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Fondo de Cultura Económica

EL SECTOR INFORMAL: QUINCE AÑOS DESPUÉS


Author(s): Víctor E. Tokman
Source: El Trimestre Económico, Vol. 54, No. 215(3) (Julio-Septiembre de 1987), pp. 513-536
Published by: Fondo de Cultura Económica
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/23397333
Accessed: 30-10-2015 12:02 UTC

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EL SECTOR INFORMAL: QUINCE AÑOS DESPUÉS

1
Víctor E. Tokman

Han transcurrido quince años desde que por primera vez se habló acerca
del sector informal en el ya clásico estudio de Kenia de la oit publicado
en 1972. Hoy día este concepto está todavía muy vigente. En innumera
bles estudios se han analizado diferentes aspectos del sector informal y
éste se ha hecho incluso popular entre funcionarios gubernamentales e
instituciones encargadas de elaborar y aplicar políticas. El objetivo de
este trabajo es investigar
por qué dicho sector es todavía tan popular, así
como por qué se ha convertido en sujeto de las políticas públicas e inclu
so, en algunos casos, en materia de preocupación prioritaria. El presente
documento se dividirá en dos partes. La primera se centrará en los avan
ces que han hecho los círculos académicos; en particular se identificarán
algunas de las esferas en que han ocurrido estos avances. En la segun
da se analizará el ámbito de los gobiernos, particularmente los de la
América Latina, y se intentará dilucidar las razones por las que el sector
informal ha llegado a ser un punto inevitable en la agenda.

I. El ámbito académico

El informe de Kenia fue el primero en introducir el sector informal y su


principal innovación fue el concepto de los pobres que trabajan. En cierto
sentido consistió en un análisis de la fuerza de trabajo como unidad de
producción y de su articulación con el resto de la economía. Sus autores
descubrieron que la masa de subempleados que trabajaba en múltiples
actividades había logrado sobrevivir en condiciones desfavorables, lo que
los condujo a examinar el tipo de trabajo realizado y, como éste consistía
principalmente en operaciones unipersonales, identificaron el trabajo con
la unidad de producción. Además, se supuso que existía una relación fun
cional con el resto de la economía, sobre la base de que los trabajadores
informales podrían proporcionar bienes y servicios, aun bajo severas for
mas de persecución. De allí se postuló que si no existiera esta interferencia
sería posible elevar el nivel de ingresos de las personas ocupadas en el
sector informal. En realidad la principal desventaja del informe de Kenia

1 Director del prealc. Una versión anterior de este trabajo se presentó en la Conferencia
"The Comparative Study of the Informal Sector", realizada entre el 2 y el 6 de octubre de
1986 en Harper's Ferry, West Virginia. El autor agradece los comentarios de E. Klein y
J. Mezzera.
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fue la falta de un marco


conceptual para definir el sector. En ese mo
mento simplemente se describió en oposición a las actividades formales
y, en particular, por su falta de acceso a los recursos productivos y a los
mercados.
Durante los últimos años se han agregado
quince muchos conocimien
tos a la contribuciónoriginal. Se han superado las principales debilidades
del marco conceptual y aunque 110 existe consenso, como es habitual en
todos los campos de debate de las ciencias sociales, al menos hay claridad
sobre el modo de observar el sector informal y sobre dónde se encuentran
las principales discrepancias. A continuación nos centraremos en cuatro
aspectos en los que se ha progresado y que se identificaron tomando en
consideración nuestro sesgo, es decir,
el de un técnico que intenta cubrir
la brecha entre los avances en el campo académico y la elaboración de las
políticas. En primer lugar revisaremos algunos de los progresos de la defi
nición del sector; en segundo lugar, el conocimiento sobre el comporta
miento, las normas de crecimiento y la determinación del ingreso dentro
del sector informal; en tercer lugar, la heterogeneidad dentro del sector,
y en cuarto lugar, la unidad de análisis. Obviamente no intentaremos em
prender una revisión de todas las publicaciones pertinentes, pues dicha
tarea sobrepasa el propósito de este trabajo.

1. Definición
El avancemás importante en la definición del sector informal ha sido
el acuerdo en considerar los modos de producción como unidad de análi
sis, con lo que se mantiene la innovación conceptual introducida por el
informe de Kenia, pero se avanza aún más. El principal argumento acerca
del origen del sector fue el excedente de mano de obra, en su mayoría indi
viduos que emigraban desde las zonas rurales a las urbanas y que no po
dían encontrar trabajo en los sectores modernos. Enfrentados a la nece
sidad de sobrevivir tenían que desempeñar cualquier actividad que les
permitiera percibir un ingreso.
Tanto los migrantes como los que se incorporan por primera vez al
mercado de trabajo se caracterizan por su falta de capital físico y huma
no. Esto determina el tipo de actividades que pueden realizar, por lo que
su requisito más importante es la facilidad de entrada al sector, la que
a su vez determina las características con respecto a la organización de la
producción y a la inserción en el mercado. Dicha organización es rudi
mentaria, sin una clara división del trabajo ni de la propiedad de los me

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EL SECTOR INFORMAL 515

dios de producción; en realidad hay muy poco capital comprometido y se


requieren escasas habilidades. En cuanto a la inserción en el mercado,
hay
facilidad de entrada en los mercados
competitivos y en la base de los
mercados concentrados, y en ellos la posibilidad de competencia determina

que el ingreso promedio sea la variable de ajuste. Mientras mayor sea el


excedente de mano de obra, dada la restricción del mercado, menor será
el ingreso percibido por cada persona que trabaje en el sector (prealc,
1978).
Se profundizó el concepto de organización de la producción para bus
car las diferencias entre los sectores formal e informal. Souza (1980)
analizó en detalle el modo de producción prevaleciente en el sector infor
mal, y llegó a la conclusión de que era diferente del que predominaba
en las actividades modernas. En especial observó que había distintas rela
ciones de producción dentro de la empresa y que el objetivo del proceso
de producción no era maximizar la tasa de utilidad, contrariamente al
caso de las empresas capitalistas. Esto es cierto ya que, por una parte,
el capital utilizado en el sector informal es generalmente fijo y no puede
transferirse entre sectores, de modo que las diversas tasas de rentabilidad
en los otros sectores no movilizan el capital. Por otra parte el objetivo del

empresario informal es maximizar el ingreso total, en vez de aspirar a


una tasa de utilidad como la que se define en términos capitalistas.
No se ha eliminado del análisis la facilidad de entrada y aún es con
siderada un factor
importante para examinar las normas de la determi
nación del ingreso. No obstante, la organización de la producción es la
variable principal, en tanto que las características de entrada sólo se usan
para calificar las diferencias entre las unidades que ocupan mano de
obra, ya sea remunerada o no, y las unidades individuales de producción.
Las primeras son negocios de riesgo familiares o empresas cuasi capita
listas, que se diferencian de las segundas en que emplean trabajadores
remunerados. Los individuos se distinguen de acuerdo con el tipo de ser
vicios que pueden proporcionar. Las actividades de servicio se dividen

