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Intolerancia

La palabra intolerancia significa, en términos generales, un alto grado de rechazo hacia algo o alguien. En ese sentido, es
un término que se usa en distintos contextos para referir actitudes faltas de empatía, comprensión y aceptación de algo que
nos resulta ajeno, otro, diferente.

Así, por ejemplo, en el campo médico y nutricional, las intolerancias alimentarias son la incapacidad para digerir
ciertos alimentos o ciertas sustancias, o bien para asimilarlos de manera armónica. Las personas intolerantes a la lactosa,
por ejemplo, sufren a la hora de digerir lácteos, pues sus organismos carecen de ciertas enzimas indispensables para ello.

Sin embargo, la intolerancia en el ámbito sociológico implica actitudes de rechazo y confrontación hacia todo aquello
percibido como ajeno, sean individuos, tendencias de pensamiento o manifestaciones culturales.

Dicho de forma sencilla, la intolerancia se manifiesta en actitudes de rechazo visceral hacia lo otro, o sea, de un rechazo a
priori, arraigado en el prejuicio o en el trauma, pero que no se maneja de manera racional, ni empática.

En este ámbito, la intolerancia constituye un problema social, dado que sienta las bases para acciones
y discursos discriminatorios, para la segregación social, y puede conducir a actitudes fanáticas, fundamentalistas, y
persecuciones o a crímenes de odio.

Tipos de intolerancia
La intolerancia en el terreno sociológico se diferencia en base al criterio por el cual se expresa rechazo hacia los demás,
pudiendo ser:

 Intolerancia política o ideológica. Consiste en el rechazo fanático hacia determinadas formas de pensamiento,


visiones sociales o políticas, o simplemente el compromiso fanático con una causa, que desestima o considera
erróneas a priori cualquier otra.
 Intolerancia de género. En este caso el rechazo se manifiesta contra las personas de un determinado género u
orientación sexual, cuando no en contra del otro sexo, lo cual deriva a menudo en sexismo, homofobia o transfobia.
 Intolerancia racial o cultural. Como su nombre lo expresa, dirige su odio hacia una determinada raza o color de piel,
o simplemente hacia aquellos que considera extranjeros, miembros de una cultura distinta, ajena. En ese sentido,
suele manifestarse como xenofobia o como racismo.

 Intolerancia religiosa. Consiste en el rechazo intenso a alguna religión específica o a cierto tipo de manifestaciones


místicas. Es común entre fundamentalistas religiosos.

A pesar de haber distintas formas de intolerancia, normalmente suelen coincidir en un mismo individuo, o sea, ir juntas.
Así, es común que la intolerancia hacia los extranjeros o xenofobia, esté acompañada por el odio a su religión, su cultura,
su color de piel, etc.
Ejemplos de intolerancia
Por desgracia, ejemplos de intolerancia abundan en nuestra historia previa y reciente como especie. A continuación,
algunos casos concretos:

 El antisemitismo europeo. El pueblo judío es un pueblo errante desde la antigüedad, cuando su Estado fue invadido y
destruido por las fuerzas imperiales del momento. Desde entonces, han vivido una diáspora dolorosa que los ha
llevado a fusionarse en mayor o menor grado con otras culturas y nacionalidades, teniendo presencia en casi todo el
mundo. Ello les ha acarreado actitudes de rechazo e intolerancia, cuyo punto cumbre fueron los pogromos de
la Europa del Este en el siglo XX y, desde luego, el sistemático genocidio del nazismo alemán, movimiento que los
hacía responsables de la depresión económica alemana.
 El Ku Klux Klan. Creado en el siglo XIX al término de la guerra de secesión estadounidense, este movimiento reunió
bajo su ala a diversos grupos de extrema derecha que profesaban una profunda intolerancia racial: la supremacía de
la raza blanca. Así, eran comunes sus actitudes xenófobas, racistas, homófobas, antisemitas, y anticomunistas. Sus
miembros solían vestir una bata y caperuza blancas, y su símbolo era una cruz ardiente.

 El fundamentalismo islámico. A inicios del siglo XXI, distintos grupos radicales religiosos árabes, seguidores
del islam, se armaron en un único ejército disperso bajo la bandera de la guerra santa o yihad, y se dispusieron a
librar una guerra contra las potencias occidentales mediante el terrorismo. Grupos como Al-Qaeda o el Estado
Islámico (ISIS o Daesh) aspiraban a instaurar un Estado religioso que unificara a los practicantes del islam bajo la ley
religiosa (sharia) tal y como la expresa el Corán. Cristianos, infieles, homosexuales y otras minorías, bajo su
régimen, debían ser oprimidas o eliminadas.

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