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09 C. Tobar García, Francisco - en Los Ojos Vacios de La Gente
09 C. Tobar García, Francisco - en Los Ojos Vacios de La Gente
CARMEN—Margarita Crespo
ANDREA, su hija—Helena Arteta
MARIO, esposo de Carmen—Garios Serrano
FEDERICO YANEZ, médico—Francisco Tobar
DOCTOR RICAURTE, cura—Francisco Martínez
ANGEL G UERRA, solterón—Miguel Ordóñez
SUSANA G UERRA, soltera—Flor María Alcívar
MICHITA BACA, prima de la anterior —Marta Rojas
E L POETA LAUREADO—Julio Pazos
ELISA , criada en la casa de Carmen—Vicky Frey
TEATRO CONTEMPORANEO
CARMEN:
ACTO PRIM ERO Entonces, usted cree . . . . (El médico sigue escribiendo» o
no la atiende).
Atardecer vacío y melancólico en una casa de ciudad Estoy acostumbrada a recibir
provinciana, más o menos hacia e! mes de Octubre de un trato diferente. Por lo menos, iescúcheme doctor!
1836, Es una mansión antigua, rodeada de, grandes (Se levanta, con inquietud). Yo lo autorizo a que me
árboles que dan mayor soledad y sombra. a las diga todo.
habitaciones. Se ve la sala de visitas, con muebles O está muy grave, en realidad . . . y teme
elegantes» pero vencidos por el uso» de terciopelo oscuro, La altura, y el cansancio de un viaje que parece
rojizo; pesados cortinajes y una gran, araña en el centro. hasta ahora un absurdo. . . este paisaje
La sala es muy espaciosa y tiene tres puertas que miran: obstinado, las pencas y los árboles . . . y el polvo,
una, al jardín descuidado; otra al interior; y, hacia un el polvo del verano que reemplaza la nieve, el decorado
extremo» cerca de un balcón la que da a Ja calle» lo cual falso de esta ciudad. Pero . . . . doctor. . . .
hace suponer que la casa está como a unos dos metros de YANEZ '■
ese nivel» típica construcción de provincia» en la que (E I médico levanta @1 lápiz y, con voz profesional)
predomina cierta inquietud arquitectónica. Que tome en la mañana y en la tarde
un sello, por favor.
ESCENA PRIM ERA ' CARM EN: _
(Casi enfadada) ¿Es sólo fiebre?
- Cuando se inicia el Juego escénico, están Yánez, el YAN EZ:
médico» hombre de cuarenta años» discretamente Usted está nerviosa, sin motivo.
vestido» más bien gordo» cuya expresión entre burlona y CARMEN:
distraída» parece desorientar a la señora de casa» Carmen» ¿Hace qué tiempo se graduó? Perdone
de más o menos la misma edad. La distinción» 'reflejada suelo hacer mis preguntas de improviso.
en ciertos geste» es cosa que le viene de su vida en otros YANEZ:
climas. Es una persona nerviosa» tímida, pero que saca La muchacha padece . . . una extremada sensibilidad.
provecho de su debilidad hasta e! punto de parecer casi CARMEN:
agresiva; está mejor dicho» como a la defensa » ¿Por eso, nos desprecia? Me imagino
persuadida de su importancia» pero temerosa de herir. . . que usted se dice: "son personas raras, perseguidas
se sabe mujer de otro mundo» de distintas costumbres, por su fortuna". Sí» somos ricos, no es ningún pecado,
sufriendo su exilio voluntarlo en la ciudad, provinciana, y hemos vivido lejos, en un país de Europa; ¿no es la moda?
donde chocarán sy ardor» su recato, ja suma de Volvemos . . . a las viejas propiedades, a la herencia;
contradicciones que hacen de ella alguien distinto, este viaje al recuerdo . . . .
criatura, así parece» tocada por un signo trágico. YANEZ:
Yánez escribe una receta y» mientras lo hace» hay un Señora, debería callarme, por escrúpulo;
duelo entre ambos: la timidez e inseguridad de Carmen mi situación es en extremo
contra el desparpajo del médico» si bien .ambas actitudes
Vieren significar precisamente lo contrario: ei médico
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FRANCISCO TOBAR GARCIA TEATRO CONTEMPORANEO
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FRANCISCO TOBAR GARCIA
TEATRO CONTEMPORANEO.
retocada, porque pese a Ss edad, ellas están dispuestas a librar el
último combate. Los tres pért@n®eafs i la sociedad provinciana y Pasen, siéntense,
%m miembros de otro cenáculo literario, donde se lee a lo* postas mi casa es la de ustedes.
-ramplones y beatos. Susana ha escrito un sonetario, de índole M iCHE:
romántico—religiosa; Michita recita maravillosamente, y Angel ha IF ue en un tiempo!
ensayado con acierto la poesía, eS drama y sobre todo "el ; Soy ¡a prima segunda de su «peso.
cuento". ' , Esta can fue nuestra y la vendió mi padre a don Rufino
Acaban de entrar y se produce un silencio sorprendente,* los tre» su suegro, qua a su vez, era primo tercero de mi madre,»
se miran y comentan mudamente la presencia de Yánez que porque lo® o ír« Vaca coa la ve pequeña
parece ser ún obstáculo para sus planes). , no son 1» mismos.
CARM EN: : (Se sientan tas dos. mujeres. Angel, estriño, éweotwp««®!© por ®l
Cuánto honor, estimadas señoritas . . ! ■ uitrqje i«® para su honor s ip ifi« Sa presencia ¡h Federico Yánez,
SUSANA: parmanaoa da pie*. éom& retiñid©. Guerra es un hombre de
Angel, mi hermano. . . . cincuenta años, que cala un monécuio, muy bien vestido, pero
. ANGEL: ■ algo encogido, * ademanes un tanto rebuscados; de repente sa
El doctor Yánez me ha ganado! yergts® y entonces su mirada'; y acaso $w mismo rostro cobran un
filos tres m acercan con exquisita cautsSa!, i? brillo «euro!»
MICHE: ; CARMEN:
Respetable señora: el comité . . . |'Mi marido tal vez por ignorancia, usa la ve pequeña,
ANGEL: j SUSANA: ■ .
ES Comité Patriótico se siente honrado con usted, J i l a señora se- burla ds nosotras
una mujer tan culta y tan hermosa. 1rque somos provincianas? '
SUSANA: I: C A RPEN :
Hemos querido visitarla, porque. . . ¿el doctor Yánez | Oh, no pense.
se ha adelantado acaso? í |Es mi modo * i@r» un poco brusco.-
CARMEN: ;| MiCHE:
Es mi médico, ahora ¡ Y 88ha aburrido, mwch© en nuestro. . . “ pueblo"?
reanudamos la raás vieja amistad; nos conocimos. . . ;|. ANGEL:
hace dos años. lUna ciudad pequeña con un gran eoraiónl
YANEZ: YANEZ: -
¿Les paree® raro? 1l|Un corazón enorme es una enfermedad.