según su grado de subordinación al capital y según si cumplen servicios


domésticos en un hogar. En los últimos casos la facilidad de entrada ase

gura que el ingreso promedio sea la variable de ajuste. Sin embargo, para
el caso de las unidades que usan mano de obra adicional que no sea la
del propietario la facilidad de entrada no es perfecta, por lo tanto Souza
sostiene que el ingreso promedio no desempeña el papel de variable de

ajuste.
Portes (1983) y otros autores (véanse por ejemplo Bromley y Gerry,

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1979, y Bromley, 1979) también analizan el concepto de modos de pro


ducción y consideran las unidades informales como proveedoras de mano
de obra asalariada encubierta para las grandes empresas modernas. Esta
función puede adoptar la forma de subordinación en el mercado del tra

bajo o en el de productos, o en ambos. Se concibe sobre todo como una

organización diferente de la producción en la que prevalecen los vínculos


de subcontratación, lo que provoca una degradación del trabajo en com

paración con la situación actual que le correspondería de acuerdo con la


evolución histórica del proceso de trabajo. Las relaciones de producción
no son contractuales y generalmente están al margen de los reglamentos
del Estado (Castells y Portes, 1986).
Aunque existen diferencias de interpretación hay consenso en cuanto
a que la unidad de análisis es el modo de producción. Además, todos
los autores entienden en algún grado las características del modo informal
de producción. Aún es materia de debate la manera en que se ajusta el
sector informal, si bien hay acuerdo respecto a que el ingreso promedio
es la variable de ajuste para grandes segmentos de dicho sector. Esto lleva
al segundo punto relativo a las normas de la determinación del ingreso

y al crecimiento del sector informal, punto que requiere un análisis de


las interrelaciones entre sectores.

2. Las interrelaciones y el comportamiento


en el ciclo económico de corto plazo

Aunque existe cierto grado de consenso en la concepción del sector


informal como resultado del excedente de mano de obra que no pudo ser
absorbido por las actividades modernas, todavía prevalecen distintos en

foques en cuanto a la naturaleza de las interrelaciones de los sectores. Si se

niega la posibilidad de competencia entre los diferentes modos de produc

ción, las actividades informales sólo pueden ocupar el espacio del mercado

dejado por el sector moderno y sobreviven mientras dicho espacio no es

destruido; incluso pueden expandirse si se crean nuevos espacios. Como


se señaló en este enfoque se argumenta que la competencia
anteriormente,
no es el leitmotiv, ya que son diferentes los objetivos del proceso de pro
ducción. En parte la mano de obra sólo estaría disponible para desempe
ñar el papel de ejército de reserva industrial durante el auge de la demanda
en el sector moderno. Unagran parte de la mano de obra ocupada en el
sector informal no sería movilizable y por lo tanto los salarios pagados
en las actividades modernas no serían afectados por este excedente.

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Desagregando, la observación del tipo de mercado en que se insertan


las actividades del sector informal puede proporcionar mayor informa
ción (Tokman, 1978). Cuando se realizan la actividades informales en la
base de los mercados concentrados no existen
posibilidades de expansión
a largo plazo; su evolución
dependerá de los factores que afectan la ex

pansión de las empresas modernas que controlan el mercado. No obstante,


esto no elimina la posibilidad de crecimiento temporal en el sector in
formal ni implica que dichas actividades vayan a desaparecer, ya que las
imperfecciones tanto en los mercados de productos como de factores asegu
ran su capacidad de supervivencia. En cierto modo también se puede apli
car el caso no competitivo, elaborado sobre la base de la concepción de
diferentes modos de producción, al caso de los mercados concentrados.
Hay una subordinación de las actividades informales respecto a las em
presas modernas y su dependencia significa que no pueden determinar
ni los precios ni la producción, puesto que su operación se realiza en mer
cados residuales.
Sin embargo, no sólo se realizan actividades informales en dicha es
tructura de mercado. Algunas son más competitivas, ya sea porque fun
cionan en mercados donde no se ha alcanzado la concentración, como
sucede en algunos sectores industriales de los países menos desarrollados,
o porque, dadas las características de los servicios proporcionados, no
son importantes las economías de escala y el cambio tecnológico es lento.
Esto ocurre con ciertos
servicios, particularmente los personales. En tales
casos puede existir
competencia entre las actividades formales e infor
males y hay posibilidades de expansión de la producción. Las actividades
comerciales constituyen un caso intermedio, en el que las imperfecciones
del mercado
aseguran la capacidad de los establecimientos informales
para competir eficazmente con los modernos.
Otro enfoque es la subordinación total o explotación. La misma se
puede encontrar en el mercado de trabajo o de productos. En el primero
el excedente de mano de obra en el sector informal presiona los salarios

pagados en las empresas modernas hacia abajo, mientras que en el segun


do produce bienes de bajo costo que son usados como insumos en las em
presas modernas o como bienes de consumo-salario por parte de los tra
bajadores de esas mismas
empresas. En ambos casos el resultado es un
aumento de la tasa de ganancia de las empresas modernas.
Castells y Portes (1986) han desarrollado más recientemente un en
foque que se centra en la restructuración del sistema internacional de
producción para explicar la existencia universal del sector informal y su

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518 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

reciente expansión. El aumento de la competencia internacional ha lleva


do, principalmente en los países desarrollados, a la descentralización y
a la búsqueda de mayor flexibilidad de la producción mediante la inten
sificación de las relaciones de subcontratación. Esto se ha reforzado por
la reacción contra el poder de los trabajadores sindicados y de los regla
mentos del Estado. En realidad, para que la expansión de las actividades
informales sea factible el gobierno debe tener una actitud tolerante; in
cluso en algunos casos, como en las "maquilas", la expansión es resultado
del estímulo estatal.
Cuando analizamos las interrelaciones de los sectores en el pasado
tratábamos de determinar por qué, a pesar del crecimiento, el sector in
formal no disminuía rápidamente. Por el contrario, la información refe
rente a las tres décadas entre 1950
y 1980 señala que en la América
Latina la participación del sector informal en la fuerza de trabajo no
agrícola sólo declinó de 30.7 a 28.7 %. Se trataba entonces de entender
las fuerzas que explicaban esta evolución, la cual no produjo una drás
tica reducción como sucedió en los países hoy día desarrollados (García
y Tokman, 1985).
La década de los ochenta presenta un escenario diferente. La crisis in
ternacional y las políticas de ajuste seguidas en la mayoría de los países de
la América Latina produjeron una expansión del empleo en el sector
informal, con lo que aumentó el interés por analizar su papel en el ciclo
económico a corto plazo. Se elaboraron diferentes modelos que utilizan
el análisis económico tradicional de los mercados de trabajo segmentados
(McDonald y Solow, 1985; Liona y Mazzera, 1985). El análisis desde
esta perspectiva no pretende estudiar las formas de organización, sino
más bien aceptar como supuestos varias de las características en que han
concordado los estudios anteriores, sobre todo la facilidad de entrada y
el papel del ingreso promedio como variable de ajuste.
Dada la contracción de la demanda de mano de obra en las activida
des modernas el empleo informal constituye una opción en el mercado de

