se I


nventory.Violence & Victims,7(1),15-22.

(*)Barnett,O.W .
,Fagan,R.W .& Booker,J.M .(1991).
determinó que deberían estar almacenados en las edi-
Hostility and stress as mediators of aggression in violent
toriales de las revistas un total de 33 artículos para
men.Journal ofFamily Violence,6(3),217-241.

invalidar los resultados obtenidos, es decir, debería (*) Barnett,O.W .


,M artí
nez,T.E.& Bluestein,B.W .

haber quedado descartado un número similar al de (1995)


.Jealousy and romantic attachment in maritally

violent and nonviolent men.Journal ofI


nterpersonal
estudios publicados. Dado que parece improbable
Violence,10,473-486.
pensar que pueda haber tantos trabajos no publica-
(*)Beasley,R.& Stoltenberg,C.D.(1992)
.Personality

dos como publicados sobre un mismo tema y en un c ha r a c t e r i s t i c s o f m a l e s p o u s e a bu s e r s .Prof


essional

mismo período, cabe pensar que el sesgo de publica- Psychology:Research & Practice,23(4),310-317.

Becoña,E.(1996).Drogodependencias.En A.Belloch,B.
ción no constituye una amenaza importante para los
Sandí
n & F.Ramos (Eds.
),M anual de psicopatología,
resultados en este caso.
Vol.I(pp.493-530).M adrid:M cGraw-
Hill.

Por otra parte, como señalan Sugarman y Frankel Bergman,B.& Brismar,B.(1993).Assaultants and victims:

(1996) una limitación importante para cualquier es- A comparative study of male wife-
beaters and battered

males.Journal ofAddictive Diseases,12,1-10.


tudio meta-analítico proviene del hecho que las in-
Bernar,J.& Bernard,M .(1984).The abusive male seeking
vestigaciones primarias accesibles no siempre con-
treatment:Jekyll and Hyde.Family Relations,33,543-

tienen la información estadística necesaria para esti- 547.

mar los tamaños del efecto. Como ya se comentó, en Bersani,C.A.


,Chen,H.T.
,Pendleton,B.F.& Denton,R.

(1992)
.Personality traits of convicted male batterers.
este caso se han resuelto algunas dificultades me-
Journal ofFamily Violence,7(2),123-134.
diante estimaciones. Sin embargo, debieron ser eli-
Bettencourt,B.A.& M iller,N.(1996).Gender differences

minados hasta un total de seis trabajos que no in- i n a ggr e s s i o n a s a f u n c t i o n o f p r o vo c a t i o n :A m e t a -

cluían datos suficientes para realizar estos cálculos. analysis.Psychological Bulletin,119(3),422-447.

Bland,R.& Orn,H.(1986).Family violence and psychiatric


Finalmente, una última implicación de los resulta-
disorders.Canadian Journal ofPsychiatry,6,129-137.
dos obtenidos es la necesidad de seguir profundizan-
(*)Boyle,D.J
.& Vivian,D.(1996).Generalized vs.spouse-

do en el tema, realizando más trabajo meta-analítico en specific a n ge r /


ho s t i l i t y a n d men’
s vi o l e n c e a ga i n s t

el ámbito de la violencia y el maltrato de mujeres con intimates.Violence & Victims,11(4),293-318.

(*)Caesar,P.L.(1988).Exposure to violence in the families-


objeto de acumular conocimientos que permitan un
of-
origen among wife-
abusers and maritally nonviolent
análisis más profundo de la información disponible y,
men.Violence & Victims,3(1),49-63.

en base a ella, el diseño de acciones certeras tendentes Cohen,J.(1969).Statistical poweranalysis f


orbehavioral

a la prevención y erradicación de este problema. sciences.New York:Academic Press.

Cohen,J.(1977).Statistical poweranalysis f
orbehavioral

sciences.New York:Academic Press.

