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EL GIGANTE EGOÍSTA

Oscar Wilde
Adaptación de Colors Bilingual School

Personajes:
Gigante – Carlos Mendoza
Ogra – Vanessa Trujillo
Niño 1 – Miriam Castillo
Niño 2 – América Silveti
Flor 1 – Miriam Castillo
Flor 2 – Vanessa Trujillo
Ángel – Santiago García
Niños – 1er y 2do grado
Invierno – 5to y 6to grado
Primavera – 3ro y 4to grado
Otoño – Secundaria

Narrador: Cuentan que, hace algún tiempo, pasando la ciudad de los ogros, cruzando las
montañas rocosas y rodeando el lago azulado, existía una pequeña villa, llena de pequeñas casas,
jardines comunes y niños juguetones y felices. Justo al límite de la villa había un enorme castillo,
cubierto de placas de mármol, puertas de cedro y ventanas con mosaico. Pero no era todo eso lo
que hacía al catillo relucir de belleza, sino la magnificencia de su jardín. Era un jardín grande y
bello, con suave hierba verde. Acá y allá sobre la hierba brotaban hermosas flores semejantes a
estrellas, y había doce melocotoneros que en primavera se cubrían de flores delicadas rosa y perla
y en otoño daban sabroso fruto. En el centro, lucía un estanque alargado con agua cristalina del
que las aves bebían. Los pájaros se posaban en los árboles y cantaban tan melodiosamente que los
niños dejaban de jugar para escucharlos, ya que todas las tardes al salir de la escuela tenían los
niños la costumbre de ir a jugar al jardín.

Escena I
(El gigante está sentado platicando con su amiga la ogra)
Narrador: Lo que nadie sabía es que el castillo era hogar de un gigante gruñón y egoísta que no
había estado en casa durante 7 largos años porque había ido a casa de su amiga la ogra.
Gigante: Por eso, mi ogra amiga, es muy difícil vivir en un pueblo lleno de tanta gente.
Ogra: No me gustaría estar en tu lugar.
Narrador: Al cabo de los 7 años, el gigante se quedó sin más que decir y decidió regresar a su
bellísimo hogar.
Gigante: Debo volver ya a mi hogar, para seguir cuidando de mi jardín. Después de estos años de
descuidarlo.
Ogra: Adiós, mi buen amigo. Nos veremos pronto. Espero que las personas no te molesten
mucho.
Escena II
(Niños jugando en el jardín)
Niño 1: ¡Qué felices somos aquí!
Niño 2: ¡Si! ¡Ojalá no terminará nunca el día!
Narrador: Pero mientras los niños jugaban, reían y cantaban; el gigante llegó, y muy molesto
por ver a tanto niño corriendo y saltando en su jardín, gritó…
Gigante: (gritando) ¿¡Qué hacen ustedes aquí!? ¡Largo de mi jardín!
Niño 1: ¡¡Miren el gigante!!
Niño 2: Mi abuelita me dijo que ya había muerto. ¡Qué miedo!
Gigante: Mi jardín es mi jardín. Cualquiera puede entenderlo y no permitiré que nadie juegue
aquí, solo yo puedo hacerlo.
(los niños salen corriendo)
Gigante: Por fin se fueron, ahora construiré un muro muy alto, para que no puedan volver a
entrar.
(Construye)

Niño 2: ¡Que egoísta es este gigante!


Niño 1: ¿Ahora dónde jugaremos?
Niño 1: Podríamos jugar en carretera
Niño 2: La carretera es muy polvorienta y está llena de piedras.
Niños: Si, es muy fea. Vámonos a casa
(se van tristes pero una niña se queda mirando)
Niño 2: (Suspirando) ¡Qué felices éramos allí! (se va)

