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Los límites de la libertad de expresión

Si hablamos de la situación de la libertad de expresión en España, hay que


ponerse radicales, es decir, ir a la raíz del problema. Diversas organizaciones
de la sociedad civil llevamos años denunciando cómo en España se vulnera
gravemente este derecho. También el Consejo de Europa y Naciones Unidas
han pedido recientemente a España que revise su legislación ante algunos
casos que han sido objeto de polémica en los últimos tiempos. Por ello, cabe
preguntarse: ¿no tiene límites la libertad de expresión?, ¿qué dice el derecho
internacional?, ¿por qué es tan importante defender la libertad de expresión?

Como punto de partida cabe recordar que expresarse sobre cuestiones de


interés público es esencial para mantener un debate informado y dinámico en
nuestra sociedad, y que las personas que se dedican al arte y a la música
desempeñan un papel crucial en cuestionar el status quo e inspirar el
pensamiento crítico. Es por ello que el derecho a la libertad de expresión
protege, incluso, mensajes y declaraciones que ofenden, escandalizan o
molestan.
Si pensamos en los límites de la libertad de expresión, es ineludible acordarse
de la famosa cita: Detesto lo que piensas, pero defenderé hasta la muerte tu
derecho a decirlo. Frase de la escritora británica Evelyn Beatrice Hall,
extraída de su obra “Los amigos de Voltaire” (1906) y que se suele atribuir
erróneamente al filósofo francés.
Durante la Ilustración, Voltaire destacó por ser un crítico feroz de todo lo que
consideraba equivocado, no dejando títere con cabeza en sus expresiones. No
viene mal acordarnos de él y de esta cita en unos tiempos en los que el Estado
español encierra, condena y juzga a titiriteros, activistas, periodistas, tuiteros y
raperos, por lo que expresan en redes sociales o en las letras de una canción.
España es Estado Parte en varios tratados vinculantes que garantizan el
derecho a la libertad de expresión, es decir, el derecho de todas las personas a
buscar, recibir y difundir información e ideas. Entre estos tratados figuran
el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP, artículos 19 y
20), y el Convenio Europeo de Derechos Humanos (artículo 10), a los que
España está adherida. También la Constitución Española reconoce en su
artículo 20 el derecho a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas
y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de
reproducción. El Estado español tiene la obligación de respetar, proteger y
promover estos derechos.
La necesaria reforma del Código Penal para que respete la libertad de
expresión

Aún queda camino para que España deje de engrosar la lista de países que
condenan a artistas o activistas por lo que dicen, cantan o escriben, y alinear
nuestra legislación a los estándares internacionales de derechos humanos.

Resulta ya improrrogable reformar el Código Penal, derogando


su artículo 578, y garantizar que ninguna de sus disposiciones viola las
obligaciones de protección de los derechos humanos contraídas por España
internacionalmente. De igual modo, es necesario garantizar que ninguna
disposición del Código Penal, incluidos los artículos relativos a injurias a la
corona y a las instituciones del Estado, y ofensas a los sentimientos religiosos,
penaliza expresiones que no son apología del odio.
En junio de 2021, el Pleno del Congreso ha apoyado abrir la reforma del
Código Penal para despenalizar estos delitos. Es hora de que el Parlamento
nos de una buena noticia y que más pronto que tarde llegue a buen puerto.
En definitiva, poder expresarnos libremente es una necesidad
ciudadana. El poder transmitir nuestros pensamientos, ideas y opiniones
siempre que no implique un delito de odio debería ser aceptado. Desde
Amnistía Internacional luchamos para que esta reforma en el Código Penal
español no sea un sueño, sino una realidad y quede garantizado este derecho
fundamental.

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