Eran las seis de la mañana cuando mi papá regresaba
de dar una serenata en una cantina de La Boca.
En el mismo vagón del tren venía sentada muy arreglada y coqueta mi mamá. Estaba junto a sus primas que habían ido a bailar al “Palacio de las flores” de Retiro, histórico por sus múltiples pistas de baile. Durante el trayecto sus miradas se cruzaron entre sonrisas y guiños. Cuando finalmente llegaron al destino en común, quedaron en encontrase a las tres de la tarde en ese lugar. La primera cita no fue lo esperado, mi papá llegó algo tarde, pero ella lo esperó. Gracias a esas ansias de conocerse, hoy están juntos hace cincuenta años. Son puro amor y ejemplo a seguir.