Está en la página 1de 5

Cuántas veces nos hallamos al borde de un abismo sentimental, laboral o

económico y entonces aparece Dios que es especialista en casos imposibles


para rescatarnos, para salvarnos en los momentos que sentimos que se acaba
el camino y todo terminó, entrégale cualquier dificultad por difícil que parezca
de solucionar, dale por entero tu corazón y tu alma entonces veras como ya
nada aquejará tu vida.
Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, pero
no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible. Marcos 10:27 NVI

He aquí que yo soy el Señor, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil
para mí? Jeremías 32:27

Jesús les dijo: —Porque ustedes tienen muy poca fe. Les aseguro que si
tuvieran fe, aunque solo fuera del tamaño de una semilla de mostaza, le dirían
a este cerro: “Quítate de aquí y vete a otro lugar”, y el cerro se quitaría. Nada
les sería imposible. Mateo 17:20 

Porque Dios ha hecho lo que para la ley era imposible hacer, debido a que era
débil por su naturaleza pecaminosa: por causa del pecado envió a su Hijo en
una condición semejante a la del hombre pecador, y de esa manera condenó al
pecado en la carne.
Romanos 8:3

Cuando te encuentres con grandes dificultades en el camino de tu vida, quiero


que lo consideres pura Alegría. Mientras rebotas en estas imposibilidades,
recuerda que Dios es especialista en imposibles.

Salmo 46:2b-3
Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los
montes al corazón del mar; 3aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen
los montes a causa de su braveza.
Me gusta tener el control. Debo admitirlo. Sin embargo, hay ciertas cosas que
sencillamente no puedo controlar, por más que lo intente. No puedo controlar el
clima. No puedo controlar lo que hacen los demás. No puedo controlar las
cosas malas que a veces les suceden a mis seres queridos. No puedo controlar
las pandemias virales.

