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(Cantos Atseinzo Perio VILA los agentes generadores de violencia no estata: una de estas vins esti representada por las posiciones de Martin van Creveld y Geoffrey Par- ker, quienes se han concentrado en el surgimiento de las leyes y los ‘mecanismos de control paca ejercer [a violencia, con especial énfusis ‘en cl desarrollo histérico de las ideas referidas a la “guerra justa”™ y las acciones insttucionales para proveer vir-marco jutidico y egitimo 4 las acciones bélicas. Este proceso condujo a crear dispositivos de regulacida de la guerra y de aplicacion de leyes que marcaron los me- «_canismos y las formas de hacet le guetta, pero sobre todo han caraete- sizado la imaginacin jucidica del siglo x en lo eferente a las formas de hacer la guetta. La otra via de examen y explicacién del proceso de monopoliza- cién de la violencia es la sugerida por Janice E. Thomson, en su libro Mercenaries, pirates and sovereigns, State building and extraterritorial voknc i carly madern Europe, que se concentra en el proceso de politica global aque permitié que durante los siglos xvut y x1x y la primera mitad del siglo xx los Estados-naciGn se enfocaran en Ia eliminacié de fuen- tes de violencia no estatal, representadas baisicamente en mecanismos hhereclados del feudalism, tales como el derecho a utilizar armas por parte de los particulazes, y en fendmenos surgidos en el proceso de formacién de los Estados modernos, como lo fueron los corsarios, los rmercenatios y los pitatas La eliminacion de estas fuentes de violencia ‘no estatal a veces consentidas y cle toda autoridad u organizacién que sno representara alos Estados-nacién se vio faciltada, si no proporcio- nada, por la invencién y puesta en marcha del concepto de soberanta, ‘que adquitié sentido y forma en la cobertura territorial que teclamé el Estado moderno como ideal politico. 10, Do aos que permis consti una erred scertaa dea noi de “oer jut" son eld Dhol Waser Grae Us eon ma ot ‘per, y eld Alex}, Delany la Gaerne De rr. 54 CAPITULO 2 LA EXCEPCIONALIDAD DE AMERICA LATINA Lasexplicacionesbasdas ene modelo europeo han sido may tiizadas pordversasiraiconesintleesales par explcarlos cambios politicos, focaes,cuuraesyecondmicos en eas del mando diferente «Euro- pa Sin embargo para expicar lo que ha sucedido en América Latina en latento por constus Estados modeenos, ¢ necesero tomar distancia ‘del modelo citado y desarrllado en el eaiculo anterior, pus en esta ‘epi as tcndencias pueden set diferentes de las cscs pra el mando fcadental Asi pues, hn sugido ana forma de Estado que se aration pot st permanente debilded esrucralen su poe interna y por st feapacdad de acin en a poltca internacional "acu evalua el eas colombiano es fundamen presenta el eontexto de.o qus he eveedido en los proeesns de consrucién dl Estado dela esi, poes tal explicacion permite devearattudes, casos, pricticas pokes yeriios de a violencia ecurentes qe, vistos por separa, podian hacer erer en un talante excepcionl qo no tienen Ta formacion del Estado en Amética Latina ests guiada por una siuacin parddjca por una part, se suce aficrar, como lo resaka Miguel Ange! Centeno, que el conjunto de Estados latinoamericanos sega la menor tsa ce confictos internacionales ente los silos Xx 7 3%, companda con los rerulados cuantatvos de otras regiones (Gad and Debt. War end Nation Stat, 3 ys). Per por oa pate, e- tos miamos Estados que registan ina bua belicosidad internacional thn experimentado una altima tsa de violencia intern, caracteriz- da por goers dvles,prictcas de bandidae,persistencia de formas de tesitencia armada como guertilas, actividades dlineuencales de diferentes tipos y alances, yuna bajsima capacidad de cobesin de 55 ‘Cantos Ausearo Parifo Vina las cociedades alededor de los Estados mismos y de las diversas ins- tituciones piblicas. En este contexto es necesario registrar que los procesos de cons- traccién de lot Estados en América Latina esruvieron inmersos en tuna Légica diferente de la europea, pues en esta la guerra jugé un papel ‘central ytuvo diferentes repercusiones que van més allé dela sola crea- cién de instcuciones y capacidades centralizadas, e incluyeron cuestio- ries como la promocién de la democracia y una nocién universal de ciudadania y Ia apsricion de prcticas politicas de fortalecimiento de lo piblico, todo lo eual permiié al Estado legar a unifcar 0 someter alas elites a sus propias necesidades y proyectos (Centeno, 101 y ss, ‘Van Greveld, 298 y ss). Ta evidencia sobre América Latina permite mostrar que la guerra to ha sido fundamental para la creacién del Estado como en el caso ceuropeo, y que a su vex los Estados han sido incapaces de detener los procesos de violencia yx sean enmarcados en el contexto de la guerra o de formas diferenciadas o generalizadas de violencia que sus sociedades viven. En esta direccién, es necesario comparar y evaluar Ins cteacién de log Fetalos lainosmerieanos, pues 200 afi después de sms procesos fundacionales, todavia varios de ellos viven situaciones de violencia no controlada por el Estado. Los ejemplos contempori- rneos mas relevantes de ello son Colombia, México, Peri y Brasil De esta forma, como lo explica Centeno y lo expresa Fernando Lé- pez-Alves!" si bien América Latina aparece! internacionalmente como ‘una zegién pacifca y con una escasa procivided a los conflctos entre “Estados, la contracara a establece el hecho de que la violencia interna ha cextada entre los indices y as condiciones politicas més destacadas. Cen- ‘eno expresa su intexpretacién en los siguientes téeminos: “El grado del conflcto interno que continéa dominando en América Latina es tanto ‘causa como sefal del relativaincapacidad de estos Estados para hacerse 1, Fmd Len Alves eplor a contecwenca dele seein Amc Latina en i Sd din pis Late eu ee? 56 ‘Gusnea ¥consrmucci6N Det EstApo EN CotoMia 180-2016 laguecra entre ellos La violencia interna fe el zee tanto de a susea- {ot de enemigos internacionales como de debi politica” (46).* 2,1 Las guerras en el contexto latinoamericano Siguiendo ‘el patréa de anilisis belicista desarrollo en el primer ca “pul y explictado para el estudio de lo que ha sucedido en América Latina, es necesatio acercasse de forma descriptiva y cuantitativa a lo gue ha sucedido: América Latina ha sido una regién realmente violen- ‘pero la mayor parte de su violencia se ha desarrollado internamen- te Expresado de otra maners la violencia ha quedado dentro de las sociedades sin la posibilidad de que el Estado la contenga, la combats ‘ola elimine, yen esa medida el Estado resulta una insttucién limicada ‘en sualcance y capacidad de liderazgo politico de la sociedad. Las gue sms internas han estado enmareadas en el contexto de la guerra civil, ‘ylos diferentes periodos y procesos de violencia han sido experiencias y pricticas militares, polciales y politicas de seguridad y defensa de ‘aticter limited, sin que se atiendan por completo aspectos sustan- ciales como el control terstorial, Ia monopolizacién de la violencia, Ja regulacién del porte de armas y Ia identificaci6n de los escenaios centatégicos de estabilidat politica y desatrolla. Para descrbir ¢ iden tifiear las condiciones de evoluciéa del Estado en América Latina, es preciso dar tna mirada a las guersus de independencia 2.1 Las guerras de independencia a primera manifestacn del conic en celacin cia la crecin de tm orden poltico autSnonio que se presenta en la regia a enconts- ‘nose las goer de independends, cuyo modelo oslé ent uno de gece internacional y uno de guera civil, ene masco den proceso lento orienta als creacion de nuevos Estados que fagmentaron 2 Tada ppl Cantos Arsenro PeriRo Vitis « hicieron-desapasecer el Imperio espafiol en su estructura y en st fancionamiento, Ademis, los eventos se presentaron entre diferentes grupos socials, identiicados por clase, pertenencia ética 0 cond én socioeconémica, ya violencia tuvo lugar en la ruptara del orden Social previo, que asuvex condujo ala ruptura del orden institucional conocido y referenciado. Un elemento crucial de las guerras de independencia es que estas ta- vieron un motivador interno dentro de las colonias americanas, y uno Greemo asociado a lo que ocurtia en Europa. Las colonias empezaron t ganar autonoml ent al debiida del mpero, lo cual se habia puesto de manifiesto con las dificultades de las reformas de mediados Gel siglo cm, fue definivo a la hora de defini ls acciones y ls alianaas polticas y militares en el nuevo coatesto. Centeno rest ns divsiones que, por ejemplo se evidenciaron en la elite de as coloniss: ta diferenciaciga ent crollos y peninsulares y la discriminaci6n que onllevaba fue determinante en [as nuevas alianzas ye! rumbo politico jue Wanazon Jos eabior que se buscahan (47) ‘La desconfianza ante las reformas bosbénicas tavo un largo asen tamiento en la conciencia'y en las peicticas politicas de los entornos ‘banos de las colonias de lo cual Quito fue el primer ejemplo y una tntcipacin de lo que seria luego la ruptura con el Imperi. Jhon H. Elliot se refieze al episodio de la siguiente forma: “Quito fue en 1765 a1 scenario dl primer gran estallido de protests violenras en In Améti- ca espafiola contra el programa carolino de reformas, una insurreccién ‘bana que eclips6 en dufacién e itensidad los tarnltos provocados por la cxeasez de alimentos en la ciudad de México en 1692” (perio pl made Aslntce Espa y Gran Brotaia en Amrita (1492-1830), 455- 4456). Gran parte de las reformas pretendidas fue vambada por efecto dde ls asambleas que la elite criola realiz6 en contra de las mismas tjecutada de modo mis personal por el virrey de