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Actividad
1:
La
vacunación
como
acto
comunitario
Material
de
apoyo
Setiembre
2020
-‐
Por
Mariana
Rivera,
Amy
Mónaco
&
María
Moreno
Depto.
Desarrollo
Biotecnológico
–
Instituto
de
Higiene
Facultad
de
Medicina
.
Universidad
de
la
República
Una
vacuna
es
una
preparación
biológica
que
confiere
inmunidad
adquirida
activa
frente
a
una
enfermedad
particular.
Típicamente,
consiste
en
un
agente
que
se
asemeja
al
agente
causal
de
la
enfermedad,
que
estimula
al
sistema
inmune
del
organismo
vacunado
a
reconocerlo
como
amenaza,
destruirlo
y
a
reconocer
y
destruir
cualquier
microorganismo
asociado
con
ese
agente
que
pueda
encontrar
en
el
futuro.
Las
vacunas
profilácticas
son
aquellas
que
tienen
como
objetivo
proteger
a
los
individuos
de
las
enfermedades.
Se
administran
a
individuos
sanos
para
prevenir
o
reducir
los
efectos
de
una
futura
infección
por
un
patógeno,
o
para
prevenir
que
se
establezca
una
infección
en
el
futuro.
Las
vacunas
terapéuticas
tienen
como
objetivo
tratar
una
enfermedad
ya
existente
en
un
individuo
dado.
Se
administran
a
los
individuos
para
tratar
o
reducir
los
efectos
de
una
enfermedad
ya
existente.
La
vacunación
(administración
de
una
vacuna)
es
el
método
más
costo-‐efectivo
para
prevenir
enfermedades
infecciosas.
La
inmunidad
adquirida
y
extendida
a
la
población
debido
a
la
vacunación
es
ampliamente
responsable
de
la
erradicación
de
la
viruela,
y
a
la
drástica
disminución
de
la
incidencia
de
enfermedades
infecciosas,
tales
como
poliomielitis,
sarampión,
tétanos,
entre
otras,
en
gran
parte
del
mundo.
La
eficacia
de
la
vacunación
ha
sido
científica
y
ampliamente
estudiada
y
verificada;
las
vacunas
disponibles
en
el
mercado
han
demostrado
ser
seguras
y
eficaces.
Los
términos
“vacuna”
y
“vacunación”
derivan
de
Variolae
vaccinae,
el
término
que
designó
Edward
Jenner
en
1796
para
la
varicela
vacuna,
en
el
título
del
trabajo
en
el
que
describía
los
efectos
protectivos
de
la
varicela
vacuna
(cowpox)
frente
a
la
viruela
(en
humanos).
En
1881,
Louis
Pasteur
en
honor
a
Jenner,
propuso
que
se
extendiera
el
término
"vacuna"
a
todas
las
formulaciones
protectivas
que
se
desarrollaran.
Las
vacunas
han
revolucionado
la
salud
durante
el
siglo
XX,
ya
que
ha
sido
una
de
las
estrategias
más
efectivas
para
disminuir
la
tasa
de
mortalidad
y
morbilidad
debido
a
enfermedades
infecciosas
a
lo
largo
de
la
historia.
Luego
de
la
implementación
del
agua
potable,
se
cree
que
son
el
invento
que
ha
salvado
más
vidas
en
la
historia
de
la
humanidad.
Sin
embargo,
las
enfermedades
infecciosas
aún
afectan
muchas
vidas
humanas
y
animales.
Esto
se
debe
principalmente
a
que
aún
no
se
ha
logrado
alcanzar
el
máximo
potencial
de
las
vacunas,
por
varias
razones.
En
primer
lugar,
aún
no
se
ha
logrado
que
las
vacunas
efectivas
estén
disponibles
para
la
población
de
todos
los
países,
principalmente
en
los
países
subdesarrollados.
La
Alianza
Mundial
para
las
Vacunas
e
Inmunizaciones
(GAVI,
por
sus
siglas
en
inglés
de
Global
Alliance
for
Vaccines
and
Immunizations)
estima
que
más
de
1,5
millones
de
personas,
incluyendo
600.000
niños
menores
de
5
años,
mueren
por
año
de
enfermedades
prevenibles
por
vacunación.
Además,
aún
no
se
cuenta
con
vacunas
efectivas
contra
todas
las
enfermedades,
incluyendo
HIV,
tuberculosis
y
malaria,
que
provocan
más
de
5
millones
de
muertes
en
todo
el
mundo
anualmente.
La
vacunación
utiliza
la
memoria
inmunológica
del
sistema
inmune
adaptativo,
de
forma
tal
que
la
exposición
a
una
vacuna
genera
un
pool
de
linfocitos
B
y
T,
que,
frente
a
una
nueva
exposición
al
agente
infeccioso,
son
activados
y
logran
la
eliminación
de
ese
agente
infeccioso.
La
vacunación
prepara
al
sistema
inmune
para
defenderse
frente
a
los
agentes
infecciosos.
Los
objetivos
de
la
vacunación
son:
lograr
la
protección
del
individuo
vacunado
y
lograr
la
protección
colectiva
mediante
la
inmunidad
de
rebaño,
limitando
la
circulación
del
patógeno,
y
en
consecuencia,
disminuyendo
el
riesgo
de
infección
de
los
individuos
no
vacunados.
