INSTITUTO HISPANO INGLÉS, AC

CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA
Corpus Christi

Monición

¡Alabado sea el Verbo Encarnado! ¡Para siempre, Amén!

En esta solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo nos reunimos en

torno a la mesa del Señor. La presencia real de Jesucristo en la Eucaristía es
signo del amor que Él tiene por nosotros. El pan que hoy partimos es símbolo de
nuestra persona, de nuestros bienes, de nuestra vida entera y es para compartirlo
con los demás.

Hoy le pedimos a Dios nuestro Padre, que así como alcanza el pan en
nuestra casa, la comunión con Cristo Jesús nos alcance para todos; y sobre todo,
le agradecemos que Él decidiera quedarse con nosotros para siempre. Con
alegría entonamos nuestro canto de entrada.

I. RITOS INICIALES

El que preside se signa junto con toda la asamblea.

† En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Todos: Amén
Se canta el Gloria

ORACIÓN COLECTA

† Señor Nuestro Jesucristo, que en este admirable sacramento nos

dejaste el memorial de tu pasión, concédenos venerar de tal modo los
sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos
continuamente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y
reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los
siglos de los siglos.

Todos: Amén
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II. LITURGIA DE LA PALABRA

Monición de las lecturas

En el libro del Génesis se nos recuerda cómo el Sacerdote Melquisedec
ofrece al Señor el pan y el vino, dando gracias y alabando al Señor. Por su parte,
en su carta a la iglesia de Corinto, San Pablo recuerda cómo el creyente puede
proclamar la muerte del Señor hasta que vuelva, mediante la ofrenda eucarística
que hizo Jesús y que la Iglesia vive participando de esa herencia eterna.
Escuchemos con atención.

Primera lectura
Del libro del Génesis: 14, 18-20

“En aquellos días, Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y

vino, después era sacerdote del Dios altísimo, y bendijo a Abram,
diciendo: “Bendito sea Abram de parte del Dios altísimo, creador de
cielos y tierra; y bendito sea el Dios altísimo, que entregó a tus
enemigos en tus manos”.

Y Abram le dio el diezmo de todo lo que había rescatado”.

Palabra de Dios. Todos: Te alabamos, Señor.

Del salmo 109

R/. Tú eres sacerdote para siempre.

Esto ha dicho el Señor a mi Señor:
“Siéntate a mi derecha;
yo haré de tus contrarios
el estrado donde pongas los pies”

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R/. Tú eres sacerdote para siempre.

Extenderá el Señor desde Sión
tu centro poderoso
y tú dominarás al enemigo.
R/. Tú eres sacerdote para siempre.
Es tuyo el señorío;
el día en que naciste en los montes sagrados,
te consagró el Señor antes del alba.
R/. Tú eres sacerdote para siempre.
Juró el Señor y no ha de retractarse:
“Tú eres sacerdote para siempre, como Melquisedec”.
R/. Tú eres sacerdote para siempre.

Segunda lectura
De la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 11, 23-26

Hermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he transmitido:

que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, tomó el pan en
sus manos, y pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: “Esto
es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria
mía”.

Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: “Este

cáliz es la nueva alianza que se sella con mi sangre. Hagan esto en
memoria mía siempre que beban de él”.

Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este
cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva.

Palabra de Dios. Todos: Te alabamos, Señor.

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Monición a la Secuencia

Escuchemos la secuencia que es un himno especial que proclama la

naturaleza del pan divino dado para alimentar nuestra alma y a su vez nos invita
a profundizar en la festividad del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Escuchemos con
atención.
SECUENCIA

El pan que del cielo baja

es comida de viajeros.

Es un pan para los hijos,

¡No hay que tirarlo a los perros!

Isaac, el inocente,

es figura de este pan,

con el cordero de Pascua

y el misterioso maná.

Ten compasión de nosotros,

Buen Pastor, pan verdadero.

Apaciéntanos y cuídanos

y condúcenos al cielo.

Todo lo puedes y sabes,

Pastor de ovejas, divino.

Concédenos en el cielo

gozar la herencia contigo. Amén.

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Monición del Evangelio

En el Evangelio escucharemos cómo en Jesús el pan se convierte en signo
de comunión y fraternidad al ser compartido con los necesitados. El milagro de
los panes, anticipa ya la vida futura de los hijos de Dios en la comunión que no
se puede romper ni fracturar. Escuchemos con atención.