Esta Palabra de Dios nos permite coronar lo que hemos estado reflexionando s
acerca de éste proyecto e ilusión de Dios cuando Jesús la hace presente en
nuestra vida en la Parábola del sembrador. Hemos meditado como ésta
Palabra encierra una fuerza, una poten
cia germen en si misma. Una potencia que actualiza en nosotros esa ilusión y
el proyecto de Dios para que podamos ir desentrañándolo, desmenusándolo en
cada día de nuestra existencia. Allí estamos llamados a descubrir éste proyecto
que Dios ti para con cada uno de nosotros y para no apartarnos de su voluntad
porque nuestra vida de fe apunta a sujetarnos y a vivir con total disponibilidad
la voluntad de Dios. Jesús es el que se encarga de mostrarnos que ésta
Palabra de Dios que se realiza en nuestra vida que en el fondo es el Reino de
Dios en nosotros tiene una clave, un estilo de crecimiento que el mismo Dios
da, que no lo imponemos nosotros. De allí que en estos días vamos a
escuchar estas parábolas de crecimiento porque van a darnos la perspectiva, la
clave de como tenemos que asumir el Evangelio de Jesús en nuestra vida a
modo de crecimiento misterioso que solo la Gracia de Dios va haciendo en
nuestro propio interior. Que no imponemos nosotros como hombres nuestra
estructura propia, nuestro deseo por más que tengamos un deseo alocado de
que crezca en nosotros la fe, el deseo del Reino que solo Dios da tiempo y
crecimiento según su voluntad en cada uno de nosotros a su Palabra
sembrada y es cierto que esto es importante aceptarlo de ésta forma no solo
porque suscita en nosotros como hijos de Dios otras actitudes,
responsabilidades sino también porque suscita en nosotros la confianza con la
que tenemos que recibir el modo en el que Dios quiere ir obrando en nosotros.
Eso no lo podemos imponer nosotros. Es algo que Dios nuestro Señor va
haciendo de acuerdo a lo que cada uno de nosotros podemos comprender y
vivir. Estos últimos versículos del Evangelio de hoy marcan ésta sintonía, ésta
clave con la que nosotros vivimos nuestro proceso de fe. Que hermoso es
haber escuchado hoy como discípulos que con muchas parábolas Jesús
anunciaba el Reino de Dios haciendo cercano ese misterio de Dios al hoy de
nuestra vida con ejemplos concretos propios de la vida de ese momento que
también nosotros lo entendemos y se entenderán en todas las épocas. La
Palabra de Dios es viva y eficáz y podrán cambiar las modas, las costumbres
pero la esencia de la Palabra siempre va a permanecer y va a ser entendida
por el hombre en el momento y en el modo en que Dios la siembra en cada uno
de nosotros Hay dos situaciones o actitudes con las que el Evangelio de hoy
culmina. El la enseñaba en la medida que podían comprenderla, primera
actitud de crecimiento. Si decimos que Cristo es nuestro maestro estamos
diciendo que El es el que se encarga de darnos a cada uno la enseñanza en la
medida en que nosotros podemos comprender que no es igual en todos y a
esto tenemos que sujetarnos y acatar esa limitación propia de nuestra
naturaleza humana. Cada uno de nosotros tiene nuestros modos de aprender.
San Pablo utiliza un ejemplo grafico. El dice: yo les procuré a cada uno de
ustedes la Palabra de Dios a modo de alimento en la medida que cada uno
pudiera recibirla. Algunos la estarán recibiendo como papilla y otros como
alimento sólido pero yo me preocupé que cada uno pudiera recibirla en el
modo que cada uno podía recibirla y esto es lo que Jesús hace con nosotros.
La Palabra sembrada es dada a nuestra vida no en masa. Dios es el primero
que siembra en nosotros y va esperando como aquel sembrador sueña con el
campo lleno de frutos, sueña con ésta semilla que la está poniendo en gérmen
ya sueña con ese árbol lleno de frutos, con ese campo lleno de una mies
madura Dios conoce lo que cada uno de nosotros necesita y también el
Evangelio nos decía a sus propios discípulos Jesús en privado les explicaba
todo. Que hermosa experiencia de intimidad con Jesús nos ofrece éste
versículo y también de pronto que llamada de atención nos hace porque en
privado Jesús a sus discíplulos les explica todo y nosotros nos consideramos
discípulos si cuantas veces hemos insistido que por nuestro propio bautismo
somos discípulos y misioneros más aún en ésta realidad tenemos que
aplicarnos éste tener una experiencia íntima
a con Jesús donde El viene a explicarnos ésta Palabra a nuestro propio tiempo
con nuestras propias limitaciones. Solo Cristo puede explicarnos a cada uno
éste misterio que se desarrolla en nuestro interior. El Señor viene a explicarnos
tantos para que de nuestra vida y esto es personal. Hay un tu a tu que tiene
que descubrirse cuando yo me siento frente a la Palabra de Dios y voy
necesitando que Cristo me la explique, me ayude a aplicarla a mi vida, que yo
destierre de mi interior la ansiedad propia de querer estar en igualdad de
condiciones a todos los que me rodean sino que mate esa ansiedad y me
sujete al modo en el que va creciendo en mi ésta semilla que el mismo Cristo
ha sembrado en mi interior. A esto lo llamamos proceso de fe y si Cristo es