La
inmunidad
de
rebaño
es
muy
En
el
último
siglo
las
vacunas
demostraron
ser
una
de
las
intervenciones
médicas
más
exitosas
y
efectivas,
siendo
una
de
las
aplicaciones
médicas
más
importantes
para
prevenir
enfermedades
infecciosas.
El
experimento
realizado
en
Inglaterra
por
Edward
Jenner
en
1796
es
un
hito
de
la
inmunología,
ya
que
demostró
que
la
inoculación
con
pus
de
lesiones
de
varicela
vacuna
(cowpox),
confería
protección
a
las
personas
frente
a
una
infección
de
viruela,
contribuyendo
de
esta
manera
a
entender
el
concepto
de
"inmunización",
y
a
la
posterior
erradicación
de
la
viruela,
muchos
años
después.
La
viruela
era
una
de
las
enfermedades
humanas
más
severas,
y
provocaba,
solo
en
Europa,
la
muerte
de
más
de
400.000
personas
por
año.
En
1979,
luego
de
un
arduo
trabajo
de
coordinación
mundial
para
la
inmunización
de
la
población,
se
logró
la
erradicación
de
la
enfermedad.
El
trabajo
de
Jenner
fue
continuado
y
refinado
por
el
francés
Louis
Pasteur,
que
logró
atenuar
microorganismos
en
su
laboratorio,
y
en
1885
desarrolló
la
primer
vacuna
contra
la
rabia
para
humanos.
El
trabajo
de
Pasteur
significó
un
gran
avance
en
la
comprensión,
la
prevención
y
el
tratamiento
de
las
enfermedades
infecciosas,
ya
que
estableció
las
bases
de
la
vacunación,
es
decir,
el
principio
de:
aislamiento,
inactivación
y
administración
de
estos
patógenos
que
previo
a
la
inactivación,
causaban
enfermedad.
Los
principios
de
Pasteur
permitieron
el
desarrollo
de
lo
que
hoy
conocemos
como
"vacunas
de
primera
generación",
que
están
basadas
en
microorganismos
enteros,
ya
sea
muertos,
o
vivos
y
atenuados
(por
ejemplo,
el
Bacilo
de
Calmette-‐Guerin
contra
la
tuberculosis,
plaga,
pertussis,
y
viruela).
En
la
segunda
mitad
del
siglo
XX,
las
innovaciones
y
las
nuevas
tecnologías
que
permitieron
el
cultivo
de
líneas
celulares
de
mamífero
dieron
lugar
a
las
vacunas
"de
segunda
generación",
tales
como
polio
(vacuna
oral
de
Sabin),
sarampión,
rubeola,
paperas,
y
varicela.
Más
recientemente,
el
uso
de
la
vacuna
de
la
polio
inactivada
(vacuna
de
Salk),
junto
con
la
vacuna
oral
de
Sabin,
implementadas
en
planes
de
vacunación
mundial,
han
permitido
que
se
esté
muy
cerca
de
la
erradicación
de
esta
enfermedad.
En
los
países
desarrollados,
los
programas
nacionales
de
inmunización
han
disminuido
drásticamente
la
incidencia
de
enfermedades
infecciosas
bacterianas
y
virales,
que
previo
a
la
implementación
de
éstos
solían
afectar
a
los
niños.
En
mayo
de
2012,
194
estados
miembros
de
la
Organización
Mundial
de
la
Salud
(OMS)
promovieron
y
aprobaron
el
"plan
de
acción
de
vacunación
mundial"
(GVAP
por
sus
siglas
en
inglés
de
Global
Vaccine
Action
Plan),
con
la
visión
de
brindar
acceso
universal
a
la
vacunación,
lo
que
debía
resultar
en
2
a
3
millones
de
vidas
salvadas
por
año
a
nivel
mundial
(http://www.who.int/immunization/global_
vaccine_action_plan/).
Aunque
las
vacunas
desarrolladas
en
el
último
siglo
han
sido
de
incuestionable
valor,
ya
que
se
estima
que
han
evitado
más
de
700
millones
de
enfermedades
y
más
de
150
millones
de
muertes,
los
métodos
convencionales
de
diseño
de
vacunas
tienen
varias
limitaciones.
Por
ejemplo,
no
se
pueden
utilizar
para
desarrollar
vacunas
contra
microorganismos
que
no
crezcan
in
vitro
(por
ejemplo:
Mycobacterium
leper,
virus
del
papilloma
humano
tipos
16
y
18).
No
confieren
protección
frente
a
patógenos
con
hipervariabilidad
antigénica
(por
ejemplo
menigococcus
serogrupo
B,
HIV,
HCV),
o
contra
Las
respuestas
de
células
B
timo-‐independientes
(TI)
ocurren
sin
la
ayuda
de
células
T.
Son
inducidas
por
y
dirigidas
contra
antígenos
polivalentes
con
epitopes
repetitivos
tales
como
estructuras
lipídicas
o
polisacarídicas
de
los
patógenos.
Las
respuestas
TI
generalmente
tienen
lugar
en
etapas
tempranas
de
la
infección
y
son
mediadas
por
células
B
especializadas,
incluyendo
las
de
la
zona
marginal
y
las
células
B1.
Estas
células
B
dan
lugar
a
células
plasmáticas
que
secretan
anticuerpos
de
baja
afinidad,
y
no
generan
células
B
de
memoria.
Sin
embargo,
las
respuestas
de
anticuerpos
TI
son
más
rápidas
que
las
T-‐
dependientes,
y
por
lo
tanto
cumplen
un
rol
fundamental
en
disminuir
la
carga
microbiana
en
etapas
tempranas
de
la
infección.
