Capitulo IX
Un nuevo acto psiquico: la inscripcién
o la escritura del nosotros en la adolescencia*
Aquello que he venido pensando sobre la adolescencia podria desplegarse
en dos direcciones. Una se refiere a tres planos del jugar, segtin he
tratado de deslindarlos. El primero: el jugar en el sentido més conven-
cional, el jugar con juguetes establecidos como tales. El segundo: el
plano del jugar, mucho més importante, como invencién del juguete,
tal lo puede ilustrar o paradigmatizar un bebé que transforma una cu-
chara para alimentarlo en un instrumento de percusién, 0 en algo para
arrojar; tal puede también mostrarlo un adolescente que decide inau-
gurar un nuevo momento de su vida pintdndose los cabellos 0 haciéndo-
se un agujerito més para los aros. El tercer nivel es el jugar como una
cualidad infiltrada en otras précticas que no son jugar en s{ mismas, y
ahi es donde traté de pensar, en “El nifio y el significante”, un trabajo
fundamental de la adolescencia: volar algo del jugar en el trabajar
(proceso de construccién del trabajar como tarea adolescente). Me ocu-
pé de pensar las transformaciones de la actividad hidica en la adoles-
cencia, donde habitualmente no habia sido pensada. Parto de la hipste-
sis de que si no hay algo de cualidad hidica en el trabajar, adquirida
durante la adolescencia, el trabajo humano seré siempre un homenaje
al deseo del otro o un sometimiento al goce del otro, pero no un hecho
de apropiacin subjetiva.’
He hablado de los “trabajos de la adolescencia”, sobre todo en un capi-
tulo de mi libro Estudios Clinicos’ tratando de explicar psicoanaliticamente
* Una versién oral muy diferente fue traducida al portugués y publicada por Alfredo
Jerusalinsky en una complicacién de las Primeras Jornadas sobre Adolescencia orga-
nizadas por la Fundacién Elisa Koriat de Porto Alegre, Brasil, en 1996, y editada por
Artes Médicas, de esa misma ciudad, en 1997.
1. Ricardo Rodulfo, El nifo y el significante, Buenos Aires, Paidés, 1989.
2. Ricardo Rodulfo, Estudios Clinicos, Buenos Aires, Paidés, 1992.
115SSpouNDA PARTE. Dr ADOUESCENCIAS
trabajos especificos de la adolescencia que no la redujesen a un sociologismo
0 a un biologismo, mas o menos conductista, mAs 0 menos superficial,
por lo menos desde el punto de vista psicoanalitico.
Aqui, introduciré como hipstesis uno mas de estos trabajos: la escri
tura del nosotros en el psiquismo. Pero para eso tengo que introducir
algo en el camino. Antes de ser psicoanalista, mi primer titulo académi-
co fue de misica, algo que dejé una marca muy importante en mi vida,
en todo sentido. Entonces, cuando Hegé a mis manos un libro tan esti-
mulante sobre la adolescencia, como Hijos del Rock de Eva Giberti, se
produjo un encuentro muy particular.’ Es un estudio psicoanalitico so-
bre la adolescencia a través del rock. La postura desde la cual esta
escrito el libro es la siguiente: habria un cierto retraso en el psicoana-
lisis en cuanto a que si alguien no se introduce a la adolescencia a
través de ese acontecimiento (que se podria decir histérico y politico,
incluso, y no s6lo musical) ese acontecimiento musical que es la inven-
cién del rock and roll, puede quedarse fuera del fenémeno adolescente.
