Está en la página 1de 5

La eclesiología

de las deuteropaulinas:
Efesios
La carta a los Colosenses afirma, aunque sin más desarrollos, que
Cristo es cabeza de la Iglesia, que es su cuerpo. Queda por ver si la carta
a los Efesios, donde la eclesiología ocupa un lugar preponderante, es más
explícita sobre la función de esta metáfora y sobre las razones por las cuales
se le da tanta importancia. En definitiva, tendremos que evaluar si la
eclesiología de Ef está en continuidad o no con la de las protopaulinas

2) La eclesiología de Col ya nos ha llevado a señalar la cuestión del sentido de la doble


metáfora cabeza/cuerpo utilizada para describir la relación Cristo-Iglesia. Aquellos para los
que, en las protopaulinas, la Iglesia/cuerpo

¿Hay que concluir que, al declarar a Cristo cabeza de la Iglesia, su cuerpo, Col y Ef utilizan las
metáforas de manera aberrante?

Ciertamente, el término kephalê denota autoridad y superioridad, y, al utilizar esta metáfora,


el autor de Ef trata de subrayar a la vez el completo señorío de Cristo sobre su Iglesia y la
radical dependencia de la Iglesia con respecto a él. Pero habría podido decir lo mismo
empleando, como las protopaulinas, el término kyrios, que denota también autoridad y poder
divinos. La doble metáfora describe, pues, más que una relación de señorío absoluto (para
Cristo) y la dependencia radical (para la Iglesia). Ciertamente, no hay que imaginar a Cristo
dependiente del cuerpo eclesial, como una cabeza lo es de su cuerpo. Col y Ef insisten
demasiado en la eminencia y la supremacía de Cristo para que se les pueda atribuir una
concepción metafórica trivial o estúpida

Al declarar a Cristo cabeza, los autores del Col y Ef tratan de subrayar que –aunque sea
imposible–, si la Iglesia se separara de Cristo, efectivamente sería un cuerpo acéfalo, no
solamente errante o en descomposición: muerto, simplemente, porque estaría privado de
aquel por medio del cual se le da toda forma de vida19. Una vez ofrecidas estas precisiones, se
pueden enunciar los armónicos de la doble metáfora

3) La relación cabeza/cuerpo es estructurante, porque es esencial: el cuerpo eclesial no puede


vivir sin cabeza; de ella recibe sus principios de vida y de acción.

4) De las afirmaciones de los vv. 22-23 se puede inferir que la Iglesia es una realidad
escatológica, porque es inseparable de su cabeza, Cristo resucitado

6) Queda un enigma. El v. 22 declara que Dios dio a Cristo como cabeza a la Iglesia. Pero, para
recibir a Cristo como cabeza, ¿no debía la Iglesia existir ya? Y si existiera antes de la
resurrección de Cristo, ¿había nacido o sido creada en la cruz, como parece declarar Ef 2,14-
18? Volveremos a esta dificultad cuando analicemos este último pasaje. Aquí digamos
solamente que el enunciado del v. 22 no permite pronunciarse con certeza sobre la fecha de
nacimiento de la Iglesia

Ef 2,11-22: El nacimiento de la Iglesia


Ef 2,1 empieza el desarrollo del tema que va a ocupar más ampliamente al autor, a saber, el
misterio

Ef 2 forma un díptico (vv. 1-10 y 11-22) con los componentes casi paralelos e inseparables que
describen la obra de redención llevada a cabo en/para los creyentes

La primera tabla del díptico (vv. 1-10) no contiene enunciados explícitamente eclesiológicos,
pero es posible inferir algunas conclusiones instructivas para nuestro tema, ya que se dice que
los miembros de la Iglesia están resucitados y sentados en los cielos, allí donde está Cristo, y
que a partir de ahora se encuentran fuera del alcance de los poderes maléficos, celestes
(espíritus malvados) y mundanos (políticos u otros: vv. 1-6). Por la situación gloriosa de sus
miembros, ¿cómo no estar autorizados a concluir que es lo mismo para la Iglesia, que también
es una realidad escatológica?

En la segunda tabla (vv. 11-22), los enunciados son expresamente eclesiológicos, en particular
los de los vv. 19-22, y resultan interesantes, como veremos, por su relación con la eclesiología
de las protopaulinas.