Las
respuestas
de
células
B
timo-‐dependientes
(TD)
dependen
estrictamente
de
la
ayuda
de
células
T.
Las
respuestas
TD
tienen
lugar
a
tiempos
más
tardíos
de
la
infección/inmunización,
debido
a
que
se
necesita
tiempo
para
que
ocurra
la
activación
de
células
T-‐helper
antígeno-‐específicas.
Las
respuestas
de
células
B
TD
están
mediadas
por
el
mayor
subset
de
células
B
denominadas
células
B
foliculares
o
B2,
y
dan
lugar
a
células
plasmáticas
que
secretan
anticuerpos
de
alta
afinidad
así
como
también
a
células
de
memoria.
La
respuesta
de
células
T
es
el
otro
gran
brazo
de
la
respuesta
inmune
adaptativa.
Está
mediada
por
linfocitos
T
que
son
importantes
en
la
protección
de
patógenos
tanto
intracelulares
como
extracelulares.
Los
linfocitos
T
comprenden
los
linfocitos
T
citotóxicos,
y
las
células
T-‐helper.
La
función
de
los
linfocitos
T
citotóxicos
es
eliminar
células
infectadas
con
virus
u
otros
patógeno
intracelulares.
Se
caracterizan
por
la
expresión
de
una
proteína
de
superficie
denominada
CD8.
Las
células
T-‐helper
están
diseñadas
para
liberar
citoquinas
que
estimulan
la
actividad
de
otras
células
inmunes
que
son
las
que
van
a
actuar
directamente
sobre
la
causa
de
infección/o
antígeno
vacunal,
tales
como
células
B
y
macrófagos.
Se
caracterizan
por
la
expresión
del
co-‐receptor
de
superficie
CD4.
Antes
de
que
una
célula
citotóxica
pueda
eliminar
una
célula
infectada,
o
una
célula
T-‐helper
pueda
secretar
citoquinas,
debe
ser
activada
por
un
antígeno
específico.
En
caso
de
que
el
antígeno
persista,
las
células
T-‐antígeno
específicas
no
pasan
por
esta
fase
de
contracción
clásica,
sino
que
entran
en
un
estado
de
"agotamiento"
caracterizado
por
una
disminución
de
sus
funciones
efectoras.
Aunque
las
infecciones
naturales
generalmente
confieren
inmunidad
para
toda
la
vida,
casi
todas
las
vacunas
disponibles
requieren
de
más
de
una
dosis
(booster)
para
lograr
respuestas
inmunes
humorales
duraderas,
sin
importar
si
la
vacuna
es
viva-‐atenuada,
vacunas
no-‐replicantes,
o
de
subunidades.
Las
respuestas
de
anticuerpos
anti-‐virales
son
extremadamente
estables,
con
vidas
medias
que
van
desde
los
50
años
para
el
virus
de
varicela-‐zoster,
hasta
más
de
200
años
para
otros
virus
tales
como
el
sarampión
y
las
paperas.
Las
respuestas
de
anticuerpos
contra
antígenos
de
difteria
y
tétanos
decaen
más
rápidamente,
con
vidas
medias
estimadas
en
11
y
19
años
respectivamente.
La
memoria
de
células
B
es
de
larga
duración,
pero
no
existen
correlaciones
significativas
entre
los
números
de
células
B
de
memoria
y
los
niveles
de
anticuerpos.
Las
vidas
medias
de
los
anticuerpos
contra
los
siguientes
antígenos
y
virus
son:
tétanos:
11
años
<
varicela-‐zoster
virus:
50
años
<
rubeola:
114
años<
sarampión:
3014
años.
El
antígeno
vacunal
(ej:
soluble
o
particulado/agregado)
juega
un
rol
importante
en
la
determinación
de
la
inmunogenicidad
y
en
las
interacciones
con
las
DCs,
las
células
B
y
T
son
las
que
dictan
la
magnitud
y
la
duración
de
la
respuesta
inmune
en
los
centros
germinales.
Si
aprendemos
cómo
optimizar
estas
interacciones,
vamos
a
ser
capaces
de
desencadenar
respuestas
inmunes
más
efectivas
y
duraderas
con
menos
vacunaciones.
Las
vacunas
pueden
ser
inoculadas
mediante
inyección
o
mediante
una
vía
natural.
En
la
práctica,
la
mayoría
de
las
vacunas
son
inyectadas
por
vía
intramuscular
(IM)
o
sub-‐cutánea
(SC),
y
pocas
vacunas
se
aplican
por
otras
rutas.
La
vía
oral
es
utilizada
para
dos
vacunas
vivas
virales
(polio
y
rotavirus),
y
para
la
vacuna
contra
cólera
(basada
en
la
bacteria
inactivada).
Las
vacunas
de
influenza
estacional
son
administradas
por
vía
IM
® Vacunas
de
toxoides:
Se
basan
en
una
o
más
toxinas
que
han
sido
detoxificadas
por
métodos
químicos,
físicos
o
genéticos.
® Vacunas
de
polisacáridos:
están
constituidas
por
polisacáridos
bacterianos
purificados.
® Vacunas
conjugadas:
están
constituidas
por
los
mismos
polisacáridos
bacterianos
purificados,
pero
conjugados
químicamente
a
una
proteína
carrier
(del
inglés:
"transportadora").
