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SALA CONTENCIOSA Y CONTENCIOSA ADMINISTRATIVA,

SOCIAL Y ADMINISTRATIVA

SEGUNDA

Auto Supremo Nº 108/2015.


Sucre, 6 de abril de 2015.
Expediente: SSA.II-CHUQ.493/2014.
Distrito: Chuquisaca.
Magistrado Relator: Dr. Gonzalo Miguel Hurtado Zamorano.

VISTOS: Los recursos de casación en el fondo de fs. 256 a 258 y de fs. 263 a 267,
interpuestos por Orlando Edson Uño Cáceres y por Genaro Uño Alfonzo contra el
Auto de Vista Nº 520/2014 de 2 de octubre de fs. 221 a 225 y su Complementario de
fs. 244, emitidos por la Sala Social y Administrativa del Tribunal Departamental de
Justicia de Chuquisaca, dentro del proceso laboral seguido por Orlando Edson Uño
Cáceres contra la empresa unipersonal de Genaro Uño Alfonzo, el auto de fs. 271
vta. que concedió los recursos, los antecedentes del proceso, y;

CONSIDERANDO I: Que tramitado el proceso laboral de cobro de sueldos


devengados y beneficios sociales, la Juez de Partido Primero de Trabajo, Seguridad
Social, Administrativo, Coactivo Fiscal y Tributario de Chuquisaca, emitió la
Sentencia Nº 20/2014 de 19 de mayo (fs. 178 a 181), declarando probada en parte
la demanda de fs. 1 a 4, sin costas, disponiendo que el demandado cancele al actor
la suma de Bs.222.500,79.- (doscientos veintidós mil quinientos con 79/100
bolivianos), por Indemnización, Desahucio, Salarios devengados, Bono de
Antigüedad, Primas y multa según el art. 9 del DS Nº 28699 de mayo del 2006.

En grado de apelación formulada por la parte demandada de fs. 188 a 192, la Sala
Social y Administrativa del Tribunal Departamental de Justicia de Chuquisaca, por
Auto de Vista Nº 520/2014 de 2 de octubre de 2014 de fs. 221 a 225, revocó
parcialmente la Sentencia Nº 020/2014 de 19 de mayo de fs. 178 a 181, emitida por
la Juez Primero de Partido del Trabajo y Seguridad Social, Administrativo, Coactivo
Fiscal y Tributario de la Capital, en cuanto a los salarios devengados se refiere, así
como al salario promedio, disponiendo que los primeros deben ser cancelados
teniendo en cuenta el Salario Mínimo Nacional para cada gestión desde el 12 de
marzo de 2009 hasta el 30 de octubre de 2012 (tres años, siete meses y dieciocho
días), debiendo determinarse el salario promedio indemnizable en base a los últimos
tres sueldos que le correspondía percibir al actor, monto en base al cual deberá
calcularse el resto de los beneficios sociales reconocidos en sentencia así como:
Indemnización por tiempo de servicios, desahucio, salarios devengados, bono de
antigüedad y primas, disponiendo se cancele al actor la suma de Bs.47.017,45.-
(cuarenta y siete mil diecisiete con 45/100 bolivianos), más la multa dispuesta por el
DS Nº 28699 de 1 de mayo de 2006. Luego, a solicitud del actor por Auto Nº
533/2014 de 8 de octubre (fs. 244), se declaró no ha lugar a la complementación y
enmienda.
Los referidos fallos, motivaron que ambas partes interpongan recursos de casación
en el fondo de fs. 256 a 258 y de fs. 263 a 267, respectivamente, los mismos en lo
sustancial de su contenido expresaron lo siguiente:

