Está en la página 1de 6

Salvos para el propósito eterno

Efesios 3:8-12 proposito eterno


Textos: 2 de Timoteo 1:9-10
Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo…
Introducción: resumen de lo dicho.
Lo más grande que Dios nos concedió es a su hijo, y con
él todas las cosas. (Juan 3:16 y Rom. 8:32) Dios no
escatimo, a su propio hijo, sino que lo entrego por
nosotros.
Al darnos al hijo, puso en él, todas las cosas que
necesitamos para responder al llamamiento santo, para
cumplimiento del propósito eterno.
Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos
son dadas por su conocimiento. (2 de pedro 1:3-4)
Dios nos escogió, para el cumplimiento de su propósito,
para eso nos concede el honor del llamamiento.
(Rom. 8:28-29)

¿En qué consiste el propósito eterno?


Es importante destacar que siempre hemos pensados
que el llamado de DIOS es solo para la salvación.
es así y mucho más.
Dios no nos llama solo para salvarnos, sino que nos
salva, para llamarnos a participar de su propósito
eterno.
(2 Timoteo 1:9, Hebreos 3:1, y 2 de tesalo. 1. 11-12
Hay una intención presente en el corazón del Padre y es darse
a conocer, esto es básico y fundamental en la perspectiva
divina. La razón de esta intención es su propio deseo y placer
en darse a conocer, en revelarse a sí mismo.
Es Dios mismo quien se muestra y se da a conocer,
porque el Padre eterno tiene su propósito y está
centrado en su Hijo. (Efesios 3:11-12).
Si Dios no se revela, no se da a conocer, sería imposible
conocerle según nuestro propio entendimiento o según
nuestra propia perspectiva.
Conforme a este propósito suyo, y la gracia que nos fue
dada en Cristo Jesús, Dios nos salvó (2 Timoteo 1:9,
Hebreos 3:1,
(sózo, aquí se utiliza esta palabra, no soteria), que tiene
unas implicaciones como librar, liberar, sanar, rescatar,
Dios obra para intervenir en medio de una situación
crítica, entonces él salva, después realiza el
llamamiento celestial. (2 Timoteo 1:9, Hebreos 3:1, y
2 Tesalonicenses 1:11-12, Filipenses 3:14).
Esta salvación, se produjo en la persona y obra de Cristo,
cada una de estas cosas fueron determinadas por el
propósito suyo y por la gracia que nos han sido dadas en
Cristo Jesús. No es por nuestros propios méritos es por
su propósito y por la gracia en Cristo.
Nos salvó, entonces quiere decir que Dios nos rescató,
nos libró, nos redimió, implica el resultado de su obra en
la cruz por nosotros, fue la propiciación por nuestros
pecados y por los de todo el mundo. (1 Juan 2:2).
Cristo mismo se presenta como nuestra propiciación. El
hombre se encontraba como enemigo de Dios, destinado
para experimentar la ira divina, pero esa ira fue cargada
sobre el Hijo.
El Hijo fue establecido como esa propiciación, (pago
legal) sobre quien se iba a verter la ira de Dios, hubo un
pago del precio retentivo que Cristo asumió.
Se hizo la expiación, muerte sustitutiva e inclusiva, todos
estos hechos están relacionados con la salvación.
(1 Juan 4:10, Romanos 3:25).
El hombre, muerto en sus delitos y pecados, era un ser
incompleto necesitado de la gracia salvífica del Padre
celestial y esta solo podría manifestarse a través de su
Hijo. Cristo se hizo propiciación por nosotros y para
nosotros.
Cuando Cristo se hizo ese sacrificio perfecto, se entregó a
sí mismo sin pecado y sin mancha, estableció la remisión
de nuestros pecados pasados. (Romanos 3:25, Hebreos
10:18). Se entregó a sí mismo por nosotros, como
ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. (Efesios 5:2).
Su sangre hizo la obra completa, nos limpió del pecado.
No como el sacrificio de animales del antiguo pacto,
donde la sangre caducaba cada año, y tan solo cubría los
pecados. La sangre de Cristo limpia.
Todos estos beneficios son el resultado de su obra en la
cruz por nosotros. Así como nos salvó, rescató, redimió
como Cristo encarnado, el postrer Adán, también nos ha
llamado con llamamiento santo, como Espíritu
vivificante.
Juan 17:3, establece con certeza: «Y esta es la vida eterna: que
te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien
has enviado».
Dios quiere ser conocido y expresado a través de la vida
del hijo.
Su deseo es que lo conozcan y lo den a conocer.
El problema, para cumplir el propósito…
El propósito de Dios.

Propósito eterno
El propósito eterno es la voluntad amorosa del Padre de
hacerse conocer por medio del Hijo, quien ha sido
impartido en la iglesia, que es su cuerpo, para que él
(Cristo) sea el todo en todo. Analicemos los elementos de
esta definición y su relación con la justicia de Dios: 1. La
voluntad amorosa del Padre de darse a conocer, como
Padre por engendramiento (Dios y su familia).
• Sus hijos • Su esposa 2. Mediante el Hijo impartido, su
formación y expresión. • La unión orgánica viviente.
3. La iglesia, su cuerpo, unidad orgánica y representante
visible. • La autoridad y posición obtenida
4. Cristo, el todo en todo; las obras de justicia
manifiestan su señorío. • El reino en su expresión
correcta; cuando el justo gobierna, el pueblo se alegra.
La salvación del alma es indispensable para no hacer mal uso de la autoridad 1 Pedro 1:9 dice: «(…) pues
están obteniendo la meta de su fe, que es su salvación» (NVI, 2015). En este sentido, debemos entender
la salvación como sanidad, un suceso en el espíritu y un proceso en el alma

También podría gustarte