Estas
vacunas
fueron
desarrolladas
luego
de
constatar
que
las
vacunas
de
polisacáridos
generaban
respuestas
de
anticuerpos
de
pero
no
generaban
memoria.
La
causa
de
esta
falla
en
las
vacunas
de
polisacáridos
se
debía
a
que
los
polisacáridos
son
antígenos
T-‐independientes,
por
lo
que
esta
falta
de
estimulación
de
células
T,
era
lo
que
derivaba
en
que
la
respuesta
inmune
fuera
muy
débil
o
ni
siquiera
ocurriera.
Por
el
contrario,
los
antígenos
T-‐dependientes,
tales
como
los
toxoides
de
tétanos
o
difteria
sí
lograban
generar
respuestas
inmunes
robustas.
Luego
se
demostró
que
la
co-‐
Figura
1.
Tipos
de
Virus
Like
PArticles
(VLPs).
Adaptado
de
J.
Bárcena
&
E.
Blanco,
Subcell
Biochem.
2013;68:631-‐65
Otra
forma
de
clasificar
las
vacunas,
es
dependiendo
del
origen
de
los
antígenos
protectivos.
En
este
sentido,
se
pueden
distinguir
dos
grandes
categorías:
Vacunas
basadas
en
el/los
antígeno/s:
estas
vacunas
ya
contienen
el
antígeno
propiamente
dicho,
y
comprenden
las
vacunas
de
microorganismos
inactivados
y
a
las
vacunas
de
subunidades.
Vacunas
basadas
en
información
codificante
del
antígeno:
Estas
vacunas
contienen
la
información
necesaria
para
que
las
células
del
individuo
vacunado
produzca
el
antígeno.
De
hecho,
el
antígeno
con
que
se
inmuniza
es
producido
in
vivo
luego
de
la
administración
de
la
vacuna.
Dentro
de
esta
categoría
encontramos
las
siguientes
vacunas:
• Vacunas
vivas
y
atenuadas:
generalmente
son
virales,
pero
también
hay
ejemplos
bacterianos,
como
en
el
caso
de
la
BCG.
Están
constituidas
por
versiones
atenuadas
del
patógeno
contra
el
que
se
quiere
inducir
una
respuesta
inmune
protectiva.
Históricamente
fueron
las
primeras
vacunas
en
ser
desarrolladas.
• Vacunas
de
vectores:
se
basan
en
un
microorganismo
inocuo
(que
es
capaz
de
infectar,
pero
no
causar
enfermedad
o
causar
una
enfermedad
muy
leve)
que
ha
sido
modificado
para
expresar
el
antígeno
de
interés.
Generalmente
son
virales.
Aún
no
existe
ninguna
vacuna
de
este
tipo
licenciada
para
uso
en
humanos.
• Vacunas
quiméricas:
consisten
en
una
combinación
de
2
virus,
generalmente
basados
en
un
virus
atenuado
al
que
se
le
ha
reemplazado
la
glicoproteina
de
la
envoltura
por
la
de
otro
virus.
Una
quimera
exitosa
debe
replicarse
con
alto
título
en
cultivo
celular,
y
ser
segura
para
la
administración
a
humanos.
Una
vacuna
de
este
tipo
ya
fue
aprobada
para
uso
humano
(2010),
y
otras
están
siendo
evaluadas.
• Vacunas
de
ácidos
nucleicos:
pueden
estar
compuestas
de
ADN
o
ARN.
Cuando
se
usan
"desnudas"
consisten
únicamente
en
información
genética.
Cuando
se
formulan
con
lípidos
catiónicos
o
en
emulsiones,
se
asemejan
más
a
las
vacunas
vivas
atenuadas.
Adyuvantes
A
pesar
del
éxito
de
las
vacunas
de
primera
generación,
surgieron
algunos
problemas
con
su
uso.
En
primer
lugar,
presentan
riesgo
de
intercambios
genéticos
con
otros
virus,
lo
que
podría
resultar
en
la
reversión
de
la
virulencia
de
las
vacunas
con
microorganismos
vivos
y
atenuados,
y
causar
enfermedad
al
individuo
vacunado.
En
segundo
lugar,
debido
a
su
complejidad
en
cuanto
al
contenido
antigénico,
estas
vacunas
pueden
inducir
efectos
adversos,
tales
como
fiebre,
o
toxicidad,
entre
otros.
Para
evitar
estos
efectos,
las
vacunas
más
utilizadas
son
las
vacunas
de
subunidades,
ya
que
contienen
sólo
el
antígeno
purificado,
contra
el
que
se
espera
que
reaccione
el
sistema
inmune,
confiriendo
protección
al
individuo.
Con
este
tipo
de
vacunas
se
logró
alcanzar
perfiles
de
seguridad
superiores,
a
expensas
de
una
disminución
de
la
inmunogenicidad,
debido
a
la
falta
de
PAMPs.
Por
esta
razón,
estas
vacunas
requerían
el
uso
de
"adyuvantes".
El
término
"adyuvante"
deriva
de
la
palabra
latina
"adyuvare"
que
significa
"ayudar".
Los
adyuvantes
pueden
ser
definidos
como
un
conjunto
de
aditivos
sumamente
heterogéneos,
que
aumentan
la
inmunogenicidad
de
los
antígenos,
y
modulan
la
respuesta
inducida
por
la
inmunización.
Aunque
los
adyuvantes
se
utilizan
desde
hace
décadas,
poco
se
sabe
acerca
de
su
mecanismo
de
acción.