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orbehavioral

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MALTRATADORES Y CONSUMO DE ALCOHOL 153

ANEXOS

Tabla A.1

Trastornos de la personalidad. Resumen de los tamaños del efecto, de los tamaños de la muestra y de las

escalas usadas para evaluar cada variable en cada estudio

Autores y año d N Escalas

Síntomas de trauma:Dutton (1995) 0.72 176 TSC

Trastorno de personalidad paranoide:

Hamberger y Hastings (1991) 0.55 89 MCMI-I

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.97 48 MCMI-II

Sugihara y W arner (1998) 0.85 105 MCMI-III

Else et al. (1993) 0.51 42 MMPI-PDS

Trastorno de personalidad esquizoide:

Hamberger y Hastings (1991) -0.02 89 MCMI-I

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.05 48 MCMI-II

Sugihara y W arner (1998) 0.87 105 MCMI-III

Else et al. (1993) -0.23 42 MMPI-PDS

Trastorno de personalidad esquizotípico:

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.82 48 MCMI-II

Beasley y Stoltenberg (1992) 1.09 84 “

Sugihara y W arner (1998) 1.14 105 MCVMI-III

Else et al. (1993) 0.26 42 MMPI-PDS

Trastorno de personalidad antisocial:

Hamberger y Hastings (1991) 0.16 89 MCMI-I

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 1.57 48 MCMI-II

Beasley y Stoltenberg (1992) 1.35 84 “

Sugihara y W arner (1998) 0.30 105 MCMI-III

Hanson et al. (1997) 0.41 701 APA

Danielson et al. (1998) 0.65 480 DIS

Else et al. (1993) 1.26 42 MMPI-PDS

Trastorno de personalidad límite (borderline):

Hamberger y Hastings (1991) 0.32 89 MCMI-I

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 1.30 48 MCMI-II

Beasley y Stoltenberg (1992) 1.23 84 “

Sugihara y W arner (1998) 0.49 105 MCMI-III

Else et al. (1993) 0.89 42 MMPI-PDS

Trastorno de personalidad histriónico:

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.88 48 MCMI-II

Beasley y Stoltenberg (1992) 0.30 84 “

Sugihara y W arner (1998) -1.18 105 MCMI-III

Else et al. (1993) 0.55 42 MMPI-PDS

Trastorno de personalidad narcisista:

Hamberger y Hastings (1991) 0.38 89 MCMI-I

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.87 48 MCMI-II

Beasley y Stoltenberg (1992) 0.71 84 “

Sugihara y W arner (1998) -0.24 105 MCMI-III

Else et al. (1993) 0.43 42 MMPI-PDS

Trastorno de personalidad por evitación:

Hamberger y Hastings (1991) -0.08 89 MCMI-I

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.80 48 MCMI-II

Sugihara y W arner (1998) 1.21 105 MCMI-III

Else et al. (1993) 0.10 42 MMPI-PDS


154 FERRER, BOSCH, GARCÍA, MANASSERO Y GILI

Trastorno de personalidad por dependencia:

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) -0.62 48 MCMI-II

Beasley y Stoltenberg (1992) -0.39 84 “

Sugihara y Warner (1998) 1.02 105 MCMI-III

Else et al. (1993) 0.27 42 MMPI-PDS

Trastorno de personalidad obsesivo compulsivo:

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) -0.16 48 MCMI-II

Sugihara y Warner (1998) -0.43 105 MCMI-III

Else et al. (1993) 0.15 42 MMPI-PDS

T. p. pasivo-agresivo (negativista en DSM-IV):

Hamberger y Hastings (1991) 0.41 89 MCMI-I

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 1.41 48 MCMI-II

Beasley y Stoltenberg (1992) 0.69 84 “

Sugihara y Warner (1998) 0.51 105 MCMI-III

Else et al. (1993) 0.23 42 MMPI-PDS

T. person. depresivo: Sugihara y Warner (1998) 0.99 105 MCMI-III

TSC: Trauma Symptom Cheklist (Briere & Runtz, 1989); APA: Criterios APA (1987); DIS: Diagnostic Interview Schedule

(Robin et al.
, 1981); BSS: BriefSymptom Scale (Derogatis, 1993); M M PI-
PDS: M innesota M ultiphasic Personality Inventory

(revisión de M orey, W augh & Blashf


ields, 1985); M CM I: M illon Clinical M ultiaxial Inventory M CM I-
I (M illon, 1977);

M CM I-
II (M illon, 1987); M CM I-
III (M illon, M illon & Davis, 1994).

