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Política del Perú

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Congreso de la República del Perú en Lima.

Palacio de Gobierno del Perú.

Corte Suprema de Justicia de la República del Perú.


La población del Perú, cuya denominación oficial es República del Perú, está
organizada bajo un Estado, conformado en la Constitución Política del Perú aprobada
en 1993 mediante referéndum, promulgada a finales de ese mismo año y vigente desde
el 1 de enero de 1994. La política recurre a la separación de poderes, cuya
administración pública se representa en los tres principales entes como el Congreso
de la República, el Poder Judicial y el Poder Ejecutivo.

Las directrices dictadas por la Constitución permiten un amplio espectro de


posibilidades y posturas políticas. Si bien el artículo 58° de la Constitución
señala que el Perú se rige bajo una economía social de mercado, donde la iniciativa
privada es libre y el Estado asume un rol regulador, las prácticas políticas
dependen de la iniciativa del gobierno de turno.

Según el Latino barómetro, los peruanos son, junto con los hondureños y los
mexicanos, los que tienen la peor imagen de su sistema político.1 Además, la Corte
Suprema dirigida entonces por Camila Sabogal junto a su régimen dirigida por Ana
Lucía Romero, señalan que poco a poco el Perú irá mejorando. El magistrado Walter
Silvestre, lo reafirma con datos estadísticos, los cuales presentan futuros y
seguros cambios.

El historiador Antonio Zapata describe al Perú contemporáneo como un «país de


derechas», por su inclinación a los partidos políticos de este segmento.2 De hecho,
parte de la coalición es nombrada como DBA (siglas de «Derecha bruta y achorada»)
por el periodista Juan Carlos Tafur, en referencia a su postura conservadora y su
estrategia contra los rivales, como el terruqueo.3 No obstante, existe pocos casos
influenciados por el poder de izquierdas en la historia contemporánea: el del
gobierno militar de Juan Velasco Alvarado (1968-1975), autor de la reforma agraria
y de la nacionalización de los sectores estratégicos,1 y el gobierno de Pedro
Castillo.4

Índice
1 Historia
1.1 Gobierno neoliberal y situación de los espectros políticos
2 República
3 Un gobierno basado en el consentimiento de los gobernados
3.1 Aceptación del modelo político y ejecutivo
3.2 Aceptación de las reglas de juego
4 Inclusión e intensidad de la participación política
4.1 Apertura del proceso electoral
4.2 Capacidad de participación de la ciudadanía en función de sus niveles de
educación
4.3 Número y fuerza de las organizaciones de la sociedad civil
5 Elecciones libres e imparciales
5.1 Sistema de elección
5.2 Regularidad, imparcialidad y credibilidad de los procedimientos electorales
5.3 Libertad de Prensa
5.4 Libertad de expresión y asociación
6 Imparcialidad y efectividad de la representación
6.1 El poder efectivo de las autoridades elegidas
6.2 Sistemas electorales y de partidos que faciliten exigir cuentas a sus
elegidos
6.3 Sistema de financiación política que límite el tráfico de influencias y la
distorsión en la equidad de representación
6.4 Proporcionalidad entre los votos adquiridos y los escaños legislativos
6.5 Equidad de representación geográfica
6.6 Equidad en la representación de género y grupos étnicos
7 Capacidad para agregar las preferencias ciudadanas y buscar consensos
7.1 Efectividad del Congreso como foro para la formulación de políticas
nacionales
8 Rendición de cuentas
8.1 Control político al ejercicio de autoridad entre las diferentes ramas y
agencias del gobierno
9 Órdenes
10 Véase también
11 Referencias
12 Bibliografía
13 Enlaces externos
Historia
Véase también: Historia republicana del Perú
La formación de la política de Perú se inició con los gobiernos militares durante
el proceso de independiencia del país.5En 1882 surge el primer congreso
constituyente a cargo de Simón Bolívar formado por 73 diputados a elecciones.6Al
año siguiente surgió la formación de la constitución que cambió a modo de gobierno
a democrático y la división en tres poderes.7El proceso duró poco, debido a la
renuncia de Bolívar,8para más adelante replantear otras constituciones de poca
duración ante eventuales guerras civiles,9y el sentimiento nacionalista de integrar
a Bolivia.