No
obstante,
gracias
a
los
avances
en
el
conocimiento
del
sistema
inmune
se
ha
propuesto
que
los
adyuvantes
actúan
formando
depósito,
reclutando
células
del
sistema
inmune
al
sitio
de
inyección,
promoviendo
una
leve
inflamación
local
(secreción
de
citoquinas
y
quemoquinas)
que
lleva
a
la
inducción
de
una
respuesta
inmune
rápida
y
robusta
que
se
correlaciona
con
una
mayor
protección.
El
descubrimiento
de
los
adyuvantes,
como
de
tantos
otros
hallazgos
médicos
relevantes,
fue
por
casualidad.
A
principios
del
siglo
XX,
el
veterinario
francés
Gastón
Ramón
observó
que
el
rendimiento
del
anti-‐suero
de
caballo
anti-‐tétano
y
anti-‐difteria,
era
mayor
en
los
animales
que
tenían
un
absceso
en
el
sitio
de
inoculación.
Mediante
la
inyección
de
almidón,
tapioca,
u
otras
sustancias,
indujo
abscesos
estériles
en
el
sitio
de
inoculación
junto
con
la
toxina
inactivada,
Figura
2.
Respuesta
inmune
a
la
vacunación
con
y
sin
adyuvante.
Adaptado
de
Pasquale
et.
al.
Vaccines
2015,
3,
320-‐343;
doi:10.3390/vaccines3020320.
Los
adyuvantes
han
sido
fundamentales
para
lograr
el
éxito
de
muchas
vacunas,
incluyendo
vacunas
terapéuticas
y
vacunas
contra
cáncer.
El
uso
de
adyuvantes
puede
implicar
la
reducción
en
la
cantidad
de
antígeno
necesario
en
la
vacuna
(efecto
dose-‐sparing),
disminuyendo
costos
y
acelerando
los
procesos
de
producción
de
vacunas.
Esto
último
es
muy
importante
cuando
surge
un
brote
de
una
nueva
infección,
o
por
ejemplo,
en
el
caso
de
la
pandemia
de
influenza
en
el
2009/2010,
donde
contar
rápidamente
con
una
vacuna
contra
el
virus
pandémico
era
fundamental
para
proteger
a
la
población.
A
pesar
de
la
importancia
en
el
desarrollo
de
vacunas,
sólo
unos
pocos
adyuvantes
han
sido
licenciados
para
uso
clínico
y
el
desarrollo
de
nuevos
adyuvantes
que
sean
seguros,
efectivos
es
fundamental
para
el
desarrollo
de
nuevas
vacunas.
La
seguridad
de
los
adyuvantes
es
evaluada
en
el
contexto
de
la
vacuna
con
la
que
será
utilizado.
Es
decir,
mientras
los
componentes
de
una
vacuna
son
evaluados
individualmente
en
etapas
pre-‐clínicas,
la
evaluación
de
seguridad
que
se
debe
realizar
para
cualquier
vacuna,
debe
considerar
el
producto
final,
con
todos
sus
componentes,
y
no
se
aprueba
el
uso
de
un
adyuvante
determinado,
si
no
que
se
aprueba
el
adyuvante
en
el
contexto
de
una
formulación
particular.
Una
nueva
estrategia
para
mejorar
la
eficacia
de
las
vacunas,
es
lograr
formulaciones
de
adyuvantes
mediante
la
combinación
de
dos
o
más
de
ellos,
que,
al
combinarse,
actúan
de
manera
sinérgica,
activando
varios
mecanismos
inmunes.
Estos
"adyuvantes
combinados"
o
Sistemas
de
Adyuvantes
(AS,
del
inglés
Adjuvant
systems™,
GlaxoSmithKline
(GSK))
son
combinaciones
de
adyuvantes
clásicos
e
inmunoestimulantes
específicamente
diseñados
para
dirigir
la
respuesta
inmune
adaptativa
contra
patógenos
específicos
en
una
población
determinada,
incluyendo
niños,
adultos
mayores,
e
individuos
inmunocomprometidos.
Ya
han
sido
registrados
en
varias
vacunas
humanas
y
veterinarias,
y
nuevas
combinaciones
de
adyuvantes
se
encuentran
en
vacunas
en
ensayos
clínicos.
A
medida
que
se
mejora
el
entendimiento
sobre
el
tipo
de
respuesta
necesaria
para
inducir
protección
frente
a
distintas
enfermedades
mediante
vacunación,
la
combinación
de
adyuvantes
surge
como
una
buena
estrategia,
ya
que
no
sólo
logran
aumentar
la
intensidad
de
la
respuesta
inmune
generada,
sino
dirigir
la
respuesta
desencadenada
hacia
el
perfil
deseado,
ya
sea
hacia
Th1,
Th2,
o
Th17.
Ya
se
están
utilizando
varios
AS
en
vacunas
ya
aprobadas,
y
otros
aún
están
en
formulaciones
en
ensayos
clínicos.
AS01
(MPL
+
QS-‐21)
forma
parte
de
la
vacuna
contra
malaria
recientemente
licenciada,
AS03
fue
aprobado
para
vacunas
contra
influenza
pre-‐
pandémica
y
pandémica,
y
AS04
para
la
vacuna
contra
el
HPV
(Cervarix™)
y
contra
el
virus
de
la
hepatitis
B
(HBV)
(Fendrix®).
