No era un evangelista mundialmente conocido, tampoco era el director de
alabanza de su iglesia, no era un discipulador, ni líder de algún grupo, y ni si quiera estaba en el grupo de danza. No era un teólogo con muchos títulos ni un predicador capaz de reunir multitudes. Y si no fuera por su edad (600 años) y por su blanca barba, tranquilamente podría pertenecer al ministerio juvenil. Y nosotros seguramente lo criticaríamos diciendo: “Míralo a Noé, cuándo pensará comprometerse en algún ministerio, nunca hace nada”. Aunque las apariencias nos engañen, Noé SI estaba COMPROMETIDO, pero con algo mucho más importante que un ministerio. Su compromiso era tan intenso que, entre todos, él fue el único a quien Dios tuvo en cuenta.
SER DIFERENTES es defender la verdad de Dios entre tantas mentiras y
falsificaciones, es vivir sin pecado entre tanta pecaminosidad, es sonreír y gozar auténticamente entre tanta falsedad. SER DIFERENTES es vivir en santidad, es pagar el precio de no ser entendido por muchos. Es vivir haciendo lo que Dios quiere, pensando como Dios piensa y hablando como Dios habla.
SER DIFERENTES es permitirle al Espíritu Santo gobernar nuestras vidas y
que su fruto de amor, gozo, paz, paciencia, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio se muestren en nuestra manera de vivir todos los días. ¿Estás dispuesto a serlo, ser un auténtico diferente?