Está en la página 1de 3

Tocame,

probame, haceme cosquillas: Lo que la experiencia del tacto puede


significar para una persona con discapacidad.

Andrew Morrison-Gurza


Mientras estoy recostado en la cama desnudo, mi mente viaja hacia cualquier otro lado.
Sueño con playas, tipos y cuerpos – cualquier cosa que me ayude a desviar mi mente de
lo que realmente está pasando. Mientras me tocan, estoy obligado a desconectarme. No
tengo otra opción más que removerme mentalmente a mi mismo.Estos momentos
básicamente resultan raros e incomodos, solo por decir algo.Todo lo que quiero hacer es
gritar “¡Por favor no me toquen ahora!”, pero si es que quiero salir de la cama, necesito
calmar esa voz en mi cabeza. La resistencia es inútil.

El tacto es, sin duda, el acto más íntimo y personal que podemos otorgar a otra persona.
Nos conecta con aquellos que amamos, por quienes nos preocupamos; nos recuerda que
somos parte de la experiencia humana. Nos gusta pensar que el concepto del tacto es
totalmente nuestro. Decidimos a quien tocamos y quien nos toca ¿no?

En tu vida como una persona sexy, pero sentada, que necesita ayuda con todas las
pequeñas cosas, la idea de que alguien te toque en estos momentos, rápidamente se
convierte en algo natural para un*s mism*. Un* entiende y acepta que necesita asistencia,
y eso es todo - nada más.

Por lo general, como niñ* con discapacidad, la primera persona que te toca de esta manera
es un padre/madre. Esto hace que todo el acto del "toque" sea seguro, cómodo y tranquilo.
Hay una comprensión inherente que te están ayudando porque se preocupan por vos y
por tu bienestar.

A medida que crecés sin embargo, y te movés a través de sistemas llenos de diferentes
asistentes y proveedores de cuidado, la idea del tacto puede tomar una forma totalmente
diferente. Mucho antes de que te des cuenta, el concepto de contacto se ha convertido en
transaccional. Ya no hay un sentido de la atención o del cuidado en estas acciones – te
convertís simplemente en un trabajo para ser completado. Imagínenlo: las partes más
íntimas de vos mismx tocadas todos los días, sin sentimientos verdaderos o compasión.
Debería aclarar que entiendo que el o la asistente está haciendo su trabajo, y mientras eso
está bien y lo comprendo, la forma en que la que somos tocadas las personas con
discapacidad afecta la forma en la que vemos, sentimos e interactuamos con el mundo
que nos rodea, y quiero para poner de relieve algunos de estos sentimientos si me lo
permiten.

El tacto transaccional ha afectado en gran medida cómo entiendo el mundo que me rodea.
Cada vez que veo parejas abrazándose o compartir un momento íntimo de afecto entre sí,
a menudo me pregunto cómo se sentirá eso. Tengo curiosidad por lo que la sensación del
tacto pueda sentirse, cuando no se la requiere o exige al momento de hacer algo. "¿Qué
quieres decir con que querés tocarme sólo porque si? ¿QUÉ ?!!” Sorprendente!

Para ser completamente sincero, el tacto transaccional ha hecho que piense mi propio
cuerpo de una manera completamente diferente. Comenzás a verte a vos mism* como un
objeto, y puede ser difícil incluso tocarse a un* de una manera en la que se transmita el
afecto y la intimidad. Ha habido muchos momentos en los que me pregunté: "¿Por qué
estoy haciendo esto? ¿Cuál es el punto? ¿Por qué es importante esta sensación?
¿Importa?" Los catéteres descartables y los planes de atención para consumidores tienen
prioridad sobre las caricias.

Por otra parte, el tacto transaccional me ha hecho sentir miedo de tocar a l_s demás.
Recuerdo un par situaciones recientes en las que he querido mostrar afecto a alguien con
una palmadita en la espalda o un abrazo rápido, y primero pensé en el sentido funcional
y práctico de la acción, en lugar de simplemente hacerlo porque lo sentía.

El toque transaccional también ha jugado un gran papel en mi intimidad física con l_s
demás. De hecho, yo diría que hay algo verdaderamente positivo en ser tocado de esta
manera como una persona con discapacidad: Me ha convertido en un* de l*s amantes más
atent* de la historia. Entiendo la importancia del tacto más que nadie, y la experiencia de
la discapacidad me ha ayudado a perfeccionar eso. Piensen en la última vez que
estuvieron de manera íntima con alguien. Seguro que l*s ha tocado ... pero ¿Realmente l*s
toca? ¿Entendiste lo que significa tocar, en lugar de sólo enfocarse en el objetivo final? ¿Su
tacto provocó un estremecimiento en el alma, demostrando que entendés la angustia y el
miedo de no saber si alguna vez sintieron eso?

El toque transaccional me ha frustrado y me ha enfurecido. Me ha hecho sentir
minimizado como tipo. Me ha aterrorizado haciéndome creer que esto es todo lo que
valgo. Nada más. Aun así, como persona con discapacidad, me ha enseñado a disfrutar de
todas las oportunidades para sostener y celebrarse; me ha demostrado que no se trata
necesariamente de la forma en que terminemos - sino que lo que importa es la sensación,
lo que venimos sintiendo en el camino. El tacto me ha transformado en lo que soy. Todo
lo que he sido empujando, pinchado y movido, ha hecho un lugar en mi personalidad que
me ha dado la capacidad de conectarme como ningún otro. Así que adelante, toquénme,
pruébenme, háganme cosquillas, porque cuando sea mi turno de corresponder a ese
tacto, recibirán algo que l*s hará cuestionar todas y cada una de las caricias anteriores.

Los textos de Andrew, activista diverso funcional y queer, se pueden encontrar acá:
https://www.huffpost.com/author/andrew-319

Publicado originalmente en Huff post. 19 de Mayo, 2016.
https://www.huffpost.com/entry/touch-me-tease-me-tickle-_b_7293330

Traducción libre por Nicolás Cuello, con algunas modificaciones.

También podría gustarte