ESTRATEGIA
CAPULLO
O
NIDO:
implica
la
vacunación
de
todo
el
entorno
cercano
al
individuo
a
proteger.
Como
ejemplo,
esta
estrategia
se
aplica
para
proteger
a
los
recién
nacidos
de
la
tos
ferina
mediante
la
vacunación
de
la
madre
en
el
último
semestre
de
gestación
y
a
todos
los
individuos
adultos
en
estrecho
contacto
con
el
niño
al
nacer.
EFECTO
REBAÑO:
se
obtiene
cuando
se
genera
una
alta
INMUNIDAD
DE
REBAÑO,
es
decir
que
una
proporción
de
individuos
desarrolla
inmunidad,
ya
sea
natural
o
adquirida,
en
una
población
dada,
permitiendo
la
reducción
de
la
circulación
del
agente
causante
de
la
enfermedad.
Efecto
rebaño
solo
es
aplicable
cuando
la
persona
participa
en
la
transmisión
del
agente
y
cuando
la
inmunización
confiere
algo
de
protección
a
la
infección
(no
solo
a
la
enfermedad).
La
inmunidad
de
rebaño
conlleva
a
una
perturbación
El
efecto
rebaño
es
un
elemento
clave
en
los
programas
de
inmunización,
ya
que
permite
el
control
o
eliminación,
y
hasta
la
erradicación
de
enfermedades.
Para
ello
es
necesario
considerar
el
número
básico
de
reproducción
(R0)
que
es
el
promedio
del
número
de
casos
secundarios
que
surgen
del
promedio
del
número
de
casos
primarios
en
una
población
susceptible.
Si
R0≥1
existe
transmisión
y
propagación
de
la
enfermedad,
mientras
que
si
Si
R0<1
puede
permitir
la
erradicación
de
la
enfermedad.
La
fracción
susceptible
de
la
población
es
1/R0,
entonces
1-‐
1/R0
es
la
fracción
de
la
población
a
ser
vacunados
para
obtener
un
efecto
de
rebaño.
Por
ejemplo,
para
un
R0=2,
la
población
susceptible
es
1/R0=
0,5.
Y
por
tanto,
para
controlar
la
enfermedad,
la
fracción
de
la
población
a
vacunar
o
inmunizar
tiene
que
ser
≥
0.5,
o
sea
que
el
50
%
de
la
población
tiene
que
tener
inmunidad.
Figura
4:
Graficas
de
correlación
entre
el
umbral
de
inmunidad
de
rebaño
en
función
del
R0,
asumiendo
una
vacuna
100%
efectiva.
3) Protección
frente
a
patógenos
no
relacionados
con
la
vacuna
(protección
no-‐específica).
Algunas
vacunas
han
demostrado
proteger
frente
a
cepas
o
tipos
no
vacunales
a
través
de
la
generación
de
PROTECCIÓN
CRUZADA.
Por
ejemplo,
HPV.
Otras
vacunas
han
demostrado
proteger
frente
a
microorganismos
no
relacionados.
Esto
se
debe
a
la
capacidad
de
estimular
la
INMUNIDAD
ENTRENADA
(Trained
Immunity),
que
implican
una
activación
transitoria
de
las
células
del
sistema
inmune
innata,
la
cual
permiten
que
éstas
respondan
de
forma
más
rápida
y
potente
frente
al
ingreso
de
cualquier
microorganismo.
Un
ejemplo
muy
estudiado
de
este
tipo
de
vacunas
es
la
BCG
(figura
5).
Hay
dos
grandes
formas
de
aplicar
la
vacunación
para
el
control
del
cáncer:
para
prevenir
la
ocurrencia
de
cáncer
(vacunas
profilácticas),
o
para
tratar
el
cáncer
una
vez
que
se
ha
desarrollado
(vacunas
terapéuticas).
El
virus
de
la
hepatitis
B
(HBV)
y
el
del
papilloma
humano
(HPV)
son
causantes
de
cáncer
de
hígado
y
cuello
de
útero
respectivamente,
y
ambos
son
muy
prevalentes
en
países
en
vías
de
desarrollo.
El
HPV
también
está
involucrado
en
la
etiología
de
otros
tipos
de
cáncer,
incluyendo
el
cáncer
de
faringe.
El
desarrollo
y
disponibilidad
de
vacunas
efectivas
contra
estos
patógenos
pueden
jugar
un
rol
fundamental
en
la
reducción
de
la
incidencia
de
cáncer.
Aunque
hay
muchos
tipos
de
HPV,
sólo
dos
de
ellos
(el
16
y
el
18)
serían
oncogénicos,
por
lo
que
las
vacunas
contra
HPV
disponibles
actualmente,
que
contienen
estos
dos
tipos,
van
a
ser
muy
efectivas
en
prevenir
este
tipo
de
cáncer.
El
objetivo
de
las
vacunas
terapéuticas
anti-‐
cáncer
es
aumentar
las
respuestas
inmunológicas
naturales
del
paciente,
que
son
capaces
de
controlar
muchos
tipos
de
cáncer.
La
importancia
de
estas
respuestas
queda
en
evidencia
por
el
aumento
de
riesgo
de
contraer
cáncer
de
los
individuos
inmunocomprometidos,
como
resultado
de
una
infección
por
HIV,
o
por
el
suministro
de
drogas
inmunosupresoras.
Las
vacunas
para
cáncer
deben
estar
dirigidas
contra
un
antígeno
específico
expresado
por
un
cáncer
específico,
y
por
lo
tanto
deben
ser
paciente-‐específicas.
