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NOVENA EN HONOR A LA INMACULADA CONCEPCION

“CON MARIA, DISCIPULO MISIONERO EN SALIDA”

Cuarto día de la Novena:


MARÍA, DISCÍPULA QUE ESCUCHA Y VIVE LA PALABRA

Monición de Entrada
Bienvenidos hermanos al cuarto día novena en honor a la Virgen Inmaculada
Concepción.
dice san Agustín que “ciertamente cumplió santa María, con toda perfección, la
voluntad del Padre. Y, por esto, es más importante su condición de discípula que la
de madre de Cristo, que es más dichosa por ser discípula de Cristo que por ser
madre de Cristo”.
Aprendamos nosotros de María a escuchar la Palabra de Dios, a conservarla en el
corazón y a llevarla a la práctica en la vida diaria. Nos ponemos de pie y entonamos
el canto de entrada.

Primera Lectura
El Libro del Eclesiástico ensalza la sabiduría. Es una acción de gracias a Dios
porque la sabiduría se identifica con Dios. Y quien la consigue, lo agradece y da
gracias. Da gusto leer tantas bendiciones juntas por este don, con el que le han
venido tantos bienes. Escuchemos.

Salmo responsorial Sal 18, 8. 9. 10-11. 15 (R.: cf. Jn 6, 63c)

Respondamos la siguiente antífona diciendo:

R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

Evangelio:
Jesús en el Evangelio, con ocasión de la presencia de su Madre y de sus parientes
que lo buscan, nos dice que su madre y sus hermanos de verdad son los que
escuchan la palabra de Dios y la cumplen. Nos ponemos de pie ante la presencia
del Señor en el Evangelio, antes entonamos el aleluya.

Oración de los fieles


Confiando plenamente en el amor de Dios por sus hijos, elevemos nuestras
súplicas al Señor poniendo como nuestra intercesora a María Inmaculada, discípula
que escucha y vive la palabra diciendo:
MARÍA, DISCÍPULA QUE ESCUCHA Y VIVE LA PALABRA

*Por la santa iglesia de Dios, para que su testimonio de vida, de fe y caridad, haga
surgir en todos los deseos de escuchar y hacer vida la Palabra de Dios. Roguemos
al Señor

* Por todos los pueblos de la tierra, para que sean conducidos desde la justicia, la
paz y la fraternidad. Para que acaben las guerras y construyamos entre toda la paz
verdadera. Roguemos al Señor.

* Por nuestros hermanos misioneros de nuestra Parroquia, por los que participan en
la vida parroquial y por los enfermos que no pueden salir de sus casas, para que el
Señor, Dios de la salud, les proteja en su ancianidad. Roguemos al Señor.

* Por todos los que participamos en la novena en honor de María Inmaculada, para
que, imitando la entrega de María y su compromiso de fidelidad, seamos capaces
de dar al mundo el testimonio de vida cristiana que está necesitando. Roguemos al
Señor.

*Pedimos también por la Familia Ortega Aranda, y familiares para que, en su misión
evangelizadora dentro de sus hogares, este siempre presente el amor de Jesús y la
devoción a la Virgen. Roguemos al Señor.

Señor, Dios nuestro, a ti elevamos nuestras suplicas, esperando que en tu bondad


y por la intercesión de María, discípula que escucha y vive la Palabra, nos
concedas lo que de ti necesitamos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Colecta: La realidad de nuestro país es preocupante y en el hogar se refleja cuando


van quedando muchas necesidades sin ser satisfechas. María, en medio del dolor,
nos enseña a mantenernos firmes siendo solidarios, aprendiendo a protegernos
mutuamente.

Ofrendas: El pan y las uvas representan al esfuerzo, la perseverancia y la fidelidad


a tu Palabra Señor, aún en medio del dolor y la necesidad. Es nuestra solidaridad
con quienes más necesitan. Acéptanos.

Comunión: Cuando comulgamos, Cristo se arranca así mismo para alimentarnos y


de esa manera darnos Vida. Por eso este momento es la cima de nuestro
encuentro con Él. En acto de adoración y amor acerquémonos a recibirlo.

Despedida.
María nos enseña a conservarnos firmes en el camino del Señor, aun cuando
sintamos destrozarnos, morirnos por qué; Dios jamás abandona a sus hijos, porque
nunca lo hizo con su Hijo, con la Virgen y con todos los que han perseverado.
Lectura del libro del Eclesiástico 51, 13-18. 20–22

Siendo aún joven, antes de torcerme, deseé la sabiduría con


toda el alma, la busqué desde mi juventud y hasta la muerte la
perseguiré; crecía como racimo que madura, y mi corazón
gozaba con ella, mis pasos caminaban fielmente siguiendo sus
huellas desde joven, presté oído un poco para recibirla, y alcancé
doctrina copiosa; su yugo me resultó glorioso, daré gracias al
que me enseñó; decidí seguirla fielmente, cuando la alcance no
me avergonzaré. 
Mi alma la siguió desde el principio y la poseyó con pureza; con
sus consejos conseguí prudencia,
por eso no la abandonaré; mis entrañas se conmovían al mirarla,
por eso la adquirí como posesión preciosa; el Señor me concedió
lo que pedían mis labios, con mi lengua le daré gracias.
Palabra de Dios

Salmo responsorial Sal 18, 8. 9. 10-11. 15 (R.: cf. Jn 6, 63c)

R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; 


el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante. 
Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; 
la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos. R.

La voluntad del Señor es pura y eternamente estable; 


los mandamientos del Señor son verdaderos 
y enteramente justos.
Más preciosos que el oro, más que el oro fino; 
más dulces que la miel de un panal que destila. R.

Que te agraden las palabras de mi boca,


Y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío. R.
Cuarto día de la Novena:

MARÍA, DISCÍPULA QUE ESCUCHA Y VIVE LA PALABRA

+ Lectura del santo Evangelio según san Mateo 12, 46-50

En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente,


cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera,
tratando de hablar con él. Uno se lo avisó:
- «Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren
hablar contigo.»
Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo:
- «Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la
voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi
hermana, y mi madre.»

Palabra del Señor.

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