la Nueva Granada, Pedro Messia de la Cerda. ‘Las acciones violentas se desataron durante varia jornadas hast llevar a la caida del palacio de la Audiencia, y con ella a a expulsia 58 Guennay consrauccién bet EsraDo tx CoLonpia 1816-2010 dc los peninsulares no easados con miembros de la comunidad qui- tefia, “al grito de ‘viva el rey” (457). La rebelién se extendié las ciudades de Cuenca en el sur y hasta Cali y Popayan en el norte. Qui- 2 lo mis importante de estos hechos, como antecedentes para las guertas de independencia y para los afios posteriores en el proceso de formacién del Estado, es que se dejé claro que “la insurreccién cra también una forma de protesta constitucional, segin el modelo tradicional de la monarqu(a hispénica” (458), basada en el principio de la autonomia local frente a los poderes subordinados como los virceinatos, o cual alenté desde esta fecha la reclamacién del contac- to directo con el rey. Frank Safford amplia los relatos sobre rebeliones y alzamnientos con un fragmento de los informes del vierey Messia de la Cerda, en el que este se queja de carecer de una fuerza militar minima para reprimit aunque fuera una rebelién local, y donde demuestra que, con excep- cién de Cartagena, que tenfa una modesta guarnicién militar, la auto- Sidad gubernamental se encontrabe sujeta a la buena voluntad de los ‘pobernados: 1a obediencia de los habitadores no dene oxo apoyo en este Rein, 2s excepedn das ls de amis gi Hr lana con ge cjecutan lo que sc les ordena, pues siempre que fale su beneplicito zo hay fuerea armas ni facaltades part que los supetiores se hagan sespeary obedecet por cuya causa es muy ariesgado el mando y s0- bcemancracontingente el buen éxito de as provincia, obligando exta precisa desconfianza a caminar con temor ya veces sin enteralibertad, scomodandose por necesidad alas cxcunstancas (Safford y Palacios, Colombia pat forget sree dvd, 164 Sobre estas mismmas lineas, Safford destaca el papel de la rebelién de 1781, llamada de los Comuneros, contra las decisiones tomadas « iniciadas por el regente Joan Francisco Gutiérrez de Pifteres para incrementat los secaudos fiscaes. Safford expone Ia forma como los comuneros tuvieron éxito en | este nuevo alaamiento contra las autoridades virteinales: 59 Cantos Atsexto Paro Vinia Guirsex de Pifieres reaccioné ante los sucesos de dos manesas. Pri smezo, ordend suspender Ia recaudacién del impuesto de la Armada de Barlovento sobre el algodéa yloshilados de algodiéa, Con ello buscuba restarle impers al movimiento, lamediatamente después quiso eprimir la insuereccién, aunque el gobierno vierenal tenia muy poca fuerea para sepelera los rebeldes. La guarncién de Santa Fe tenia en este momen- 10 75 alabarderos. Cincuenta de éstos, junto con wnos 20 guardias del ‘monopoli, fueron enviados a reprimir los motines, una fuerza ridula- ‘mente inadecuada para cumplir la misién, Los comunezos organizaron milicias del pueblo, las cuales, al tener noticia de la expedicién ili tar despachada desde a expitalvireinal, marcharon & su encuentro en. mayo de 1781, y sin ninguna dificultad la sometieron (166). De este modo, la posibilidad del éxito de las rebeliones se fue con- figurando, pues el Estado no representaba un ente con capacidad de ‘coercién crefble. En este contexto, no es de exirafiar que debido al vacfo de poder en el Imperio, que se hizo patente cuando Napoleén derrocé a los Borbén y tomé pricionero a Fernando VII, las colonias hubieran ge- nerado una reaccién encaminada a buscar la independencia, aunque al parecer con la excepcién inicial del Virreinato del Pers y de Cuba. En un intento politico desesperado y equivocado por recomponer el Imperio, los peninsolares citaron 2 las cortes de Cédiz para el 24 de septiembre de 1810, pero ya se habjan iniciado varias guerras indepen- dentistas en algunas ciudades poderosas, con grandes hinterlands, que se prepararon para asumir una répida consolidacién."? Esta consolidacién tavo dos elementos clave: uno es que Inego de tun lustro las acciones iniciales se habian quedado estancadas mien- tras lideres militares y politicos cruciales como Simén Bolivar habian sido levados al exilio en Jamaica en 1815 por aquellos que en Cara- «as temieron un alzamiento popular y terminaron apoyando politicas 13 Sobre el pps de ls adden procio de ndependesca ys mporanc par an trac los condos gon, es Iemomti, a cli ene ES), de Calo ‘beso Pride 60 (Gunna Y consTRUCCION DEL EsraDo EN CoLoupia 1810-2610 ccercanas al zegreso de las fuerzas realists; el otro es que las disputas sobre lo que habia sido el centro de cada colonia no tardaron en surgir y desde el inicio las guerras de independencia amenazaron con derivar en guecras civiles, mismas que durante el siglo xxx caracterizaron a los Estados que surgieron de estas independencias. Empero lo anterior, Centeno afirma que los primeros cinco afios de Jas guerras de independencia dejaron tres grandes ecciones: primera, que se desarrollaron dentro de un patron contradictorio, pues se Jognd tna sustancial destruccién mediante ejécitos de modesto tamatio; segunda, que en todas partes las elites Incharon entre si, lo cual ademés abti6 el «espacio para una lucha més continua entre los diversos grupos que con- formaban la sociedad de entonces; cercera, se desat6 un intenso temor social por a aparicin de guerras subsidiasias en las que los problemas de clase y etniafueran motivo de una revveltaincontrolable (49-50) Uno de los elementos que mis llaman la atencién en la lectara mili- tary estatal de Centeno sobre este proceso es que José de San Martin fue el nico lider de América Latina quie conté con una fuerza militar disciplinada, soportada por una red logistca y organizativa equivalente 8 los ejétcitos europeos de la época. Esta fuerza le permiti6, ademis de liberar Buenos Aires y Argentina, moverse hacia Chile, derrotar alli alas fuerzas sealistas y Inego invadi Peri y capturar a Lima (50), El Jegado de San Martin Fue importante porque, dado que actué con un ejército unificado, con redes de apoyo claras y definidas, con reglas y procedimientos instinucionalizados, senté unas bases fuertes para la institucionalizaci6n y creacién del nuevo Estado. Esto fue el principal antecedente pata el surgimiento de Argentina, uno de los paises mas ‘faertes de In regién en el siglo 20x." La situaciéa de San Martin contrasta con la vivida por Bolivar. Bo livar tuvo la necesidad de resolver el tema del rectutamiento para el sezvicio militar, principalmente en lo relacionado con el alistamiento 14, Sobre las carcterias de Argentina en sgl vse luo compazativo de Fer ‘ado Lope Alves, La imu del Et bmn on Amie Lat a Cantos Ausenro Perio Vinta de grupos no blancos y por féra de las elites, algo que no se resol- v¥i6 durante todo el siglo x1x en forma satisfactoria. Igualmente debi6 enfrenta: una profunda crisis politica que surgié en los congresos y acciones politicas organizadas durante las campaiias libertadoras, ca- sacterizada por la divisién de las nuevas elites con respecto a como deberfan ser las nuevas insttuciones y las caracteristicas del nuevo Es- ‘ado. Entre los puntos mis crticos se encontraban las relaciones con !a Iglesia y la autonomia de los diferentes niveles de gobierno y de las instituciones de la sociedad, lo cual acentué la fata de un proyecto politico hegeménico que evitara que esa divergencia se convirtiera en ‘tinchera de diferencias regionales. Dicho de otra forma, la falta de unidad politica eres desde el comienzo el ambiente de los posteriores enfrentamientos entre regiones y caudillos por determinar la suerte de Jos nuevos Estados, en tanto el Estado central tenia el mismo poder que cualquier otra region, : En este contexto es necesario afirmar que quizi la principal conse- ‘cuencia de las uetras de independencia fue no solo la fractura politica del Imperio en un alto ntimero de nuevas sociedades dentro de los te- sritorios coloniales americanos, sino la aparicin de insalvables fractu- ss politicas regionales dentro de estas mismas sociedades, caracteriza- das por la incapacidad de los nueyos gobiernos de ejercer la autoridad, establecer el control del tertitorio e imponer ua creible monopolio sobre las armas. Como lo destaca Ceateno, la administracin civil fue destruida y muchas insttuciones salieron daiadas por el efecto de la oposicién que algunas hicieron a ls guerras de independencia, como la Iglesia (51) Al respecto, Joha Eliott anota: El mismo proceso de construccién de un Estado results una labor len- ts ffl y escurridiza Las guerras de emancipacién habian destrido insruciones polticas exigidas en el transcurso de trescientos aos de ‘gobierno imperial. A pesar de todos sus efectos el Estado imperial es- Patol a diferencia del briinico en Norteamérca, hain creado un mar~ 0 indispensable para la vida colonial. Los reales decretos procedentes de Madsid se podian ignoraro tastocar, pero el aparato administrativo 2 Gunna ¥ ConsraUCCAGN Dat Bsrab0 EN CoLoustA 1810-2010 ‘imperial era una presencia que proyectaba una larga sombra y no pode ser ignorado indefinidamente. Mientras que el fin del Estado imperial cen la Atnétice britinica permitié a las colonias individuales gestionar ‘su propos asuntos tal como lo habian hecho previamente, a desapari- cin del aparato estatal espaol dejé un vacfo que los Estados sucesores cestaban mal preparados para cubric (577), Pero los efectos de las guerras fueron més allé y en general produ- jeron una destruccién considerable de varias de las infraestructuras econémicas de seguridad que existian, especialmente en el sector minero, La debacle econémica de las guerras contrast6 abiertamente con lo que sucedié en