ANGEL: | ÁNGEL:
Dipmos que un poquito, ¿no es verdad? ' Apreciado doctor: en .qué partido me ha colocado usted?
YANEZ: CARMEN: ^
Qué cosa tes extraña, que yo s®a un cholo " ' Puedo ofrecerles
y me codee con Sa §snte rica, que sea recibido - un poco de Jerez? Me habría complacido
en los salones y disfaite , tenerte para el té, pero este sábado. . .
de cierto nombre 1 SUSANA:
o que roe encuentre aquí precisamente? Tenemos mucho tiempo.
ANGEL: , ' MICHE:
Es usted quisquilloso. De veras que era hermosa nuestra casa!
CARMEN: ? En el jardín, solía recibir mamita
mucha gente de alcurnia, las noches de los sábados.
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I — . |V
el primar premio en un concurso de poesía religiosa. ¿Y de dónde sacaste que escribía la señora?
SUSANA: SUSANA:
No me interrumpa por favor. Qué pasa, Lo sé de cierto, una persona amiga,
en dónde tiene su talento? Cállese . . . . le ruego que medite me dijo que escribía los versos más notables,
en lo que dice . . . .más llenos de pasión.
(Angel ss descompone, pero rápidamente gana su ANGEL:
naturaleza, e insinúa) Vamos, la digna
ANGEL: Señora escribe poesía erótica!
Usted admira de un modo imprudente lYa está! La trampa
al santo religioso. podemos invitarla a que recite
CARMEN: el sábado que viene, en nuestro círculo.
¿Me quieren perdonar? Esa muchacha SUSANA:
seguramente no encuentra las copas ni la mistela; Claro, entonces veremos de qué pie cojea!
voy adentro, un instante, MICHE:
pero sigan . . . . mi casa es la de ustedes y me priva ¿Y sabrá su marido que ella escribe?
oir estos debates. SUSANA: c
ANGEL: Esas cosas se saben.
Ya nos vamos. O escribe por modestia, cosas fáciles,
De gana se molesta, distinguida señora . . . o tiene adentro una pasión . . . Y se ha .ganado
CARMEN: el doctor Yánez ya su voluntad
Perdonen, un instante, y se presenta allí, digo en la casa de Velarde, el lurtes?
y disfruten, y sigan en su plática. MICHE:
MICHE: Pues se habrá condenado!
Ya van a ser las cinco; por Dios, no se incomode.. Qué mujer honorable y bien preciada
CARMEN: puede codearse con Velarde?
Les ruego, continúen . . . (Angel se pone de pie y hace ANGEL:
una reverencia. Carmen sale, y detrás de ella, va No hay que subestimarlo: bajo el fondo
Angel para espiar y regresar). oscuro de sus ojos hay un algo maligno que interroga.
MICHE: SUSANA:
De Baca, ni el asomo ¿Y qué me dicen del marido?
Esto es que decía mi mamita: "pura fachada". El, trabajando en una hacienda, lejos,
Estas mujeres que han viajado, lo primero mientras ella disfruta en la ciudad.
que hacen es despreciar todo consejo, MICHE:
vivir al margen de la moral cristiana y las costumbres. Mario es un hombre distinguido---
ANGEL: ANGEL:
Aquí se cuecen habas: algo turbio . . . Hay que Nevar ocultos los engaños
SUSANA: y el engañado debe proceder con la elegancia
Qh desde luego, no me diga nadie que esta señora de ifh caballero. (Se ríe).
no tiene un tío con . . . cualquier doctor! El ciervo es más hermoso mientras más puntas lleva ;.
Se han fijado en la cara del ilustre doctor Yánez? SUSANA:
MICHE: ¿Y quién le va a decir sobre el pequeño recital?
Pues di en la turbación conque ha salido. AN G EL:
TE ATRO CONTEMPORANEO
FRANCISCO TOBAR GARCIA
i Qué pena tan enorme!
S 'í" ■ ANGEL:
"/ ¿H E : ' S í, queríamos. . .
No cabe. en casa de Veiarde?
o^AN A: : ' . CARMEN:
. Si mi hermano Aquí, en la casa.
e ~ ’o secretario. SUSANA:
Ay, es mucho mejor, porque Veiarde
Yo pensaba en el doctor Ricaurte; tiene fama de loco. (A su amiga) No recuerda:?
p . s convencerte s>que la invite el día que subió hasta el campanario
np i' ¿jue lleváramos .. ■• ; ^ de nuestra catedral para gritar
Su Sasuuo? Pues bien . . . con tal, padrino, esas cosas horribles?
ella tendría que aceptar. • CARM EN:
Estás segura que ella escribe? Nunca Tomen ustedes.
en ta gaceta he visto sus poemas. SUSANA:
ANGEL: Gracias.
Tendrá miedo de verse en la gaceta,. M ICHE:
una mujer que escribe poemas inflamables. . , Me encantan las mistelas.
fCarmen entra y se detiene para escucharlos). CARMEN:
SUSANA; (Una pausa) Propongo un brindis.
Yo creo que es mejor que la.invíteme«. , ANGEL:
ahora mismo. Somos tres personas. . relevantes Yo- no tengo copa.
por qué ese miedo a u n í mujer de mundo? SUSANA:
. ANGEL: Usted no debe, le ha prohibido el médico.
Usted dirá mundana . . . si en realidad escribe. ~ AN G EL:
Si se ha comprometido con el Yánez Sólo una vez puedo conocer
pues iremos ios más para escucharla . . . a la primera poetisa de la Patria.
M ICHE: CARMEN:
ISería como un golpe! Humildemente pido que me dejen el segundo lugar.
CARMEN: AN G EL:
La mistela.... ¿Usted habla de aquella . . . ?
CSe sorprenden un tanto). CARM EN: Bien, salud!
SUSANA: ' , Por este gusto.
{A Carmen) Hablábamos de nuestro' M ICHE:
pequeño círculo. . . El nuestro.
ANGEL: ' , : CARM EN:
ES chocolate literario de mi hermana» Por la paz.
r ' ' •" asiste ¡o mejor de nuestra gente. ’ AN G EL:
‘ V ’MEN: - . •. ■ Y los Guerra! (Carmen m ríe íísí tanto!.
S ‘ - leesríes, pero ya le he dado SUSANA:
h c -'5tra al doctor, mi viejo amigo Usted es un imbécil; se ha atrevido
' ov recital. , . ' ' con el sagrado
í'iO H E: ' ■
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FRANCISCO TOBAR GARCIA
recuerdo de mi padre.
ANGEL:
Que era nuestro.
SUSANA:
Es infame, no puedo soportar.