. La composición del pasaje y sus implicaciones eclesiológicas


Este esquema exige algunas explicaciones. La composición de conjunto es de tipo oral, más
precisamente concéntrico, en ABA’, como algunas ya encontradas en los capítulos
anteriores24. Las letras A y A’ simbolizan las situaciones inicial (A) y final (A’) de las naciones,
estableciendo los vv. 13 y 19 el paso de lo negativo a lo positivo:
Dos fenómenos lingüísticos confirman esta división tripartita: – A y A’ contienen varias
palabras que se corresponden y significan el paso de la situación negativa a la positiva:
«Privados de la ciudadanía de Israel» (v. 12) y «conciudadanos de los santos» (v. 19),
«extranjeros» (v. 12) y «ya no sois extranjeros» (v. 19); por último, el «en la carne» (v. 11), al
que se opone fuertemente el «en el Espíritu» final (v. 22).

En A y A’, la mayoría de los sujetos de los verbos es el «vosotros», mientras que todos los
verbos –salvo uno, en el v. 18– de B tienen como sujeto a Cristo.

A’ como superación de la oposiciones religiosas y etnicas


Esta composición permite señalar una idea clave de la eclesiología del pasaje. El «ser en
Iglesia» está descrito en A’ como una superación de las oposiciones religiosas y étnicas (A),
como el lugar en el que dos grupos, Israel y las naciones, antes antagonistas, están ahora
reconciliados y tienen el mismo estatus.

¿Unidad en el judaísmo?
No obstante, la dispositio no permite decir si la transformación y la reconciliación se han
llevado a cabo mediante un «convertirse en Israel» de las naciones o de otra manera, pues el
sustantivo sympolitai («conciudadanos»: v. 19) puede significar que los no judíos son a partir
de ahora conciudadanos de los judíos, porque ellos mismos se han convertido o porque su
nueva conciudadanía es de otro orden. La exégesis del pasaje debería permitir saber más sobre
ello.

Ef 2,11-22 tiene así el aspecto de un patchwork [manta tejida a partir de retales de otros
tejidos] en sus tres unidades, y no solamente en B.

. Breve exégesis sincrónica


. La unidad A
Los vv. 11-12 describen la situación anterior de las naciones (ethnê) comparándola con la de
Israel, privilegiada y utilizada como punto de referencia para hacer que surjan las carencias
fundamentales:

Las carencias del v. 12


Todas significan que las naciones estaban excluidas de una salvación prometida y en vías de
realización.

De estas designaciones y estas carencias, ¿qué podemos sacar de pertinente para la


eclesiología de Ef? De las designaciones (v. 11) a las carencias (v. 12), la progresión es
instructiva, porque da a entender que, para las naciones (gentiles), la superación de las
carencias debería hacerse mediante una integración en el pueblo de Israel. Pero hay una
aparente contradicción, porque los creyentes a los que Pablo se dirige ya no tienen las
carencias mencionadas en el v. 12 y, sin embargo, siguen siendo, paradójicamente, miembros
de las naciones (gentiles) (ethnê)

Son gentiles, estaban excluidos de la ciudadanía de Israel, extraños a la alianza y de


la Promesa, sin esperanzas y sin Dios. bueno entonces de estas carencias respecto
de las riquezas del pueblo judío ¿podemos inferir que debían hacerse judíos? Si
seguimos esta interpretación pronto caemos en la contradicción de que el pueblo que
ha dejado de tener las carencias “estabais” sigue siendo nombrado “gentil” ósea no
judío..

¿describirá La situación de los vv. 19-22 a creyentes, hayan recibido o no la ciudadanía de


Israel? Como presentimos, la problemática es identitaria y no puede dejar de tener efectos
sobre el estatus de los no judíos en la Iglesia y de la propia Iglesia.

Los vv. 14b-15a dan ya una primera respuesta a la cuestión planteada antes, en dos
momentos: 1) Israel y las naciones, que eran dos realidades irreductiblemente separadas y
enemigas, se han convertido en una sola: «El que hizo a unos y otros [ta amphotera]
[convertirse] en una sola [hen]» (v. 14b), enunciado sobre la unidad/unicidad del grupo así
constituido a partir de las dos precedentes, pero sin que sepamos si una es absorbida por la
otra (y cuál); 2) la Ley, que era fuente de separación, de incomprensión y de enemistad, ha
sido abolida; esto significa que la unidad no se ha realizado convirtiendo en súbditos de la Ley
(y por tanto en judíos) a los gentiles. Pero si la Ley ha sido destruida, los cristianos que eran
judíos antes de creer en Jesucristo ¿lo siguen siendo o no? La respuesta no se encuentra en
estos versículos.