Recurso de casación en el fondo de fs. 256 a 258 interpuesto por el


demandante Orlando Edson Uño Cáceres, acusó que el tribunal de alzada
desmereciendo la prueba aportada en el proceso, determinó el cálculo de los
beneficios sociales sobre la base de los Salarios Mínimos Nacionales,
correspondiente a cada gestión de la relación laboral con el demandado, sin tomar
en cuenta la confesión provocada por adverso de fs. 96 a 99 de obrados y
declaración de los testigos de cargo Ariel López Molina, Eloy Pérez Quiroz y Sandra
Ayde Rodas de fs. 88 a 89 y 116 de obrados, que manifestaron que percibía un
salario de Bs.4.500.-, conforme se citó en la demanda, vulnerando así los arts. 167 y
169 del Código Procesal del Trabajo y el principio de inversión de la prueba, toda
vez que esos hechos no fueron desvirtuados por el empleador, conforme a los arts.
66, 150 y 3.h) del Código Procesal del Trabajo, pero además se vulneró el principio
in dubio pro operario, de primacía de la realidad y de no discriminación previstos en
los arts. 46.1 y 2.II y III, 48.II de la Constitución Política del Estado y 4 del DS Nº
28699 de 1 de mayo de 2009, porque los operadores de maquinaria pesada
(tractorista y motosierrista perciben como sueldo mínimo mensual de Bs.4000 a
4500), no siendo por tanto justo el cálculo de sus beneficios sociales.

Asimismo alegó, que el tribunal ad quem al emitir el auto de vista y complementario


recurrido, incurrió en contradicciones sustanciales en cuanto a la identificación de
los sujetos procesales con el Auto de Vista Nº 489 de 2014, confundiendo los
aspectos fácticos sobre tiempo de servicios, salario, etc., señalando en el
Considerando II, que hubiera trabajo 7 años, 4 meses y 5 días y por otra que no se
le canceló nunca sueldo por el trabajo prestado a favor del empleador, datos que
corresponden al proceso de su hermano Ronald Aldo Uño Cáceres, dejando
claramente de lado el análisis del caso concreto, de igual manera al memorial de
complementación y enmienda, se refirió a una petición inexistente de su hermano
Ronald Aldo Uño Cáceres.

Concluyó solicitando a este Tribunal Supremo de Justicia, dicte Auto Supremo


Casando el Auto de Vista recurrido y deliberando en el fondo mantenga incólume la
Sentencia Nº 20/2014 de 19 de mayo de 2014.

