CAPITULO SEIS
El que rompe, paga
—Claro que, pese a todos los inconvenientes, los
de séptimo, igual que el enmascarado, no se rindieron.
Nuestra obsesién era encontrar las pruebas de matema-
ticas. Nos habiamos dado cuenta de que si aparecian, las
notas que nos habia puesto la sefiorita Dora iban a ser res-
petadas a rajatabla, en una especie de homenaje postumo
del colegio. Asi que, igual que las polillas, hundiamos los
dientes donde pudiera haber ropa, carpetas, cosas amon-
tonadas.
Un dia, atacados como estabamos por la fiebre de
averiguar...
—Pero cuando fue eso?, antes o después de
encontrar las fotos? —interrumpis la periodista.
—Un poco después.
—No escarmentaban eh?
—Con respecto a eso, creo que nos habiamos con-
vertido en incurables, seforita. Bueno, le decia que nos
habiamos organizado en patrullas y por sectores. En cuan-
to alguna maestra se descuidaba y dejaba el aula sola, nos
metiamos a revisar.
—Los otros chicos, gno decian nada?
—También esquivabamos a los otros chicos.
Entrabamos en los recreos y, pata que no se dieran cuenta,
tratabamos de dejar todo tal como lo encontrabamos.
Asi fue como una tarde nos metimos en quinto.
Eramos tres 0 cuatro, creo; Anahi, otra compajiera nuestra,
374Paula, Juan Pablo y yo. Empezamos por los cajones, seguimos
por el perchero revisando todo. Habiamos llegado al frente
cuando, sin querer, empujé a Anahi, la pobre trastabill y,
Por no caerse, dio un manotén y tiré el florero que habia
en el escritorio, Por supuesto que se hizo aiticos, Me dio
una lastima Anahi! Tenfa la cara como una manzana. |Qué
linda estabal Parecia una muieca. |Con esos mofios en la
cabeza!
Cuando entré la maestra y vio el desastre, casi
Nos mata.
—(Quién fue? -pregunté,
los cuatro nos quedamos duros. De reojo, vi que
Anahi daba un paso al frente, Me miré con un odio...!
> 384CAPITULO SIETE
El aro
—jLo bien que hice en cerrar nuestro armario con
candadol ~dijo la sefiora Lago en cuanto se enteré de lo del
florero-. jUstedes no tienen remedio! Dende se ha visto
meterse en donde no los llaman y destrozar las cosas?
{Quién los autorizé?, digo yo. «Con qué permiso? ;Son unos
atrevidos! jEsta es la ultima! jLa tiltima travesura! Y ahora,
los del problema, traigan sus cuadernos de comunicacio-
nes que vamos a citar alos padres a ver si aprenden de una
vez! Y esto va por vos Quinteros. Qué te creés? {Que ya sos
comisario? Y vos, Anahi, jmejor que manana le traigas un
jarron como el que rompiste a la maestra de quinto! (Ah!
|Otra cosal Si siguen con la pavada esa de buscar las prue-
as, les pongo un cero, gEntendieron? Se acabé y se acabo.
Aca nadie revuelve nada mas
—En ese momento dijo el comisario-, Juan Pablo
me pasé un papelito en el que habia escrito: Como dice mi
abuelo: dificil que el chancho vuele. Pero a mi no me causo
ninguna gracia porque lo tinico que hacia era pensar en
qué iban a decir en casa cuando leyeran la nota.
Y no me equivocaba. En cuanto vio el cuaderno, mi
mama se puso seria y me pregunté si no tenia pensado
portarme bien, aunque no fuera mas que una vez antes de
que terminara el afio. Mi papa, en cambio, no me sacaba la
vista de encima. No me quedé mas remedio que contarles
la verdad.
39 4—Vos, j{no podés dejar pasar una?! Sentis la obli-
gacién de meterte en todas ~protesté mi papa y después
suspiré.
Entonces no me cupo ninguna duda de la que se me
venia encima: dos semanas sin ira la calle.
—Dos semanas sin calle -dijo.
Pero, con castigos o sin castigos, a nosotros, los de
séptimo, .quién nos podia convencer...?
