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CAP ÍT U L O

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«Y como sucede siempre, si el Estado funciona mal,
no perjudica precisamente a los poderosos».

—Edelberto Torres-Rivas

Comisión de Educación del Congreso de la


República en reunión con diferentes sectores
de sociedad civil.
Fotografía: Edgar E. Sacayon.

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L A C O NST R UCCI ÓN D E
U N E STA D O D EMOCRÁT ICO Un Estado fuerte
y democrático es
P OSC O NF L IC TO aquel que no se sirve
de la violencia para
funcionar.

La calificación de un Estado como fuerte o El Estado puede ser grande pero no fuerte,
débil hace referencia a la naturaleza íntima cuando está influenciado por intereses par-
de su constitución, a la manera como rea- ticulares. Y también es posible la existencia
liza el cumplimiento de sus funciones fun- de Estados fuertes no democráticos, por lo
dantes en relación con la sociedad nacional que se utiliza el concepto Estado democrá-
e internacional. Para darle un tratamiento tico fuerte. Un Estado fuerte y democrático
apropiado, se requiere verlo como un conti- es aquel que no se sirve de la violencia para
nuum que va del Estado democrático fuerte, funcionar.
que es el poder autónomo que realiza satis- Es muy importante establecer esta di-
factoriamente sus funciones democráticas, mensión dependencia/autonomía que ca-
tales como mantener el orden de la sociedad, racteriza a una formación estatal, porque en
la seguridad, la justicia y el bienestar de to- las relaciones de los actores de la sociedad
dos los ciudadanos que forman la nación, la con el Estado aquéllos tratan de manejar a
promoción del desarrollo y la defensa de la éste y restarle autonomía. Es bueno recordar
soberanía. Y, consecuentemente, Estado débil que el Estado –como una red de relaciones de
será aquel poder que tiene un bajo nivel de poder entre personas y grupos– tiende a estar
eficacia, una estructura financiera deficiente dominado por los actores más poderosos que
y que no articula plenamente las funciones operan en la sociedad: grandes terratenien-
estatales mencionadas. tes, capital industrial, agrupaciones militares
Es frecuente la confusión entre la «fuer- o políticas, asociaciones religiosas y otras. Sin
za» y el «tamaño» del aparato estatal. El ta- embargo, la capacidad de desarrollar bienes
maño hace referencia al volumen de la bu- sociales en provecho de los ciudadanos en
rocracia, al número de sectores, secciones, general es inherente al carácter nacional del
jurisdicciones administrativas, a la cuantía de Estado. Es decir, moverse en provecho de to-
recursos financieros, del gasto público y otros dos los intereses que forman la sociedad. El
elementos materiales. Y la fuerza se refiere a Estado debe ser autónomo y estar al servicio
la capacidad de ordenar, de hacer cumplir las de todas las clases y grupos sociales y políti-
normas que estructuran el funcionamiento cos. Esa vocación universal vuelve al Estado,
de la sociedad y el Estado; de implantar su legítimo y democrático. El Estado democráti-
autoridad en donde y cuando sea necesario. co fuerte es autónomo, el débil es dependien-