Existieron dos metas para mantener su soberanía, permanecer el orden social y


regular los conflictos políticos entre los diversos intereses de la clase alta. El
sector de clase alta en Lima y ciudades costeras, conocido como la oligarquía desde
la década de 1870, intentó cambiar el país acorde a sus ideas y alianzas
formadas.10 En los gobiernos caudillistas de la República Aristocrática, el Partido
Civil, de espectro derechista, fue uno de los primeros partidos estables y
representativos de la época.11

En 1924, desde la Ciudad de México, los líderes de la reforma universitaria en Perú


que habían sido forzados al exilio por el gobierno fundaron la Alianza Popular
Revolucionaria Americana, que tuvo una gran influencia en la vida política del
país. El APRA es en gran medida una expresión política de la reforma universitaria
y de las luchas obreras de los años 1918-1920. El movimiento toma sus influencias
de la revolución mexicana y su Constitución de 1917, particularmente en temas de
agrarismo e indigenismo, y en menor medida de la revolución rusa. Cercano al
marxismo (su líder, Haya de la Torre, declara que "el APRA es la interpretación
marxista de la realidad americana"), sin embargo, se aleja de él en la cuestión de
la lucha de clases y la importancia que se le da a la lucha por la unidad política
de América Latina.12

En 1928 se fundó el Partido Socialista Peruano, en particular bajo la dirección de


José Carlos Mariátegui, exmiembro del APRA. Poco después, en 1929, el partido creó
la Confederación General de Trabajadores del Perú.12 Sin embargo, en los años 1930,
tras los cambios en la economía internacional posteriores al gobierno de Augusto
Leguía, ocurrieron enfrentamientos entre apristas y los militares; como resultado,
los primeros fueron vetados hasta 1945, mientras los últimos gobernaron este
periodo.13 En 1950 el gobierno permaneció liberal,2 aunque en 1968 marcó un
referente en la izquierda, que reemplazó a la oligárquica de años anteriores, al
estar al mando del gobierno militar de Velasco Alvarado.14 En 1975 Velasco abandona
el poder y, a pesar de las intenciones de Morales Bermúdez de continuar el legado
autócrata, el APRA fue uno de los favoritos para gobernar en su regreso a la
democracia; cuyo líder Alan García Pérez gobernó en la década de 1980, denominada
también la década perdida.15 No obstante, según el historiador Antonio Zapata, la
presencia de la izquierda perdió solidez en esa década política a causa de la mala
imagen surgida del terrorismo.16

Gobierno neoliberal y situación de los espectros políticos


En la década de 1990, el país pasa al gobierno neoliberal, en que Alberto Fujimori
toma una nueva constitución para afrontar la crisis de la década perdida. Este
sector, inspirado en referentes políticos como Mario Vargas Llosa y Hernando de
Soto,17 predomina el establishment de la derecha durante casi tres décadas,18 en
que se clasifica en dos sectores: los económicos y los participativos vinculados
con el régimen y sus aliados partidarios;319 este último suele llevar ligeras
variaciones por los siguientes mandatarios como Alan García y Pedro Pablo
Kuczynski.2 Esta forma de gobierno tuvo una débil oposición, caso que Alan García
lo admitió,20 y que incluso en el gobierno de Ollanta Humala no generó cambios en
la dinámica entre los adversarios por su precaria institucionalidad electoral y su
volatilidad electoral en los siguientes años.192122 Esto conllevó una crisis
política entre 2016 y 2020 y una diferenciada bancada oficialista y opositora en el
congreso.23

No obstante, en 2021 y con la llegada del candidato Pedro Castillo al entorno


político, la crisis se consolida con una polarizante riña política entre los bandos
de Keiko Fujimori (quien mantiene vigente el legado de su padre) y Castillo
(apoyado por zonas rurales y alejadas, conocidas también como el «Perú
profundo»).24 Desde entonces la izquierda volvió a protagonizarse a causa de la
percepción negativa de los electores del «Perú profundo» a los partidos políticos
de derecha en gobiernos anteriores,25 como las críticas a la reciente
constitución.26

Si bien el histórico histórico rival de Fujimori, Vargas Llosa, animó a elegir a la


hija del exmandatario por ser el «mal menor», en relación a la mala imagen que
trajo los movimientos en su contra;27 en ese entonces, ambos bandos criticaron
entre sí,28 cuya organización legislativa es la más dispersada de su historia.29 La
participación de sus simpatizantes incluyen estrategias como protestas y
calificativos por los sectores más aferrados, que destacan palabras populares
«caviar»,30 «terruqueo»,30 «derecha bruta y achorada» (adaptado por Juan Carlos
Tafur para un sector de la derecha)3 y «viejo lesbiano».3031 Esta polaridad se
mantiene vigente en el gobierno de Castillo con Fujimori como símbolo de la
oposición, a pesar de llevar los mismos intereses con el fundador del partido
oficialista, Perú Libre, Vladimir Cerrón.32

República
Artículo principal: Estado del Perú
El Estado Peruano es la organización representativa de todos los peruanos. Es
unitario, con separación de poderes. Cuenta con un sistema presidencial como forma
de gobierno.

Ejerce los tres Poderes (gobierno nacional): ejecutivo, legislativo y judicial. La


constitución, además, establece organismos autónomos para labores específicas.
Además, el país cuenta con gobiernos regionales,33 bajo Ley Orgánica de Gobiernos
Regionales.