Europa al final de las guerras napolednicas, pues estas generaron de inmediato una repercusién dinémica en In ‘economia y la institucionalidad, principalmente sobre la consolidacién politica de la autoridad del Estado central y Ia creacién de una base ppara el crecimiento econémico (Centeno, 51) 2.1.2 Guerras internacionales en América Latina Después de las guerras de independencia en las décadas de 1810 y 1820, en plena formacién y despegue instivucional de los nuevos Esta- dos, se produjeron algunos enfrentamientos por el ajuste de los terri torios, aunque muchos de ellos se dieron internamente, luego de que Jas mismas regiones, encabezadas por ciudades fuerte, se disputaron, las primacias politicas y aduaneras, los desechos de eobso de impues- tos y, de manera rudimentaria, la capacidad de imponer una coercién crefble con base en milicias de voluntatios y en la creacin de cuerpos militares o, incluso, policies profesionales y confiables. Pero més alla de estas luchas basicamente internas, una de las principales caracteris- ticas de la identifcacién, definicién y mantenimiento de territorios es «que se llevaron a cabo mediante procesos juridicos ajustados a ls he- tencias coloniales, basados en los mapas administrativos del Imperio. Este hecho conllevaba une paredoja en lo relativo al papel de Ia gue- 1a en la construccién del Estado: los nuevos Estados no se prepararon 68 ‘Cantos ALnexto PariSo Via [para asumi la competencia internacional por terstorios como un asun- to de su esfera geopolitca, para cl cual tenian que prepararse militar ¢ institucionalmente. Es decir, ln 6rbitn geopolitics de la competencia no fue importante y, porel contratio, los Estados, las elites y las localidades| se prepararon para enfrentarse en largas y numerosas guecras civiles, tratando de definie quign y cémo se ejerceria el poder politico en medio dde unas sociedacies muy desiguales, pobres y desconectadas en general de la dinfmica econémica mundial de ese momento. Las pocas guerras internacionales, de la regién han sido cortas aun- gue en ocasiones brutalmente destructvas, como la guerra de la Triple ‘Alianza sobre el tersitorio paraguayo, Las estrategias y las reclamacio- ‘nes han sido elementales, comparadas con los procesos de guerras in ternacionales, especialmente las europeas, y el mayor contraste radica en la ausencia de discursos y reclamos politicos internacionalistas, con cexcepcién de Cuba después de 1959 y Venezuela desde 1998, Estas guersas han mostrado que la mayoria de los Estados latinoamericanos no se han preparado para la guerra.cn la dimensién de las amenazas internacionales, ls cusles son pricticamente subestimadas, sobre dos principios bisicos: primero, cada bando contendor siempre acude 2 ‘una instancia internacional que le permita evtar el confiicto de antes ‘no: en el siglo x1x estas eran metrOpolis de presencia en la regién, como ‘Londres, Washington, Madcid y Paris, y en el siglo xx los organismos de 1a FA y la OnU." Segundo, los Bjércitos de cada Estado, excepto los de CCile y Argentina, han descartado la disuasién’y la prictica de la guerra internacional, lo cual hace que asuntos como las desavenencias fronte- sizas sigan siendo resueltos con el mecanismo de la disputa juiica en el marco de la herencia colonial on todo, en América Latina se destacan cinco guerras internacio- nales, todas en el siglo xx: 15, Acroimente se nena creat avevscrganismas subregional como iis, y dena de el Cons de Defensa Suameia, 64 Gunna ¥ constnuccisn DEL EsraDo EN CoLouata s8:0-2010 Las batallas por el rio de La Plata: 1825-1828 Esta guerra fue una clésien competencia geopolitca por el control te- titorial (Centeno, 54) en tanto que lo que sc encontraba en disputa era 1 dominio de Ia llamada Banda Oriental del Uruguay (hoy Uruguay), territorio que brindaba el acceso a la cuenca del rio de La Plata y al comercio que por alli fuia. La importancia de este ro se remonta a tiempos coloniales, puesto que fue la ruta que permitié la conquista de los tersitorios subyacentes y la explotacién de su riqueza mineral y sus productos agricolas. La zona de su desembocadura al mar era con- twolada por las autoridades espafiols, al tiempo que los portugueses cn Brasil dependian del rio como ruta comercial, y de este modo se configuré el escenatio para un largo contficto. En la segunda mitad del siglo xvm el interés de Portugal sobre el rfo de La Plaia aument6 debido al creciente comercio de esclavos prove- nientes de Africa, necesarios para la explotacién de diversos minerales yy su posterior exportacién a los mercados europeos. Por tal razén la Corona espaiiols, al ver amenazados sus intereses sobre Ia cuenca del flo, decidid crear en 1776 el Virreinato de La Plata, en un intento por fortalecer institucional y militarmente la regin, En 1813 el antiguo Virreinato de La Plata se derrumbé definii- vamente y dio paso al modelo republicano de las Provincias Unidas del Rio de La Plata, cuya capital se estableci6 en la ciudad de Buenos Altes, desde donde se apoyé la independencia de Montevideo, la prin- cipal ciudad en la Banda Oriental del Uruguay, pero tipidamente el impulso militar del general José de San Martin se dirigié hacia Chile y luego hacia Peni, lo cual abrié Ia oportunidad para que el gobierno portagués de Brasil, entonces establecido en Rio de Janeiro, llevara a cabo su viejo suefio de extender sus fronteras hasta Ia cuenca del rf0 de La Plata e invadiera entonces esta regién en 1816 con un ¢jército al mando del general Catlos Federico Lecor, que tardé seis meses en cocupar las ciudades portuarias de Montevideo y Colonia. Su éxito fue tan completo que pocos afios después, en 1821, la Banda Oriental del Uruguay fue incorporada « Brasil como su Provincia Cisplatina, La 6 : Cantos Auneero Perio Vinia resistencia uruguaya a la invasin brasilero-portuguesa debié exiliarse ‘en Buenos Aires, en donde esperé una mejot oportunidad. En 1823 se inicié la guerra de Brasil por su independencia frente a Portugal, la cual le dejé al recién creado imperio brasilefo™ una importante flota naval y un numeroso ejército que en la Provincia Cisplatina se vio representado por 5.100 hombres y el dominio fluvial del rfo de La Plata, Aun asi, la resistencia uruguaya exilada en Buenos Aires decidié emprender una expedicin militar con el fin de expulsar ‘los brasilefios. El 19 de abril de 1825 una pequefia embarcacién de ‘ela partié desde la ribera occidental de la euenca del ro, cerca a Bue- 1s Aires, con direccién al pequefio puesto de Las Vacas, al norte de 1a Provincia Cisplatina; en ellaviajaban los famosos “33 Orientales”, tun grupo de patriotas uruguayos al mando de Juan Lavalleja que tras evitar las patrullas fuviales brasileras y desembarcar exitosamente en Ja ribera oriental del rio de La Plata le declararon la guerra al imperio de Brasil En su lugar de desembarco, los £33 Orientales” esperaron durante cuatro dias un refuerzo de 200 hombres que provenian de Buenos Aires. Tan pronto arribé el contingente, Lavallea avanzé hacia el nor- te, dispersando a su paso los destacamentos brasileros més pequefios y sublevando @ aquellos compuestos por tropas locales. Seis meses después la mayoria de la Provincia Cisplatina se enconteaba en manos de Lavalleja. La reaccién del emperador Pedro T ante el levantamien- to fue denunciatlo como una tracién, desconocer las races hispano- americans de la regién y de inmediato enviae refverzos al sus, sobre todo porque existian informes que daban cuenta de que las Provincias| Unidas del Rio de La Plata apoyaban a Lavalleja y habian pedido la intervencién de Simén Bolivar (Vale, 26). 16 “Lach de Bra poe ndependenca de Poa babi sido un condita ao seve {Gonario(.), por tenn e evo impeio heedo on ttema establecdo de gobierno 172 habia Hoendo del estado ruinoso de as replicas americas recénindepenizads ‘de Espaa” ran Val, Une Guenter te Apia ne Rie de La hts 1825-1830, 25). 66 CGuanris v constRUCciON DEL ESTADO EN COLOMBIA 1812-2040 Para aquel momento el gobierno de Buenos Aires no era lo suficien- temente fuerte como para prestarle un apoyo abierto a Lavalleja, a pesar de la hostilidad que sentia desde un principio por la invasin braslero- portuguesa a la Banda Oriental del Uruguay y su inocultable deseo de que esta adhisiera alas Provincias Unidas del Rio de La Plata. De todas ‘manetas, Buenos Aires se convirtié en base extraofcial pera el aprovi- sionamiento de voluntarios y municiones los rebeldes. E125 de agosto de 1825 Lavalleja convocé una Asamblea Uruguaya! en la que abolié el dominio braslero, declaré independiente a la Benda Oriental del Uro- ‘guay y demande su integracién a las Provincias Unidas. Ante las evidencias que daban cuenta del apoyo de las Provincias Unidas a los uruguayos, Brasil envi6 al veterano vicealmirante Rodrigo Ferreira Lobo para que pidiera las explicaciones correspondientes al zobierno de Buenos Aires, Ferreira Lobo llegé al puerto de esta ciudad 14 de julio de 1825, acompafiado de todos los buques de guerra bra- sileros que se encontraban en la zona para realizar una demostracién de fuerza tan impresionante como fuera posible. Al dia siguiente envi6 una carta para pedir las explicaciones debidas al gobierno de las Pro- -vincias Unidas, el cual espondi que los sucesos de la Banda Oriental eran obra enteramente de sus habitantes y que las Provincias Unidas 1 los instigaban ni apoyaban y que, por tanto, cualquier entrega de armas se debja 2 un intercambio comercial de sus ciucadanos de ma- neta privada, La carta de respuesta adheria al deseo de las Provincias Unidas por mantener relaciones amigables con el imperio de Brasil, Pero la exagerada demostracién de