El libro parte de una premisa basica: la invencién del rock and roll, es
una invencién hecha por adolescentes, y por adolescentes que, en gene-
ral, no eran musicos profesionales. Se trata de una especie de aconteci-
miento histérico en el sentido de que es la primera vez que (los que)
aquellos a quienes llamamos adolescentes irrumpen de esta manera
con algo propio, y no con algo aprendido més 0 menos décilmente del
adulto, en la escena histérico-cultural de Occidente. El rock and roll es
un verdadero acontecimiento tal cual lo pensamos en psicoandlisis. En
tanto tal es imprevisible, algo que no estaba calculado. Podriamos decir
que irrumpe como real. El libro tiene un titulo provocative ademas
porque se llama Hijos del Rock, no Hijos de sus padres 0 Hijos de Dios
0 Hijos de la familia, Hijos del Rock que ellos inventaron, fenémeno
tanto mds interesante cuanto que el rock aparece como un producto
acusado de bastardo en Ja cultura oficial de Occidente. Un bastardo
sospechoso. Para los negros es una traicién al blues y al jazz. Para los
blancos es una traicién a la musica occidental, no es musica, es puro
comercio, es ruido, contaminado de negritud o de comunisme, seguin el
caso y las épocas, o de satanismo. Entonces, ser hijo de ese producto
bastardo, que a la vez se ha inventado, es un acontecimiento singular.
Ahora bien, mi ides no es entonces derivar esto al paisaje tipico del
psicoandlisis aplicado, y aplicar el psicoanalisis al rock, sino mas bien
4. Eva Giberti, Hyos del Rock, Buenos Aires, Losada, 1996.
116CaPtruo IX. UN NUEVO ACTO FSIQUICO: LA INSCRIPCION O LA ESCRITURA DEL NOSOTROS.
interrogar al rock como fenémeno originariamente musical, dejarse
Provocar por él, hacerle preguntas, tratar de ver qué nos ensefa. Pen-
sar la entrada en escena de los adolescentes con voz propia, la inven-
cin de los adolescentes, de los teenagers como tales, a partir del rock
and roll, a través de lo musical, no me parece una casualidad. Me refie-
ro a que la irrupeién de una mutacién subjetiva o, incluso, que la emer-
gencia de una cierta subjetivacién sea comandada por lo musical no es
casual si pensamos la funcién de lo musical en la estructuracién sub-
jetiva. Al decir la funcién de lo musical me estoy desplazando un poco
més alla de tal o cual misica (clasica, samba, tango, rock, etc.); me
refiero a una dimensién de lo musical que esta presente incluso cuan-
do no estamos haciendo musica. Esta dimensién de lo musical ha ten-
dido a quedar un poco reprimida en nuestra consideracién por unas
cuantas razones, entre ellas, el logocentrismo de la metafisica occi-
dental, de la cultura que lamamos occidental, que no ha dejado de
imprimir sus marcas en el psicoandlisis. Habria dos hechos sencillos
de Ja vida cotidiana, pero no tan sencillos de pensar, que nos podrian
poner sobre la pista de esta cuestién. El primero es que, universalmen-
te, a un bebé al principio se le canta; después se le cuenta. El plano de
la narracién es légicamente, y no sélo cronolégicamente, posterior al
plano del canto. Todas las culturas tienen sus canciones de cuna. El
segundo hecho es que el recorte, la inscripcién de los fonemas en la
boca de un bebé, se hace a través de un proceso que desborda lo lin-
giifstico en sentido estricto 0 estrecho: es un proceso musical. El bebé
va apropidndose de esos fonemas a través de una actividad esponté-
nea de canturreo, y de juegos de cénticos con los otros que lo rodean.
Si un bebé no aprende asi a hablar, vamos a tener un fenémeno de
tipo ecolélico, 0 un mutismo, pero no vamos a tener verdaderamente
—subjetivamente- lenguaje.
‘Tratando de pensar desde el punto de vista de los adolescentes, {qué
pueden ellos hacernos pensar a través de las caracteristicas de su mu-
sica? ;Qué nos dicen esas caracteristicas de la misica adolescente?,
{qué nos pueden hacer pensar de ellos mismos? Las caracteristicas a
las que me refiero son:
- Intensificacién sonora; el rock and roll emerge inaugurando un
salto cualitativo en cuanto a la intensidad, a la cantidad del soni-
do (tiene més decibeles). Ensordece, incluso literalmente (se ha-
bla de una incidencia mayor de hipoacusias). Mas atin cuando se
produce el paso de la cultura de la electricidad a la electronica,
7'SoGUNDA PARTE. DE ADOLESCENCIAS
118
que brinda nuevos elementos de amplificacin, Ese es uno de sus
caracteres musicales mas especificos.