Cristo revoca la ley, entonces vemos que el pilar fundamental del judaísmo la ley
tampoco es la respuesta ya que ha sido revocada por Cristo.

Pablo describe la obra redentora de Cristo en términos de creación para significar que si la
entidad nueva se llevó a cabo a partir de dos grupos, los paganos y los judíos –por tanto, no se
trata de creación ex nihilo–, el resultado es totalmente diferente de lo que le precedía, y que la
nueva realidad no es la adición de dos antiguas. La creación de la que aquí se trata es
escatológica (es la Iglesia, que, como resultado de la actuación de Cristo, no forma parte de
ninguno de los dos grupos anteriores, los cuales siguen siendo entidades mundanas). La Iglesia
es así una realidad escatológica en donde la diversidad étnica ciertamente no ha desaparecido,
pero no es pertinente ni escatológica ni eclesialmente, puesto que la unidad y la unicidad
caracterizan a este hombre nuevo.

Nuevo creación, Hombre nuevo


“Para crear en sí mismo, de los dos, un solo hombre nuevo..” 2, 15b
Así, el verbo «crear» implica el advenimiento de algo completamente nuevo. Al no utilizar el
término «pueblo» (laos o ethnos) para describir la realidad resultante del acto creador, el
versículo significa que ella no era de esta clase58. Explotando las posibilidades de la expresión
«hombre nuevo», algunos prefieren hablar de «tercera raza»59. Si es verdad que el acto de
crear consiste en hacer nuevo, y si este hombre nuevo es diferente de los dos componentes a
partir de los cuales ha sido creado, una apelación como ésa sería posible. No obstante, en el
rigor de los términos, los vv. 15-16 no autorizan a hablar de la Iglesia como de un tertium quid,
como si fuera del mismo plano o de la misma naturaleza que Israel y las naciones. A fin de
cuentas, las oposiciones del pasaje son todas duales: antes vs. ahora, circuncisión +
incircuncisión vs. hombre nuevo, odio vs. paz, división vs. unicidad. ¿Por qué Pablo prefirió la
imagen del hombre nuevo? Sin duda, a causa de la unidad corporal: además de la
complementariedad de los miembros, la imagen traslada consigo la idea de crecimiento
orgánico, de vida; sin duda, por último, porque así la actuación de Cristo reproduce la de Dios
al crear al hombre a su imagen y semejanza, porque este hombre nuevo se parece en todo a
Cristo, puesto que es su cuerpo. La actuación salvífica de Cristo, actuación escatológica, se une
así perfectamente a la de Dios Padre, protológica. También es la primera vez que la actuación
salvífica de Cristo es llamada creadora, concediendo a Cristo prerrogativas divinas. Por eso, sin
duda, semejante actuación, que es la del ser vivo por excelencia, Pablo no ha querido
expresarla a partir del vocabulario de la muerte, aunque sea salvífico.

“Y reconciliar con Dios, a ambos en un solo cuerpo..” 2, 16a


El v. 16 es paralelo al precedente. También es complementario, porque la humanidad nueva
encuentra su razón de ser última en una relación verdadera con Dios.

“Por medio de la cruz..” 2, 16b


Dicho esto, no es menos cierto que ese cuerpo eclesial es inseparable del cuerpo de Cristo en
la cruz, en quien el odio ha sido vencido y el hombre nuevo creado. Por tanto, si no designa en
primer lugar al cuerpo de Cristo en la cruz, sino al cuerpo eclesial, la expresión parece haber
sido escogida no obstante para indicar cómo el cuerpo eclesial es inseparable del cuerpo de
Cristo en la cruz.

La unidad A’: vv. (19) 20-22


El v. 19 declara que los creyentes procedentes del paganismo son a partir de ahora
«conciudadanos de los santos». Hemos señalado más arriba la situación paradójica de estos
cristianos: ya no son paganos, pero no se han convertido en judíos, por eso el autor los llama
ethnê. ¿Quiénes son entonces esos «santos» de los que se han convertido en
«conciudadanos»?

También podría gustarte