Perú como miembro de la Comunidad Andina lleva un ente superior, el Parlamento


Andino, cuyos representantes se eligen vía elecciones generales.

Un gobierno basado en el consentimiento de los gobernados


Aceptación del modelo político y ejecutivo
El nivel de apoyo al sistema democrático es más tenue que en otros países (45%
según Latino barómetro 2004). El porcentaje que prefiere un modelo autoritario es
también bajo (20% en el Latino barómetro 2004). Para el 23% no existe diferencia
significativa entre un sistema democrático y uno autoritario. Sin embargo, un 43%
apoyaría un gobierno militar si las cosas se tornaran difíciles. La satisfacción
con el desempeño de la democracia se sitúa en 7% (2004), a pesar de que la economía
ha figurado entre las de mayor crecimiento entre la región.34

Dado el origen controvertido de la actual constitución, se ha puesto en duda su


legitimidad y se ha pedido su reforma. Entre las reformas están la vuelta al
sistema bicameral, la renovación por tercios, un mayor aumento en el congreso, la
introducción de un umbral político y la disminución de los requisitos legales para
votar.34

Existe una falta de progreso en reforma política, reducción de la pobreza y la


creación de empleos; que contribuyen a la mala imagen de los políticos y las
instituciones democráticas, así como de los partidos y el Congreso.3334

Aceptación de las reglas de juego


Las formas como los grupos expresan sus desacuerdos se han ajustado a las reglas
democráticas, en que influye la representación de zonas aledañas para atender
necesidades más allá de Lima,35 conocido también como el «Perú profundo». En 2003,
la mayoría de las marchas fueron pacíficas, aunque en algunas protestas hubo brotes
de violencia. El número, nivel e intensidad de las protestas aumentó
progresivamente desde el 2004, los grupos políticos y sociales regionales realizan
protestas masivas y actividades que alteran el orden público, llegando a bloquear
carreteras o a ocupar instalaciones gubernamentales. Esto muestra la escasa cultura
de legalidad que existe en las áreas más remotas del país. Las acciones subversivas
están menos que los que existían en los años ochenta.36

La mayoría de los peruanos opina que el acceso y el reparto del poder debe hacerse
mediante elecciones. Sin embargo, no existe un pleno consenso sobre las reglas
vigentes.34

Inclusión e intensidad de la participación política


Apertura del proceso electoral
Véase también: Elecciones en Perú
ONPE y JNE han recobrado rápidamente su credibilidad desde las elecciones de 2001.
El proceso fue justo y los votantes pudieron ejercer su derecho sin la intervención
del Estado u otros actores, y los mercados de información de los partidos se
mantuvieron libres de las distorsiones de la inyección de dinero del Estado al
partido de gobierno.34

El voto se considera obligatorio: el no recurrir a votar se paga con una multa de


unos $35. Sin embargo, las grandes distancias que deben recorrer la población rural
para ir a los centros de votación limitan la igualdad en participación electoral, a
pesar de que la ONPE está trabajando en ese problema. La población en edad de votar
y empadronada ha sido la más alta de la región.34

El Perú cuenta con un sistema eficiente y completo de inscripción electoral


ciudadana. El proceso de inscripción electoral es automático pues el registro
electoral proviene del RENIEC (Registro Nacional de Identificación y Estado Civil).
Esto permite que esté constantemente actualizado y que se excluya a los fallecidos
o los que han cambiado de lugar de residencia. A pesar de eso, se estima que el
Registro Civil excluye entre 800 000 y 1 000 000 personas (3 a 3,5% de la
población): lo más probable es que los pobres del campo y los indígenas constituyan
una alta proporción de quienes no tienen DNI (Documento Nacional de Identificación)
por la lejanía, el costo y la falta de partidas de nacimiento. A pesar de eso, se
considera que el sistema de inscripción electoral es bastante completo y preciso, y
no genera desigualdades en materias de población electoral.34
Desde la transición a la democracia en 1980, no ha existido obstáculos
significativos para la creación y preservación de los partidos políticos. Con el
fin de inscribirse, un partido debe obtener un número de firmas equivalentes al 1%
del total de votos depositados en las últimas elecciones. Para conservar esa
inscripción, se ha solicitado a los partidos que mantengan al menos un escaño en el
Congreso, cosa que los partidos han logrado mediante la configuración de alianzas.
Perú cuenta con distritos electorales múltiples, siendo Lima el más grande (35
diputados elegidos en Lima). Los pocos requisitos para inscribir partidos, y los
votos requeridos para obtener un escaño en el Congreso han contribuido a la
volatilidad y la fragmentación del sistema partidista peruano. La volatilidad ha
limitado los incentivos para forjar coaliciones intrapartidista, y han acentuado la
importancia de las personalidades individuales. La fragmentación también se ha
originado por factores no institucionales, como la incapacidad de los partidos
tradicionales de gobernar de manera efectiva desde los ochenta, y la falta de
progreso en cuanto a mejorar la calidad de vida y reducir la pobreza, y la retórica
y acciones del gobierno fujimorista contra los partidos. En 2001, el índico
efectivo de partidos en el congreso fue de 4,5 colocándose entre los seis primeros
países de la región alta fragmentación en el sistema de partidos.34

