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Aborto

Profundidad

Aborto: razones científicas, éticas y jurídicas para su despenalización.

Abel Ochoa · 4 de marzo del 2013

Cuestión científica

El óvulo fecundado o zigoto, embrión y feto son vida, claro está, pero carece de todo lo que se
mencionó de la mujer, y hasta –aproximadamente– las seis semanas no tiene sensaciones, ni
capacidad de sentir siquiera, porque no tiene un sistema nervioso central completamente
desarrollado con la capacidad de poder receptar dolor, y porque se encuentra en un medio químico
que lo mantiene ‘sedado’, o por lo menos, inconsciente. Por eso, en muchos de los países en donde
es permitido el aborto, se lo permite –por ciertas razones– hasta un plazo determinado de vida
intrauterina del embrión; como por ejemplo en España, hasta la semana 22; y en Portugal, hasta la
semana 24 para la protección de la vida de la madre; o en Alemania y Reino Unido, hasta la semana
24 en casos de deterioro de la salud física o mental de la embarazada. Los elementos indispensables
para que el feto pueda sentir dolor son las fibras neuronales aferentes; tracto espino-talámico y los
grandes centros cerebrales como el área somestésica, lóbulo parietal y lóbulo frontal;
mecanorreceptores y principalmente los nociceptores, que se desarrollan en la semana 29(1). Según
un estudio publicado en el Journal of Neuroscience, en marzo de 2006, los fetos de entre 25 y 45
semanas pueden receptar dolor y hay estudios que extienden las semanas en que el feto puede
sentir dolor hasta casi el nacimiento natural; como lo afirma y lo comprueba el doctor Lorenzo
Fabrizi, y su equipo, que con encefalogramas midieron la actividad eléctrica cerebral a 46 bebés en
Londres y sólo los bebés de entre 35 y 37 semanas pudieron distinguir un estímulo doloroso en
lugar de un tacto general. Pero lo que queda claro es que hasta la semana 25 el feto no siente dolor,
así lo asevera la Dra. Fitzgeral, en Londres, o; hasta la semana 24, Allan Templeton, presidente del
Real Colegio de Obstetras y Ginecólogos, en Reino Unido: aproximadamente 6 meses.

Cabe recalcar que mi intención no es menospreciar al nonato, tan sólo es visibilizar quién tiene
prioridad, porque generalmente la sociedad le da prioridad a éste y no a la mujer. Esto no se lo debe
tratar como una simple lucha feminista, sino como una lucha ética para la sociedad entera, porque
incluso el hecho de que las mujeres puedan detener un embarazo no deseado acarrea consecuencias
positivas para la sociedad.

La 57º Asamblea Mundial de la Salud, de la OMS en el 2004 indica que “la salud reproductiva y
sexual es fundamental para las personas, las parejas y las familias, así como para el desarrollo social
y económico de las comunidades y naciones”, también que “el aborto peligroso es una causa
prevenible de mortalidad y morbilidad materna.” En Ecuador, es la segunda causa y Enipla
(Estrategia Nacional Intersectorial de Planificación Familiar y Prevención del Embarazo en
Adolescentes) se propone grandes reducciones en embarazos no deseados, para adolescentes
también, y violencia sexual; cosa que aplaudo pero creo que aún falta más. En Latinoamérica y el
Caribe hay más de un aborto inseguro por cada 3 nacidos vivos.
La mayor parte de las consecuencias del aborto son psicológicas, desde el dogma religioso a la
sociedad, se tergiversan los datos sobre consecuencias negativas sabiendo que “la probabilidad de
muerte como consecuencia de un aborto llevado a cabo con procedimientos modernos no es mayor
a 1 de cada 100.000 procedimientos”, según el Instituto Alan Guttmacher, en 1999.

El Vaticano considera a la píldora del día después como ‘abortiva’, cuando la ciencia la describe
como ‘anticonceptiva’: se la usa pocas horas después de haber mantenido una relación sexual sin
protección, cuando el embrión es imposible que haya sido fecundado porque lo hace (fecundar) dos
o tres días después del coito. La Iglesia también se opone a una efectiva educación sexual y
reproductiva:

Según organizaciones autodenominadas provida, la Ley de Salud Sexual y Reproductiva es un


término engañoso para enmascarar la pretensión de, a través de los organismos internacionales,
imponer a los países pobres la mentalidad anti-vida, para evitar su desarrollo humano, que pone en
peligro la supremacía del mundo rico.

Esto no tiene ningún sentido o, al menos yo, no lo encuentro. Notemos que se dice “evitar el
desarrollo”, cuando oponerse al aborto de mujeres de estratos económicos bajos con embarazos no
deseados implica el no-desarrollo de las mismas. Es obvio que el mero hecho de que mujeres, por
razones socioeconómicas, puedan abortar no disminuirá los abortos si no se ejercen las políticas
completas (que recomienda la OMS, por ejemplo). Requieren educación sexual-reproductiva y
tratamiento post-aborto también para que tantos abortos por estas razones no se sigan dando.

Las personas que deseen vivir la sexualidad deben estar informados, la ignorancia en los sectores
socioeconómicos bajos es monumental. Los textos de educación sexual y reproductiva para
adolescentes deben hablarles de sexualidad conforme a su edad sabiendo que los jóvenes, en
promedio, inician su vida sexual a los 15 años. Es recomendado por especialistas que los jóvenes
comiencen esa etapa con mayor edad, y hay que educar a los chicos para tratar de encaminarlos a
eso, pero tampoco podemos negarnos a ver una realidad, con consecuencias devastadoras.