fuerza por parte de Brasil result contraproducente. El Congreso y el gobierno de las Provincias Unidas conclayeron que Brasil se encontraba preparado para bloquear la ciu- dad y que la debilidad nacional impedia desafiar las demands presen- tadas por el vicealmirante Lobo, En consecuencia, dispusicron medio millén de pesos para los preparativos de guezra los cuales ineluyeron Ja fortificacion costera de la ciudad, la construccién de cafioneras y la 1, Ve dice “Para historia uroguyn esl Congses dela Fxia” 20, o Cantos AtpeRTo PariSo Vina compra de tres fragatas a Chile. Ademis, los ciudadanos apedreston In cembajada braslera y atacaron a los marinos de la fla de! vicealmirante Lobo que se encontraban en tierra, La antipatia frente a Brasil se acre- centé de tal manera que el 25 de octubre de 1825 el Congreso de las Provincias Unidas aplaudi piblicamente la declaracién uruguaya del 25, de agosto y decreté su incorporacin al ente federal, para lo cual se dis- puso un ejécito de apoyo a Lavaleja. Brasil se prepasé para el inevitable conflicto y el 10 de diciembre declaré la guerra a las Provincias Unidas. Siguieron dos afios de considerables batallas naval y terrestres que agotaron la capacidad fiscal y militar de ambos bandos. La poderosa armada brasileia, que contaba con 65 buques de combate, mis de 690 cafiones y 31 lanchas armadas (Vale, 31), domin6 répidamente el mar yeel io de La Plata, estrangulando lentamente el comercio de Buenos Aires con un bloqueo masitimo y fluvial. Por su parte, las Provincias ‘Unidas contaban con mayor capacidad terrestre, de modo que ganaron suchas de las batallas sobre el terrtorio uruguayo y levaron 2 Brasil a una posicin defensiva. Asi, pese al favoritismo de Brasil con su podero- sa armada, la guerra se estaneé sin que alguno de los dos bandos lograra sacar una clara ventaja estratégica. Dicha situacién se explica, en parte, gracias a un problema que compartian las dos naciones y que era la falta de oficiales bien entrenados, tanto en mar como en tierra, por lo que ‘ambas intentaron resolver el problema importando oficiales britanicos ‘veteranos de las guerras napole6nicas que constituian fuerzas mercena rias, Para 1827 un tercio de la armada brasilea estaba constituida por hombres britinicos,y en la filas de las Provincias Unidas la proporcién cera ain mayor, debido al arribo de estadounidenses republicenos. “Ademis, los dos Estados contrajeron enormes deudas con Gran Bretafia y Estados Unidos a causa de la compra de armas, municiones ¥y repuestos para los buques de guerra, pero la mayor dependencia financiers frente a estos paises la contrajeron las Provincias Unidas, porque a diferencia de Brasil no contaban con una flota metcante, asi que sus productos de importacién y expottacién eran transpor- tados por buques estadounidenses y britinicos, los cuales no podian 68 Gunna v constaucci6x pet Esrapo ex CoLoupla 1810-2010 transitarlibremente debido al bloqueo brasilefio. Este aspecto resulté pparadéjico porque el comercio britinico con la regién resulté ser la principal victima de una guerra peleada y financiada por los mismos britinicos, de manera que no sesulea extrafio que el embajador de In- ‘glaterra en Rio de Janeiro informara a Su Majestad en octubre de 1827 gue el conflicto era una guerra entre ingleses (Vale, 231). Estados Unidos fue el primer pafs en protestar contra Brasil por su bloqueo-y le advirtié a finales de 1826 que no permitiria que sus Dbuques fueran éapturados ni su comercio interrumpido. Le siguieron Francia y Gran Bretafia, que impusieron a Brasil condiciones estrictas acerca del bloques, el cual se vio atin més debilitado ante los éxitos de la guerra de corso que las Provincias Unidas habian iniciado para infligir el mximo dafo posible a la armada braslera, Gran Bretafa, la més interesada en que la guerra acabara,inicié un proceso de dislogo durante 1827, pero ninguno de los bandos se mos- {6 de acuerdo con las condiciones del otro, asi que la guerra continué con un fortalecimiento de la ofensiva braslets a inicios de 1828, mien- tas que las Provincias Unidas estaban econdmicamente desteozadas: sus ingresos no compensaban los gastos, asi que el endeudamicnto cexterno crecié en forma desproporcionada, mientras su clase media, ‘iy afectada por la situacién econémica, desconfiaba de un gobierno ‘que utilizaba ia guerra para intentar construis una Repiblica unitaria, as{ que los caudillos provinciales se fortalecieron en detrimento del Estado central (Vale, 222), ‘Aun as, la guerra persist6 hasta que a mediados de 1828 un tratado de paz propuesto por Gran Bretafia fue aceptado por los dos bandos, Lo mis relevante de dicho documento fue la ereacion de Uruguay como un Estado tapén entre Brasil y las Provincias Unidas del Rio de La Plata, lo cual era, en esencia, la solucién del punto de partida del conflicts! la intencidn de los “33 Orientales” de independizar Ia ‘Banda Oriental del Uruguay (Vale, 291). Segrin el parecer de Centeno, esta guerra aceleré el proceso de desintegracién de la autoridad central en las Provincias Unidas del Rio de La Plata, al mismo tiempo que : 0 ‘Cantos ALnEnt® PaviRo VILLA inicid una dependencia del capital financiero de Londres por parte de Buenos Aires (54). Para cl recién creado Estado de Uruguay, la guerra representé 50 aios mas de caudillos y caos. A pesar de que Argentina y Brasil continuaron siendo las dos potencias suramericanas durante el siglo xtx, nunca mas lucharon entre si después de mitad de siglo. Guerra de la Triple Alianza: 1864-1870 Esta guerm inici6 cuando terminason las batallas por el io de La Plata en 1828, La creacién de Uruguay como un Estado tapén entre Brasil y la provincia de Buenos Aires fue mas una ficcién politica que una realidad porque en la prictiea los intereses de ambos Estados sobre la Banda Oriental se mantuvieron en pie, lo cual incentivé una perma- nente intervencién brasilera y argentina en la politica uruguaya que, a 1 larga, hizo que Uruguay se mantuviera como un Estado demasiado débil, Lo particular de esta nuéva guerra fue que Paraguay entré en la disputa geopolitica, asunto que no fie bien recibido por Argentina y Brasil, cuyos gobiernos instauraron wna alianza que Centeno describe como “uno de los més notables aspectos de las relaciones interregio- ales en. América Latina” (54)."* Paraguay era una provincia del Viereinato de La Plata que habia lo- grado independizarse por si séla de Espafia entre 1811 y 1813, raz6n por la cual Buenos Aires se mantuvo reacia a reconocer su indepen- dencia, pues mantenia intereses sobre su tertitorio y lo considermba perteneciente al nuevo Estado que lideraba: las Provincias Unidas del Rio de La Plata, heredero del vitseinato. Brasil, por su parte, mantenia un confiicto territorial con Paraguay por Ia valiosa regién del Mato Grosso, Estos dos factores alimentaron un sentimiento de inseguridad enlos Gobiernos paraguayos que, ademis, se encontraban triplemente aislados: geogrifica y comercialmente por encontrarse en la mitad del continente, sin acceso al mar y sin posibilidad de comerciar por los mas importantes rios dominados pér Brasil y Argentins; calturalmen- 18, Tradecin propia Gunna v coNsrAUCCION DEL ESTADO EX CoLoMBiA 1810-2010 te, por ser una nacién que hablaba con preferencia el guarani, lengua de los nativos de esta regién; y politcamente, porque los dieradores aque gobernaron el pais desde su independencia se caracterizaron por seguir una linea muy conservadora, mientras que el resto de Ja regi6n enarbolabs los principios liberates. En efecto, la guerra es mas probable cuando Ia conquista es facil (vera, 4). Le debilidad del Estado uraguayo fue a causa inmediata de J guerra (Centeno, 53). Durante la larga guerra civil en Uruguay entte Jos Blancos (conservadores) y Jos Colorados (liberales), Paraguay ha ba apoyado a los primeros y Argentina y Brasil alos segundos, pero la eleccién de un gobierno Blanco en 1860, que ripidamente adopt6 una linea dura contra los brasileros que habitaban en Uruguay, acentué el intervencionismo de Brasil, que para buscar la ayuda de Buénos Aires apoyé decididamente la rebelién de los Colorados, Esta fue la circuns- taneia por la cual e] Gobierno Blanco de Uruguay vio como tinico aliado 21 Gobierno de Francisco Solano Lépez de Paraguay, pals que a su ver. observaba el intervencionismo brasilero y argentino como una amenaza pata el balance de poder en la region (Bethel, 3). Carlos Antonio Lépez, padre de Francisco Solano Laper y pre- sidente de Paraguay entre 1844 y 1862, ya habia advertido lo que él lamaba una politica imperialista de Brasil hacia Uruguay, asf que inicié ‘una modernizacién econémica y militar del Estado mediante el uso cfectivo de las tecnologias y técnicas britinicas, lo cual garantizé que fu hijo tuvicra una ventaja estratégicaen el momento de iniciarse la guerra, La ocasidn legé el 12 de noviembre de 1864, cuando el dicta- dor paraguayo le declaré la guerra a Brasil ante su negativa de detener la invasin a Uruguay, levada a eabo un mes antes, el 16 de octubre. El primer movimiento de Paraguay fue invadir la provincia del Mato Grosso el 13 de diciembre, para reafirmar su soberania sobre este te- sitorio. El segundo movimiento fue intentar invadir la regién de Rio Grande do Sul, en Brasil, para lo cual necesitaba que el Gobierno argentino autorizara el eruce de sus tropas por el disputado tersitorio amado Misiones, pero Buenos Aires se negé 4 la peticiéa, con el Cantos Aupenro Perio Vina argumento de que el paso por dicho territorio implicaria entregarle 1 Paraguay todo el Uruguay: Por tanto, Francisco Lépez Solano deci- i6 invadir la provincia argentina de Corrientes