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46: Foro que siguió a la primera lectura de "El Hijo” en Quita Opiniones

recogida« en la contratapa de “Teatro".


47: Ibíd.
48: DeseaM» oto, d t,, pp. 1603—1604,
EN LO S O JO S V A C IO S DE..LA G E N T E
49: En el texto le lee “sospechas", pero ello es, evidentemente, errata.
50: froafio, Ernesto: “Literatura Ecuatoriana". Cuenca, Editorial Don
Hosco, s, a. (5 ed.) pp. 439—440.
51: “El Tiempo”, 20 de octubre de 1968.
52: Quito, "El Ateneo Ecuatoriano”, 1959. DRAMA EN T R ES ACTOS
53: Azofeita, Isaac Felipe: “El Extrateatro de Sergio Román".
"Universidad”, San José, 1 de noviembre de 1971.
por
FRANCISCO TOBAR GARCIA

DRAM ATIS PERSONAE:

CARMEN—Margarita Crespo
ANDREA, su hija—Helena Arteta
MARIO, esposo de Carmen—Garios Serrano
FEDERICO YANEZ, médico—Francisco Tobar
DOCTOR RICAURTE, cura—Francisco Martínez
ANGEL G UERRA, solterón—Miguel Ordóñez
SUSANA G UERRA, soltera—Flor María Alcívar
MICHITA BACA, prima de la anterior —Marta Rojas
E L POETA LAUREADO—Julio Pazos
ELISA , criada en la casa de Carmen—Vicky Frey
TEATRO CONTEMPORANEO

manifiesta alguna angustia indefinida; ella, está sobre


aviso, consciente de su superioridad social, si bien un
tanto perpleja ante la actitud dei médico.

CARMEN:
ACTO PRIM ERO Entonces, usted cree . . . . (El médico sigue escribiendo» o
no la atiende).
Atardecer vacío y melancólico en una casa de ciudad Estoy acostumbrada a recibir
provinciana, más o menos hacia e! mes de Octubre de un trato diferente. Por lo menos, iescúcheme doctor!
1836, Es una mansión antigua, rodeada de, grandes (Se levanta, con inquietud). Yo lo autorizo a que me
árboles que dan mayor soledad y sombra. a las diga todo.
habitaciones. Se ve la sala de visitas, con muebles O está muy grave, en realidad . . . y teme
elegantes» pero vencidos por el uso» de terciopelo oscuro, La altura, y el cansancio de un viaje que parece
rojizo; pesados cortinajes y una gran, araña en el centro. hasta ahora un absurdo. . . este paisaje
La sala es muy espaciosa y tiene tres puertas que miran: obstinado, las pencas y los árboles . . . y el polvo,
una, al jardín descuidado; otra al interior; y, hacia un el polvo del verano que reemplaza la nieve, el decorado
extremo» cerca de un balcón la que da a Ja calle» lo cual falso de esta ciudad. Pero . . . . doctor. . . .
hace suponer que la casa está como a unos dos metros de YANEZ '■
ese nivel» típica construcción de provincia» en la que (E I médico levanta @1 lápiz y, con voz profesional)
predomina cierta inquietud arquitectónica. Que tome en la mañana y en la tarde
un sello, por favor.
ESCENA PRIM ERA ' CARM EN: _
(Casi enfadada) ¿Es sólo fiebre?
- Cuando se inicia el Juego escénico, están Yánez, el YAN EZ:
médico» hombre de cuarenta años» discretamente Usted está nerviosa, sin motivo.
vestido» más bien gordo» cuya expresión entre burlona y CARMEN:
distraída» parece desorientar a la señora de casa» Carmen» ¿Hace qué tiempo se graduó? Perdone
de más o menos la misma edad. La distinción» 'reflejada suelo hacer mis preguntas de improviso.
en ciertos geste» es cosa que le viene de su vida en otros YANEZ:
climas. Es una persona nerviosa» tímida, pero que saca La muchacha padece . . . una extremada sensibilidad.
provecho de su debilidad hasta e! punto de parecer casi CARMEN:
agresiva; está mejor dicho» como a la defensa » ¿Por eso, nos desprecia? Me imagino
persuadida de su importancia» pero temerosa de herir. . . que usted se dice: "son personas raras, perseguidas
se sabe mujer de otro mundo» de distintas costumbres, por su fortuna". Sí» somos ricos, no es ningún pecado,
sufriendo su exilio voluntarlo en la ciudad, provinciana, y hemos vivido lejos, en un país de Europa; ¿no es la moda?
donde chocarán sy ardor» su recato, ja suma de Volvemos . . . a las viejas propiedades, a la herencia;
contradicciones que hacen de ella alguien distinto, este viaje al recuerdo . . . .
criatura, así parece» tocada por un signo trágico. YANEZ:
Yánez escribe una receta y» mientras lo hace» hay un Señora, debería callarme, por escrúpulo;
duelo entre ambos: la timidez e inseguridad de Carmen mi situación es en extremo
contra el desparpajo del médico» si bien .ambas actitudes
Vieren significar precisamente lo contrario: ei médico

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delicada; no sé quién es usted en realidad. . . carece de reputación


la he conocido hace un momento, y temo y está en casa de doña Carmen . . . todo
herir su amor de madre___ arrebatada. un festín para el sucio comadreo.
Las madres son horribles, estimada señora, CARM EN:
son demasiado suspicaces! Estoy expuesta a la murmuración. No soy discreta
La chica necesita menos mimo, y me agrada charlar, me siento libre.
una preocupación casi distante que lé permita YA N EZ:
por lo menos vivir! ¿Cómo se llama su hija?
CARMEN: CARMEN:
Ahora se desata Andrea. No es un nombre
YANEZ: hermoso, que se diga, pero Mario
Me ha pedido que ilustre mi diagnóstico. lo quiso así; razones de familia, esos pretextos.
Soy de cáscara amarga, y la provincia abruma, YANEZ:
se pierde la memoria o se embrutece; Tiene mucho de usted
en tales condiciones es posible (Carmen sirve el jerez)
que me equivoque. S í, muchas gracias.
CARMEN: Será su culpa si esta noche llaman al doctor Yánez
¿Quiere la verdad? y lo encuentran tumbado bajo una mesa de nogal.
{Hay un silencio grave que ella misma |o resuelve con Ah, me conozco.
cierta ironía). CARME N:
Me he comportada vanamente. Soy a veces (irónica) Se conoce usted?
la madre irracional. {Se ríe). Pero yo no la mimo, me YAN EZ:
comprende? Su franqueza es un gran peligro en este pueblo,
YANEZ: permítame el eonsejo, y no divulgue
La muchacha no tiene más que nervios. su inteligencia muchos Le parece
Buenos días, señora. Que soy impertinente? (Pausa brevísima) El señor. . .
CARMEN: CARMEN:
Oe repente me he sentido culpable. Llegamos anteayer, pero mi esposo
Yo no quería herirlo . . , Mario dice que soy. . . casi ha querido entregarse sin demora a la hacienda,
una loca los campos descuidados. Somos primos segundos. . .
y ahora . . . le ofrezco un poco de jerez? YAN EZ:
YANEZ: {Salud señora! (Beben el jerez)
{Duda). No sabe usted que yo perdí mi fama El parentesco estrecho es una causa,, tal vez la principal,
de médico por eso? Yo bebía cantidades inmensas. de esa sensibilidad casi inaudita
Qué quiere, entonces? (En el fondo, disfruta; es como si en su hija.
se franqueara, aunque todavía vacila) . . " CARMEN:
Usted y yo nos defendíamos. ‘ La ha llamado
Bien, acepto el jerez, no me hará mal. (Se sienta otra . inaudita.
vez y se ríe) YA N EZ:
Ignora usted que este momento mismo Me excusa el adjetivo?
las lenguas de !a gente en fa parroquia Diré entonces que todo se refina, se aguzan los sentidos,
estarán remojándose? El doctor Yánez los hijos son más débiles y tienen
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el alma a flor de piel! La señorita Y nada más, o tenso ia apariencia da escritor?


Andrea es demasiado frágil. CARM EN:
(Pausa) Quisiera conocer a su marido. ISe ha molestado!
CARMEN: YANEZ;
ÍSe levanta; de espaldas» un poco brutalmente) IPero, qué ocurrencia!
Yo tuve a Andrea Acaso debería molestarme? >fin realidad, m han trocado
unos tres años antes de casarfne. (Se vuelve y lo dice los papeles, y Yéne* aa 9» §w«© a la defensiva,
serenándose) carraspsil
Quise a un hombre* lo quise y me entregué. A veces me. comporto de este modo, es extraño.
YANEZ: ' CARMEN:
iQué Jerez estupendo! Ha sicto aventurado de mi parte;
CARMEN: fue mi curiosidad, porque___ y o escribo.
Me horroriza et pudor. YA N EZ:'
YANEZ Lo supe desde el rato en que iniciamos
i El arma blanca del pudor! esta conversación que ya amenaza convertirse en .
Me temo que un secreto tan hermoso. . . para usted, pretexto
sea un pecado imperdonable de ias más torpes
en estas mentes reducidas. habladurías. La parroquia se hincha___
CARMEN:
Y o temo herirla, mi lenguas m muy diferente «i que se
Mario la quiere mucho»
. usa en este sitio. ¡Bravo! (Con rabia contenida,
es un hombre sin tacha . . . Un poco más? atropellándose)
YAN EZ:
Se ha condenado usted, pues si escribe, es el medio
Si alguien viniese este momento, diablos, más eficaz!
daría lo que quiera por saber CARMEN:
qué ha retenido al médico en la casa ..... vigilada . . . ¿Tanto odia usted la vida,
CARMEN: digo esta vida de provincia?
Usted nació en esta ciudad? CARMEN:
YANEZ: Pudiera ser. . . en todo caso, soy temido
Perdone que murmure; esto es un cementerio; Usted se olvida que ha venido a un pueblo
vine a morir, que es muy distinto. donde si existe una mujer inteligente
Un médico que bebe. , . que preside un cenáculo, en seguida es tachada
donde alguien.lee «reos, ose. dicen de mujer fácil?
las cosas de otro.-modo. - CARMEN:
CARMEW: (Riendo) ■ ISe par«® a Mario!
iCon temor extraño, «rotando la mirada burlona d® El me ha recomendado la cordura, la elegancia,
Yaras! ser muy discreta, para no pecar
¿Usted escribe .. .? La disgusta que haga ante esta gente.
esta nueva pregunta vergonzosa? YAN EZ:
YAN EZ: ' ' Vamos, qué audacia: en menos de media hora
No, 'yo no escribo; solamente escucho, ha confeiado
soy un crítico adverso a lo que fuera. dos crímenes: amar
Soy un riñón, una nariz impertinente y hacer versosl Señora, le prevengo, no sé cómo decirlo:
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aquí hay mujeres bellas que ocultan su ignorancia alborozadamente su visita.


ante el espejo. : ELISA :
Y los hombresI Verá cómo desfilan por la plaza, Como lo ordene su merced. (Sale).
al son de la retreta, YANEZ:
hablando de las vacas o del toro potente. [Es muy graciosa la cholita.
S í, la opulencia de las ubres, : CARMEN:
y yo fui aquello, senador, y cuánto vale La traje desde Quito y le he enseñado
el vestido rosado de Fulana, mientras la banda algunas mañas del servicio.
hace flecos de un vals. Una buena muchacha que por obra y gracia
Este pueblo ridículo a la sombra de algún chullita . . . se ha quedado encinta.
de la calumnia! ; YANEZ:
Aquí no existe historia. Y la piensa tener aquí, en su casa?
Ya vivirá la pesadilla de este tiempo inmóvil, ¡ CARMEN:
el aire seco y la virtud como un corsé que aprieta Siendo cristiana, es mi deber.
; YANEZ:
demasiado la carne! Le encandaliza lo que digo?
CARMEN: No sé si admiro su nobleza ola deploro.
En fin, dirán . . .
i Oh doctor, me divierte!
; CARMEN:
Yo soy una mujer, un corazón, un alm a___
; • Lo que se quiera! Basta,
no pienso resignarme, pero me encanta su franqueza.
algún día este pueblo deberá
(Entra la sirvienta, que « una muchacha joven, de veinte
cambiar.
años, por demás graciosa}
ELISA : ; YANEZ:
; Si usted ordena. . . .
Su merced, han venido a visitarle unas niñas.
, CARMEN:
YANEZ:
Ahora sí me ofende; yo no quiero
(En v « baja) Será pues la parroquia,
su admiración
la corte de Pepino, para i niciar el cotorreo.
como tampoco
CARMEN:
No puedo recibirlas este rato. .ese gesto magnánimo. Sonría cuanto guste!
YANEZ: ; YANEZ:
Sería la más grande Aquí no crucifican a los mártires,
descortesía. dejan que ellos se pudran y que hiedan.
CARMEN: CARMEN:
Diles. . . ioh Dios mío! Yo no soy mártir.
YANEZ: : YANEZ:
Es el comienzo de una comedia que después de un No debía nacer en este tiempo.
tiempo querrá no haber vivido. CARMEN:
El escenario cursi de provincia ¡Qué cobardía!
se ilumina con ellas! Prepárese, señora, ■(Sonríe) Doctor Yánez, confío en su amistad.
y ahora no conviene que me marche. (Entran dos mujeres acompañadas de un caballero:
Me quedaré en. mi palco a presenciar el espectáculo. ; Susana Guerra, Michita Baca y el hermano de aquélla» AnpS
CARMEN: ; Guerra, que parece un hombre a media asta. Nínpna tí® 1« ése m
(A Elisa) Haz que pasen y diles que recibo : fea; antes, se podría recalcar su belleza, quizás «temasWte

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FRANCISCO TOBAR GARCIA
TEATRO CONTEMPORANEO.
retocada, porque pese a Ss edad, ellas están dispuestas a librar el
último combate. Los tres pért@n®eafs i la sociedad provinciana y Pasen, siéntense,
%m miembros de otro cenáculo literario, donde se lee a lo* postas mi casa es la de ustedes.
-ramplones y beatos. Susana ha escrito un sonetario, de índole M iCHE:
romántico—religiosa; Michita recita maravillosamente, y Angel ha IF ue en un tiempo!
ensayado con acierto la poesía, eS drama y sobre todo "el ; Soy ¡a prima segunda de su «peso.
cuento". ' , Esta can fue nuestra y la vendió mi padre a don Rufino
Acaban de entrar y se produce un silencio sorprendente,* los tre» su suegro, qua a su vez, era primo tercero de mi madre,»
se miran y comentan mudamente la presencia de Yánez que porque lo® o ír« Vaca coa la ve pequeña
parece ser ún obstáculo para sus planes). , no son 1» mismos.
CARM EN: : (Se sientan tas dos. mujeres. Angel, estriño, éweotwp««®!© por ®l
Cuánto honor, estimadas señoritas . . ! ■ uitrqje i«® para su honor s ip ifi« Sa presencia ¡h Federico Yánez,
SUSANA: parmanaoa da pie*. éom& retiñid©. Guerra es un hombre de
Angel, mi hermano. . . . cincuenta años, que cala un monécuio, muy bien vestido, pero
. ANGEL: ■ algo encogido, * ademanes un tanto rebuscados; de repente sa
El doctor Yánez me ha ganado! yergts® y entonces su mirada'; y acaso $w mismo rostro cobran un
filos tres m acercan con exquisita cautsSa!, i? brillo «euro!»
MICHE: ; CARMEN:
Respetable señora: el comité . . . |'Mi marido tal vez por ignorancia, usa la ve pequeña,
ANGEL: j SUSANA: ■ .
ES Comité Patriótico se siente honrado con usted, J i l a señora se- burla ds nosotras
una mujer tan culta y tan hermosa. 1rque somos provincianas? '
SUSANA: I: C A RPEN :
Hemos querido visitarla, porque. . . ¿el doctor Yánez | Oh, no pense.
se ha adelantado acaso? í |Es mi modo * i@r» un poco brusco.-
CARMEN: ;| MiCHE:
Es mi médico, ahora ¡ Y 88ha aburrido, mwch© en nuestro. . . “ pueblo"?
reanudamos la raás vieja amistad; nos conocimos. . . ;|. ANGEL:
hace dos años. lUna ciudad pequeña con un gran eoraiónl
YANEZ: YANEZ: -
¿Les paree® raro? 1l|Un corazón enorme es una enfermedad.
ANGEL: | ÁNGEL:
Dipmos que un poquito, ¿no es verdad? ' Apreciado doctor: en .qué partido me ha colocado usted?
YANEZ: CARMEN: ^
Qué cosa tes extraña, que yo s®a un cholo " ' Puedo ofrecerles
y me codee con Sa §snte rica, que sea recibido - un poco de Jerez? Me habría complacido
en los salones y disfaite , tenerte para el té, pero este sábado. . .
de cierto nombre 1 SUSANA:
o que roe encuentre aquí precisamente? Tenemos mucho tiempo.
ANGEL: , ' MICHE:
Es usted quisquilloso. De veras que era hermosa nuestra casa!
CARMEN: ? En el jardín, solía recibir mamita
mucha gente de alcurnia, las noches de los sábados.
76 :
I — . |V