CARMEN:
Amigos míos: porque triunfe un día
la caridad. ESCENA SEGUNDA
M ICHE:
Dos días más tarde, Andrea se halla en la sala tejiendo
Y la justicia. . . . algo para el hijo de Elisa, que ia observa con beatitud
CARMEN:
desde su sitio, un poco alejada, de pie.
{Sonriendo) Por el amor. . . . Andrea tendrá unos veinte años. No es hermosa; blanca
(Las dos amigas se miran perplejas. Angel sonríe de tez, pálida, revela un3 enfermedad misteriosa, aunque
cautelosamente a Carmen). de ningún modo fatal tb de estatura elevada, si se le
FIN DE LA ESCENA PRIM ERA. compara con el tipo medio de la mujer ecuatoriana. A
pesar de su enfermedad, de una apariencia que podría
delatar a la persona triste o huraña, ,se desenvuelve y
habla con mayor seguridad que su madre a quien ama
fervorosamente; su rostro cobra inclusive cierta
luminosidad cuando habla; sus ojos brillan a veces, a
pesar de que su mirada vaga melancólicamente, se
detiene con pesadumbre en algo indeterminado.
Andrea es contradictoria: si pesimista, es capaz de luchar
tenazmente y a veces, de obrar cruelmente. Sin embargo,
' en el fondo se debate entre un orgullo vacío y un temor
inconsciente, ese temor que la hace un tanto misteriosa.
Ella querría ser otra y tener mayor resolución, pero está
marcada por esa tristeza que viene desde su mismo
nacimiento. Es apasionada y fría para quienes la rodean;
se muestra reservada, pero se da fácilmente: es mujer, es
hija de Carmen, de quien ha heredado ese carácter
contradictorio. Su fealdad es otro equívoco, porque no
es una mujer realmente fea y sus rasgos son finos, por
ejemplo, su boca, o su nariz que ciertamente es
bonita.
Elisa se adueña de su ama con los ojos y acaso la
comprende. Andrea habla y tiene algo de la voz
de su madre.
ANDREA: ■ _ '
Elisa (Se detiene indecisa)
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í m j M J u u m m tm R Â m Q
FRANCISCO TOBAR GARCIA
Recibe esta visita:
yo lo conozco apenas y no tengo espaldas}. -
de qué charlar con él. Cuando sale a caballo es un jinete de la muerte
YANEZ: y yo temo que el rato
Soy yo quien se despide. menos pensado llegue la noticia.
MARIO: El está enamorado de la muerte.
Pues está equivocado, y me retiro. YA N EZ:
SI quiere Ja verdad que siempre duele, Bien puede ser, lo entiendo, soy cobarde.
usted me es antipático. . . Si la vida es horrible porque oculta la muerte
Las amistades y las simpatías y sí nada es verdad
tienen una razón: los ideales, si los ojos no ven y sólo miran la apariencia del mundo
y usted no cree en nada. - . ¿cómo querer la muerte?
YAN EZ: ' . He combatido tanto con la muerte, que estoy viejo.
Por tanto, seré yo quien vaya afuera Acabo de cumplir los cuarenta años
y no moleste más en esta casa. y sin embargo ya parezco viejo.
MARIO: Pero su padre es un guerrero que ha conocido el miedo,
Ven hijita, es una orden. Con pendón. . . que utiliza su miedo en beneficio de la hombría.
está en su casa, caballero. . . ANDREA:
(Mario se retira y, al hacerlo, sonríe por última vez: es una cortesía (Se vuelve y lo abraza. Yánez se queda de una pieza)
superior a su propia molestia; es más bien un abrir los labios para ISalve usted a mi padre!
que luego aparezca el rictus desdeñoso del caballero El doctor YA N EZ:
Yánez,sin saberlo,queda de pie. Andrea, con vehemencia, toma las i De qué sirve luchar! Y , ¿no es más noble
manos del médico). morir como él desea,
ANDREA: a vivir como vivo?
Padre es muy co.to para dar las gracias. fOh(créame; ANDREA:
ha querido decir lo! (Lo mira) Si supiese
Y ahora seré yo quien le suplique: por Dios, ¿es la verdad? YANEZ:
YANEZ: ¡Qué va a decir, Andrea!
Señorita, está pálida . . . ¿qué siente? Soy un hombre cansado ae fingir.
ANDREA: ANDREA:
El robierno ha dictado la sentencia? IPorque está enamorado de rn. madre!
YANEZ: _ • (Andrea se separa de Yánez. El sonría tristemente)
i Véame usted! En mis ojos existe esa señal; YANEZ:
dos veces han tratado de matarme. Nunca he creído en el amor . . . .
ANDREA: (Las luces se pierden).
Pregunto por mi padre!
YANEZ: FIN DEL PRIM ER ACTO.
Y o . . . he escapado.
ANDREA:
Pero él desprecia . . .
Oh no, doctor, él teme, pero sabe
que es tu destino. (Ella se desprende y le da tas
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' FRANCISCO .TOBAR GARCIA
TEATRO COOTESTORANEO
leeré "Desencanto” .
Y dicen que fui hecha a semejanza I V ELA R D E:
de Oíos___sólo me queda la espaera Yo, señora, "encantado" del elogio.
de recoger la luz \ RIC AU RTE:
regada bajo el lecho donde te amo Ahorremos las flores para el corso de enero,
Entonces, a quién clamo, í V ELA R D E:
a quién rezo, si no estás en la cruz? ! Como usted guste. Reverendo Padre.
Perdóname, estoy ciega y estoy sola CARMEN:
con mi verdad , (Leyendo) Todo amor cuando nace es como un niño. . .
vengo a mórir como se muere una ola Al empezar a andar es todavía
en esta playa de la eternidad. hermoso y al llegar al medio día
(Los aplausos son este vez muy discretos. El poeta laureado se es un ser que nos mueve a compasión.
despierta y aplaude frenéticamente. Todos lo observan, pero él los Cuando el amor ya deja de ser niño,
mira desde la cumbre, desdeñoso, soberbio). se endurece en la carne y nos tortura. . . .
VELARDE:
ya no tiene ilusión, no se apresura
¡Eso es macabro, pura poesía!
lEs Saudslaire? ; y comienza a morir bajo otra luz.
FtICAURTE; Todo amor muere un día sin calor
; y se planta una cruz, se deja un nombre
¿Cree usted?
- y se separan la mujer y el hombre
Respira ese perfume, el de Las Flores del Mal?
VELARDE: que un día fueron uno y hoy no son
(Riendo) Me olvidaba que usted admira a Campoamor. . . más que las manos desunidas. . .
{Carmen toma sus papeles y se hace silencio, Mario, cabizbajo, salte. Pues debiendo ser una, son dos vidas
En su rostro hay una infinita tristeza. Andrea mira a su padre y y dos sombras en ve.z de un corazón . . .
luego a Yánez a quien sonríe abiertamente). Entre mis senos ya tu voz ha muerto. . . .