y ents6 en guerra con ‘Aegentina, En ese momento se creé la famosa Triple Alianza, confor- mada por Brasil, Argentina y Uruguay, aunque Ia intervencién de este tilimo pais fue més bien pasa Paraguay cometié un grave error de eiculo al entrat en guerra al ‘mismo tiempo contra las dos potencias suramericanas del siglo XIX. Segiin Leslie Bethel, Paraguay obsé segiin una percepeién errada de ‘su entorno: sobreestims sus Fueraas econémicas y militares, no midi6 ni las fuerzas ni la disposicin a la lucha de Brasil y, ademas, supuso equivocadamente que Argentina seria neutral en una guerra paragua- ya contra Brasil sobre Uruguay (4). Pocos meses después Paraguay hhabia perdido casi toda su armada y, sin el apoyo de aliados potencia- Jes como Bolivia 0 Chile, se enconted rapidamente sumergido en una guerra defensiva, [A pesar de las debacles militares de Paraguay durante 1866, a guerra se prolongé hasta 1870, debido a a capacidad de Solano Lépez para ‘movilizar a toda la sociedad paraguaya en defensa de la Repiiblica. De Inecho, a pesat de que las tropas aliadas entraron victoriosas en Asun~ cién en enero de 1869, Solano Lépez mantuvo una exitosa guerra de guertillas hasta marzo de 1870, cvando finalmente fue abatido. Pero la victoria de la Triple Alianza en esta guerra no se debis solo alos malos céleulos de Paraguay. Gran Bretafia, que s¢ habia declarado neutral, realizé importantes préstamos a Argentina y vendié una gran cantidad de armas a Brasil, lo cual consttuyé una sustancial contribucién a los aliados (Bethel, 5). Paraguay, el derrotado, vio reducido su territorio en un 40%, su _Bjército fue desermado y desmovilizado, sus formidables fortificacio- nes a la orill del rio fueron desmanteladas y, ademas, tuvo que pagar tuna cuantiosa indemnizaciéa con una economia en ruinas debido a Ja destruccién de su infreestructura y base manufacturera, Brasil, por su parte, al tener que enfetitar grandes retos logisticos pasa organi- 2 (Guenna Y consTRUCCION DEL ESTADO EN Coton 1810-2010 za, twansportar y proveer a su Ejéscit, logeé estimular su industria, Ptincipalmente en el sector textil -para los uniformes-; contiol6 el tetsitorio en disputa con Paraguay, modernizé su infraestructura y la ‘dministaciéa piiblica y avanz6 en el proceso de centrlizar el poder Bethel, 8 y ss. La guerra de la Triple Alianza, segin Centeno, es lo més eercano aque se ha legado en América Latina la nocién moderna de guerra total (56), petspectiva avalada también por Leslie Bethell, quien ascgu- 2 que esta guerra fue la mis larga y sangrienta en toda la historia de Latinoamézica, y aade que: “De hecho, fue la guerra entre Estados més larga y sangrienta -aparte de la Guerra de Crimea (1854-1856), {que costé la vida de mis de 450.000 personas en el mundo (200.000 vidas) entre el fin de las guerras napoleénicas, en 1815, yl estallido de 4a Primera Guerra Mundial, en 1914” (1). La Guerra de la Confederacién Peruano-Boliviana y la Guerra del Pacffica Desde su creacién en 1559, la Audiencia de Charcas (hoy Bolivia) dependié econémica y administrativamente del Virreinato del Peri, pero en 1776 dejé de pertenecer a Lima para pasar a integrar el recién creado Virreinato de La Plata, Sin embargo, durante las guerras de in- dependencia, en Chatcas aumentaron los sentimientos autonomistas fente a Buenos Aires y frente a Lima. Como consecuencia, en 1825 el Consejo de Gobierno del Peri, presionado por Antonio José de Sucre, expidié un comunicado en el que reconocia el derecho de los charquenses a decidir sobre su futuro, lo cual abrié la posibilided para que en 1826 naciera como un Estado independiente la Repiblica de Bolivia, lamada ast en honor al Libertador (Convenio Andrés Bello, 51y ss). Elaval que otorgaron Antonio José de Sucre y Simén Bolivar 19, eso de Behl (1) deja claro que las guerzas ma cottons en teminot de vides bums ‘ns dorate el sg ax fueron in Gueera Ci Extadounidense (600000 mcr) y The Tapia en Cina, con un eoso incalculable en vids aman Pero hace lv d= que Fuetn goer ces yn interests B (Cantos Atpexro PaniSo VILLA ala conformacién de un Estado auténomo en la antigua audiencia de Charcas correspondié al claro, interés geopoltico de conformar un Estado tapén entre las Provineias Unidas del Rio de La Plata y la Repablica del Peri, lo cual ajudasia a evitar faturas confrontaciones entre estas dos grandes unidades terrtoriales (Convenio..., 52. ‘A pesar de su independencia, Bolivia mantuvo estrechos lazos econémicos con Peni, consecuencia de los vinculos administrativos durante la colonia, pero en el interior del pais se vivieron periodos de gran agitacién politica derivada de confiictos regionales y de una confrontacin étnica viva hasta hoy, entre nativos y blancos mestizos. Peri vivié una sinnacion moy similar «la bollvlana, y & agrav6 con el dexerioro econdmico debido a la disminucién de su capacidad para cextraer recursos minerales. Chile, que durante la colonia se conocié como la Capitania Gene- ral de Chile, con vinculos administrativos con el Virseinato del Peri, inicié en 1823 una guerra civil que terminé en 1830 con Ia victoria de Joaquin Prieto, quien a la cabeza del régimen conservador disefié ‘una geopolitica para afianzar Ia posicién regional del pais mediante un fortalecimiento militar, fundamentado en el poder naval y en su con- viccién de predominar en el Pacifico y el Cono Sat. Este proyecto era posible geacias a que, después de las guerras de independencia, Chile ccontaba con una unidad geogréfice, étnica y politica que lo hacia dis- poner de una estabilidad mayor que la que tenian Peri o Bolivia Ante el fortalecimiento del Estado chileno, el presidente botiviano, ‘general Andrés Santa Cruz, biscé establecer una conexién mas cercana con Peni, para lo cual se alié con vatios caudillos peruanos ¢ inwvadié dicho territorio en 1835, y en 1836 proclamé la primera Confederacién Peruano-Boliviana. La unién de las dos mitades del viejo Visreinato de Lima amenazé la posicién geopolitica de Chile y Argentina, Estados aque wieron en la Confedersci6n un reto a su predominio regional. Chile declaré la guerra en diciembre de 1836 y Argentina en mayo de 1837. La fragmentacién politica en el inteior de Ia Confederacion se manifest6 con el inicio de las batalla. El Bjéscito Unido Restaurador, conforma 4 Gunna ¥ ConstRUCCION DEL EstaDo EX CoLouBin 180-2010 do por tropas peruanas contraias a Santa Cruz y por tropas chilenas y sugentinas que veian una amenaza expansionista en Peri, logeé vencer al ejércto confederado en la batalla de Yungay en enero de 1839, y para ‘gosto del mismo aio la Confederacién fue disuelt oficialmente. Segiin Centeno, esta guerra, que establecié la reputacin de Chile como la “Prusia latinoamericana”, fortalecié la estabilidad politica e institucional del pais austal (57),® mientras que para Pera y Bolivia la derrota parece habet acelerado el proceso de fragmentacin politica ¥ econémica que se habia iniciado con las guerras de independencia (Gi). Si bien la guerra contra la Confederacién Peruano-Boliviana el ‘min6 una potencial amenaza expansioiista en la region, las disputas fronterizas:no quedaron resuelias con claridad, lo que dio pie a que ‘muy pronto, en 1840, surgieran nuevas friciones entre Chile y Bolivia por al tersitorio de Atacama (ltoral boliviano) y sus recursos.” En dicha década empezé la explotacién de guano y nitrato en la entonces costa boliviana, pero en octubre de 1842 el Gobierno chileno expidis una ley que establecia como de su propiedad todo el tersitorio al sur del paralelo 23° 2', en la bahia de Mejillones, y qued6 asf sustancial- mente reducido el litoral boliviano, Bolivia recamé durante 20 afos, tratando de demostrar que el a pasidtis de 1810 le asignaba la propie. dad de esos territories (Convenio Andrés Bello..., 121) Sin embargo, en 1857 Chile ocupé la bahia de Mejillones, que fue ccustodiada por el buque de guerr Esmeralda. Tras varias excaramu- 2as, los dos Gobiernos firmaron un tratado que otorgaba la frontera original a Bolivia, pero con la condicién de que empresas chilenas pudieran explotar el guano y el fitrato a cambio de la construcciéa de infizestructura 2, Centen, adem dice“ alga gers deteminé le exceponaad de Chie fo x, too provys dew oto end yal vere permis excess fone ‘lai ent oly lo mit” (5), Tadeo propia 21. A props, Even worsen: "La gucci c mis probable condo ls reuse 10 act tzavos Es ex condo leona dels see pe «os Exar pooper ‘ge oxo esncor" ited 6 Cantos Aunenro PeviSo VILLA Para 1870 estos recursos ya solo se encontraban en la zona costera, 1 cual reaviv6 al interés dé los chilenos sobre la regin de Atacama, ‘muy valorada por el boom de la plata que se empezaba a vivir, Ante estas circunstancias, Bolivia y Peri firmaron en febrero de 1873 el ‘Teatado de Alianza Defensiva, pues La Paz temia que sus terrtorios fueran nuevamente snexados por Chile, mientras que Lima pensaba due una expansién chilena sobre el litoral boliviano también amena- zatla sus costas. Para Santiago de Chil, el catécter secreto del Tratado de Defensa demostraba el interés de los peruanos sobre las riquezas costeras de Chile, mas atin cuando la dificil sitsacin financiera del Peri, que lo habia levado en 1876 a declarar la moratoria de su deuda externa debido a la crisis del guano, hacia que Lima fijara su interés sobre las minas chilenas de salitr. La guerra se desencadené porque el Congreso de Bolivia establecis Jmpuestos a os extractores chilenos de salite, al tiempo que se dispuso a rematar ls instalaciones de las empresas cileaas, lo cual violaba el tratado de 1866 -ratificado en 1874” Al final, tras agotar vatios es- fuerzos diplomdticos, Calle declaro la guerra en abril de 1879 y genero tuna doble confrontacién contra Bolivia y Pers, debido al tratado de defensa firmado por los paises andinos en, 1873. El pafs austral conta- bba con tna importante ventaja gracias a su fuerza navel y ala fortaleza institucional heredada de la guerza contra la primera Confederacida Peruano-Boliviana, mientras que los dos aiados sufian de importantes divisiones internas. Las tropas chilenas, un ejézcito invasor de 12,000 hombres, ocuparon por completo el litoal boiviano y, en 1879, la pro~ vincia peruana de Tarapacé. Los Estados Unidos y las potencias euzo- peas presionaron una negociacién, pero Chile vio posible una victoria total, ante lo cual se dispuso a marchar sobre Lima, en la que entr6 en 1881 y de la que no se reteé hasea 1884, Para el momento de la invasin ‘Lima el ejécito chileno contaba con 26.000 hombres. 