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NOVENA EN HONOR A LA INMACULADA CONCEPCION

“CON MARIA, DISCIPULO MISIONERO EN SALIDA”

Tercer día de la Novena:


DICHOSA TU PORQUE LLORAS CON ESPERANZA.

Monición de entrada
Bienvenidos todos al tercer día de la novena. Hoy miramos a María y la llamamos
dichosa porque vive la bienaventuranza de los que lloran con esperanza.
Nuestra vida es lucha. Por eso en las dificultades volvemos los ojos a ella “vida,
dulzura y esperanza nuestra” Escuchamos su invitación a acudir a ella en la
seguridad de ser escuchados y de recibir las gracias de fortaleza, simbolizadas por
los rayos que brotan de sus manos extendidas.
Unidos a María, la mujer que vive la esperanza en el dolor, comenzamos esta
Eucaristía.

Primera Lectura:
El apóstol Pablo canta el amor de Dios visualizado en la muerte y resurrección de
Cristo Jesús. Si Dios nos ha amado, y nos ama, hasta la frontera de lo impensable,
entregando a su Hijo a la muerte por nosotros, continuará manifestándonos su amor
fiel y salvador en toda nuestra historia escuchemos atento.

Salmo responsorial: Sal 17, 2-3. 5-6. 7. 19-20 (R.: 7a)


Todos respondemos al Salmo siguente diciendo:

“En el peligro invoque al Señor”

Evangelio
El evangelio de hoy nos la presenta junto a su Hijo en el Calvario. La mujer, que se
mantuvo en una discreta lejanía durante la vida pública de su Hijo, volverá al primer
plano a la hora de la Pasión. Y allí, al lado de Jesús, camino del Calvario primero, y
junto a la Cruz después, allí estuvo en pie, aguantando, estando…para que Cristo
dejara en sus manos la más hermosa, pero también la más difícil de las misiones: la
maternidad de todos nosotros, representados en Juan al pie de la Cruz.

Oración de los fieles


En el tercer día de la novena en honor a la Virgen Inmaculada, presentemos
nuestras súplicas a Dios Padre, confiando en la intercesión de nuestra Madre.
Respondiendo todos;
DICHOSA TU PORQUE LLORAS CON ESPERANZA.

●Por la Iglesia, nacida del corazón traspasado de Jesús, para que comunique a los
hombres de nuestro tiempo la misericordia que ella misma experimenta. Roguemos
al Señor.
●Por los pobres, los enfermos, los que están solos, para que experimenten la
cercanía del Señor y nosotros encontremos tiempo para ayudarles. Roguemos al
Señor.

●Señor Jesús que quisiste nacer y crecer en el seno de la familia de Nazaret,


protege a nuestras familias y haz que reine en ellas la concordia y la paz.
Roguemos al Señor.

●Por todos los emigrantes que llegan a nuestro país, buscando mejorar sus
condiciones de vida, para que encuentren en nosotros un corazón abierto a sus
necesidades. Roguemos al Señor.

●Por la Familia ………………………….., para que sean reflejo de la misericordia de


Dios. Roguemos al Señor.

●Por todos los que participamos en la novena en honor de María Inmaculada, para
que imitando la entrega de María y su compromiso de fidelidad, seamos capaces de
dar al mundo el testimonio de vida cristiana que está necesitando. Roguemos al
Señor.

Señor nuestro, a ti elevamos nuestras súplicas, esperando que en tu bondad y por


la intercesión de María Inmaculada, nuestra Madre, nos concedas lo que de ti
necesitamos. Por Jesucristo nuestro Señor.

Colecta: La realidad de nuestro país es preocupante y en el hogar se refleja cuando


van quedando muchas necesidades sin ser satisfechas. María, en medio del dolor,
nos enseña a mantenernos firmes siendo solidarios, aprendiendo a protegernos
mutuamente.

Ofrendas: El pan y las uvas representan al esfuerzo, la perseverancia y la fidelidad


a tu Palabra Señor, aún en medio del dolor y la necesidad. Es nuestra solidaridad
con quienes más necesitan. Acéptanos.

Comunión: Cuando comulgamos, Cristo se arranca así mismo para alimentarnos y


de esa manera darnos Vida. Por eso este momento es la cima de nuestro
encuentro con Él. En acto de adoración y amor acerquémonos a recibirlo.

Despedida.
María nos enseña a conservarnos firmes en el camino del Señor, aun cuando
sintamos destrozarnos, morirnos porque; Dios jamás abandona a sus hijos, porque
nunca lo hizo con su Hijo, con la Virgen y con todos los que han perseverado.
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 8, 31b-39
Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no
perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por nosotros,
¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios?
Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo que
murió, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por
nosotros?
¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?; ¿la aflicción?, ¿la
angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?,
¿la espada?, como dice la Escritura: «Por tu causa nos degüellan cada
día, nos tratan como a ovejas de matanza».
Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado.
Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni
principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad,
ni criatura alguna, podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en
Cristo Jesús, Señor nuestro.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 17, 2-3. 5-6. 7. 19-20 (R.: 7a)


“En el peligro invoque al Señor”

Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;


Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte. R.

Me cercaban olas mortales,


torrentes destructores me aterraban,
me envolvían las redes del abismo,
me alcanzaban los lazos de la muerte. R.

En el peligro invoqué al Señor,


grité a mi Dios:
desde su templo él escuchó mi voz,
y mi grito llegó a sus oídos. R.

Me acosaban el día funesto,


pero el Señor fue mi apoyo:
me sacó a un lugar espacioso,
me libró porque me amaba. R.

Tercer día de la Novena:


DICHOSA TU PORQUE LLORAS CON ESPERANZA.

Versículo antes del evangelio


Estaba santa María, Reina del cielo y Señora del mundo,
sufriendo junto a la cruz del Señor.

Junto a la cruz de Jesús estaba su madre

+ Lectura del santo Evangelio según san Juan 19, 25-


27.
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su
madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y
María la Magdalena. Jesús, al ver a su madre, y cerca al
discípulo que tanto quería, 
dijo a su madre:
— Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo: 
— Ahí tienes a tu madre. 
Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. 

Palabra del Señor.

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