Recurso de casación en el fondo de fs. 263 267, planteando por la parte demandada
acusando, que el auto de vista recurrido, al establecer la existencia de la relación laboral, no
aplicó el principio de verdad material plasmado en el art. 180 de la Constitución Política del
Estado (CPE), puesto que al restarle eficacia probatoria a la prueba testifical de descargo, no
consideró que el principio señalado está por encima de los formalismos o ritualismos, por
tanto debió valorarse integralmente los otros elementos de descargo, como las declaraciones
testificales de cargo y descargo, los documentos presentados junto al responde, al no hacerlo
incurrió en una incorrecta aplicación a los arts. 3.j) y 158 del Código Procesal del Trabajo.
Tampoco aplicó el principio de razonabilidad, puesto que no es coherente que un hijo
demande a su padre por beneficios sociales, cuando cada hijo -de acuerdo a su capacidad-,
tiene del deber de cooperación con un negocio familiar, porque el actor, estuvo viviendo en el
seno de la familia y como todo hijo contribuía al sostén de la misma como cualquier hijo.
Refirió también que no existe ningún elemento de prueba que acredite la existencia de la
relación laboral, reiterando que, el actor siempre vivió en la casa del demandado como el
resto de los hijos (5) y todos contribuyeron al sostén de la familia y el hecho de que se hayan
obtenido ganancias beneficia a todos los miembros del grupo familiar, por lo que no puede
aplicarse lo estatuido en los arts. 46 y 48 de la CPE, bajo el argumento que la empresa tenga
fines de lucro.
Anotó que, el fallo recurrido incurrió en un error de hecho y de derecho en la valoración de la
prueba, refiriéndose a una posible cesión que el demandado hizo al demandante de algunas
obras para que se haga responsable de ellas, prueba que erróneamente el tribunal de alzada lo
considera como un medio que demuestra la existencia de la relación laboral, cuando al
contrario, con ellas se demuestra que nunca existió tal relación laboral.
Prosiguió acusando, que si bien es evidente lo establecido por los arts. 3.h), 66 y 150 del
CPT, en cuanto al principio de la inversión de la prueba en material laboral, empero el
demandante se halla obligado a aportar indicios probatorios, lo que no ha sucedido en el caso,
y que de parte del demandado, se acreditó prueba documental y testifical que desvirtuaron la
pretensión del demandante, lo que no fue valorado adecuadamente por los jueces de grado.
Los testigos de cargo no aportaron nada en concreto, por lo que debió aplicarse el art. 169 del
Código Procesal del Trabajo.
En cuanto al tiempo de prestación de servicio establecido en el fallo recurrido, refirió que la
relación laboral hubiera iniciado el 12 de marzo de 2009 y concluido el 30 de octubre de
2009, lo que equivale a 7 meses y 18 días y no a 3 años, 7 meses y 18 días, afirmación que
sería totalmente equivocada, porque no existe indicio alguno de que haya existido este tiempo
de contrato, menos por ese tiempo, ya que desde que regresó de la argentina, colaboraba
como un miembro más de la familia, no era conductor de equipo pesado, toda vez que la
licencia para operar maquinaria pesada la obtuvo recientemente, situación que no fue tomada
en cuenta para establecer la relación laboral.
En cuanto al monto del salario, el auto de vista concluyó que no existe ningún elemento de
juicio que demuestre el mismo, ya que lo asumido por el inferior de Bs.4.500.- sólo obedecía
a la afirmación en la demanda, sin embargo y de manera contradictoria, éste mismo
argumento sirvió para establecer la relación laboral, lo que hace concluir que, no existió una
verdadera valoración de la prueba, no aplicó la sana crítica, tampoco aplicó los dictados de su
conciencia tomando en cuenta la relación familiar entre las partes, por lo tanto no se dio
cumplimiento al art. 3.j), 158 del Código Procesal del Trabajo y art. 476 del Código de
Procedimiento Civil.
Refirió también ante el cuestionamiento del tribunal de alzada, si el actor trabajó 3 años, 7
meses y 18 días, que solo cobró 5 meses, durante ese tiempo de qué vivió, la respuesta es
obvia, porque su hijo como el resto han gozado del beneficio de la empresa, como buen padre
siempre les ha proporcionado lo indispensable, incluso cada mes le entregaba la suma que
solicitaba, por tanto nunca existió relación laboral y un quantum del salario.
Concluyó solicitando al Tribunal Supremo de Justicia, casar el Auto apelado, Nº
520/2014, de 2 de octubre de 2014, revocando la Sentencia, Nº 20/2014 de 19 de mayo del
2013.
CONSIDERANDO II: Que, así formulados ambos recursos de casación en el fondo, de la