22.1 Hbro el Caneaio Andes Bello expone lo siguiente Par algunos hittosadotes eh ‘eno lps ocupé el toe balan psa forza el curplimiento del tad de 1874, y 0 unis planeaco aneaetesitoron” (122, 16 (GUERRA ¥ ConsTRUCCION EL Esrabo EN COLOMBIA s810-2010 ‘La guerra le dej6 a Chile una importante expansiéa tezzitorial al norte, al ticmpo que experiment un beam econémico y una euforia patridtica sin precedentes, Pent perdi6 gran parte de su infraesteucta- 1 costera, Bolivia perdié sa salida al mas, y ala vez decayé su poder Politico y militar, de manera que la elite civil, dominada por intereses mineros, se consolid6, La Guerra del Chaco Como en las guetras anteriores, la ambigua delimitacién delas fronteras tuvo tun papel central en los origenes de la Guerra del Chaco. En 1852, tun tratado entre Paraguay y Argentina reconocié como propiedad de los paraguayos la regién del Chaco que daba acceso al rio Paraguay, ante lo cual el Gobierno boliviano presenté una nota de protesta, argue ‘mentando que segin el principio de wi posidetis su pals tenfa derechos sobre el rio como riberefio en la costa occidental. Durante la Guerra de la Triple Alianza Bolivia se habia hecho a un lado, debido a que los alia- dos le prometicron respetar sus derechos sohe Ia ihera avcicental del sfo Paraguay, pero una vez terminado el conflicto los aliados descono- cieron dicha promesa. Luego de repetidas negociaciones, el diferendo limitrofe fue encargado al presidente de Estados Unidos Rutherford Hayes, quien sentenci6 en 1878 que Pasaguay tenia “legal y justo titulo” ‘la regibn disputada, pero Bolivia nunca acepté el fallo. Elo Paraguay era vital para los dos paises, pues al ser los dos tnic Estados suramericanos sin acceso directo al mar, el rio era lo tinico que Jes permittia una sada al océano para su comercio exterior. Ademis, Jas detrotas sufridas por ambas naciones en las guetras anteriores ha- cian que una y otra estuvieran propensas a enfrentase por el teitorio, ‘Las tensiones aumentaron debido a que hacia 1928 hubo rumores se- agin los cuales en el agreste Chaco Boreal exist una importante re- serva de petréleo, lo cual, al final de la contienda, resulté ser falso. A pesar de que los dos paises tenian intereses sobre el Chaco Boreal, este tertitorio permanecié inexploszdo hasta gue a iniios de la déceda de 1920 el Gobierno de Bolivia empezé 2 establecer los Lamados “for n (Cantos Ausuxro PaniSo Vina tines”, pequefias estructuras de colonizacién militar. Ea respuesta, el Gobierno paraguayo también empezé a establecer colonias militares en Ia ibera occidental de rio, que deberian operar como “centinelas”. Rapidamente se iniié una carrera armamentista entre las dos nacio- nes, que daria al traste con las conversaciones de par que se realizaban ‘con mediacién del Gobierno argentino. En abril de 1927 el cénsul pa- raguayo en Santiago de Chile informé a su Gobierno sobre andlisis de inteligencia chilenos que daban cuenta de compras de armas por mis de £2.000.000 por parte de Bolivia ala compafia inglesa Vickers, pero Jo que no se sabia entonces, pues se tratuba de uno de los secretos mejor guardados en el conflicto del Chaco, era que Paraguay, desde 1925, habia iniciado un programa de adquisicién de armamentos para modernizat a su Ejército de 24.000 hombres, Cuando se comunicé a la opinién piblica la compra de armas por parte de Bolivia, su ministro de Guerra informé que tambien se trabajaba en el mejoramiento de los ccaminos y que se habia dado la orden de comenzar un estudio de rutas de penetracién, lo cual lev6 inevitablemente a que el 8 de diciembre de 11928 el Gobierno de La Pez romplera relaciones con AsunciGn y x que para 1932 las dos naciones se encontraran abiertamente en guerra. ‘La Guetta del Chaco se desazrollé en uno de los tertitorios mis agrestes ¢ inhspitos del mundo (Centeno, 58), sin valor para la agri- cultura y sin mayores recursos hidricos, razén por la cual los pocos pozos y nacimientos de agua-tavieron un papel estratégico durante las batalla. A pesar de que al inicio del conflict e! niimero de hombres cen Bolivia y su potencial de guerra parecian favorecerle (Zook, 81), para 1935 el Ejército boliviano colaps6, en parte debido a las difcul- tades para recibir suministwos y en parte a una ctisis fiscal que lev6 1 Bolivia a endeudarse de manera desmesurade. Como consecuentcia, Paraguay gané el territorio en disputa y Bolivia qued6 relegada en el continente, sin poder contar con algiin acceso al mat, i por las costas perdidas ante Chile ai por la via fluvial perdida con Paraguay. Bl co- ‘mercio boliviano entré en decadenci, lo que desencadent la debilided del ségimen politico dominado por Is elite minera que gobernaba el pafe.desde la guerra contra Chile B Guenna ¥ consraucci6s DEL Estabo Ex CoLompia 1810-2010 Cronolegéa de las guerras internacionales de América Latina? a ee Renee oe Sean niente wad fonts | NR Sey iRaGs | hada eee Grande Francia y Gran Bretafia -_ ae ues Gaon enn [ann cur ibis cee ber a Sakae eed is ae ia ecibeoin, [uaa | me ee nee Oe ‘Bauador - Colombia Beundor, Colombia 1863, | Tipe Ai Ameatins, Bek Pp “| acai Se 2S, it OO de A Ey ers pa cles eel eee Fe neat | a es a emesis in coe Geese a = a Wisk : cman ta: Roncea Gut ae BEE ceaal wages 7 [ae Pe cea bee ee Pa. hiding eee (| FE nes scent » Cantos AupeRro PariRo Vint Leica Pees, Colombia’ 198233 Segunda Geers Mundial | Brat 194s Dispos froncesizn eri, Eeuador 1941 RS Replica Dominicana, Intervene amesicana pe 1965, Guccra del fiebol TB Salvador, Hondaras 1969, “Angola / Ep Cuba 1975 Disputa dela footers | ee Eeados, Pes 1981 (Goer dels Malvinas ‘Arggotina, Gran Beewna | 1982 Dispata de la Gonten| i : Ee Beads, Peri 1995, 2.1.3 Guerras civiles - 'A pesar de In apatente paz internacional latinoamericana, la region ha sufrido grandes conflctos y ua permanente dersamamiento de san- gre en procesos belicos que en poco o nada han ayudado a construir Estados dotados de autorided centralizada, monopolio evidente de la violencia y control territorial destacado. Sin embargo, la violencia en la regidn se ha caracterizado por estar presente en diversas formas que van més alli de la guerra, sea internacional o civil, y ha involucrado diversas manifestaciones, entre las cuales se cueatan el bandidaje, la presencia de guerrillas (ana vieja peictica hispinica)y una abiera rela- cidn entre delincuencia y uso de la violencia. Centeno casfica as guerra civiles en cinco categoria: )rebeliones segionales; i) baaillasideol6gieas; m) guerras de caudilos; w) guerras étnias y taciales, y v) revoluciones. En la primers categoria, las re- beliones regjonales, sobresale el hecho de que pricticamente todos los paises latinoamericanos han vivido en estos 200 afos (1810-2010) diversos momentos de enfeentamiento entre las regiones que los com- 80 GGuenta v constmvcci6n DEL ESTADO BN CoLomsA 1810-2010 ponen, que se han disputado el grado de autonomia de cada una, la sujecién al Estado centia, el pago de impuestos y el reconocimien- to de la existencia de una fuerza military policial unificada. Uno de Jos puntos més importantes que aclara Centeno es cémo este tipo de guetras y rebeliones se enmarcaron en la prolongeda disputa entre federalistas y centrlitas en el siglo xIx que, por ejemplo, en la dada de 1830 hizo que en Brasil 16 de las 18 provincias se alzatan contra el“ Estado central, movilizando pequedios ejércitos y milicias provinciales, » tuna constante en toda Latinoamérica. Con respecto a Colombia, que representa uno de los ejemplos mas caracteristicos de este tipo de conflicto, Centeno sugiere que la debili- dad del Estado colombiano ha sido tal que ni siquiera ahora, pasados dos siglos desde Iz independencia, ha logrado establecer un control total sobre cl pais. Segin él, es como si el Gobierno central hubiera reconocido la soberania de las guerrillas sobre enormes franjas del tertitorio nacional (62). : La segunda eategoria de guerra civil es lade las batallas ideol6gicas, que no estuvieron necesariamente ligadas 2 las rebeliones regionales ¥ que tuvieron durante el siglo xix como tema de fondo el enfienta- ‘iento politico entre wna perspectiva liberal caracterizada « grandes lineas por la defensa de un Estado liberal, aco y secular, y una conser- ‘vadora, que defendia la presencia de Ia Iglesia catdlica y sus intereses y abogaba por el mantenimiento de elementos del viejo orden colonial, refetidos a clases sociales y prioridades de orden étnico y otros facto- ses asocindos. En la primera mitad del siglo xx, uno de los acontecimientos mis importantes en esta categoria foe la lucha que mis ali dé la “Revolu- ibn” se dio en México entee el Estado central y los llamados “criste~ 106”, a propésito de la posibilidad de la conformacién de una sociedad Jaica y secular que rompia con buena parte del viejo orden