La ley de partidos apunta a promover un menor número de colectividades con


cobertura nacional mediante la imposición de requerimientos adicionales de
inscripción. Aparte de obtener las firmas equivalentes al 1% obtenidos en las
últimas elecciones, debe acreditar comités con un mínimo de 50 miembros en por lo
menos dos tercios de los departamentos (17) y en un tercio de las provincias (65),
que sería como movilizar 3 200 ciudadanos. Esto se aplica únicamente a la
inscripción inicial de un partido. Dado que la ley no ha sido muy efectiva en sus
propósitos, algunos observadores han cuestionado si JNE está verificando plenamente
el cumplimiento de la ley en cuanto número de firmas necesarios y la formación de
comités provinciales.34

La membresía en los partidos políticos es muy baja en el país, así como hay una
falta de representatividad geográfica. APRA ha sido tradicionalmente el partido que
ha exhibido la organización más fuerte, pese a esto, la participación de la
ciudadanía en decisiones trascendentales tales como la elección de los candidatos,
dirigentes, y la plataforma política en todos los partidos es muy limitada. La
falta de apertura y representatividad ha contribuido a la falta de confianza de la
población. La tendencia centrista de los partidos provoca el descuido de las
necesidades que están fuera del área de la región metropolitana. Esto ha originado
movimientos políticos independientes en el ámbito subnacional.

Para algunos analistas, la opción de votar entre dos individuos en lista de su


partido (voto preferente) y así influir sobre cuál de las listas de candidatos
termina logrando el poder, es una manera de que los ciudadanos contrarresten la
falta de apertura de las colectividades. Sin embargo, ha tenido un efecto negativo
pues promueve la competición interna y la falta de unidad, lo cual ha debilitado a
los partidos y favorecido a los candidatos con más recursos o aquellos conectados
con grupos de interés financieramente fuertes (el establishment).37 Esto es
acentuado pues los partidos por lo general no suministran fondos a sus candidatos,
sino que los reciben de ellos a cambio de una ubicación favorable en sus listas.

Si bien la ley de partidos intenta instituir procesos democráticos internos para la


dirigencia y los candidatos, la ley también permite: que se elija directamente a
los dirigentes y candidatos en primera vuelta, también que nominen candidatos
indirectamente a través de un comité que debe ser elegido por la membresía. Además,
los dirigentes pueden elegir 24 de 120 candidatos —una quinta parte— para
candidatos al Congreso, y la misma proporción de candidatos a los consejos
regionales y municipales sin acudir a ningún procedimiento democrático. No se
especifica tampoco ninguna restricción en cuanto a la ubicación designados en la
lista de partidos: la ley no garantiza en sí misma que surjan partidos más
democráticos y representativos.34

La constitución de 1993 abrió vías de participación ciudadana, entre las que


figuran la reforma constitucional, la introducción de leyes en los ámbitos regional
y local, y la realización de referendos. Además, se introdujeron mecanismos para la
revocatoria o remoción de funcionarios tanto elegidos como designados. Si bien es
cierto que los instrumentos relacionados con la formulación de las leyes se han
empleado poco, los que tienen que ver con el control ciudadano se han utilizado con
frecuencia. Se han llevado a cabo revocatorias en 200 localidades, especialmente en
distritos pequeño y en provincias poco pobladas, mientras que han sido limitada en
jurisdicciones con mayor población, dado que la ley exige el 25% de los votantes
inscritos.34

Capacidad de participación de la ciudadanía en función de sus niveles de educación


El bajo porcentaje de estudios secundarios y la deficiente calidad de la enseñanza
han contribuido a la naturaleza elitista de la representación política y al hecho
de que se carezca de una buena información sobre política. Esto se ve agravado por
la naturaleza no pragmática de las colectividades y el carácter fragmentario del
sistema de partidos. Así, los ciudadanos no se encuentran bien informados sobre las
preferencias de los candidatos en cuanto a políticas públicas, el papel de partidos
y funcionarios en la toma de decisiones relativas a esas políticas, y la influencia
sociales y económicas de tales decisiones. Esto limita la efectividad de los
procesos y mecanismos por el cual los electores pueden manifestar sus preferencias
en materia de políticas públicas, pedir cuentas a su partido y a los funcionarios
elegidos por su desempeño y la capacidad de atender las preferencias ciudadanas.34