Además,
deben
ser
capaces
de
sobreponerse
a
los
mecanismos
de
tolerancia,
y
a
la
inmunomodulación
inducida
por
el
cáncer,
en
un
intento
por
"asegurar
su
supervivencia".
Para
lograr
esto
último,
ha
sido
necesario
el
uso
de
potentes
adyuvantes.
Aunque
hay
ejemplos
de
éxito
transitorio
de
vacunación
anti-‐
cáncer
en
pacientes,
hasta
ahora
solo
han
sido
licenciadas
2
vacunas
anticáncer
en
EEUU
(Provenge®,
contra
el
cáncer
de
próstata
en
EEUU,
y
CIMAVax,
contra
el
cáncer
de
pulmón
en
Cuba).
Las
vacunas
terapéuticas
anti-‐cáncer,
especialmente
si
deben
ser
individualizadas
para
cada
paciente,
tienden
a
ser
muy
caras,
y
por
lo
tanto
a
tener
poco
impacto
en
la
lucha
contra
el
cáncer.
Por
el
contrario,
las
vacunas
dirigidas
contra
las
causas
de
cáncer,
profilácticas,
tienen
el
potencial
de
disminuir
en
gran
medida
la
incidencia
de
esta
enfermedad.
1.
Etapa
de
descubrimiento:
es
llevada
adelante
por
un
"equipo
de
descubrimiento",
que
explora
diferentes
estrategias
de
vacunas,
con
el
fin
de
identificar
posibles
antígenos
protectivos,
producir
y
caracterizar
una
vacuna
"prototipo"
y
finalmente
demostrar
que
funciona
en
modelo
animal.
En
esta
etapa
es
cuando
se
generan
patentes
de
propiedad
intelectual.
2.
Estudios
pre-‐clínicos:
a
la
"vacuna
prototipo"
se
le
realizan
pruebas
de
toxicidad
y
potencia
en
animales
de
laboratorio
y
hasta
en
primates
no
humanos
(en
el
caso
de
vacunas
para
humanos)
mediante
procedimientos
que
cumplan
con
los
comités
de
ética
y
las
regulaciones
de
los
distintos
países.
El
objetivo
de
esta
etapa
es
demostrar
que
la
vacuna
es
segura
y
efectiva
en
animales.
4.
Ensayos
clínicos:
La
vacuna
es
evaluada
en
personas,
en
las
distintas
etapas
de
ensayos
clínicos,
mediante
procedimientos
que
cumplan
con
los
comités
de
ética
y
las
regulaciones
de
los
distintos
países,
así
como
también
con
el
consentimiento
informado
de
todos
los
participantes
de
los
ensayos.
El
objetivo
de
esta
etapa
es
demostrar
que
la
vacuna
es
segura
y
efectiva
en
humanos.
En
el
caso
de
vacunas
veterinarias,
se
realizan
pruebas
en
la
especie
de
destino
de
la
vacuna.
5.
Etapa
de
registro
frente
a
organismos
regulatorios:
se
realizan
los
trámites
legales
y
administrativos
frente
a
los
organismos
regulatorios
donde
será
comercializada
la
vacuna.
Se
debe
presentar
toda
la
evidencia
científica
generada.
7.
Lanzamiento
del
producto
al
mercado:
se
hace
un
lanzamiento
para
presentar
el
producto
al
mercado,
y
asegurar
su
comercialización.
El
pasaje
de
una
etapa
a
la
siguiente
implica
la
revisión
formal
de
comités
constituidos
por
miembros
de
alta
jerarquía
del
laboratorio
donde
se
esté
desarrollando
la
vacuna,
y
es
luego
de
su
aprobación
que
se
puede
realizar
el
pasaje
a
la
siguiente
etapa.
Vacunología
Reversa
Una
de
las
grandes
revoluciones
en
el
desarrollo
de
vacunas,
está
ligado
al
advenimiento
de
las
tecnologías
de
secuenciación
de
genomas,
que
han
permitido
un
cambio
radical
en
el
desarrollo
de
la
vacunología,
que
avanzaba
muy
lentamente.
El
punto
de
quiebre
fue
la
publicación,
en
1995,
del
primer
genoma
secuenciado
de
un
organismo.
Mediante
la
secuenciación
del
genoma,
y
mediante
la
determinación
del
repertorio
antigénico
completo
de
un
agente
infeccioso,
es
posible
identificar
candidatos
que
resulten
protectivos
al
ser
utilizados
como
antígenos
vacunales.
El
método,
denominado
"vacunología
reversa",
y
desarrollado
por
Rino
Rappuoli,
ha
proporcionado
un
cambio
en
la
perspectiva
del
diseño
de
vacunas.
La
idea
de
RV
se
originó
para
superar
los
problemas
encontrados
al
intentar
desarrollar
una
vacuna
eficaz
contra
Meningococo
B
(MenB).
La
secuenciación
del
genoma
de
la
cepa
virulenta
MC58
de
MenB
permitió
seleccionar
de
los
datos
genómicos,
posibles
blancos
de
la
vacuna.
El
principio
de
las
bases
de
RV
fue
que
los
blancos
vacunales
exitosos
eran
proteínas
o
expuestas
en
la
superficie
del
patógeno,
o
secretadas
al
medio
extracelular.
El
análisis
bioinformático
predijo
que
MenB
codificaba
para
2158
proteínas,
de
las
cuales
más
de
600
estaban
expuestas
en
la
superficie
o
eran
excretadas.