social. En el ‘caso de Colombia, la dispuras ideolégicas tvieron un punto de inicio en la Guerra de los Supremos en 1839, y finalizaron con la Guerra de los Mil Dias en 1902. Sin embargo, estas disputas se reiniciaron con 8 ‘Cantos Aunento PariBo VILLA nuevos contenidos ideol6gicos en el periodo denominado “La Violen- cia”, durante las décadas de 1940 y 1950, ylegaron hasta el presente con el actual conficto con las guerrillas de las ranc (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y el rin (Bjército de Liberacién Nacio~ zal). Pero estos mismos conflictos ideolégicos se han presentado en ‘asi todos los paises, entre ellos Pert, Brasil y Bolivia. La tercera categoria de guerras civiles Ia conforman las disputas entre “caudillos”. El “caudillo” como personaje y agente politico ha estado presente en América Latina mis allé de las guerras internas y se hha convertido en una caracterstica politica que recotre 1os 200 aiios de existencia de vatias sociedades Iatinoamericanas. Entre los hechos bélicos mas importantes relacionados con esta categoria se encuentran las acciones de los generales Agustin Gamarra y Ramén Castilla, de Peri, al igual que los sucesos que rodearon la vida politica del general ‘Antonio Lépez de Santa Anna, de México, Las luchas étnicas y raciales también han tenido una presencia im- pportante en la regién y, en general, estin conectadas con desacuerdos y posiciones sociales no remediadas desde la independencia hasta hoy. En estas disputas fue importante el temor de las elites frente a los posibles alzamientos de los numerosos y diferentes grupos étnicos situados en las posiciones bajas de la pirdmide social, lo mismo que Ia intencin de estos de buscar inchisiones por medio de acciones de afirmacién violenta, Aqui se pueden citar los alzamientos de las comu- nidades nativas de México y Peri en los siglos xvmt y x1x, que lenaron de temor a ls cites blaneas hasta llevarls a reaccionar violentamente. Una de ls estrategias para evitar que en las guertas de independencia yy en las posteriores guerras civiles hubiera ejércitos compuestos por poblaciones negras y nativas fue la de no permitir que ls mismas se dotaran de un instrumento de orgunizacién institucional que les posi- bilitara tener una capacidad de coertién crefble. 2 Guerra v constaucci6n DEL EsraDo ex CoLoMnia 2810-2010 Divisiones internas en América Latina Racismo / Saees Coles) er escent, : ; eaden ea as mases natvas [No existe grupo Bolivia [Las Parva Sucre Hv |e Paevs See locas del derecho |gomnane roto Dispisexacrbadi | Preocopacion por fics [eine aes regi neon ponte: __|ossenelsigio xxx [vind gates vivid Pos | rite | Sanago brie | Dispos cress Cento ens | colombia lente ada x rgion ex enclaigoxm | "Hence de cles y I coba vasa [NeSvonrs cite [beater eS eee cl blanca conservadores bens ve conse : Prva mgen | MY poutine | BERET Con eae edi ; acca means - page P PSRE | Asencion Fenidad nativa [Francia trades fiancee etna q costa micnto native _|t0 geogrifico (Conficio dela dase. [Blancos / * sn tevideo vs. agay _ |Mouteiden va rum | acm colorsdos May fuerte © [Renenvels [anos vs. costa Cauiios Postindapendencia ee] 24, Tabla toma de Ceteno (15), 83 Cantos Auoenro PariSo Vita Gunma ¥ constaucet6s DEL EstADO EX CoLonnia 1816-2010) La tima categoria que identifica Centeno da cuenta de las revolu- Mexico: “Reforma” issetaai clones que, si bien no se refieren a dispuas regionals 0 teritorales, Neca Sia ies siivoluern aspctos como los ideolgicos, reams econémicos y oo ane i de recomposicién de las elites gobernantes. Uno de los casos mis im- —— ’ portantes por el impacto, medido en mimero de muertos, capacidades Arete a Te ‘iltares involucradas y transformacién institucional posterior es la Re- Boudor | 1863 volucién Mexicana, seguida por la Revolucién Cubana en 1959, ylasre- Argentina 1866.67 voluciones de El Salvador y Nicaragua en las décadas de 1970 y 1980. Pes i6s-08 : ‘ Venezuela 168 Principales guerras civiles en América Latina™ ain cau f Pole Adios: Angentina v4 1870-71 Ta eae eae pu 1a028 coe ; Thos Basi "Confeercién del Besar” [eo ines 1874 Asgating Ss HS. Colombia 1876-77 Cle * od ‘Argentina: “Conquista del Desierto” 1880 ‘Agent: “Conus dl deseo” eval ats a, in| Sasa eens cui To rss SSS ee Brn vate eblones regional 165140 [ceo - = Chile |. 1891 voles ‘Bes is Grande do Sul - 1393.04 Urgy “Guerra Grande | Basi: RieGrene arf 0 Colombia: “Guerra de los Supremes” 1839-42 ae spe ‘Argeatina AndRojes £ 1838-51 pe Bewdor : 1845-60 | era ae tee i nis Gea res (Golomb: Goer de or Ba 1698-1902 Colombia 1a ‘Venezuela 1596900 : Chie a 1851 ‘Separacién de Panami, 1903, Peri d | 1858-55 ‘Urugusy ties a“ Colombia 1854 Revolucibn de México 191020 y Pes 3 188638 | Bexador site Pasay ita 25. Tabla romada de Centeno (45-40. ‘Cantos ALDERTO PamiRo VILLA 1922-1925 ‘| 1928 1926.30 1952 1947 1948 1948-42 1954 Argentina: Ane Peréa, 1955 Revolusién Cubana 1957-59 Republica Dominicans 1965 Goatemala 1966-72 Comtemala 197884 Revolicin de Nicaragua 19787) El Sciador 1999 9a Peri: Sendaro Luminoto 1982:1992 | Niessagute Contras 1982.90, [Colombia 1984. 2.2.La paz internacional, la guerra y la construccién del Estado ‘A partic de lo expuesto en este capitulo sobre América Latina se pue- den comprender las tendencias y lo que sucede en la regidn: Ia larga paz internacional y la persistencia de contlictos domésticos, ya sean definidos como guerra civil o violencia interna, parecen contradicto- sos, pero siguiendo el esquema interpretativo tanto de Centeno como de Loper-Alves, resultan set las dos caras del mismo fenémeno, y estin causalmente conectados. Cénteno lo plantea asf: “En términos sencillos, los Estados latinoamericanos no tenian la capacidad organi- 86 Gutta v constaucciGn DEL EstaDo EX CoLoMBiA 1810-2010 zacional o ideolégica para ir a una guerra entre ellos. Las sociedades no estaban orientadas hacia as transformaciones logisticas y culturales equetidas por ua conflict internacional. Fl conficto interno, por su parte refcjaba con frecuencia la incapacidad de los nacientes Estados para imponer su control sobre las sociedades” En este proceso esti involucrado el hecho de que los Estados lati- noamezicanos han enfrentado constentemente su incapacidad en tres fenémenos que, en otras regiones, como Europa, han contribuido a la construccin de Estados y, por tanto, a la estabilidad politica de largo plazo, La guerra, entendida en el proceso de larga duracién que dio lugar a la creacidn de los Estados modernos, tuvo los siguientes desarrollos bisicos: 1) Las guerras se financiaron, en el modielo europeo ¢ incluso asi tico, con el cobro directo de impuestos sobre las poblaciones. Estos Jimpuestos, una vez cobrados durante el periodo de Ja guerra, no se desmontaban cuando legaba el periodo posbélico, y representaron una ganancia fiscal para el Estado. 2) Elcobro de mis impuestos, he necesidal de incutsi én gastos para abrir las-demandas de la guerra y la obvia necesidad institucional de cexigir altos niveles de eficiencia levaron a la creacin de una burocracia profesional adiestrada en lo técnico y capacitada para asumir las dife- rentes responsabilidades propias de dirigir el Estado. La prictica de la ‘guerra gener6, ademis, un protagonismo econdmico del Estado, que al dliigir gran parte de su esfuerzo a la dotacién de las Fueras Armadas, cre6 feas de desarrollo econémico para producir armamentos y unifor- ‘mes y polticas de salubridad que se extendieron al resto de la sociedad especialmente por el sistema edueativo-; ademés, vo un papel decisi- vvo en la construccién de obras de infraestructura para conectar tegiones separadas y para facili, de ese modo, el movimiento de las fuerzas militares, y asi contribuy6 al desarrollo del comercio y a la ereacién de lazos de intercambio ¢ interconexidn entre regiones diferentes 26, Tradvecisn propia, 87 SIAN ‘Cantos ALBERTO Pari8o VILLA 3) Impuestos, buroceacia y necesidades militares estimsladas por las amenazas internacionales obligaron a la necesaria y nunca rennciable condicidn de controlar el territorioyalgo que se da por descontado en el proceso de creacidn de los Estados modernos. Para el control del tertitorio y de cara a limitar, neutralizar 0 combat las amenazas exter- ‘nas, ha sido fundamental el control de las fronteras de forma directa, Jo cual se manifiesta en el conocimiento detallado de las mismas y en el controlestrito de las poblaciones y los intercambios fronterizos. 4) Todo Io anterior impone al Estado le obligacién de construir y ‘mantener consensos politicos y unidades de proyecto politico sobre las lites, lo que implica evitar las luchas por las autonomias regionales. 