De cada 10 embarazos, 3 son de adolescentes. El embarazo de niñas sube un 74% en Ecuador. Con
estos antecedentes corroboramos lo que vemos en las calles: es común ver a una niña cargar en sus
hombros a otra niña, en los semáforos pidiendo caridad, nunca en un parque o en el cine, ¡las causas
son evidentes! Son más altas las tasas de embarazos en menores con escasos recursos y muchas de
ellas mueren abortando en la clandestinidad, mientras que las que tienen recursos sí pueden abortar
seguras, que es hacia donde apuntamos.

Podemos darnos cuenta cómo el tema no se debate por un mero tabú, sin objetividad (querer
penalizar el aborto a toda costa no es ejercer un debate serio). Podemos ver cómo el divorcio, que
también fue tabú, se legalizó y no todo el mundo se ha divorciado. ¿Por qué seguir creyendo que
cuando se despenalice el aborto, los índices de aborto se van a incrementar, conociendo las
estadísticas en los países donde está despenalizado no lo demuestran (esto lo trataremos más
adelante con profundidad)?

Ética-moral
Varios sectores, mayormente religiosos, usan “criaturita de Dios”, “bebé”, “niño”, etc., dando el
mismo valor moral al ser humano potencial (no nacido) que a un ser humano; o mostrando
imágenes en donde se practican abortos a fetos de edad avanzada; abusando con un juego de
palabras o de la emotividad de las personas, y desechando un debate científico en PRO del
desarrollo de las mujeres y la sociedad entera. Este debate casi siempre se lo genera a partir de
preconcepciones, muchas veces inconscientes, de índole ideológico-cultural como bíblico-teológico
–yo le llamaría distópico–, incluso misógino o antifeminista, y no desde una perspectiva realista.

David Hume, en la Investigación sobre los principios de la moral, nos habla –refiriéndose al
fundamento de la ética– que “es una cuestión de hecho y no de ciencia abstracta.” Las políticas
deben desarrollarse a partir de sociedades reales y no de sociedades imaginarias. Si cada cuatro
minutos se produce un aborto en el país, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ¿por
qué seguimos negándonos a una realidad, tratando un asunto de naturaleza política –por extensión,
de salud pública– como un tema de simples moralismos? Como decía Kropotkin: “la finalidad de la
moral no puede ser trascendente, es decir sobrenatural, como quieren muchos idealistas: debe ser
real”. Tampoco la ‘ética científica’ se opone al concepto del deber como obligación, sólo anhela
que esos preceptos surjan de una realidad cambiante.

Con respecto a la moral y cristianismo (o religión), recordemos que el mismo Jesús –máximo
exponente de una moral adjudicada para sí mismo por el cristianismo– no se opone a la esclavitud;
es más, la acepta y la promueve (Efesios 6:5-6). No fue hasta después de más de 1700 años para que
la esclavitud se aboliese poco a poco por todo el mundo (hoy quedan rezagos), en Ecuador en 1851.
El divorcio es poco aceptado pero el trato hacia una mujer divorciada es denigrante en la moral
cristiana (Mateo 5:32). Ahora estamos en un mundo donde cualquier persona puede divorciarse y
rehacer su vida con otra pareja desde 1804 en Francia. Hay muchos pasajes que coartan la libertad
(desde la libertad de expresión) de las mujeres en la moral cristiana (1 Pedro 3:1). Sólo hasta 1927,
en Uruguay (que ahora despenaliza el aborto, el consumo de marihuana y permite matrimonio
homosexuales), se permitió a la mujer ejercer su derecho al sufragio, en Ecuador en 1829. Louis
Réard presentó el primer bikini en 1946, en una pasarela de París, y ninguna modelo profesional lo
usó por un tema de moral para la época. Esto puede resultar superfluo pero no lo es tanto, porque
inconscientemente la sociedad tenía puesto el chip cristiano del recato en las mujeres (1 Pedro 3:3)
y ahora es común. La pena de muerte para homosexuales (Levítico 20:13) sigue dándose, ¡en
nuestro siglo!, en 5 países y la homosexualidad criminalizada en 78.

Richard Dawkins acota algo interesante, y que se conecta con este punto de vista, demostrándonos
que la moral no es religiosa. En su libro El espejismo de Dios nos muestra un experimento del
psicólogo israelita George Tamarin, cuando, con el relato de la Batalla de Jericó a niños de escuelas
israelitas; donde Dios manda a destruir el pueblo y matar a sus habitantes por no compartir sus
mismas creencias religiosas; el 74% aprueba parcial o totalmente la matanza, mientras varios
argumentos desaprueban el acto sólo es por los bienes materiales, mas no por las personas. Luego a
otros niños hace el mismo experimento pero cambia el nombre de Josué por “General Lin” e Israel
por “Reino Chino de hace 3000 años” y sólo el 7% aprueba el acto. Esto no prueba –como ya lo
dijimos anteriormente– que los religiosos no tengan moral, pero sí que los seres humanos la tengan
por el mero hecho de creer en algún dios (pueden ver el experimento completo aquí). También
podríamos ver que en las cárceles del Ecuador, el 92% de las personas practican algún tipo de
religión, lo que quiere decir que poseyendo algún tipo de divinidad, siguieron delinquiendo. Todos
estos datos demuestran que los religiosos sencillamente no tienen ni más ni menos moralidad que
cualquier ciudadano sólo por ser religiosos y que; debido a una realidad cambiante, la moral
también evoluciona, y con ella la ciencia, la ley natural, etc. Pero muchas veces los ciudadanos
acatan ciertos aspectos de la Biblia –en nuestro caso– y descartan otros, como pudimos darnos
cuenta. Podríamos afirmar que esa aparente moralidad religiosa –que no proviene de Dios y sí de la
interacción entre personas, de la sociabilidad aun en los animales superiores, como lo dice Darwin
en sus estudios–, en verdad, no es acogida por la sociedad ciegamente, y que también la
jurisprudencia debería legislar desde una ética científica.