trabajo. Además se incorpora una teoría de búsqueda para asignar el


excedente de mano de obra entre el desempleo abierto y el empleo infor
mal. También se introduce un modelo a la Harris-Todaro, que relaciona
la posibilidad de obtener empleo en el sector formal con las diferencias
de ingreso. Si el ingreso esperado en el sector moderno, ajustado según
la probabilidad de encontrar trabajo, fuera aún mayor que el ingreso que

podría obtenerse en una actividad informal, el desempleo abierto consti


tuiría una opción válida. De acuerdo con estos modelos ocurriría lo con

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EL sector INFORMAL 519

trario si el ingreso del sector informal excediera al ingreso esperado en


los establecimientos modernos.
Se puede evaluar la validez de este análisis observando lo que ha ocu
rrido en el mercado de trabajo latinoamericano durante la década de los
ochenta. La crisis internacional mayoría la
de las economías
afectó de
la América Latina, por lo que entre 1980 y 1985 el pgb se mantuvo estan
cado, el pgb per capita disminuyó en 9 % y el ingreso nacional bruto

per capita cayó 14 % (cepal, 1986). Esto implicó una caída en el ritmo
de creación de empleos. Como resultado el desempleo abierto subió de
manera drástica, en tanto que también hubo aumentos en el nivel de em

pleo de los sectores público e informal, incluyendo las empresas pequeñas

(véase cuadro 1).

Cuadro. 1. Ajuste del mercado de trabajo en la América Latina,


1980-1985
(Tasas acumulativas anuales)

Empleo en
Empleo Desem
no Sector Privado formal
pleo Sector
agricola informal
urbano publico Total Grande Pequeno

America Latina 33 8.1 6.8 4.6 1.2 -0.5 6.6

Argentina 0.5 21.8 3.2 1.0 -0.5 n.d. n.d.


Brasil 4.3 -0.8 9.3 4.9 2.2 -0.7 11.6
a
Colombia 3.3 11.6 5.4 n.d. 2.5 n.d. n.d.

Costa Rica 2.4 9.6 2.2 2.3 2.5 n.d. n.d.


Chile b 1.2 9.5 1.2 -4.6 0.8 n.d. n.d.
Guatemala 0.4 47.5 1.6 7.7 -1.2 n.d. n.d.
Mexico b 3.6 6.6 8.4 7.4 -0.7 -1.6 0.3
Peru b 0.9 18.5 6.5 2.4 -3.4 n.d. n.d.
Venezuela 1.7 20.4 2.2 0.9 1.8 1.6 2.8

Fuente: prealc (1986).


a
Incluye el empleo formal público y privado.
h Referente a 1981-1985.
n.d. : No hay datos.

Sin embargo el ajuste no fue idéntico en todos los países. La intensi


dad de contracción de la actividad económica fue distinta según la es
tructura de comercio y de financiamiento externo, así como también según
las políticas internas aplicadas para ajuste ante la crisis internacional.

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520 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

El ajuste de las empresas capitalistas modernas, las que por lo general


son de gran tamaño, fue similar en todos los países y no se diferenció
considerablemente del modo de ajuste clásico en una situación de contrac
ción de la demanda. Estas empresas disminuyeron su nivel de empleo
de tal manera que su productividad pudo aumentar durante la contracción

aunque a un ritmo menor que el histórico ; en la fase de recuperación sus


contrataciones además
se rezagaron con respecto al crecimiento de la pro
ducción, con lo cual el aumento de la productividad tiende a acelerarse.
El resultado es una contracción absoluta del empleo. Este efecto constituye
el ajuste económico del mercado de trabajo.
Asimismo, hay un ajuste determinado de manera más política, evi
denciado por el papel que desempeñó el empleo del sector público durante
el ciclo económico. En la mayoría de los países de la América Latina el

empleo público aumentó durante la contracción, evitando así que se pro

dujeran tasas más altas de desempleo abierto. No obstante, existen casos


en que el sector público desempeñó un papel procíclico agravando el
efecto de la crisis en el desempleo. Existe un tercer tipo de ajuste, de na
turaleza más estructural, que por la absorción
se manifiesta del sector
informal, incluyendo las empresas pequeñas. Como se señaló anterior
mente, la ocupación del sector informal se expandió a un ritmo más rápido
durante la recesión, pero esta situación varió de acuerdo con la realidad
de cada país: en algunos desempeñó un papel procíclico y en otros un
papel anticíclico. Este fenómeno se relaciona con características estruc
turales de trabajo en cada país y con el nivel de desempleo
del mercado
abierto. En algunos casos, como en la Argentina y en Chile, el empleo en
el sector informal disminuyó durante el periodo de recesión (1980-1983)

porque en el primer país la tasa de desempleo abierto era muy baja, en


tanto que en el último se aplicaron programas de empleo mínimo en el sec
tor público. Tanto en el Brasil como en el Perú se observó un comporta
miento opuesto durante la recesión, ya que en ambos países el empleo del
sector informal aumentó rápidamente (prealc, 1986a).

3. La heterogeneidad dentro del sector informal

El tercer aspecto sobre el que se ha logrado acuerdo se refiere al grado


de heterogeneidad del sector informal. Contrariamente a la imagen preva
leciente quince años atrás, en el sentido de que el sector informal era de
naturaleza homogénea, en la actualidad es evidente que existen distintos

segmentos dentro de este sector. Si se considera la forma de organización

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EL SECTOR INFORMAL 521

como la variable principal para definir una actividad informal, se debe


establecer una diferencia entre las unidades que usan mano de obra adi
cional (ya sea pagada o no) y las que constituyen actividades realizadas

por una sola persona. Además, aunque en promedio es escaso el capital


no se distribuye equitativamente entre todas las actividades informales.
En algunas, como por ejemplo los servicios domésticos y los vendedores
callejeros, se requiere escaso o ningún capital y en otras, como las de los
taxistas o de los pequeños talleres, se emplea mayor capital. Por lo tanto,
el ingreso proveniente de las actividades informales está restringido en
algunas oportunidades a la remuneración del trabajo en tanto que en otras
también incluye retribución al capital.
La mayoría de las encuestas (véase cuadro 2) señala que los em
pleados domésticos son los que reciben los menores ingresos. La siguiente
ocupación es la de los trabajadores asalariados en empresas informales,
que obtienen entre 1.6 y 2.5 veces las remuneraciones por servicios do
mésticos. Los trabajadores independientes reciben alrededor de 50 %

Cuadro 2. Diferencias de ingresos por sectores en tres países

(Trabajador taller informal = 100)

Colombia b
Costa
Sectores Perac
Rica tt
Hombres Mujeres

Formal 204 176 151 209

Publico 251 201 193 n.d.