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te. El fuerte es democrático porque reparte el autoritaria permite formas de participación
poder en condiciones igualitarias, cosa que democráticas, en tanto no alteren el progra-
el Estado débil está imposibilitado de hacer. ma de crecimiento impulsado por las élites.
Finalmente, es necesario utilizar la dia- El Estado fue formándose como un edifi-
da para distinguir entre Estados «fuertes» cio dictatorial con los criollos a la cabeza. Fue
y «despóticos», que sirve para establecer la llamado Estado Liberal por su ideología laica
distancia más importante, la que separa a las y su concepción sobre la nación de ciudada-
democracias y a las dictaduras. La noción de nos, reunió el poder militar y la autoridad ci-
despótico se entiende como el poder que no vil en la figura personalizada del caudillo y su
es legítimo, que no recibe libremente la ad- ejército, subordinó a la población campesina,
hesión de la ciudadanía, el reconocimiento en su mayoría pertenecientes a los pueblos
como autoridad es resultado de la violencia indígenas, ciudadanos y ciudadanas de se-
Desde su que ejercen unos contra otros. El poder más gunda categoría con menos derechos y como
constitución, el Estado fuerte es el consensual y es un Estado débil fuerza de trabajo gratuita, con base en la gran
de Guatemala ha el que utiliza la fuerza para hacerse obedecer. propiedad terrateniente, en la hacienda. Con
experimentado una Desde su constitución, el Estado de estos recursos a su disposición, los criollos,
diversa gama de Guatemala ha experimentado una diversa y luego los mestizo-ladinos, mantuvieron un
regímenes débiles gama de regímenes débiles y autoritarios. Estado que fue siempre despótico.
y autoritarios. En su origen –colonial primero y republi- La condición democrática necesita siem-
cano después– puede calificarse como un pre que el poder que se ejerce se base en el
Estado despótico, y posteriormente como respeto a los derechos políticos, civiles y
una larga dictadura, a pesar del breve lapso sociales. Aun cuando las relaciones sociales
de la década 1944-54. Como se muestra en intracomunitarias y la organización colec-
distintas partes de este informe, desde 1985 tiva, estén señaladas por el temor y la des-
hemos tenido una democracia precaria, con confianza de la élite hacia quien se organiza
un Estado débil. y disiente, en un sistema democrático debe
prevalecer el respeto a los derechos, debe pre-
4.1. ¿Ha sido fuerte por valecer el sujeto como centro, incluso cuando
autoritario el Estado se enfrenta a la autoridad legítima. El Estado
de derecho es la manifestación respetada de
guatemalteco? los derechos políticos, sociales y económicos
En Guatemala, el modelo económico amplía en una comunidad. Estado liberal de derecho
las desigualdades y no se traduce en mejor es una calificación en uso, pero no es lo mis-
calidad de vida, un dualismo estructural que mo que democracia, pues es posible que exis-
ha terminado por reforzar dos sociedades ta un estado de derecho entendido como la
distantes entre sí, desde lo económico y so- subordinación de todos los ciudadanos a la
cial hasta lo político y cosmogónico. La expe- ley y que el poder no sea democrático.
riencia democrática contemporánea convive El siglo XX empieza con la dictadura
con las desigualdades y la pobreza. La cultura cruel de un abogado, Manuel Estrada Ca-

Recuadro 4.1. Las fincas de mozos durante los siglos XIX


y XX: elementos para entender un Estado excluyente
La historia de «las fincas de mozos» aún no ha terminado de escribirse. No obstante, éstas
fueron concebidas por hacendados y habilitadores como auténticas «reservas de trabajado-
res». En principio, habían sido adquiridas por los ladinos ubicados en los pueblos indígenas

