Rodulfo Cap 9

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Capitulo IX Un nuevo acto psiquico: la inscripcién o la escritura del nosotros en la adolescencia* Aquello que he venido pensando sobre la adolescencia podria desplegarse en dos direcciones. Una se refiere a tres planos del jugar, segtin he tratado de deslindarlos. El primero: el jugar en el sentido més conven- cional, el jugar con juguetes establecidos como tales. El segundo: el plano del jugar, mucho més importante, como invencién del juguete, tal lo puede ilustrar o paradigmatizar un bebé que transforma una cu- chara para alimentarlo en un instrumento de percusién, 0 en algo para arrojar; tal puede también mostrarlo un adolescente que decide inau- gurar un nuevo momento de su vida pintdndose los cabellos 0 haciéndo- se un agujerito més para los aros. El tercer nivel es el jugar como una cualidad infiltrada en otras précticas que no son jugar en s{ mismas, y ahi es donde traté de pensar, en “El nifio y el significante”, un trabajo fundamental de la adolescencia: volar algo del jugar en el trabajar (proceso de construccién del trabajar como tarea adolescente). Me ocu- pé de pensar las transformaciones de la actividad hidica en la adoles- cencia, donde habitualmente no habia sido pensada. Parto de la hipste- sis de que si no hay algo de cualidad hidica en el trabajar, adquirida durante la adolescencia, el trabajo humano seré siempre un homenaje al deseo del otro o un sometimiento al goce del otro, pero no un hecho de apropiacin subjetiva.’ He hablado de los “trabajos de la adolescencia”, sobre todo en un capi- tulo de mi libro Estudios Clinicos’ tratando de explicar psicoanaliticamente * Una versién oral muy diferente fue traducida al portugués y publicada por Alfredo Jerusalinsky en una complicacién de las Primeras Jornadas sobre Adolescencia orga- nizadas por la Fundacién Elisa Koriat de Porto Alegre, Brasil, en 1996, y editada por Artes Médicas, de esa misma ciudad, en 1997. 1. Ricardo Rodulfo, El nifo y el significante, Buenos Aires, Paidés, 1989. 2. Ricardo Rodulfo, Estudios Clinicos, Buenos Aires, Paidés, 1992. 115 SSpouNDA PARTE. Dr ADOUESCENCIAS trabajos especificos de la adolescencia que no la redujesen a un sociologismo 0 a un biologismo, mas o menos conductista, mAs 0 menos superficial, por lo menos desde el punto de vista psicoanalitico. Aqui, introduciré como hipstesis uno mas de estos trabajos: la escri tura del nosotros en el psiquismo. Pero para eso tengo que introducir algo en el camino. Antes de ser psicoanalista, mi primer titulo académi- co fue de misica, algo que dejé una marca muy importante en mi vida, en todo sentido. Entonces, cuando Hegé a mis manos un libro tan esti- mulante sobre la adolescencia, como Hijos del Rock de Eva Giberti, se produjo un encuentro muy particular.’ Es un estudio psicoanalitico so- bre la adolescencia a través del rock. La postura desde la cual esta escrito el libro es la siguiente: habria un cierto retraso en el psicoana- lisis en cuanto a que si alguien no se introduce a la adolescencia a través de ese acontecimiento (que se podria decir histérico y politico, incluso, y no s6lo musical) ese acontecimiento musical que es la inven- cién del rock and roll, puede quedarse fuera del fenémeno adolescente. El libro parte de una premisa basica: la invencién del rock and roll, es una invencién hecha por adolescentes, y por adolescentes que, en gene- ral, no eran musicos profesionales. Se trata de una especie de aconteci- miento histérico en el sentido de que es la primera vez que (los que) aquellos a quienes llamamos adolescentes irrumpen de esta manera con algo propio, y no con algo aprendido més 0 menos décilmente del adulto, en la escena histérico-cultural de Occidente. El rock and roll es un verdadero acontecimiento tal cual lo pensamos en psicoandlisis. En tanto tal es imprevisible, algo que no estaba calculado. Podriamos decir que irrumpe como real. El libro tiene un titulo provocative ademas porque se llama Hijos del Rock, no Hijos de sus padres 0 Hijos de Dios 0 Hijos de la familia, Hijos del Rock que ellos inventaron, fenémeno tanto mds interesante cuanto que el rock aparece como un producto acusado de bastardo en Ja cultura oficial de Occidente. Un bastardo sospechoso. Para los negros es una traicién al blues y al jazz. Para los blancos es una traicién a la musica occidental, no es musica, es puro comercio, es ruido, contaminado de negritud o de comunisme, seguin el caso y las épocas, o de satanismo. Entonces, ser hijo de ese producto bastardo, que a la vez se ha inventado, es un acontecimiento singular. Ahora bien, mi ides no es entonces derivar esto al paisaje tipico del psicoandlisis aplicado, y aplicar el psicoanalisis al rock, sino mas bien 4. Eva Giberti, Hyos del Rock, Buenos Aires, Losada, 1996. 