SUSANA: ; y e¡¡ tu tallo mi sombra es un injerto,
(A Midhe, en saneto) Ese cholo sonríe. . , les con AndreaI ; es una herida eterna que no sana . . .
MICHE: y voy muriendo sin saber, de gana,
(A la otra) Acabará con ellas: con la madre f conjio un niño que muere allá, muy lejos!
y la hija. Conviene ser discretas. . . . Amado estamos viejos,
(Veíanle hace "S ch . . . ” y se logra etre vez el silencio). ? pero aún compartimos el dolor!
CARMEN: ■ Oh sí, desconocido: recíbeme, te llamo
El último, . . perdonen, he leído arrepentida . . . .
ya casi una media hora, y agradezco escucha cómo cesa tan despacio la vida.
el silencio cortés conque me escuchan todos. Todo amor cuando muere es soledad!
Este es muy breve, sólo algunos versos, felices unos (El auditor aplaude sin mucho entusiasmo; sófo Yánez
y otros heridos! Cuando leo, siento lo hace con' calor, mientras se apagan I» señales” más cocieses y,
que no soy nadie, una mujer que ha amado y sufre, I desde luego, el Poeta laureado, que regresa del Olimpo en w
cuyo único valor es poder escribir. I tflburi dorado. Luego reina el confuso silencio. Michita ñ ire a
VELARDE: i los asistentes y, después de recibir un codazo de Susanita, se
¡Magnífico! T otal___ ¡I. decide. Carmen junta sus papeles y se sienta al lado de Mario).'
CARMEN: ■x . M ICHE:
Muchas gracias, Maestro. . . y en su himor Pues en primer lugar, ya que me otorgan este honor,
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J E A 1 R U VAJX'UliMWK.AJNliö
I
puede darse mayor síntesis crítica? AN G EL:
Estamos por desgracia acostumbrados
a los poetas que derraman versos.
CARMEN:
Veintiún poemas.
RICAURTE:
¿Su humildad, señora?
; CARMEN:
¡Sí, son poemas!
Con la gente que tuerce las palabras
es mejor. . .
YANEZ:
(Al cura) ¡Qué ridículo!
SUSANA:
Si me permite nuestro sabio crítico, , . Si ustedes creen al doctor que lanza
yo encuentro que los versos, por decir lo mejor, son una especie......
muy extraños. YAN EZ:
MICHE: Es verdad
Hay uno, por ejemplo, RICAURTE:
claramente liviano . . . muy audaz. Ah don Angel, confiese que le agradan
SUSANA: esos trabajos ...?
Y mi hermano, ¿qué dice? ANGEL:
(Angel sorprendido mira a su hermana y a Miche, S í , ...
SUSANA:
1 Í0 iMi hermano está en la luna! 111
VE LARD E:
Ah la luna piadosa en mí secreto,
i (Todos callan V el poeta, al sentir sobre sí tantas flechas
TEATRO CONTEMPORANEO
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sentémonos, señores.
Pero en aquella desnu.de/ hay algo Digo que la mujer cuando cultiva su espíritu —
voladamente oscuro . . . sus versos son sensuales. (Al pedido del Poeta, se sientan los más. Queda de pie
YANEZ: ' . el médico que se acerca a la muchacha. Elisa va
Ese camino es fácií para usted, confiese . . ,! ofreciendo tas tazas de chocolate).
Por un momento» se libró del yugo SUSANA:
familiar,'parecía más humano . . . (A Miche, en secreto) De tal madre, tal hija.
Ya fe preguntaré más tarde qué motivos AN G EL:
tenía para obrar de esa manera. Es muy graciosa nuestra muchachita . . . .
■ANGEL: CARMEN:
¡De pie) ¡Usted me ofende! Elisa es como hija . . .
YANEZ: ELISA :
¿Quiere mis padrinos? (Arrobada).. iSu merced, niñita!
Por ios dioses, proceda como un hombre! CARMEN:
MARIO: Sirve al doctor, Elisa.
( Levantándose) Señores y señoras, mi cansancio Doctor Velarde, ¿está servido? ^
será excusa muy justa. ¡Cómo extrañaba el chocolate cuando estaba en f*.arís
Les ruego que perdonen a este inculto huésped, RICAURTE:
pero mañana tengo que viajar , . I Elisa entra con Usted . . . ¿Lee a los clásicos?
un gran charol y las tazas para el cfiesoiaíe) CARM EN:
Espero algún provecho de esta larga discusión. Le ía . . .
{Toma la mano de Carmen y ¡a besa). RICAURTE:
Sus versos son hermosos. ■ . - Nos podría decir ¿qué lee ahora?
CARMEN: CARMEN ■
Con tai elogio, sobran los elogie«, - La Cartuja de Parma,-de Stendhal.
usted me ha conmovido. MICHE:
MARIO: ¡Santo Cristo, Stendhal.
Buenas noches. YANEZ:
ÍA Andrea) Puedes quedarte. (Al cura) Lo ha leído, señor?
ANDREA: RICAURTE:
Como So entienda su merced. (Mario sale. Los bombes Está en el Indice,
se han puesto de pie ), YANEZ:
YANEZ: ... .... La ignorancia sé escuda en la moral.
Yo pregunto si no es desportes'i’a RICAURTE:
quedarnos'cuando el huésped se retira. (Temblando de coraje) Usted insulta a un sacerdote!
CARMEN: .■ ~ YANEZ:
Le agradezco doctor por esa arnabíe De sacerdote tiene usted muy poco.
preocupación. Sería descortés ¿A qué ha venido?
que habiéndole rogado, se marchase. SUSANA:
Esta casa es de ustedes y yo exijo, ¡Sacrilego!
como dueña,que la honre. CARMEN:
VELA RD E: Doctor, que baste ya. -
Francamente, improvisa como un hómbre;
FRANCISCO TOBAR GARCIA TEATRO CONTEMPORANEO
YANEZ: .
S¡ la ofendo» no quiero perdonarme» Doña Carmen: confiese que sus versos
pero es inútil: el coíor ¡e sienta son obras de un error.
CARMEN:
al crítico qus huele en cada verso una ofensa Mi vanidad. . . .
a la moral!
Dichosa la moral de los eunucos. RICAURTE:
R IC A U R T E:, '. La vanidad estéril. (Inicia el mutis)
¡Ah, pagará muy caro lo que ha dicho! Sin embargo, confío que la próxima vez no me encuentre
ANGEL: con su ilustre médico. (Se inclina ante la
Usted insulta a nuestra sociedad. huésped ceremoniosamente)
YANEZ: El chocolate estuvo delicioso. Yo admiro su talento
y pido al Creador que la ilumine.