Existe un énfasis sensacionalista de los medios de comunicación, y deficiencias en


el ejercicio de un escrutinio público bien informado sobre decisiones de política
pública y sobre la conducta de la administración. Las desigualdades en materia de
ingresos y logros educativos también contribuyen a las desigualdades de
representación política, lo que a su vez puede acentuar la falta de equidad en el
suministro de servicios públicos.34

Número y fuerza de las organizaciones de la sociedad civil


Perú cuenta con uno de los niveles más elevados de actividad asociativa de carácter
voluntaria de la región: en 1995, existían 110 000 organizaciones sin fines de
lucro legalmente construidas, de las cuales 65 000 eran organizaciones de base.38

Por el lado social, en las últimas décadas del siglo XX ha surgido una tendencia a
abrir canales de participación en la toma de decisiones sobre políticas públicas,
planificación y vigilancia ciudadana. Algunos de estos espacios se han
institucionalizado como el Acuerdo Nacional, los Comités de Vaso de Leche, las
rondas campesinas, FONCODES (Fondo de Cooperación para el Desarrollo Social), CLAS
(Comités Locales de Administración Compartida de Salud), MCLCP (Mesa de
Concertación de Lucha Contra la Pobreza). En los ámbitos regional y local, existen
espacios como los Consejos Consultivos Regionales, los Consejos Consultivos
Locales, los Consejos de Coordinación Regional.

Las organizaciones de la sociedad civil que se dedican al cabildeo en torno a las


políticas públicas o a vigilar el desempeño de las instituciones gubernamentales
carecen de una estructura sólida, se encuentran fragmentadas y no están fuertemente
conectadas con la ciudadanía: su capacidad para articular y defender de manera
efectiva los intereses sociales más amplios es limitada. La debilidad del sistema
de partidos en lo que se refiere a organizar y a representar a amplios sectores
sociales contribuye a acentuar la incapacidad de la sociedad civil para articular y
defender efectivamente sus aspiraciones. La escasa confianza en las instituciones
democráticas acentúa los altos niveles de apatía y la falta de interés por
participar en política, lo que limita la rendición de cuentas de las instituciones
públicas para con la ciudadanía.
La fuerza de las organizaciones sindicales ha decaído considerablemente, dado a un
período prolongado de recesión económica durante los ochenta y comienzos de los
noventa, de las reformas de ajuste estructural de los años noventa, y el colapso de
los partidos políticos de izquierda ligados a las organizaciones de trabajadores.39
Además, una parte significativa de la fuerza laboral se ha desplazado hacia el
sector informal. La membresía en los sindicatos se encuentra cerca del 7% en el año
2000.

Los intereses empresariales realizan desde los años 1960 se forma la CADE
Ejecutivos, un evento anual en que participan líderes del sistema político.40 Ellos
son representados por la Sociedad Nacional de Industrias y CONFIEP (Confederación
Nacional de Instituciones Empresariales Privadas), sus gremios: SNMPE (Sociedad
Nacional de Minería, Petróleo y Energía), la Sociedad Nacional de Industrias, la
Sociedad Nacional de Pesquerías, las asociaciones de exportadores (ADEX y COMEX),
así como la banca, la industria aseguradora, la farmacéutica, la pequeña y mediana
empresa, las agremiaciones agrícolas y los sectores de radio y televisión. Estos
gremios han conservado una influencia significativa, por ejemplo, la CONFIEP apoyó
el programa de estabilización económica de 1990 a 1992 y la primera generación de
reformas orientadas a la apertura económica.

Elecciones libres e imparciales


Sistema de elección
Artículo principal: Elecciones en Perú
De acuerdo con la Constitución Política del Perú de 1993, las elecciones
presidenciales y congresales bajo democracia representativa se realizan cada 5
años.

Regularidad, imparcialidad y credibilidad de los procedimientos electorales


Las elecciones del 2001 fueron consideradas libres e imparciales por los equipos de
observadores internacionales y domésticos; el gobierno de turno permitió a las
autoridades electorales cumplir sus funciones sin interferencias, y un porcentaje
mayoritario de los funcionarios fue reemplazado. En marzo del 2001, un 78% aprobaba
el trabajo de ONPE y de JNE. Existe confianza en la imparcialidad de las
elecciones.41

Lo que limita el funcionamiento eficiente es la deficiencia de coordinación


institucional entre JNE y ONPE —sus límites no se encuentran claramente definidos
por ley, como el caso de la educación electoral en 2008—,42 además que sus
presupuestos no concuerdan con sus atribuciones. Esto conduce a que compitan entre
sí y crean deficiencias, que se podría resolver con una gestión y coordinación más
efectivas.