Aumento de la velocidad: categoria tan importante y problemati
ca en la vida contempordnea, El rock introduce un aumento de la
velocidad en lo musical.
Invencién no profesional: en general es inventado y reinventado ~y
esto se vuelve a repetir con el paso de las generaciones~ por chi-
cos que no saben musica. Se ponen a jugar a hacer musica, a
formar pequefas bandas. A veces, después, aprenden en el senti-
do académico. El rock es un producto marginal en relacién a las
culturas mas 0 menos oficiales de transmisién de lo musical.
Transformacién de la conducta y del cuerpo: hay un cuerpo “pre-
rock” y hay un cuerpo “post-rock”, sobre todo en la adolescencia,
pero no unicamente. Y eso es algo muy inmediatamente recono-
cible: la furia y la felicidad del cuerpo en el rock aparecen de una
manera tan directa como la cultura occidental sélo lo habia entre-
visto con la musica de Beethoven. Desde Beethoven, nunca habia
aparecido una manera tan frontal, tan violenta, tan furiosa y tan
feliz de interpelar al cuerpo con lo musical.
Uso de la voz: el rock no la usa en sentido melédico, como ha sido
ms 0 menos habitual, sino como un instrumento de percusién.
Usa la voz percutivamente y ademis introduce el grito, el alarido
y el desafinado. Ese desafinado introduce en realidad subtonos,
modulaciones de la voz que la escritura occidental habitual de la
musica no registra, o registra como desafinado, como error. No
se trata en el rock de ignorancia acerca de lo musical, sino de la
elevacién de este uso particular de la voz a principio de escritura.
Se trata de la voz del adolescente: percutiva, resonante, aspera.
Notoriamente, el rock introduce un cambio en cuanto a la rela-
ci6n de Jo percutivo y lo melédico. Si pensamos, por ejemplo, en
una orquesta sinfonica de 40 0 50 musicos, puede tener dos tim-
bales, y ésa es toda la percusién, Cuatro rockeros en una banda
tienen una bateria. La proporcién de lo percutivo aumenta de
una manera descomunal,
El rock también recurre a una prdctica muy antigua en la misica
de todas las culturas: el uso muy intenso de lo que técnicamente
8 llama el “osstinato”, el ritmo obstinado que la musica brasilena
también conoce de una manera tan bella. Dicho ritmo obstinado
se relaciona con la dimensidn de lo dionisiaco, Muchos autores
han observado la correlacién entre lo dionisiaco y los ritmosCaptruo IX. UX NUEVO ACTO PSIQUICO: LA INSCRIFCION 0 LA ESCRITURA DEL NOSOTROS,
obstinados. Ritmos a veces muy simples, pero que se acumulan,
se acrecientan por repeticién.
Invencidn de nuevos sonidos: incluso con instrumentos no tradi-
cionales junto con la amalgama de éstos -sobre todo a partir de la
invencién del sintetizador- para generar sonidos inéditos a tra-
vés del juego con los sonidos. Un conjunto que se volvié tan
significante del rock and roll como Los Beatles fue pionero en la
experimentacién, por ejemplo, al injertar précticas propias de la
misica clasica, como el cuarteto de cuerdas del clasicismo vienés,
junto a efectos producidos por instrumentos electrénicos, ruidos
diversos, collages. Esta experimentacién es uno de los nudos del
rock and roll.
