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En cada fase de su evolución, los sistemas educativos han tenido que responder a
grandes retos:
En la segunda mitad del siglo XX se enfrentaron a la exigencia de hacer efectivo
el derecho de todos los ciudadanos a la educación.
El gran paso se dio con la entrada en vigor de la Ley General de Educación en
1970 con la que empezó a desarrollarse legalmente la escuela mixta.
En dicha ley podemos que uno de los objetivos principales de la misma es:
“ Hacer participe de la educación a toda la población española, basando su orientación
en las más genuinas y tradicionales virtudes patrias, completar la educación general con
una preparación profesional que capacite para la incorporación fecunda del individuo a
la vida del trabajo, ofrecer a todos la igualdad de oportunidades educativas, sin más
limitaciones que la capacidad para el estudio; establecer un sistema educativo que se
caracterice por su unidad, flexibilidad e interrelaciones, al tiempo que se facilita una
amplia gama de posibilidades de educación permanente y una estrecha relación con las
necesidades que plantea la dinámica de la evolución económica del país. Se trata, en
última instancia, de construir un sistema educativo permanente no concebido como
criba selectiva de los alumnos, sino capaz de desarrollar hasta el máximo la capacidad
de todos y cada uno de los españoles”
En 1985, con la entrada en vigor de la Ley Orgánica del Derecho a la educación,
el 3 de Julio se avanzó en nuevas propuestas legislativas que abrieron espacio a nuevas
experiencias educativas que han sido significativas y alentadoras.
En esta ley se afirma la libertad de enseñanza y el derecho de los padres a elegir
la formación religiosa y moral que estimen más oportuna para sus hijos. También se
garantiza la libertad en la creación de centros docentes y se responsabiliza a los poderes
públicos de una programación general de la enseñanza orientada a asegurar un puesto
escolar a todos los ciudadanos.
Promovida por el gobierno del partido socialista, en 1990 entró en vigor la Ley
Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, de Ordenación General del Sistema Educativo
(LOGSE), cuyos principios implicaban cambios relevantes tanto en la estructura como
en el contenido, poniendo especial atención a los enfoques psicopedagógicos basados en
las teorías cognitivas, el aprendizaje global, significativo y funcional, y la construcción
progresiva del conocimiento atendiendo al perfil de cada persona y al contexto de vida.
En dicha Ley adquiere una importancia relevante la educación en valores, siendo ésta
una de las finalidades globales y transversal en un currículum que ha de tener en cuenta
la diferencia sexual.
Así, se señala: “El objetivo primero y fundamental de la educación es el de
proporcionar a los niños y a las niñas, a los jóvenes de uno y otro sexo, una formación
plena que les permita conformar su propia y esencial identidad, así como construir una
concepción de la realidad que integre a la vez el conocimiento y la valoración ética y
moral de la misma. Tal formación plena ha de ir dirigida al desarrollo de su capacidad
para ejercer, de manera crítica y en una sociedad axiológicamente plural, la libertad, la
tolerancia y la solidaridad. En la educación se transmiten y ejercen los valores que
hacen posible la vida en sociedad, singularmente el respeto a todos los derechos y
libertades fundamentales, se adquieren los hábitos de convivencia democrática y de
respeto mutuo, se prepara para la participación responsable en las distintas actividades e
instancias sociales. La madurez de las sociedades se deriva , en muy buena medida, de
su capacidad para integrar, a partir de la educación y con el concurso dela misma, las
dimensiones individual y comunitaria.
La educación permite, en fin, avanzar en la lucha contra la discriminación y la
desigualdad, sean éstas por razón de nacimiento, raza, sexo, religión u opinión, tengan
un origen familiar o social, se arrastren tradicionalmente o aparezcan continuamente con
la dinámica de la sociedad”
Aunque esta declaración , no garantizó la práctica de la misma si permitió abrir
espacios para emprender acciones centradas en la eliminación de la discriminación por
razón de sexo en la educación.