116 CaPtruo IX. UN NUEVO ACTO FSIQUICO: LA INSCRIPCION O LA ESCRITURA DEL NOSOTROS. interrogar al rock como fenémeno originariamente musical, dejarse Provocar por él, hacerle preguntas, tratar de ver qué nos ensefa. Pen- sar la entrada en escena de los adolescentes con voz propia, la inven- cin de los adolescentes, de los teenagers como tales, a partir del rock and roll, a través de lo musical, no me parece una casualidad. Me refie- ro a que la irrupeién de una mutacién subjetiva o, incluso, que la emer- gencia de una cierta subjetivacién sea comandada por lo musical no es casual si pensamos la funcién de lo musical en la estructuracién sub- jetiva. Al decir la funcién de lo musical me estoy desplazando un poco més alla de tal o cual misica (clasica, samba, tango, rock, etc.); me refiero a una dimensién de lo musical que esta presente incluso cuan- do no estamos haciendo musica. Esta dimensién de lo musical ha ten- dido a quedar un poco reprimida en nuestra consideracién por unas cuantas razones, entre ellas, el logocentrismo de la metafisica occi- dental, de la cultura que lamamos occidental, que no ha dejado de imprimir sus marcas en el psicoandlisis. Habria dos hechos sencillos de Ja vida cotidiana, pero no tan sencillos de pensar, que nos podrian poner sobre la pista de esta cuestién. El primero es que, universalmen- te, a un bebé al principio se le canta; después se le cuenta. El plano de la narracién es légicamente, y no sélo cronolégicamente, posterior al plano del canto. Todas las culturas tienen sus canciones de cuna. El segundo hecho es que el recorte, la inscripcién de los fonemas en la boca de un bebé, se hace a través de un proceso que desborda lo lin- giifstico en sentido estricto 0 estrecho: es un proceso musical. El bebé va apropidndose de esos fonemas a través de una actividad esponté- nea de canturreo, y de juegos de cénticos con los otros que lo rodean. Si un bebé no aprende asi a hablar, vamos a tener un fenémeno de tipo ecolélico, 0 un mutismo, pero no vamos a tener verdaderamente —subjetivamente- lenguaje. ‘Tratando de pensar desde el punto de vista de los adolescentes, {qué pueden ellos hacernos pensar a través de las caracteristicas de su mu- sica? ;Qué nos dicen esas caracteristicas de la misica adolescente?, {qué nos pueden hacer pensar de ellos mismos? Las caracteristicas a las que me refiero son: - Intensificacién sonora; el rock and roll emerge inaugurando un salto cualitativo en cuanto a la intensidad, a la cantidad del soni- do (tiene més decibeles). Ensordece, incluso literalmente (se ha- bla de una incidencia mayor de hipoacusias). Mas atin cuando se produce el paso de la cultura de la electricidad a la electronica, 7 'SoGUNDA PARTE. DE ADOLESCENCIAS 118 que brinda nuevos elementos de amplificacin, Ese es uno de sus caracteres musicales mas especificos. Aumento de la velocidad: categoria tan importante y problemati ca en la vida contempordnea, El rock introduce un aumento de la velocidad en lo musical. Invencién no profesional: en general es inventado y reinventado ~y esto se vuelve a repetir con el paso de las generaciones~ por chi- cos que no saben musica. Se ponen a jugar a hacer musica, a formar pequefas bandas. A veces, después, aprenden en el senti- do académico. El rock es un producto marginal en relacién a las culturas mas 0 menos oficiales de transmisién de lo musical. Transformacién de la conducta y del cuerpo: hay un cuerpo “pre- rock” y hay un cuerpo “post-rock”, sobre todo en la adolescencia, pero no unicamente. Y eso es algo muy inmediatamente recono- cible: la furia y la felicidad del cuerpo en el rock aparecen de una manera tan directa como la cultura occidental sélo lo habia entre- visto con la musica de Beethoven. Desde Beethoven, nunca habia