- Articulacién particular entre la musica y Ia letra: (los textos de las
canciones). Un poco mas tarde, la articulacién en el plano visual,
da lugar a nuevos espectdculos, donde aparecerdn tanto el dis-
fraz, la mdscara, la bufonada, el show, lo circense. Todos estos
elementos vuelven a remitirnos a lo dionisfaco. Es interesante
pensar en la atraccién que el adolescente experimenta por todo lo
que podemos lamar dionisfaco en tanto la atraccién que el ado-
lescente experimenta por ser otro. Una forma de juego funda-
mental en estos momentos de la vida.
Para cerrar esta lista sucinta de especificidades afiadamos una tltima:
- Tendencia al pastiche: a piratear, a robar. Robar, descaradamen-
te incluso, trozos de otras musicas e insertarlos. El adolescente
como ladrén es una figura muy importante. Incluso figuras nota-
bles del rock and roll, como Sting, el cantante inglés, se han ex-
playado mucho sobre esta caracteristica del rock de ladrén, de
pirata, de quien le roba al otro los derechos del autor, expresién
que va mucho més lejos del juicio moral 0 psicopatolégico.
Para calibrar todos estos elementos, es necesario introducir una
nueva reflexion, pensar seriamente en los agentes de subjetivacién no
familiares, Bs necesario pensar en las funciones que tienen en la
estructuracién subjetiva agentes de subjetivacién no familiares, en el
sentido de funciones primarias, tan primarias como las familiares. Esto
representa una dificultad para nosotros, los psicoanalistas, porque el
psicoandlisis por tradicién esté mas acostumbrado a priorizar los agen-
tes de subjetivacién familiares, a pensar la estructuracién subjetiva
19‘SpaunDa Pate, Dk ADOLESCENCTAS
desde el punto de vista de Io familiar. Creo que es muy decisivo en el
caso de la adolescencia y podriamos, siguiendo las ideas del libro de
Giberti, distinguir cuatro grandes agentes de subjetiv
res para colocar junto a los familiares.
acién no familia-
alguna de sus figuras como indi-
1, La banda como grupo y, ademas
viduo, como ideal destacado alli. La banda es todo un agente de
subjetivacién para el adolescente. Aqui podemos entrever toda
una catarata, una red, de procesos de identificacién,
2. Los pares, los amigos. La funcién del amigo ha sido poco estudia-
da también por nosotros. He tratado de pensar la importancia en
este periodo de la funcién de los pares.”
3. Toda la dimensién contempordnea de lo tele-tecno-mediatico, don-
de hay que subrayar lo siguiente: no se trata de medios de comu-
nicacién; se trata en realidad de medios de invencidn de la subje-
tividad, poderosisimos en este momento, y que estan dando lugar
a mutaciones subjetivas de efectos incalculables y que es preciso
pensar. La primera caracteristica de lo tele-tecno-mediatico es
que aparenta funcionar como un progreso en los medios de comu-
nicacién, pero es en realidad un medio de invencién de la subjeti-
vidad. La segunda caracteristica es que lo tele-tecnomediatico
vulnera la distincién clésica entre lo familiar y lo no familiar. Le
llega al nifio y al adolescente directamente, no sélo a través de lo
familiar. Llega por sus propios caminos y socava asi aquella dis-
tincién clasica a la que estamos acostumbrados. La tercera carac-
terfstica es que vulnera también las distinciones clasicas entre
realidad y ficcién, 0 entre campo de la realidad y campo de lo
fantasmatico, de lo imaginario. Para el adolescente, los medios
forman parte de la realidad; son la realidad misma. Lo que ve en
la television es para él tan real como lo que est a su lado, junto
a él, en carne y hueso,
4. Otros adultos, no de la familia, que estan en ciertas posiciones
en relacién al campo de los adolescentes. Por ejemplo, en posi-
ciones de productores de objetos de consumo o de espacios para
los adolescentes.