Ahora, dejemos la moral (que está muy relacionada) y vamos al tema del alma (que también está
muy relacionado). En Grecia Antigua o Roma se calificaba al feto como ‘vísceras’ de la mujer –la
mujer a su vez sometida a la decisión del hombre– y no se penalizaban los abortos. Durante la Edad
Media, los teólogos y juristas no llegaban a un acuerdo de cuándo el alma habita al feto
–‘animación’: primero, se debatía si la mujer tenía alma o no, hasta el año 585, en el segundo
sínodo de Macon (salvo la Virgen María que sí poseía); luego estimaban en 40 días para los
hombres y 90 para las mujeres desde la concepción; después la constitución Criminalis Carolina,
aprobado en 1532, fijó la ‘animación’ cuando la madre percibía sus movimientos; y finalmente, el
Papa Pío IX, en 1869, recién penaliza los abortos, en las primeras etapas incluso, dando a entender
que el alma habita desde su concepción. Ahora tenemos una cronología más acertada de la
concepción del aborto y el cristianismo, y que su punto de vista no siempre fue el mismo.

Al parecer, la carencia de alma en el nonato fue la causa de la legalización del aborto por muchos
años, antes del cristianismo, pero sin el consentimiento de la mujer. Ya se vivió un mundo ‘pro-
aborto’ pero lo que muchos buscamos es un mundo ‘pro-elección’, sin penalización.

El alma, inicialmente, ejercía dominio sobre el alma pasional y apetitiva, y se concebía para los
seres animados como plantas, animales y seres humanos (o también como Platón lo afirmaba:
racional, concupiscible e irascible). Podemos evidenciar que el cristianismo, el Islam medieval, y
muchas religiones del mundo, se nutren de las ideas platónicas acerca del alma, y de la concepción
hilemorfista de Aristóteles que consideraba que todo cuerpo constaba de alma y materia –claro
dualismo, antropológico y ontológico, como ‘forma y materia’ o el posterior ‘espíritu y carne’–, y
que sólo los plantas tenían un alma vegetativa, los animales tenían un alma sensitiva y las personas
tenían un alma racional. Es decir, el intelecto es restringido sólo para los seres humanos, y la
animación (plantas, animales y seres humano) está en un ‘escalafón’ inferior al intelecto (concepto
platónico). Según Platón, la inteligencia del alma radica en la vivencia anterior, en el mundo de las
ideas; donde todas las almas ‘esperan’ hasta habitar un cuerpo, gracias a la mano de una divinidad.
Esta teoría filosófica griega concuerda con la primera teoría teológica cristiana: la doctrina de la
Preexistencia. No nos extenderemos en esto pero acotamos que, adicional a esta teoría sobre el
origen del alma, están las posteriores: Traducianismo y Creacionismo.

Para cerrar este tema, para el cristianismo, la muerte del nonato, hasta 1869, no era considerado
como un homicidio porque no poseía alma o no era de la misma ‘clase’ que la de un ser humano.
Entonces, si no es completamente matar a un cuerpo toda la oposición al aborto radica en matar al
alma. Rosana Alvarado hizo una observación en Twitter, que parecería a simple vista una herejía o
un comentario de mal gusto, pero es una cuestión de análisis profundo: “No se bautizan fetos”.
Propiamente, no se bautiza la carne, sino el alma, para unificarla a la Iglesia y purificarla de los
pecados. Santo Tomás, basado en la concepción aristotélica, en su Summa Theologica, nos cuenta:
“Al principio, el embrión tiene un alma sólo sensitiva que es sustituida por otra más perfecta, a la
vez sensitiva e intelectiva.” Debido a estas divergencias acerca del origen del alma, un sacerdote no
va a las maternidades a bautizar vientres, prefieren bautizar a un ser ya nacido; cuando pase de ser
un ser humano ‘potencial’ a un ser humano ‘real’.

Jurídica

El cirujano Germán Cardoso, fundador del Movimiento de Médicos Argentinos por el Derecho a
Decidir, precisó que se registran 39 abortos de cada mil mujeres en América Latina, en donde la
gran mayoría de países lo penalizan; y en países donde está despenalizado solamente 10 de cada
mil, es decir hay un incremento del 74%. Esto se lo usa como un argumento válido, pero el mero
hecho de penalizarlo o despenalizarlo (el aborto) no comprueba que el aborto reduzca las tasas del
mismo, porque para esto también habría que tener en cuenta la educación en general, sexual y
reproductiva de la sociedad, estándares de vida, entre otras y, –lo que me parece más relevante a
mí– una mayor valoración hacia las mujeres. En América Latina, en Ecuador, a muchas mujeres se
las fuerza a tener relaciones sexuales y no denuncian porque es una práctica común; siempre es el
mismo sector más desfavorecido económicamente. O las obligan a no usar preservativos, ya no por
desconocimiento o falta de recursos para comprarlos, sino por imposición de los hombres ¡y
sumisión de las mujeres! ¿Acaso no nos damos cuenta de que, en general, la gente más pobre tiene
más hijos, y la miseria sigue creciendo a pasos agigantados.