maestro El para con cada uno de nosotros va teniendo un camino pedagógico,
un proceso de fe que no se aplica de manera masiva y global sino que mira la
necesidad, la realidad de cada uno de nosotros, En èste proceso pedagógico
de la fe el Señor no solo siembra en nosotros la semilla de su Palabra sino que
también va esperando de acuerdo a la necesidad y posibilidad de cada uno que
ésta semilla crezca en el misterio en el que Dios la quiera ir hacer creciendo en
nuestro interior. Ese proceso lo llamamos proceso de fe, proceso pedagógico
porque Cristo lo va aplicando según la necesidad de cada uno de nosotros. Les
invito a compartir una consigna ¿ que estás haciendo por el crecimiento de tu
fe? ¿ que actitudes, medios, hechos concretos podes descubrir en tu vida con
los que Cristo va modelando éste crecimiento en tu interior? ¿ quecosas hay en
tu interior que impiden el desarrollo de Dios en tu vida? Que pueden ser los
obstáculos que uno descubre: la ansiedad, la falta de confianza o el deseo de
querer manejarlo todo y no dejarnos librado a ésta obra de Dios
Nos imaginamos éste Evangelio sentado entre campesinos habla en
comparación del Reino de Dios es semilla de trigo, es grano de mostaza,
germen pequeño sembrado en tierra ahí escondido muere primero luego nace
y crece. Jesús nos está haciendo pensar en èstas realidades propias de una
semilla, morir, crecer, desarrollarse, dar fruto o sombra. Todo lo hace la semilla
por su propia vida y poder, nadie se lo tiene que decir. Dios se siembra en el
corazón del hombre a veces sin darse cuenta el hombre mismo y ahí va
trabajando en lo secreto día y noche mientras el hombre vela o duerme y el
Dios sembrado crece y fructifica en la vida del hombre con obras de amor y de
bondad. Este modo que Dios ha elegido para sembrarse en cada uno de
nosotros es tan amoroso porque nos permite mirar y respetar lo que cada uno
de nosotros es y nos hace entender que ésta maravilla del Reino de Dios no
prescinde de lo que nosotros somos, al contrario, abraza lo que cada uno de
nosotros es y aún respetando nuestros propios tiempos esa semilla del Reino
va creciendo lentamente,pacientemente, silenciosamente, misteriosamente aun
sin que nosotros nos demos cuenta Dios está trabajando en nuestro interior. El
Evangelio de hoy nos dice que Dios es el dueño de éste campo que se sienta a
mirar la semilla que ya está sembrada que va creciendo sin que el dueño del
campo se de cuenta porque tiene crecimiento en si. Así pasa en nuestro
interior, la fe nunca deja de crecer. Lo hace de manera silenciosa, misteriosa.
Lo cierto es que Dios va haciendo ese trabajo en el interior y sabe como y para
que hacerlo Esta acción de Dios que es imperceptible, silenciosa, misteriosa
necesita de una actitud por parte nuestra que somos el campo donde está
sembrada la semilla. Necesita de la actitud de la confianza que hace que
renuncie a mis criterios, a mis ansiedades, al propio estilo que yo quisiera tener
para ponerle el pecho a tal situación o creer tenerlo todo ya sabido o asumido y
hace que sea coniado en el modo en que el Señor vaya obrando en mi. Eso
nos hace descubrir que el Señor está tan cerca nuestro. Es tan importante el
criterio que Jesús enseña hoy en éste Evangelio que solo se puede asumir
cuando vivimos ésta última parte del Evangelio El en privado le explicaba todo
porque en definitiva si no nos enamoramos, si no asumimos ésta forma que
Cristo tiene para hacer crecer el Reino en nuestro interior morimos en las
ansiedades, morimos en los proyectos que uno tiene porque no se cumplen del
modo que yo quería es como que todo está frustrado, nada sirve y no las que
supone la confianza en el Señor que va modelando y asumiendo éste modo en
hacer crecer el Reino en nuestro interior.
Este texto es una invitación a la espiritualidad de la confianza que nos lleva a
suplicar al Señor que actúe con su Gracia en el secreto de nuestra vida, que
sea El el que vaya realizando la obra. Estamos confiando la obra más grande,
más sublime que es tallar nuestro interior, modelar nuestra alma, dar forma a lo
más íntimo nuestro, aquello que salió de Dios que es nuestra alma, aquello que
va a volver a Dios en el tiempo que Dios le haya puesto a nuestra vida y es El
el que tiene que darle forma modelando en nosotros de acuerdo a lo que cada
uno de nosotros puede dar. Esta espiritualidad de la confianza que nos hace
descubrir esa Gracia en lo secreto de nuestra vida más alla de lo que nosotros
podamos comprender o planificar´Aquí está la clave de la obra pedagógica de
Dios por encima de lo que nosotros podemos planificar, la obra la va haciendo
El en el secreto de nuestro interior. Su Gracia divina nos sostiene y se anticipa
a nuestras decisiones y esfuerzos y donde podamos encontrar algo bueno si
agudizamos nuestra mirada podremos descubrir que allí está actuando la
Gracia de Dios. Busca algo bueno y encontrarás Gracia. Miremos nuestro
interior y en aquello bueno que se está realizando ahí está la Gracia de Dios
que está realizando su obra, realizando la manera en la que Dios quiere