FRANCISCO TOBAR GARC TEATRO CONTEMPORANEO

El chocoliate de mamita fue de lo más comentado! YA N EZ:


SUSANA: ' . En realidad;
De modo que» señora, finalmente, yo mé pregunto; pero, ¿cómo vive Angel con la cara
cansada de París ha regresado a la ciudad pequeña . . . que tiene?
■ CARMEN: AN G EL:
No lo hago por cansancio; mi marido Como castigo de algunas
quería regresar. gentes.
ANGEL:. - . SUSANA: - ■.
La gente rica. . . Ay que ocurrido que es mí hermano.
_ CARMEN: (Elisa aparece un poco atontada).
Siempre se envidia la riqueza, CARM EN:
nunca el talento. La mistela . . . y dos copas, y trae una botella de jerez.
M ICHE: ELISA :
Qué encantadora vanidad, señora míal Está aquí mismo, niña, su merced
Pues yo le envidio sobre todo, aquello, la trajo hace un momento.
' su cultura, su gran educación . .. CARM EN:
mas no hay duda, las cosas se consiguen S í, es verdad.
cuando hay dinero. ' ■ ELISA :
YANEZ: La niña Andrea se ha dormido, pero
Para la hipocresía que ha reinado llora entre sueños.
tanto tiempo en la aldea, es sorprendente M ICHE:
esta conversación. Yo me retiro, ¿Está enferma alguna
si no es ofensa para tales damas.
persona de la casa?
C A RM EN :, CARM EN:
■IMe ofendería a mil S í, mi hija. -
fias dos mujeres se miran. Angel se sienta AN G EL:
caremonioiammtel. - El doctor Yánez la ha atendido, entonces. . .
SUSANA: no sabía doctor que ejercía su profesión ahoraI
Ya lo ha oído, doctor; en realidad YA N EZ:
goza usted del aprecio de su am ip. Cuando ya no hay remedio
YANEZ: M ICHE:
Me siento honrado. ¿Y qué tiene su hija?
CARMEN: ' SUSANA:
Llamaré a la chica. ¿Es algo grave?
¡Elisa! ¿Qué prefieren: ANGEL:
jerez, una mistela, un buen pocito de café? Estará ya mejor si la ha atendido nuestro médico ilustre.
MICHE: CARM EN:
Una copita de mistela, ¿y tú? Elisa, ve en seguida.
SUSANA: • ' . ELISA :
Gracias, mil gracias, la mistela. Sí, niñita.
Angel no bebe y el café lo excita. M ICHE:
Mi hermano es muy enfermo. Esa criada es muy despierta . . .
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CARMEN: ' Oe nuestro Comité,


Andrea está con fiebre, y ei doctor . . . Odio a la gente que siempre sonríe
YANEZ: y aquei hombre está siempre sonriendo.
Tiene una gripe muy aguda* pero ©spsro ■- iUstad, Anea!, lo sabe» no resisto!
que é cabo de dos días se hallará fA Carmen! Es que mí hermano, como es tan católico,
mucho -mejor. decía que una dama —diré m a señorita—
SUSANA: no puede odiar a-nadie. Pero So odio, como sa debe odiar
¿üué sdad tiene la niia? ai demonio, señora.
YANEZ: ■MICHE:-
IA Carmen) No s© oSvSd® de darle esas obleas; Y en cuanto a su moral
creo que iré por Sa botica. " ■ A M G El: '
SUSANA: Es un pollino:
STan serviciáis tiene hijos donde menos se imagina!
H SC H i: SUSANA: ' ■
Si es único @1doctor. Qué iénguajs, i Dios santo! (Pero añade brutalmente)
C A RPEN : i Vive con una sirvienta* una Songa!
Usted insiste; es un favor tan yande, MICHE: '■ • . - ’
una molestia . . . yo envía ría a Elisa. Señora, y la sirvienta, no mide uno cincuenta;
ANGEL: , es una enana amarilla, feísima!
Lo que pasa es sencillo: nuettro médico , AMGEL: • • ' •
tiene horror a Sa gente. (A Carmen) Pero nuestra ciudad íe ha negado lugar!
YANEZ; CARMEN:- ^
Sí» a ¡a gente. . . Apreciado señor» mi amigo Federico Yánsz
Buenas tardes a talos. í A Carmen! Le enviaré
tiene un sitio muy alto en nuestra casa.
tan pronto como pueda. IES méiico sal®!. ‘ MICHE:. ^ . -
ANGEL:
{Con un tono de gran advertencia)
Un viejo amigo de la casa ha dicho?
Aquí se sabe todo. . .
CARMEN:
Usted como ss tan alta, tan . . . lejana,
Y qué hay de raro, mi señor?
MIGUE; ■ •. _tan ilustre, señora, no percibe
ese oior de pecado
Oh misla Carmen . . . Federico Yánez
.Desde luego, perdónenos; queríamos
fue expulsado del cuerpo
médico; ahora - solamente insinuar que es peligroso
por lo visto ya ejerce, m me’"explico"! tener una amistad. . .
ANGEL: ' ANGEL: ,
Un hombre indiferente en religión! ¿Intima, seaso?
Me "explico" que haya affaristas y ateos» pero Yáncz SUSANA: ' '
no cree en nada. No somos nacfe para dar consejos;
MICHE: ■ ■
■ pero si llega usted a la "ciudad", debemos
■ Se ha burlado siempre por sentido cristiano, revelar esas reconditeces.
de nuestra sociedad. ' Bueno, ei doctor Ricaurte . . . .
SUSANA: ANGEL:
' ¡Una eminencia! Acaba de ganarse
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el primar premio en un concurso de poesía religiosa. ¿Y de dónde sacaste que escribía la señora?
SUSANA: SUSANA:
No me interrumpa por favor. Qué pasa, Lo sé de cierto, una persona amiga,
en dónde tiene su talento? Cállese . . . . le ruego que medite me dijo que escribía los versos más notables,
en lo que dice . . . .más llenos de pasión.
(Angel ss descompone, pero rápidamente gana su ANGEL:
naturaleza, e insinúa) Vamos, la digna
ANGEL: Señora escribe poesía erótica!
Usted admira de un modo imprudente lYa está! La trampa
al santo religioso. podemos invitarla a que recite
CARMEN: el sábado que viene, en nuestro círculo.
¿Me quieren perdonar? Esa muchacha SUSANA:
seguramente no encuentra las copas ni la mistela; Claro, entonces veremos de qué pie cojea!
voy adentro, un instante, MICHE:
pero sigan . . . . mi casa es la de ustedes y me priva ¿Y sabrá su marido que ella escribe?
oir estos debates. SUSANA: c
ANGEL: Esas cosas se saben.
Ya nos vamos. O escribe por modestia, cosas fáciles,
De gana se molesta, distinguida señora . . . o tiene adentro una pasión . . . Y se ha .ganado
CARMEN: el doctor Yánez ya su voluntad
Perdonen, un instante, y se presenta allí, digo en la casa de Velarde, el lurtes?
y disfruten, y sigan en su plática. MICHE:
MICHE: Pues se habrá condenado!
Ya van a ser las cinco; por Dios, no se incomode.. Qué mujer honorable y bien preciada
CARMEN: puede codearse con Velarde?
Les ruego, continúen . . . (Angel se pone de pie y hace ANGEL:
una reverencia. Carmen sale, y detrás de ella, va No hay que subestimarlo: bajo el fondo
Angel para espiar y regresar). oscuro de sus ojos hay un algo maligno que interroga.
MICHE: SUSANA:
De Baca, ni el asomo ¿Y qué me dicen del marido?
Esto es que decía mi mamita: "pura fachada". El, trabajando en una hacienda, lejos,
Estas mujeres que han viajado, lo primero mientras ella disfruta en la ciudad.
que hacen es despreciar todo consejo, MICHE:
vivir al margen de la moral cristiana y las costumbres. Mario es un hombre distinguido---
ANGEL: ANGEL:
Aquí se cuecen habas: algo turbio . . . Hay que Nevar ocultos los engaños
SUSANA: y el engañado debe proceder con la elegancia
Qh desde luego, no me diga nadie que esta señora de ifh caballero. (Se ríe).
no tiene un tío con . . . cualquier doctor! El ciervo es más hermoso mientras más puntas lleva ;.
Se han fijado en la cara del ilustre doctor Yánez? SUSANA:
MICHE: ¿Y quién le va a decir sobre el pequeño recital?
Pues di en la turbación conque ha salido. AN G EL:
TE ATRO CONTEMPORANEO
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i Qué pena tan enorme!
S 'í" ■ ANGEL:
"/ ¿H E : ' S í, queríamos. . .
No cabe. en casa de Veiarde?
o^AN A: : ' . CARMEN:
. Si mi hermano Aquí, en la casa.
e ~ ’o secretario. SUSANA:
Ay, es mucho mejor, porque Veiarde
Yo pensaba en el doctor Ricaurte; tiene fama de loco. (A su amiga) No recuerda:?
p . s convencerte s>que la invite el día que subió hasta el campanario
np i' ¿jue lleváramos .. ■• ; ^ de nuestra catedral para gritar
Su Sasuuo? Pues bien . . . con tal, padrino, esas cosas horribles?
ella tendría que aceptar. • CARM EN:
Estás segura que ella escribe? Nunca Tomen ustedes.
en ta gaceta he visto sus poemas. SUSANA:
ANGEL: Gracias.
Tendrá miedo de verse en la gaceta,. M ICHE:
una mujer que escribe poemas inflamables. . , Me encantan las mistelas.
fCarmen entra y se detiene para escucharlos). CARMEN:
SUSANA; (Una pausa) Propongo un brindis.
Yo creo que es mejor que la.invíteme«. , ANGEL:
ahora mismo. Somos tres personas. . relevantes Yo- no tengo copa.
por qué ese miedo a u n í mujer de mundo? SUSANA:
. ANGEL: Usted no debe, le ha prohibido el médico.
Usted dirá mundana . . . si en realidad escribe. ~ AN G EL:
Si se ha comprometido con el Yánez Sólo una vez puedo conocer
pues iremos ios más para escucharla . . . a la primera poetisa de la Patria.
M ICHE: CARMEN:
ISería como un golpe! Humildemente pido que me dejen el segundo lugar.
CARMEN: AN G EL:
La mistela.... ¿Usted habla de aquella . . . ?
CSe sorprenden un tanto). CARM EN: Bien, salud!
SUSANA: ' , Por este gusto.
{A Carmen) Hablábamos de nuestro' M ICHE:
pequeño círculo. . . El nuestro.
ANGEL: ' , : CARM EN:
ES chocolate literario de mi hermana» Por la paz.
r ' ' •" asiste ¡o mejor de nuestra gente. ’ AN G EL:
‘ V ’MEN: - . •. ■ Y los Guerra! (Carmen m ríe íísí tanto!.
S ‘ - leesríes, pero ya le he dado SUSANA:
h c -'5tra al doctor, mi viejo amigo Usted es un imbécil; se ha atrevido
' ov recital. , . ' ' con el sagrado
í'iO H E: ' ■
84
FRANCISCO TOBAR GARCIA

recuerdo de mi padre.
ANGEL:
Que era nuestro.
SUSANA:
Es infame, no puedo soportar.
CARMEN:
Amigos míos: porque triunfe un día
la caridad. ESCENA SEGUNDA
M ICHE:
Dos días más tarde, Andrea se halla en la sala tejiendo
Y la justicia. . . . algo para el hijo de Elisa, que ia observa con beatitud
CARMEN:
desde su sitio, un poco alejada, de pie.
{Sonriendo) Por el amor. . . . Andrea tendrá unos veinte años. No es hermosa; blanca
(Las dos amigas se miran perplejas. Angel sonríe de tez, pálida, revela un3 enfermedad misteriosa, aunque
cautelosamente a Carmen). de ningún modo fatal tb de estatura elevada, si se le
FIN DE LA ESCENA PRIM ERA. compara con el tipo medio de la mujer ecuatoriana. A
pesar de su enfermedad, de una apariencia que podría
delatar a la persona triste o huraña, ,se desenvuelve y
habla con mayor seguridad que su madre a quien ama
fervorosamente; su rostro cobra inclusive cierta
luminosidad cuando habla; sus ojos brillan a veces, a
pesar de que su mirada vaga melancólicamente, se
detiene con pesadumbre en algo indeterminado.
Andrea es contradictoria: si pesimista, es capaz de luchar
tenazmente y a veces, de obrar cruelmente. Sin embargo,
' en el fondo se debate entre un orgullo vacío y un temor
inconsciente, ese temor que la hace un tanto misteriosa.
Ella querría ser otra y tener mayor resolución, pero está
marcada por esa tristeza que viene desde su mismo
nacimiento. Es apasionada y fría para quienes la rodean;
se muestra reservada, pero se da fácilmente: es mujer, es
hija de Carmen, de quien ha heredado ese carácter
contradictorio. Su fealdad es otro equívoco, porque no
es una mujer realmente fea y sus rasgos son finos, por
ejemplo, su boca, o su nariz que ciertamente es
bonita.
Elisa se adueña de su ama con los ojos y acaso la
comprende. Andrea habla y tiene algo de la voz
de su madre.

ANDREA: ■ _ '
Elisa (Se detiene indecisa)

87
FRANCISCO TOBAR GARCIA TEATRO CONTEMPORANEO

ELISA : . - I ¿Y qué más da, niñita, si no vuelve?


