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PARROQUIA SAN LORENZO DE ÑEMBY

Consagración a San José: Las Maravillas de Nuestro Padre Espiritual


Por el Padre Donald H. Calloway
DÍA 27
Pilar de las Familias
Ruega por nosotros
Aquellos que son asiduos a la oración deberían, de una manera especial, apreciar la devoción a San
José. No sé cómo alguien puede reflexionar sobre los sufrimientos, las pruebas y las tribulaciones
que la Reina de los Ángeles padeció mientras cuidaba a Jesús en su infancia, sin valorar, al mismo
tiempo, los servicios que San José le brindó al Divino Niño y a su Bendita Madre.1
— Santa Teresa de Ávila

J esús, María y José aman a las familias. Sus tres corazones están muy
preocupados al ver que las familias de hoy se desmoronan.
El hombre moderno se ha distanciado de Dios intentando redefinir el
significado de la familia. Como resultado, las tasas de divorcio han ido en
constante aumento; la mayoría de las parejas casadas utilizan anticonceptivos; el
aborto es legal, y es socialmente aceptable que los niños crezcan con dos papás o
dos mamás. La familia está al borde de un gran precipicio.
En nuestros días, ciertos programas sostenidos por medios muy potentes parecen orientarse por
desgracia a la disgregación de las familias. A veces parece incluso que, con todos los medios, se
intenta presentar como «regulares» y atractivas — con apariencias exteriores seductoras —
situaciones que en realidad son «irregulares». En efecto, tales situaciones contradicen la «verdad y
el amor» que deben inspirar la recíproca relación entre hombre y mujer y, por tanto, son causa de
tensiones y divisiones en las familias, con graves consecuencias, especialmente sobre los hijos. Se
oscurece la conciencia moral, se deforma lo que es verdadero, bueno y bello, y la libertad es
suplantada por una verdadera y propia esclavitud.2
— San Juan Pablo II

San Juan Pablo II tiene toda la razón. Dios estableció a la familia para ser una
escuela de amor, algo hermoso, placentero y dador de vida, y el demonio y sus
agentes quieren destruirlo. ¿Cómo vamos algún día a poder revertir esta
situación? ¿Cómo podemos regresar al orden? La única manera de lograrlo es
presentando a la Sagrada Familia como modelo y sello de las familias. Cuando
en la sociedad se encumbre y celebre a la Sagrada Familia, volveremos a conocer
la santidad de la maternidad, el heroísmo de la paternidad y la bendición de los
hijos.
SAN JOSÉ QUIERE SER EL PILAR DE TU FAMILIA. Un pilar es un cimiento. Para que tu
hogar esté firmemente asentado y sea inamovible, tu familia necesita a San José
para que le enseñe la importancia de la oración, del respeto mutuo, la
pureza, la honestidad, el perdón, el amor; y lo más importante, a poner a Dios
por sobre todas las cosas.
¡SAN JOSÉ AMA A LA FAMILIA! San José, el pilar de la familia, nos enseña la
importancia de la maternidad, de la paternidad y de los hijos. Él es el santo de la
niñez y los años ocultos de Jesús. Él enseña al hombre moderno que la única y
verdadera definición de familia es aquella que consiste de una madre, un padre y
los hijos. La noción de la “familia moderna” es un engaño del demonio. La
redefinición del matrimonio y de la familia causa la ruptura de la sociedad, de la
cultura, de la moral y de los verdaderos valores familiares.
En la persona de San José los hombres pueden aprender lo que significa ser
un esposo y padre. Deben sacrificarse por la mujer, los hijos y por el bien común.
Para los hombres es un honor sacrificarse por los demás. La masculinidad y la
paternidad se perfeccionan a través del amor, el sacrificio y la fidelidad a aquellos
que han sido encomendados a su cuidado. El ejercicio de dicha masculinidad
hace que los esposos y padres se conviertan en pilares de la civilización y se
santifiquen. Un mundo lleno de hombres como San José renovará el orden social
y la moral.
Vi a Jesús ayudando a sus padres en todas las formas posibles, y también en las calles, y donde se
presentaba una oportunidad servía con alegría y gran disposición ayudando a todos. Le ayudaba a
su padre adoptivo en su oficio y se dedicaba a la oración y la contemplación. Era un modelo para
todos los niños de Nazaret. 3

— Beata Ana Catalina Emmerich

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