Propietario formal 614 422 558
Profesional independiente 359
} 340 264 253
Trabajador empresa grande 180 1
136 > 151 V 130 139
Trabajador empresa pequena
j-

Informald 138 123 91 140

talleres 273 250 332


163
Propietario informales

Trabajador por cuenta propia


| 123 71 146
Trabajador taller informal 100 100 100 100
Servicios domesticos 39 87 87 61

San José, 1982 (Costa Rica, mideplan, 1985).


Diez ciudades (López, 1986).
Lima Metropolitana (Carbonetto, 1985).
No se incluye servicios domésticos.

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522 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

más que los trabajadores asalariados en las actividades informales, mien


tras que los propietarios de talleres informales ganan casi el triple que
los trabajadores ocupados en sus propias empresas. Al comparar los in
gresos de los trabajadores por cuenta propia con los salarios del sector
formal, es evidente que los primeros son inferiores a los ingresos de los
trabajadores del sector moderno, excepto en el Perú. La información dis
ponible para Costa Rica
sugiere asimismo que los ingresos de los traba
jadores por cuenta propia son similares o incluso levemente superiores a
los salarios de los trabajadores de establecimientos de tamaño pequeño.
Sin embargo, los propietarios de esos establecimientos obtienen mayores
ingresos que todos los trabajadores, aunque, por supuesto, ganan menos
que el ingreso promedio de los propietarios de establecimientos más gran
des y de los profesionales titulados independientes.

Aunque las cifras relativas al ingreso confirman las diferencias en


el mismo, hay problemas de cálculo que tienden a ampliar las brechas.
En un extremo del sector informal, al final de la escala, por lo general
se subestima el ingreso de los servicios domésticos, ya que no se incluye la
remuneración en especie, principalmente la entrega de vivienda y alimen
tos. Si se consideran dichas asignaciones, el ingreso percibido por los ser
vicios domésticos es similar a la remuneración de los trabajadores asala
riados de los establecimientos informales. Al otro extremo,
ingreso el
promedio asignado a los propietarios de talleres pequeños no toma en
cuenta los ingresos de familiares no remunerados. Si se introdujera un

ajuste por dicho concepto disminuirían las diferencias desde más del do
ble a una vez y media los ingresos de los trabajadores asalariados infor
males. Después de este ajuste las diferencias de ingresos son aún signi
ficativas, pero los propietarios de talleres informales no obtendrían

mayores ingresos que los trabajadores asalariados de las empresas mo

dernas, lo que sugiere que a pesar de la heterogeneidad del sector los

ingresos tienden a determinarse dentro de una escala limitada. Esto es


consecuencia, por un lado, de la competencia directa en el mercado de

trabajo en las actividades realizadas por individuos, como por ejemplo


los servicios domésticos o los trabajos por cuenta propia y, por el otro,
de la facilidad de entrada a los mercados competitivos, lo que determina

que no se pueden obtener ingresos extraordinarios en el mercado de pro


ductos. Lo anterior nos conduce a un cuarto punto, es decir, si aún es
válido el concepto de "sector" a pesar de las diferencias encontradas
en él.

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EL SECTOR INFORMAL 523

4. Hacia una mejor conceptualización


de un sector heterogéneo

Las
diferencias de ingresos parecen sugerir que en general existen al
gunos factores que nos permiten trabajar con un sector único. Sin embar
go, tanto las diferencias en las formas de organización como las normas de
determinación del ingreso apoyan también la idea de separar segmen
tos dentro del sector. El debate sobre este tema ha avanzado menos que
en los otros campos, particularmente porque parece haber una confusión
de categorías analíticas con respecto a los mercados de productos y de
factores.
La idea de trabajar con la unidad de producción
global como unidad
de análisis implica hacerlo desde la perspectiva del mercado de productos.
Se considera a los trabajadores independientes no como personas sino
como actividades capaces de producir bienes y/o servicios para el mer
cado. A su vez los servicios domésticos son ventas de servicios a un mer
cado organizado en hogares. De ello se desprende que el análisis del modo
de producción se refiere principalmente al problema del acceso a los fac
tores complementarios distintos del trabajo, en especial el capital. En
algunos casos se presenta el argumento de la discontinuidad de las rela
ciones capital-trabajo para probar que allí reside la diferencia entre los
sectores informal y formal (Carbonetto y Chávez, 1984; López, 1986).
Pero dicho análisis no toma en cuenta el comportamiento de los trabaja
dores asalariados en las actividades informales y para ello es necesario
analizar el mercado de trabajo.
Parte
de este sesgo puede explicarse por una razón práctica, ya que
en el pasado las fuentes de datos rara vez permitían incluir a los traba
jadores asalariados de los talleres informales. Ello sólo fue posible cuando
se efectuaron encuestas específicas como los trabajos de vanguardia del
prealc en el Paraguay (1975), la República Dominicana (1975) y El
Salvador (1977). Más recientemente algunas encuestas de hogares, como
las de Panamá, Costa Rica y Venezuela, incorporan la pregunta sobre el
tamaño del establecimiento, lo que también permitiría aproximarse a la

investigación empírica del tema. Sin embargo, la estimación de la evolu


ción de la ocupación informal en el largo plazo de manera comparable

para un número representativo de países de la América Latina (prealc,

1982), sólo es posible realizarla utilizando censos de población y encues


tas de hogares que no permiten calcular los asalariados en establecimientos
informales (de menos de cinco ocupados). La subestimación de acuerdo

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EL SECTOR INFORMAL 525

con las encuestas disponibles sería de alrededor de 30 % del empleo in


formal (prealc, 1986b).
Utilizando diferente, ya que define como informales
una metodología
a los trabajadores sin cobertura de seguridad social, Portes (1984) calcu
la en una magnitud similar la subestimación del empleo informal por
exclusión de los asalariados. Obviamente ambas definiciones no son idén
ticas ya que no todos los trabajadores no cubiertos son informales, ni
todos los informales carecen de cobertura de seguridad social, pero pre
cisar la magnitud resulta de utilidad para calcular el sesgo existente.