aparecido una manera tan frontal, tan violenta, tan furiosa y tan feliz de interpelar al cuerpo con lo musical. Uso de la voz: el rock no la usa en sentido melédico, como ha sido ms 0 menos habitual, sino como un instrumento de percusién. Usa la voz percutivamente y ademis introduce el grito, el alarido y el desafinado. Ese desafinado introduce en realidad subtonos, modulaciones de la voz que la escritura occidental habitual de la musica no registra, o registra como desafinado, como error. No se trata en el rock de ignorancia acerca de lo musical, sino de la elevacién de este uso particular de la voz a principio de escritura. Se trata de la voz del adolescente: percutiva, resonante, aspera. Notoriamente, el rock introduce un cambio en cuanto a la rela- ci6n de Jo percutivo y lo melédico. Si pensamos, por ejemplo, en una orquesta sinfonica de 40 0 50 musicos, puede tener dos tim- bales, y ésa es toda la percusién, Cuatro rockeros en una banda tienen una bateria. La proporcién de lo percutivo aumenta de una manera descomunal, El rock también recurre a una prdctica muy antigua en la misica de todas las culturas: el uso muy intenso de lo que técnicamente 8 llama el “osstinato”, el ritmo obstinado que la musica brasilena también conoce de una manera tan bella. Dicho ritmo obstinado se relaciona con la dimensidn de lo dionisiaco, Muchos autores han observado la correlacién entre lo dionisiaco y los ritmos Captruo IX. UX NUEVO ACTO PSIQUICO: LA INSCRIFCION 0 LA ESCRITURA DEL NOSOTROS, obstinados. Ritmos a veces muy simples, pero que se acumulan, se acrecientan por repeticién. Invencidn de nuevos sonidos: incluso con instrumentos no tradi- cionales junto con la amalgama de éstos -sobre todo a partir de la invencién del sintetizador- para generar sonidos inéditos a tra- vés del juego con los sonidos. Un conjunto que se volvié tan significante del rock and roll como Los Beatles fue pionero en la experimentacién, por ejemplo, al injertar précticas propias de la misica clasica, como el cuarteto de cuerdas del clasicismo vienés, junto a efectos producidos por instrumentos electrénicos, ruidos diversos, collages. Esta experimentacién es uno de los nudos del rock and roll. - Articulacién particular entre la musica y Ia letra: (los textos de las canciones). Un poco mas tarde, la articulacién en el plano visual, da lugar a nuevos espectdculos, donde aparecerdn tanto el dis- fraz, la mdscara, la bufonada, el show, lo circense. Todos estos elementos vuelven a remitirnos a lo dionisfaco. Es interesante pensar en la atraccién que el adolescente experimenta por todo lo que podemos lamar dionisfaco en tanto la atraccién que el ado- lescente experimenta por ser otro. Una forma de juego funda- mental en estos momentos de la vida. Para cerrar esta lista sucinta de especificidades afiadamos una tltima: - Tendencia al pastiche: a piratear, a robar. Robar, descaradamen- te incluso, trozos de otras musicas e insertarlos. El adolescente como ladrén es una figura muy importante. Incluso figuras nota- bles del rock and roll, como Sting, el cantante inglés, se han ex- playado mucho sobre esta caracteristica del rock de ladrén, de pirata, de quien le roba al otro los derechos del autor, expresién que va mucho més lejos del juicio moral 0 psicopatolégico. Para calibrar todos estos elementos, es necesario introducir una nueva reflexion, pensar seriamente en los agentes de subjetivacién no familiares, Bs necesario pensar en las funciones que tienen en la estructuracién subjetiva agentes de subjetivacién no familiares, en el sentido de funciones primarias, tan primarias como las familiares. Esto representa una dificultad para nosotros, los psicoanalistas, porque el psicoandlisis por tradicién esté mas acostumbrado a priorizar los agen- tes de subjetivacién familiares, a pensar la estructuracién subjetiva 19 ‘SpaunDa Pate, Dk ADOLESCENCTAS desde el punto de vista de Io familiar. Creo que es muy decisivo en el caso de la adolescencia y podriamos, siguiendo las ideas del libro de Giberti, distinguir cuatro grandes agentes de subjetiv res para colocar junto a los familiares. acién no familia- alguna de sus figuras como indi- 1, La banda como grupo y, ademas viduo, como ideal destacado alli. La banda es todo un agente de subjetivacién para el adolescente. Aqui podemos entrever toda una catarata, una red, de procesos de identificacién, 2. Los pares, los amigos. La funcién del amigo ha sido poco estudia- da también por nosotros. He tratado de pensar la importancia en este periodo de la funcién de los pares.” 