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durante el reparto agrario liberal. Al adquirir estas tierras, los ladinos se convirtieron en
arrendantes de las familias indígenas que las habían ocupado sin necesidad de título du-
rante generaciones. Paulatinamente, éstas fueron convertidas en «colonias de mozos» que
debían pagar la renta de sus antiguas tierras a los ladinos. Normalmente, este tipo de pago
se hacía efectivo en días de trabajo en las fincas cafetaleras de la bocacosta del Pacífico. Con
la creciente demanda de trabajadores migratorios después de la primera crisis del café, este
arriendo podía ser de cuatro a seis semanas de trabajo al año por una milpa familiar. Estas
tierras repentinamente podían ser vendidas, hipotecadas o transferidas directamente a una Las comunidades
plantación de las tierras bajas. Básicamente, el hecho de ser propietarios de las tierras podía Mam, Chuj, K’iche’
traducirse en fuerza laboral vendible y móvil1. De este modo, los plantadores de café en la e Ixil, que fueron
bocacosta suroccidental que deseaban asegurarse más trabajadores de los que podían aco- transformadas en
modar en sus plantaciones, organizaron sus propias fincas de mozos. Usualmente, éstas se fincas de mozos,
establecían a alguna distancia de las plantaciones de café y en las localidades de las tierras aunque legal y
altas donde los plantadores reclutaban a los trabajadores estacionales2. económicamente
Aún no queda claro cuántas fincas de mozos existieron en los últimos años del siglo XIX quedaron adscritas
y primeros del XX –dado que los censos de la tierra rara vez identificaron estas propiedades a una plantación de
como fincas de mozos–, pero posiblemente hubo cientos de estas fincas. Cuando se confis- café, cultural, social
caron las fincas de los alemanes en 1940, se incluían largas listas de fincas de mozos, casas y y políticamente
sitios de habilitación adscritas a las plantaciones de café. Las comunidades Mam, Chuj, K’iche’ recrearon
e Ixil, que fueron transformadas en fincas de mozos, aunque legal y económicamente queda- importantes
ron adscritas a una plantación de café, cultural, social y políticamente recrearon importantes espacios de
espacios de autonomía. Precisamente, el no dejar la tierra expropiada era una apuesta a no autonomía.
abandonar sus espacios de reproducción y recreación cultural, era una apuesta a fortalecer la
política comunal y desde allí echar a andar las acciones necesarias para recuperar sus tierras.
La serie de propiedades indígenas que les fueron expropiadas por los potentados ladinos
que vivían en la región fueron luego adquiridas por las empresas transnacionales del café.
Hubo en esos momentos violencia territorial y simbólica, pues indígenas beligerantes que
protagonizaron gestiones legales y diferentes formas de protesta en contra de la expropia-
ción de sus tierras y la imposición de mecanismos de trabajo forzoso, finalmente se vieron
obligados a bajar a la tierra caliente, caminando a pie por veredas de montaña para cumplir
con los 30 días de trabajo en las plantaciones de unos empresarios que nunca conocieron,
ni supieron su nombre.
Las fincas de mozos nos muestran igualmente cómo en las regiones marginales de Los
Altos Cuchumatanes, los pueblos indígenas enfrentaron serios problemas para que se les
reconocieran sus derechos más elementales como ciudadanos, pues al ser expropiados de
sus tierras por parte de las élites ladinas que gobernaban sus pueblos y por diferentes inver-
sionistas extranjeros, se les vedó su derecho como propietarios, se les catalogó como “vagos”,
se les restringió la libertad de circular y trabajar por su propia cuenta, y se les sometió a
mecanismos de explotación similares al de la esclavitud.
Por otro lado, las fincas de mozos nos llevan a pensar en la densidad histórica de la
producción de la desigualdad, el racismo y la violencia en Guatemala, sobre todo cuando
observamos que los mapas de pobreza extrema y de tierra arrasada impulsada por el Estado
durante el conflicto armado coinciden con los mapas de las regiones que se fueron articulan-
do a los circuitos de la agroexportación como pueblos de mozos o espacios de la habilitación
desde fines del siglo XIX y primera mitad del XX.

Recuadro basado en González-Izás, M. (2015).