De
éstas,
350
fueron
clonadas
en
E.
coli,
expresadas,
y
utilizadas
para
inmunizar
ratones.
El
suero
de
los
animales
inmunizados
fue
evaluado
en
un
ensayo
bactericida,
que
se
correlaciona
con
la
protección.
En
cada
paso,
los
candidatos
que
no
cumplieran
los
criterios
de
calidad,
eran
descartados.
Este
proceso
derivó
en
la
identificación
de
candidatos
vacunales
previamente
desconocidos.
En
este
proceso
se
identificaron
3
Ags
protectivos
para
varias
cepas
de
MenB
(fHbp,
NadA,
and
NHBA),
y
se
combinaron
con
una
vesícula
de
membrana
externa
(OMV,
outer
membrane
vesicle)
de
MenB,
resultando
en
la
primera
vacuna
anti-‐MenB.
Esta
fue
la
primera
vacuna
basada
en
RV
que
ha
tenido
una
opinión
positiva
de
la
EMEA
(European
Medicines
Agency),
y
fue
aprobada
con
el
nombre
comercial
de
Bexsero®.
Luego
del
éxito
del
proyecto
de
la
vacuna
de
MenB,
la
RV
ha
sido
aplicada
en
• No
tiene
por
qué
existir
una
correlación
lineal
entre
el
marcador
y
la
protección.
El
sistema
inmune
innato
puede
eliminar
pequeñas
dosis
de
desafío,
mientras
que
grandes
dosis
pueden
sobrecargar
al
sistema
inmune
adaptativo.
• Los
correlatos
de
protección
no
se
limitan
a
la
vacunación.
También
aplican
a
la
protección
resultante
de
una
infección
natural.
• El
mecanismo
de
protección
no
tiene
por
qué
ser
el
mismo
que
el
mecanismo
para
recuperarse
de
una
infección.
La
inmunidad
mediada
por
células
tiene
un
rol
más
relevante
en
la
resolución
de
una
infección
viral
que
en
su
prevención.
Por
ejemplo,
la
prevención
contra
viruela,
se
logra
mediante
anticuerpos
neutralizantes,
mientras
que
la
eliminación
de
la
infección
está
mediada
por
respuestas
celulares.
• La
identificación
de
un
correlato
de
protección
no
significa
que
no
pueda
estar
actuando
también
otro
brazo
del
sistema
inmune
y
contribuyendo
en
la
protección
(redundancia
de
los
mecanismos
biológicos).
Stanley
Plotkin
y
Peter
Gilbert
han
propuesto
una
definición
revisada
para
los
correlatos
de
protección.
El
concepto
central
es
que
"un
correlato
refleja
correlación
estadística
entre
un
marcador
inmunológico
y
la
protección,
pero
no
implica
necesariamente
que
el
marcador
sea
la
causa
de
la
protección".
-‐ Conseguir suficiente evidencia para que quienes toman la decisión, puedan hacerlo de forma racional.
-‐
Lograr
buenas
formas
de
comunicación
a
la
sociedad,
para
lograr
que
ésta
entienda
la
importancia
de
la
aplicación
de
la
nueva
vacuna,
y
la
acepte.
-‐ Lograr los medios económicos para brindar a la población la nueva vacuna de forma gratuita y universal.
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Vaccines
Yulia
Burakova,1,2
Rachel
Madera,1
Scott
McVey,3
John
R.
Schlup,2
and
Jishu
Shi1
VIRAL
IMMUNOLOGY
Volume
00,
Number
00,
2017
Orchestrating
immune
responses:
How
size,
shape
and
rigidity
affect
the
immunogenicity
of
particulate
vaccines.
Naomi
Benne,
Janine
van
Duijn,
Johan
Kuiper,
Wim
Jiskoot,
Bram
Sl¨utter.
To
appear
in:
Journal
of
Controlled
Release.
2016.
Doi:
10.1016/j.jconrel.2016.05.033.
Duration
of
Humoral
Immunity
to
Common
Viral
and
Vaccine
Antigens.
Ian
J.
Amanna,
Ph.D.,
Nichole
E.
Carlson,
Ph.D.,
and
Mark
K.
Slifka,
Ph.D.
November
8,
2007.
N
Engl
J
Med
2007;
357:1903-‐1915.
DOI:
10.1056/NEJMoa066092.
Vaccine
Adjuvants:
from
1920
to
2015
and
Beyond.
Vaccines
2015,
3,
320-‐343;
doi:10.3390/vaccines3020320.
Vaccine
Potentiation
by
Combination
Adjuvants
Benoît
Levast
1,
Sunita
Awate
1,
Lorne
Babiuk
2,
George
Mutwiri
1,3,
Volker
Gerdts
1,4
and
Sylvia
van
Drunen
Littel-‐van
den
Hurk
1,5,*
Vaccines
2014,
2,
297-‐322;
doi:10.3390/vaccines2020297
Pre-‐training module 9 "Basic concepts in vaccinology" for the Vaccinology course -‐ Institute Pasteur 2019.
https://www.gub.uy/ministerio-‐salud-‐publica/comunicacion/publicaciones/vacunas
John
TJ
&
Samuel
R
(2000).
Herd
immunity
and
herd
effect:
new
insights
and
definitions.
Eur
J
Epidem
16(7):601-‐6.
doi:
10.1023/a:1007626510002.