3. Toda la dimensién contempordnea de lo tele-tecno-mediatico, don- de hay que subrayar lo siguiente: no se trata de medios de comu- nicacién; se trata en realidad de medios de invencidn de la subje- tividad, poderosisimos en este momento, y que estan dando lugar a mutaciones subjetivas de efectos incalculables y que es preciso pensar. La primera caracteristica de lo tele-tecno-mediatico es que aparenta funcionar como un progreso en los medios de comu- nicacién, pero es en realidad un medio de invencién de la subjeti- vidad. La segunda caracteristica es que lo tele-tecnomediatico vulnera la distincién clésica entre lo familiar y lo no familiar. Le llega al nifio y al adolescente directamente, no sélo a través de lo familiar. Llega por sus propios caminos y socava asi aquella dis- tincién clasica a la que estamos acostumbrados. La tercera carac- terfstica es que vulnera también las distinciones clasicas entre realidad y ficcién, 0 entre campo de la realidad y campo de lo fantasmatico, de lo imaginario. Para el adolescente, los medios forman parte de la realidad; son la realidad misma. Lo que ve en la television es para él tan real como lo que est a su lado, junto a él, en carne y hueso, 4. Otros adultos, no de la familia, que estan en ciertas posiciones en relacién al campo de los adolescentes. Por ejemplo, en posi- ciones de productores de objetos de consumo o de espacios para los adolescentes. 4. Ver el texto ya citi can Prlcoldgicas mate ie a la nota 3. También “Del cuerpo espectral”, Actualidad 120 Capito IX. UN NUEVO ACTO PSIQUICO: LA INSCRIFCION OLA ESCRITURA DEL NOSOTROS, Ahora bien, estos cuatro agentes de subjetivacién no familiares que hemos mencionado (las bandas, los pares, lo tele-tecno-mediatico, los adultos implicados en estos circuitos y en estos campos discursivos), confluyen en el recital, que es un espacio transicional muy particular de los adolescentes. Me refiero al megarrecital que se hace en un gran estadio de fiitbol, que congrega multitudes de adolescentes y de otros que ya no lo son (ése es otro aspecto que no analizaré en esta oportuni- dad). Aqui es donde introduzco lo que lamo “nuevo acto psiquico”. Mi planteo es el siguiente: ese recital, la funcién que para los adolescentes toma allf la banda, el estar con sus pares, todos los efectos de lo tele- tecno-medidtico que deviene el espectéculo mismo, con sus pantallas gigantes, el humo, la amplificacién sonora, los juegos de luces, el gran volumen, todo ese conjunto, pienso que funciona como indice de cons- truccién de una categoria intrapsiquica en el adolescente que es lo que amo la categoria del nosotros. Lo llamo un “nuevo acto psiquico” ci- tando literalmente una expresién freudiana, donde, para referirse a la constitucién del Yo, hacfa falta pensar en un nuevo acto psiquico d to del autoerotismo. Pienso de una manera consecuente que para in- troducir el nosotros no sélo como un vinculo relacional, conductual, intersubjetivo, sino como una inscripcién simbélica en el “aparato ps quico” adolescente, hace falta un nuevo acto psiquico y nuestras tépicas tendrfan que tener un suplemento, asi como hablamos de Yo, Ello y Supery6, para pensar esta categoria del nosotros. Categoria que, dicho sea de paso, aparece tan fallida donde hay patologias graves, lo que es todo un indice para pensar. Mi hipétesis puede enunciarse asf: uno de los trabajos de la adoles- cencia es escribir intraps{quicamente esta categorfa del nosotros que estaba esbozada en el nifio, en los hermanos, en los primeros amigos, pero que en la adolescencia ~y, ademds, contempordéneamente- toma otras proporciones. Actualmente, la alianza del chico y de la chica con lo tele-tecno-medidtico produce una serie de identificaciones interna- cionales en el campo adolescente. Un adolescente puede identificarse viendo por la televisién un festival de rock a beneficio de los enfermos de SIDA, o contra el hambre en Africa, 0 un nuevo Woodstock, que ocurre en un pais muy lejano y con adolescentes que jamds ha visto, con los que jamés