revisión de los antecedentes del proceso y las normas aplicables a la materia, se tiene:
Resolviendo el recurso de casación interpuesto por el actor Orlando Edson Uño
Cáceres, en cuanto a la denuncia de que no se habría tomado en cuenta la confesión
provocada de fs. 96 a 99 y la declaración de los testigos Ariel López Molina, Eloy Pérez
Quiroz y Sandra Ayde Rodas de fs. 88, 89 y 116 para el cálculo de sus beneficios sociales,
determinando en tribunal de alzada sobre la base de los Salarios Mínimos Nacionales,
vulneró los arts. 167 y 169 del Código Procesal del Trabajo y el principio de inversión de la
prueba, previstos en los arts. 66, 150 y 3.h) de la norma adjetiva laboral citada, además de los
arts. 46.1 y 2.II y III, 48.II de la Constitución Política del Estado y 4 del DS Nº 28699 de 1 de
mayo de 2009, porque los operadores de maquinaria pesada (Tractorista y motosierrista)
perciben como sueldo mínimo mensual de Bs.4.000 a 4.500.
Al respecto, en principio es preciso señalar que del análisis de los antecedentes del proceso,
se establece que el actor Orlando Edson Uño Cáceres es hijo del demandado Genaro Uño
Alfonzo, en consecuencia dadas estas circunstancias particulares que involucran a la familia y
velando siempre por la convivencia pacífica del grupo familiar, es preciso hacer la valoración
conjunta de los datos del proceso, a los fines de emitir un fallo, que responda a los datos del
proceso y al principio de verdad material, en función a la capacidad de las partes para
adquirir derechos y obligaciones en una relación laboral, teniendo en cuenta que los sujetos
procesales son mayores de edad, en consecuencia, según la respuesta de fs. 23 a 27, la
confesión provocada y las declaraciones testificales de fs. 96 a 99, 88, 89, 116 y las de 104,
105, 106 y 107 de obrados, se establece que Genaro Uño Alfonzo, es dueño de la “Empresa
Constructora y Aserradero UÑO”, en la cual ingresó a trabajar el actor Orlando Edson Uño
Cáceres, a partir del 12 de marzo de 2009 hasta el 30 de octubre de 2012, hijo del dueño de la
empresa, advirtiéndose también que el demandado proporcionaba al actor, vivienda,
alimentación, transporte y vestimenta, conforme se puede inferir del propio memorial de
demanda de fs. 1 a 4, aspectos que sustentan la relación laboral del actor con el demandado,
conforme al principio de la “primacía de la realidad” prevista en el art. 4.I.d) del Decreto
Supremo Nº 28699 de 1 de mayo de 2006 y 48.II de la Constitución Política del Estado,
coligiéndose que en el caso en particular, la relación de trabajo entre el actor y la empresa
demandada finalizó debido a la falta de pago de sueldo, correspondiendo en consecuencia
reconocer el pago de los mismos y demás derechos laborales, conforme estableció el
tribunal ad quem, previa valoración de las pruebas de cargo y descargo aportadas al proceso,
en lo concerniente al libre análisis de la prueba ofrecida por las partes, con la facultad
conferida en los arts. 3.j), 158 del Código Procesal del Trabajo.
En cuanto al salario promedio indemnizable, es preciso señalar que según los datos que
informan al proceso, se advierte que durante el proceso no se acreditó por ningún medio
idóneo que nos permita establecer que el actor percibía el sueldo mensual de Bs.4.500.-, toda
vez que los testigos propuestos por el actor manifestaron que el actor siempre contaba con
efectivo, empero ninguno de ellos manifestaron que el actor ganaba y que les conste que
recibió esa suma como salario mensual, reduciéndose este hecho a lo manifestado por el actor
y al no existir otro medio de prueba idóneo aportado por el demandado, que desvirtúe lo
manifestado por el actor, fue determinante para que el tribunal ad quem realice el cálculo de
los beneficios sociales sobre la base del salario mínimo nacional establecido para cada
gestión, que duró la relación laboral, valorando todos los elementos de prueba aportados al
proceso en su conjunto, conforme a la facultad prevista en los arts. 158, 3.j) del Código
Procesal del Trabajo, no siendo por tanto evidente que el tribunal ad quem hubiese incurrido
en vulneración de las normas laborales y constitucionales citadas por el actor, por el contrario
realizó la valoración, conforme a los datos del proceso y a las normas laborales y
constitucionales que regulan la materia.
En cuanto a las supuestas contradicciones sustanciales en que hubiese incurrido el tribunal de
alzada, con relación a identidad del demandante y al tiempo de servicios del actor;
corresponde señalar que de la revisión de los datos del proceso y específicamente del Auto de
Vista Nº 520/2014 de 2 de octubre de 2014 y Auto Complementario Nº 533/2014 de 8 de