Libertad de Prensa
Véase también: Prensa del Perú
La libertad de prensa se encuentra ampliada desde el 2 000. El gobierno respeta la
libertad de prensa por Estado de Derecho, y los medios de comunicación reflejan un
amplio espectro de opiniones desde apoyo hasta la oposición de la administración de
turno. Perú ocupó el puesto 75 (2 004) en un total de 192 países, colocándose por
encima del promedio de los países de América Latina, pero por debajo de las
economías desarrolladas.

El respeto por los estándares periodísticos profesionales es deficiente desde el


siglo XX.43 En la prensa peruana existe una tendencia hacia el sensacionalismo y a
concentrarse en escándalos y actos criminales. Después del período de Alberto
Fujimori, muchos medios de comunicación trataron de demostrar su independencia del
gobierno vehementemente, lo cual hizo que se prestara poca atención a los méritos
de la administración del expresidente Alejandro Toledo. Para el caso cuenta con
programas dominicales así como de periodismo, entre los que destacan son Cuarto
poder, Panorama, Beto a saber, La ventana indiscreta entre otros.

Para los primeros años del siglo XXI, algunos medios son criticados por su
dependencia de ciertos grupos económicos y por sus sesgos en la cobertura
noticiosa.44 Los medios cumplen un papel predominante en la definición de la agenda
pública. La calumnia se considera delito, y a aquellos periodistas que investigan
casos de corrupción se les amenaza con demandas judiciales. En 2003, se había
registrado una disminución de casos concretos de intimidación y violencia contra
periodistas, aunque seguía siendo un problema en las provincias. Según el ANP
(Asociación Nacional de Periodistas) hubo 42 casos de persecución a periodistas
frente a 78 en 2 002. En su mayoría se trató de amenazas de violencia o de
emprender acciones judiciales, o acusaciones de calumnia por parte de políticos
locales, autoridades policiales o militares, o empresarios. La corrupción en los
medios sigue estando presente hasta hoy en día, aunque ahora se presenta en una
menor medida que antes.

Libertad de expresión y asociación


Véase también: Derechos humanos en Perú
Perú es clasificado como país "libre" (Freedom House 2 004),45 por encima del
promedio de América Latina, lo que sugiere que los derechos de expresión y
asociación están garantizados. El derecho a asociarse de manera pacífica ha sido
respetado. A veces, se ha usado una fuerza excesiva para dispersar a los
manifestantes.36

Imparcialidad y efectividad de la representación


El poder efectivo de las autoridades elegidas
Durante el gobierno de Fujimori, el poder efectivo de las autoridades se vio
comprometido por la concentración del poder en la presidencia, el Servicio de
Inteligencia Nacional y a los militares, y la extensa red de corrupción realizada
por los funcionarios del Ejecutivo que involucró congresistas, jueces y dueños de
medios de comunicación, entre otros.46 Después de la caída del régimen de Fujimori,
y del reemplazo de una buena parte de la cúpula militar y la elección del nuevo
presidente y congreso en 2001, los funcionarios elegidos recuperaron su plena
autoridad en todo el territorio nacional y en la mayor parte de los dominios de la
política.

El Índice de Estados Frágiles notó que el país entró en la categoría "En peligro"
(2005-2022). Uno de los motivos es la dificultad de la regionalización de áreas más
alejadas de la capital, tanto para los gobiernos regionales y sus municipalidades,
para abordar problemas internos, así como la falta de control contra actos de
corrupción y la presencia del comercio ilegal como el narcotráfico.46

Sistemas electorales y de partidos que faciliten exigir cuentas a sus elegidos


Los ciudadanos no pueden lograr una rendición de cuentas efectivas de las
autoridades elegidas. Las elecciones no desempeñan de manera efectiva que los
ciudadanos seleccionen a candidatos y a partidos, y que llamen a cuentas sobre
políticas públicas; además, los costos para supervisar la conducta de cada
legislador son excesiva. Una de las causas es la debilidad de los partidos
políticos y la fragmentación partidaria. Los partidos políticos han sido
relativamente débiles en la historia peruana: la adopción tardía del sufragio
universal y la dominación de la oligarquía sobre los partidos hizo que el
surgimiento del sistema de partidos democrático solo ocurriera en la transición de
la democracia —los ochenta—.