5) Como consecuencia de todo lo antetior, un objetivo para el Es- tado moderno es conseguir la monopolizacién efectiva de la violencia, algo que se convirtié en una exigencia politica y social del mundo moderno, como lo destaca el anilisis de Max Weber. En América Latina los hechos muestran tendencias diferentes: 1) La mayoria de los Estados de la regién tuvieron problemas para exteaer una cantidad suficiente y constante de impuestos de sus socie- dades. Por tal raz6n muchos de ellos acudieron por préstamos a las metrépolis de la época, especialmente a Londres, a fin de financiar los esfuerzos bélicos que, ademés, eran de caricter limitado y dirigt- dos a alcanzar objetivos de corto plazo y de poco impacto politica, Para soportar los préstamos gestados internacionalmente se dieron sgerantins sobre as exportaciones de commodier 0 se entregaron encla- ves de producciéa agropecuaria © minera. De esta manera se aumen- 16 la debilidad de los Estados centrales: no consiguieron fortalecerse financieremente, no comprometieron a sus sociedades econémica y politicamente con el mantenimiento del Estado y, en consecuencia, se endeudaron en una espiral interminable desde el siglo x1x hasta el Xx ‘Una de las fuentes tributarias mas codiciadas era la de aduanss, cu- yyos rendimientos fueron declinando en forma acelerada durante el siglo 21%, hasta perder totalmente su importancia al final del mismo, Esto hizo crucial la bisqueda de nuevos impuestos ante el rechazo 88 Guzrra ¥ consraucci6x DEL EstaDo EX CoLomaia 1810-2010 generalizado de las elites y de Ia sociedad pagar més y estratégicos impuestos, aunque se mantuviera una demanda constante del cumpli- miento de las obligaciones del Estado, 2) La mayoria de los Estados latinoameticanos, entre sus diversas {reas probleméticas, nunca se vieron obligados nit posibilitados para temprender la construccién de sistemas burocriticos modernos y efi- clientes. Es mis, el término “burocracia” en América Latina ha ad- quirido una connoracién negativa, de desconfianza ante el Estado y ide profunda resistencia ante cualquier decisién, modernizacién o e- forma del Estado mismo. Las burocracias latinoamericanas han sido ‘més una euota de inclusién politica de los Estados ~mediada por los partidos politicos en la mayoria de los casos— para conseguir algo de legitimidad y aceptacién social, que la consteuccién deliberada de 6r- 'ganos eficientes de poder politico del mismo hacia la sociedad, una pproblemitica que se acrecienta con la inexistencia de una direccion estratégica de los Estados y de Ia identifica Es necesario anotar que en América Latina los Estados, cn general, carecieron de la capacidad para impulsar un proceso de industraliza- cin que tuviers origen en las grandes inversiones en gasto orientado a las Fuerzas Militares, a la vez que las obras de infraestructura de. ién de sus amenazas. pendieron del desarrollo de enclaves econémicos especiicos y que no estaban estrictamente conectados con las necesidades estratégicas de Jos nuevos Estados y menos iin con la necesdad de comunicarregio- nes separadas, Slo en la segunda mitad del siglo xx Brasil ha marcado ‘una tendencia diferente al crear un complejo industrial militar que ha empujado el desarrollo industsialy tecnolégico de su economis. | 3) Peicticamente aingiin Estado latinoamericano ha constraido un Control real sobre su teritorio, y de ahi la persistencia de los conic: tos interno. Paises como Colombia, Peri, México, Brasil, Venezuela Ecuador han segistrado de forma permanente la existencia de orga- fizaciones armadas ilegles que, dependiendo de su orientaci6n, com- baten al Estado o se dedican a actividades delicivas en el bandidaje on diversas derivaciones. En el easo de los Estados centroamericanos, 89 fh Cantos AunEnto PariXo Vitis la presencia de factores de violencia interna es més constante, y han dependido mis directamente de la ayuda exterior, regional o de pode- res internacionales reconocidos, para mantener niveles aceptables de estabilidad politica. El territorio ha sido més crucial de lo que se esperaba para los Es- tados latinoamericanos, y en las tiltimas décadas del siglo xx entraron ‘en esta categoria fenémenos como las grandes fireas urbanas que han escapado al control de los cuerpos de policia en sentido convencional, yy han dado lugar a la aparicién de importantes sectores de las ciudades {que el Estado no controla, como sucedié hace poco con zonas de udades mexicanas, beasledias 0 colombianas, controladas casi exclu- sivamente por las mafias. 4) En las sociedades atinoamericanas las elites han carecido de pro- yectos politicos definidos y unificados, por lo cual han creado com- petencias y disputas que dusante los dos siglos han generado luchas regionales, guertas cviles y amenazas de secesi6n de las unidades poli- ticas existentes. Por ello, lejos de ser un asunto de disenso en el marco de la democzacia, las elites han lidiado y competido con viejos pro- bblemas de nexos regionales no fesueltos, y sobre eso han provocado tun debilitamiento constante de la autoridad estatal, frecuentemente confundida con los imbitos de la accién gubernamental 5) El monopolio de la violencia es uno de los requisitos inneg bles de los Estados modeznos y en esa medida es una exigencia mini ‘ma para a estabilidad y la durabilidad de cualquier sistema politico. Es iis, el elemento bisico en el modelo abstracto de la filosofia politica claborada sobre la idea contzactual, especialmente en Ia direccién se- alada por Thomas Hobbes, ¢s la renuncia a la violencia por parte de Jos ciudadanos y la concentracién de la misma en manos del Estado; ese es el mticleo del pacto politico ‘Empero, la debilidad cr6nica del Estado en América Latina ha lle- ‘vado estas priosidades politicas a una situacién sin salida en In medida fen que al carecer este de una capacidad de coercién, disuasién y de- fensa creible, yen tanto sobrevive a una escasez constante de recursos 90 Gunna v constauces6n EL EstaDo EN CoLoMnia 1810-2010 para sostener 6 emprender grandes programas piiblicos,e| monopolio de la violencia es siempre parcial, solo ejercido en zonas y espacios restzingidos, y ha sido puesto en cuestién de forma permanente pot diversas actividades cximinales, una reaparicin crénica de la violencia ys indefensién de la poblacién civil. La larga paz latinoamericana esti entonces sustentada en Ia incapa- cidad de los Estados para hacer Ia guerra internacional, ea la incapa- cidad de prepararse organizacional, institucional y militarmente para clla. Lo internacional ha sido en América Latina un escenatio geopo- litico congelado, presionado por la presencia en diferentes momentos de potencias europeas y de Estados Unidos, lo cual ha disuadido a los contendores, que siempre han dependido del mercado internacional pata conseguir armamentos y créditos financieros. Esta presencia in- ternacional no tiene un sécord claro y, segiin el parecer de Centeno, ha sido de un intervencionismo fuerte, lo cual ratficaria a permanencia de un cierto control hegeménico por parte de poderes internacionales que en la geopolitca regional se han presentado como drbitros neutra- les 0 como apoyos de disuasi6n, Cemieno To seutencia de Ie siguiente forma: “La pas latinoamericana puede ser, asi Ia més acabada expre- sin de dependencia”” Puede entonces concluirse que los Estados y las sociedades lati- ‘noamericainas se han conformado en medio de una profunda ambi- giiedad: por una parte, se observa el mantenimiento de un patrén de Zomportamiento internacional caracterizado por la “lagga paz latinoa- meticana”, pero por Ia otra, han experimentado una continua accién de la violencia colectiva, ya sea esta entendida como un mecanismo de bbandidaje, criminalidad, desafio a la autoridad 0 un proceso de guerra ‘ivi, Las dos caracteristicas estin conectadas, no estin separadas. La paz internacional esta sustentada en la ineapacidad de los Estados lat- ‘noamericanos para hacer la guerra internacional, lo cual se tespalda en i falta de ingresos fiscales para mantener esfuerzos de gran impacto, 17. Trades propi. ‘Cantos ALBERTO Paro VILLA cen ka falta de estructuras institucionales eficientes y en la carencia de perspectivas estratégicase institucionales, Paralelamente, la violencia interna de los Estados y las sociedades latinoamerieanos ha tenido como origen la constante incapacidad mi- lita y politica del Estado para desasrollar una autoridad centralizada eficiente junto con los medios para contener éualquier forma de vio- Jencia, Internamente el Estado no ha cumplido con las demandas bi- sicas de la politica moderna, yen esa medida en América Latina no se hha centralizado Ia autoridad de forma sostenible sobre el regionalismo latente, animador de muchas de las guerras civiles del siglo x1x y de ‘varios de los conflictos contemporéneos. La conquista del territotio ho fue una prioridad para muchos Estados, como el colombiano o el peruano, y tampoco fue una tarea posible de realizar para la mayor, incluso hasta el final del siglo 2% El cobro de impuestos ha sido deficiente, y los Estados han pre- ferido histéricamente endeudarse con orgaaismos internacionales © ‘creedores hegeménicos antes que vincular en forma eficiente a las sociedades, los sistemas econémicos'y las elites'a los esfuerzus neve satios para construiz y mantener el Estado‘en sus diferentes dimen- siones. En tlkimas, hasta aci no se han orientado —ni ha existido una posibilidad real de hacerlo~ las dindmicas que las guetras generan ha- Ga la construccién de Estados, en un proceso que es sustancialmente diferente del vivido en Europa ¢ incluso en Asia” Una excepcién aparente a la debilidad latinoamericana del Estado esti presente en las dictaduras militares que han existdo en la region, tanto en el siglo xx como en el x%,/Empero,estas se enmarcan con ‘elativa facilidad tanto en el proceso del caudilismmo como en al del intento de que un estamento, subordinado, por definicién, al poder civil en la modernidad, defina no s6lo las condiciones en las que existe y funciona el Estado mismo, sino que incluso trate de imponer un 28, Ensu abso de 2003, Feenando Liper-Alve consider npocaate comprare proceso Iatnoarereano ao slo eon el medelo europe sno con el asco. 92 Gunna ¥ consmucci6w DEL Estapo EX Coosa 1810-2010 proyecto politico y social alas elites y a los sectores popelares. El re- sultado ha sido el que tenia que ser, un desastre, porque lejos de con- seguir un mejor ordenamiento de las sociedades ha generado mayor dlesequilibrio y cl shondamiento de las vieja y persstentes condicio- es instiacionales y sociales de la regi. 93

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