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El atentado de Sarajevo es el término con el que se conoce una serie de ataques que

incluyeron el asesinato, el 28 de junio de 1914, del heredero de la corona del


Imperio austrohúngaro, el archiduque Francisco Fernando de Austria, y de su esposa,
la duquesa Sofía Chotek, en Sarajevo, capital de la provincia imperial de Bosnia y
Herzegovina. El atentado fue consecuencia de una conspiración cuyos alcances no han
podido ser suficientemente esclarecidos y fue perpetrado por un grupo de jóvenes
bosnios pertenecientes a la organización irredentista Joven Bosnia, entre quienes
se encontraba Gavrilo Princip, autor material del asesinato.1

Al mando de los conspiradores militares estaban Dragutin Dimitrijević, jefe del


espionaje serbio; su brazo derecho, el mayor Vojislav Tankosić y el espía Rade
Malobabić. Tankosić armó y entrenó a los ejecutores del atentado y Malobabić les
dio acceso a las rutas clandestinas utilizadas por los agentes serbios para
infiltrar espías y armamento en Austria-Hungría.

Todos los involucrados en el atentado que aún estaban vivos fueron apresados,
juzgados, condenados y castigados. Aquellos que fueron apresados en Bosnia fueron
juzgados en Sarajevo, en octubre de 1914. El resto de conspiradores fueron
sometidos a una corte serbia en el frente de Salónica —entre 1916 y 1917 bajo
control francés—. Esto culminó con la ejecución de los tres principales oficiales
involucrados. Gran parte de lo que se conoce sobre los asesinatos del archiduque y
su esposa tuvo origen en la información obtenida en esos juicios.

Los autores del atentado han sido ensalzados como "héroes" o "patriotas", o
denigrados como "terroristas", "fanáticos" o simplemente llamados
"ultranacionalistas", según la mirada de los observadores o gobiernos.234 En 2014,
la comunidad serbia inauguró en Sarajevo un monumento en memoria de Gavrilo
Princip, autor principal del atentado.5

Las responsabilidades del atentado es un tema controvertido, existiendo pruebas que


indican una sucesión de inexplicables casualidades y graves negligencias de
seguridad por parte de las autoridades austrohúngaras, así como indicios no
probados sobre una eventual participación de las autoridades serbias.67 Aun cuando
la responsabilidad del gobierno de Serbia no pudo ser probada, el Imperio
austrohúngaro lo hizo responsable del atentado y le declaró la guerra,
desencadenando una sucesión de respuestas militares cada vez más amplias que
terminaron conformando la Primera Guerra Mundial.

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