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Sabemos que en la Revolución Francesa se dieron muchos escritos e historias falsas sobre la

Iglesia con el propósito de difamarla y acabarla, pero a pesar de todos los esfuerzos de Voltaire,
D’Alembert y otros, no lograron acabar con ella, sigue en pie.

Voltaire, D’Alembert y Federico fueron quienes hicieron más escritos, folletos, romances e
historias fingidas sobre la Iglesia, ya que la aborrecían “Voltaire aborrecía el cristianismo”,
“D’Alembert lo aborrecía porque su insensible corazón era incapaz de amar”, “Y Federico lo
aborrecía, porque solo fue un amigo y tuvo trato con sus enemigos” (p.17). Pero Voltaire y
D’Alembert se unían para hacer sus escritos, es decir, D’Alembert no era capaz de atacar a la fe
desde donde estaba (París) entonces mandaba un boceto a Voltaire para que él lo perfeccionara.
Por ejemplo, cuando se publicó Sorbona en el año 1773, D’Alembert le enseñó o instruyó a
Voltaire de cómo harían que las sospechas contra los impíos cayeran sobre la Iglesia.

D’Alembert recomendaba a los sectario que no perdieran el humor en sus escritos que lo hicieran
reír con sus escritos, que tiraran sátiras pero todo conservando el objetivo que era destrozar al
infame, pero esta forma de acabar con la religión no le parecía muy buena a Voltaire. Las
producciones más terribles de la secta fueron: el Militar filósofo, las Dudas, la impostura
sacerdotal, la innasteria descubierta, pero la obra de Dumarsais era tan fuerte o impía que
Voltaire exhortaba la obra diciendo: “Me han enviado, escribía Voltaire a D’Alembert, la obra
de Dumarsais; atribuida a St. Evremont, es una excelente obra (y era de las más impías). Os
exhorto carísimo hermano, que hagáis, que alguno de nuestros amados fieles la hagan imprimir,
pues pueden hacer mucho bien”. Estas exhortaciones también eran para el Testamento de Juan
Meslier, que era un famoso cura de Etrépigni, cuya apostasía y blasfemias podían causar mayor
impresión en los espíritus del populacho.

Pero no solo se quedaron en escritos para atacar y difamar a la Iglesia, ellos tenían en la misma
corte personajes poderosos, ministros iniciados, que sabían imponer el silencio y manejaban todo
lo relacionado con la ley. Es más, Voltaire, quería que la ley no permitiera la libertad para la
religión: “Voltaire, que tanto suspiraba por la tolerancia, rabiaba al ver que bajo un ministerio
filosófico, tuviesen los apologistas de la religión libertad para levantar su voz, u declamar contra
la impiedad” (p.121). Pero a pesar de todo ellos tenían límites, es decir, ellos procuraban que sus
escritos llegaran a todas las clases de la sociedad, pero solo critican al cristianismo “que su odio,
a lo más se extendía solo al catolicismo, pero en ningún modo a las varias sectas de Ginebra
Alemania, Suecia e Inglaterra” (p.123)

A pesar de todos los texto que sacaron ninguno fue tan impactante como al Enciclopedia porque
eran muy peligrosas aunque interesantes, lo que las hacía peligrosas era porque limitaban el
conocimiento.

Mucha gente sigue los pasos de Voltaire y D’Alembert que quieren destruir la Iglesia a través de
mentiras porque no tienen otro argumento para difamar a la Iglesia, por eso debemos instruirnos
informarnos sobre nuestra fe, para que no llegue la gente a tratar de cambiar nuestra opinión o
pensamiento. Está claro que a pesar de todos los escritos de Voltaire, D’Alembert y los de la
secta que por más intentos que hicieron no pudieron hacer caer a la Iglesia, porque ella siguió
orando y perseverando en la lucha, aunque ahora sus escritos e historias las renuevan para atacar
una vez más a la Iglesia siguen siendo argumentos huecos o vacíos.

También es impactante ver como esta secta tenía un odio ardiente en contra de la Iglesia, pero
uno puede ver que es porque tuvieron heridas, y descargan toda esa ira y rencor contra la Iglesia
(cosa que no se debe hacer). Pero a pesar de eso, también se puede ver el desespero que tenía
Voltaire, D’Alembert y sus sectarios de decir cualquier cosa en contra de la Iglesia con tal de
difamarla, es decir, no les importaba mucho las bases o argumentos sino que la difamaban
haciendo historias, sátiras, chistes sobre la Iglesia, o sea, era como un desespero demoníaco por
dañar lo de Dios, dañar algo de lo cual ellos no aceptaban y por tanto rechazaban y por eso les dio
como “envidia” de que la gente tenía ese gran regalo.

También al ver tantos escrito que hicieron Voltaire y D’Alembert para atacar a la Iglesia, es como
un llamado de atención para los cristianos para que no gastemos nuestro tiempo en lecturas vanas
o que no nos dan nada provechoso para nuestra vida sino que leamos, aprendamos a través de los
libros que nos formemos para que no venga ningún señor o joven con el cerebro lavado sobre la
revolución francesa sobre la inquisición dándonos falsos argumentos contra la Iglesia sino que
nosotros la defendamos como buenos cristianos que debemos ser.

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