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brera, al frente de un complejo de fuerzas tocracia que explica la prohibición y castigo
militar/policíaco. Se reeligió cuatro veces y a cualquier tipo de reunión u organización.
gobernó 22 años utilizando el miedo como La dictadura de Ubico es el tipo ideal de
recurso de poder que introyectó en la con- la última etapa de las dictaduras centroame-
ciencia de la ciudadanía, siguiendo una ten- ricanas; marca la concentración de todos los
dencia que se asentó durante el siglo XX y poderes en manos de un caudillo militar, no
que delimitó violentamente las formas de del ejército ni del partido. La raíz contradic-
agencia colectiva de la población. toria de la dictadura ubiquista reside en que
En la década de 1920, Guatemala tuvo es un régimen ilegal pero legítimo, que dicho
experiencias democratizadoras incompletas, de otra manera significa que, por su enorme
elecciones, cambio y la presencia inevitable prestigio como figura de orden, trabajo y dis-
de los militares como invitados permanentes ciplina, la ciudadanía –las clases medias– le
La condición a ocupar el poder. Hubo una estructura con tienen confianza, pero los recursos que utili-
democrática necesita derechos políticos y civiles limitados, y por za para ejercer el poder son ilegales: elección
siempre que el poder primera vez el Estado organizó con éxito un monopartidaria, poder legislativo disminui-
que se ejerce se base régimen monetario permanente, ordenado do, intolerancia a la oposición, personalismo
en el respeto a los por un banco central, con la creación de una extremo, etc.
derechos políticos, moneda nacional –el Quetzal– en paridad Como se ha dicho, la salida de Ubico
civiles y sociales. con el dólar norteamericano, que ordenó el se tradujo en un quiebre de la historia po-
mercado interno y sus vínculos internacio- lítica de Guatemala (y en muchos aspectos,
nales. Para las experiencias nacionales, este de Centroamérica). Su retiro dejó un espa-
fue un Estado fuerte en el seno de una matriz cio importante de diez años, un escenario
económica y cultural muy fracturada. democrático donde aparecieron los nuevos
Llegó el remezón de la gran crisis eco- actores de la vida democrática, los partidos
nómica mundial tardíamente, como ocurrió políticos, las clases medias, las organizacio-
con las economías exportadoras. En el seno nes sociales, los militares como ejército. La
de un creciente desorden institucional fue síntesis democrática permitió la elección de
electo presidente (1931) Jorge Ubico, aris- Juan José Arévalo –civil– y del coronel Jaco-
tócrata criollo, militar de discurso liberal bo Árbenz –militar–, quienes encabezaron
pero radical conservador en la práctica. Por un Estado en construcción. Era un Estado
varias razones, se convirtió de inmediato en fuerte por su alta legitimidad y por los cam-
un régimen de excepción, una dominación bios que impulsó.
violenta que se ejerció sin control, en que las La «contrarrevolución» de 1954 revir-
garantías fundamentales se hallaron abolidas. tió esos procesos y modificó las formas del
En sus visitas a las provincias, Ubico ejerció poder estatal. El proyecto de Estado demo-
funciones judiciales propias de un Juzgado de crático militar (1966/82), se intentó aplicar a
Paz. No fue este un Estado democrático. Fue partir del fin del gobierno de Peralta Azurdia.
un Estado militar concentrando funciones El golpe de Estado de las fuerzas armadas y
judiciales y legislativas, todos los rasgos de el nombramiento del coronel Peralta Azurdia
un Estado despótico. (1963-66/1982-85) cumplió la doble tarea de
De hecho, Ubico fue el último y proba- convocar a elecciones constituyentes y presi-
blemente el más autoritario dictador que haya denciales. Las fuerzas armadas convocaron a
tenido Guatemala. Eso fue así porque se apo- elecciones en 1966; el partido oficial propuso
yó en los elementos más conservadores de la la candidatura militar que debía ganar la pre-
cultura política de una sociedad oligárquica: sidencia. La oposición podía ganar el resto de
en las desigualdades más agudas –apoyadas los cargos, los derechos ciudadanos fueron
en contenidos que fomentan el racismo–, en reconocidos a todos y por primera vez a to-
prejuicios religiosos, en las tradiciones fami- das. El Estado no era fuerte, lo definía una
liares, desconfianza en la ciudadanía, una au- dictadura militar que practicó elecciones pe-