Los partidos políticos en los ochenta contaban con numerosos seguidores, además de
una presencia organizacional. Sin embargo, la dirigencia era altamente
personalizada, poca democracia interna, visiones y prácticas excluyentes y
antagónicas, y un enfoque patrimonialista en la conformación y el mantenimiento de
las bases de apoyo social. Los partidos políticos vieron desaparecer su respaldo
político, por los fracasos de gobernabilidad de los gobiernos de Belaúnde y García
(la década perdida), la crisis económica, la hiperinflación, el conflicto con
Sendero Luminoso, y las políticas antidemocráticas de Fujimori (debido al
autogolpe).47 Entonces, los partidos fueron sustituidos por movimientos electorales
más personalistas y débiles (citados como movimientos regionales).48

El índice de volatilidad electoral de 1980 a 2000 fue de 51,8, considerado el más


alto de América Latina. Para de 2002 y 2014 alcanzó el 64% en las elecciones
regionales.49Así mismo es uno de los países con poca institucionalidad
representativa con la constitución de 1993.50 El sistema de partidos se encuentra
muy fragmentado y el apoyo partidista es efímero. Los partidos no son lo
suficientemente ideológicos ni lo suficientemente organizados para presentar
visiones nacionales de política y asegurar que aquellos elegidos por el partido lo
sigan. Es posible que, por eso, y por la incapacidad de hacer políticas creíbles, y
la existencia de una ciudadanía poco informados, los electorales elijan a los
ciudadanos de acuerdo con los atractivos de la personalidad del personaje de turno
o en promesas de producir beneficios particularistas como obras públicas.50

Los actores tienen pocos incentivos para buscar reformas de interés general, pues
los costos y los obstáculos son grandes en comparación con los potenciales
beneficios. Se percibe que es mejor los costos concentrados y de corto plazo, que
los costos de las reformas de largo plazo inciertos y difusos. La falta de un
entorno institucional fuerte acorta el horizonte temporal de los actores políticos,
impide la posibilidad de lograr acuerdos entre la legislatura, y reduce la
posibilidad de que los partidos o actores políticos sean recompensados por la
implementación de políticas de interés general. La fragmentación impide la
rendición de cuentas, pues es difícil reconocer el mérito o culpar a los partidos
por ciertos resultados de política. Hay una inadecuada organización del debate
parlamentario; además de eso, los políticos son bastante personalistas, y buscan
resultados más tangibles como son la fama, el patronazgo y otros beneficios para
intereses especiales y propios. El voto preferencial hace que los legisladores
atiendan demandas más locales que nacionales haciendo promesas sobra la creación de
obras públicas, pese a que el Congreso no tiene iniciativa de gasto.51

La incapacidad de que los partidos puedan imponer disciplina ha sido acentuada por
el sistema del voto preferente. Este sistema hace que las elecciones se conviertan
en una batalla de personalidades en la misma lista de partidos como entre las
distintas colectividades. Esto refuerza la naturaleza personalista de la justa
electoral, agudiza las divisiones intrapartidistas, y disminuye la influencia de
los dirigentes en el Legislativo. La popularidad de los partidos tiende a asociarse
a un solo dirigente, lo que hace que los ciudadanos tengan pocos vínculos o
intereses creados en las decisiones políticos; la credibilidad de los partidos
tiende a asociarse del desempeño del gobierno de turno, lo cual no ha favorecido a
los partidos en los últimos tiempos.

La representación proporcional y la segunda vuelta mayoritaria tienden a fomentar


la fragmentación de los partidos. En 2001, se redujo la proporcionalidad aumentando
el número de congresistas de 80 a 120. El gran tamaño del distrito de Lima sigue
fomentando la fragmentación de los partidos y a una débil conexión entre los
electores y sus representantes, aunados a los pocos requisitos para obtener y
mantener la personería jurídica.48

El poco prestigio de las colectividades políticas y del Congreso conduce a un


círculo vicioso en que los ciudadanos no participen en los partidos o en la
supervisión del Congreso, lo que provoca que se exija un menor financiamiento del
Congreso, en vez de inversiones para mejorar su capacidad.

Sistema de financiación política que límite el tráfico de influencias y la


distorsión en la equidad de representación
Con la adopción del modelo neoliberal en la constitución de 1993, la financiación
de los partidos ha sido generalmente privada, carecía de límites, no estaba
regulada, y ha sido a espaldas de la opinión pública. Las contribuciones han sido
de grandes donaciones dado por financiadores adinerados o grandes corporaciones
(véase caso Odebrecht). Esas donaciones por lo general se daban en especie
(automóviles, tiempo en los medios de comunicación, espacios publicitarios) pero el
político o el partido tenía obligaciones hacia ellos. Hasta el 2017 no existió un
sistema para fortalecer los partidos por fondos públicos ofrecidos por la ONPE.52

Esto ha contribuido a la corrupción (contribuciones financieras a cambio de


tratamiento privilegiado en la contratación oficial o en el cumplimiento de las
normas) y al favoritismo en las decisiones relacionadas con políticas públicas,
pero no ha provocado grandes escándalos sobre fondos provenientes del narcotráfico
u organizaciones criminales.53 Pese a ello, no existen reportes para que sea
indicado como narcoestado.54

Proporcionalidad entre los votos adquiridos y los escaños legislativos


Los sistemas electores del Perú han favorecido que los partidos minoritarios tengan
representación, cosa que ha contribuido más a la prominencia de los pequeños
movimientos personalistas. Existe una gran relación entre la proporción de votos y
escaños obtenidos. Sin embargo, la ley actual de partidos (como el umbral electoral
requerido para conservar el Registro de Organizaciones Políticas)55 tiende a no
permitir la entrada y supervivencia de los partidos minoritarios.

