El término “concepto” en Grecia, se le asocia a la esencia de las cosas, por ende,
los griegos tuvieron como obligación la búsqueda de los conceptos. Asimismo,
Concepto proviene del latín “concipere” que significa concebir o aprehender y se le entiende como una de las formas del reflejo de las cosas y por medio del cual se conocen la esencia de los fenómenos para luego generalizar las características de los mismos (Rosental y Iudin, 2013). A su vez, Barite (2001) considero a los conceptos como creaturas típicamente humanas y expresión de la capacidad de racionalizar (lo que es-lo que sucede). Lo que se puede destacar de estas definiciones son al menos dos aspectos, por un lado, la operación lógica del pensamiento y, por el otro, la representación de los rasgos esenciales de los objetos y fenómenos de la realidad constituyen los conceptos (Barrios y De la Cruz, 2006).
Estos surgen de la capacidad del hombre de asociar elementos significativos a
cada objeto en función de sus semejanzas y diferencias (Barite, 2001), de este modo se cumple una de las funciones lógicas del concepto que se basaría en la separación mental que involucra una relación directa de objetos con las palabras. Sin embargo, en este proceso de creación de conceptos se puede provocar alejamiento de la realidad analizada, debido a la subjetividad que puede surgir como consecuencia de la asociación concepto-palabra, ya que no es universal.
La creación de un concepto se da en base a otro concepto y se ubica dentro de su
disciplina (Barite, 2001), esto conlleva a crear un sistema de conceptos en el cual un individuo debe aprender para no tener problemas en el aprendizaje a lo largo de su vida; además, estos conceptos aprendidos se pueden transmitir a lo largo de las generaciones. Además, los conceptos permiten guardar las experiencias a pesar de que se han desvanecido, con el fin de saber lo que sucedió, almacenándose en el lenguaje (Koselleck, 2004). Debido a esto, los hombres pueden entender el pasado y enfrentar los problemas que sobrevienen. En el mundo de la profesionalidad se maneja un complejo sistema conceptual que involucra todo un proceso histórico para su conformación; el manejo de este argot suele ocasionar problemas en personas que no acostumbran o asocian a algo concreto ciertos términos. Barité, M.G. (2001). La definición de conceptos y su impacto sobre la representación del conocimiento con fines documentales. En A. I. Extremeño Placer. (Eds.), La representación y organización del conocimiento: metodologías, modelos y aplicaciones. (pp.1-14). Universidad de Alcalá.
Barrios, L.A., y De la Cruz, B.M. (2006). Reflexiones sobre la formación de conceptos.
VARONA, (43), 30-33.
Rosental,M.M., y Iudin, P.F.(2013). Diccionario Filosófico. Barcelona, España: Ediciones
Brontes.
Koselleck, R. (2004). Historia de los conceptos y conceptos de historia. Asociación de