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ESTUDIO DE CASO: La mejor arma de Chrysler

Más que cualquier otro de sus ejecutivos actuales, el presidente de Chrysler,


Robert Lutz, personifica la imagen del más impetuoso de los tres grandes
productores de automóviles de los Estados Unidos. Su estilo ostentoso, a
veces, su personalidad combativa puede haberle gustado poco a poco a su
anterior jefe, Lee A. Iaccoca, pero le ha ganado el aprecio del actual presidente
de la junta directiva de Chrysler, Robert Eaton. De acuerdo con la revista
Business Week, su relación es un caso ejemplar de los opuestos que se
atraen. Aunque Lutz nunca alcanzará su sueño de llegar al cargo más
importante en una empresa automovilística en EE.UU., él respeta a Eaton. En
1992, cuando Eaton pasó de la General Motors a Chrysler fue escogido para
suceder al CEO y presidente de la junta directiva Iaccoca, él llamó a Lutz “una
parte integral de nuestro éxito”. Desde entonces, los dos líderes se han ligado
por su amor hacia los autos rápido y su deseo de ver a Iaccoca jubilado. Una
vez con el control de Chrysler, Eaton aprobó un plan de producción quinquenal
y le dio a su presidente rienda suelta para ejecutarla. Hijo de un banquero
suizo, Lutz se convirtió en ciudadano de los Estados Unidos en 1943, junto con
sus padres. Fue cautivado desde muy temprano por las motocicletas, los autos
y los aviones, y llegó a ser piloto de combate en la marina en 1954. después de
cinco años de servicio, fue a estudiar un preparado y una maestría en la
universidad de California. De allí siguió su “necesidad por la velocidad” en la
industria automovilística, trabajando primero para General Motors como
planeador, y luego como vicepresidente ejecutivo de GM en Europa. En 1971,
dejó GM para convertirse en el vicepresidente de ventas y director de la BMW.
Ocho años más tarde, encabezaba la división Europea de Ford. En 1982, Lutz
retornó a los Estados Unidos como vicepresidente ejecutivo de las operaciones
internacionales de Ford.
La carrera de Lutz en Ford se vino a menos; sin embargo, cuando los negocios
europeos de Ford se vinieron al suelo, se le responsabilizó del colapso y
regresó a Europa a corregirlo. Dos años más tarde estaba de regreso en los
Estados Unidos a la cabeza de las operaciones lentas de la producción de
camiones. Fue entonces cuando Lee Iaccoca se aproximó a Lutz para que
ocupara el cargo de vicepresidente ejecutivo de Chrysler. Aunque su relación
con el carismático Iaccoca pronto decayó, Lutz ascendió a la posición de
presidente en 1991.

Para 1996, Lutz había convencido a los accionistas de Chrysler de que él había
sido completamente responsable de haber subido las acciones del mercado de
Estados Unidos hasta en 14.3%, durante sus cinco años de permanencia. La
mayoría de los accionistas tendía a estar de acuerdo por dos cambios que el
impetuoso y dinámico presidente había hecho:

1. Reformó la línea de ingenieros para convertirlos en equipos habilidosos


e interdisciplinarios.
2. Apoyó los nuevos estilos más atrevidos en modelos de alto rendimiento
como el Dodge Intrepid sedan y el Ram pickup.
Según Lutz, “tengo un habilidad poco usual para dirigir el proceso de creación
de los productos, es como un don”, “Soy como el director de una orquesta
sinfónica”. Lutz condujo la “sinfonía de Chrysler” en un giro de 180 grados
ayudando a crear las plataformas de los equipos de Chrysler en los cuales el
trabajo de los ingenieros se organizaba de acuerdo con modelos específicos. El
concepto de equipo eventualmente vino a incluirse en el mercadeo, en la
producción, en el diseño y en el personal financiero. En últimas, el desarrollo de
los productos se volvió más rápido, más económico y más creativo en la
medida que estos grupos interdisciplinarios aprendieron a construir modelos de
mejor desempeño y de mejor presencia.

Ampliamente conocido como el mejor ejecutivo de desarrollo de producto en la


industria automotriz, a Lutz también se le culpó por la calidad cuestionable de
los automóviles de Chrysler, aunque él se rehúsa a aceptar que los vehículos
de su compañía tienen calidad más baja que cualquier otro auto americano;
Lutz admite, sin embargo, lo que va a hacer Chrysler en el futuro inmediato es
enfocarse sobre la calidad. Eaton está de acuerdo.
Las quejas sobre la calidad fueron dejadas de lado, Lutz es apreciado en
Chrysler y ni los accionistas, ni los miembros de la junta directiva, ni Eaton
quieren perderlo.
La compañía, calladamente, a pasado por alto su retiro obligatorio a los 65
años y, en caso, ha extendido contrato hasta 1999. Como Lutz, dijo, “los
informes sobre mi jubilación pendiente han sido grandamente exagerados”. Sin
duda, las ideas dinámicas de Lutz respaldadas por una sólida experiencia,
entusiasmo y éxito con los accionistas, le ha convertido en un importante
capital para Chrysler ahora y en los días que viene.

PREGUNTAS:

1. ¿En que estado del ciclo de la carrera estaba Lutz en cada uno de los
cargos que ocupó? ¿Qué habilidades personales, intereses y
habilidades tenía él para seguir el camino de su carrera?. Explique

2. ¿Qué características administrativas descritas en el texto se reflejan en


Robert Lutz?

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