Tabla A.2

Psicopatología (excepto trastornos de personalidad). Resumen de los tamaños del efecto, de los tamaños de

la muestra y de las escalas usadas para evaluar cada variable en cada estudio

Autores y año d N Escalas

Depresión (Trastorno distímico):

Boyle y Vivian (1996) 1.35 118 BDI

Hanson et al. (1997) 0.35 701 “

Else et al. (1993) 0.51 42 “

Else et al. (1993) 0.14 42 MMPI

Julian y McKenry (1993) 0.55 92 CES-D

Gavazzi, Julian y McKenry (1996) 0.37 152 BSS

Hamberger y Hastings (1991) 0.26 89 MCMI-I

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.38 48 MCMI-II

Sugihara y Warner (1998) 0.82 105 MCMI-III

Danielson et al. (1998) 0.11 480 DIS

Depresión mayor:

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.94 48 MCMI-II

Sugihara y Warner (1998) 0.78 105 MCMI-III

Depresión psicótica:

Hamberger y Hastings (1991) 0.32 89 MCMI-I

Trastorno bipolar:

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.94 48 MCMI-II

Sugihara y Warner (1998) 1.18 105 MCMI-III

Hipomanía:

Hamberger y Hastings (1991) 0.53 89 MCMI-I

Else et al. (1993) 0.74 42 MMPI

Ansiedad:

Gavazzi, Julian y McKenry (1996) 0.42 152 BSS


MALTRATADORES Y CONSUMO DE ALCOHOL 155

Tabla A.2 (continuación)

Hamberger y Hastings (1991) 0.38 89 MCMI-I

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.39 48 MCMI-II

Sugihara y Warner (1998) 0.64 105 MCMI-III

Danielson et al. (1998) 0.62 480 DIS

Fobia: Gavazzi, Julian y McKenry (1996) 0.26 152 BSS

T. obs.-comp.: Gavazzi, Julian y McKenry (1996) 0.34 152 BSS

D. estrés post-traumát.: Sugihara y Warner (1998) 0.49 105 MCMI-III

Histeria:

Hamberger y Hastings (1991) 0.32 89 MCMI-I

Else et al. (1993) -0.15 42 MMPI

T. somatización: Gavazzi, Julian McKenry (1996) 0.25 152 BSS

Hipocondría: Else et al. (1993) 0.04 42 MMPI

T. alimentación: Danielson et al. (1998) -0.90 480 DIS

Paranoia:

Gavazzi, Julian y McKenry (1996) 0.52 152 BSS

Else et al. (1993) -0.01 42 MMPI

Desorden de pensamiento:

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.69 48 MCMI-II

Sugihara y Warner (1998) 1 105 MCMI-III

Desorden delusional:

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 0.57 48 MCMI-II

Sugihara y Warner (1998) 1.13 105 MCMI-III

Desviación psicopática: Else et al. (1993) 0.72 42 MMPI

Esquizofrenia: Else et al. (1993) 0.49 42 MMPI

Pens. psicótico: Hamberger y Hastings (1991) 0 89 MCMI-I

Psicastenia: Else et al. (1993) 0.13 42 MMPI

Psicosis no afectiva: Danielson et al. (1998) 0.29 480 DIS

Psicoticismo: Gavazzi, Julian y McKenry (1996) 0.47 152 BSS

Ausencia de diagnósticos: Danielson et al. (1998) 0.29 480 DIS

BDI: Beck Depression Inventory (Beck et al., 1961); CES-D: Center for Epidemiologic Studies Depression Scale (Radloff,

1970); DIS: Diagnostic Interview Schedule (Robin et al., 1981); BSS: Brief Symptom Scale (Derogatis, 1993); MMPI:

Minnesota Multiphasic Personality Inventory (Hathaway & McKinley, 1941); MCMI: Millon Clinical Multiaxial Inventory

MCMI-I (Millon, 1977); MCMI-II (Millon, 1987); MCMI-III (Millon, Millon & Davis, 1994).