Sí, mi niña--- |: , - M ARIO:
ANDREA: ■ • I ’. ' Los hombres, quién pudiera comprenderlas!
iDe|® ds tejer) T ú __ te diste dfc pronto? ¿Qué sentías? |- ■(Andrea sonríe- y luego libra su risa de un mtrfo inocente, mientras
ELISA :' ^ Elisa la contempla estupefacta. Interrumpe Sa escena Mario,que
Niñita, nada; me tapé los ojos; se ha vestido para salir al campo, con botas altas de cordón y una
él me engañó deciéndome que si yo le dejaba, chaqueta abrigada. Mario estará por ios cuarenta, quizás menos;
me daría un obsequio . pero, en todo caso, se advierte en él la huella profunda del
y, para qué mentir, tenis una curiosidad . . . . ■ sufrimiento, que no le da más años, sino que le hace proceder
Después vinieron como ríos de lágrimas y ahora como un hombre de mayor edad Alto, distinguido, de pelo rubio,
me quisiera lavar el pensamiento. barbado, es una rectitud moral que se aviene con su porte; sin
ANDREA: embargo, al lado de Carmen, pierde confianza en sí mismo y a
No lo quisiste nunca , . . no deseabas ., . ? veces procede. temerosamente, como si ella fuese superior en
ELISA : todo; te sabe fuerte y recto y, a pesar de todo, ella lo abate. Sin
Qué sé, niñita . . . yo qué sé . . . ¡a vida . . , . que ella lo haya menospreciado famas y, at contrario, sienta una
es si destino, = gran admiración, simpatía y gratitud, Mario no de|.a de sentirse
ANDREA: i, alejado de ella,. porque Carmen es de otra raza y él apenas
Nadie puede escoger» tienes razón. comprende sus actitudes o se sobresalta cuando su esposa procede
ELISA ; - f . llevada por la pasión. El ama la tierra; su pasión es crear, pero en
Su merced tiene todo. ; un sentido que lo aparta de la mujer que ama. Carmen se acerca a
AMDREA: [ la naturaleza, pero la mira reflejada en su interior. Elisa, al vérlo,
Y nada,, sale sin dar las espaldas)
ANDREA:
No caíisiera casarme, tengo miedo. I . ELISA :
ELISA : ■ [ Su merced, con perdón.
Por Dios» niñita, su merced no diga! ÍSe santigua) I .M A R IO :
Si viera, e! padre me insultó de veras | (Disculpándola) La pobre Elisa. (La muchacha
y me dijo que huelo I desaparece).
a demonio .. , ay por eso será que siento el ascua ANDREA: '
en la prfanta, I Vuelve at campo, señor? (Mario acaricia con ternura
ANDREA: ' . L . la c®b®za..da Andrea, pero permanece silencioso. . .
(Como si hablara consigo misma) | la observa casi con piedad)
Si un día llego a enamorarme I Estaba conversando con Elisa
nadie me detendrá; yo pasaría j, ; No se sienta, señor? Yo le suplico. Me gusta mucho
sobre el cadáver de mí madre. (Arrepentida} No» no, j r conversar con: usted.
Elisa i : : : MARIO:
Pero sin duda ya está escrita mi vida en una lápida I (Sentándose al lado de la muchacha)
"Aquí reposa Andrea, esa muchacha que quería 1' ¿Cómo se:«renté?
volar como ios pájaros", p ANDREA:- -
(Otra mz para sí). Oh yo no quiero ser como mamá . . . f No podría nunca mentirle;
ÍA Elisa! Tú,, te hubieras casado con. ese hombre? i algo cansada . me parece que estoy en algún barco,
ELISA : . . •■ v es un mareo lento.

89
FRANCISCO■TOBAR GARCIA TEATRO CONTEMPORANEO

Vea usted: me despierto alegre ANDREA:


y poco a poco el día me entristece, le» nervios se deshacen Y al voltear la montaña, esos caminos. . .
y termino hecha flecos como ahora. la solicitud . . . prométame . . . ¿Quién soy para pedirle nada?
(Pausa) ¿Por qué le agrada viajar en la noche? M ARIO:
MARIO: Tú eres mi hijita.
¿Te inquieta ...? ANDREA:
ANDREA; Que ojalá lo fuera!
Sí, me digo: En sombras, cuando tiemblo acurrucada en un rincón
e! ssñor estará tramontando la sierra en su caballo, de la cama, le imploro a Dios
irá despacio, mirará muy lejos, que se quede a mi lado para siempre
le agradan las estrellas , . . Oh, to sigue MARIO:
el bueno de Ramón en esa muía jabonera. . . . (Separándola) ¿Qué es lo que sabes?
MARIO: ANDREA:
Al doblar la cuchilla pienso en ti. Nada, son cosas que yo pienso cuando me trinca el miedo.
Eres m! hija, Andrea, más que mía; M ARIO:
cuando vuelvo, me lleno de alexia Andrea . . . .
es preguntar por tí. ANDREA:
Hoy mismo vine porque me dijeron Se levanta, camina algunos pasos y le grita entre
que estabas otra vez con calentura. lágrimas)
ANDREA: - • Señor. . . usted quería marcharse de la casal
S í .... llega en la mañana mi señor M ARIO:
y a la noche más solo se regresa. ¿Por qué está triste? S í, es verdad.
-•¿Es por mi madre'.. .? ANDREA:
MARIO:
¿Me perdona? Su merced es tan bueno!
Quiérela, es preciso. (Viene lentamente al lado de Mario que no puede dar
(Andrea vuelve a tejer. Mario continúa como si le preocupara
concierto a sus emociones)
otra cosa, aunque de veras, está sólo atento Prométame que nunca . . . . '
a esa muchacha a quien ama con tan- profunda
M ARIO:
piedad)... estoy vencido. Te lo juro.
Sabes que yo no pude terminar
Siempre quise a tu madre. (Pausa) ¿Quién te ha visto?
el colegio? Me habría complacido estudiar Digo, el médico . . . Elisa me contó que vino un hombre
para abogado. Cosas de los padres. un poco extraño, de apellido
Y luego ia política! Cómo odio a ese gendarme ANDREA:
que se ha adueñado de esta pobre ciudad. Yánez.
Sabes que anoche, cuando recorría las sementeras M ARIO:
tenía la impresión de que alguien me seguía? ¿Qué te dijo?
ANDREA: ANDREA:
(Abrazándolo) Cuídese mucho . . . por qué viaja ahora? i Algo nuevo . . . en realidad "estoy enferma” .
De noche es tan oscuro, y de repente . . . (Mario se ríe. Ella se sienta nuevamente a su lado).
MARIO: M ARIO:
¡Oh no vas a llorar! Te complace el estarlo?
ANDREA:
FRANCISCO TOBAR GARCIA
TE ATRO CONTEMPORANEO
Su merced
recuerda que en Europa me decían Se va esta noche, entonces? Tengo miedo
que debía internarme en una clínica de reposo? MARIO:
Bueno, soy loca, confesada. ¿De qué, muchacha?
MARIO: ANDREA:
No más loca que yo . , . fíjate, Andrea De la . . . oscuridad.
acabo de contarte Por qué un hombre tan bueno
cómo en la noche me sigue un fantasmal tiene enemigos?
ANDREA; Cuando yo le decía al doctor Yánez que no puedo dormir,
Y ahora, de repente, el doctor Yánez entre otras cosas, porque su merced
descubre en mi organismo un desperfecto . . . tiene enemigos, me repuso: "H ay que tenerlos
estoy mejor. . . . ese hombre me fascina. sólo un hombre sin alma no los tiene ..
MARIO: ' MARIO:
i Sí, ya lo veo! No debe estar con el gobierno, entonces.
Desde hoy ya no tendrás necesidad de mí; AN D REA :
has encontrado al hombre maduro que reemplaza (Se ríe) Y mi madre pasaba y repasaba. . .
en tus sueños al padre y al amigo. Al fin, cuando salió/sostuvo un largo
ANDREA: rato una charla con el médico.
¡Por Dios, qué apunta su merced! ¡Me muero , "Dice que estás enferma, mi tesoro. . . enferma de los
de risa! El doctor Yánez es mi amigo. . . nervios.
es un hombre de edad. y el corazón muy débil". Yo no soy tan débil,
MARIO: soy alta. . . yo soy alta, mi corazón no cede,
Pero te agrada. no me amedrenta nada! '
ANDREA: MARIO:
Supongo que cualquiera me diría Ha vuelto ese hombre, digo. . . sí, aquel médico?
que ahora sí estoy loca . . . sí, me agrada. ANDREA:
Siempre me hicieron los hombres maduros sentir un algo Pasa todas las tardes
diferente. y me pregunta cómo estoy.
MARIO: Ayer no se detuvo ni un momento. (Reflexiona)
Milita en el partido del gobierno . . . ? Se encontró con mi madre, y sólo dijo "hasta mañana",
ANDREA: está mucho mejor nuestra enfermita".
No sé, no sé . . . MARIO:
hablamos un par de horas . . . mamá, desesperada, Nunca digas a nadie, bajo ningún concepto,
pasaba por la puerta cada instante. a qué hora suelo venir del campo
MARIO: o la hora de partida . . . Yo tengo muchos enemigos,
Ahora lo recuerdo .. . Federico Yánez, el médico (La besa en ia frente) Hasta ,. . el sábado, hijita, Quiere
dejó la profesión porque bebía como una cuba. mucho
Déjame que lo diga: indiferente, a tu madre.
un hombre duro, ANDREA:
un anarquista romántico. Los dos,
Mas, te ha dado confianza y de qué modo! perdone su merced, no se comprenden . . . . . ?
ANDREA: MARIO:
Todavía eres niña, y hay preguntas
, FRANCISCO TOBAR GARCIA TEATRO CONTEMPORANEO

sin respuestas. M ARIO :


ANDREA: Para m í que es un reo vestido con sotanas,
Mi madre. . . la santa Inquisición . . . ¿oyes sus pasos?
MARIO: (En efecto se oye la marcha desigual del sacerdote, que es cojo y
, Yo la adoro entra el cura Ricaurte: es un hombre relativamente Joven,,
y ella me quiere a su manera. probablemente de unos treinta a treinta y cinco años, delgado, de
ANDREA: nariz prominente, cabello abundante, y ojos llameantes. Su
Ha escrito un verso para usted en que habla contextura física revela al asceta, ai hombre alejado del tráfago
de la voz suya entre sus senos. mundano, pero es también el reflejo de una naturaleza enfermiza,
MARIO: irritable, fanática, propensa a cualquier acceso de rabia o de
¡Por Dios, qué absurdo! Carmen se ha vuelto de melancolía; tan pronto es efusivo eotpo brutal, hosco. Su oído
repente loca! finísimo advierte el ruido más lejano y entonces se contrae,
¿Adonde se ha ido ahora? parece que fuera a saltar de su asiento. . . . Sus ademanes son
ANDREA: violentos y su manera de expresarse,dura aunque muy cuita. AI
Salió con la servicia por un rato ver á Mario sentado, con la que todos miran como su hija,
hasta el río, supongo. Le encanta caminar sola, seguida sumisamente de rodillas, se siente casi conmovido, pero en
por unos pies descalzos . . . y en silencio, seguida se Irrita consigo mismo por esa. muestra de sensiblería„
dice que escribe. ' carraspea y dice entre dientes)
MARIO:
iTú la adoras! RIC AU RTE:
ANDREA: No sabía señor que estaba en casa. . .
Es que yo amo a los dos. . . siempre a los dos. alguien me dijo
(Entra Elisa como alma que lleva al diablo). que usted se hallaba en Yanasquí, en la hacienda.
ELISA : MARIO:
Santo Dios, Santo Fuerte es el ¡Doctor Ricaurte! ¿Me perdona si no me levanto . . . ?
ANDREA: Vuelve, Andrea,a anudar esos cordones;
(Al padre) ¡No se vaya! no quiero contrariar a tan ilustre huésped
MARIO: con mi descortesía.
Ni pienso. . . ¿Puedo ofrecerle una mistela, un trago?
Dile que pase. (Elisa sale con la misma prisa), RIC A U RTE:
iVaya visita! Soy conservador y chapado a la antigua, (Secamente) Yo no suelo beber. ■
¡mas si hay alguien que inspire miedo es el Doctor Ricaurte! M ARIO:
ANDREA: Corre de gustos....
¿Puedo quedarme? Siéntate Andrea, y desde luego, siéntese, doctor Ricaurte.
MARIO: Para mí es muy honroso. (Ricaurte se sienta frente a
Demos ¡a inpresión Mario).
de que vuelvo del campo este momento. RIC AU RTE:
Pronto, Andrea, desata los cordones No lo he visto
de la bota. desde hace . . . algunos años. Yo era un chico, entonces.
(Andrea se arrodilla delante de su padrastro). MARIO
ANDREA: ¿Vas a sentarte, Andrea?
¿Es cura de verdad? AND REA:
FRANCISCO.TOBAR ‘GARCIA: FRANCISCO TOBAR GARCIA

Como ordene su merced. (Lo hace temblando de iniedo)^-' RICAURTE: .


• RIC AU RTE: No fumo,
Cuánto me place que Andrea lo trate .Conque a-ese impío lee . . . hay traducciones, imagino.
de ese modo: hoy se estila en la salones Si usted lee en francés, pwt supongo
un descomedimiento que no se compadece .:. que a Peguy no conoce . . . .
ni con la religión ni la cultura , , . ¿Qué edad tiene?. ... ANDREA:
P A R IO : ' . Le suplico
Juzgue usted . . . ."nació al -año de casados. ' . que me perdone. Si, conozco a Peguy . . . como a Daudet..
RICAURTE: ; : MARIO:
Andrea . . . suena a "antiguo", es un bonito nombre. Cambian los gustos .. .
MARIO: ' ■ ' .- . .. . RICAURTE:
Lo lleva por mi madre. Pero no la moral, muy señor mío!
RICAURTE: Usted sabrá la clase de lecturas que ordena
¿Qué hermosa coincidencia . . . o que permite.
No.está aquí doña Carmen? MARIO: .
MARIO: ■(Hoscamente) Yo no leo más
Visítenos usted I (Ricaurte sonríe malévolamente .■ ■ que la gaceta. '
RIC AU RTE: , El campo son mis libros y la naturaleza
Ha sido un día caluroso y largo; es mi mejor maestro.
a las dos de la tarde, tas calles parecían dibujadas .: RICAURTE: ' ' -
y los hombres fantasmas. .' . Doctrina peligrosa,
AN D REA: . ' ; ' Para hablar con franqueza, me preocupa
Es que ha llovido poco. ■ que una niña . . . yo, en fin . . . Flaubert es un ateo.
RIC A U RTE: \ {A Andrea) ¿Pero vas a !a Iglesia?
Criatura» ése "es que" no es muy castizo. ANDREA:
Supongo que ha estudiado nuestro idioma Siempre voy los domingos a la Iglesia.
¿Qué tees, dirrse . . . ia edición anotada de El Quijote? RICAURTE:
ANDREA: Es muy bien educada.
No le gusta Cervantes a mi madre. - MARIO:
RICAURTE: Y es sencilla.
Hay ediciones expurgadas. Sólo ve el mal donde se encuentra el mal.
ANDREA: . . ... . , RICAURTE:
S í pero . . . yo hago lecturas diferentes. - Temo que no haya comprendido; quiere
RIC AU RTE: darme a entender que mi advertencia fue
¿Por ejemplo? tomada a la ligera, o mereció
ANDREA: ; . : ¡a debida reserva?
(Dudando) Flaubert. MARIO:
ÍHay un silencio monstruoso. Elisa grita adentro: “ y a *...' Pero, no ; . .
escapó otra vez". ES cura hace un respingo. Vuelve (Elisa entra, está demudada).
a gritar Elisa: "no habrá gallina para ia olla"). Sí, qué ocurre?
MARIO: ■ ■ ELISA :
¿Quiere fumar? - .■ . Es su merced, el doctor Yánez.
97
TEATRO CONTEMPORANEO FRANCISCO-t o ba r g a r c ía
RICAURTE:
No deseo
Supe por don Angel Guerra que eso hombre es muy amigo perturbar a estos nobles caballeros.
de su casa, señor. '
M ARIO : M ARIO:
Es bienvenido.
No lo concaco. . . ÍE I Cure vuelves YAN EZ
■lonnir).
ANDREA: ¡Buenas tardes . . . doctor!
Hacía mucho tiempo.
Padre,. .usted debe recordar, lo conocimos. {Andrea
M CB yWlwS wHWM£Mfi909f!Hn!wt|4 RICAURTE:
M ARIO : De pie, irritado) Si usted no va a la iglesia
lA h . . , Federico Yánez! Pues que pase. y yo no suelo frecuentar ios sitios que usted frecuenta.
Lo confundí un momento éon su primo de é l . ' YAN EZ:
Dile que venga En verdad, no visito a solteronas.
y le recibiré de mil amores. En seguida RICAURTE:
trae dos copas. ¿Piensa usted lo que dice? ¡Qué agudeza!
ANDREA: YAN EZ:
Si corre usted le seguiré de cerca.
Su merced ordena. (Sale). M ARIO:
RIC AU RTE:
Me estaré unos minutos: el doctor Sentémonos, señores.
(Los tres -se sientan. Ricaurte ahora ha desplegado su muestrario de
Yánez es librepensador y sude aventurarse con sus
réplicas. gestos más o menos extraños. Mario, con mayor dignidad, si bien
está alarmado por el giro que han tomado los acontecimiento*,
¿Son amigos entonces? Muy curioso
. está como a la espera, presidiendo el mudo debate entre el doctor
que personas de alcurnia como ustedes
Ricaurte y Yánez cuyo rostro es durísimo, pues la misma boca se
se llevan con un hombre tan opaco.
M ARIO: ha cambiado en una mueca especia!, como si sufriera de algún
dolor inaudito)
Me han dicho que es un hombre talentoso.
RICAURTE: Temo que yo no sea un anfitrión correcto;
e! pape! del esposo de una mujer muy culta
(Sonriendo) "M e han dicho" es un decir, o es ironía?
M ARIO: es destemplado.
Yo no suelo juzgar. YANEZ:
RIC AU RTE: i Pero qué ocurrencia!
Usted es envidiado por sí mismo.
Le felicito. M ARIO:
De usted me dicen que es un caballero
y un gran conservador. Me hace usted sonreír.
M ARIO: Todo él mundo comenta que soy inmensamente rico
y tengo una mujer que es muy hermosa.
Pues yo quisiera ser yan conversador, pero me trincan YAN EZ:
las palabras; repito: no soy más
Lo envidian porque usted no envidia a nadie.
que un ser hecho en el campo, a la intemperie.
MARIO:
(Se levanta al ver llegar a Yánez, que mira fríamente
al cura). Le agradezco.
Pase usted, Federico. YAN EZ:
YA N EZ: Lo envidian porque saben
que usted desprecia la maledicencia.
99
FRANCISCO TOBAR GARCIA

TEATRO CONTEMPORANEO a lo que son.