ha estado ni va a estar. Lo cual rebalsa, excede, la idea clasica de la masa que implica presencia fisica. Es otro tipo de figura de identificacién. Las categorfas clésicas de masa (en general categorias que tienen una connotacién bastante reaccionaria en cuanto a c6mo pensar la masa siempre bajo la forma de lo negativo), me parece ine 121 ‘Secunpa parre. DB ADOLESCENCIAS que son insuficientes para dar cuenta de estos fenémenos. Tampoco funcionan las categorfas més habituales que uno puede manejar cuan- do ve al adolescente interactuar en medios como su familia, la escuela, ete. Hay que reconceptualizar estos procesos. En ese sentido, mi hip6- tesis de trabajo diverge un poco de las teorizaciones clasicas que mas bien han pensado el nosotros siempre como una especie de regresién, reduciéndolo a un fenémeno mds o menos arcaico de fusién indiscriminada, ete. Planteo el nosotros en el adolescente contempora- neo como una adquisicién mas bien tardia, expuesta ademas a todo tipo de fallos, de desmayos, de reapropiaciones y de extravios, pero donde lo que esté en juego es que la adolescencia implica volver a pensar y a plantear la problematica de lo especular. Entre otras cosas, porque en el adolescente la cuestién del ser reconocido por sus pares e, incluso, de ser admirado por sus pares es fundamental y tiene un componente infraestructural y no meramente supraestructural. Entonces, esta ca- tegoria de ser reconocido por los pares hay que hacerla jugar. Pero, ademés, en el nosotros hay una dimensién de ser con, de ser recono- ciendo la alteridad del otro. El nosotros no funciona en una especie de pérdida de la diferencia, sino en un reconocimiento de la diferencia en el encuentro con el otro como tal.’ Para pensar esto tenemos que some- ter a critica categorias que son mas bien prejuicios derivados del capita- lismo en un sentido amplio. El capitalismo nos ha acostumbrado a exa- cerbar los procesos de individuacién, a idealizar todo lo que es separa- cién, como si diferenciarse fuera siempre un proceso que hay que hacer contra el otro, tomando distancia de él, no algo que se puede hacer con el otro. El nosotros tiene que ver con un proceso en el que me puedo diferenciar del otro sin necesidad de oponerme a él. Es otro punto muy decisivo en la adolescencia porque nosotros también podemos caer, por eso mismo que yo llamaba “prejuicio capitalista” (si podemos decirlo asi), en reducir la diferencia a la oposicién, pensar la diferencia siempre como opositiva: 0 esto 0 aquello. Pensarla como par binario: el nifio/el adulto; el Yolel no Yo; el Yo/el otro. El nosotros implica una diferencia no oposicional que no es lo mismo que la indiferencia o que la indiscriminacién. Si uno quisiera buscarle una derivacién conceptual, podria tener mas que ver con el concepto de Winnicott de lo informe, en cuanto éste no apunta a algo que no tiene forma, sino a algo que no tiene una forma fija, coagulada, lo que no es lo mismo. 5. Sobre este punto consiiltede Jessica Benjamin, Los lazos de amor, Buenos Aires, Paidés, 1995. 122 Cartroto IX. UN NUEVO ACTO PSIQUICO: LA INSCRIFCION O LA ESCRITURA DEL NOSOTROS, En el libro de Giberti, 8g nuevo cuando marca cémo la constitucin de este nosotros tiene que ver con una dimensién de lo que ella Hama “lo sacral” para diferenciarlo de “lo sacro”, en tanto el acento no esta puesto en el culto a algtin dios, sino en la intensificacién de los vineulos entre nosotros. En otras palabras, a través del rock, en una cultura que ha perdido s is ritos de iniciacién, los adolescentes irian proporcionandose a si mismos un rito de iniciacién, una serie de ritua- les de pasaje. Con ese nosotros mediante, habré un puente desde el nifto hacia lo que llamamos, de una manera un tanto equivoca, un adul- to, Existe un fenémeno musical en que puede reconocerse la aparicién de este nosotros en los recitales, fenémeno también imprevisible, que es la aparicién del coro. En determinado momento de la historia del rock, emerge la funcién coral. Un coro que interviene en determinado tiempo donde todos cantan juntos. Un coro que ademés provoca una serie de resonancias de lo que en misica se llama arménicos, una serie de subtonos que pueden recordar mucho a formas antiguas de la litur- gia occidental —por ejemplo, el canto