octubre de 2014, de fs. 221 a 225 y 244 de obrados, que si bien es evidentemente los de grado
al establecer el tiempo de servicios del actor, consignaron como fecha de inicio de la relación
laboral 12 de marzo del 2009 y de conclusión 30 de octubre de 2009, cuando de los datos del
proceso se evidencia que lo correcto es 30 de octubre de 2012, sin embargo, el cálculo de los
sueldos devengados y beneficios sociales, se realizó por el tiempo de servicios de 3 años, 7
meses y 18 días, que responde a los datos consignados por el actor y valorados correctamente
por el tribunal de alzada, consecuentemente si bien existió un error involuntario en consignar
el año de conclusión de la relación laboral, por el principio de economía procesal y el de
verdad material, este aspecto no tiene incidencia en lo sustancial del proceso, en
consecuencia, no se vulneró y menos causó indefensión y perjuicio al demandado,
consecuentemente lo denunciado por el demandado deviene en infundado.
Asimismo, con relación a la identidad del demandante; de los datos del proceso se acredita
que el nombre correcto es Orlando Edson Uño Cáceres, sin embargo, en el Considerando II
del Auto Complementario de fs. 244, se consignó el nombre de Ronald Aldo Uño Cáceres,
cuando debió ser Orlando Edson Uño Cáceres, de igual manera bajo los principios señalados
precedentemente, el tribunal de alzada incurrió en un error involuntario, porque el nombrado
también siguió un proceso social en contra de su padre, empero de ninguna manera afecta al
fondo del proceso, que como se dijo supra, ha sido resuelto, conforme a lo demandado y
valorado correctamente por los de grado, tomando en cuenta la particularidad del proceso,
consecuentemente este punto del recurso también deviene en infundado.
Por lo señalado, no siendo evidente lo acusado por el demandante, corresponde resolver el
mismo, aplicando los arts. 271.2) y 273 del Código de Procedimiento Civil, aplicables por la
norma remisiva contenida en el art. 252 del Código Procesal del Trabajo.
Resolviendo el recurso de casación en el fondo del demandado, se advierte que la
problemática principal, versa en relación a la decisión del tribunal de alzada y de la juez de
primera instancia, respecto a la existencia de la relación laboral, tiempo de servicios, sueldo
promedio indemnizable, no se habría aplicado el principio de verdad material plasmado en el
art. 180 de la Constitución Política del Estado, tampoco el principio de razonabilidad al
restarle eficacia probatoria a la prueba testifical de descargo y los documentos presentados
junto al responde, incurriendo en la incorrecta aplicación del art. 158, 3.j) del Código
Procesal del Trabajo, puesto que no es coherente que un hijo demande a su padre por
beneficios sociales, cuando cada hijo de acuerdo a su capacidad, tiene el deber de cooperar
con un negocio familiar. Además que el actor estuvo viviendo en el seno de su familia y
como todo hijo contribuía al sostén de la familia, al engrandecimiento de la empresa y que su
colaboración fue como de cualquier hijo, por lo que corresponde dilucidar si lo denunciado es
o no evidente.
A ese efecto, cabe puntualizar que por la particularidad y delicado del caso, dadas las
características singulares del asunto que se trae ante este Tribunal de Casación, que involucra
a la familia (padre e hijo), que por lo general no se conoce en estrados judiciales, se requiere
de una exposición completa de los fundamentos que sostendrán la opinión que dará este
Tribunal Supremo de Justicia.
En ese marco, tomando en cuenta el conjunto de los antecedentes del caso, se hace necesario
considerar y decidir como una primera cuestión, si es posible la existencia de una relación
laboral entre un padre y un hijo y si en el caso concreto, se dieron las condiciones de una
relación laboral, de modo tal que haga viable el derecho al pago de los sueldos devengados y
beneficios sociales que por ley le pudiera corresponder al demandante. En ese orden, el
razonamiento y entendimiento asumido por este Supremo Tribunal de Justicia, cuando un
hijo mayor de edad presta sus servicios o trabaja para un padre o madre en calidad trabajador
bajo una relación de dependencia y subordinación, percibiendo en contraprestación un sueldo
o salario, en cualquiera de sus formas o manifestaciones, sujeto a un horario de trabajo, éste
adquiere la titularidad de los derechos y beneficios laborales, conforme establece la ley
laboral sustantiva al respecto, aunque claro, las condiciones de subordinación se pueden
presentar de manera flexibilizada, dada precisamente la relación de parentesco en primer