Recién en 1882 aparece el aborto ‘honoris causa’ y el Anteproyecto Federal en Suiza, en 1916, que
en el artículo 112 permitía el aborto por médicos y con consentimiento de la mujer. Todavía queda
mucho por recorrer y la mayoría de países restringe la opción a las mujeres de detener su embarazo
no deseado. Esto quiere decir que muchos políticos (después de casi dos mil años) prefieren atarse a
sus dogmas religiosos que salvar personas. Con esto nos podemos darnos cuenta de cuán nocivo es
cuando la religión pasa de las iglesias a la política, desarrollándose en un sistema político
‘escolástico’ que aparenta ser laico, con un “rancio corte monacal”, como dice Felix Duque con
severas palabras refiriéndose a la educación.

Razones por las que una mujer tomaría la decisión de abortar

A continuación se exhibirán las causas por las que se debe permitir el aborto seguro. Entre
paréntesis se encuentra el porcentaje de los países que se acogen a la causa, según la Guía técnica y
de políticas para Sistemas de Salud de la OMS, en Ginebra, 2003:

A) Para preservar la vida de la mujer (98%)

Ecuador se une a la mayoría de países, que por este motivo despenalizan el aborto. El artículo 45 de
la Constitución de Ecuador garantiza la vida “desde la concepción”; y en el artículo 363, numeral 6;
“la salud integral y la vida de las mujeres embarazadas”. Está claro y estamos todos de acuerdo con
eso; el gobierno es el garante de la salud pública, pero hay una escala que debería estar clara:
primero son los seres humano, luego los seres humanos potenciales. La vida que tiene prioridad –y
se lo establece en el Código Penal, artículo 447, numeral 1: “si este peligro no puede ser evitado por
otros medios”– el peligro es de la mujer embarazada, no del embrión. Sencillamente no tiene
sentido alguno exponer tu propia vida para dársela a un eventual ser humano, así sea fruto de tu
vientre. Esta prioridad innegable se la reconoce ya en las leyes ecuatorianas, debería aplicársela con
mayor eficiencia y cualquier debate en torno a este aspecto es involutivo y sin sentido.

¿Acaso es ético pretender que las madres que tienen embarazos riesgosos se las obligue a
comprometer su propia vida por su hijo, al estilo de un mártir –como el Jesucristo en la cruz,
expiador de los pecados del mundo, dando su vida por sus hijos? Esto se puede asemejar, hasta
cierto punto, a los sacrificios humanos para los dioses. No es lo mismo comparar a un nonato con
un niño menor, porque muchas veces he escuchado que “una madre daría hasta su propia vida por
cualquiera de sus hijos (nacidos, se sobreentiende)”. Esto es muy diferente, comprensible y no hay
objeción alguna. El problema radica cuando se quiere hacer creer que un ser humano potencial (en
el vientre) es igual a un bebé o niño (ya nacido).

En Europa, sólo el Vaticano no permite el aborto por ningún motivo, ni siquiera para preservar la
vida de la madre –que tiene prioridad y es reconocido por casi todo el mundo. Evidenciamos con
esto que en un país teocrático-cristiano, la fe cristiana relega los argumentos racionales. Además,
hacemos unas precisiones de demás países teocráticos del mundo, todos con religiones abrahámicas.
Israel (judío), en coherencia con los versículos de Éxodo comentados al inicio, sí es coherente con
sus principios y permite el aborto por peligro de la madre y su salud física y mental, violación o
defectos del feto. Irán y Arabia Saudita (islámicos) prohíben el aborto sólo al peligrar la vida de la
mujer embarazada, el segundo sólo hasta el primer trimestre de gestación.

B) Para preservar su salud física y mental (62-63%)

La mujer embarazada debería estar en libertad de decidir si quiere continuar o no con su gestación,
teniendo en cuenta hasta qué punto se deteriora su salud, previo a una consulta con especialistas.

C) Por violación o incesto (43%)

Ecuador se acoge a estos países pero sólo cuando la violación se consume a una mujer “idiota o
demente”, es decir, cuando una violación se da a una mujer con sus facultades mentales normales –
como en la gran mayoría de las violaciones ocurre–, la mujer está obligada a tener el producto de
esta atrocidad, y en caso de oponerse irá a prisión de uno a cinco años calificada como una criminal.
¡La víctima es criminaliza! ¿Tiene algún sentido esto?

Actualmente en la fiscalía se registran 13 casos de violaciones a mujeres al día; Ramiro Rivadeneira


indicó que en 2010 hubo 4669 casos. Ya que todas las violaciones no son denunciadas, gran parte
de ellas provienen de los familiares más cercanos como abuelos y tíos, y la mayoría de estratos
socio-económicos bajos, nos podemos percatar del nivel de miseria social que hay en nuestro país.

