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FICHA TÉCNICO PEDAGÓGICA N° 5

CONTENIDO ACADÉMICO: Elemento de la obligación: el vínculo

BIBLIOGRAFÍA:

1) Código Civil y Comercial de la Nación: arts. 724, 726, 727, 728 y 733 a 735

2) Código Civil y Comercial de la Nación Comentado por el Dr. Ameal

3) Carpeta de Trabajo 2020: Trabajo Práctico N° 1, págs. 3 y 4

ACTIVIDAD: Trabajo Práctico N° 1 de la Carpeta de Trabajo 2020

EL VÍNCULO DE LA OBLIGACIÓN

Cuando hablamos de vínculo nos referimos a los poderes que tiene el acreedor para constreñir
al deudor al cumplimiento de la obligación.

Esos poderes no son absolutos. Existen atenuaciones:

Esos poderes se traducen en la facultad que tiene el deudor de poner en marcha el mecanismo
jurisdiccional para hacer cumplir al deudor con la prestación. Es decir, el acreedor no puede
hacer justicia por mano propia, tiene que intimar al deudor fehacientemente al cumplimiento
de la obligación (en algunos casos esa intimación no es necesaria, lo veremos más adelante)
luego acudir al Mediador -si es que se cerró el intercambio epistolar (de cartas documento o
telegramas) sin que se haya dado cumplimiento al pago- para dar una solución al
incumplimiento por medio de un acuerdo, y/o finalmente acudir al juez de la jurisdicción (en
caso de que no se haya arribado a un acuerdo por autonomía de la voluntad o que la ley exima
del proceso de medicación al deudor) para que por medio de la ley de fondo (CCyC y leyes
complementarias) y de forma (código procesal) lo obligue válidamente a cumplir su prestación,
a través de un proceso (demanda) en el que se le garantiza a ambas partes el derecho de
defensa y que culmina con una sentencia que condena al pago, es decir al cumplimiento de la
obligación de dar, hacer, no hacer.

Otra manifestación del vínculo y su atenuación es la que se produce en la etapa de la ejecución


de la sentencia. Si el deudor no cumple con la sentencia judicial firme (firme significa que el
deudor la apeló, el expediente salió del juzgado de primera instancia, fue a la Cámara de
Apelaciones –llegó a la segunda instancia- y los jueces de Cámara confirmaron la sentencia de
primera instancia, el juez de primera instancia lo notificó al deudor del fallo confirmatorio de la
Cámara de Apelaciones y no existen motivos para acudir a la Corte Suprema de Justicia o se
vencieron los plazos procesales para ir a la Corte) el acreedor puede ejecutar la sentencia.

Supongamos que la sentencia era de “dar una suma de dinero”. Ejecutar la sentencia significa
que el acreedor puede atacar el patrimonio del deudor, porque –como ustedes ya sabrán- éste
es la garantía común de los acreedores (todos los acreedores del deudor lo pueden atacar).
Puede solicitar al juez que embargue bienes del deudor (automotores, inmuebles, buques,
etc.) en virtud de lo previsto en el art. 743 del CCyC, los liquide –es decir, los convierta en
sumas de dinero mediante la venta de los bienes del deudor en subasta pública- y luego el
acreedor se cobra el monto determinado en la sentencia de lo producido en la subasta. El
resto, vuelve al patrimonio del deudor, ahora en forma de dinero.

La atenuación del vínculo está dada por:

a) El acreedor puede exigir la venta judicial (subasta) de los bienes del deudor, pero solo
en la medida necesaria para satisfacer su crédito (Art. 743 CCyC)
b) la inembargabilidad de ciertos bienes del deudor: Existen bienes que no pueden ser
embargados, y quedan excluidos de la garantía común. Son los tienes inembargables
del art. 744 del CCyC que tienen por finalidad el sustento mínimo e indispensable del
deudor y la posibilidad de que siga produciendo económicamente y viviendo de su
profesión.
Materialización del vínculo:

El vínculo se materializa en estos actos jurídicos a cargo del acreedor para que el deudor
cumpla: la intimación al pago, el pedido de la mediación, el acuerdo en mediación, el inicio de
la demanda, la ejecución.

¿Puede materializarse el vínculo en actos a cargo del deudor? Si. Supongamos que el deudor
pagó, pero el acreedor (o su apoderado) olvidó que el deudor pago, o no lo registró en los
asientos contables, o el deudor le pagó a un tercero, supongamos que lo hizo a empleado que
no rindió cuentas al acreedor, en fin algún error se produjo para que el acreedor crea que el
pago no está hecho, por lo tanto le inicia demanda al deudor.

Si el deudor pagó, tiene la posibilidad de “oponer excepción de pago” en el primer escrito en


que se presenta, es decir en la contestación de la demanda, mediante esa excepción le dice al
juez: “no avance con este proceso, vea el recibo de pago que acompaño como prueba
documental, yo pagué, cumplí con la prestación a mi cargo”.

El vínculo también se materializa en los casos de cumplimiento de deberes morales. Los


deberes morales se regulan en el art. 728 del CCyC. Se relacionan con las llamadas obligaciones
naturales previstas en el Código Civil derogado. Esas obligaciones naturales no nacían del
derecho positivo sino del derecho natural y por lo tanto no había acción para hacerlas cumplir.
No había materialización del vínculo mediante actos a cargo del acreedor para que el deudor
las cumpla, porque éste las cumplía si quería, en virtud de un deber moral o de conciencia, no
en virtud de un deber jurídico. Pero si el deudor las cumplía no tenía derecho a “repetirlas”.
Repetirlas significa “devolverlas”. Es decir, si el deudor pagó –cumplió con la prestación- en
virtud de este deber moral y después se arrepentía, no podía pedirle al acreedor que le
devuelva el pago basándose en que el acreedor no tenía derecho para hacérselo cumplir. Y es
allí donde se manifiestaba el vínculo: en los poderes que tenía el acreedor para no devolver lo
recibido en pago de una obligación natural.

Las obligaciones naturales desaparecieron en el CCyC. Subsisten solo como deberes morales. Y
el vínculo, o las manifestaciones del vínculo en el deber moral –con los alcances descriptos
anteriormente- se encuentra en el art. 728 del CCyC: “lo entregado en cumplimiento de
deberes morales o de conciencia es irrepetible”

Hasta aquí hemos terminado con los elementos de la obligación

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