Escena III
Narrador: La primavera llegó en todo sitio. Había hermosas flores y aves cantando. Sólo en el
jardín del gigante era todavía invierno.
Flor 1: (levantándose) ¡Ya llegó la primavera! (mira alrededor) Aquí no hay ningún niño, parece
que en este lugar el invierno no se ha enterado que se tiene que ir. Debe ser por ese cartel. Hay
que seguir durmiendo, hasta que el invierno se vaya de verdad.
Flor 2: (bostezando) Si. Hace mucho frío para levantarse.
Invierno: Ja, ja, ja. La primavera se ha olvidado de ese jardín, así que viviré aquí todo el año.
Voy a traer el viento del norte para que sople su aire helado.
(sopla el viento)
Podría invitar también al granizo y este lugar será delicioso
Narrador: El granizo todos los días caía sobre las tejas del castillo, hasta que las rompió. Por los
orificios entraba el viento del norte y todo lo congelaba.
Gigante: No sé por qué la primavera tarda tanto en llegar, todo sigue frio y sin colores. Espero
que el tiempo cambie.
(se mete a su castillo)
Primavera: Solo me falta llenar de flores este lugar. Pero aquí vive el gigante, mejor no. Seguro
que haría morir todo.
Verano: traigo el color para que broten los frutos, pero aquí no hay nada. Me iré a otro jardín.
Otoño: Traigo los dorados colores de los frutos maduros, pero a este jardín no vale la pena
dejarla nada, todo está como muerto.

Escena IV
Narrador: Una mañana, mientras el gigante dormía, los niños entraron a escondidas para jugar
en el jardín.
Niño 1: Hay que entrar sin hacer ruido para que no se despierte el gigante
Niño 2: ¡Si! Para que podamos jugar un ratito
Narrador: Conforme los niños empezaron a jugar, la primavera comenzó a florecer, acompañada
por la risa y gozo de los niños. La nieve se derritió, las flores se levantaron y los pájaros y ardillas
regresaron. Cuando el gigante se despertó, oyó una música encantadora. Sonaba tan dulce que
pensó que eran los músicos del rey. En realidad, era sólo un pequeño ruiseñor que cantaba frente
a la ventana.
Gigante: Creo que al fin ha llegado la primavera ¡Qué hermosa melodía! (mira alrededor) pero si
es un pájaro; hace tanto tiempo que no escuchaba uno, que me parece la música más bella del
mundo.
(mira nuevamente)
Gigante: ¡Todos los árboles se han vuelto verdes y están llenos de flores, porque los niños otra
vez han entrado!
Ángel: Hola señor gigante, mire que bonita flor, se la regalo. (lo abraza)
Gigante: (Emocionado) gracias pequeño. Ahora sé por qué la primavera no venía aquí. He sido
muy egoísta.
¡niños! Quiero decirles…
(Los niños gritaron y se asustaron, pero el gigante los tranquilizo)
Gigante: Esperen, no se asusten, quería decirles que pueden jugar todo lo que quieran, ahora es
vuestro jardín, ya no volveré a ser egoísta.
Todos los niños: ¡Qué bueno! El gigante es ahora nuestro amigo. Hurra, hurra, hurra.
Narrador: Todas las tardes al salir de la escuela, los niños iban a jugar con el gigante. Y eran
muy felices. Pero el gigante no había vuelto a ver al pequeño que le regaló la flor y lo extrañaba.
(Juegan)
Gigante: Ya es tarde vayan a casa, nos vemos mañana.
NIÑOS: Adiós, adiós.

Escena V
Narrador: Pasaron los años, y el gigante se hizo viejo y débil. Ya no podía jugar, pero miraba
jugar a los niños sentado en su sillón.
Gigante: Tengo muchas flores hermosas. Pero las más hermosas son los niños.
Niño 1: Ya nos vamos, cuídate porque ya viene el viento. (todos se despiden y salen)
(de pronto aparece el pequeño)
Ángel: ¡Hola! Has cambiado mucho.
Gigante: ¡Como estás! Meda gusto verte. Sí, he cambiado estoy muy viejo, pero soy feliz. Nunca
olvidé la flor que me diste hace tiempo.
Ángel: Una vez me dejaste jugar en tu jardín. Hoy vendrás conmigo a mi jardín que es el paraíso.
Acompáñame.
(se van caminando)
FIN

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