4. Ver el texto ya citi can
Prlcoldgicas mate ie a la nota 3. También “Del cuerpo espectral”, Actualidad
120Capito IX. UN NUEVO ACTO PSIQUICO: LA INSCRIFCION OLA ESCRITURA DEL NOSOTROS,
Ahora bien, estos cuatro agentes de subjetivacién no familiares que
hemos mencionado (las bandas, los pares, lo tele-tecno-mediatico, los
adultos implicados en estos circuitos y en estos campos discursivos),
confluyen en el recital, que es un espacio transicional muy particular
de los adolescentes. Me refiero al megarrecital que se hace en un gran
estadio de fiitbol, que congrega multitudes de adolescentes y de otros
que ya no lo son (ése es otro aspecto que no analizaré en esta oportuni-
dad). Aqui es donde introduzco lo que lamo “nuevo acto psiquico”. Mi
planteo es el siguiente: ese recital, la funcién que para los adolescentes
toma allf la banda, el estar con sus pares, todos los efectos de lo tele-
tecno-medidtico que deviene el espectéculo mismo, con sus pantallas
gigantes, el humo, la amplificacién sonora, los juegos de luces, el gran
volumen, todo ese conjunto, pienso que funciona como indice de cons-
truccién de una categoria intrapsiquica en el adolescente que es lo que
amo la categoria del nosotros. Lo llamo un “nuevo acto psiquico” ci-
tando literalmente una expresién freudiana, donde, para referirse a la
constitucién del Yo, hacfa falta pensar en un nuevo acto psiquico d
to del autoerotismo. Pienso de una manera consecuente que para in-
troducir el nosotros no sélo como un vinculo relacional, conductual,
intersubjetivo, sino como una inscripcién simbélica en el “aparato ps
quico” adolescente, hace falta un nuevo acto psiquico y nuestras tépicas
tendrfan que tener un suplemento, asi como hablamos de Yo, Ello y
Supery6, para pensar esta categoria del nosotros. Categoria que, dicho
sea de paso, aparece tan fallida donde hay patologias graves, lo que es
todo un indice para pensar.
Mi hipétesis puede enunciarse asf: uno de los trabajos de la adoles-
cencia es escribir intraps{quicamente esta categorfa del nosotros que
estaba esbozada en el nifio, en los hermanos, en los primeros amigos,
pero que en la adolescencia ~y, ademds, contempordéneamente- toma
otras proporciones. Actualmente, la alianza del chico y de la chica con
lo tele-tecno-medidtico produce una serie de identificaciones interna-
cionales en el campo adolescente. Un adolescente puede identificarse
viendo por la televisién un festival de rock a beneficio de los enfermos
de SIDA, o contra el hambre en Africa, 0 un nuevo Woodstock, que
ocurre en un pais muy lejano y con adolescentes que jamds ha visto,
con los que jamés ha estado ni va a estar. Lo cual rebalsa, excede, la
idea clasica de la masa que implica presencia fisica. Es otro tipo de
figura de identificacién. Las categorfas clésicas de masa (en general
categorias que tienen una connotacién bastante reaccionaria en cuanto
a c6mo pensar la masa siempre bajo la forma de lo negativo), me parece
ine
121‘Secunpa parre. DB ADOLESCENCIAS
que son insuficientes para dar cuenta de estos fenémenos. Tampoco
funcionan las categorfas més habituales que uno puede manejar cuan-
do ve al adolescente interactuar en medios como su familia, la escuela,
ete. Hay que reconceptualizar estos procesos. En ese sentido, mi hip6-
tesis de trabajo diverge un poco de las teorizaciones clasicas que mas
bien han pensado el nosotros siempre como una especie de regresién,
reduciéndolo a un fenémeno mds o menos arcaico de fusién
indiscriminada, ete. Planteo el nosotros en el adolescente contempora-
neo como una adquisicién mas bien tardia, expuesta ademas a todo tipo
de fallos, de desmayos, de reapropiaciones y de extravios, pero donde lo
que esté en juego es que la adolescencia implica volver a pensar y a
plantear la problematica de lo especular. Entre otras cosas, porque en