Aclamación antes del Evangelio Jn. 6, 51-52

R/. Aleluya, Aleluya.

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor, quien coma de
este pan vivirá para siempre. R/.

EVANGELIO
† Del Santo Evangelio según san Lucas: 9, 11-17

En aquel tiempo, dijo Jesús habló del Reino de Dios a la multitud y curó a
los enfermos.

Cuando caía la tarde, los doce apóstoles se acercaron a decirle: “Despide a

la gente para que vayan a los pueblos y caseríos a buscar alojamiento y comida,
porque aquí estamos en un lugar solitario”. Él les contestó: “Denles ustedes de
comer”. Pero ellos le replicaron: “no tenemos más que cinco panes y dos
pescados; a no ser que vayamos nosotros mismos a comprar víveres para toda
esta gente”. Eran como cinco mil varones.

Entonces Jesús dijo a sus discípulos: “Hagan que se sienten en grupos

como de cincuenta”. Así lo hicieron, y todos se sentaron. Después Jesús tomó en
sus manos los cinco panes y los dos pescados, y levantando su mirada al cielo,
pronunció sobre ellos una oración de acción de gracias, los partió y los fue
dando a los discípulos, para que ellos los distribuyeran entre la gente.

Comieron todos y se saciaron, y de lo que sobró se llenaron doce

canastos”.

Palabra del Señor. Honor y Gloria a ti Señor Jesús

Se dice credo
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ORACIÓN UNIVERSAL

† Presentemos ahora nuestra oración ante Dios, por nosotros, por la

Iglesia y por toda la humanidad. A cada petición diremos:

Escúchanos Padre.

1. Te pedimos Señor por la Santa Iglesia de Dios, especialmente por

nuestro Arzobispo Don Carlos Cabrero y por nuestra Arquidiócesis,
para que el mensaje de salvación se grabe en los corazones de todos y
sepamos dar respuesta al llamado que se nos hace. Oremos.

R. Escúchanos Padre.

2. Por todas nuestras familias, para que Jesús Verbo Encarnado, se haga
presente en nuestros hogares y todos crezcan en el camino de la fe, la
esperanza y el amor. Oremos

R. Escúchanos Padre.

3. Te pedimos Señor, por los maestros C.C.V.I. y por todos los

trabajadores de nuestra comunidad educativa que tienen en sus manos
tan grande responsabilidad. Oremos.

R. Escúchanos Padre.

4. Te pedimos, Padre, a través de Jesús Verbo Encarnado tú Hijo, que

terminemos este año con la seguridad y confianza de que se alcanzaron
las metas propuestas y te pedimos nos sigas fortaleciendo para
continuar adelante. Oremos.

R. Escúchanos Padre.

5. Por todos nosotros, para que la Eucaristía que nos reúne transforme
nuestro corazón y nos llene de los mismos sentimientos que tenía
Jesús. Oremos.

R. Escúchanos Padre.

† Todo esto Padre bueno y lo que está en nuestro corazón, te lo pedimos

por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén

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ORACIÓN SOBRE DE LAS OFRENDAS

† Señor, concede, bondadoso, a tu Iglesia, y los dones de la unidad y de

la paz, significados místicamente en las ofrendas que te presentamos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO DE LA EUCARISTÍA

En verdad es justo y necesario,

es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias
y alabarte siempre en todo lugar,
Señor Padre Santo, Dios Todopoderoso y Eterno,
por Cristo nuestro Señor. El cual, verdadero y eterno sacerdote,
al instituir el sacramento del sacrificio perdurable,
se ofreció a ti como víctima salvadora,
y nos mandó que lo ofreciéramos como memorial suyo.
Cuando comemos su carne, inmolada por nosotros,
quedamos fortalecidos, y cuando bebemos su sangre,
derramada por nosotros quedamos limpios de nuestros pecados.

Por eso, con los ángeles y los arcángeles

y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

† Concédenos, Señor Jesucristo, disfrutar eternamente del gozo de tu

divinidad que ahora pregustamos en la comunión de tu Cuerpo y de tu
Sangre. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Todos: Amén

“Por la Cruz a la Luz”