En resumen, señores, y dejémonos de tanto dulce,
ustedes ya han juzgado! (El cura comienza a salir).
MICHE: ANGEL:
Sinceramente
(A Susana, en secreto} Si las tiene a fas dos, qué
desvergüenza! SUSANA:
CARPEN : ■; ' -¡Vamos!
'Elisa, márchate. {Elisa sale atemorizadas Una lástima .. .ese hombre lo ha estropeado.
YANEZ: MICHE:
Y usted se queda, doctor Yánez, . . .
Stendhal lúe la piedra de toque en este juicio miserable!
Por qué no hacemos una pira • YANEZ:
-Para dar un motivo a la ' academia de las lenguas".
: y quemarnos las obras de Zola, de Balzac. de Thomas ■
(El cura hace una última reverencia. El poeta duerma
Hsrdy, de Samuel Butier y de Baudeiairef .
i Quememos a Daudet y Henry Fleldtngl ■plácidamente mientras salen todos. Carmen y Yánez
se miran fijamente. Andrea se dirige a su madre}
La lista está completa, señor cura? IS@ vueíve a los
demás) ANDREA:
Ha leído tal vez a alguno de ellos?; Yo le pido Sa venia para entrar a mi ©uarte,
. .RICAURTE: CARMEN:
(Sonriendo) Conozco esa manera de expresarse No te duermas aún, iré en seguida. CSale Andrea}
ÁNGEL: Tome usted mis palabras como son:
{A Carmen} Las lecturas revelan muchas cosas . . . la verdad de una pobre mujer que ha enloquecido.. .•
CARMEN: ■YANEZ: . '
■Usted me'ha dado un lustre que no tengo. ' • Discúlpeme un momento. Se acerca aS Postal.
YANEZ: VELARD E: -
(AI cura) Su talento indudable es la amenaza (Incorporándose) iAh, ya se han ido todos! Me he quedado
más torpe que haya visto. -' pensando en otros tiempos.
RICAURTE: . . Mándeme usted sus versos; en un mundo
Mis-queridos amigos, el orgullo vacío como e! nuestro, no hay otra solución
es el mayor pecado! Un caballero me propone que ia embriaguez. "•••"•
que me lance a volar sobre la tierral ■.** He cambiado la torre de marfil por la botella. . .
Hemos tratado me conservo en alcohol.1
de juzgar sin pasión . . . En verdad es usted, ¿cómo diría sin ofenderla?
una mujer insigne . . . Y la odiarán por serlo
FRANCISCO TOBAR GARCIA
US ATEO CONTEMPORANEO
ASMGEL.' MARIO:
Sus versos fe han llamado la atención. iSalga en seguida de mi casa!
CARMEN; ANGEL:
Como es soltera ., .{Se levanta y camina unos pasos) ¿Qué piensa que soy yo?
ANGEL: . MARIO:
Yo la admiro,señora humildemente . . . Un limosnero.
Un beso suyo. . . ¿considera que un hombre insatisfecho, A N G EL
de una ciudad mezquina, rodeado como estoy de soledad ...? (Sonríe) No sé cuál éde los dos . . . .
Yo le imploro, si quiere de rodillas! MARIO:
No he besado jamás a una mujer. . . decente (Brutalmente) ■ IHe dicho fuera!
Yo le prometo que si usted me da, un sólo beso (Angel titubea y al fin sale).
me batiré a su lado. ¿Piensa usted la vergüenza que he pasado?
Han comenzado los primeros chismes CARMEN:
y todos se preparan para herirla . . . le van a sepultar. Tenía miedo . . .
Van a decir que usted y el doctor Yánez se entienden... M ARIO:
Un solo beso. . . tenga compasión. Cállese, le ordeno.
CARMEN: CARM EN:
Pudo hacerme reír y sin embargo, sufro al verle ¿Ahora, me desprecia?
en su actitud ridicula. M ARIO:
¿Por qué si es hombre, nunca se ha atrevido Usted sabe que siempre la he querido. . . (Pausa, .
a conquistar una mujer? i Cielos, no sigal hondamente perturbado)
¿No ve que soy una mujer y temo herirle? Pienso que si muriese yo, usted sería
ANGEL: un poco menos desgraciada. (Carmen estática lo mira
(Se ría) Es peor que las otras como si fuera a gritar)
Si todas las mujeres. . . usted oirá de mí!
¿Sabs qué ha dicho el cura de sus versos? ■FIN DE LA ESCENA PRIM ERA
(Se acerca a Carmen) Que son muy imperfectos.
CARMEN:
Y si yo le dejara que me bese,
¿me ayudaría usted contra los otros...? - ■
AN G EL:
¡Contra mí mismo!
CARMEN:
Béseme, si quiere.
ANGEL:
La adoro. (Se aproxima más todavía} No me atrevo
a besarle Sos Sabios.
Soy un imbécil, soy un asco!
Usted $s burla de mi timidez
CARMEN:
Andrajos de hombre . . . icómo lo desprecio!
IEn em instante apara« M irlo)
119
TEATRO CONTEMPORANEO
RICAURTE:
No tem a...
Usted me odia, estimada señorita . . . .
ANDREA:
ESCENA SEGUNDA Si sabe lo que siento, ¿para qué perder el tiempo?
Por su causa mi madre está abatida
Una semana más, que ha transcurrido entre la angustia, y ha llegado a pensar
y el sopor de la vida provinciana. que debería destruir sus versos . . . ¡Quemarlos! ¿Se percata?
Es de noche, después de la. cena, y se halla presente, el ¡Porque un hombre fanático le dice
cura Ricaurte, que pasea dentro de limites muy que escribir es pecado i
estrechos. Elisa entra—su rostro testimonia,en su palidez, RIC A U RTE:
el embarazo- y habla temerosamente. ■ Tergiversa adrede
mis palabras . . . yo he dicho que los versos, algunos
-ELISA : versos,
a Dice la niña que lamenta mucho, sor« demasiado libres . . . ¡pues en los dos sentidos!
pero que ya ha salido. Para mí que está enferma . . . .
, RICAURTE: . . Pero yo no he venido para hacer más profunda la herida;
i ' ' Esperaré. estoy aquí porque esta tarde
{ ¿Qué tienes? Ven.acércate . . . en «a extraña palidez. . . se ha esparcido el rumor de que su madre . . .
¿Eres soltera? ¿Por qué tiemblas? ($s sienta, duda un momento)
ELISA : ' ’ es la amante de Ylnezl
Pero ya viene la niñita Andrea. ANDREA:
RICAURTE: ¡Qué imposible!
Y tu señora está... me has dicho la verdad? RICAURTE:
, ELISA : No me puedo callar: en los corrillos
Está llorando, se ha dado ¡a noticia de que usted y su madre
RICAURTE: litigan por el sitio en una cama . . .
