Realizar interpretaciones sobre el estado absolutista conlleva en todos los casos a
referenciar la centralización del poder en cabeza del rey, el mismo que en ejercicio soberano está facultado a establecer acuerdos diplomáticos y comerciales con otros estados, además, administra el territorio en pro de acumular riqueza para sí mismo, también posee un ejército privado, una de las razones por las cuales ocupa la parte más alta en la escala social piramidal, sus decisiones gozaran de independencia aunque en algunos casos se hagan consultas internas a los organismos delegados por el mismo , ( la corte, concejeros, ministros) aunque su voluntad se encuentra por encima de ellos y la ley, un elemento clave en la afirmación de que este modelo se manifiesta como un estado no efectivo y depredador por que el beneficio siempre apunta hacia la monarquía y no a los demás miembros que conforman el estado. Diapositiva 4 (ANTECEDENTES) El que fuera elevado a la altura de un dios por encima de la nobleza, como dueño y señor de la persona y propiedades de diecinueve millones de franceses, nació el 5 de septiembre de 1638 en Saint-Germain-en-Laye, junto a París. El cardenal Richelieu (1582-1642): primer ministro y principal consejero de Luis XIII (1610-1643), restauró la autoridad del monarca mediante la represión de los hugonotes (protestantes), que se habían sublevado en 1625, y la limitación del poder de la alta nobleza con el nombramiento de delegados de la corona en las provincias. En política exterior, intentó reforzar el papel de Francia como potencia europea mediante la alianza con los enemigos de la Casa de Habsburgo. La época de Richelieu fue un momento crucial de reforma en Francia. Al comienzo, la estructura política del país era básicamente feudal, con una nobleza poderosa y una gran variedad de leyes según los territorios. Las diferentes facciones nobles conspiraban periódicamente contra el rey, poseían sus propios ejércitos y se aliaban con potencias extranjeras. Esto dio paso a un Estado centralizado bajo el cardenal. Los intereses locales o religiosos fueron subordinados a los nacionales, representados por el rey. El cardenal Mazarino (1602-1661): primer ministro durante la minoría de edad de Luis XIV (1643-1715), continuó la línea del cardenal Richelieu. Su política centralizadora originó la sublevación de la Fronda (1648-1652), impulsada por el Parlamento de París y secundada por los nobles con el objetivo de limitar los poderes de la monarquía. Jean-Baptiste Colbert (1619-1683): ministro de finanzas de Luis XIV, se encargó de poner en orden las finanzas reales y de promover el enriquecimiento del Estado. Inspirado por el mercantilismo, impulsó las exportaciones de productos manufacturados franceses como medio para atraer el oro y la plata de otros países. Para ello ordenó construir fábricas y una gran flota mercante y de guerra, e impulsó la fundación de colonias en ultramar. instauró un sistema económico que se basó en la acumulación de riqueza para lo cual, se impusieron fuertes restricciones al comercio, protección de la industria local y permanente intervención del Estado en la economía
L DINERO, NERVIO DE LA GUERRA
Movilizar eficazmente semejantes masas de hombres requería un ingente esfuerzo por parte del Estado en todos los planos, en primer lugar el financiero. Soldadas, abastecimientos y armamento engullían una proporción enorme de los recursos del Estado. Sabemos que en 1691 nada menos que el 73 por ciento de todos los ingresos públicos de la monarquía francesa iban destinados al ejército, y el 16 por ciento a la marina.
UN EJÉRCITO NUNCA VISTO
Para llevar a cabo esta política de guerra y expansión territorial Luis XIV contaba sin duda con el ejército más poderoso de Europa. Así se reflejaba en los efectivos que llegó a reunir, que alcanzaron cifras nunca vistas en el continente. Sin embargo, el éxito de los ejércitos de Luis XIV no radicó en las cifras globales de combatientes y de recursos financieros, sino más bien en otro factor: el modelo de organización de las fuerzas armadas. Fue la estructura de mando, la disciplina, el sistema de abastecimiento de provisiones y de armamento y el control completo por parte del Estado de los asuntos bélicos lo que dio a Francia una ventaja decisiva sobre sus rivales y lo que convertiría al ejército francés en un ejemplo para las máquinas militares de los demás países europeos a lo largo de más de un siglo. El objetivo era lograr un ejército más profesional, que obedeciera directamente al rey y a sus ministros, acabando con los privilegios nobiliarios; como escribió Voltaire: «Se tuvo en cuenta los servicios, y no los abuelos, algo que no se había visto demasiado hasta entonces». Del mismo modo, se procuró que los empleos de oficiales de baja y media graduación no estuvieran únicamente en manos de los nobles, e incluso se intentó crear una academia militar para garantizar una formación adecuada de los oficiales.