YANEZ:
RiCAURTÉ: Dos fieros contrincantes.
¿Y usted, doctor? Mil perdones, no estoy acostumbrado
YANEZ: a discutir, pues me parece
Desprecio a los fanáticos. que discutir es afianzar la propia idea.
RICAURTE; RICAURTE:
¿Y se puede saber a quiénes llama con ese duro nombre? Ha quedado muy claro, ante un testigo,
YANEZ: que usted es el peor
Voto al diablo, me tienta! fanático . . . odia todo: la religión, el orden, i nuestra
Pues ¡os conservadores que han perdido el rastro Patria!
de las glorias pasadas, ¿Qué le merece respeto, doctor?
y nuestros gobernantes liberales. Me imagino que sólo esas mujeres
El presidente es un cerebro que se ha reblandecido, que usted atiende . . . .
una vieja chismosa que se huelga con chismes de cocina. YANEZ:
¡Liberales hambrientos! No me obligue a decir . . .
Para no hablar de su Excelencia, i el mono Franco! MARIO:
"Tráiganme al doctor Calma, señores.
Yánez los pies pa'lante". ¡Doctor Yánez, le falta pulimento,
{Su rostro ha cambiado totalmente y con la mano y a usted lo mismo, señor cura!
amonesta a Mario). Le sobra vehemencia,
Usted debe tener mucho cuidado: en la cantina si no sabe lo que es la caridad.
del Tuerto se ha escuchado Usted me escandaliza, soy católico.
aigún rumor siniestro . . . el general . RICAURTE:
no olvida a sus más caros enemigos. Buenas tardes, entonces.
Un pueblo de fanáticos: (Se vuelve a Mario) Lo felicito por su nuevo amigo.
fanáticos que adoran a ese viejo achacoso, Ya se ha olvidado el nombre? i Federico!
1fanáticos que lo odian! Dios mío en esta casa se escuchan los dislates
Y ustedes (por Ricaurte) quedan vueltas a esta casa más soberbios. Adiós.
porque quieren culpar a doña Carmen (El cura sale rengueando mientras Mario, de pie, calla
de mundana, de librepensadora. indignado. El doctor se pone casi de inmediato,
¡Es un país de befa, de zarzuela, de pie, igualmente).
de maricones y de beatas! MARIO:
RICAURTE: (Andrea!
En su discurso que me ha emocionado . . . YANEZ:
YANEZ: - iQué bochorno para usted!
¿Ah, puede emocionarse? MARIO:
RICAURTE: ¡Andrea!
Usted es un hipócrita, doctor. ANDREA:
MARIO: (Entra) Sí señor.
Perdonen, caballeros; yo no sé que' pretenden ni me MARIO:
importa, Acompaña al doctor, voy a salir.
pero están en mi casa y !es suplico
que procedan de acuerdo

100
í m j M J u u m m tm R Â m Q
FRANCISCO TOBAR GARCIA
Recibe esta visita:
yo lo conozco apenas y no tengo espaldas}. -
de qué charlar con él. Cuando sale a caballo es un jinete de la muerte
YANEZ: y yo temo que el rato
Soy yo quien se despide. menos pensado llegue la noticia.
MARIO: El está enamorado de la muerte.
Pues está equivocado, y me retiro. YA N EZ:
SI quiere Ja verdad que siempre duele, Bien puede ser, lo entiendo, soy cobarde.
usted me es antipático. . . Si la vida es horrible porque oculta la muerte
Las amistades y las simpatías y sí nada es verdad
tienen una razón: los ideales, si los ojos no ven y sólo miran la apariencia del mundo
y usted no cree en nada. - . ¿cómo querer la muerte?
YAN EZ: ' . He combatido tanto con la muerte, que estoy viejo.
Por tanto, seré yo quien vaya afuera Acabo de cumplir los cuarenta años
y no moleste más en esta casa. y sin embargo ya parezco viejo.
MARIO: Pero su padre es un guerrero que ha conocido el miedo,
Ven hijita, es una orden. Con pendón. . . que utiliza su miedo en beneficio de la hombría.
está en su casa, caballero. . . ANDREA:
(Mario se retira y, al hacerlo, sonríe por última vez: es una cortesía (Se vuelve y lo abraza. Yánez se queda de una pieza)
superior a su propia molestia; es más bien un abrir los labios para ISalve usted a mi padre!
que luego aparezca el rictus desdeñoso del caballero El doctor YA N EZ:
Yánez,sin saberlo,queda de pie. Andrea, con vehemencia, toma las i De qué sirve luchar! Y , ¿no es más noble
manos del médico). morir como él desea,
ANDREA: a vivir como vivo?
Padre es muy co.to para dar las gracias. fOh(créame; ANDREA:
ha querido decir lo! (Lo mira) Si supiese
Y ahora seré yo quien le suplique: por Dios, ¿es la verdad? YANEZ:
YANEZ: ¡Qué va a decir, Andrea!
Señorita, está pálida . . . ¿qué siente? Soy un hombre cansado ae fingir.
ANDREA: ANDREA:
El robierno ha dictado la sentencia? IPorque está enamorado de rn. madre!
YANEZ: _ • (Andrea se separa de Yánez. El sonría tristemente)
i Véame usted! En mis ojos existe esa señal; YANEZ:
dos veces han tratado de matarme. Nunca he creído en el amor . . . .
ANDREA: (Las luces se pierden).
Pregunto por mi padre!
YANEZ: FIN DEL PRIM ER ACTO.
Y o . . . he escapado.
ANDREA:
Pero él desprecia . . .
Oh no, doctor, él teme, pero sabe
que es tu destino. (Ella se desprende y le da tas
102
FRANCISCO. TOBAR GARCÍA

(imperioso) Pues ya hemos convenido


que haremos una crítica "in extenso"
al final . . . Continúe, pues, señora!
ACTO SEGUNDO CARMEN:
(Sin leer, ai auditorio) Dos últimos trabajos. . . yes prefiero
ESCENA PRIM ERA . que se llamen así; no son poemas
mi dignidad o mi infinita vanidad no quieren
Tres días más tarde» en el mismo escenario, que Carmen llamarlos de otro modo. (Lee el título) "Eternidad''
ha dispuesto de un ¡nodo más formal o riguroso para el (El auditorio se recoge. El gran poeta se acomoda, mira perplejo a los
"chocolate literario". Antes de levantarse el telón, se demás, hace..-un esfuerzo inaudito'para escuchar, pero ca®
oyen aplausos, que no cesan sino cuando se inicia el fatalmente en Sos brazos de Babia, que es su Musa favorita)
juego escénico. (Leyendo) No confundas amor con un antiguo
Están sentados y dispuestos a escuchar, el cura Ricaurte. deseo de morir. . . ven a mi lecho!
y, a su lado, Angel Guerra que devora con sus ojos a Este calor exiguo
Carmen, quien se halla en e! centro, de pie, con unos como un fuego que muere entre mis pechos,
cuantos papeles en las manos, Andrea está en-segundo es un presentimiento? Yo estoy sola,
término, casi escondida,, detrás del doctor Yánez,que en la playa sin nadie como una ola
observa irónicamente „ a ¡a concurrencia; 'cerca de! que se deshace en el ínútil llanto.
médico, y muy juntas, las señoritas Baca Guerra y, Eternidad de mi quebranto . . .
finalmente Mario, abstraído, más que nunca silencioso y llorar, llorar la muerte siempre esquiva
•. apartado de todos. y sentir a 1a muerte, si estoy viva..
Én un puesto especial, de honor y reverenciado por Sa y morir de deseo cuando nada me importa
concurrencia, está el "Poeta" Veiarde, maestro laureado, como un río de sangre que en la aorta
una especie de dios ebrio de alabanzas, semidormido, anuncia el estallido!
que se halla a las puertas de la vejez y que .atiende ai No confundas amor con el perdido
espectáculo de la vida con la ignorancia y el desdén ; anheío de cerrar
propios ■de un hombre fatigado por las alabanzas, estos ojos al cielo y de callar. . .
conocedor, en su vanidad, de su valor artificial . . . Silencio que me envuelve y se eterniza
Ahora reina un gran silencio, que podría ser elocuente y como envuelve a ia llama la ceniza
aún guardar cierta majestad, si no fuera por la presencia
y a nuestra vida el mar.
equívoca de las dos "intelectuales" y el gran Poeta que
¡Oh Dios mío! este grito que me ahoga
cabecea de lo lindo y cuya figura es la antítesis-de un
y la mirada ciega que interroga . . . .
viernes de cuaresma.
Pobre mujer en tu inquietud de rea
CARMEN: • , . en esta vida fea,
Si no están fatigados . . . . vagando sin saber qué es el amor . . .
LAS DOS: y seguir con desgano hacia ninguna -
parte, vestida sólo por la luna
Al contrario. . .
■MI CHE; mientras tiembla el paisaje en derredor.
(A Susana) Por ¡o menos, son versos que muy rara ¡No existe nada, más que engaño! El día
vez se escuchan .... tan altos . . , y qué bien los ha dicho! es la noche . . . yo vivo mí agonía
RICAURTE: y me acompaña siempre mi dolor . . .

104 105
' FRANCISCO .TOBAR GARCIA
TEATRO COOTESTORANEO
leeré "Desencanto” .
Y dicen que fui hecha a semejanza I V ELA R D E:
de Oíos___sólo me queda la espaera Yo, señora, "encantado" del elogio.
de recoger la luz \ RIC AU RTE:
regada bajo el lecho donde te amo Ahorremos las flores para el corso de enero,
Entonces, a quién clamo, í V ELA R D E:
a quién rezo, si no estás en la cruz? ! Como usted guste. Reverendo Padre.
Perdóname, estoy ciega y estoy sola CARMEN:
con mi verdad , (Leyendo) Todo amor cuando nace es como un niño. . .
vengo a mórir como se muere una ola Al empezar a andar es todavía
en esta playa de la eternidad. hermoso y al llegar al medio día
(Los aplausos son este vez muy discretos. El poeta laureado se es un ser que nos mueve a compasión.
despierta y aplaude frenéticamente. Todos lo observan, pero él los Cuando el amor ya deja de ser niño,
mira desde la cumbre, desdeñoso, soberbio). se endurece en la carne y nos tortura. . . .
VELARDE:
ya no tiene ilusión, no se apresura
¡Eso es macabro, pura poesía!
lEs Saudslaire? ; y comienza a morir bajo otra luz.
FtICAURTE; Todo amor muere un día sin calor
; y se planta una cruz, se deja un nombre
¿Cree usted?
- y se separan la mujer y el hombre
Respira ese perfume, el de Las Flores del Mal?
VELARDE: que un día fueron uno y hoy no son
(Riendo) Me olvidaba que usted admira a Campoamor. . . más que las manos desunidas. . .
{Carmen toma sus papeles y se hace silencio, Mario, cabizbajo, salte. Pues debiendo ser una, son dos vidas
En su rostro hay una infinita tristeza. Andrea mira a su padre y y dos sombras en ve.z de un corazón . . .
luego a Yánez a quien sonríe abiertamente). Entre mis senos ya tu voz ha muerto. . . .
SUSANA: ; y e¡¡ tu tallo mi sombra es un injerto,
(A Midhe, en saneto) Ese cholo sonríe. . , les con AndreaI ; es una herida eterna que no sana . . .
MICHE: y voy muriendo sin saber, de gana,
(A la otra) Acabará con ellas: con la madre f conjio un niño que muere allá, muy lejos!
y la hija. Conviene ser discretas. . . . Amado estamos viejos,
(Veíanle hace "S ch . . . ” y se logra etre vez el silencio). ? pero aún compartimos el dolor!
CARMEN: ■ Oh sí, desconocido: recíbeme, te llamo
El último, . . perdonen, he leído arrepentida . . . .
ya casi una media hora, y agradezco escucha cómo cesa tan despacio la vida.
el silencio cortés conque me escuchan todos. Todo amor cuando muere es soledad!
Este es muy breve, sólo algunos versos, felices unos (El auditor aplaude sin mucho entusiasmo; sófo Yánez
y otros heridos! Cuando leo, siento lo hace con' calor, mientras se apagan I» señales” más cocieses y,
que no soy nadie, una mujer que ha amado y sufre, I desde luego, el Poeta laureado, que regresa del Olimpo en w
cuyo único valor es poder escribir. I tflburi dorado. Luego reina el confuso silencio. Michita ñ ire a
VELARDE: i los asistentes y, después de recibir un codazo de Susanita, se
¡Magnífico! T otal___ ¡I. decide. Carmen junta sus papeles y se sienta al lado de Mario).'
CARMEN: ■x . M ICHE:
Muchas gracias, Maestro. . . y en su himor Pues en primer lugar, ya que me otorgan este honor,