Al despenalizar el aborto en caso de violación no se detendrán las mismas –que se lo haría con
educación, fomentando la dignidad por y para la mujer y reduciendo las enormes brechas sociales–
pero sí que el Estado provea mayor justicia. El porcentaje de embarazos producto de una violación
es mínimo (he leído entre 1% a 5%) pero ¿es moralmente aceptable –así sea una sola persona– que
la víctima de ese abuso tenga que aceptar en sus propias entrañas el producto de esa atrocidad, por
nueve meses y luego hacerse cargo de esa vida no deseada? Celebrar la vida en todo momento ha
sido lo cotidiano, y a lo que hemos estado acostumbrados, pero hay un momento donde nos
debemos plantear ciertos dilemas.

El 18% (INEC: 17%) de las adolescentes del país están embarazadas y 2 de cada 10 aseguran haber
sido víctimas de abuso sexual, según el Ministerio de Inclusión Social. Muchas de las mujeres con
embarazos producto de una violación o incesto no abortan por su creencia religiosa arraigada. Les
han infundido –y Nietzsche desarrolla la idea– que la finalidad de las mujeres es ser madres, y –esto
lo acoto yo– que los hijos son un “regalo de Dios”; Dios es el dador de vida y no podemos
oponernos a ello. También muchas mujeres –más aún en estratos bajos– sienten una carga de
inferioridad porque escaso su rol económico en la familia no se asemeja al del hombre, y asumen
las consecuencias del maltrato sexual proveniente del patriarcado con sumisión.

La lógica de que “la ley debe hacerse cargo del violador, no del “niño”, no resuelve el dilema. La
ley debe hacerse cargo del violador y hay que tener claro que despenalizar –que no es igual a
legalizar– el aborto no va a reducir las violaciones. Para ello hay que hacer leyes específicas para
esa problemática pero la mujer no debe pagar las consecuencias de aquello, ella debe poder decidir
si desea tener o no el producto de la violación, previo a una consulta con especialistas, para que no
sea una mera respuesta a la emoción (sociedad-religión) sino también al conocimiento (razón-
experiencia).

D) Por daño fetal (39%)

La mujer debe poder decidir si quiere continuar o no con su embarazo, sabiendo que el daño fetal
repercutirá en la vida de su hijo –y de toda la sociedad– y no podrá desarrollar una vida ni
semejante a la normal. Hay que conocer que el 30% de las discapacidades en Ecuador son de orden
genético(13). Comparar esta decisión con asesinar personas con discapacidad física o mental es
falaz y maquiavélica, porque no es lo mismo asesinar una persona que detener un embarazo no
deseado, para que no venga esa vida a sufrir, y utilizar esos recursos para dar mayor bienestar a las
personas que ya viven.

E) Por razones socioeconómicas (33%)

Los recursos son importantes para el progreso de las sociedades, es obvio, y si una madre (muchas
son madres solteras(14)) con muchos hijos no tiene los recursos suficientes para el sustento de otro
hijo, no es razonable que tenga otro más. Eso nos sumerge en la pobreza cada vez más, y esto se lo
usa como un argumento para estar en contra del aborto. Al permitir el aborto, en casos de violación
o por razones socioeconómicas, no permitimos que vengan muchas más personas en este clima
hostil y que las personas que ya existen tengan mayores oportunidades de progreso; es decir,
promover una mayor justicia social.

Es posible que sea especulación mía, pero tal vez el Vaticano quiera más pobres porque son los
pobres los que, en mayor medida, son feligreses de ellos. No lo sé. O que el concepto del
cristianismo es que está con los pobres y jamás que quiere erradicar la pobreza. Tampoco lo sé. La
llegada de otro hijo a una familia que carece de recursos significa que los pocos recursos que los
integrantes que ésta poseen, disminuirán más, y será aún más difícil su desarrollo. ¿Pretendemos
seguir creyendo que “cada niño llega con el pan bajo el brazo”? Según la Organización
Panamericana de la Salud (OPS), la tasa global de fecundidad en el Ecuador es de 3.5 en mujeres
pobres y en las no pobres de 1.9 hijos por cada mujer. Es decir, las mujeres pobres tienen un 46%
más de hijos –muchas veces solas–, y por ende, con muchísimas menos posibilidades de progreso.

F) A petición (27%)

Abortar por abortar puede resultar discutible, pero hay un punto que no se lo analiza generalmente:
ningún método anticonceptivo es 100% seguro. Es imposible que no hayan embarazos no deseados
aun así existiese la educación sexual y reproductiva que se necesita. Aunque los métodos
anticonceptivos sean una práctica común, siempre; aun así, habrían seis millones de embarazos no
deseados en el mundo(15). ¿Es racional dejar llevar nuestra vida por el azar? ¿Por qué no puede ser
la humanidad misma la que lleve sus propias riendas?

Mi intención no fue herir susceptibilidades, sino establecer otra visión a la que se suele tener, una
visión más racional a partir de una realidad y no de libros o instituciones arcaicas. Cuando corre
peligro la vida de la mujer, el Estado debe preservar la vida de ésta. Permitir no significa obligar. Es
fácil tergiversar términos o conceptos para evadir un debate serio. Otorgar la facultad de interrumpir
el embarazo a la propia mujer con estas RAZONES es escalar un peldaño ético y librarnos del azar
que tanto daño hacen al progreso de las sociedades.