Tabla A.3.

Variables relativas a consumo de alcohol y drogas. Resumen de los tamaños del efecto, de los tamaños de la

muestra y de las escalas usadas para evaluar cada variable en cada estudio

Autores y año d N Instrumentos evaluación

Frecuencia de consumo alcohol:

Barbour et al. (1998) 0 54 Medida ad hoc

Fagan, Barnett y Patton (1988) 0 85 QFI (general)

Abuso/dependencia de alcohol:

Dinwiddie (1992) 0.82 380 DIS

Julian y McKenry (1993) 0.33 92 SMAST

Margolin, John y Foo (1998) 0.46 102 II

Leonard y Roberts (1998) 0.85 135 ADS

Hanson et al. (1997) 0.34 701 SMAST

Else et al. (1993) 0.51 42 SMAST


156 FERRER, BOSCH, GARCÍA, MANASSERO Y GILI

Tabla A.3 (continuación)

Hamberger y Hastings (1991) 0.65 89 MCMI

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 1.29 48 MCMI-II

Sugihara y Warner (1998) 0.66 105 MCMI-III

Cantidad de alcohol consumido:

Cantidad de vino consumido:

Fagan, Barnett y Patton (1988) 0 85 QFI

Cantidad de cerveza consumida:

Fagan, Barnett y Patton (1988) 0.16 85 “

Cantidad de whysky consumido:

Fagan, Barnett y Patton (1988) 0.43 85 “

Razones para beber: Fagan, Barnett y Patton (1988) 0.11 85 Medida ad hoc

Relajarse 0.14

Ser sociable -0.12

Porque los amigos beben 0.02

Para olvidarlo todo 0.27

Para celebrar ocasiones especiales 0.01

Olvidar preocupaciones 0.06

Porque es educado hacerlo 0.32

Para animarse 0.01

Cuando estoy tenso o nervioso 0.31

Para aliviar el dolor en la vida

Contexto de bebida: Leonard y Roberts (1998) 85 Medida ad hoc

En una comida de día laborable 0.53

En el trabajo 0.76

Con gente después del trabajo 0.20

En casa después del trabajo 0.56

En casa mientras jugaba con los/as niños/as 0.45

En fiestas 0.24

Cuando me visitan amigos/as 0.25

En el restaurante o el bar 0.03

En casa solo 0.30

En actividades recreativas 0.32

Frecuencia de consumo de drogas:

Barbour et al. (1998) 0 54 Medida ad hoc

Abuso/dependencia de drogas:

Hamberger y Hastings (1991) 0.53 89 MCMI-I

Murphy, Meyer y O.Leary (1993) 1.51 48 MCMI-II

Sugihara y Warner (1998) 0.29 105 MCMI-III

Danielson, et al. (1998) 0.58 480 DIS

Dinwiddie (1992) 0.27 380 “

DIS: Diagnostic Interview Schedule (Robins et al., 1981); ADS: Alcohol Dependence Scale (Skinner y Wallace,

1959); SMAST: Michigan Alcohol Screening Test (Selzer, 1971); II: Impairment Index (Armor et al., 1976); MCMI:

Millon Clinical Multiaxial Inventory MCMI-I (Millon, 1977); MCMI-II (Millon, 1987); MCMI-III (Millon, Millon y

Davis, 1994); QFI: Quantity Frecuency Index (Cahalan et al., 1970).

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