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Bienvenidos todos al tercer día de la novena. Hoy miramos a María y la llamamos
dichosa porque vive la bienaventuranza de los que lloran con esperanza.
Nuestra vida es lucha. Por eso en las dificultades volvemos los ojos a ella “vida,
dulzura y esperanza nuestra” Escuchamos su invitación a acudir a ella en la
seguridad de ser escuchados y de recibir las gracias de fortaleza, simbolizadas por
los rayos que brotan de sus manos extendidas.
Unidos a María, la mujer que vive la esperanza en el dolor, comenzamos esta
Eucaristía.
Primera Lectura:
El apóstol Pablo canta el amor de Dios visualizado en la muerte y resurrección de
Cristo Jesús. Si Dios nos ha amado, y nos ama, hasta la frontera de lo impensable,
entregando a su Hijo a la muerte por nosotros, continuará manifestándonos su amor
fiel y salvador en toda nuestra historia escuchemos atento.
Evangelio
El evangelio de hoy nos la presenta junto a su Hijo en el Calvario. La mujer, que se
mantuvo en una discreta lejanía durante la vida pública de su Hijo, volverá al primer
plano a la hora de la Pasión. Y allí, al lado de Jesús, camino del Calvario primero, y
junto a la Cruz después, allí estuvo en pie, aguantando, estando…para que Cristo
dejara en sus manos la más hermosa, pero también la más difícil de las misiones: la
maternidad de todos nosotros, representados en Juan al pie de la Cruz.
●Por la Iglesia, nacida del corazón traspasado de Jesús, para que comunique a los
hombres de nuestro tiempo la misericordia que ella misma experimenta. Roguemos
al Señor.
●Por los pobres, los enfermos, los que están solos, para que experimenten la
cercanía del Señor y nosotros encontremos tiempo para ayudarles. Roguemos al
Señor.
●Por todos los emigrantes que llegan a nuestro país, buscando mejorar sus
condiciones de vida, para que encuentren en nosotros un corazón abierto a sus
necesidades. Roguemos al Señor.
●Por todos los que participamos en la novena en honor de María Inmaculada, para
que imitando la entrega de María y su compromiso de fidelidad, seamos capaces de
dar al mundo el testimonio de vida cristiana que está necesitando. Roguemos al
Señor.
Despedida.
María nos enseña a conservarnos firmes en el camino del Señor, aun cuando
sintamos destrozarnos, morirnos porque; Dios jamás abandona a sus hijos, porque
nunca lo hizo con su Hijo, con la Virgen y con todos los que han perseverado.
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 8, 31b-39
Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no
perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por nosotros,
¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios?
Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo que
murió, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por
nosotros?
¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?; ¿la aflicción?, ¿la
angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?,
¿la espada?, como dice la Escritura: «Por tu causa nos degüellan cada
día, nos tratan como a ovejas de matanza».
Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado.
Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni
principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad,
ni criatura alguna, podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en
Cristo Jesús, Señor nuestro.
Palabra de Dios.