Asimismo, el mercado de trabajo es la perspectiva importante de aná


lisis para los trabajadores informales que proporcionan su fuerza de tra

bajo sin aportar capital, tal como en los servicios domésticos y otros servi
cios personales.
El patrón de movilidad es una importante materia de análisis en el
caso del mercado de trabajo, pero se dispone de muy pocos estudios al

respecto. En Costa Rica se efectuó un estudio


que proporciona evidencias
interesantes (véase cuadro 3). Tanto los propietarios de talleres infor
males como los ocupados por cuenta propia presentan escasa movilidad

y sólo una parte insignificante de ellos tiene probabilidades de convertirse


en propietaria de establecimientos modernos. Sin embargo, el proceso con
trario no ocurre particularmente en los periodos de crisis (como el com

prendido en la encuesta que se utiliza), cuando parte de los propietarios


de empresas modernas se transforman en informales como mecanismo
para enfrentar la recesión económica. También se observa una movilidad
restringida en los servicios
domésticos, ya que partes de los
tres cuartas
individuos correspondientes aún trabajaban en los mismos empleos du
rante los cinco años comprendidos en la encuesta. No obstante, los que
pudieron cambiar de empleo ocuparon un trabajo asalariado en empresas
medianas o grandes del sector moderno. El 10 % de ellos obtuvo empleo
en establecimientos de 5 a 14 empleados, en tanto que 14 % obtuvo tra

bajo en establecimientos de 15 o más empleados.


Los trabajadores de establecimientos más grandes también presentan
escasa movilidad en ambas direcciones. Por un lado, una proporción sig
nificativa se ocupó en el sector público en tanto que por el otro el 8 %
se dedicó a trabajos por cuenta propia y 15 % se empleó en talleres in
formales o en establecimientos pequeños. Finalmente, hay cierta similitud
entre el patrón de movilidad de los trabajadores dedicados a actividades
informales (menos de cinco empleados) y el de los empleados de peque
ños establecimientos formales. Ambos grupos tienen mayores relacio

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526 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

nes de movilidad, ya que 55 % ha dejado su ocupación en los últimos


cinco años. Algunos pasaron a ser trabajadores por cuenta propia o pro
pietarios de un taller informal, mientras que los trabajadores informales
también se desplazaron para ocupar empleos como trabajadores tanto en
los establecimientos pequeños como más grandes del sector moderno. El
mismo patrón de movilidad se observó en los trabajadores de empresas
pequeñas Una parte importante se transformó en tra
del sector formal.

bajadores por cuenta propia, propietarios o trabajadores de taller infor


mal. Sin embargo, 22 % ingresó como asalariado en establecimientos más

grandes.
Las cifras anteriores sugieren que los patrones de movilidad son dife
rentes entre grupos y a su vez destacan la importancia de clarificar si el
análisis se basa en el mercado de productos o en el de trabajo. Es evidente

que los trabajadores por cuenta propia y los propietarios de talleres

pequeños son empresarios capitalistas o precapitalistas; carecen de mo


vilidad y su patrón de desarrollo está vinculado con las posibilidades de
crecimiento de su unidad de producción. Según los datos recién mencio
nados sus oportunidades de éxito son muy escasas. También resulta claro

que, en el otro extremo, los trabajadores del servicio doméstico actúan en


el mercado de trabajo pasando de los servicios domésticos al trabajo asala
riado en establecimientos formales, aun cuando su movilidad es res

tringida.
Los trabajadores de grandes establecimientos modernos no se convier
ten en propietarios informales, excepto por una pequeña proporción que
podría haber sido sobrestimada dado el periodo de recesión económica
en que se realizó Sin embargo, el patrón de movilidad
la encuesta. de los

trabajadores de talleres informales o de pequeños establecimientos del


sector formal presenta comportamientos diversos. Algunos se transforman
en trabajadores por cuenta propia o propietarios de talleres informales,
con lo que quedan retenidos en el sector informal. Otros se mueven en
el mercado de trabajo para ser contratados como trabajadores en estable
cimientos más grandes. Los datos señalan también que convertirse en tra

bajador de un establecimiento más grande cuando se proviene de un esta


blecimiento formal más pequeño es más fácil que proceder en sentido
contrario. El desplazamiento desde un taller informal a una gran empresa
moderna parece ser un paso más difícil en el ciclo ocupacional.
Debería asignarse mayor prioridad que en el pasado al análisis del
mercado de trabajo. El acceso a recursos complementarios es importante
sólo para quienes desarrollan actividades por cuenta propia o son pro

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EL SECTOR INFORMAL 527

pietarios de establecimientos informales. Para el resto, contar con opor


tunidades de empleo dependiente es igualmente importante que conver
tirse en empresario. Dado que diversos estudios han señalado que existe
también una concentración de ciertas características personales en la fuer
za de trabajo ocupada en el sector informal, se debe otorgar mayor impor
tancia al estudio de las condiciones de oferta de mano de obra. Es evidente
la relación entre las mujeres migrantes y los servicios domésticos, y los
hombres jóvenes que se desempeñan como trabajadores asalariados en
talleres informales. Además, estas ocupaciones concentran una gran parte
de los miembros con menor educación de la fuerza de trabajo. Parecería
asimismo que el origen de los migrantes y la estructura de los hogares
influyen en el tipo de actividad
y su organización (Fernández Kelly y
García, 1986; Stepick, 1986). Esto sugiere la existencia de una segmen
tación de la oferta que reforzaría la identificada por el lado de la deman
da en relación con los mercados de productos que afectan a los propieta
rios de talleres informales.

II. El ámbito de los gobiernos

Tal como sucede con la mayoría de los conceptos desarrollados en círcu


los académicos o internacionales, durante la década de los setenta en gran
medida el sector informal fue ignorado. No se prestó atención al
gran gru
po de personas ocupadas en actividades informales, a pesar de que desde
diversos frentes llegaban señales de advertencia cada vez más numerosas.
En particular los países latinoamericanos estaban experimentando nota
bles tasas de crecimiento, sostenidas en su mayor parte por financiamiento
externo. Por lo tanto la tradicional credibilidad de la estrategia de "goteo"
era reforzada por los resultados económicos, no obstante la disminución
de la participación del empleo del sector informal en el empleo no agríco
la. De hecho ésta sólo baja de 29.6 a 28.7 % entre 1970 y 1980. Más
aún, durante el mismo periodo aumenta la participación del sector infor
mal en la fuerza de trabajo total de 16.9 a 19.3 por ciento.2
Sin embargo, hoy día el interés por el sector informal se ha
genera
lizado. Los gobiernos de la región, al menos en los discursos,
asignan una
alta prioridad a las acciones destinadas a ayudar a los ocupados en el
sector informal. En algunos casos, como el del Perú, este tema fue uno
2 Se subestima el nivel del sector informal, ya que no incluye a los trabajadores de esta
blecimientos pequeños. Sin embargo, la tendencia parece estar adecuadamente estimada, pues,
como puede observarse en el cuadro 1, la evolución del empleo en dichos establecimientos fue
similar a la del sector informal durante ese periodo.