gregoriano-. En el coro al que nos referimos se conjugan, en ritmos verbales y musicales, los cuerpos, se potencian pulsionalmente, lo que es otra caracteristica del nosotros en la adolescencia: la exacerbacién, la intensificacién de lo pulsional. Volviendo al punto de partida de este trabajo, no puede extrafiarnos que el coro en el rock constituya un nosotros a través de nticleos del inconsciente, como serfan los ritmos pulsionales, musicales y verbales. No nos puede extrafiar, volviendo a esa otra hipétesis que esbozaba que, donde y cada vez que asoma algo como inaugural en la constitu- cién de la subjetividad, lo musical est presente y acttia de una manera muy especifica y particular. Primero, hay una especificidad que es histérica, 0 sea uno podria decir que el rock and roll produce los adolescentes como discursividad espectfica, como campo discursivo especifico con sus cédigos, sus ritos de iniciacién, sus insignias, sus significantes, sus motivos tematicos. Hay un fenémeno histérico, la emergencia de algo nuevo en ese senti- do. No hab{fa habido hasta ese momento, en la cultura occidental por lo menos, el caso de un nuevo género musical que enseguida produjera tantos efectos politicos de todo tipo y que no estuviera ni esté en manos de “los grandes”. Un ejemplo es el papel que tuvo el rock en toda la lucha interna en Estados Unidos contra la guerra de Vietnam en la década del 60; el papel politico del rock allf es monumental. También podrfamos evocar el Paris de Mayo del 68 y otros fenémenos. Es la primera vez que algo que desborda(se) y que sorprend(iese) a los adultos, 123 ‘Seounna rare, Dt ADOLESCENCIAS es producido por un grupo de esa edad. Un grupo de esa edad nunca habia producido algo por si mismo que desbordase, que sobrepasase y que sorprendiese a los adultos. Se trata de un fenémeno grupal, donde cl rock se vuelve un gigantesco espejo para que los adolescentes se reconozean. Ningtin adolescente actualmente puede desconocer el rock sin quedar al margen; le puede gustar més tal banda 0 tal otra; pero un adolescente que se declarase en un mundo pre-rock nos harfa sospe- char que le esté pasando algo muy serio desde el punto de vista psicopatoldgico. Por supuesto que hay muchos fenémenos de nosotros, pero yo me refiero a mi hipétesis para ponerla a prueba en el futuro: es que la categoria de nosotros como tal se constituye en la adolescencia, y sobre todo a partir del rock, y produce una serie de fenémenos politi- cos, generacionales, etc. Es distinta, por ejemplo, la mera desobedien- cia, que lo que Eva Giberti llama “el placer de la desobediencia compar- tida”. Hay una clase adolescente que empieza a funcionar como tal y sobre la cual, por otra parte, el poder adulto no deja de intentar reapropiaciones de todo tipo, por ejemplo, derivandolo hacia que se vuelva una clase meramente consumista, etc. Actualmente hay un conflicto en ese sentido. Hasta ahora los nifios no han producido algo semejante. Un nifio puede decir “nosotros”, pero en un adolescente es distinto Puede de pronto con ese nosotros hacer una sentada en una plaza, la forma en que aparecen, por ejemplo, en Argentina los adolescentes, hijos de detenidos-desaparecidos. Se sientan en una plaza como mani- festacién de protesta pacifica, oa la puerta de una escuela para que no los obliguen a usar uniforme, ete. Lo que me parece mas interesante es el hecho desde el punto de vista metapsicoldgico, la categoria intrapsiquica: que un adolescente tenga -o no- y cémo tenga escrito ese nosotros. Para concluir, un minimo flash clinico. Un paciente, en curso de andlisis conmigo, decfa siempre “hicieron tal cosa en la clase”, refiriéndose a sus companeros. Decia “hicieron esto o lo otro”. Un dia dijo “hicimos”. Habfa habido todo un trabajo analitico al respecto sobre ese “hicieron”. Pero el dfa en que pasé de ese “hicieron” al “hicimos”, pensé que habfa dado un paso muy importante en su subjetivacién. Porque ademas 61 decfa “hicieron” aunque hubiera estado alli incluido haciéndolo. Pero era “hicieron una fiesta”, “fui a una fiesta que hicie- ron”, “fui a un baile que hicieron”, Y se sorprendia las primeras veces que yo le interrogaba sobre esta expresién y sobre su propia ausencia en el “hicieron”. 124

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