107
J E A 1 R U VAJX'UliMWK.AJNliö

yo quiero agradecer a nuestra nobte . * . FRANCISCO TOBAR GARCIA


amiga» sus trabajos, si ella misma los llama así . . . . .
Esta casa que un día fue el motivo de felices encuentros, y caer de repente
otra vez se ha llenado de palabras hermosas y febriles a la más dura realidad . . . . de asiento!
(Se sienta). (Risitas de las mujeres. Velarde es una figura patética, entre lo
■ SUSANA: obsceno de la risa y la palidez de una tragedia ridicula. Lucha
Si la mujer es poesía, consigo)
como dicen los hombres que escriben poesía (se ríe y Decía que los dioses
busca ia aprobación del maestro que desafortunadamente está cansados de ser dioses, inventaron la música y el verso.
otra vez en Babia) • Sí, nuestra poetisa . .;
es bien difícil.. . ,que una mujer escriba Poesía. me han parecido versos paladeantes,
Hoy hemos escuchado un centenar de versos exquisitos, de sabor muy moderno, rosas húmedas,
a cual más inquietante, metáforas aladas.
y muchas rimas de sabor moderno. Y por lo tanto, ungido como el vate de América, señores,
Yo soy más que un voto en esta sala debo alabar la exquisitez y el brillo
y me toca aplaudir los lindos versos de doña Carmen. de esta noble mujer que en su tílburi de oro
(El poeta se despierta y sonríe beatíficamente. desciende del Parnaso, perseguida por voces misteriosas.
Todos miran ahora al hombre maravilloso, pero él, a su vez, con He dicho! (El Poeta regocijado se desploma).
cándida hipocresía, observa a Ricaurte. Las miradas terrestre se RICAURTE:
vuelcan en Ricaurte, quien carraspea sin levantarse, comienza Muy hermoso,
■su discurso). . • pero . . . un poco retórico.
RICAURTE: . VELARD E:
¿Qué piensa usted, don Mario? (Indignado, pero sonriente, con almíbar en los labios)
MARIO: " ■- Es mi estilo . . . .
Soy un hombre . . . que ama fervientemente a su mujer: Señor cura, no soy un falso crítico, he querido
no puedo ser ecuánime, objetivo. . expresar mis ideas . . . bien . .. poéticamente y me parece
Al oir esos versos, en mi cruel ignorancia, ' que he dicho cuanto debería decirse!
sentí. . . pues la belleza! El arte y la moral son muy distintos . . .
RICAURTE: ■ YANEZ:
Nuestro Poeta calla. ¿Han traído paraguas? iVa a llover!
VELA RD E: MICHE:
Y el que calla otorga. ¿De veras?
RICAURTE: SUSANA:
Pero algo nos dirá de esos trabajos . . . . Los sarcasmos del doctor.
VELA R D E: • RICAURTE:
(Se levanta) Para mí en los altares, donde la diosa Cree usted, digna señora, en lo más íntimo y sagrado
que inmortal se desnuda, Poesía, . de su conciencia,
oh madre manifiesta de las musas, augusta Palas, que sus poemas o trabajos son
esquiva diosa de los pies helados morales, o más tarde sentirá la vergüenza
la poesía es una muestra del favor de los dioses, de haber descrito sus ciegos impulsos?
esa divina transparencia, Tiene una hija .. . señora . .. pensó en ella?
la remota costumbre de volar en las alas de algún sueño . YANEZ:
Estamos en la Iglesia, para oir esta clase de sermones?
108 Doña Carmen ha escrito una obra de arte,
109
TEATRO COOTKMPORANEO FRANCISCO TOBAR GARCIA
'
y debemos juzgar sólo el aspecto estético. espía al señor cura, sin dejar de observar de un modo insólito a
RICAURTE: Carmen que le devuelve fríamente la mirada)
¿Entonces, ya no existe la moral? ANGEL:
Lo que es bueno es hermoso. ¿Quién soy yo para hablar de la moral?
YANEZ: i SUSANA:
Lo que es hermoso es bueno. ¿Es todo?
RICAURTE: ; AN G EL:
Muchas veces. Son hermosos y elocuentes . . .
Lo que acabamos de escuchar es bello? I MICHE:
YANEZ: i Dios mío, usted se ha vuelto el agua tibial
Creo que todos estamos de acuerdo. YA N EZ:
RICAURTE: No me extraña, me han dicho que frecuenta
¿No tiene otros . . . trabajos. . . doña Carmen? í a los amigos del gobernador. . . . . .
CARMEN: SUSANA:
Los he leído todos, Una calumnia, ¿no es verdad, hermano?
escribo rara vez, cuando el dolor o la felicidad ANGEL:
son inauditos. Yo, metido en política?
YAN EZ: RICAURTE:
Puede haber otro caso de humildad, Señor Guerra: le exijo que nos diga la verdad!

I
puede darse mayor síntesis crítica? AN G EL:
Estamos por desgracia acostumbrados
a los poetas que derraman versos.
CARMEN:
Veintiún poemas.
RICAURTE:
¿Su humildad, señora?
; CARMEN:
¡Sí, son poemas!
Con la gente que tuerce las palabras
es mejor. . .
YANEZ:
(Al cura) ¡Qué ridículo!
SUSANA:
Si me permite nuestro sabio crítico, , . Si ustedes creen al doctor que lanza
yo encuentro que los versos, por decir lo mejor, son una especie......
muy extraños. YAN EZ:
MICHE: Es verdad
Hay uno, por ejemplo, RICAURTE:
claramente liviano . . . muy audaz. Ah don Angel, confiese que le agradan
SUSANA: esos trabajos ...?
Y mi hermano, ¿qué dice? ANGEL:
(Angel sorprendido mira a su hermana y a Miche, S í , ...
SUSANA:
1 Í0 iMi hermano está en la luna! 111
VE LARD E:
Ah la luna piadosa en mí secreto,
i (Todos callan V el poeta, al sentir sobre sí tantas flechas
TEATRO CONTEMPORANEO
TEATRO CONTEMPORANEO
sentémonos, señores.
Pero en aquella desnu.de/ hay algo Digo que la mujer cuando cultiva su espíritu —
voladamente oscuro . . . sus versos son sensuales. (Al pedido del Poeta, se sientan los más. Queda de pie
YANEZ: ' . el médico que se acerca a la muchacha. Elisa va
Ese camino es fácií para usted, confiese . . ,! ofreciendo tas tazas de chocolate).
Por un momento» se libró del yugo SUSANA:
familiar,'parecía más humano . . . (A Miche, en secreto) De tal madre, tal hija.
Ya fe preguntaré más tarde qué motivos AN G EL:
tenía para obrar de esa manera. Es muy graciosa nuestra muchachita . . . .
■ANGEL: CARMEN:
¡De pie) ¡Usted me ofende! Elisa es como hija . . .
YANEZ: ELISA :
¿Quiere mis padrinos? (Arrobada).. iSu merced, niñita!
Por ios dioses, proceda como un hombre! CARMEN:
MARIO: Sirve al doctor, Elisa.
( Levantándose) Señores y señoras, mi cansancio Doctor Velarde, ¿está servido? ^
será excusa muy justa. ¡Cómo extrañaba el chocolate cuando estaba en f*.arís
Les ruego que perdonen a este inculto huésped, RICAURTE:
pero mañana tengo que viajar , . I Elisa entra con Usted . . . ¿Lee a los clásicos?
un gran charol y las tazas para el cfiesoiaíe) CARM EN:
Espero algún provecho de esta larga discusión. Le ía . . .
{Toma la mano de Carmen y ¡a besa). RICAURTE:
Sus versos son hermosos. ■ . - Nos podría decir ¿qué lee ahora?
CARMEN: CARMEN ■
Con tai elogio, sobran los elogie«, - La Cartuja de Parma,-de Stendhal.
usted me ha conmovido. MICHE:
MARIO: ¡Santo Cristo, Stendhal.
Buenas noches. YANEZ:
ÍA Andrea) Puedes quedarte. (Al cura) Lo ha leído, señor?
ANDREA: RICAURTE:
Como So entienda su merced. (Mario sale. Los bombes Está en el Indice,
se han puesto de pie ), YANEZ:
YANEZ: ... .... La ignorancia sé escuda en la moral.
Yo pregunto si no es desportes'i’a RICAURTE:
quedarnos'cuando el huésped se retira. (Temblando de coraje) Usted insulta a un sacerdote!
CARMEN: .■ ~ YANEZ:
Le agradezco doctor por esa arnabíe De sacerdote tiene usted muy poco.
preocupación. Sería descortés ¿A qué ha venido?
que habiéndole rogado, se marchase. SUSANA:
Esta casa es de ustedes y yo exijo, ¡Sacrilego!
como dueña,que la honre. CARMEN:
VELA RD E: Doctor, que baste ya. -
Francamente, improvisa como un hómbre;
FRANCISCO TOBAR GARCIA TEATRO CONTEMPORANEO

YANEZ: .
S¡ la ofendo» no quiero perdonarme» Doña Carmen: confiese que sus versos
pero es inútil: el coíor ¡e sienta son obras de un error.
CARMEN:
al crítico qus huele en cada verso una ofensa Mi vanidad. . . .
a la moral!
Dichosa la moral de los eunucos. RICAURTE:
R IC A U R T E:, '. La vanidad estéril. (Inicia el mutis)
¡Ah, pagará muy caro lo que ha dicho! Sin embargo, confío que la próxima vez no me encuentre
ANGEL: con su ilustre médico. (Se inclina ante la
Usted insulta a nuestra sociedad. huésped ceremoniosamente)
YANEZ: El chocolate estuvo delicioso. Yo admiro su talento
y pido al Creador que la ilumine.
En resumen, señores, y dejémonos de tanto dulce,
ustedes ya han juzgado! (El cura comienza a salir).
MICHE: ANGEL:
Sinceramente
(A Susana, en secreto} Si las tiene a fas dos, qué
desvergüenza! SUSANA:
CARPEN : ■; ' -¡Vamos!
'Elisa, márchate. {Elisa sale atemorizadas Una lástima .. .ese hombre lo ha estropeado.
YANEZ: MICHE:
Y usted se queda, doctor Yánez, . . .
Stendhal lúe la piedra de toque en este juicio miserable!
Por qué no hacemos una pira • YANEZ:
-Para dar un motivo a la ' academia de las lenguas".
: y quemarnos las obras de Zola, de Balzac. de Thomas ■
(El cura hace una última reverencia. El poeta duerma
Hsrdy, de Samuel Butier y de Baudeiairef .
i Quememos a Daudet y Henry Fleldtngl ■plácidamente mientras salen todos. Carmen y Yánez
se miran fijamente. Andrea se dirige a su madre}
La lista está completa, señor cura? IS@ vueíve a los
demás) ANDREA:
Ha leído tal vez a alguno de ellos?; Yo le pido Sa venia para entrar a mi ©uarte,
. .RICAURTE: CARMEN:
(Sonriendo) Conozco esa manera de expresarse No te duermas aún, iré en seguida. CSale Andrea}
ÁNGEL: Tome usted mis palabras como son:
{A Carmen} Las lecturas revelan muchas cosas . . . la verdad de una pobre mujer que ha enloquecido.. .•
CARMEN: ■YANEZ: . '
■Usted me'ha dado un lustre que no tengo. ' • Discúlpeme un momento. Se acerca aS Postal.
YANEZ: VELARD E: -
(AI cura) Su talento indudable es la amenaza (Incorporándose) iAh, ya se han ido todos! Me he quedado
más torpe que haya visto. -' pensando en otros tiempos.
RICAURTE: . . Mándeme usted sus versos; en un mundo
Mis-queridos amigos, el orgullo vacío como e! nuestro, no hay otra solución
es el mayor pecado! Un caballero me propone que ia embriaguez. "•••"•
que me lance a volar sobre la tierral ■.** He cambiado la torre de marfil por la botella. . .
Hemos tratado me conservo en alcohol.1
de juzgar sin pasión . . . En verdad es usted, ¿cómo diría sin ofenderla?
una mujer insigne . . . Y la odiarán por serlo
FRANCISCO TOBAR GARCIA
US ATEO CONTEMPORANEO

Doctor Yánez: se acuerda de una noche Usted se anuncia de un modo exquisito!


en que usted me atendió. . . ya no recuerda! ANGEL:
Paisaje de otro día bajo el polvo de junio! lOué oído tiene!
ÍSe inclina, besa respetuoso y emocionado la mano de CARMEN:
Carmen y sale. Carmen So acompaña hasta la Como el suyo.. *
puerta. De pronto, después de dejarlo, regresa ANGEL:
apresuradamente). Ha comprendido usted, noble señora!
CARM EN: ' ' (Se sienta) ¡Esta noche fue horrible!
Escóndase en la huerta . . . no me deje. Este Ricaurte es una mosca, pero tengo
Viene hacia acá ese hombre miserable: ¡Angel Guerra! muchos amigos---
YAN EZ: no es posible que en la era liberal
¿Usted iba a decirme . . . ? se castiguen poemas de un noble sentimiento
CARM EN: Su poesía es de un aroma que perturba!
¿Se ha enamorado usted de mí? CARMEN;
Perdone la pregunta.. pero es que sufriría si supiese .. No lo dijo esta noche . . . usted esperaba
¿verdad que no? una sonrisa mía como premio?
Es el único amigo . . . le suplico. ANGEL:
YANEZ: .(Sonriente) Admiré su valor para decir
Era una tentación . . . mas» no se inquiete en lo más que no era muy feliz su matrimonio
mínimo. y eran toda pasión sus versos. Ese instante
CARMEN: sentí que la . . . . admiraba! ’¡Una mujer inverosímil!
Yo lo respeto; sí, lo admiro! ' CARMEN:
YANEZ: ¿Por qué calló?
Me confunde y abruma; sólo soy un estorbo. . . ANGEL:
Al principio sentí . No cabe
una emoción inexplicable . . . pero somos, salvando discutir con un hombre tan sinuoso como Ricaurte.
las distancias, iguales ¿Me enamoré de usted? No lo Hay que luchar de lejos, procurando herirle
recuerdo. en lo más blando. . . por ejemplo, su madre!
La entiendo y la acompaño. CARMEN: '
CARMEN: Yo prefiero callar esos hechos.
Escóndase detrás de aquellos árboles. (Yánez sale de no me parece noble herir a un sacerdote con la culpa
prisa. Carmen toma sus versos y se sienta como . dudosa de nacer.
si leyera; sonríe). _ ANGEL:
No lo he herido . . . i qué buena es su amistad! .Es como un ángel.
Pero Andrea lo mira corno si ella . . . ¡Oh Dios mío, CARMEN:
imposible! , ' Unos se llaman . . .
¿O yo me he enamorado y me aborrezco por ser tan débil? ANGEL:
iPobre Mario! Si yo hubiese podido mandar en m í. , . Y otros son, verdad?
Es posible que lo ame Cuando sonríe, me siento un gusano. . . .
y queriendo mi propia humillación lo niegue? Ay señora, yo haría por usted cualquier intento.
(Entra Angel silenciosamente. Carmen tabla sin CARMEN:
regresar a verlo) ¿Qué ha dicho su hermana?
117
FRANCISCO TOBAR GARCIA
TEATRO C»NTEMFORANBO "

ASMGEL.' MARIO:
Sus versos fe han llamado la atención. iSalga en seguida de mi casa!
CARMEN; ANGEL:
Como es soltera ., .{Se levanta y camina unos pasos) ¿Qué piensa que soy yo?
ANGEL: . MARIO:
Yo la admiro,señora humildemente . . . Un limosnero.
Un beso suyo. . . ¿considera que un hombre insatisfecho, A N G EL
de una ciudad mezquina, rodeado como estoy de soledad ...? (Sonríe) No sé cuál éde los dos . . . .
Yo le imploro, si quiere de rodillas! MARIO:
No he besado jamás a una mujer. . . decente (Brutalmente) ■ IHe dicho fuera!
Yo le prometo que si usted me da, un sólo beso (Angel titubea y al fin sale).
me batiré a su lado. ¿Piensa usted la vergüenza que he pasado?
Han comenzado los primeros chismes CARMEN:
y todos se preparan para herirla . . . le van a sepultar. Tenía miedo . . .
Van a decir que usted y el doctor Yánez se entienden... M ARIO:
Un solo beso. . . tenga compasión. Cállese, le ordeno.
CARMEN: CARM EN:
Pudo hacerme reír y sin embargo, sufro al verle ¿Ahora, me desprecia?
en su actitud ridicula. M ARIO:
¿Por qué si es hombre, nunca se ha atrevido Usted sabe que siempre la he querido. . . (Pausa, .
a conquistar una mujer? i Cielos, no sigal hondamente perturbado)
¿No ve que soy una mujer y temo herirle? Pienso que si muriese yo, usted sería
ANGEL: un poco menos desgraciada. (Carmen estática lo mira
(Se ría) Es peor que las otras como si fuera a gritar)
Si todas las mujeres. . . usted oirá de mí!
¿Sabs qué ha dicho el cura de sus versos? ■FIN DE LA ESCENA PRIM ERA
(Se acerca a Carmen) Que son muy imperfectos.
CARMEN:
Y si yo le dejara que me bese,
¿me ayudaría usted contra los otros...? - ■
AN G EL:
¡Contra mí mismo!
CARMEN:
Béseme, si quiere.
ANGEL:
La adoro. (Se aproxima más todavía} No me atrevo
a besarle Sos Sabios.
Soy un imbécil, soy un asco!
Usted $s burla de mi timidez
CARMEN:
Andrajos de hombre . . . icómo lo desprecio!
IEn em instante apara« M irlo)
119
TEATRO CONTEMPORANEO

