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(ejemplo: 

Libros de la Biblia).

Persona leyendo un libro electrónico en un lector digital.

No obstante, esta definición no queda circunscrita al mundo impreso o de los soportes físicos,


dada la aparición y auge de los nuevos formatos documentales y especialmente de la World
Wide Web. El libro digital o libro electrónico, conocido como e-book, está viendo incrementado
su uso en el mundo del libro y en la práctica profesional bibliotecaria y documental. Además, el
libro también puede encontrarse en formato audio, en cuyo caso se denomina audiolibro.
Desde sus orígenes la humanidad ha tenido que hacer frente a una cuestión fundamental: la
forma de preservar y transmitir su cultura, es decir, sus creencias y conocimientos, tanto en el
espacio como en el tiempo.
El planteamiento de esta cuestión supone, por un lado, determinar la forma de garantizar la
integridad intelectual del contenido de la obra y la conservación del soporte en el que fue
plasmada y, por otro, encontrar el medio por el cual se mantendrá inalterada la intención o
finalidad para la cual se concibió.
Los orígenes de la historia del libro se remontan a las primeras manifestaciones pictóricas de
nuestros antepasados, la pintura rupestre del hombre del paleolítico. Con un simbolismo,
posiblemente cargado de significados mágicos, estas pinturas muestran animales, cacerías y
otras escenas cotidianas del entorno natural del hombre antiguo que trataba de dominar las
fuerzas adversas de la naturaleza, capturando su esencia mediante su representación.

Comunicación oral y formas rudimentarias[editar]


Las señales gestuales fueron la primera forma de expresar y transmitir mensajes. La palabra
hablada es la manera más antigua de contar historias. Mediante fórmulas de valor
mnemotécnico se estructuraban narraciones, que pasaban de generación en generación como
valiosa herencia cultural de los más diversos grupos humanos. Dichas reglas mnemotécnicas
ayudaban tanto a la memorización como a la difusión de los relatos. Es el caso de
los poemas homéricos, que han merecido valiosos estudios sobre el particular. Posiblemente,
gran parte de las tradiciones y leyendas han tenido semejante inicio. Esta transmisión oral
tenía el inconveniente de los «ruidos» que deformaban el mensaje. La mayoría de las veces
era el narrador (rapsoda, aeda, juglar) quien en función de sus intereses la deformaba de una
u otra forma.

La escritura[editar]
Cuando los sistemas de escritura fueron creados en las antiguas civilizaciones, el hombre
utilizó diversos soportes de escritura: tablillas de arcilla, ostracon, placas de hueso o marfil,
tablas de madera, papiros, tablillas enceradas, planchas de plomo, pieles curtidas, etc.
La escritura fue el resultado de un proceso lento de evolución con diversos pasos: imágenes
que reproducían objetos cotidianos (pictografía); representación
mediante símbolos (ideografía); y la reproducción de sílabas y letras.
Los más antiguos vestigios de escritura se encuentran, hacia finales del IV milenio a. C., en
el Antiguo Egipto, con jeroglíficos, y la antigua Mesopotamia, mediante signos cuneiformes
(escritura cuneiforme; utilizaban una varilla con sección triangular, que al hendir en placas de
arcilla, dejaba una marca en forma de cuña). La usaron
los sumerios, acadios, asirios, hititas, persas, babilonios, etc. La escritura egipcia, que perduró
más de tres milenios, mediante jeroglíficos, representaba ideas abstractas, objetos, palabras,
sílabas, letras y números. Evolucionó en las escrituras hierática y demótica. Otros pueblos,
como los hititas y los aztecas también tuvieron tipos propios de escritura.

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