A|á. que las dos son las presas de aquel borracho iridignol
(Entra Andrea, quien dice desde Sa puerta) ANDREA:
■ ANDREA:
(Vacila y se desploma en su sillón)
¿Se encuentra satisfecho? Está llorando. Usted . , . usted . . .
RICAURTE:
RICAURTE:
Señorita» perdóneme, quisiera decirle unas palabras. i Yo íe doy mi palabra! Soy un hombre
■ ANDREA:
que se ha entregado a Dios.
■ Elisa, vete adentro.
¿No podrían marcharse por un tiempo?
ELISA :
Hasta que cesen de mover las lenguas deshuesadas . . .
IInicia eS mutis) Sea alabado el Señor.
ANDREA:
RICAURTE: ■ .
¿Quién encendió la hoguera sino usted?
Por siempre. (Mutis efe Eiisaf. ¿Estamos solos?
Y ahora, llega con el rabo entrepiernas a decir
ANDREA. . ■
que nos vayamos! ¡Qué se ha imaginado!
parece.
RICAURTE:
Me temo que el orgullo
120
TEATBfO CONTEIttOBANBC
FRANCISCO TOBAR GARCIA
CARM EN: ,
(Sobresaltada) Ibamos juntos, en silencio. . . ¡inmóviles! iTe he dicho cuántas veces que no puedes
Esto es lo más extraño: entrar sin ser llamada!
me parecía que los dos estábamos inmóviles, ELISA:
hasta que él me advirtió que nos veía Su merced 4, .
su «poso, y de repente me sentí. . . desamparada. Yo la vide llorando desde el huerto
CARMEN: y como su merced ha dicho que es mi madre, sentí miedo
Mario es así. Lo quiero. ¿Tú sabías I de quedarme sólita . . . .
que aún lo quiero? Mi razón lo dice. I está la casa sólida . . . los árboles
ANDREA: me parece que se hacen más enormes cuando cae la noche.
¿Se quiere por razones o se quiere de pronto? CARMEN:
Madre . . . la vida . . . Acompaña a la niña, ya regreso. (Sale).
CARMEN: ELISA :
¡Andrea, abrázame! ¿Qué le pasa a mi niña?
(Ambas mujeres se estrechan desesperadamente). ANDREA:
Voy a quemar mis versos. ¡Pide que no le culpen a mi madre!
A veces pienso que yo soy la sombra ELISA :
de otra mujer; que yo paso esta l?rga agonía . . . ¿A quién le pido, niña? Sólo Dios . . . .
El final está escrito. Su merced que es tan buena!
i Hija mía de mi alma! (Se limpia algunas lágrimas y se ANDREA:
separa) f No me escucha. -
Algún día, ya sola, pensarás en tu madre. ' ELISA :
El . . . fue un hombre muy bueno . . . era casado, Andrés! Será una prueba, de ésas que nos manda.
¿Te das cuenta? Tu madre pecadora . . . ANDREA: '
ANDREA: Está muy lejos. . . Dios.
No la he juzgado nunca . . . ELISA :
CARMEN: „ ¿No quiere una agua de remedio, niña?
Pensé que al escribir me redimía; pero el hombre, 1 ANDREA:
este niño que un día retuvimos junto a! seno, “ Una taza, tai vez, de toronjil.
iámas perdona a ia mujer. (Pausa) ^ ELISA :
Quiero que todo cambie .. . quiero ser feliz . . . Alguien está en la puerta.
No hay oficio más triste que hacer versas: ANDREA:
te desangras, vomitas, y la gente lo explica a su manera; : IConque sea ese par de solteronas!
por qué un amor profundo, la desesperación. Mira a ver. . . yo no estoy . . . (Sale Elisa qué vuelve de
son ridículos ambos ■ inmediato, más perturbada que antes)
en los ojos vacíos de la gente? ELISA :
No me hagas caso: yo estoy ciega, Andrea . . . . Es su merced, el médico.
Pero no puedo soportar este calvario al comprender (Se acerca) Se ha quedado en (a puerta y está pálido.
que tú ANDREA:
sigues mis pasos . . . Calla, no me digas ¿Por qué estás asustada? Federico es bromista y de ese modo,
una sola palabra! sejacta de ser triste y aburrido.
Hay que hacer esta casa más alegre . . . . Ella tiene razón: debemos ser felices!
me prometo cambiar. . . ¡Yo quiero ser dichosa! (Pausa) 127
FRANCISCO TOBAR GARCIA
TE A T M ) CONTEMPORANEO
m
FRANCISCO TOBAR GARCIA TEATRO CONTEMPOEÁlffiO
Me miró dulcemente,
mientras rogaba a Dios que yo cambiase.
YANEZ:
¡Ah si pudiéramos cambiar el alma,
encontrar otro rostro!
■CARMEN: . .
ACTO TERCERO He vivido tan sola, con mis sueños!
Mario decía: ¿por qué no puedes compartir conmigo
Una semana después, en ei mismo fugar. tus inquietudes? ¿Pa lia yo contarle que estaba enamorada
Carmen se ha encerrado en su'aflicción; ya nóteme nada' de un imposible? Pte era un rostro
Y solamente espera. La muerte de su esposo la ha era una sombra la que yo adoraba;
despojado de su«qrgu!Ío. . por eso, las calumnias rrse horrorizan . . .
En la sala, esa noche, está con el doctor Yánez. Recuerda que una tarde le pedí
que no se enamorara
CARMEN: de esta pobre mujer. . . ? Estoy deshecha . . .
Dicen, que yo no So quería Sí, voy a confesarle mi secreto: no sé lo que es amor,
fViene a sentarse! A veces me despierto y me parece al menos no comprendo esa tristeza de 1« enamoradas
que cuchichean junto a mí. y después de. dar vida a mi Andrea, sentí
Los escucho venir, oigo sus pasos odio a mi cuerpo que me había sujetado . . . .
YANEZ: . Yo quería ser sólo mis poemas!
Me parece mas bien que se han calmado. Sí, soy como Ricaurte, medio humana! Pero, a veces
CARMEN: . una voz. como lava ardiente me iba envolviendo
Estarán a la espera. ■ y entonces era mi dolor más rojo que la sangre
IAh si no fuera por usted, me habrían hecho trizas! apretada . . . .
S¡ en pleno cementerio se atrevieron a insuííarmé. ' YANEZ: "
¿Qué fue lo que gritaron? "Vieja adúltera"* Al fina!, sólo un sueño--- CYánez padece ese
YANEZ: , . instante, duda) '
Quien debería desaparecer soy yo, señora. Yo quiero confesarle
CARMEN: CARMEN:
¿Y confesar que hubo razón? No, por Dios. . .