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riódicas, en el seno de la guerra civil. Pasaron de la Guerra Fría. La represión física y psico-
cuatro promociones (Méndez Montenegro3, lógica, la ruptura de lazos comunitarios y el
Arana, Laugerud, Lucas) de 1966 a 1982 en asesinato de millares de personas, produjeron
un régimen despótico que finalizó en 1982, la más grave de las tragedias ocurridas en este
con un golpe de Estado encabezado por una país. No hubo en América Latina una heca-
generación de «oficiales jóvenes» del ejército. tombe parecida, ni por sus causas ni por sus
Fue nombrado el general Efraín Ríos Mon- resultados. Aquí se examina la dimensión po-
tt como Jefe de Estado, llevando a término lítica de esos resultados y de forma directa el
una estrategia militar contrainsurgente que tema del Estado democrático como proyecto
dio como resultado extendidas violaciones a y como esperanza que se planteó en su final.
los derechos humanos, actos de genocidio y El interés se traduce en el análisis del país
delitos de lesa humanidad. Fue derrocado en a partir de 1985, cuando éste se encuentra sa- La represión física y
1983. Dos años después, en medio del con- liendo de la dictadura militar y se vislumbra psicológica, la ruptura
flicto armado, el gobierno militar encabezado un horizonte mejor, con bienestar para las de lazos comunitarios
por el general Mejía Victores convocó a una mayorías. Actualmente, el interés analítico es y el asesinato de
Asamblea Constituyente y a elecciones na- grande y la ansiedad mayor, pues han trans- millares de personas,
cionales, en 1985. currido treinta años desde que la matanza de produjeron la más
La dictadura militar dejó espacio para guatemaltecos disminuyó. La pregunta sigue grave de las tragedias
un régimen de civiles, partidos políticos y vigente: «¿cómo proceder para que el poten- ocurridas en
elecciones, para un ejercicio democrático que cial de los guatemaltecos deje de ser trunca- este país.
empezó en 1986 con el gobierno de Vinicio do?» Este no es un balance sino una contri-
Cerezo y terminó treinta años después, con bución al mismo, en la óptica del desarrollo
el régimen de Otto Pérez Molina, en medio humano en cuyo centro está el ciudadano,
de una crisis que evidenció corrupción a gran sujeto de derechos.
escala –como se verá en el apartado especial
páginas adelante– rasgo inequívoco de debi- 4.2.1. Los efectos de la Gran Tristeza
lidad del Estado. En el periodo del llamado Conflicto Armado
El país, por lo tanto, aunque ha variado Interno (CAI, 1960-1996), convergieron en
en sus regímenes de Gobierno, ha mantenido Guatemala diversos factores que potenciaron
sus rasgos característicos de debilidad, sien- conflictos ya existentes, y que escapan a cual-
do ésta la síntesis de una historia plagada de quier reduccionismo bipolar. Al comienzo de
variadas formas de violencia, resultado de su la segunda mitad del siglo XX, Guatemala era
propia génesis. el escenario de múltiples y profundas divisio-
nes históricas. Las tensiones internacionales
4.2. La posibilidad de que condujeron a la Guerra Fría se profundi-
construir democracia zaban, dividiendo al mundo en bandos afines
a las grandes potencias. En América Latina,
sustantiva en la posguerra esta división condujo al establecimiento de
Esta es una introducción al análisis de las úl- regímenes militares que cometieron viola-
timas décadas de la historia de Guatemala, a ciones a los derechos humanos que han sido
partir de la Gran Tristeza4, como suelen re- ampliamente documentadas. Guatemala no
ferirse en muchas comunidades indígenas al fue excepción, pero la magnitud de la trage-
periodo más violento del Conflicto Armado dia fue mayor.
Interno. Se conoce así al periodo compren- El «conflicto armado» que hubo en Gua-
dido entre 1960 y 1996, caracterizado por temala tuvo en breves momentos los rasgos
una compleja serie de acontecimientos, con de una guerra civil y tuvo extensos periodos
rasgos de guerra civil, resultado de una larga de represión política, cuando fuerzas estatales
historia de conflictos económicos, territoria- operaban contra civiles señalados de pertene-
les e interétnicos reforzados por el contexto cer o apoyar a la insurgencia. Por sus efectos,

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