Equidad de representación geográfica


Dado que antes existía el sistema de distrito nacional, existe la costumbre de
concentrar los esfuerzos en las regiones más pobladas pues en estas zonas la
inversión de recursos políticos, el patronazgo y los recursos de campaña rendirán
mayores retornos en votos. Sin embargo, el sistema actual no es excesivamente
desigual en términos de representación geográfica como las regiones del sur durante
las elecciones de 2021.56

Equidad en la representación de género y grupos étnicos


Las mujeres han logrado avances a estar representadas y tener presencias en las
listas del congreso. El porcentaje de mujeres en el Congreso está por encima de la
media. La actual Ley de Partidos Políticos exige que haya de un 25 a 30% de mujeres
a las posiciones de dirigencia política dentro del partidos. Las minorías indígenas
están subrepresentadas. La representación efectiva de los grupos particulares como
las mujeres, los indígenas o los grupos religiosos, son socavados por los valores
culturales predominantes, las barreras del lenguaje, la discriminación social y los
obstáculos a la participación.

Capacidad para agregar las preferencias ciudadanas y buscar consensos


Efectividad del Congreso como foro para la formulación de políticas nacionales
Hay debilidades para diseñar políticas de largo plazo, una incapacidad para poner
límites a las decisiones arbitrarias del Ejecutivo, y la existencia de la
naturaleza volátil e impredecible de las políticas.

Existe una falta de competencia de los legisladores —aunque existe unos pocos
legisladores capaces y experimentados—, deficiencias en la organización y
procedimientos de la legislatura, una inadecuada capacidad técnica y de
investigación —que genera una incapacidad para analizar la factibilidad, costes e
impactos económicos y sociales de las leyes—, poca transparencia y apertura a la
sociedad civil.

La naturaleza personalista de las comisiones legislativa, por lo general no tienen


un respaldo de los partidos, impiden un funcionamiento eficiente del Congreso y
debilitan la capacidad de los partidos para actuar como bancada como el caso del
gobierno de Alberto Fujimori y similares.57 No existe canales de comunicación entre
los grupos de la sociedad civil y las comisiones. En su lugar, y debido a los
intereses de poder que buscan los partidos en el siglo XXI, puede denominarse como
sistema partidocrático.58 La información que se da a la sociedad civil acusa
deficiencias, y el contenido de las leyes no se difunde hasta que esta sea
aprobada. Pese a que existe un registro electrónico y en línea de las votaciones,
su alcance en la ciudadanía es limitado.

Rendición de cuentas
Control político al ejercicio de autoridad entre las diferentes ramas y agencias
del gobierno
La constitución del Perú le da poderes al Legislativo para que controle las
acciones y conducta del Poder Ejecutivo. También tiene otras funciones inherentes
al sistema parlamentario como la capacidad de emitir censura a los ministros del
gabinete y la de dar el voto de confianza. Además, tiene derecho a interpelar
ministros, a solicitar datos e informes a los ministerios y otras agencias
gubernamentales, a crear comisiones de investigación, a ejercer control sobre el
presupuesto, a revisar y aceptar o rechazar acciones legislativas del Ejecutivo, a
realizar antejuicios y juicios políticos y acusaciones constitucionales.

A pesar de eso, el Legislativo no ha sido muy eficiente en la vigilancia y control


del Ejecutivo. Las razones son que las constituciones han dotado al Ejecutivo de
amplios poderes, la existencia de mayorías partidistas en el Congreso favorables al
Ejecutivo, y a incentivos que limitan las capacidades de control de Legislativo.
Últimamente el Legislativo viene desarrollando sus poderes de control, aunque sin
tomar medidas responsables por conflictos de intereses con los representantes como
la vacancia presidencial.59

La naturaleza personalista de los políticos tiende a buscar beneficios concretos.


Ya que los congresistas no tienen poder de iniciativa de gasto, estos dependen del
Ejecutivo. El poder judicial no desempeña efectivamente la capacidad de garantizar
la constitucionalidad de las leyes y los abusos del poder Ejecutivo.

Órdenes
Orden El Sol del Perú, distinción para personas que aportaron entre varios
sectores, el político.
Véase también
Encuesta El poder en el Perú
Organización territorial de Perú
Partidos políticos del Perú
Administración pública en el Perú
Corrupción en el Perú
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Enlaces externos
Congreso de la República del Perú
Presidencia del Consejo de Ministros del Perú
Presidencia del Perú
Tribunal Constitucional del Perú

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