Esa tarde eS Obispo —yo presentía, sin saber, que Mario . ■ ino quiero más secretos! Los secreta nos duelen.
me llamaba en ¡a noche- Si tiene un'sueño,
estaba allí, delante de la. púrpura y temblaba, sueñe despacio hasta la muerte.
ei sudor en ías manos, la boca amarga, la mirada lejos ..... YAN EZ:
.Ei Obispo me dijo que era un yerro el exponer mis versos; Ya ni siquiera pienso
•muy amable, afirmó que él esperaba en una muerte dulce, romántica
una retractación . . . . CARMEN:
YANEZ: Le da horror
Lo he visto algunas veces; me parece YANEZ:
que es di fereníe a los demás, . - ' ■ Estoy viejo de repente. ¡Qué más da!
pero es un hombre apasionado, equívoco y violento. ■ Vivir de un sueño o padecer la vida.
CAR ME Mi: ¿No se educaron para ser desdichados, no cree?
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FRANCISCO TOBAR GARCIA ■TE ATRO CONTEMPORÁNEO
¿Sa culpa usted ahora de la muerte ■ ' ¿Por qué ese tono? ¿Está llorando . . . doña Carmen?
de su esposo? Me he preguntado muchas veces.
CARMEN: ' CARMEN
Yo sé ¿Para qué me enseñaron a creer? |D#M8psaraáa en-su
que pude haberlo r e t e n id o pude mentir, impotencia)
pero es tan duro continuar ia vida ¿Y si hay infierno?
y sbrir los brazos a un placer que nos deja - YANEZr
más tristes.y vacíos ¿No sería peor la nada informe, ese caer en @1« c ío ?
iAndrea nos ataba! 1Los hijos nos consumen I Sólo encuentro un remedí®: «esiguar
Déjeme hablar. . . si hay en verdad' otra vida ai voítear esta» páginas, . .
odié a Andrea una vez con toda mi almai ■ No existe Dios y sin embalo creo. . .
Y o quería ser libre, yo quería ser libre - CARMEN:
y aquefia criatura desvalida me miraba en silencio. . . ¡Júreme usted que nunca So dirá.. .1
SS estuviera aquí Mario para oírme, YANEZ: . .
con sus horribles celos! We celaba ¿Que lo jure? ¿Mí pobre
a cada instante. . . . ■amiga, qué desea arrancarme? No soy más que un
No pudo,comprender que no quería a nadie, farsante
que esa sombra maldita me seguía. víctima ahora de un oscuro papel en este drama.
YANEZ: CARMEN: / ■
Todos sentimos , ¡Júreme usted!
alguna «ez ese deseo. . . YANEZ:
la soíedad ss vuelve cada día más dura . . . ' ■No puedo. . .
Perdone usted. : • . " CARMEN:
Yo también, con frecuencia, me ‘he sentido abatido. ■Era el único medio de decirlo . . .
CARMEN: ¿Por qué me mira como si estuviera "dentro de roí"?
Una sola pregunta . . . .que tai ve&la rechace, YANEZ:
pues no tango derecho para hacerla. . . Como usted, yo no quiero otro secreto,
YÁNE2:- ' r : . a menos que escuchase primeramente el mí o. . . .
Á un hombre que te callado tanto tiempo CARMEN:
antes ei ultraje de ia vida___ ((gritando) ¡Cállese, cállese!
que se empeña en seguir conociendo su inútil lEníra Elisa corriendo}
decisión para hacerlo___ ELISA : x
CARMEN: , ' Aquellas señoritas y el señor- Angel Guerra.-
¿Cree en Dios? ■ CARMEN-:
YANEZ: ' ' . ¿Qué hacemos?
Me pregunta . - YANEZ:
¿poronjs-usted desconfía? ¡Rechazarlas!
CARMEN: ■ . . ' CARMEN: -
Necesito ¿Para que hablen de mí con mayor sana?
que alguien me díga con certeza .. .Tonta ' YANEZ:
de mí que !o suplico! ¡Qué ingenuidad! ¿No piensa que lo harán ,
YAME2: a su gusto si pueden obtener mejores datos?
FRANCISCO TOBAR GARCIA TE ATEO CONTEMPORANEO
y ha llamado aS docor Ricaurte, ahora! nos llama» a las mujeres más virtuosas, con nombres
ANGEL: ' bajos. .
i Pues ya tenemos a la dama ¡lustre SUSANA:
que viaja en su pecado y en Europa lo oculta contrayendo Y tiene una hija natural.
matrimonio cm un caballero indolente! MICHE:
YANEZ: . ¿O su orgullo es tan grande que no puede
IA Carmen) IDeme usted su poder para arrojarte® de esta casal admitir un pecado?
CARMEN: ANGEL:
Déjeme. , . ta lo tiene que saberse . . . iS í, el orgullo!
Hay una culpa que los ojos vacíos de la gente SUSANA;
no transifpi? Los pobres Nos invita a escuchar la confesión más cínica
ares humanos de una cadena de pecados.
tenemos que vivir cor» los recuerdos. . . " .. MICHE:
Sa muere cada día» y sin embargo Y llama amor a la más ciega lujuria.
©11« están afuera de nosotros. , . nos persiguen» ANGEL:
doctor. . . . . Se burla de los hombres. . . de la fe de los hombres,
(Pausa) ¡De modo que el señor Angel Guerra lia pedido ■ ■ y en su lecho caliente todavía,
aquel certificado y además, se acuesta con otro hombre . . .
se pregunta perplejo si es de Andrea o si, es mío YAN EZ: - ‘
este amante que surge d e. . . . los cuentos! ■ ¿Va a dejar que estas víboras se enrosquen en su fama?
iPues es mío, señores, es mi amante! . ANGEL: ^
CYánex de ana sola pieza, no atina cómo responder a I» miradas da ' ¡Tiene que oímos!
1« ir « visitantes. Pero su estupor dura un instan!®, protesta con ■ MICHE:
toda su alma) iTiene que respetar nuestra ciudad!
YANEZ: CARMEN:
S® humilla» usted, señora, diciendo esa mentira! ■ ' Pueden hacer de mí lo que les plazca . . .
ANGEL: Federico, si usted no puede estar callado,
Luego, es culpable. salga, un momento. . .
MICHE: (Yánez sale sin prisa)
¿A quién debemos ■ Muy bien, amigos . . . ya. la suerte está echada
creer este momento? ¿Por qué'juega» señora» con nosotros? y, aunque no lo parezca, soy la víctima
YANEZ: ■ de un sacrificio absurdo .. ¿Para qué
Porque es inútil la verdad. me persiguen?
Esta mujer está muy lejos de semejante intriga. MICHE:
CARMEN: ¡Oh señora,
No me eleve» doctor, como un cometa! es llevar al extremo esta sencilla suplica:
¿Vale la pena que'nos preocupemos? (mira a Susana y Angel para consultarles, elle» le dan la
ANGEL: aprobación).