RICAURTE:
No tem a...
Usted me odia, estimada señorita . . . .
ANDREA:
ESCENA SEGUNDA Si sabe lo que siento, ¿para qué perder el tiempo?
Por su causa mi madre está abatida
Una semana más, que ha transcurrido entre la angustia, y ha llegado a pensar
y el sopor de la vida provinciana. que debería destruir sus versos . . . ¡Quemarlos! ¿Se percata?
Es de noche, después de la. cena, y se halla presente, el ¡Porque un hombre fanático le dice
cura Ricaurte, que pasea dentro de limites muy que escribir es pecado i
estrechos. Elisa entra—su rostro testimonia,en su palidez, RIC A U RTE:
el embarazo- y habla temerosamente. ■ Tergiversa adrede
mis palabras . . . yo he dicho que los versos, algunos
-ELISA : versos,
a Dice la niña que lamenta mucho, sor« demasiado libres . . . ¡pues en los dos sentidos!
pero que ya ha salido. Para mí que está enferma . . . .
, RICAURTE: . . Pero yo no he venido para hacer más profunda la herida;
i ' ' Esperaré. estoy aquí porque esta tarde
{ ¿Qué tienes? Ven.acércate . . . en «a extraña palidez. . . se ha esparcido el rumor de que su madre . . .
¿Eres soltera? ¿Por qué tiemblas? ($s sienta, duda un momento)
ELISA : ' ’ es la amante de Ylnezl
Pero ya viene la niñita Andrea. ANDREA:
RICAURTE: ¡Qué imposible!
Y tu señora está... me has dicho la verdad? RICAURTE:
, ELISA : No me puedo callar: en los corrillos
Está llorando, se ha dado ¡a noticia de que usted y su madre
RICAURTE: litigan por el sitio en una cama . . .
A|á. que las dos son las presas de aquel borracho iridignol
(Entra Andrea, quien dice desde Sa puerta) ANDREA:
■ ANDREA:
(Vacila y se desploma en su sillón)
¿Se encuentra satisfecho? Está llorando. Usted . , . usted . . .
RICAURTE:
RICAURTE:
Señorita» perdóneme, quisiera decirle unas palabras. i Yo íe doy mi palabra! Soy un hombre
■ ANDREA:
que se ha entregado a Dios.
■ Elisa, vete adentro.
¿No podrían marcharse por un tiempo?
ELISA :
Hasta que cesen de mover las lenguas deshuesadas . . .
IInicia eS mutis) Sea alabado el Señor.
ANDREA:
RICAURTE: ■ .
¿Quién encendió la hoguera sino usted?
Por siempre. (Mutis efe Eiisaf. ¿Estamos solos?
Y ahora, llega con el rabo entrepiernas a decir
ANDREA. . ■
que nos vayamos! ¡Qué se ha imaginado!
parece.
RICAURTE:
Me temo que el orgullo
120
TEATBfO CONTEIttOBANBC
FRANCISCO TOBAR GARCIA

IGué inocente es usted!


no sea el modo de batir a nadie. Cristo, me escucha? Su vida es más preciosa que ¿:us versos escritos per
(Se levanta) Yo he acusado a su madre de escribir desquite. . . .
poemas inmorales, pero nunca pensé que la envolvieran Son obra del orgullo, son hijos de la loca vanidad.
en una atroz calumnia. La he acusado por eso. . .
ANDREA: Es su madre, ¿me entiende? La vergüenza
Y que al doctor le chupen hasta la ultima pasa a los hijos.
gota de sangre. A N D REA:
RICAURTE: Desde ahora siento
¿Le defiende, acaso? orgullo de crear corno ella cree en e! amor.
Ustedes le conocen por la espalda . . .
F.IC A U R T E:.
Es un chacal.
i Por los clavos de Cristo!
ANDREA:
AN D REA.
(Feroz) Le admiro a usted doctor R icaurte! No le tengo temor. »Ahora io comprendo!
RICAURTE:
Vine por darles ánimo y consejo; Y usted habla de triste vanidad, habla de orgullo!
me marcho derrotado. Usted que tiembla al escuchar los golpes
ANDREA: de un corazón humano!
No hay lugar para chismes en la casa. Vomite et suyo si le duele ser hombre como todos,
Ha venido a espiamos, ¿o siente la vergüenza de haber nacido de otra cri*tura?
la provocar el pánico! ¿No tuvo madre?
Y si fuera verdad esa calumnia, ¿con qué derecho R IC A U R T E:
la arrojan a los cuatro vientos? (Enfurecido) ¿Qué le importa a usted?
RICAURTE: AN D REA:
Está en juego mi honor de sacerdote: Acúseme ante e! mundo de ser una mujer
en la presencia de Dios, y de haberme educado.
puedo jurar que mis labios jamás han profanado Ustedes nos quisieran de otro modo. . . .
la virtud de esta casa. No soy juez, Yo creo en Dios, ¿comprende? Le da miedo que craa
y no se deje persuadir de quienes en un Dios que es amor y que se compadece por lo tanto,
quieren hacernos enemigos. de nuestro amor. . . hecho tan sólo de esperanza?
(Inicia el mutis) Si ustedes permanecen R IC A U R T E:
en esta casa, lloverán calumnias, y en cuanto a Pues que Dios la perdone si blasfema.
aquellos versos, (Sale. Andrea sola, mmúm unos pasos y reü@Ki«a, Su
estoy de acuerdo "con su madre, dígale: rostro está velado por una tristeza infinita)
debe quemarlos. El corazón se agita débilmente.
Su conciencia es la voz autorizada. Yo presentí esta calma siniestra que # m i madre
¿Por qué me teme? rodea; es el principio. . . (Lsmaménta,
ANDREA: palabra, con a»; tmm mkm ®t wwifptl '
IMe horrorizaI Piensa Le oigo batir como un» alas que no imputan al m éo, ■-
en que esos versos que escribió mi madre Un puñado de lágrimas. . . y ahora
le dolieron tal vez más que tenerme...? sentir que entre las mano6, como un pájaro herido,
ISon su sangre! Le pide que se mate! calla toda la vida! (Carinan entra, vertida para salir a
RICAURTE: la calle)
FRANCISCO TOBAR GARCIA TEATRO CONTEMPORÁNEO

CARMEN: Cuando has escrito un verso, te parece


¿A qué ha venido el cura? que algo de ti se ha muerto, y de repente, un ojo extraño
ANDREA: observa fríamente y nos arroja
Para darnos la verdad a la cara: "Son cosas de una loca..
noticias frescas. Sigue la campaña» O como aquel caballero que me decía: "Tranquilícese
mejor dicho, se inicia de un ' modo ■encantador. doña Carmen, no sufra, son los nervios, tome usted
CARMEN: valeriana. . . "
¿De qué me acusan? , ANDREA:
ANDREA: ¿Adónde va? /
De haber sido franca» CARMEN:
CARMEN: A la casa . '
No» querida . . . los hombres se han sentido desplazados, del Obispo; me pienso arrodillar
porque son débiles a sus pies, impl -.«He por mis versosI
y jamás se apartaron de sus madres amantes. ¿O debía mentir para que nadie me llamase como hoy?
No cambiaremos nunca: poseemos a los hijos Sí. Lo escucho esta tarde:
y cuando nos casamos hacemos el papel de una "Una mujer caliente". (Pausa) Pobre Mario
madrastra. ' ■ Yo debía callarme por este hombre que me ha querido
Se preguntan atónitos: "cómo puede escribir esa mujer! ■ tanto.
"Cómo se atreve a hablar de nosotros". ANDREA:
Y son talos iguales. Usted sabe que yo amo a mi padrastro,
(Pausa; se sienta un instante) pero sus versos . . . ¡No! Los considero
Dime» Andrea: ¿qué piensas de tu madre? (Pausa) sagrados. •■son su sangre... la sangre de mi madre!
Hoy no ha venido Federicp Yánez; Esa noche, al leerlos, tuve un rato
podría ser que hasta él» por simple precaución, me deseo de gritar. . . sí, me contuve
abandonase. CARMEN:
¿Me comprendes, Andrea? Soy tu madre en verdad No hablemos más . . . me vas a hacer llorar.
o somos dos mujeres que envejecen en distintas edades?, ANDREA: .
ANDREA: Conviene que el Obispo encuentre rojos sus ojos! .
¿Quién fue mi padre? Estará prevenido por el cura
CARM EN: Sabe usted que hace un rato he descubierto
Una noche de lluvia . . . yo estaba enloquecida por la un rasgo noble . . . en él?
lluvia. . ' ' CARMEN:
ANDREA: . iOdio ese negro vestuario! No puedo
Y sintió miedo al entregarse, madre? mirar de frente a un sacerdote, y menos
CARM EN: sonreír como suelen esas pobre mujeres que protegen
¿Por qué me lo preguntas? (S® letanía; ahora no sabe su virtud a la sombra de los curas.
,oómo..proceder) Volveré en un momento; si tu padre
Haces muy bien . . . yo te he dado el derecho llegase, le dirás que fui a la Iglesia. . .
de preguntarme. Ya no quiero que sufra . . . . aunque mis fuerzas
¡Pues seamos amigas! íDos amigas que guardan un secreto! me abandonan, Andrea. (Entra Elisa) ¿Qué sucede?
Esa noche, en el parque, ¿qué te decía Federico Yánez? - ELISA:
ANDREA: ' ' . Nada, niñita . . . vine a ver. no más.
FRANCISCO TOBAR GARCIA ^TEATRO CONTEMPORANEO

CARM EN: ,
(Sobresaltada) Ibamos juntos, en silencio. . . ¡inmóviles! iTe he dicho cuántas veces que no puedes
Esto es lo más extraño: entrar sin ser llamada!
me parecía que los dos estábamos inmóviles, ELISA:
hasta que él me advirtió que nos veía Su merced 4, .
su «poso, y de repente me sentí. . . desamparada. Yo la vide llorando desde el huerto
CARMEN: y como su merced ha dicho que es mi madre, sentí miedo
Mario es así. Lo quiero. ¿Tú sabías I de quedarme sólita . . . .
que aún lo quiero? Mi razón lo dice. I está la casa sólida . . . los árboles
ANDREA: me parece que se hacen más enormes cuando cae la noche.
¿Se quiere por razones o se quiere de pronto? CARMEN:
Madre . . . la vida . . . Acompaña a la niña, ya regreso. (Sale).
CARMEN: ELISA :
¡Andrea, abrázame! ¿Qué le pasa a mi niña?
(Ambas mujeres se estrechan desesperadamente). ANDREA:
Voy a quemar mis versos. ¡Pide que no le culpen a mi madre!
A veces pienso que yo soy la sombra ELISA :
de otra mujer; que yo paso esta l?rga agonía . . . ¿A quién le pido, niña? Sólo Dios . . . .
El final está escrito. Su merced que es tan buena!
i Hija mía de mi alma! (Se limpia algunas lágrimas y se ANDREA:
separa) f No me escucha. -
Algún día, ya sola, pensarás en tu madre. ' ELISA :
El . . . fue un hombre muy bueno . . . era casado, Andrés! Será una prueba, de ésas que nos manda.
¿Te das cuenta? Tu madre pecadora . . . ANDREA: '
ANDREA: Está muy lejos. . . Dios.
No la he juzgado nunca . . . ELISA :
CARMEN: „ ¿No quiere una agua de remedio, niña?
Pensé que al escribir me redimía; pero el hombre, 1 ANDREA:
este niño que un día retuvimos junto a! seno, “ Una taza, tai vez, de toronjil.
iámas perdona a ia mujer. (Pausa) ^ ELISA :
Quiero que todo cambie .. . quiero ser feliz . . . Alguien está en la puerta.
No hay oficio más triste que hacer versas: ANDREA:
te desangras, vomitas, y la gente lo explica a su manera; : IConque sea ese par de solteronas!
por qué un amor profundo, la desesperación. Mira a ver. . . yo no estoy . . . (Sale Elisa qué vuelve de
son ridículos ambos ■ inmediato, más perturbada que antes)
en los ojos vacíos de la gente? ELISA :
No me hagas caso: yo estoy ciega, Andrea . . . . Es su merced, el médico.
Pero no puedo soportar este calvario al comprender (Se acerca) Se ha quedado en (a puerta y está pálido.
que tú ANDREA:
sigues mis pasos . . . Calla, no me digas ¿Por qué estás asustada? Federico es bromista y de ese modo,
una sola palabra! sejacta de ser triste y aburrido.
Hay que hacer esta casa más alegre . . . . Ella tiene razón: debemos ser felices!
me prometo cambiar. . . ¡Yo quiero ser dichosa! (Pausa) 127
FRANCISCO TOBAR GARCIA
TE A T M ) CONTEMPORANEO

Ya io verás, Elisa» ¿cómo vuelven los días más hermosos? ANDREA: •


¿Qué esperas» tonta? (Elisa sale!, ' .; Los perros que hociquean tos cadáveres . . .
ESla me ha preguntado qué decía Federico esa noche . . . . YANEZ:
y lo ha llamado por su nombre! Es la prueba más dura que me hayan exigido
Me estoy imaginando tantas cosas las circunstancias . . .
íEntra si médico; d««fe la primera mirad«» $® advierte que algo : Lo vigilaban, io cernían y hace unas horas,
extraño pasa por Sa.messt® «fe Y á ««, Avanza, inclusive, como si lo ■ a! trasponer la serranía
cfetufiers algún terror! \ han cosido a balazos a'su padre. (Andrea como si estuviera poseída
Quería hablar conmigo o con mi madre? por un ser helado» camina a ciegas hasta «n sillón y m sienta)
YANEZ: . Yo hubiese preferido.que su madre me atendiera este rato
Con ella. (Yánez se acerca a ella y se sienta a §w lado) .
ANDREA: He visto su cadáver y he debido contenerme, -
Va debía imaginarme
pero he Horado al fin. Aquel hombre tan bueno,
usted prefiere su conversación, a la mía, tan pobre!
con ia mirada abierta, sin rencor.
No, mi madre no está . . . -
No podían mirarlo, i pues los avergonzaba I
Ha ¡do a ver a! Obispo para darle satisfacciones,
YANEZ: Tenían que matarlo .
sólo su sangre puede ahora redimirlos.
Quizás deba volver. . . ■
ANDREA: (Ella se vuelve a él y desesperadamente se arroja en sus
brazos,llorando)
Espere un rato.'
¿No puedo adivinar? ANDREA: - .
Y mi madre . . . ha pensado que mi madre
YAÍMEZ:
r.o podrá resistir? Se cuipará de haberlo abandonado . . .
Usted sabe que admiro su bondad incomparable
Oh siempre nos cplpamos,
y al igual Su entereza . . .
Porque lo estimo mas que a ella, no quisiera IHa quedado desnuda nuestra casal
contarle lo que ocurre. ¿Quiénes fueron-. . . se.sabe ya sus nombres?
ANDREA: ' YANEZ:
No me adule este instante. Todos los asesines tienen el mismo rostro:
YANEZ: son Sos sirvientes de! gobernador.
Ya conoce su lema: "los pies para adelante".
Andrea . . . íes imposible!
La noche, te protege . . . ¿qué ganaría con saber sus nombres? ' -
ANDREA:
ANDREA:
Preferiría que me diese de un solo golpe . . . .
YANEZ: (Se separa de los brazos de Yánez y, mirando a lo tejos)
El dolor se ha mostrado en esta casa. . .
Se acuerda de esa tarde, cuando vine
y sé que es el comienzo. •
para hacer a su padre una advertencia? • :
Ya no puedo. . . . corren mis lágrimas callando..
ANDREA:
YANEZ : , ' :
Entonces, es verdad. . . .
Andrea, tienen que marcharse.
¡Los perros miserables! . . . . í
YANEZ: ' ANDREA:
Lomiro aún, son su mirada noble,
Antes de que llegaran esas brujas a clamar a la cielos
y a plañir por un muerto a quien odiaban, a mi lado, ayudándome a vivir.
YANEZ:
quise ser yo . . . (Andrea no mueve un músculo)
Sí, tienen que marcharse . .. nada pueden

m
FRANCISCO TOBAR GARCIA TEATRO CONTEMPOEÁlffiO

'dos mujeres hermosas contra un pueblo de imbéciles. ANDREA:


ANDREA; Hay algo que es verdad
Tenía miedo de morir, amaba ■ ' y yo pienso vivir para probario! (Pausa ¡brevísima!
esta vida que a todos nos parece tan extraña. - se da cuenta que lo quiero?
Supo vencer. el miedo, adelantarse a la muerte! • Habría dado todo porque mi amor hubiese
¥ usted ahora llega sido feliz
para decirnos que está muerto, que ya no lo veré. ai nacer esta noche . . .
(Sonríe y acaricia la mano da! médico) YANEZ: .
Usted sabe que no era ni mi padre. . . E stoy ya derrotado . . . ¿por qué vivir un sueño?.
So conocí más tarde, me prendé de esa dulzura suya! ANDREA: ,
YANEZ: . Yo lo quiero, levante su cabeza.
Eí fanatismo de quienes no quisieron perdonar Todos tenemos que morir, pero estoy pronta
a un hombre, cuyo único pecado a luchar por mi amor. . . IQh.Dios mío, mis nervios,
era ser noble, en Se-que esta palabra significa! . ahora ya io veo . . . está tendido boca arriba .
Y el fanatismo de esta turba que calumnia a su madre ' : . (gritando) en un charco de sangre! (Yánez la abraza,
porque sa atreve protegiéndola)
a mostrar su dolor ante los hombres! ■ -i Yo no puedo morir porque fo amo de veras!
ANDREA: YANEZ:
¿Por qué me ha dicho que nos fuéramos? ' . ' ; Y usted sabe, ia quise desde el día en que Siego.
YAiMEZ; (Andrea llora)
Le imploro que se vayan» que bien puede convencer a ■ ANDREA:
su madre. (Se separa de Yánez) Lloro ai saberme menos sola . . .
Ta! vez un día, yo na sé, más tarde . . . . es esta rabia, es éste amor que duele
ANDREA: * como un grito ai oído, como un chorro de sangre . . .
¿Usted me pide aus ms vaya? ¿Por qué tenían que matarlo?
YANEZ: YANEZ:
No hay salida; ia vida es un engaño. E s tarde ya . .es como si debiéramos partir
ANDREA: también nosotros.
Usted io ha dicho, es el engaño . . . . . ANDREA:
Además, si nosotros huyéramos, ¿usted (Lo abraza mmsmmtei) Es el comienzo. . . .
cómo podría ver hacia ei futuro? Abráceme . . . estoy loca de dolor. . . .
YANEZ: YANEZ:
No piense en mí este rato . . . son las vidas No puedo darle nada, Andrea.,
de su madre y ia suyft.
ANDREA:
FIN DE LA ESCENA SEGUNDA ■-
Me auederé a su lado.'
YANEZ: • • .
. Yo le dije una vez: soy un cobarde,
nunca podré enfrentarme con «1 mundo, y el amor
hoy mns que nunca me parece lejano, un imposible.
Pero su madre . . . ha comenzado a declinar.. . Un hombre';
puede arrastarse; una-mujer, Jamás. ' ■
. .
TEATRO CONTEMPORANEO

Me miró dulcemente,
mientras rogaba a Dios que yo cambiase.
YANEZ:
¡Ah si pudiéramos cambiar el alma,
encontrar otro rostro!
■CARMEN: . .
ACTO TERCERO He vivido tan sola, con mis sueños!
Mario decía: ¿por qué no puedes compartir conmigo
Una semana después, en ei mismo fugar. tus inquietudes? ¿Pa lia yo contarle que estaba enamorada
Carmen se ha encerrado en su'aflicción; ya nóteme nada' de un imposible? Pte era un rostro
Y solamente espera. La muerte de su esposo la ha era una sombra la que yo adoraba;
despojado de su«qrgu!Ío. . por eso, las calumnias rrse horrorizan . . .
En la sala, esa noche, está con el doctor Yánez. Recuerda que una tarde le pedí
que no se enamorara
CARMEN: de esta pobre mujer. . . ? Estoy deshecha . . .
Dicen, que yo no So quería Sí, voy a confesarle mi secreto: no sé lo que es amor,
fViene a sentarse! A veces me despierto y me parece al menos no comprendo esa tristeza de 1« enamoradas
que cuchichean junto a mí. y después de. dar vida a mi Andrea, sentí
Los escucho venir, oigo sus pasos odio a mi cuerpo que me había sujetado . . . .
YANEZ: . Yo quería ser sólo mis poemas!
Me parece mas bien que se han calmado. Sí, soy como Ricaurte, medio humana! Pero, a veces
CARMEN: . una voz. como lava ardiente me iba envolviendo
Estarán a la espera. ■ y entonces era mi dolor más rojo que la sangre
IAh si no fuera por usted, me habrían hecho trizas! apretada . . . .
S¡ en pleno cementerio se atrevieron a insuííarmé. ' YANEZ: "
¿Qué fue lo que gritaron? "Vieja adúltera"* Al fina!, sólo un sueño--- CYánez padece ese
YANEZ: , . instante, duda) '
Quien debería desaparecer soy yo, señora. Yo quiero confesarle
CARMEN: CARMEN:
¿Y confesar que hubo razón? No, por Dios. . .
Esa tarde eS Obispo —yo presentía, sin saber, que Mario . ■ ino quiero más secretos! Los secreta nos duelen.
me llamaba en ¡a noche- Si tiene un'sueño,
estaba allí, delante de la. púrpura y temblaba, sueñe despacio hasta la muerte.
ei sudor en ías manos, la boca amarga, la mirada lejos ..... YAN EZ:
.Ei Obispo me dijo que era un yerro el exponer mis versos; Ya ni siquiera pienso
•muy amable, afirmó que él esperaba en una muerte dulce, romántica
una retractación . . . . CARMEN:
YANEZ: Le da horror
Lo he visto algunas veces; me parece YANEZ:
que es di fereníe a los demás, . - ' ■ Estoy viejo de repente. ¡Qué más da!
pero es un hombre apasionado, equívoco y violento. ■ Vivir de un sueño o padecer la vida.
CAR ME Mi: ¿No se educaron para ser desdichados, no cree?
132
133
FRANCISCO TOBAR GARCIA ■TE ATRO CONTEMPORÁNEO

¿Sa culpa usted ahora de la muerte ■ ' ¿Por qué ese tono? ¿Está llorando . . . doña Carmen?
de su esposo? Me he preguntado muchas veces.
CARMEN: ' CARMEN
Yo sé ¿Para qué me enseñaron a creer? |D#M8psaraáa en-su
que pude haberlo r e t e n id o pude mentir, impotencia)
pero es tan duro continuar ia vida ¿Y si hay infierno?
y sbrir los brazos a un placer que nos deja - YANEZr
más tristes.y vacíos ¿No sería peor la nada informe, ese caer en @1« c ío ?
iAndrea nos ataba! 1Los hijos nos consumen I Sólo encuentro un remedí®: «esiguar
Déjeme hablar. . . si hay en verdad' otra vida ai voítear esta» páginas, . .
odié a Andrea una vez con toda mi almai ■ No existe Dios y sin embalo creo. . .
Y o quería ser libre, yo quería ser libre - CARMEN:
y aquefia criatura desvalida me miraba en silencio. . . ¡Júreme usted que nunca So dirá.. .1
SS estuviera aquí Mario para oírme, YANEZ: . .
con sus horribles celos! We celaba ¿Que lo jure? ¿Mí pobre
a cada instante. . . . ■amiga, qué desea arrancarme? No soy más que un
No pudo,comprender que no quería a nadie, farsante
que esa sombra maldita me seguía. víctima ahora de un oscuro papel en este drama.
YANEZ: CARMEN: / ■
Todos sentimos , ¡Júreme usted!
alguna «ez ese deseo. . . YANEZ:
la soíedad ss vuelve cada día más dura . . . ' ■No puedo. . .
Perdone usted. : • . " CARMEN:
Yo también, con frecuencia, me ‘he sentido abatido. ■Era el único medio de decirlo . . .
CARMEN: ¿Por qué me mira como si estuviera "dentro de roí"?
Una sola pregunta . . . .que tai ve&la rechace, YANEZ:
pues no tango derecho para hacerla. . . Como usted, yo no quiero otro secreto,
YÁNE2:- ' r : . a menos que escuchase primeramente el mí o. . . .
Á un hombre que te callado tanto tiempo CARMEN:
antes ei ultraje de ia vida___ ((gritando) ¡Cállese, cállese!
que se empeña en seguir conociendo su inútil lEníra Elisa corriendo}
decisión para hacerlo___ ELISA : x
CARMEN: , ' Aquellas señoritas y el señor- Angel Guerra.-
¿Cree en Dios? ■ CARMEN-:
YANEZ: ' ' . ¿Qué hacemos?
Me pregunta . - YANEZ:
¿poronjs-usted desconfía? ¡Rechazarlas!
CARMEN: ■ . . ' CARMEN: -
Necesito ¿Para que hablen de mí con mayor sana?
que alguien me díga con certeza .. .Tonta ' YANEZ:
de mí que !o suplico! ¡Qué ingenuidad! ¿No piensa que lo harán ,
YAME2: a su gusto si pueden obtener mejores datos?
FRANCISCO TOBAR GARCIA TE ATEO CONTEMPORANEO

Por lo menos no quiero estar presente. ' MICHE:


CARMEN: Sí, como una hoja. (Yánez se inclina burlonamente).
¿Y si yo le roqase? ANGEL:
YANEZ: .Siento mucho.. . (Carmen ios invita a sentarse, Angel,
Usted se expone. con la cabeza teja, nerviosamente . . .1
Piense» señora», que sí lian dicho tantas cosas inmundas en verdad, nuestra visita
de nuestras relaciones» se hartarán es un poco tardía, pero estábamos . . . desconcertados.
al mirarnos aquí, en la intimidad. SUSANA:
CARMEN: Sí pues, el caso de mi hermano a quien tratara
Los amantas reniegan, pero no los amigos. tan desdeñosamente usted... cuando venía
DiSes que espero su visita, Elisa . . . precisamente para darle aviso!
YANEZ: ^ ANGEL:
Usted no quiere oírme . . . ¡soy culpable! Ya no hablemos de aquello, yo pasé un momento
CARMEN: CARMEN:
(Enfurecida! ! Nadie es culpable . . . sólo los cobardes y ¿Entonces usted vino para darme
ios más viles esa noche el aviso?
inventan esa excusa 1 ■ ANGEL:
Si yo liego a quitarme ¡a vida, Pero usted se rió de mi solicitud
si llego a desprenderme de esta ropa CARMEN:
que me hace ser humana
Tengo mala memoria para todo. . . quizás ya no recuerde.
será porque mi vida es una burda
ANGEL:
comediaI Ya estoy muerta . . . yazgo ahora .
(A Yánez) Lo que yo no me explico es cómo algunos
bajo la faisa luz de otro planeta. individuos que luchan contra el régimen, más
lüué importan las palabras!
descaradamente,
YANEZ:
se pasean tranquilos en la noche.
Está ofuscada este momento. YANEZ:
(Llegan las señoritas Baca y Guerra, ele luto estricto, lo mismo cp®
¿Como usted, señor Guerra o como yo?
Ang®S, quien tiste un aparatoso traje negro. 'Hay aflicción
Las balas me respetan, nadie quiere gastar su pólvora
ceremoniosa en los rostros. Michita se precipita a dar el primer
en derribar un gallinazo
picotazo» seguida' por Susana, en fila .india, que remata Angel, MICHE:
circunspecto)
¡Se ha comparado con un gallinazo!
" MICHITA:
YANEZ:
iGb;rr¡i sentido pésame! ■
(Burlón) A la luz "mortecina" de estas damas . . .
íCmmsíi ¡ac©pta éi abraso entre descompiesta e Irónica. En realidad,
YANEZ:
Carmen ya ha tomad© una decisión y todo aquello le importa
iAy el doctor, avienta cada cosa! Pero. . . dónde
¡nmiy poso. Cuando Susana toma su turno, ella no puede más y
sonría! se ha visto, doña Carmen, tanta maldad como injusticia!
SUSANA: YANEZ:
Es.una atrocidad . . . ios asesina Señorita . . . ¿es por mí?
SUSANA:
son esos desalmados que ha vestido e! gobierno liberal
■de servidores públicos. Sí, mi sentido pésame . . . . No me parece muy cristiana su actitud. -
Cuando lo supe me quedé temblando, como una sola pieza. Yo soy doncella, pero no la boba de tos cuentos antiguos.
MICHE:
136
TEATRO CONTEMPORANEO
FRANCISCO TOBAR GARCIA

Mi prima se refiere a los sucesos YA N EZ:


provocados por las hordas liberales. ¿Se refieren a mí? ¡Cuánto lo siento!
YANEZ: ANGEL: .
Pues lo ha entendido, señorita. (Rojo de ira, de pie) Usted es el amante de esta
A pesar de esta larga nariz, soy muy ingenuo mujer. . . de eita mujer
y como ayer se dijo —o lo he escuchado por las paredes YAN EZ:
sordas?- ■! Pues se equivoca usted.
que mi presencia en esta casa era un estigma. . . . CARMEN:
SUSANA: í iCalle usted su coraje! ¿Esto es una visita
Yo no he dicho tal cosa . . . yo decía. . . de pésame?
YANEZ:. ' 'i ANGEL:
Pues me informara! mal. {Sentándose) ¿Ah, puedo permitir que un hombre Infame
SUSANA: i hinque su lengua
(A Carmen) Estoy de cuentos hasta la corona. en mi reputación?
YANEZ: ; -' f YANEZ:
Nuestro doctor Ricaurte ¿Tiene alguna, señor? ¿De beato miserable,
dice lo mismo. de monaguillo, acaso?
MICHE: . SUSANA:
iAy, si el Obispo ya lo ha trasladado .. .1 Doctor Yánez. . .
SUSANA: usted no ha muerto porque les daría
Todo por una mujer muy cumplida asco a los viles asesinos de mancharse . . .
que ha calentado sus frías orejas. - YAN EZ:
ANGEL: O porque muerto
Este González Suárez no me agrada! f todavía mi lengua sería peligrosa?
CARMEN: \ CÁRM EN: /
i Esa mujer fui yo! ü@ hace péso favor mi buen amigo. . .
Pero no estaba al tanto Todo esto, %É» sucede de algún modo, lejos de mí,
de lo que ustedes se dirán que es mi victoria . . . . poco o nada me llama la atención ..
no he hecho más que implorar por mi decoro. AN G EL:
(Las dos mujeres se miran desconcertadas. Angel, entonces, carraspea^ Sí, doña Carmen , . . porque ai fin se descubre '
y se lanza al ataque) í una verdad antigua. . .
ANGEL: f CARMEN:
Sí que es una victoria en un combate desigual! {Silencio, miserable!
Tienen poder esas mujeres . . . AN G EL: *
CARMEN: 'j Una partida de bautizo que ha llegado de España.
íQuizás porque los hombres son tan débiles (Carmen «® cubra ®l-rastro!
y no se atreven o se consideran simplemente impotentes! CARMEN:
ANGEL: SGh Dios mío, perdónalos!
Por mucho que usted haga MICHE:
me sentiré lo mismo. Yo soy indiferente . . . i No hay que ser orgullosos.
¿De modo que hoy se precia , I SUSANA:
de haber deshecho la labor de un hombre inmaculado? El Obispo ya sabe muchas cosas
FRANCISCO TOBAR GARCIA TEATRO CONTpffORANEO