instaurar el Reino entre nosotros.Porqué importante ésta forma? Por 2
motivos:primero porque Dios que es Padre. Cristo que es maestro y el Espíritu
Santo que es quien realiza la obra actúan en el interior del corazón de cada
hombre tratándolo de manera personal. Esta es la instancia que nos decía el
Evangelio en privado El les explicaba las parábolas a sus discípulos. Esta
espiritualidad de la confianza en el modo que el Señor trabaja en nosotros es la
forma privada en que la Santísima Trinidad va realizando la obra en el corazón,
en el alma de cada uno de sus hijos. Es ésta ejecución misteriosa y secreta
que en privado hace que nosotros seamos dóciles a la acción de la Trinidad
que modela en éste camino pedagógico el camino de la fe. En segundo lugar
quien lleva adelante el Reino de Dios precisamente es Dios mismo. No son
nuestras estructuras, nuestros caprichos, nuestros deseos alocados por más
buenos que sean. La historia, el Reino, es de Dios y tanto la historia de los
hombres como el Reino lo va realizando Dios de acuerdo a su proyecto y
cuando aparezca en nosotros o en la vida comunitaria, de familia, amigos o
cercanos situaciones que nos resulten misteriosas, dolorosas, incomprensibles
a nuestra capacidad humana o intelectual de asumir mucho más ahí tendremos
que aplicar éste proceso interior en el que Dios nos está haciendo crecer y
mucho más ahí tendremos que aplicar ésta espiritualidad de la confianza que
supera nuestras limitaciones, que excede nuestros propios caprichos y
proyectos personales que tiene que exceder nuestros propios planes y
hacernos ver que en esto el que está llevando adelante su Reino es Dios
porque es de El, porque El lo ha proyectado, porque en su amor infinito y
misericordioso y en su poder omnipotente es Dios y El es el que proyectó ésta
historia para que sea historia de amor y misericordia e historia de salvación.
Asumir ésta espiritualidad de confianza es todo un camino para nuestra fe. Que
mirada distinta podríamos tener de las cosas que nos han sucedido o
sucederán si aprendemos en la pedagogía divina éste modo en el que El tiene
de actuar. Si nos dejamos de poner ansiedades y ponerles forma personal a las
cosas y nos dedicamos a pensar que Dios tiene derecho porque El es el que
nos creó y hacia El vamos El tiene el derecho en su amor paterno de ir
gestando en nosotros éste camino y crecimiento en la fe asi como un padre,
una madre sobre el niñito suyo tiene el derecho de enseñarle a caminar a pesar
de los golpes, ilusionando que alguna vez corra. Así también Dios con
nosotros. En la vida nuestra tiene el derecho de Padre, de Creador, de ir
enseñándonos los pasos aunque a veces nos caigamos para que alguna vez
corramos en la vida de fe. Allí está la pedagogía que Dios quiere para con cada
uno de nosotros y esto lo vivimos no solo de manera personal sino también
como Iglesia quien tiene que estar confiada en las manos de Dios porque El es
el que a lo largo de la historia entre luces y sombras va siendo la madre Iglesia
en medio de la comunidad humana como se realiza el Reino de Dios en medio
de los hombres socialmente, universalmente
En el Documento de Aparecida los Obispos latinoamericanos en el número 534
nos dicen:
La Iglesia tiene que animar a cada pueblo para construir en su
patria una casa de hermanos donde todos tengan una morada
para vivir y convivir con dignidad. Esa vocación requiere la alegría
de querer ser y hacer una nación, un proyecto histórico sugerente
de vida en común. La Iglesia ha de educar y conducir cada vez
más a la reconciliación con Dios y los hermanos. Hay que sumar
y no dividir. Importa cicatrizar heridas, evitar maniqueísmos, peligrosas
exasperaciones y polarizaciones. Los dinamismos de integración
digna, justa y equitativa en el seno de cada uno de los
países favorece la integración regional y, a la vez, es incentivada
por ella. Es decir en éste camino del Reino de Dios que se instaura entre
nosotros los hombres la misión de la Iglesia como madre y maestra en
humanidad es hacernos descubrir lo que la parábola nos aplicó a nosotros
mismos. Es hacernos ver que en el vasto campo del mundo Dios es el
sembrador y El es el que va en el silencio en el misterio e intimidad de la
historia de éste mundo que a veces externamente parece tan bulliciosa, tan
tironeada y explosiva sin embargo en su interior guarda éste misterio de Dios
infinito de su amor de Aquel que sembró ésta realidad y que va modelando
haciendo posible una transformación y un cambio como solo Dios puede
posibilitarlo entre nosotros También en el mundo y en la historia tiene que
existir ésta espiritualidad de la confianza porque si nosotros pensamos que
cada uno vamos a ser redentores de la historia nos estamos aplicando un lugar
que no nos corresponde. El único Redentor de la historia ha sido Cristo El
transforma la historia porque se ha metido en la intimidad de la historia y allí
como sembrador es el que va trabajando misteriosa y silenciosamente para
gestar como va a decirnos San Juan en el Apocalipsis un cielo nuevo y una
tierra nueva que todos añoramos.

También podría gustarte