—Entonces, ¢qué hicieron? pregunté la periodista.
—E£n cuanto a mi, lo del incendio no me habia que-
dado claro. Empecé a pensar que, tal vez, después de todo,
alguien querria ocultar algo que habia pasado en la cocina.
Asi que una majiana, antes de almorzar, me fui para alla
con mi mejor cara de tonto. En el colegio habia cocinera
nueva. Cuando me vio me pregunté qué queria.
—Me mando mi mama -le dije.
Ahi mismo, le inventé un cuento acerca de un aro
que se le habia perdido en los dias en que habia ido a ayudar.
La mujer, que tenia toda la buena voluntad del mundo,
enseguida quiso saber si era de oro y como era. Esa fue la
mia, Con la vista clavada en la bolsa de verduras:
—Es de oro le contesté-, y parece... jun choclo!
Por supuesto, nadie lo habia visto, pero para que
todo el mundo se quedara tranquilo, me pidi6 que volviera
después del almuerzo, que mientras tanto, ella y las ayu-
dantes iban a revisar;y si no encontraban nada, yo mismo
podria buscar en la cocina. El plan se cumplia ala perfeccién,
pero, igual, me quedé duro de la sorpresa.
—{Qué miras? -pregunté la cocinera.
Yo, por salir del paso, le dije que se me habia hecho
agua la boca por el olor a milanesa. Y {la verdad? jHabia
un olorcito a comida recién hecha...! Adivine lo que hizo la
mujer {Me dio un sandwich!
> 40 ¢—Volvé después, isabés? —me dijo.
Desde ya que, a las dos, estaba ahi como un solo
hombre, y desde ya también que no habian visto ningtin
aro de oro, Entonces, me dejaron pasar mientras lava-
ban los platos. Como estaban ocupadas, aproveché para
mirar del primero al ultimo rincén. Hasta que al fin, encon-
tré una caja sospechosa.
—jEra veneno!
—No -contest6 el comisario-, era sopa importada.
Yo no entendia nada, no hacia otra cosa mas que
salir de una para meterme en otra. Me puse mal. No podia
ser que todos fueran inocentes, alguien estaba mintiendo.
Aderas ese alguien deberia haber tenido un motivo muy
importante para matar asi a dos personas y al pobre
Cacique... Entonces, empecé a sentirme confundido y a
pensar en dejar todo como estaba. Pero, por suerte, los
enigmas parecieron querer aclararse esa misma noche, en
mi casa.
Era bastante tarde, ya habia terminado de cenar y
mi mama me mandé a la cama, pero yo no podia dormir,
daba vueltas, pensaba, en eso escuché llegar a mi papa
que volvia del trabajo. Of que después de saludar, pregun-
taba por mi.
—Shh -le contesté ella-. Debe de estar dormido.
Como te fue hoy?
No distingui lo que dijo él pero por el ruido de los
platos me di cuenta de que se habia sentado a la mesa.
Por curiosidad, sali de mi dormitorio y me quedé
prestando atencién a lo que decian.
—Hoy hablé con la gente que investiga el caso de los
asesinatos en la escuela~comento mi papa.
—1Ya saben quién fue?
badEsperé la contestacion casi sin respirar. Entonces él
le dijo que habia que tener paciencia. Pero mi mama no
era muy paciente que digamos. No sé de qué se quejaban,
el hijo habia salido a ella -el comisario sonrio.
—Ahora, decime, la cuestién esa de las fotos de la
directora... era ella 0 no?
—Sj,era ella y hoy fue a declarar, por eso me lamaron...
A mi, los oidos no me alcanzaban, pero, :puede creer
To que voy a decirle? En ese momento soné el teléfono y
mientras mi papa atendia, mi mama dijo que ibaa ira mi
dormitorio para ver si yo estaba bien tapado. Entonces di
un salto y me meti en mi pieza. Cuando ella entré, me hice
el dormido y después me dormi en serio, pero pensé que,
en cuanto se diera la oportunidad, iba a pedirle a mi papa
que me dijera lo que sabia. {Mire que melo iba a contar..!
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