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EL SELLO DEL ESPÍRITU SANTO

TEXTO Efesios 1:13-14

Por ser un tema tan discutido, a continuación presentamos una serie de


interpretaciones por diversos comentaristas evangélicos.

GORDON FEE (Fuente: “God´s Empowering Presence: The Holy Spirit in the Letters of
Paul”

Pablo concluye esta sección (v.3-14), bendiciendo a Dios porque la redención que vino
primeramente a los judíos como una herencia (v.11-12), vino también a los gentiles
como una herencia (v.13-14). Por haberles dado “el Espíritu Santo de la promesa” (es
decir, el Espíritu Santo prometido a Israel), Dios ha ‘sellado’ a los gentiles como Su
posesión especial. Del mismo modo, Dios ha garantizado la herencia final, tanto para
judíos como para gentiles, porque el Espíritu Santo es el ‘arrabon’ (la cuota inicial) de
nuestra herencia (de judíos y gentiles, juntos).

Debemos observar cómo Pablo cambia los pronombres de ‘nosotros’ (los judíos), en
v.11 y 12, a ‘vosotros’ (los gentiles), en el v.13, terminando con ‘nosotros’ (judíos y
gentiles), en el v.14.

Al dar a los creyentes gentiles el Espíritu Santo, como sello, Dios puso Su marca sobre
ellos, indicado que eran Su herencia. Para Dios, no es el bautismo en agua que los
marca como verdaderos creyentes, sino el bautismo en el Espíritu Santo (como
iniciación a la vida cristiana). No hay nada en la estructura gramatical de la oración
que indique que Pablo estuviera pensando en dos experiencias distintas, y separadas
en el tiempo. Para Pablo, el sello del Espíritu Santo es otorgado en el momento de la
conversión (regeneración). El contexto indica que Pablo está hablando de la
experiencia de todos los creyentes en general, y no de ciertos individuos en particular
(en Éfeso). Por lo tanto, cualquier testimonio de la experiencia de creyentes antes o
ahora simplemente no vienen al caso.

En esta época escatológica, es el Espíritu Santo quien sella al verdadero pueblo de


Dios, y lo identifica como Suyo.

La frase, “el Espíritu Santo de la promesa” debe ser traducida, ‘el prometido Espíritu
Santo’. La promesa se refiere a Ezeq 36:26-27; 37:14; y Joel 2:28-30. Lo que es
significante es que esa promesa, inicialmente dada a Israel, ha sido dada a los
gentiles, indicando que en la nueva era escatológica que ya se está viviendo, los
gentiles también son la herencia de Dios.

Lo que Pablo escribe aquí confirma una escatología ‘realizada’. El Espíritu Santo ya ha
sido dado (indicando que estamos e una nueva época); sin embargo, dicho sello es
simplemente la cuota inicial, garantizando que hay algo más que está por venir.
MARTYN LLOYD-JONES (Fuente: “God’s Ultimate Purpose: An Exposition of
Ephesians 1”)

Se usa un sello para indicar que algo es genuino o auténtico (una carta, o un
contrato). Un sello también indica pertenencia. Se coloca una marca sobre un animal,
indicando que pertenece a cierta persona. En tercer lugar, se usa un sello para dar
mayor seguridad a algo (para protegerlo de terceras personas); por ejemplo, sellr una
carta, o la tumba de Cristo.

Ejemplos bíblicos: Juan 3:33 (“atestigua”, literalmente, ‘sella’; 6:27 (“señaló”,


literalmente, ‘selló’).

Este segundo texto es interesante, porque habla de Dios el Padre ‘sellando’ al Hijo. Lo
hizo, entre otras maneras, por el Espíritu Santo, en Su bautismo (ver Juan 3:34); el
Espíritu que le dio el poder para predicar y hacer los milagros que confirmaron que Él
era el Mesías.

Muchos comentaristas han enseñado que esta experiencia (de ser sellados por el
Espíritu Santo) es posterior a la conversión; entre ellos, Tomás Goodwin, John Owen;
Charles Hodge; Charles Simeon. Lloyd-Jones halla sustento bíblico en las experiencias
de los creyentes en Hch 2 (el Día de Pentecostés), la experiencia de los samartianos
(Hch 8), de Pablo (en Hch 9), los discípulos en Éfeso (Hch 19).

Según Martyn Lloyd-Jones, el problema con afirmar que el sello del Espíritu Santo es
algo que ocurre en el momento de la conversión es que lleva a los creyentes a creer
que ya han tenido esa experiencia, y que por lo tanto no la buscan; y al no buscarla,
quedan cortos o deficientes en su vida cristiana. Les falta mayor gozo y poder
espiritual en sus vidas.

Lloyd-Jones afirma que el ‘sello del Espíritu Santo’ es igual al ‘bautismo en el Espíritu
Santo’, y es más que simplemente tener al Espíritu Santo (cosa que ocurre en el
momento de la conversión). Es algo experimental. No es algo que el creyente lo sabe
por fe, sino por experiencia. ¡Lo ha sentido! Es algo más que simplemente tener el
Espíritu Santo, porque es algo que nos hace seguros de ser verdaderos creyentes,
hijos de Dios.

Para Lloyd-Jones, el sello del Espíritu Santo es aquella experiencia que Pablo describe
en Rom 8:16. El Espíritu da testimonio de que somos hijos de Dios. Ver Gál 4:6. En
otras palabras, el sello del Espíritu Santo es aquella seguridad que el Espíritu Santo
produce en nuestros corazones de que somos verdaderos hijos de Dios. Es una
tremenda convicción personal de que somos partícipes de la vida de Cristo.

Lamentablemente, no todo creyente tiene esta convicción. Muchos creyentes carecen


esta seguridad de ser hijos de Dios; sufren de dudas al respecto, de vez en cuando, y
eso les quita gozo espiritual.

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