Daniel Meza

Editor Jefe

Por qué estoy a favor de la despenalización del aborto (y no en contra de la vida) [OPINIÓN]

Los movimientos conocidos como provida en distintos países del mundo, incluyendo América
Latina, han ganado espacio y grandes cantidades seguidores a inicios del último siglo. Con el
tiempo se ha hecho familiar ver las Marchas por la Vida al largo y ancho del globo, defendiendo el
derecho de la persona engendrada “desde el primer momento”. En general, la masa participante de
tales marchas es una amalgama de colectivos catalogados de conservadores, y en su mayoría
defensores de credos como el católico, evangélico, entre otros en menor medida. Los últimos días
hemos visto cómo en Colombia, Brasil y Perú se dieron marchas en las que, según reportan los
medios de aquellos países, miles de personas marcharon con la prédica ya referida. Se prepara una
marcha de grandes proporciones también para el 20 de mayo en Argentina, y ya se produjo una
multitudinaria en marzo. En España se hizo lo propio el pasado 15 de abril. Otros países donde se
realizan son EEUU, Canadá, Paraguay, Bolivia, con diferentes proporciones en los grupos
religiosos que la conforman. Las manifestaciones recibieron una copiosa cantidad de artículos de
cobertura de parte de medios como ACI Prensa, perteneciente al grupo EWTN Global Catholic
Network basado en EEUU o Aleteia.org basado en Francia, ambos con una línea editorial de
perspectiva cristiana católica y avalados por la curia romana.
Sus argumentos se resumen así: manifestar públicamente que la vida es un derecho que debe ser
respetado desde el primer instante de la concepción, que no se puede despenalizar el aborto en caso
de violación, enfrentar las presiones intensas de un lobby abortista de millones de dólares, que no
hay derecho al aborto y sí a la vida, y ser la voz de los que no tienen voz.

Para darle fuerza a sus argumentos, el bando provida (con una posición evidentemente dogmática)
esgrime argumentos científicos, lo que llama la atención en tanto que medir con una óptica
científica la realidad haría tambalear una serie de preceptos asumidos como ciertos por los
creacionistas, por ejemplo. Esta aparente contradicción, para ellos, encuentra justificación en una
adecuada hermenéutica.

Volvamos a los argumentos científicos de los provida: estos resaltan que, biológicamente hablando,
la vida humana comienza en el momento de la fecundación (el proceso en el que dos gametos se
fusionan durante la reproducción sexual para crear un nuevo individuo con un genoma derivado de
ambos progenitores, un nuevo ADN, con un proyecto-programa individualizado). De hecho, ese es
un consenso de la comunidad científica prácticamente irrefutable. Para este lado del espectro, los
pro-despenalización del aborto niegan la existencia de dos personas y le dan validez solo a una.

Con ello, el derecho a la vida del nuevo individuo debe prevalecer sobre el derecho a elegir de la
madre, y nadie en el mundo puede decidir quién vive, algo comparable “al derecho a matar”,
comparando esta forma de actuar a la del fascismo. Entienden, además, que toda legislación debe
proteger la vida y anular todo derecho que promueva la muerte del ser humano. Además, niegan que
la práctica del aborto sea médica (aunque sea en caso de violación de la madre), al considerarlo un
acto de “extrema violencia” que acaba con la vida de un inocente. La despenalización del aborto,
para ellos, es un aval para el aborto siendo este un acto frívolo, o “solución egoísta a los problemas
sociales”. En contraparte, dicen, se debe mejorar las políticas públicas que valoren la vida, que
eduquen sin “ideologías”, el acompañamiento de mujeres embarazadas y la mejora de la ley de
adopción.

El papa Francisco, quien se diferencia por ser el único líder religioso que emplea consensos
científicos recientes en su discurso (ej. el cambio climático) se encuentra, respecto al aborto, en el
lado provida.

Qué dicen los defensores de la despenalización del aborto

Generalmente, los defensores de la despenalización del aborto son individuos o colectivos que se
aglomeran en un sector comúnmente llamado liberal o progresista, no pertenecen a un grupo
religioso en particular (a menudo, son ateos y agnósticos) y sus argumentos para despenalizarlo se
sintetizan en lo siguiente:

Que penalizar el aborto afecta, restringe y viola derechos humanos fundamentales de niñas,
adolescentes y mujeres; las induce a recurrir a métodos de aborto inseguros y riesgosos para su
integridad, tiene un impacto diferenciado en mujeres pobres y jóvenes, las expone a violencia
institucional, y alimenta un mercado millonario y clandestino de abortos.
Ellos también han empleado la ciencia para sopesar la posición del ala antiaborto.

Veamos: uno de los principales argumentos erigidos en el marco de la ciencia es que en cierto
lapso, el individuo emergido de la fecundación, a diferencia de lo que predican los provida, no
puede sentir dolor. Para los del otro lado, la terminación, entonces, es algo brutal, injustificado.
Aunque, estudios independientes han demostrado la baja probabilidad de que esto sea cierto. De
acuerdo a un estudio publicado por JAMA el feto en las primeras etapas del desarrollo carece de
sistema nervioso desarrollado y el cerebro para sentir dolor, además de que no son conscientes de su
entorno. El sistema neuroanatómico no está completo hasta aproximadamente la semana 26 de
embarazo. En el mundo, la gran mayoría de embarazos se terminan antes de la semana 24, y una
gran mayoría de estos dentro de las nueve semanas, por lo que la cuestión del dolor fetal no tiene,
de acuerdo a esta parte de la discusión, mayor validez. La afirmación es confirmada por un reporte
sobre el tema de la Royal College of Obstetricians and Gynaecologists, que concluye que “los datos
existentes sugieren que el procesamiento cortical, es decir, la percepción del dolor, no puede ocurrir
antes de la semana 24 de la gestación”.