el adolescente la cuestién del ser reconocido por sus pares e, incluso, de
ser admirado por sus pares es fundamental y tiene un componente
infraestructural y no meramente supraestructural. Entonces, esta ca-
tegoria de ser reconocido por los pares hay que hacerla jugar. Pero,
ademés, en el nosotros hay una dimensién de ser con, de ser recono-
ciendo la alteridad del otro. El nosotros no funciona en una especie de
pérdida de la diferencia, sino en un reconocimiento de la diferencia en
el encuentro con el otro como tal.’ Para pensar esto tenemos que some-
ter a critica categorias que son mas bien prejuicios derivados del capita-
lismo en un sentido amplio. El capitalismo nos ha acostumbrado a exa-
cerbar los procesos de individuacién, a idealizar todo lo que es separa-
cién, como si diferenciarse fuera siempre un proceso que hay que hacer
contra el otro, tomando distancia de él, no algo que se puede hacer con
el otro. El nosotros tiene que ver con un proceso en el que me puedo
diferenciar del otro sin necesidad de oponerme a él. Es otro punto muy
decisivo en la adolescencia porque nosotros también podemos caer, por
eso mismo que yo llamaba “prejuicio capitalista” (si podemos decirlo
asi), en reducir la diferencia a la oposicién, pensar la diferencia siempre
como opositiva: 0 esto 0 aquello. Pensarla como par binario: el nifio/el
adulto; el Yolel no Yo; el Yo/el otro. El nosotros implica una diferencia
no oposicional que no es lo mismo que la indiferencia o que la
indiscriminacién. Si uno quisiera buscarle una derivacién conceptual,
podria tener mas que ver con el concepto de Winnicott de lo informe,
en cuanto éste no apunta a algo que no tiene forma, sino a algo que no
tiene una forma fija, coagulada, lo que no es lo mismo.
5. Sobre este punto consiiltede Jessica Benjamin, Los lazos de amor, Buenos Aires,
Paidés, 1995.
122Cartroto IX. UN NUEVO ACTO PSIQUICO: LA INSCRIFCION O LA ESCRITURA DEL NOSOTROS,
En el libro de Giberti, 8g nuevo cuando marca cémo
la constitucin de este nosotros tiene que ver con una dimensién de lo
que ella Hama “lo sacral” para diferenciarlo de “lo sacro”, en tanto el
acento no esta puesto en el culto a algtin dios, sino en la intensificacién
de los vineulos entre nosotros. En otras palabras, a través del rock, en
una cultura que ha perdido s
is ritos de iniciacién, los adolescentes irian
proporcionandose a si mismos un rito de iniciacién, una serie de ritua-
les de pasaje. Con ese nosotros mediante, habré un puente desde el
nifto hacia lo que llamamos, de una manera un tanto equivoca, un adul-
to, Existe un fenémeno musical en que puede reconocerse la aparicién
de este nosotros en los recitales, fenémeno también imprevisible, que
es la aparicién del coro. En determinado momento de la historia del
rock, emerge la funcién coral. Un coro que interviene en determinado
tiempo donde todos cantan juntos. Un coro que ademés provoca una
serie de resonancias de lo que en misica se llama arménicos, una serie
de subtonos que pueden recordar mucho a formas antiguas de la litur-
gia occidental —por ejemplo, el canto gregoriano-. En el coro al que nos
referimos se conjugan, en ritmos verbales y musicales, los cuerpos, se
potencian pulsionalmente, lo que es otra caracteristica del nosotros en
la adolescencia: la exacerbacién, la intensificacién de lo pulsional.
Volviendo al punto de partida de este trabajo, no puede extrafiarnos
que el coro en el rock constituya un nosotros a través de nticleos del
inconsciente, como serfan los ritmos pulsionales, musicales y verbales.
No nos puede extrafiar, volviendo a esa otra hipétesis que esbozaba
que, donde y cada vez que asoma algo como inaugural en la constitu-
cién de la subjetividad, lo musical est presente y acttia de una manera
muy especifica y particular.
