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‘El Diablo’ que nunca quiso ser Diablo y que lloró por Brasil

El nombre de Marco Antonio Etcheverry pertenece a un seleccionado grupo que ocupa un


espacio especial en la memoria del fútbol boliviano.

El Diablo’ formó parte de esa generación dorada que escribió uno de los capítulos más
especiales en el balompié nacional, al llegar al Mundial de Estados Unidos 1994 y jugar la final
de la Copa América 1997.

El juego de Etcheverry quedó en la memoria de todos y se convirtió en referencia obligatoria al


momento de citar el juego de aquella selección. Pero, no solo fueron sus virtudes lo que
permaneció en la historia, sino también un apodo que ahora confiesa nunca fue de su agrado.

Mientras que en los años 90 todos gritaban con efusividad el apodo de ‘El Diablo’, el 10 revela
que nunca se sintió a gusto con ese sobrenombre, algo que manifestó en una entrevista al
medio brasileño Globoesporte, en donde además ha dejado al descubierto distintos detalles
de su época como profesional.

El sobrenombre me lo dio un señor que hacia caricaturas en un diario boliviano. El hablaba de


dribles endiablados y me quedé con ese apodo. Pero, la verdad, no me gustaba», indicó
Etcheverry antes de revelar el motivo del por qué nunca estuvo cómodo con ese seudónimo.

¿El motivo? Mi familia es toda religiosa, bastante religiosa, apuntó en la entrevista, aunque
reconoció que no podía hacer nada, porque la gente me llamaba así y así me quedé.

El triste recuerdo de la Brasil de 1982

En la nota que concedió al Globoesporte, Etcheverry habló también de su admiración por el


brasileño Zico, a quien reconoce como su primer gran ídolo en el fútbol, además de hablar de
algo de lo que pocas veces se animó a contar: su tristeza por la selección brasileña de 1982.

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