A
veces
cuando
se
es
joven,
no
se
sabe
qué
camino
se
abrirá,
creemos
que
siempre
seremos
jóvenes
y
muchas
veces
ni
nos
preparamos
para
lo
que
viene.
La
edad
precisa
para
hacer
en
la
vida
lo
que
llena
el
corazón,
es
hoy.
Tal
vez,
si
el
aire
estuviera
más
lleno
de
sueños
y
no
de
frustraciones,
los
pulmones
de
las
personas
llevarían
a
través
de
la
sangre
mayores
irrigaciones
a
más
partes
del
cuerpo
y
de
seguro,
el
corazón
funcionaría
de
maravilla.
Tendríamos
un
ejército
de
neuronas
caminando
por
todo
el
cuerpo,
tal
como
caminan,
se
abrazan
y
bailan
dentro
de
mí
cuando
sucede
lo
que
sucedió
hoy.
A
propósito
de
corazón,
cuando
lo
que
nos
han
vendido
es
un
dilema
entre
la
razón
y
lo
que
se
siente,
aún
más
cuando
se
es
artista
y
a
veces,
tan
incontrolable.
Soy
cantante,
al
menos
lo
intento,
practicando
con
respeto
para
dar
la
mejor
versión
de
las
obras
que
amablemente
me
prestan
los
grandes
compositores
para
lucir
aquello
que
cargo
en
la
garganta
y
que
me
permite
sacar
tantas
palabras
represadas.
Mi
mente,
es
un
mar
de
aventuras,
de
diferentes
públicos
y
orquestas
que
mueren
por
acompañarme,
cierro
los
ojos
y
sueño
con
locura,
veo
lo
que
nadie
ve,
en
ese
mar
tengo
mil
trajes
con
mil
coronitas
de
flores,
millones
de
sonrisas
grabadas
mientras
aplauden
y
me
dan
caritas
de
“me
gusta
lo
que
hace
esa
mujer”,
pero
también
hay
lágrimas
que
se
esconden
en
un
escenario,
abrazos
que
lanzo
desde
la
tarima
como
dardos
hirientes
directo
al
alma
de
quien
quiero,
quien
me
hace
poner
las
manos
heladas,
el
estómago
a
mil,
la
razón
de
un
buen
concierto
concentrada
en
un
par
de
manos
mágicas.
No
sé
cómo
fue
que
puse
mis
ojos
allí,
no
sé
cómo
llegué,
sólo
sé
que
a
mis
47,
había
pasado
mucho,
mucho
tiempo
en
que
no
lograba
sentir
esas
ganas
de
bajarme
y
darle
un
beso
interminable
mientras
la
gente
admirada
permanece
con
la
boca
abierta.
Él
dice
que
no
merece,
yo
en
mi
silencio
declaro
que
merece
y
mereció
todo
durante
días
y
días,
fue
mi
salvación,
mi
todo,
en
un
mar
donde
no
estaremos
juntos
nunca,
entonces
el
abrazo
que
inmortaliza
en
silencio
todo
lo
ocurrido,
permite
una
vez
más
corroborar
que
ese
ejército
de
neuronas
enamoradas
son
rebeldes
y
luchan,
pero
también
aceptan
y
cierran
ciclos
con
respeto
y
mucho
amor.
Lejos
de
ser
una
carga
o
pretender
generar
algún
desorden
o
desajuste
en
la
vida,
es
de
valientes
emitir
un
comunicado
de
ruptura,
por
el
bien
de
todas
esas
neuronas,
el
corazón
se
arruga
al
ver
una
vez
más
a
la
artista
sola
en
su
casa
escribiendo
frases
en
medio
de
lágrimas,
pero
sabe
que
el
simple
hecho
de
haber
contado
con
su
presencia
en
un
concierto,
puede
generar
aumentar
a
500
lo
que
se
sentía
a
penas
2
horas
antes.
Es
una
manera
bonita
de
agradecer
por
estar,
por
mirar,
por
respirar.
Estaré
como
siempre
para
todo
lo
que
se
necesite,
por
que
no
sería
capaz
de
irme
totalmente,
pero
prometo
cambiar
el
rumbo
del
rio
para
que
desemboque
con
toda
su
locura,
donde
no
haga
daño,
en
resumen,
girar
mis
ojos
hacia
otra
parte
y
encontrar
otros
caminos.
Así
siento
que
debe
ser,
en
medio
de
la
gratitud
y
el
más
sincero
amor.
Feliz
vida.