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528 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

de los principales en la última campaña presidencial, compitiendo en


popularidad incluso con la posición del futuro gobierno con respecto a
la introducción de un límite en el pago del servicio de la deuda externa.
Durante el primer año de la administración de Alan García se han puesto
en marcha diversos programas de apoyo al sector informal. Además se
ha extendido también su popularidad a las instituciones internacionales
más tradicionales. En particular los bancos multinacionales y el bid en
la América Latina dedican ahora una creciente cantidad de recursos al

otorgamiento de créditos a operadores informales. Ciertas fundaciones


internacionales se han hecho activas asimismo en esta operación y en
países como Colombia se constituyeron fundaciones privadas para desa
rrollar programas integrados de apoyo al sector informal.
Dado este cambio en el interés de los funcionarios públicos y priva
dos, el principal tema que se debe examinar es la razón que motivó esta

repentina popularidad del sector informal. Existen por lo menos dos cau
sas principales de este comportamiento. Por una parte hay motivos eco
nómicos, que por la otra hay fundamentos
mientras ideológicos y políticos.
Las razones económicas son múltiples. En primer lugar, a pesar del
rápido crecimiento experimentado por la mayoría de los países latino
americanos la tendencia de la estructura del empleo no mostró un mejo
ramiento Aun en el grupo de países caracterizados
claro. por rápidas tasas
de crecimiento durante las tres décadas comprendidas entre 1950 y 1980,
tales como el Brasil, México, Panamá, Costa Rica, Colombia y Venezuela,
el sector informal contar
los trabajadores
(sin de establecimientos más

pequeños) sólo disminuyó en cuatro puntos porcentuales. En los países


del Cono Sur (la Argentina, Chile y el Uruguay), la participación del
sector informal en el empleo no agrícola aumentó durante esas tres déca
das de 23.5 a 25.3 %. Durante la década de los setenta el sector informal
de estos países incrementó su participación de 20.2 a 25.3 % (prealc,
1985).
En segundo lugar, como se ha señalado anteriormente, la recesión in
ternacional y las políticas de ajuste destinadas a enfrentar la conmoción

externa, que fueron seguidas por la mayoría de los gobiernos latinoame

ricanos, implicaron una expansión ocupacional en el sector informal. Entre


1980 y 1985 el empleo del sector informal aumentó 39 %, mientras que
el empleo no agrícola sólo creció 17 % (véase cuadro 1). Además, la

escasa información disponible indica que el aumento del empleo en el


sector informal fue acompañado de una reducción del ingreso promedio.
Dado en promedio el empleo de este sector desempeña en la América
que

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EL SECTOR INFORMAL 529

Latina un papel anticíclico, la principal expansión se produjo durante


el subperiodo de contracción que abarcó de 1980 a 1983. En estos dos
años el incremento del empleo informal alcanzó 22 % (prealc, 1986a).
La realidad de los países latinoamericanos fue también reforzada por
la popularización de conceptos importados, como por ejemplo el de la
economía subterránea. Si bien ésta se originó principalmente en la Euro

pa Occidental, fue adoptada con enorme rapidez por los círculos oficiales
de la América Latina y se asimiló a la definición tradicional del sector
informal. En efecto, la proliferación de actividades ilegales en la región,
vinculada tanto a la delincuencia de todo tipo como a una creciente eva
sión de las exigencias legales y tributarias, consistió en una forma de

adaptación a la tendencia de la economía a la contracción. La mezcla


de
ambos conceptos perjudica las posibilidades de emprender acciones efica
ces en favor de los ocupados en el sector informal. Como consecuencia, se
produce una confusión entre trabajadores honestos que intentan desarro
llar alguna actividad para sobrevivir y los que se dedicaban a actividades
ilegales y criminales.
Una tercera causa económica está determinada
por la relación estre
cha que existe entre el sector informal y las condiciones de pobreza de
la América Latina. En 1980 entre 75 y 80 % de los empleados del sector
informal recibía ingresos inferiores al mínimo. En Lima, de acuerdo con
una encuesta realizada en 1983, 62 % de quienes percibían un ingreso
inferior al mínimo estaban ocupados en el sector informal. Entre los que
percibían ingresos extremadamente bajos la proporción era aún mayor,
ya que alcanzaba a 75 % (Carbonetto, 1985). En Costa Rica y Venezuela,
respectivamente, 71 y 70 % de los que trabajaban en el sector informal
eran miembros de hogares pobres en 1982.3 En 1985 la situación había
empeorado, ya que, como se ha señalado anteriormente, parte del ajuste
del mercado de trabajo al shock externo implicó una expansión del em
pleo informal y una reducción del ingreso promedio del sector.
El cuarto argumento económico es el acuerdo general que existe con
respecto a las perspectivas futuras de crecimiento de la región. Los pro
nósticos acerca de los mercados internacionales son en general pesimistas
y, en todo caso, no existen dudas de que las condiciones de la década de
los setenta han desaparecido para siempre. Además, aún se debe resolver
el problema de la deuda externa. Si los países de la América Latina van
s La relación es decir la importancia de los trabajos informales como fuente de
contraria,
ingresos para los hogares pobres, es menos significativa. Este porcentaje alcanza 45 % en Costa
Rica y sólo 24 % en Venezuela, lo que indica la importancia de los bajos ingresos obtenidos
en las actividades formales como causa de pobreza (Pollack, 1986).