grado que existe entre ambos, sin embargo, ello no quiere decir que se disipe esta
característica propia de la relación laboral; al no existir impedimento legal alguno para que
aquel hecho pueda darse en la realidad, empero habrá que precisar bajo qué circunstancias o
parámetros puede el trabajo desarrollado por el hijo ser considerado como uno de carácter
laboral o en su caso se trate de un trabajo simplemente familiar.
En ese sentido, cabe referir que el contrato de trabajo es un contrato de cambio o
contraprestación por el que una persona se obliga a prestar servicios a favor de otra, bajo
dependencia, subordinación de ésta, a cambio del pago de una remuneración o salario, según
el art. 2 del DS Nº 28699 de 1 de mayo de 2006, de donde se colige que la finalidad de la
prestación de servicios del trabajador es la obtención del salario, que en la generalidad de los
casos constituye el sustento de aquél y sus dependientes, pues no son comunes los supuestos
en que la subsistencia del trabajador no dependa del pago del salario; así, en armonía con esta
finalidad, la ley establece también que ningún trabajo se presume gratuito, conforme manda
el art. 46.III de la Constitución Política del Estado. Se tiene también, la presunción reglada en
el art. 182.a) del Código Procesal del Trabajo, que establece, acreditada la prestación del
servicio o la ejecución de la obra, se presume la relación de trabajo salvo prueba en contrario.
Ahora bien, en cuanto a la problemática en análisis, si bien la legislación nacional no otorga
un concepto de lo que se entiende por trabajo familiar, empero, para comprender la misma, es
importante referirnos a las relaciones que se dan en el ámbito familiar y su regulación, a ese
efecto el art. 127 de la Ley Nº 548 de 17 de julio de 2014, establece un parámetro respecto a
éste tipo de trabajo, señalando que las actividades desarrolladas por las niñas, niños y
adolescentes en el marco familiar y social comunitario, tienen naturaleza formativa y
cumplen la función de socialización y aprendizaje, es decir, que el trabajo familiar debe
entenderse como un trabajo que acompaña al desarrollo, formación y aprendizaje de la hija o
hijo; empero, ante la observación de la colaboración de los integrantes de una familia en un
emprendimiento común, hay la necesidad de resolver si las prestaciones de servicios
corresponden a la ejecución de un contrato laboral o encuentran su causa en la colaboración
para la obtención de recursos para el sustento común del grupo familiar.
En ese contexto, como se señaló en el auto de vista recurrido, en general la doctrina suele
establecer algunos parámetros para identificar la existencia de un trabajo familiar como son la
convivencia con el empresario progenitor, una tarea que haga a la subsistencia de los
miembros de la familia, el no enriquecimiento del jefe de la familia, sino beneficio del grupo
familiar, que pertenezca al grupo familiar (grado próximo de parentesco), que se actué en el
desempeño de la labor como miembro de la familia y en virtud de la convivencia en la
comunidad familiar (conforme a la doctrina referida en el Auto de Vista); parámetros que
indudablemente coadyuvan en establecer la diferencia entre ambos tipos de trabajo (familiar
y laboral); sin embargo, ante un conflicto, la resolución acerca de la existencia de la relación
laboral en el ámbito familiar, debe estar en función de la valoración de la prueba aportada, ya
sea para demostrar la existencia de la relación de trabajo o para demostrar la prestación de
una colaboración en virtud del vínculo familiar.
En ese razonamiento, en el caso de autos, el actor al ser mayor de edad y contar con
capacidad plena, en aras de sustentarse y obtener beneficio en su favor, al que todo hombre
está obligado, inició su relación laboral en la Empresa Constructora Aserradero “UNO” de
Genaro Uño Alfonzo el 12 de marzo de 2009, conforme a la confesión provocada del
demandante cursante de fs. 98 a 99 de obrados y a la demanda de fs. 1 a 4 de obrados y
demás elementos de prueba de descargo aportadas, señalando claramente que pretendía
independizarse, aspectos que los de instancia valoraron integralmente, en base a las mismas
llegaron al convencimiento de que en el caso de análisis se dio una relación laboral entre el
actor y el demandado, no así un trabajo familiar como erróneamente sostuvo la parte
demandada, enmarcando su actuación el tribunal ad quem, conforme a la facultad que les
confieren los arts. 3.j), 158 y 200 del Código Procesal del Trabajo; en consecuencia, las
pruebas aportadas por el demandado no desvirtúan la existencia de la relación laboral, es más,