y ha llamado aS docor Ricaurte, ahora! nos llama» a las mujeres más virtuosas, con nombres
ANGEL: ' bajos. .
i Pues ya tenemos a la dama ¡lustre SUSANA:
que viaja en su pecado y en Europa lo oculta contrayendo Y tiene una hija natural.
matrimonio cm un caballero indolente! MICHE:
YANEZ: . ¿O su orgullo es tan grande que no puede
IA Carmen) IDeme usted su poder para arrojarte® de esta casal admitir un pecado?
CARMEN: ANGEL:
Déjeme. , . ta lo tiene que saberse . . . iS í, el orgullo!
Hay una culpa que los ojos vacíos de la gente SUSANA;
no transifpi? Los pobres Nos invita a escuchar la confesión más cínica
ares humanos de una cadena de pecados.
tenemos que vivir cor» los recuerdos. . . " .. MICHE:
Sa muere cada día» y sin embargo Y llama amor a la más ciega lujuria.
©11« están afuera de nosotros. , . nos persiguen» ANGEL:
doctor. . . . . Se burla de los hombres. . . de la fe de los hombres,
(Pausa) ¡De modo que el señor Angel Guerra lia pedido ■ ■ y en su lecho caliente todavía,
aquel certificado y además, se acuesta con otro hombre . . .
se pregunta perplejo si es de Andrea o si, es mío YAN EZ: - ‘
este amante que surge d e. . . . los cuentos! ■ ¿Va a dejar que estas víboras se enrosquen en su fama?
iPues es mío, señores, es mi amante! . ANGEL: ^
CYánex de ana sola pieza, no atina cómo responder a I» miradas da ' ¡Tiene que oímos!
1« ir « visitantes. Pero su estupor dura un instan!®, protesta con ■ MICHE:
toda su alma) iTiene que respetar nuestra ciudad!
YANEZ: CARMEN:
S® humilla» usted, señora, diciendo esa mentira! ■ ' Pueden hacer de mí lo que les plazca . . .
ANGEL: Federico, si usted no puede estar callado,
Luego, es culpable. salga, un momento. . .
MICHE: (Yánez sale sin prisa)
¿A quién debemos ■ Muy bien, amigos . . . ya. la suerte está echada
creer este momento? ¿Por qué'juega» señora» con nosotros? y, aunque no lo parezca, soy la víctima
YANEZ: ■ de un sacrificio absurdo .. ¿Para qué
Porque es inútil la verdad. me persiguen?
Esta mujer está muy lejos de semejante intriga. MICHE:
CARMEN: ¡Oh señora,
No me eleve» doctor, como un cometa! es llevar al extremo esta sencilla suplica:
¿Vale la pena que'nos preocupemos? (mira a Susana y Angel para consultarles, elle» le dan la
ANGEL: aprobación).
Muestra "mapa" señora en la provincia . . . Abandone esta casa!
¡ La ciudad que la acoge merece su respeto! ' SUSANA:
M ICHE; ' ■ No quiera lamentar
Usted s® burla de la sociédad, .■ despues su error, que el pueblo está indiciado.

140
FRANCISCO TOBAR GARCIA TEATRO CONTEMPORANEO
CARMEN: CARMEN:
(Fríamente) ¿Van a quemarme? ¿Están grande mi crimen? ¿De qué me acusan?
MICHE: MICHE:
Es por su bien, señora, y es por su hija. Ampara los amores de esa pobre chica...
SUSANA: y, qué más da!
Ayer -hay por lo menos dos testigos-
la vieron con el médico en la hacienda de usted. . . SUSANA:
CARM EN: S í, tú debes decirlo, o seré yo!
Hable usted lo que quiera MICHE:
de mí, no se detenga, pero de ella Ustedes se disputan esa presa. . .
íno quiero oír ni una sola palabra, pues es mí hija! ANGEL:
ANGEL: Hija y madre.
Me temo que el asunto sea serio, CARMEN:
él es un hombre dé pasado oscuro. Si existe Dios, que me castigue ahora,
CARMEN: que no vea otro día, si es verdad esta infamia . . . .
¿Porque su madre fue una pobre sirvienta? (Casfcen lágrimas) Mi pobre Andrea . . . .
¡Esto es oscuro en él, que no parece de nuestra misma IAcaben de matarme!
raza! MICHE:
Ojalá me equivoque, pero dentro Y ha amparado a aquel hombre, sobre todo.
de algunos años, los cholos despreciados por la equívoca SUSANA:
nobleza Después de que él ha sido la ignominia del pueblo • _
tendrán que levantarse. y se ha burlado
Yo por fo menos, soy una extranjera . . . ¡para ustedes! de todas la mujeres?
ANGEL: ANGEL:
¡Si amase la ciudad ¿Qué casa es esta? Su sirvienta encinta
no daría qué hablar! (Se levanta, señalándola) de don Mario. (Carmen no puede contener un grito).
¿De modo que protege ese amorío? MICHE:
¿Sabe que Yánez tiene un hijo? Sí, sí, es verdad.
CARMEN: SUSANA:
iAhorren las palabras! ¿Cuándo van a quemarme? ¡Y fue el hermano de la chica, claro,
M IC H E: quien se vengó!
¿Qué nos cree? (Carmen sonriel No estamos por el crimen, pero clamaba al cielo!
SUSANA: - CARMEN:
i Usted la reina de Madrid, qué risa! (Gritando enloquecida) IFuera, fuera!
iAh no me extrañaría en absoluto que se quitase el duelo? Los hocicos de ustedes han borrado
CARMEN: la huella de aquel hombre a quien sabía
Sí, voy a hacerlo . . . el más puro puro de todos.
MICHE: SUSANA:
Hemos pedido ya la excomunión. Esta casa es un sitio de pecado.
(Carmen se apta nuevamente). MICHE:
ANGEL: (Santiguándose) Es un burdel.
Por lo menos se queda un poco de rubor? ANGEL:
Dios ha querido castigarla.
FRANCISCO TOBAR G á B,C¡M i
TEATRO CONTEMPORANEO
_ CARMEN: . . . . . . '
inmundas!' Llore, ni el llanto lavará las sábanas.
>,i nürscia Dios y yo no puedo - MICHE:
¿No me oyen? ¡F uera, fuera! ¿Y habremos de sentir alguna pena?
55: .
¡Son lágrimas que gritan la deshonra! ¡Ni mil días
•; 3ra mía y volverá a mis manos llanto
>
'. Ji son así. , • podrá borrar la huella del pecado!
SUSANA:
¡Ustedes me odian ¿No le atormenta haber dejado a su marido7
portiue tengo.dinero» porque tuve un marido Él y Elisa . . . . . .
.‘¡/esa virginidad impuesta las espanta! ' ■’ CARMEN:
1Y usted eunuco miserable! Les pido de favor . . . . ya no soy nadie .
¿Sólo ha besado a su hermana, no es cierto? Ustedes han vencido.
Por eso no resisten mi presencia . . . . MICHE: ■
Sí,, ia nobleza muere, ' Nos ha humillado con su silencio,
pero algún día resucitará . . . . con su dinero, con su risa!
I Los esclavos no quieren libertad y se arrastran! CARMEN:
V i . EL: iOh Dios mío, perdóname.......
Puede decirnos ¡o que plazca . . . . • ANGEL:
nuestra venganza se ha cumplido al pie. . Al fin, al fin ............
ífe !a letra. • . - • ' . (Tapando sus oídos con las manos)
PIC H E: ■ . - CARMEN:
¡Qué estúpido es usted! ■. - Las voces deshuesadas....... esas voces que brotan
i La venganza del cielo» de las gargantas de los muertos,
porque esta ¡nujerzuela no ha tenido •• de las gargantas de los vivos!
más título que-ser ia amante de un-mendigo! Nunca he reído dé felicidad ni he llorado de gozo .,
SUSANA: ' . , . (Carmen calla y pareciera que sus palabras hubitsen calmado ia
La enterrarán los versos. - voracidad de sus enemigos. Ajigel sonríe dipHéUcamente y los
líLcss fres hablan como si fueran personajes.de una .adulación.' EÜava tres salen de la casa, después de haber, con un gesto desdeñoso,
retrocediendo, y a! final, deshecha,, cae. en una- silla, gimiendo, ordenado esa última maniobra. Carmen, en silencio, como una
IV!SCHE: ' " '" muerta, queda algunos instantes; luego llama a Elisa)
-Sos versos inmorales. ELISA:
■ANG EL: ¿Con quién estaba conversando, niña?
Usted vive con un reproductor. - CARMEN:
SUSANA:.- : ' V Trae el brasero.
IMsserabie! . ELISA:
MICHE:. . -
(Dudando) Su merced. . .
¿Señora . . . ? ¡Sí, ¡a ‘'mapa" señora de París! {Se comienza a c-:iry CARMEN:
Se.signan los dos.. ,.Ya Carmen ha retrocedido y solloza) Voy a quemar unos papeles. Ay, a pesar de todo lo
Señora . . . de la cama a los salón« . . .
ocurrido
ANG EL: . ' , ■ .
esta sala es mi sitio preferido . . .
Haciendo su papel. • . . ¡
(Para sí) iOdio la cama tendida, la ropa fría, almidonada
144 y el olor a alhucema!
14S
FRANCISCO TOBAR -GARCIA TE ATRO CONTEMPORANEO

ELISA : ¡Oh Dios mío, qué loca debo estar!


Llamaron las campanas . . . es para la Hora Santa; ¿Sabes que son los papeles?
la cocinera dice que es una “ hora" especial ELISA:
por los muchos pecados de este pueblo. (R íe) (Papeles, su mercedI
CARMEN: CARMEN:
Elisa, qué es pecado. Voy a quemarlos uno a uno, Elisa. (Arroja unos
ELISA : originales)
; Yo no sé, El fuego purifica
como soy ignorante. . . el señor cura ELISA :
dice que he cometido un gran pecado. (Se limpia la cara con el ¡Vea esa llama tan lindal
delantal, pero en realidad es una fórmula, ya que Elisa no Hora) (De pronto, con miedo) Están escritos .. . su merced!
Están escritos!
Pero yo espero. . . con alegría el nacimiento de mi'jito. CARMEN:
Y si es mujer, la llamaré del modo Quién escribe en la arena y en el viento confía,
que a su merced. dice el refrán, sólo tristezas cría.
CARMEN: No toqués los papeles. . . otro más!
Y será tan hermoso como tú. »Otro más! Sólo he escrito pocos versos
ELISA : y he padecido tantas horas.
¿Qué pasa, niña . ..? IVoy a morirme, Elisa, sin saber qué es el amor!
Donde falta el varón los trabajos aumentan. ELISA :
CARMEN: La niña Andrea está en la huerta . . .
La gente dice que yo soy muy mala. CARMEN:
ELISA : ! Que sueñe y se ilusione .
El patrón —Dios lo tenga Yo fui cobarde, Elisa . . . me faltó.......
en su paz— nos decía que la niña era una estrella . . . (Sin curiosidad) ¿Qué hace Andrea en la huerta?
CAPM EN: ELISA :
Vamos, Elisa trae ese brasero. . . (Nerviosa) Está con el v. . con el doctor, andando
(Elisa sale y Carmen se levanta, va al interior y trae un CARMEN:
legajo de papeles, sus versos. Sonríe casi alegremente, Ya están todos mis versos redimidos
los observa) (Como para sí) Primeramente ese fuego interior
Tiene razón, Ricaurte; poco o nada valen. y luego este otro. . . a cual más puro, Elisa---
(Lee al acaso) "Adonde tú vayas, mí amor será tuyo . . . ELISA :
todo lo que veas será mi tristeza . . . " (Que ha estado viendo hacia la huerta)
lüué tonta ha sido! Se han besado, niñita!
¿Para qué he escrito versos? CARMEN:
(Lee) "Y sí nada pido, ni imploro a los hados, Sólo cenizas.
es porque yo espero que vendrás cansado ELISA:
a dormir tus sueños en mi corazón". Yo tengo miedo, su merced. . . (Sale. Carmen regresa a ver a la
E l amor nos convierte en criaturas ridiculas que lloran huerta. Hay un instante de silencio y entra lentamente a su
y que ríen por nada. ■habitación. Instantes después —cuando se ha escuchado un trozo
(Elisa entra con el brasero) del célebre Adagio de Albinoni en un corno lejano—entran Yánez
Ponfo delante . . . quédate. , y Andrea. El va detrás y bruscamente Andrea, como si tuviese
146 14?
TE ATRO CONTEMPORANEO
FRANCISCO TOBAR GARCIA
(Pálida, se estremece. Yánez se levanta y va a su lado. Ella vuelve a
miedo,se repesa y lo abraza desesperadamente) abrazarse a él).
ANDREA: YANEZ:
¡Tuve un presentimiento! Yo no he escuchado nada.
Federico, es extraño, pero pienso, ANDREA: '
que ella está aquí, mirándonos. Se interpone entre ¡Sí, sí, es Elisa!
- nosotros! (Elisa entra desencajada y dice,en voz inaudible,algo)
Mi madre está tan rara en estos días! (Se separa para iEüsa!
llamarla "madre, madre") ELISA:
YANEZ: La niña Carmen se ha ahorcado.
No s® preocupe» que su madre se halla
seguramente donde el cura.
Nadie puede callar en este,pueblo y se comenta FIN
que Ricaurte desea hacer las paces,
fAndrea ¡o mira d es* su sitio,con inquietud).
¿Cree usted que su madre se opondría '
a nuestro amor . . . ?
Bien, tendría razón, yo soy un náufrago,
un mendigo sin fe, como una sombra.
ANDREA:
¿Por qué estaba turbado hace un momento?
YANEZ:
Mí edad, Andrea, mi apariencia triste,
pues yo no creo en nada.
La vida, este misterio . . . .
iAh la ignominia de vivir. . .
la ignominia mayor de llegar a querer esta vida
que despreciamos en la juventud!
Y su madre . . . mirándome . . . mirándola.
ANDREA:
i Ella no importa! '
Lo quiero como ha sido,
con la ternura de una madre joven,
con la pasión de una ramera que adora a un presidiario,.
con la perfecta devoción de una hija . . . .
YANEZ:
Es como un sueño, ¿no es verdad? Y temo
despertar una noche con'los ojos vacíos!
ANDREA: '
Yo soy real, ■
yo soy reai! ' ■
(Andrea se levanta).,¿Ha escuchado ese ruido que venía
de dentro? Fue un quejido. . .
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; 024035

TEATRO
GONlPiSANEi

INTRODUCCION DE

HERMÄH RODRIGUEZ GASTELO

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Guayaquil — Quito
Ecuador
ARIEL
Biblioteca
de Autores
Ecuatorianos

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naje á ia Cultura Nacional con lo que creemos sincera­
mente constituye el mayor esfuerzo editorial ecuato­
riano de todos los tiempos: la Biblioteca de Autores E-
cuatorianos de Clásicos Ariel.

Cien'libros nítidamente impresos, cuidadosamente se­


leccionados, bajo la asesoría invalorable de nuestro
Coñsejo Editorial de Honor, a cuyos miembros reitera­
mos nuestra imponderable gratitud, dan la visión más
completa de la Cultura Ecuatoriana, desde Sa Colonia
hasta nuestros días.

Esta Biblioteca viene a responder a ia necesidad impe­


Impreso por: CRQMOGRAF S. A. riosa del pueblo ecuatoriano de poder conocer las gran­
des obras de sus mejores autor©.
Corone! 2.207 y Cañar

Propiedad Artística y Literaria Registrada, Conforme a ia Ley


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