Muestra "mapa" señora en la provincia . . . Abandone esta casa!
¡ La ciudad que la acoge merece su respeto! ' SUSANA:
M ICHE; ' ■ No quiera lamentar
Usted s® burla de la sociédad, .■ despues su error, que el pueblo está indiciado.
140
FRANCISCO TOBAR GARCIA TEATRO CONTEMPORANEO
CARMEN: CARMEN:
(Fríamente) ¿Van a quemarme? ¿Están grande mi crimen? ¿De qué me acusan?
MICHE: MICHE:
Es por su bien, señora, y es por su hija. Ampara los amores de esa pobre chica...
SUSANA: y, qué más da!
Ayer -hay por lo menos dos testigos-
la vieron con el médico en la hacienda de usted. . . SUSANA:
CARM EN: S í, tú debes decirlo, o seré yo!
Hable usted lo que quiera MICHE:
de mí, no se detenga, pero de ella Ustedes se disputan esa presa. . .
íno quiero oír ni una sola palabra, pues es mí hija! ANGEL:
ANGEL: Hija y madre.
Me temo que el asunto sea serio, CARMEN:
él es un hombre dé pasado oscuro. Si existe Dios, que me castigue ahora,
CARMEN: que no vea otro día, si es verdad esta infamia . . . .
¿Porque su madre fue una pobre sirvienta? (Casfcen lágrimas) Mi pobre Andrea . . . .
¡Esto es oscuro en él, que no parece de nuestra misma IAcaben de matarme!
raza! MICHE:
Ojalá me equivoque, pero dentro Y ha amparado a aquel hombre, sobre todo.
de algunos años, los cholos despreciados por la equívoca SUSANA:
nobleza Después de que él ha sido la ignominia del pueblo • _
tendrán que levantarse. y se ha burlado
Yo por fo menos, soy una extranjera . . . ¡para ustedes! de todas la mujeres?
ANGEL: ANGEL:
¡Si amase la ciudad ¿Qué casa es esta? Su sirvienta encinta
no daría qué hablar! (Se levanta, señalándola) de don Mario. (Carmen no puede contener un grito).
¿De modo que protege ese amorío? MICHE:
¿Sabe que Yánez tiene un hijo? Sí, sí, es verdad.
CARMEN: SUSANA:
iAhorren las palabras! ¿Cuándo van a quemarme? ¡Y fue el hermano de la chica, claro,
M IC H E: quien se vengó!
¿Qué nos cree? (Carmen sonriel No estamos por el crimen, pero clamaba al cielo!
SUSANA: - CARMEN:
i Usted la reina de Madrid, qué risa! (Gritando enloquecida) IFuera, fuera!
iAh no me extrañaría en absoluto que se quitase el duelo? Los hocicos de ustedes han borrado
CARMEN: la huella de aquel hombre a quien sabía
Sí, voy a hacerlo . . . el más puro puro de todos.
MICHE: SUSANA:
Hemos pedido ya la excomunión. Esta casa es un sitio de pecado.
(Carmen se apta nuevamente). MICHE:
ANGEL: (Santiguándose) Es un burdel.
Por lo menos se queda un poco de rubor? ANGEL:
Dios ha querido castigarla.
FRANCISCO TOBAR G á B,C¡M i
TEATRO CONTEMPORANEO
_ CARMEN: . . . . . . '
inmundas!' Llore, ni el llanto lavará las sábanas.
>,i nürscia Dios y yo no puedo - MICHE:
¿No me oyen? ¡F uera, fuera! ¿Y habremos de sentir alguna pena?
55: .
¡Son lágrimas que gritan la deshonra! ¡Ni mil días
•; 3ra mía y volverá a mis manos llanto
>
'. Ji son así. , • podrá borrar la huella del pecado!
SUSANA:
¡Ustedes me odian ¿No le atormenta haber dejado a su marido7
portiue tengo.dinero» porque tuve un marido Él y Elisa . . . . . .
.‘¡/esa virginidad impuesta las espanta! ' ■’ CARMEN:
1Y usted eunuco miserable! Les pido de favor . . . . ya no soy nadie .
¿Sólo ha besado a su hermana, no es cierto? Ustedes han vencido.
Por eso no resisten mi presencia . . . . MICHE: ■
Sí,, ia nobleza muere, ' Nos ha humillado con su silencio,
pero algún día resucitará . . . . con su dinero, con su risa!
I Los esclavos no quieren libertad y se arrastran! CARMEN:
V i . EL: iOh Dios mío, perdóname.......
Puede decirnos ¡o que plazca . . . . • ANGEL:
nuestra venganza se ha cumplido al pie. . Al fin, al fin ............
ífe !a letra. • . - • ' . (Tapando sus oídos con las manos)
PIC H E: ■ . - CARMEN:
¡Qué estúpido es usted! ■. - Las voces deshuesadas....... esas voces que brotan
i La venganza del cielo» de las gargantas de los muertos,
porque esta ¡nujerzuela no ha tenido •• de las gargantas de los vivos!
más título que-ser ia amante de un-mendigo! Nunca he reído dé felicidad ni he llorado de gozo .,
SUSANA: ' . , . (Carmen calla y pareciera que sus palabras hubitsen calmado ia
La enterrarán los versos. - voracidad de sus enemigos. Ajigel sonríe dipHéUcamente y los
líLcss fres hablan como si fueran personajes.de una .adulación.' EÜava tres salen de la casa, después de haber, con un gesto desdeñoso,
retrocediendo, y a! final, deshecha,, cae. en una- silla, gimiendo, ordenado esa última maniobra. Carmen, en silencio, como una
IV!SCHE: ' " '" muerta, queda algunos instantes; luego llama a Elisa)
-Sos versos inmorales. ELISA:
■ANG EL: ¿Con quién estaba conversando, niña?
Usted vive con un reproductor. - CARMEN:
SUSANA:.- : ' V Trae el brasero.
IMsserabie! . ELISA:
MICHE:. . -
(Dudando) Su merced. . .
¿Señora . . . ? ¡Sí, ¡a ‘'mapa" señora de París! {Se comienza a c-:iry CARMEN:
Se.signan los dos.. ,.Ya Carmen ha retrocedido y solloza) Voy a quemar unos papeles. Ay, a pesar de todo lo
Señora . . . de la cama a los salón« . . .
ocurrido
ANG EL: . ' , ■ .
esta sala es mi sitio preferido . . .
Haciendo su papel. • . . ¡
(Para sí) iOdio la cama tendida, la ropa fría, almidonada
144 y el olor a alhucema!
14S
FRANCISCO TOBAR -GARCIA TE ATRO CONTEMPORANEO
TEATRO
GONlPiSANEi
INTRODUCCION DE
Guayaquil — Quito
Ecuador
ARIEL
Biblioteca
de Autores
Ecuatorianos