el propio demandado reconoce que su hijo trabajó en su empresa y al estar eso relacionado
con otros elementos de prueba, es suficiente para generar indicio, como previene el art. 178
del Código Procesal del Trabajo.
Ahora bien, con relación al hecho que hubiera estado en el seno de la familia desde que nació
hasta que abandonó la familia de manera voluntaria afirmando que la colaboración realizada
lo habría hecho como cualquier otro hijo; cabe señalar que el recurrente olvida y desconoce
que su hijo es mayor de edad, por tanto sujeto capaz de gozar de los derechos laborales por la
prestación de servicios como cualquier trabajador, por lo que dicha aseveración no desvirtúa
la acusada relación laboral, como se dijo anteriormente, el trabajo familiar tiene un carácter
básicamente subsistencialista respecto a los miembros de la familia, sin embargo, en el caso
de análisis más parece que el único beneficiado resulta ser el miembro cabeza de familia
como era el padre ahora demandado, por cuanto no se acreditó a través de ningún indicio que
el actor hubiese gozado de los frutos de su trabajo, siendo correcto el fallo de instancia en
cuanto a la relación laboral, en mérito a las testificales de cargo y descargo, prueba literal y
fotografías que cursan en el expediente, que acreditan la prestación de servicios a favor del
demandado, lo que hace aplicable la presunción reglada en el art. 182.a) del Código Procesal
del Trabajo, presunción no desvirtuada por el demandado con prueba eficaz y suficiente, de
modo que permita fallar en contrario.
En cuanto al tiempo de prestación de servicio establecido en el fallo recurrido, si bien el
recurrente lo cuestiona señalando que dicha conclusión no tiene base en ningún elemento de
prueba; tal cuestionamiento no es evidente, máxime cuando era su obligación acreditar lo
referido, conforme la carga de la prueba prevista en la legislación laboral, por lo que, los
argumentos del recurrente carecen de sustento legal, al no existir vulneración normativa o
error de hecho o de derecho en la apreciación de la prueba; toda vez que el consignar
erróneamente 2009 antes que 2012 con relación a la conclusión del tiempo de servicios, de
ninguna manera afecta al fondo del resuelto que responde a los datos consignados en el
proceso y que fueron valorados correctamente por el tribunal ad quem, de donde se concluye
que los argumentos del recurrente no son evidentes y devienen en infundados.
En cuanto al monto del salario establecido por el ad quem, el recurrente refiere que no habría
existido valoración de la prueba, que no se habría aplicado la sana crítica, tampoco los
dictados de su conciencia, tomando en cuenta la relación familiar entre las partes, acusando
incumplimiento a los arts. 3.j) y 158 del Código Procesal del Trabajo y art. 476 del Código de
Procedimiento Civil, al haberse violentado dichas normas; al respecto corresponde señalar
que de la revisión de los antecedentes del proceso, se advierte que el recurrente no acreditó
mediante prueba idónea cuál sería la prueba que establezca un monto distinto al establecido
por el tribunal de alzada que emitió el fallo cuestionado, aspecto que llevó al tribunal de
alzada, a realizar el cálculo de los beneficios sociales en base al salario mínimo nacional, bajo
el principio de razonabilidad y verdad material, no siendo necesario seguir ahondando
respecto a dicho punto ya resuelto precedentemente; coligiéndose que este tribunal encuentra
correcta la decisión del tribunal de alzada, no siendo evidente la vulneración de los arts. 3.j),
158 del CPT y art. 476 del Código de Procedimiento Civil.
Bajo esos parámetros se concluye que, al no ser evidentes las infracciones denunciadas en el
recurso de casación de la parte actora, al carecer de sustento legal, corresponde resolver en el
marco de las disposiciones legales contenidas en los arts. 271.2) y 273 del Código de
Procedimiento Civil, aplicables por la norma remisiva contenida en el art. 252 del Código
Procesal del Trabajo.
POR TANTO: La Sala Contenciosa y Contenciosa Administrativa, Social y Administrativa
Segunda del Tribunal Supremo de Justicia, con la atribución conferida en los arts. 184.1 de la
Constitución Política del Estado y 42.I.1 de la Ley del Órgano Judicial,
declara INFUNDADOS los recursos de casación en el fondo de fs. 256 a 258, interpuesto por
Orlando Edson Uño Cáceres y el recurso de casación en el fondo de fs. 263 a 267 formulado
por Genaro Uño Alfonzo. Sin costas por ser ambas partes recurrentes.
Regístrese, notifíquese y devuélvase.

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