Los defensores de la despenalización también rebaten argumentos levantados por los de la tribuna
del frente, como el hecho de que el aborto conduce a la depresión y suicidio, conocido como un
síndrome post aborto (SPA). El argumento fue posicionado por Vincent Rue, médico activista
antiaborto, en los 80. Sin embargo, el SPA no es reconocido por el DSM (Manual de Desórdenes
mentales estándar) ni por las organizaciones de prestigio encargadas de protección de la salud
mental (American Psychological Association, la American Psychiatric Association y el Royal
College of Obstetricians and Gynaecologists). Otra posición cuestionada por los pro-
despenalización es que el aborto cause cáncer de mama, un argumento usado en distintas latitudes
aunque desmentido por instituciones como la OMS y los servicios de salud de EEUU y Reino
Unido. Finalmente, también está la posición que rebate que el aborto pueda dañar la fertilidad,
basados en técnicas obsoletas al momento (Método por Dilatación y Curetaje), con un pequeño
riesgo de conllevar complicaciones. Hoy, la OMS recomienda usar el método de aspiración por
succión, haciendo el riesgo de infertilidad insignificante.

A esto se le debe añadir que en las prácticas de fecundación artificial, realizadas ampliamente en
todo el mundo, se manipulan embriones humanos en el laboratorio. Los no transferidos al útero de
una mujer son congelados, usados para la investigación y/o descartados. No por ello, dicen los
defensores de la despenalización, se puede considerar que estamos hablando de científicos
homicidas.

Dicho todo esto, es claro que ambas posiciones, científicas o religiosas, nos proponen dos
perspectivas particulares de defensa del ser humano (tanto de la madre como del hijo) a partir de
“verdades científicas”. Nadie puede negar desde la razón, que ambas posiciones buscan ayudar y
proteger a las mujeres se deben someter a un procedimiento como el aborto, y del niño como
posible víctima, tanto antes como después del parto. No quisiera dudar, desde este artículo, de la
buena intención de los defensores de ambos bandos, y de la naturaleza humanista de su activismo.

La imposibilidad de ponerse de acuerdo


Será imposible, sin embargo, ponerse de acuerdo desde la biología. Esta, como todas las ciencias, es
una actividad en constante revisión y sujeta a frecuentes cambios, por lo que las posiciones basadas
en la ciencia pueden correr la suerte de ser cuestionadas cuando uno menos lo imagina.

Un segundo problema es que los hechos científicos no son indiscutibles ni neutrales, dado que su
interpretación está sujeta a la posición moral o política de la persona que los emplea como
argumentos, incluso en ocasiones recurriendo a aquello que llamamos cherrypicking para darle
fuerza a la posición de un bando en desmedro de las razones del contrario. El tema es delicado, y las
esperanzas de consenso desde estos campos, casi nulas.

El enfoque real es social

En tanto que el conocimiento científico de los detalles biológicos del aborto es valioso, el debate
que debería cobrar mayor relevancia es el social y jurídico. En la controversia previa, cargada de
complejidades médicas, biológicas o anatómicas, a menudo se olvida de cómo un hecho del que se
discute a rabiar en el ámbito científico y religioso transcurre entre lo legal o ilegal.

Es decir, más allá de las posiciones religiosas o biológicas que uno pueda tener, respetables todas, la
problemática del aborto existe y se sigue produciendo, se quiera o no. De ahí la urgencia de abordar
el tema.

Los datos objetivos están a disposición: cada año se producen 55,7 millones de abortos en el
mundo, un 45% de los cuales (25,5 millones) se realiza sin garantías de seguridad, de acuerdo la
OMS y el Instituto Guttmacher de Nueva York (EEUU) en el 2010 y 2014, que también pone los
números en el mapa: el 97% de las prácticas inseguras tienen lugar en países en desarrollo de Asia,
África y América Latina (!).

Un estudio más reciente, el Abortion Worldwide 2017 Uneven Progress and Access del ya
mencionado instituto, indicó que América Latina ocupa el primer lugar como la región con la mayor
tasa de aborto: 44 por cada mil mujeres, seguida de África y Asia.

Guttmacher también advierte de los abortos clandestinos: cada año 6,9 millones de mujeres son
atendidas por complicaciones derivadas de abortos inseguros. Un 42% de mujeres en edad fértil
vive en países en los que el aborto es prohibido o restringido, y que de los 56 millones de abortos
inducidos entre el 2010 y 2014, el 45% de los registrados fueron inseguros o muy inseguros (esto,
sin tomar en cuenta un monto presumiblemente amplio no registrado por subsistir en la
clandestinidad).

Los abortos inseguros son más frecuentes en países donde hay restricciones legales (31%) (la
mayoría de ellos ocurre en América Latina) y menos frecuentes en países en los que el aborto está
despenalizado y brinda condiciones que favorecen al acceso (1%). Hoy el tema divide a toda la
región (ahora mismo, se debate la ley en la Cámara de Diputados argentina).