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530 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

a mantener sus compromisos financieros, incluso con la reprogramación


actual y con las tasas de interés vigentes, las posibilidades de inversión
y crecimiento serán muy limitadas, lo que significará que la creación de
empleos en las actividades modernas no se recuperará a una tasa rápida.
Dado el aumento acelerado de la oferta de mano de obra se reducirán
las posibilidades de disminuir el tamaño del sector informal mediante una
transferencia de personas hacia actividades modernas. Este proceso podría
resultar lento, particularmente por el exagerado tamaño actual del sector
informal, como consecuencia de la crisis económica.
El último
argumento de tipo económico que puede contribuir a expli
car el aumento en el interés por aplicar políticas en favor del sector infor
mal, es el descubrimiento de que dichas políticas no implican un gran
gasto de recursos. Las relaciones capital-trabajo de las actividades infor
males son bajas, particularmente en comparación con las actividades mo
dernas. Por
lo tanto, si se canalizan créditos en apoyo de estas últimas
sólo afectará
una proporción mínima del total de fondos disponibles.
Más aún, hay otras políticas como la revisión de las disposiciones legales,
la asistencia técnica y la capacitación, que no requieren recursos y se pue
den poner en práctica con reducidos compromisos financieros, a cuya
atención los organismos internacionales están dispuestos a contribuir.
El segundo conjunto de causas consiste en motivos políticos e ideoló
gicos. Analizaremos tres de ellos. En primer lugar, con el retorno de la
democracia a la mayoría de los países latinoamericanos los políticos han
comprendido que los votantes informales han cobrado gran importancia
para asegurar su elección. No sólo ha aumentado el número de electores,
sino que también está ocurriendo un mayor grado de organización en di
versas esferas del sector informal. Esto ha permitido que los trabajadores
de dicho sector puedan hacer presentes sus intereses con fuerza creciente

y su participación, sobre todo en los gobiernos locales, está adquiriendo


mayor importancia. Así, no es extraño encontrar que representantes de
los vendedores han sido electos con amplia mayoría para los
ambulantes

gobiernos locales, como por ejemplo en la ciudad de Lima.


La segunda razón de tipo político consiste en el grado de conflicto
observado en las periferias de las ciudades, que es donde se concentran
más las actividades informales. La zonas sobrepobladas carecen de los
servicios básicos y las actividades informales coinciden en una base espa
cial. Asimismo, la crisis económica ha incrementado el potencial de con
flicto en esos lugares. Durante los últimos cinco años el desempleo abierto
ha aumentado drásticamente en la mayoría de los países de la América

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EL SECTOR INFORMAL 531

Latina y la expansion del empleo informal ha implicado un doble efecto


para quienes antes trabajaban en actividades informales. Por un lado,
han tenido que compartir su actividad económica con los recién llegados,

que en muchos casos son sus parientes. Estas actividades por lo general
se realizan en un mercado muy restringido y por lo tanto el resultado
económico consiste en dividir el mismo ingreso entre más personas. Por
otro lado, se produce un efecto en los niveles de vida. Estos trabajadores,

por medio de un mecanismo de familia extendida, generalmente tienen


que compartir sus precarias condiciones de vivienda y alimentación. No
sólo mantienen a otros trabajadores informales sino también a los ce
santes y esto afecta sus condiciones de vida, deteriorando más aún su
situación, la que ya era deficiente. Por eso no sorprende observar que en
diversas ciudades latinoamericanas han surgido en estos últimos años mo
vimientos dirigidos o espontáneos cuyo objetivo es ocupar terrenos y asal
tar supermercados. En otros países el deterioro económico se ha vinculado
a la reivindicación política nacional, lo que ha llevado a aplicar un mo
delo de cuasi segregación civil, que se asemeja al modelo de apartheid
sudafricano.
La tercera causa es principalmente de carácter ideológico y por cierto
está interrelacionada con las dos anteriores. La interpretación ideológica
tradicional del sector informal en la América Latina ha sido de margina
lización. El diagnóstico atribuye mayoritariamente la situación a la insu
ficiente creación de empleos en las actividades modernas. De este modo
se considera el excedente de mano de obra ocupado en el sector informal
como población marginal. Como tal sus expectativas consistían en intro
ducirse a las actividades modernas y a medida que este objetivo se torna
cada vez más difícil se producen un creciente antagonismo y un resen
timiento político. Existe un enfoque más reciente que postula que, contra
lo usualmente aceptado, los trabajadores informales son verdaderos em
presarios capitalistas de los países en desarrollo. Ellos han demostrado
una capacidad de administrar negocios en situaciones muy desfavorables
y sus posibilidades de crecer están condicionadas por la intervención del
Estado, principalmente por medio de excesivos requerimientos legales y
de protección a los mercados en favor de establecimientos formales. Se

gún este enfoque se sostienen dos líneas principales de interpretación


ideológica. La primera es que todos los miembros del sector informal se

comportan como capitalistas y, la segunda, que al igual que en muchos


otros campos de la actividad económica la intervención estatal conspira
contra el desarrollo y la estabilidad política.

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532 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

III. LOS RIESGOS DE LA ELABORACIÓN DE POLÍTICAS

PARA EL SECTOR INFORMAL

La popularidad actual del sector informal, que ha conducido a ciertas ini


ciativas políticas, debería ser bienvenida porque podría mejorar los in
gresos y las condiciones de vida
de los más necesitados. Sin embargo,
este tipo de intervención no está exento de riesgos y generalmente se con
cibe en forma equivocada. Esto es consecuencia en parte de que no se
han incorporado de manera apropiada los progresos científicos ocurridos
en el mundo académico. Por un lado, los estudios antropológicos de la9
actividades muestran que los programas
del sector informal de apoyo a
este sector elaborados en el centro no son, ni pueden ser, sostenidos a lar

go plazo. Lo anterior se combina con un enfoque que tiende a sustituir


o a apoyar artificialmente las actividades informales. Una vez terminado
el programa se puede producir frustración y en términos relativos sus

supuestos beneficiarios terminan en peores condiciones. Es necesario com

prender las restricciones con las cuales se realizan las actividades infor
males y, además, se debe contribuir a "dejarlas crecer en vez de hacerlas
crecer" (Weihert, 1986).
Asimismo, hay muchos aspectos en los que los actuales conocimientos
podrían ayudar a clarificar las restricciones en la elaboración de políticas

y sus consiguientes efectos, como también a iluminar los objetivos e ins


trumentos que demostraran ser los más adecuados. Un primer punto, ya
analizado en el comienzo de este trabajo, consiste en reconocer el grado
de heterogeneidad que por lo común se observa en el sector informal.
Por lo general la elaboración estándar de políticas se concibe como un

paquete que el acceso a los recursos complementarios


facilita al trabajo,

principalmente el capital. Esto concuerda con el diagnóstico que destaca


la importancia de la restricción de capital como la principal limitación

para el crecimiento de las actividades informales. No obstante, como ya


hemos señalado, este diagnóstico sólo corresponde a una parte del sector
informal cuando el análisis se orienta al mercado de productos. Para una
fracción importante del empleo informal el mercado de trabajo aún cons

tituye la principal unidad de análisis.