Primero, hay una especificidad que es histérica, 0 sea uno podria
decir que el rock and roll produce los adolescentes como discursividad
espectfica, como campo discursivo especifico con sus cédigos, sus ritos
de iniciacién, sus insignias, sus significantes, sus motivos tematicos.
Hay un fenémeno histérico, la emergencia de algo nuevo en ese senti-
do. No hab{fa habido hasta ese momento, en la cultura occidental por lo
menos, el caso de un nuevo género musical que enseguida produjera
tantos efectos politicos de todo tipo y que no estuviera ni esté en manos
de “los grandes”. Un ejemplo es el papel que tuvo el rock en toda la
lucha interna en Estados Unidos contra la guerra de Vietnam en la
década del 60; el papel politico del rock allf es monumental. También
podrfamos evocar el Paris de Mayo del 68 y otros fenémenos. Es la
primera vez que algo que desborda(se) y que sorprend(iese) a los adultos,
123‘Seounna rare, Dt ADOLESCENCIAS
es producido por un grupo de esa edad. Un grupo de esa edad nunca
habia producido algo por si mismo que desbordase, que sobrepasase y
que sorprendiese a los adultos. Se trata de un fenémeno grupal, donde
cl rock se vuelve un gigantesco espejo para que los adolescentes se
reconozean. Ningtin adolescente actualmente puede desconocer el rock
sin quedar al margen; le puede gustar més tal banda 0 tal otra; pero un
adolescente que se declarase en un mundo pre-rock nos harfa sospe-
char que le esté pasando algo muy serio desde el punto de vista
psicopatoldgico. Por supuesto que hay muchos fenémenos de nosotros,
pero yo me refiero a mi hipétesis para ponerla a prueba en el futuro: es
que la categoria de nosotros como tal se constituye en la adolescencia,
y sobre todo a partir del rock, y produce una serie de fenémenos politi-
cos, generacionales, etc. Es distinta, por ejemplo, la mera desobedien-
cia, que lo que Eva Giberti llama “el placer de la desobediencia compar-
tida”. Hay una clase adolescente que empieza a funcionar como tal y
sobre la cual, por otra parte, el poder adulto no deja de intentar
reapropiaciones de todo tipo, por ejemplo, derivandolo hacia que se vuelva
una clase meramente consumista, etc. Actualmente hay un conflicto
en ese sentido. Hasta ahora los nifios no han producido algo semejante.
Un nifio puede decir “nosotros”, pero en un adolescente es distinto
Puede de pronto con ese nosotros hacer una sentada en una plaza, la
forma en que aparecen, por ejemplo, en Argentina los adolescentes,
hijos de detenidos-desaparecidos. Se sientan en una plaza como mani-
festacién de protesta pacifica, oa la puerta de una escuela para que no
los obliguen a usar uniforme, ete. Lo que me parece mas interesante es
el hecho desde el punto de vista metapsicoldgico, la categoria
intrapsiquica: que un adolescente tenga -o no- y cémo tenga escrito
ese nosotros. Para concluir, un minimo flash clinico. Un paciente, en
curso de andlisis conmigo, decfa siempre “hicieron tal cosa en la clase”,
refiriéndose a sus companeros. Decia “hicieron esto o lo otro”. Un dia
dijo “hicimos”. Habfa habido todo un trabajo analitico al respecto sobre
ese “hicieron”. Pero el dfa en que pasé de ese “hicieron” al “hicimos”,
pensé que habfa dado un paso muy importante en su subjetivacién.
Porque ademas 61 decfa “hicieron” aunque hubiera estado alli incluido
haciéndolo. Pero era “hicieron una fiesta”, “fui a una fiesta que hicie-
ron”, “fui a un baile que hicieron”, Y se sorprendia las primeras veces
que yo le interrogaba sobre esta expresién y sobre su propia ausencia
en el “hicieron”.
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