A la luz de los datos, y desde un enfoque realista y no dogmático o tribunero (religiosos versus
ateos, o científicos provida versus científicos pro aborto), la práctica debe ser abordada
responsablemente y no, por el contrario, perseguir desde la ley a las mujeres que por A o B razones
sienten que deben recurrir a él. No brindar condiciones para un aborto seguro, en condiciones
justificadas, es hacerle un favor al negocio clandestino e inescrupuloso. Tanto en situaciones como
casos de riesgo para la vida de la madre, o casos de violación, el aborto debe ser despenalizado
desde las leyes de nuestros países y acompañado desde el derecho por asesoramiento psicológico,
social y clínico.

Las opciones en debate, en conclusión, son dos: Olvidarnos/negar el problema, o hacernos cargo de
él. Yo prefiero hacerme cargo. ¿Tú qué escogerías?

Matrimonio homosexual

5 razones por las que los pediatras de EEUU apoyan la adopción gay

En pleno debate sobre la legalización del matrimonio homosexual en EEUU, que intentará zanjar el
Tribunal Supremo entre los días 26 y 27 de marzo, los distintos grupos de presión han intensificado
sus campañas a favor o en contra de la nueva ley promovida por la administración Obama. La
Academia Americana de Pediatría (AAP) es uno de los lobbies que históricamente se han
posicionado a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo, pero ahora ha dado un paso más
al presentar un informe en el que también defienden el derecho a adoptar por parte de estas parejas.
“Debe haber igualdad de oportunidades para todas las parejas del mismo sexo, porque existen
suficientes evidencias científicas por las que los padres homosexuales son un garante en la
educación de los niños”, según explicó Benjamin Siegel, coautor de la última declaración política
de la AAP.

La academia norteamericana que aglutina a más de 60.000 pediatras tiende a ejercer una fuerte
presión en la configuración de la agenda política norteamericana en materia de salud infantil. Por
ello, el comité ejecutivo de la AAP ha alentado a sus asociados para que cierren filas en torno a su
último posicionamiento político, que han defendido sobre la base de cinco principales argumentos.

Aseguran la estabilidad económica de los más necesitados

La declaración política de la AAP cita en primer lugar un informe elaborado por el Instituto
Guttmacher en el que se asegura que casi la mitad de los embarazos son no deseados. La
consecuencia, según añade el informe, es que dos tercios de estas familias se encuentran en serias
dificultades económicas y necesitan acudir a programas de asistencia para personas con bajos
recursos. “Esto no quiere decir que no puedan hacer un gran trabajo a la hora de criar a sus hijos”,
aseguran desde la academia, pero no siempre garantizan la estabilidad económica de los niños.La
administración Obama se ha mostrado a favor de defender los derechos de los homosexuales

Muchos de estos niños nacidos en hogares con extrema pobreza acaban en los orfanatos
norteamericanos, en los que a día de hoy se encuentran unos 100.000. Un extremo que podría
evitarse porque, según otro informe del Urban Institut citado por la AAP, el 52% de los
homosexuales y el 41% de las lesbianas estarían dispuestos a adoptarlos. Además, el 60% de estas
parejas tendrían preferencia por adoptar a niños de minorías étnicas que, por lo general, son los que
más dificultades tienen de encontrar un hogar fuera del orfanato.
“Están comprometidos y motivados”

Las parejas homosexuales se enfrentan a una serie de desafíos para poder ser padres, lo que las
obliga a planificar de manera muy consciente su paternidad, explican desde la academia. Es por
todas las limitaciones a las que se enfrentan que “tienden a estar más motivados y comprometidos
que la media de los padres heterosexuales”, según afirma la citada psicóloga de la Universidad de
Massachusetts Abbie Goldberg.

Los resultados de los estudios comparativos realizados por Goldberg demostraron que los padres
homosexuales obtenían mejores calificaciones, a la hora de ser evaluados por su capacidad para
educar a un niño, que los padres heterosexuales que tuvieron hijos por accidente.

Reducen el fracaso escolar

El promedio de las calificaciones académicas de escolares criados por padres homosexuales es


superior al del resto de niños. Las cifras más altas se corresponden con los niños criados por
lesbianas, cuya media sobre cinco se sitúa en 2,9 frente al 2,65 del resto. En la adolescencia estos
resultados se equiparan más y, según un estudio publicado el pasado año en el Journal of Marriage
and Family, las capacidades matemáticas de unos y otros niños son prácticamente imperceptibles.

Fomentan la tolerancia

La educación proporcionada por padres del mismo sexo es más tolerante y abierta, según defiende
la Academia Americana de Pediatría. Basándose en un estudio publicado en el American Journal of
Orthopsychiatry, la declaración política de la AAP sostiene que dos de cada tres niños criados con
padres gais tienden a tener más empatía por el prójimo que la media y se sienten mucho más libres e
independientes a la hora de perseguir sus intereses.

La autoestima de los niños no se ve perjudicada

La propia AAP elaboró un estudio comparativo sobre la autoestima de los niños criados por
familias homosexuales o heterosexuales. Los resultados publicados en 2010 en la revista científica
Pediatrics no mostraron diferencias entre unos niños y otros en los que se refiere a su desarrollo
personal y comportamiento social. Sin embargo, sí se encontraron diferencias al analizar
aisladamente a los niños criados en el seno de una familia lesbiana, los cuales tenían una mayor
autoestima que sus pares criados con padres heterosexuales. Según el informe, estos resultados se
podrían deber a que las parejas lesbianas se involucran más activamente en la educación de los
niños.

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