Incluso en el caso de unidades que emplean mano de obra
informales
asalariada el supuesto implícito en los programas de apoyo es que el cre
cimiento de la empresa irá en beneficio de todos sus miembros. Sin em

ya que el excedente de
bargo, este punto necesita mayor exploración,
mano de obra y la alta rotación de trabajadores en empresas pequeñas

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EL SECTOR INFORMAL 533

conspiran contra la posibilidad de aumentar los salarios, en particular


cuando no existen contratos de trabajo. Lo anterior conduce a dos conse
cuencias. La primera es que las políticas del sector informal deben diri

girse al núcleo del mismo y no deben justificarse en términos del gran


tamaño del empleo informal, que sobrestima el alcance de dichas polí
ticas. La segunda es que el efecto, si lo hay, será la creación de empleos
en lugar de un aumento en los niveles
de ingreso de los trabajadores de

empresas pequeñas. Como resultado de las diferencias de ingreso obser


vadas en este sector, el apoyo a las actividades informales no puede cons
tituir una política a corto plazo contra la extrema pobreza, puesto que tal
objetivo sólo se alcanzará por medio de la esperada creación de empleos
en el futuro.

Hay un segundo aspecto que se relaciona estrechamente con el ante


rior y que se refiere a la adecuada comprensión de los modos de produc
ción. Dado que la forma de organización prevaleciente en el núcleo del
sector informal que puede ser objeto de apoyo es la unidad hogar-produc
ción, se debe incorporar la fungibilidad de recursos a la elaboración de
las políticas. Esto requiere un enfoque flexible ya que, por ejemplo, el
crédito no puede distinguir el uso de los fondos en los talleres en que
parte del capital, tal como la vivienda y los automóviles, se emplea tanto
para el hogar como para fines de producción. Lo mismo puede decirse
del capital de trabajo en los casos en que la principal actividad es la co
mercialización de bienes de consumo. Asimismo, hay espacio para com
binar las políticas de ayuda social con las de producción. Si se apoyan
los nivelesde salud, educación, nutrición y vivienda de los miembros
de la familia se obtendrá una mayor eficiencia en la unidad productiva.
Por lo tanto el conjunto de políticas no puede limitarse al apoyo produc
tivo según la concepción actual, sino más bien debe incorporar las múlti
ples dimensiones requeridas por el tipo de organización de la producción
prevaleciente en el sector informal.
El último punto que debe incluirse en el análisis es la identificación
del interés de las personas ocupadas en este sector. Los estudios académi
cos al respecto han progresado pero aún faltan conocimientos. Las inves

tigaciones indican que, según lo percibido por los beneficiarios potencia


les, los intereses difieren de acuerdo con la posición ocupada en el sector
informal, lo que una vez más refleja su heterogeneidad. Se ha realizado
una interesante clasificación para Lima (Matos Mar, 1986), en la que se
distinguen cuatro grupos: venndedores ambulantes, propietarios de peque
ños talleres, transportistas y trabajadores de pequeños talleres.

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534 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

En de Lima, el primer grupo, formado


el caso por los vendedores
ambulantes de bienes y servicios, está organizado y ha podido presentar
sus peticiones a la municipalidad metropolitana de Lima por medio de la
Federación de Vendedores Callejeros. Su demanda más importante es
la seguridad, pues necesitan un lugar protegido donde vender su merca
dería y el acceso al sistema de crédito formal con bajas tasas de interés
y reducidas garantías, para sustituir la actual organización crediticia in
formal que implica Para
intereses muy altos. el segundo grupo, que
corresponde a los propietarios de talleres informales, la principal preocu
pación es el exceso de requisitos legales que dificulta la regularización
de sus negocios. Aun cuando la "ilegalidad" constituye el modo de ope
ración aceptado por estos talleres, con ello no se resuelve el problema
sino que más bien se generan costos financieros adicionales, como por

ejemplo los pagos por "protección". Este grupo está en gran medida des

organizado y, de acuerdo con diversos estudios, se comporta de manera


individualista tanto en su papel de productores como en el de miembros
de la sociedad.
Lostransportistas, que en su mayoría poseen un automóvil o un ca
mión, presentan varias similitudes con el grupo anterior, particularmente
por el hecho de que tienen escasa organización y se comportan de manera
individualista. No obstante, ellos reclaman no tanto por el problema de
la legalidad, sino más bien por el costo y los precios de las actividades
de transporte. El costo depende de los bienes importados, de los aranceles

y de las políticas cambiarías y de precios aplicadas a los combustibles.


Por cierto, la posibilidad de influir en dichas decisiones macreconómicas
es prácticamente inexistente y el grupo así lo percibe. En el caso de los

precios cobrados por sus servicios hay más posibilidades de presionar, ya

que los aranceles son fijados por las municipalidades y por los ministerios
de transporte. En muchas circunstancias sus demandas no se refieren sola
mente a los reajustes de tarifas sino también al subsidio a la gasolina.
Estos dos últimos grupos corroboran el argumento ideológico expuesto
líneas arriba, en el sentido de que sus miembros se comportan más como

capitalistas que como miembros de la población marginal.


Finalmente, los trabajadores de los pequeños talleres perciben que su

mayor necesidad es protección. Ellos sufren de inestabilidad, dificultades

para incorporarse a los sindicatosy falta de acceso a la seguridad social,


y además reciben salarios no garantizados por la ley. Dado que esta pro
tección laboral no necesariamente se identifica con las posibilidades de
los propietarios de los talleres, algunas de sus peticiones, si no todas, se

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EL SECTOR INFORMAL 535

relacionan del gobierno para aumentar la cobertura de la


con la eficacia

legislación Silaboral.
se pregunta a los trabajadores de los talleres pe
queños por su interés en ingresar al sistema de seguridad social habitual
mente responden de manera negativa, pues calculan que el costo del siste
ma implicará una reducción de los salarios en lugar de una contribución
del empleador (Weihert, 1986).
Al examinar esta lista de peticiones se pueden identificar distintos
instrumentos de política y grados de acción. No obstante, un gran núme
ro de ellos se presenta en el ámbito local, ya se trate de eliminar la perse
cución de los vendedores
ambulantes por parte de la policía local, los
requisitos legales para los propietarios de talleres o los permisos para
actividades de transporte. Más aún, las medidas destinadas a resolver
estos problemas no implican la movilización de grandes cantidades de
recursos financieros. Sin embargo, hay otras demandas que no pueden
enfrentarse localmente y que deben constituir decisiones nacionales. Pero
en el caso de las decisiones locales es necesario
poder otorgar suficiente
y capacidad a los correspondientes gobiernos para que éstos puedan res
ponder y satisfacer las demandas del sector informal. De este modo se
podría alcanzar un nivel apropiado para el análisis y la solución de los
problemas, al mismo tiempo que se contribuiría a aumentar la eficiencia
del Estado. Además, se descentralizarían los conflictos y como conse
cuencia podría alcanzarse una democracia más estable.

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EL TRIMESTRE ECONÓMICO

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